¿QUÉ ES LA FE? LA FE ABARCA LA VERDAD, EL CORAJE, LA SABIDURÍA Y LA BUENA FORTUNA. INCLUYE LA COMPASIÓN Y LA HUMANIDAD, ASÍ COMO LA PAZ, LA CULTURA Y LA FELICIDAD. LA FE ES ESPERANZA ETERNA; ES EL SECRETO PARA EL AUTO-DESARROLLO SIN LÍMITES. LA FE ES EL PRINCIPIO BÁSICO DE CRECIMIENTO. (LAS DISCUSIONES SOBRE LA JUVENTUD, VOLUMEN 2, PÁGINAS 163/64).

¿QUÉ ES EL BUDISMO? ES EL NOMBRE DADO A LAS ENSEÑANZAS DE UN BUDA. "BUDA" SIGNIFICA "EL ILUMINADO”; ALGUIEN QUE PERCIBE LA ESENCIA O REALIDAD DE LA VIDA EN SU INTERIOR, ES UN SER ILUMINADO A LA VERDAD DE LA VIDA Y DEL UNIVERSO. A DIFERENCIA DE OTRAS RELIGIONES, EL BUDISMO NO ALEGA UNA REVELACIÓN DIVINA. COMIENZA CON UN HOMBRE, QUE A TRAVÉS DE SUS PROPIOS ESFUERZOS Y PERSEVERANCIA, DESCUBRIÓ LA REALIDAD DENTRO DE SÍ Y ENSEÑÓ QUE TODOS PODÍAN HACER LO MISMO. EL BUDA NO PUEDE SER DEFINIDO, COMO UN SER TRASCENDENTAL O SUPREMO. EN ESTE SENTIDO, EL BUDISMO, NO SOLO ES LA ENSEÑANZA DE UN BUDA, SINO LA ENSEÑANZA QUE POSIBILITA A TODAS LAS PERSONAS REVELAR SU NATURALEZA DE BUDA. EL BUDISMO ES UN SISTEMA PRÁCTICO DE ENSEÑANZA QUE NOS PERMITE CONCRETAR EL ESTADO IDEAL DE LA BUDEIDAD… LA PROPIA PERFECCIÓN.

¿QUE ES EL KOSEN-RUFU? “ES LA LUCHA PARA TRANSFORMAR LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS, REVIRTIENDO LA OSCURIDAD QUE RESIDE EN EL INTERIOR DE SU VIDA, HACIENDOLO TOMAR CONCIENCIA DE SU NATURALEZA DE BUDA INHERENTE". LA ESENCIA DE “ESTABLECER LA ENSEÑANZA CORRECTA PARA ASEGURAR LA PAZ EN LA TIERRA” ESCRITO POR NICHIREN DAISHONIN, RADICA EN CONSTRUIR UNA RED DE PERSONAS DEDICADAS AL BIEN. PERO COMO ESTA CONTIENDA IMPLICA TRANSFORMAR DE RAÍZ LA VIDA DE LAS PERSONAS PROVOCARA RESISTENCIA EN CIERTOS SECTORES… ESTA GRAN BATALLA ES LA CLAVE PARA CREAR UN MUNDO DE PAZ Y DE FELICIDAD VERDADERAS, UNA TIERRA DE BUDAS.

YIGUIO Y KETA. PRÁCTICA PARA UNO MISMO Y PRÁCTICA PARA LOS DEMÁS. ESTOS ASPECTOS DEL BUDISMO VERDADERO SON: YIGUIO (PRÁCTICA PARA UNO MISMO) Y KETA (PRÁCTICA POR EL BIEN DE OTROS). AMBOS CONSTITUYEN UNA PRÁCTICA COMPLETA. SON COMO DOS RUEDAS QUE FUNCIONAN AL UNÍSONO PARA ADELANTAR NUESTRAS VIDAS, PARA MANIFESTAR NUESTRA ILUMINACIÓN INHERENTE.

¿QUE ES LA SOKA GAKKAI INTERNACIONAL (SGI)?...ES UNA ORGANIZACIÓN BASADA EN EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN, INSPIRADA EN EL RESPETO A LA VIDA, LA CONCIENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, BUSCANDO DESPERTAR EN LAS PERSONAS EL ESPÍRITU DE RECONOCER, RESPETAR Y APRECIAR LAS SEMEJANZAS Y LAS DIFERENCIAS, PERMITIENDOLES FORTALECERSE Y TRANSFORMAR SU INTERIOR PARA DESARROLLAR SU MÁXIMO POTENCIAL, ASUMIENDO LA RESPONSABILIDAD DE SU PROPIA VIDA Y COMPROMETIENDOSE CON LA SOCIEDAD, EMPRENDER ACTIVIDADES EN SU VIDA COTIDIANA, PARA DESPLEGAR LA CAPACIDAD DE VIVIR CON CONFIANZA, CREANDO VALOR EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA Y CONTRIBUYENDO AL BIENESTAR DE AMIGOS, FAMILIARES Y SU COMUNIDAD…

…UNA DE LAS DIFICULTADES QUE LOS LATINOS TIENEN PARA COMPRENDER EL BUDISMO, radica en lo que el término "religión" significa en su ámbito social… Las religiones occidentales tienen sistemas jerárquicos en los que las reglas y los dogmas se establecen desde arriba hacia abajo… Ellas están basadas en la creencia de una deidad sobrenatural… La relación entre el maestro y el discípulo es interpretada como la de una persona que ciegamente, sigue a otra… VER MAS…

EL ESFUERZO DE NO RENDIRSE JAMAS. Vivimos una vida fragmentada y llena de conflictos. Estamos divididos en centenas de grupos de seres humanos, limitados por el miedo, la vergüenza, la culpa, la ira, las obsesiones y las emociones… esta lucha interna hace que no nos podamos entender… ¿Por que pasa esto...? VER MAS…

LA RECITACION DE LOS CAPITULOS “MEDIOS HABILES” Y “DURACION DE LA VIDA”. Carta a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Este Ghoso, nos acerca a un precepto conocido como “seguir las costumbres de la región”. El significa que, mientras no esté en juego ninguna trasgresión grave, no se debe ir contra las tradiciones y costumbres de un país, región o comunidad, aunque debamos apartarnos ligeramente de las enseñanzas. Este criterio fue establecido por el Buda... VER MAS…

LAS REUNIONES DE DIALOGO O ZADANKAI, SON UN OASIS…En la actualidad, el egoísmo desmedido, provoca profundos trastornos en el corazón humano y estamos perdiendo la coexistencia con la naturaleza; por ello estos mini cónclaves de miembros de todas las edades, razas, intereses y antecedentes, son un foro de intercambio rico y refrescante. En un mundo afectado por la "DESERTIFICACION SOCIAL", estas reuniones son un oasis, en el que los seres humanos en forma individual, se esfuerzan en concretar la paz mundial y la prosperidad de la sociedad humana. ...Como budistas, al establecer una condición de paz interior en la vida cotidiana, contribuimos con la paz del mundo, posibilitando a cada uno, desarrollar su potencial inherente... VER MAS…

LOS PRINCIPALES ESCRITOS DE NICHIREN DAISHONIN, VOL 1, PAGS 3 A 7.

Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y la muerte que ha venido soportando a lo largo de la eternidad y lograr la iluminación suprema en esta existencia, debe percibir la verdad mística que siempre ha existido dentro de su vida. Esta verdad es Myoho-renge- kyo. Por ende, invocar Myoho-renge- kyo le permitirá captar la verdad mística en su interior.Myoho-renge- kyo es el rey de los sutras, intachable en sus principios y en sus palabras.

Estas últimas constituyen la realidad de la vida, y la realidad de la vida es la Ley Mística (myoho). Se la denomina así, porque explica la relación de inclusión mutua que existe entre la vida y todos los fenómenos. Por tal razón, este sutra es la sabiduría de todos los budas.La vida, a cada momento, abarca el aspecto material y el espiritual; el sujeto y el ambiente de todos los seres animados, en todos los estados de la vida, así como el de todos los seres inanimados, desde las plantas, el cielo y la tierra, hasta la más diminuta partícula de polvo.

La vida, a cada momento, impregna el universo y se revela en todos los fenómenos.

Quien percibe esta verdad dentro de sí corporifica esta relación.

Sin embargo, aun cuando usted invoque Myoho-renge- kyo y crea en él, si piensa que la Ley se encuentra fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino cualquier otra enseñanza inferior. "Enseñanza inferior" se refiere a todas las que no son este sutra, que constituyen doctrinas provisionales y transitorias.

No hay ninguna enseñanza inferior que conduzca directamente a la iluminación, y, sin camino directo hacia la iluminación, usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia, a lo largo de innumerables eones. De tal modo, lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible.

Entonces, cuando invoque la Ley Mística y recite el Sutra del Loto, tiene que llegar a sentir la profunda convicción de que Myoho-renge- kyo es su propia vida.. Por lo tanto, Miao-lo condena a estos estudiosos del Budismo y los llama "Jamás busque fuera de usted mismo ninguna de las ochenta mil enseñanzas de Shakyamuni o de los budas y bodhisattvas del universo.

Aunque aprenda las enseñanzas budistas, ello no le evitará en absoluto sufrir como cualquier mortal común, si no percibe la naturaleza de su propia vida. Si busca la iluminación fuera de usted mismo, toda buena acción o disciplina perderá significado. Por ejemplo, el pobre es incapaz de juntar un solo centavo si se limita a contar la fortuna de su vecino, aunque lo haga noche y día. Por eso, Miao-lo señala: "A menos que uno perciba la naturaleza de su vida, no podrá erradicar el karma negativo".

Lo que quiere decir es que nuestra práctica se convertirá en una interminable, penosa austeridad, a menos que percibamos la naturaleza de nuestra vidano budistas". Se refiere al fragmento del Maka shikan que dice: "Aunque ellos estudien el Budismo, sus conceptos equivalen a los de personas no budistas".

Ya sea que usted invoque el nombre del Buda, recite el sutra o tan sólo ofrende flores e incienso, todos sus actos virtuosos sembrarán beneficios y buena fortuna en su vida; con esta convicción, ponga en práctica la fe.

Por ejemplo, el Sutra Jomyo dice que la iluminación del Buda debe hallarse en la vida humana; con esto, muestra que los mortales comunes podemos lograr la Budeidad y que los sufrimientos del nacimiento y de la muerte pueden transformarse en el nirvana. Además, sostiene que, si el corazón de las personas es impuro, la tierra en que viven también es impura, pero que, si el corazón de las personas es puro, su tierra también lo será.

No existen dos tierras que sean pura o impura en sí mismas. La única diferencia yace en el bien o el mal de nuestro corazón.Lo mismo sucede en el caso de un buda y un hombre común: no se trata de dos entidades separadas.

Uno se llama "mortal común" mientras duda de ello; pero una vez que percibe esta verdad, puede llamarse "buda".

Hasta un espejo percudido brilla como una gema, si se lo pule y se lo lustra. Una mente nublada por las ilusiones que se originan en la oscuridad fundamental de la vida es como un espejo percudido, pero, cuando se la pule, se vuelve clara y refleja la iluminación de la verdad inmutable.

Haga brotar una fe profunda y lustre su espejo día y noche, con ahínco y esmero. ¿Cómo hacerlo? Sólo invocando Nam-myoho-renge- kyo, pues la invocación es, en sí, el acto de pulir.Entonces, ¿qué significa myo? Es, sencillamente, la naturaleza mística de nuestra vida, a cada momento, que el corazón es incapaz de captar y las palabras no pueden expresar.

Cuando usted contempla su ichinen en cualquier instante, no percibe ningún color ni forma que le permitan confirmar que existe. Sin embargo, tampoco puede decir que no existe, pues todo el tiempo siente irrumpir en su mente los pensamientos más diversos.

Este ichinen es una realidad insondable, que trasciende las palabras y los conceptos de existencia y de no existencia. No es existencia y tampoco es no existencia, pero exhibe las cualidades de ambas; es la realidad de todas las cosas, la entidad esencial.

Myo es el nombre que recibe esta entidad mística de la vida, y ho es el que reciben sus funciones.

Para referirse a lo místico de esta enseñanza, se utiliza un ejemplo concreto, el de la flor de loto, que se denomina renge.Cuando perciba que su propia vida es la Ley Mística, podrá comprender que ocurre lo mismo con la vida de los demás.

Esa comprensión es el kyo —o sutra— místico. Es el rey de los sutras, el camino directo a la iluminación, pues explica que la entidad de nuestra vida —de la cual surgen tanto el bien como el mal— es, en realidad, la entidad de la Ley Mística.

Si usted tiene profunda fe en esta verdad e invoca Myoho-renge- kyo, sin falta logrará la Budeidad en esta existencia. Por esa razón, el sutra dice: "Después de mi muerte, debéis abrazar este sutra.

Quienes lo hagan, viajarán por el camino directo hacia la Budeidad". Jamás dude en lo más mínimo; mantenga su fe y logre la iluminación en esta vida. Nam-myoho-renge- kyo, Nam-myoho-renge- kyo.Respetuosamente,

Nichiren

De mi puño y letra.

Antecedentes:Unos años después de la primera invocación de Nam-myoho-renge- kyo, Nichiren Daishonin vivía en Kamakura.

En esa ciudad se encontraba la sede del gobierno ("sogunato") , y esta carta fue dirigida a un oficial que servía en el tribunal militar. Se llamaba Toki Jonin y fue un firme seguidor del Daishonin durante toda su vida. Tanto él como su esposa recibieron otras treinta cartas; entre ellas, "Carta desde Sado" y "El verdadero objeto de veneración"."Sobre el logro de la Budeidad" fue escrita en 1255.

En ella, el Daishonin comienza equiparando Myoho-renge- kyo o Nam-myoho-renge- kyo con la verdad de la vida. A lo largo de la historia, la mayoría de las religiones han teorizado acerca de una ley o un ser supremos que trascienden el mundo físico.

El Budismo enseña que la Ley y los fenómenos que observamos a nuestro alrededor son inseparables. Nam-myoho-renge- kyo, la Ley de la vida, da origen a todos los fenómenos, y todos los fenómenos son manifestaciones de Nam-myoho-renge- kyo. A eso se refiere esta carta cuando dice "la relación de inclusión mutua que existe en la vida y todos los fenómenos".

De acuerdo con la doctrina Jodo, este mundo es impuro; pero, más allá del horizonte occidental, yace una tierra pura y magnífica. Es el único paraíso al que los seres humanos pueden aspirar, y eso, sólo después de la muerte. Por lo tanto, el título de este gosho, que implica la iluminación en esta existencia, adquiere un cariz totalmente nuevo.

El Daishonin rechaza abiertamente la distinción entre el Buda y los seres humanos, al decir que no existen diferencias fundamentales entre un buda y un mortal común. Sin embargo, a una persona que sufre a raíz de su ilusión engañosa se la llama mortal común; pero, una vez iluminada, recibe el nombre de Buda.

Una mayor explicación al respecto aparece en "La verdadera entidad de la vida". Todas las personas tienen en su interior el potencial de la Budeidad; por eso, en "Sobre el logro de la Budeidad" dice: "Jamás busque fuera de usted mismo ninguna de las ochenta mil enseñanzas de Shakyamuni o de los budas y bodhisattvas del universo".

Rechaza el concepto de una "tierra pura" distante y la condena en este mundo que ello implica. Una tierra es pura o impura sólo en la medida en que son puros los hombres que la habitan. Tanto la pureza como la impureza existen en esta tierra y varían de acuerdo con la condición de vida de su población; de allí surge el principio budista de unidad entre la vida y su entorno (esho funi).

Luego, Nichiren Daishonin afirma que el único medio para liberarnos de la ilusión y despertar en nosotros la verdad inmutable de la vida es invocar Nam-myoho-renge- kyo. Al hacerlo, creamos un lazo indisoluble con la vida del Buda original, y, a través de él, puede fluir la preciosa herencia de la iluminación.

Más adelante, define el significado literal de myoho o la Ley Mística que es Nam-myoho-renge- kyo. La vida es eterna y repite, continuamente, las dos fases de vida y muerte. En el estado manifiesto (vida) exhibe la cualidad de "existencia" , y en el estado latente (muerte), la cualidad de "no existencia".

Pero la verdadera naturaleza de la vida es mucho más profunda que cualquier conclusión a la que lleve alguno de estos dos conceptos. Myo, que significa `místico', indica la esencia de la vida que no puede aprehenderse con la lógica ni percibirse a través de los sentidos. Ho, o `Ley', indica las manifestaciones de la vida que funcionan de acuerdo con diversos principios naturales.

El Daishonin explica que la vida misma es la entidad del Camino Medio, la realidad de todas las cosas; en otras palabras, Nam-myoho-renge- kyo.Estos conceptos, que constituyen el núcleo fundamental de su filosofía, deben ser estudiados a fondo y utilizados en la práctica, si se desea iluminar la oscuridad innata del ser y convertirla en iluminación, en esta existencia.

TRANQUILIDAD - LOS 10 ESTADOS

En el estado de tranquilidad( también conocido como estado de Humanidad) la persona está en equilibrio, en paz consigo y con el mundo. Es la condición esencial del ser humano. Es un momento de paz y serenidad, semejante al de alguien cuando descansa un poco después de un día arduo de trabajo.
El estado de la serenidad.

" El estado natural de los seres humanos, o sea, de Tranquilidad, es de serenidad. En nuestra propia vida, experimentamos innumerables altos y bajos, pero también disfrutamos de paz y tranquilidad, tales como aquellos momentos maravillosos en que retornamos para casa y nos relajamos después de un día arduo de trabajo. En momentos como ese es que realmente sentimos nuestra humanidad, y es ese sentimiento que caracteriza el estado de TRANQUILIDAD. (Vida—un enigma, una joya preciosa, pag. 183.)

Estado de honestidad.
Es el estado de vida de una persona honesta, que no sucumbe y se esfuerza para cultivar elevados valores. El gran desafío es conseguir mantenerse en el estado de Tranquilidad porque eso exige abnegado esfuerzo.
Un estado neutro y humano.

" El problema es que, en el ambiente en que vivimos, las tribulaciones pueden fácilmente hacernos caer en los Cuatro Malos Caminos (infierno, hambre, animalidad e ira). Si deseamos mantenernos en el estado de Tranquilidad, precisaremos reflexionar sobre nuestra propia actitud, analizar el ambiente en que convivimos y tomar decisiones que correspondan al estado de Tranquilidad.

En ese estado en particular, es posible desarrollar nuestra potencialidades naturales y elevar nuestra condición de vida. Tal vez, la razón del estado de
Tranquilidad encontrarse en el medio de los diez estados de vida sea porque es básicamente un estado neutro a partir del cual se puede ir para cualquier de los otros nueve". ( Vida- un enigma, una joya preciosa, págs. 138- 139.)
 
Tranquilidad x Ira.
Diferente del estado de ira, caracterizado por el ardiente deseo de ser mejor que los otros, el estado de Tranquilidad indica una condición de vida en que la persona vence a sí misma. El estado de Tranquilidad es el primer paso en dirección al auto-control, cuyo punto máximo se encuentra en los estados de Bodhisattva y de Buda.
 
Riqueza interior.
 
Comparando, las personas arrogantes que viven en el estado de ira son incapaces de admitir que exista alguien mejor que ellas. No se doblegan delante de nadie. Sin embargo, como consecuencia se tornan esclavas de su propia arrogancia y dominada por la maldad. En contraste, quienes están en el estado de Tranquilidad respetan sincera y humildemente a las que los superan en sabiduría y habilidades y, como resultado, acumulan riqueza interior.
Aquel que piensa.

El término ser humano en sánscrito es manusa, que significa " ser pensante" o "aquel que piensa". De esa perspectiva, el intelecto es la condición fundamental de la Tranquilidad. Nichiren declara: " El sabio debe ser llamado de humano, y los tontos, de animales". (END, vol.1 pag. 299). Las personas que están en ese estado tienen una habilidad mayor para discernir correctamente el bien del mal que aquellas que están en los tres o en los cuatro malos caminos.

Ocho cualidades de la Tranquilidad.
En un texto llamado Risse Abidon-ron, consta que "Tranquilidad es llamada manusa porque presenta ocho cualidades: inteligencia, excelencia, conciencia a flor de piel, opinión sensata, sabiduría superior, habilidad para distinguir la verdad de la falsedad, habilidad para lograr la iluminación y un karma positivo acumulado en el pasado". (Vida –un enigma , una joya preciosa, pag. 138)
Espíritu de fe.

Alguien que se esfuerza en seguir un camino correcto, torna su vida estable porque no es llevado de un lado para el otro como sucede con una persona de mente arrogante. Considerando esa cuestión de forma más amplia, un camino correcto indica un espíritu de fe. Espíritu de fe puede ser descrito como un modelo o juramento que es interiorizado; un camino de la vida.

Cuando comprendemos que el efecto de actuar sin un espíritu de fe conduce al sufrimiento, y conseguimos controlarnos con nuestro propio intelecto, estamos en el estado de Tranquilidad.

No vivan por los impulsos.
Observando las circunstancias en que vivimos, podemos pensar que sea imposible mantener una postura correcta, basada en una visión correcta de la vida y de la sociedad. Es por eso que muchos toman el "camino fácil".parece fácil vivir por impulso tomando atajos, aún sabiendo que ese camino fácil lleve a una condición de sufrimiento.

Resistir las tentaciones.
El "camino fácil" conduce directamente a los estados bajos. Se queremos continuar viviendo en el estado de Tranquilidad y avanzar para elevar la condición interior, precisamos esforzarnos continuamente para resistir las tentaciones y dificultades y conducir una vida correcta.
 
La educación nos hace humanos.
El hecho de nacer como seres humanos no significa que somos, necesariamente seres humanos. Es la educación humanística que nos hace humanos.


El Buda Nichiren Daishonin afirma repetidamente: "Un vez que tiene la rara suerte de haber nacido en el estado de Tranquilidad, usted debe esforzarse para lograr un estado de vida más elevado aún." (Brasil Seikyo # 1498 marzo 6 1998)
Entender la causa y el efecto.

La habilidad de conocer ampliamente las causas antes de los futuros efectos es, también, la característica de Tranquilidad. En otras palabras, vivir en Tranquilidad significa comprender, en cierto grado, el principio de causa y efecto.
Tranquilidad es estar calmada.

En relación al estado de Tranquilidad, el Buda Nichiren Daishonin declara que " estar calma es Tranquilidad". (END. Vol. 1 pag. 57) Una mente serena o calma es algo que no se puede lograr sin un esfuerzo diligente. Si no emprendemos firmes esfuerzos, inevitablemente nuestra vida será moldeada por el ambiente o por las personas que están en nuestros entornos.

Esfuerzo para mantenerse firme.
La tendencia es, la persona que está en el estado de Tranquilidad ser rápidamente llevada para los tres malos caminos o para el estado de Ira debido a los varios tipos de influencias externas. Eso es evidente en nuestra vida diaria. Es extremamente difícil mantener una mente tranquila y serena. Por poca cosa, puede quedar deprimido o dominado por la rabia.

En busca del estado de Buda.
Tranquilidad significa esforzarse para lograr un estado de vida más elevado. Es estado de Tranquilidad, de una perspectiva de los 10 estados, se encuentra en el medio, es el quinto estado. Porque a partir de el puede suceder de todo: avanzar para los estados elevados o caer en los cuatro más bajos.
Conclusión.

"La persona que se encuentra en ese estado debe hacer uso de las cualidades humanas de la razón y de la conciencia para ejercer control sobre los deseos y las emociones instintivas que hacen manifestar la avaricia , la animosidad, la envidia, y otros aspectos negativos. Es solamente de esa forma que podemos conducir una existencia rica, responsable y de mente amplia." ( Vida- un enigma, una joya preciosa, pag. 140.)

Brasil Seikyo, 16 de octubre del 2010 # 2055)

ALEGRIA - LOS DIEZ ESTADOS

El origen del nombre.
Conocido también como estado de “cielo”, o “mundo de los dioses”. El termino cielo (ten, en japonés) es la traducción del sánscrito deva, un reino en el cual habitan seres celestiales. El mismo término es traducido también como divinidad, que originalmente significa brillar, en el sentido de una luz radiante.

No es un lugar.
En el budismo, el cielo no es considerado como un lugar para donde las personas van después de la muerte. Es un estado de vida que podemos experimentar de momento a momento. Los términos cielo y divinidades se refieren a las funciones de una fuerza universal.

El origen de la religión.
El concepto de cielo sugiere la percepción de las personas de que había una grandiosa existencia que trascendía de los seres humanos. Sus aspiraciones eran dirigidas hacia el cielo. En ese sentido, el resplandeciente cielo debe haberse tornado un tipo de ideal o un modo de vida para ser conquistado. Este modo de vida es el estado de Alegría. La oración y, posteriormente la religión, surgieron de ese deseo de los seres humanos de vivir en el estado de Alegría y del miedo del cielo.

¿ Por qué miedo?
Porque en el Budismo, el estado de Alegría también es conocido como la “morada del demonio”. En general, la practica religiosa puede tender a dos extremos: satisfacer los deseos o negarlos. En el caso del budismo de Daishonin, ofrece el camino del medio.

“Morada del demonio”.

¿Cuándo ese estado se torna la morada del demonio?

Cuando hacemos todo para preservar o conquistar esa condición, sin medir las consecuencias. Es cuando esa busca desenfrenada por la satisfacción de los deseos nos lleva a un punto muerto. Un ejemplo es el mundo actual. Debido al consumismo—satisfacción de todos los deseos—nuestro planeta sufre las devastadoras consecuencias. ¿ Cómo salir de esta encrucijada? (punto muerto). No es injusto que unos pocos se satisfagan y el resto no?(otro punto muerto).
La respuesta se encuentra en el principio de la revolución humana. Por ahora, regresaremos al estado de Alegría.


“ Morada de los dioses”.
La Alegría es la “morada de los dioses” cuando nos sentimos leve, con la sensación de que podemos volar. Nuestra vida fluye como un comercial de margarina. Esta alegría aumenta en una increíble sensación de bienestar, total armonía con el mundo, después de todo, es la sensación de que nada puede perturbar nuestra alegría.

Dejándolo más claro.
No hay nada de malo en desear el placer, el bienestar, buenas condiciones financieras y de salud, etc. En general, lo que motiva un político corrupto, un bandido y un trabajador honesto son mejores condiciones financieras, comodidad, bienestar. Los medios de cómo vamos a lograrlos es que hace la diferencia. Y esa diferencia es sutil, tan sutil que, sin percibir, podemos comprometer o modificar una existencia entera solo para conseguir un minuto de éxtasis. Ejemplos de los que cometen crímenes, una situación de embarazo no planeado, adulterio, etc.

Diferentes tipos de Alegría.
Diferentes tipos de alegría acompañan la satisfacción de diferentes deseos.
Hay por ejemplo, el deseo puramente intelectual que transciende el “mundo del deseo”; el deseo de la belleza, y el deseo espiritual de lograr un sublime estado de vida. Nichiren Daishonin afirma: “ Estar contento es Alegría”. (Cf. END, vol.1 pag 57)

Alegría vs estado de Buda.
Felicidad relativa es Alegría. Y felicidad absoluta es el estado de Buda.

Conclusiones.
El estado de Alegría se concentra en factores externos. Y esos factores externos no nos acompañan en la hora de la muerte. Por eso, sufrimos con la vejez, la enfermedad y la muerte. La alegría del estado de Buda trasciende la muerte. El budismo enseña que es posible vivir en esta condición a cualquier persona. Por eso, por medio de la practica budista vencemos los cuatro sufrimientos. El budismo transciende la Alegría porque es capaz de conducirnos al estado de Buda.

Cuando la barca empieza a volcarse.
Como el foco está en lo externo, los “Alegres” pasan a ignorar su vida interior, y enfocan únicamente en las cosas materiales y externas. Desvían sus ojos de los sufrimientos universales de nacimiento, vejez, enfermedad y muerte, los cuales constituyen los problemas fundamentales de la existencia humana. Mientras la casa está en llama, estamos dentro de dicha casa entretenidos, ignorando el hecho de que seremos quemados también.

Citando el Sutra del Loto.
“ Aún estando sumergidos en ese mar de sufrimientos, los seres humanos se divierten, inconscientes, ignorantes, sin miedo ni temor. No sienten repugnancia ni intentan escapar de eso. En esa casa en llamas, que equivale al mundo tríplice, ellos corren de Este para el Oeste, y aunque encuentren grandes sufrimientos, no se afligen con eso.”
(LS 3.pag. 59).

La frase del título.
En el estado de Alegría, existe una tendencia a la oferta; quien quiere reír tiene que hacer reír! La satisfacción de los deseos (“quien quiere reír) está vinculada y dependiente de los factores externos (“ hacer reír”).
En el estado de Buda es diferente, pues se es naturalmente feliz y conduce a los otros a esa felicidad. No como negocio, es porque hace parte de la persona. En el estado de buda, la persona esta riendo y hace que los otros rían también, espontáneamente.
En una sala oscura, cuando una persona ilumina con una vela, todos los presentes se benefician de la luz.

Deseos mundanos llevan a la iluminación.
Cuando elevamos nuestros deseos, el foco permanece en nuestra vida interior. Cuanto mayor el deseo, mayor la iluminación. Todos los deseos son válidos.
Lo importante es el valor que creamos a partir de los deseos. Es desear el Kosen Rufu con la misma naturalidad y empeño con que se desea un buen empleo, una buena salud, etc. No se debe desear el Kosen Rufu como forma de oferta para realizar deseos personales.

La ambición como trampolín.
El budismo Nichiren enseña que se debe usar la ambición como un trampolín para establecer el camino indestructible para la felicidad. Nuestros deseos de tener las mejores calificaciones en la escuela y llevar una vida tranquila son también deseos mundanos. El ardiente deseo de salvar el Japón y de realizar la paz mundial son también deseos mundanos, una gran ambición. Si tenemos como base la practica de la fe, no habrá problema en desear tales deseos mundanos. Al contrario, cuanto mayor sea el esfuerzo, mayor será la sabiduría del Buda. Ese es el verdadero espíritu del Budismo. (Nueva Revolución Humana. Vol. 6 pag 225)

Brasil Seikyo # 2056 23 de Octubre 2010

SOBRE EL LOGRO DE LA BUDEIDAD EN ESTA EXISTENCIA. por Katsuji Saito, Jefe del Departamento de Estudio de la SGI.

Los antecedentes, puntos clave y la conferencia, fueron dados por el Sr. Katsuji Saito, Jefe del Departamento de Estudio de la SGI. (Material de Estudio del mes de Octubre 2006 - USA)

(The writings of Nichiren Daishonin—“Los Principales Escritos de Nichiren Daishonin”, págs. 3-4; Gosho Zenshu, pág. 383)

“Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y de la muerte que ha venido soportando a lo largo de la eternidad y lograr la iluminación suprema en esta existencia, debe percibir la verdad mística que siempre ha existido dentro de su vida. Esta verdad es Myoho-renge-kyo. Por ende, invocar Myoho-renge-kyo, le permitirá captar la verdad mística en su interior” […]

“Sin embargo, aun cuando usted invoque Myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley se encuentra fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino cualquier otra enseñanza inferior. “Enseñanza se refiere a todas las que no son este sutra, que constituyen doctrinas provisionales y transitorias. No hay ninguna enseñanza inferior que conduzca directamente a la iluminación, y, sin un camino directo hacia la iluminación, usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia, a lo largo de innumerables eones. De tal modo lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Entonces, cuando invoque le Ley Mística y recite el Sutra del Loto, tiene que llegar a sentir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida.
Jamás busque fuera de usted mismo ninguna de las ochenta mil enseñanzas de Shakyamuni o de los budas y bodhisattvas del universo. Aunque aprenda las enseñanzas budistas, ello no le evitará en absoluto sufrir como cualquier mortal común, si no percibe la naturaleza de su propia vida. Si busca la iluminación fuera de usted mismo, toda buena acción o disciplina perderá significado. Por ejemplo, el pobre es incapaz de juntar un solo centavo si se limita a contar la fortuna de su vecino, aunque lo haga noche y día. Por eso, Miao-lo señala: “A menos que uno perciba la naturaleza de su vida, no podrá erradicar el karma negativo”.[1] Lo que quiere decir es que nuestra práctica se convertirá en una interminable, penosa austeridad, a menos que percibamos la naturaleza de nuestra vida. Por lo tanto, Miao-lo condena a estos estudiosos del Budismo y los llama “no budistas”. Se refiere al fragmento del Maka Shikan que dice: “Aunque ellos estudien el Budismo, sus conceptos equivalen a los de personas no budistas”.

ANTECEDENTES

Se presume que Nichiren Daishonin escribió esta carta cuando tenía 34 años, en el año de 1255, dos años después de haber establecido su enseñanza. Fue dirigida a Toki Jonin.

Nichiren estableció su enseñanza en 1253, a los treinta y dos años de edad. Esta carta fue escrita dos años mas tarde, al mismo tiempo que comenzó a propagar sus enseñanzas en Kamakura, la capital y centro del gobierno del Shogun. En la carta, el explica el significado de Nam myoho-renge-kyo, que recientemente había comenzado a propagar.
Para ese entonces, muchos creyentes ya habían abrazado la fe en la enseñanza de Nichiren, incluyendo a Shijo Kingo, los hermanos Ikegami, Kudo Yoshitaka, entre otros. En cuanto a Toki Jonin, el primero de muchos que seguirían, abrazó la fe alrededor de 1254.
Toki Jonin servía al Señor Chiba, guardia de la Provincia de Shimosa, como secretario o ayudante para la familia Chiba. Toki Shonin era muy culto, recibió varios escritos importantes de Nichiren Daishonin, incluyendo, “El Verdadero Objeto de Veneración”, “La Esencia del Sutra del Loto” y “Sobre las cuatro etapas de la fe y las cinco etapas de la Practica”.

PUNTOS CLAVE
En esta carta, el Daishonin explica que invocar Nam-myoho-renge-kyo equivale a percibir la “verdad mística” inherente en nuestra vida. Por hacerlo, dice, la gente puede hacer surgir su Budeidad innata y purificar su vida, logrando así la Iluminación en esta existencia.

Sin embargo, el Daishonin nos advierte que si buscamos a la Ley fuera de nosotros mismos, entonces, por más que invoquemos Nam-myoho-renge-kyo, no podremos lograr la Budeidad.

Es más, el Daishonin explica que invocar Nam-myoho-renge-kyo es entrenar y pulir nuestra vida, por lo tanto, nos enfatiza en que tengamos una fe profunda y que nos esforcemos en la práctica de invocar Nam-myoho-renge-kyo.

Al final, el Daishonin explica el profundo significado de Myoho-renge-kyo como la Ley innata a la vida; dice que la Ley existe en nuestra vida. Concluye su carta declarando: “Mantenga su fe y logre su Iluminación en esta existencia. Nam-myoho-renge-kyo, Nam-myoho-renge-kyo” (“WND”, Pág. 4). El Daishonin deja en claro que lo más importante en el Budismo de Nichiren es desarrollar la fe para lograr la Iluminación en esta existencia.

Para decirlo en forma sencilla, (Punto Clave No. 1) El Budismo enseña sobre la Ley innata a la vida para que la gente pueda establecer correctamente su modo de vivir. En la medida en que creamos en Nam-myoho-renge-kyo como la Ley que existe dentro de nuestras vidas y continuemos invocándola, es en la misma medida en que podremos pulir nuestras vidas y lograr, definitivamente, la Budeidad en esta existencia. Este es el punto básico de esta carta.
Nam-myoho-renge-kyo ha sido la enseñanza central en el Budismo de Nichiren desde sus inicios, cuando el Daishonin comenzó a propagar sus enseñazas. Él mismo invocó Nam-myoho-renge-kyo durante toda su existencia. También les confió a sus discípulos la tarea de propagar esta gran Ley en el Japón y en el resto del mundo para salvar a todas las personas del Último Día de la Ley. A partir de su despertar a la máxima enseñaza del Budismo, el Daishonin comenzó a propagar su esencia: la Ley de Nam-myoho-renge-kyo.

En “Sobre Lograr la Iluminación en esta Existencia”, dos años después de haber declarado su enseñanza, el Daishonin aclaró el significado de Nam-myoho-renge-kyo. Este es el propósito esencial de esta carta. Así que estudiemos este escrito y profundicemos nuestra convicción para compartir el poder de Nam-myoho-renge-kyo con quienes aún no la conocen.

Por lo tanto, me gustaría comenzar leyendo el primer pasaje de esta carta

DISERTACIÓN
1) Superando los sufrimientos de la vida y la muerte

“Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y de la muerte que ha venido soportando a lo largo de la eternidad y lograr la iluminación suprema en esta existencia, debe percibir la verdad mística que siempre ha existido dentro de su vida. Esta verdad es Myoho-renge-kyo. Por ende, invocar Myoho-renge-kyo, le permitirá captar la verdad mística en su interior.”

En este primer pasaje el Daishonin explica que para uno liberarse de los sufrimientos de nacer y de morir, uno debe percibir la verdad mística inherente en todos los seres vivientes y para esto, dice que uno debe invocar Myoho-rengue-kyo.

“Nacer y morir que ha padecido desde el tiempo sin comienzo” significa la repetición eterna de la vida y la muerte. Este proceso de dejar de existir y de volver a existir o reencarnación, no tiene ni principio ni fin, es interminable. Si uno no comprende el significado de la vida y de la muerte, entonces esta repetición interminable se convierte en una serie sin fin de sufrimiento. Esto sería insoportable. Por esta razón, en la tradición budista “nacer y morir” o “la vida y la muerte” son sinónimos del sufrimiento.

Cuando las personas sufren muchísimo en una existencia dada, les es insoportable pensar en repetir una vida así, tan llena de dolor por toda la eternidad. Por lo tanto, desean detener este proceso de nacer y morir e irse a otro lugar para disfrutar la paz y seguridad.
El Daishonin también escribe: “Si Usted desea… y lograr sin falla la Iluminación Suprema en esta existencia”. Al decir: “en esta existencia”, el Daishonin enfatiza a esta existencia presente en particular, por encima de las incontables existencias que hemos vivido hasta ahora. “Iluminación Suprema” significa un buda de Iluminación Suprema. Un buda es alguien que ha despertado a la verdad y por lo tanto es capaz de trascender los sufrimientos de nacer y morir.
En la repetición interminable de nacer y morir uno nació como un ser humano y si uno quiere tomar esta gran oportunidad para detener en esta existencia el ciclo interminable de sufrir y lograr la misma suprema Iluminación del buda, entonces, dice el Daishonin, uno debe percibir “la verdad mística que es originalmente inherente en todos los seres vivientes“.

La verdad mística, originalmente inherente en todos los seres vivientes.
La “verdad mística, originalmente inherente en todos los seres vivientes” significa la verdad maravillosa que existe en toda vida.

Esta verdad mística es la Ley esencial del Universo que sustenta a todas las cosas. Un buda es una persona que ha logrado la Iluminación por darse cuenta que en la raíz de su vida existe esta Ley. En otras palabras, lo que da surgimiento a un buda—es decir, la semilla de la Budeidad— es esta verdad mística.
Esta verdad es difícil de percibir con claridad o de ser entendida por el intelecto, por lo que se la llama “mística”. La verdad mística, por lo tanto, significa la Ley inescrutable o en otras palabras, la Ley Mística.
La Ley Mística es el principio fundamental que sustenta al universo y le da surgimiento a todas las cosas. La palabra Ley en el ámbito del Budismo, deriva de la palabra sánscrita dharma. Uno de los significados de esta palabra es “sustentar”.
Por ejemplo, en la sociedad existe una ley que fundamenta el sistema de tránsito. También hay una ley que sustenta las transacciones comerciales.

También hay una ley que sustenta a muchas otras leyes y en Japón se llama la Constitución. Creo que es igual en los Estados Unidos.
En este sentido, podemos decir que una ley tiene la función de sustentar el orden o valores.

Es más, aparte de las leyes hechas por los seres humanos para realizar sus actividades, existen muchas otras leyes que gobiernan los diferentes aspectos de naturaleza y de la vida, tales como las leyes de la Física, de la Biología, de las Ciencias Sociales y las de los idiomas.

Lo que da surgimiento a estas leyes es la Ley Mística. Es la ley esencial que sustenta todas las cosas. Es difícil entender esta ley, por lo que se le llama mística o más allá de la comprensión. También se la llama maravillosa.

En el centro del Nam-myoho-renge-kyo que entonamos está la Ley Mística myoho.

La Ley Mística sustenta a todas las cosas, incluso a los seres vivientes. En otras palabras, la Ley Mística existe en nuestras propias vidas. Es por esto que el Daishonin la llama “verdad mística que es originalmente inherente en todos los seres vivientes”. Él nos explica que si no percibimos esta verdad mística no podemos lograr la Iluminación Suprema del buda y no podremos detener el sufrimiento interminable de nacer y morir.

Las personas deben percibir la Ley Mística, la cual es difícil de percibir. Muchas podrán pensar: “Nosotros somos personas comunes que no podemos lograr algo tan difícil. Un buda es un individuo extremadamente especial que sí puede realizar una tarea tan difícil”. Esta es la manera en que la gente tiende a pensar al respecto.
En muchas de las religiones del mundo, la mayoría de las personas tienden a pensar en este contexto: “Shakyamuni y Nichiren Daishonin o Jesucristo podían percibir la Ley Mística o a Dios porque ellos eran seres especiales”.
Sin embargo, en este pasaje, el Daishonin dice algo extraordinario. Dice que en esta existencia presente, como ser humano común, cualquier persona puede percibir la verdad mística inherente en todas las personas, dentro de sus propias vidas, liberándonos así, nosotros mismos, de los sufrimientos de la vida y de la muerte. Esta aseveración es asombrosa.

El Daishonin nos explica esto: lo que en la mayoría de las religiones está reservado solo para personas especiales es lo que cada uno de nosotros puede tener en esta existencia presente. A partir de este primer pasaje, el Daishonin está declarando una gran enseñanza religiosa.

El significado de Myoho-renge-kyo
Lo que es más asombroso aún es que el Daishonin identifica a esta verdad mística, inherente en todos los seres vivientes, como Myoho-renge-kyo. Revela el nombre de la Ley esencial, por lo tanto, nos dice que cuando uno invoca su nombre, esto es lo mismo que percibir la verdad mística inherente en toda vida. Esto también es extraordinario.

Shakyamuni percibió la Ley Mística mediante su sabiduría y trató de enseñarles a sus discípulos la práctica para lograr dicha sabiduría. Por el contrario, el Daishonin nos enseña a invocar Nam-myoho-renge-kyo con la confianza de que esta Ley existe dentro de nosotros.
El Daishonin dice: “Por lo tanto, invocar Myoho-renge-kyo le permitirá captar la verdad mística innata a toda vida”. En otras palabras, invocar Myoho-rengue-kyo es igual a percibir la verdad mística. Fue por esto que nació la religión de Nichiren Daishonin. Mediante la invocación de Myoho-renge-kyo, que es el nombre de la Ley, cualquiera puede percibir la verdad mística inherente en toda vida. Invocar el nombre de esta Ley es igual a percibir esta verdad. Por invocarla, uno puede vivir del mismo modo en que lo hace quién percibe esta verdad. La grandeza del Budismo de Nichiren yace en el descubrimiento de esta vía a la Máxima Realidad.
Antes del advenimiento de Nichiren Daishonin, se indicaba a la Ley Mística mediante metáforas debido a que las personas no podían percibirla directamente.

Así mismo, se enfatizaba la grandeza del buda que había despertado a esta Ley, con el fin de motivar el espíritu de búsqueda de las personas. A diferencia de estos intentos anteriores, el Daishonin abrió la vía para que todas las personas manifiesten esta verdad mística en sus vidas—es decir—desarrollar la convicción de que esta Ley ya existe previamente dentro de sus vidas e invocar su nombre.
Cuando esta verdad mística se activa en la vida humana se convierte en la existencia de la Budeidad. El poder ilimitado de la Ley Mística comienza a funcionar, sin obstrucciones e irrestrictamente, manifestándose a sí misma como las diversas cualidades o puntos fuertes de un ser humano.
Por ejemplo, la Ley Mística se manifiesta en el ser humano como valentía; perseverancia; sabiduría para traspasar los obstáculos y en la misericordia de considerar y cuidar a los demás. Estos diversos poderes, descritos como atributos de la vida del buda, surgen de inmediato desde dentro de nuestras vidas. Por invocar el Daimoku (Nam-myoho-renge-kyo) confiando en su existencia, esta verdad mística, y con ella la existencia de la Budeidad surgirá desde dentro de nosotros. Ciertamente, Nam-myoho-renge-kyo es el maravilloso nombre de la Ley Mística. Es el sonido o palabra que puede, libremente, hacer surgir el poder de la Ley Mística.
Sin embargo, hay que resaltar que lo que detiene usualmente la manifestación del poder de la Ley Mística es nuestra propia ilusión o ignorancia, es decir, la Oscuridad Fundamental.
La Oscuridad Fundamental es la ignorancia primordial de la Ley Mística. Debido a esta ignorancia la vida cae en estado de confusión, bajo la influencia de sus impulsos oscuros, conduciéndonos así hacia la infelicidad. En otras palabras, en la raíz de todo sufrimiento y dolor yace la Oscuridad Fundamental.
Por esta razón, cuando despertamos a la Ley Mística se despeja esta Oscuridad Fundamental. Para dar un ejemplo ilustrativo estos beneficios y valores positivos que se tornan manifiestos por la Ley Mística se comparan con el florecer del Loto o renge. Dicho sencillamente, la vida que se ha tornado una sola con la Ley Mística y que por ende se torna capaz de crear valores positivos es Myoho-renge-kyo.
Aunque todas las personas son entidades de la Ley Mística y están dotadas originalmente de la Budeidad, a menos que luchen contra las oscuras nubes de la ignorancia, en realidad su Budeidad no se manifestará. Invocar simplemente Nam-myoho-renge-kyo, como si se tratase de un encantamiento mágico, no nos capacitará de ninguna manera para manifestar nuestra Budeidad innata.

Debe haber un elemento de espíritu de lucha en nuestra práctica.
Myoho-renge-kyo expresa la Ley fundamental del Universo y la grandeza del Budismo de Nichiren yace en crear esta vía de práctica budista: invocar su nombre. Sin embargo, para establecer este sendero firmemente, el practicante que invoca ha de ganar una lucha interior contra la Oscuridad Fundamental, la cual es nuestra propia confusión interior. Así que esta batalla ha de tener lugar dentro de nuestro corazón. En una sola palabra, la descripción de esta lucha interior es fe.
El Daishonin, basándose en el Sutra del Loto, que revela la Iluminación del Buda, descubrió en su propia vida a Myoho-renge-kyo, es decir, la existencia de la Budeidad. Mediante su propia lucha, el Daishonin confirmó y demostró la existencia de esta Ley dentro de uno mismo. Por lo tanto, para manifestar a Myoho-renge-kyo desde dentro de uno mismo, debemos entonar o invocar Nam-myoho-renge-kyo del mismo modo en que lo hizo el Daishonin
La Oscuridad Fundamental se presenta de varias formas diversas, tales como: dudas, inseguridad, sufrimientos, etc. Sólo con el poder de la fe y la confianza es que podemos derrotarlas. Es por esto que el Daishonin enfatiza a menudo la fe libre de dudas.
El Daishonin también dice: “La sola palabra ‘creer es la espada afilada con la cual uno confronta y vence a la Oscuridad Fundamental o Ignorancia”. (“The Record of the Orally Transmitted Teachings”, Págs. 119 y 120).
Lo que más necesitamos es la “espada afilada” de la fe. Esencialmente, retar a nuestras funciones diabólicas significa batallar contra la Oscuridad Fundamental.
Así mismo, cada vez que retamos los diversos obstáculos que se nos presentan en nuestra existencia, estamos, esencialmente, retando a la Oscuridad Fundamental. Si perdemos fe o confianza, es decir, nuestra convicción en nuestra felicidad, en nuestra Budeidad, en lograr el kosen-rufu, sucumbiremos ante los obstáculos que se nos presenten, en la medida que trabajamos por kosen-rufu: Sucumbiremos ante los obstáculos que experimentamos en nuestra vida. Si nos retiramos antes de enfrentarlos, entonces esto ya es una señal de derrota.
En otras palabras, la base de invocar Nam-myoho-renge-kyo es la confianza. Hay dos aspectos en cuanto a invocar Nam-myoho-renge-kyo: la fe y la práctica. En términos de nuestra actitud al invocar Nam-myoho-renge-kyo, la fe es un factor crucial. Y, como afirmación del desarrollo de nuestra fe, físicamente invocamos Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon. Este es el aspecto “práctico” de invocar.

2) Mi vida es un entidad de la Ley Mística

“Sin embargo, aun cuando usted invoque Myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley se encuentra fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino cualquier otra enseñanza inferior. “Enseñanza se refiere a todas las que no son este sutra, que constituyen doctrinas provisionales y transitorias. No hay ninguna enseñanza inferior que conduzca directamente a la iluminación, y, sin un camino directo hacia la iluminación, usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia, a lo largo de innumerables eones. De tal modo lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Entonces, cuando invoque le Ley Mística y recite el Sutra del Loto, tiene que llegar a sentir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida”.

Aquí, el Daishonin nos advierte que aunque invoquemos Nam-myoho-renge-kyo, si pensamos que Myoho-renge-kyo existe fuera de nosotros, entonces, lo que estamos practicando ya no es la Ley Mística. Sería una enseñanza incompleta, por lo tanto, no podríamos lograr la Budeidad en esta existencia.
Por esta razón, el Daishonin nos enseña que cada uno de nosotros debe desarrollar la convicción de que “en cada instante, mi vida es Myoho-renge-kyo,” de que “Myoho-renge-kyo es mi vida misma”, y de que “el nombre de mi vida es Myoho-renge-kyo.” Con esta confianza, nos dice, debemos invocar Nam-myoho-renge-kyo, entonces, nuestro daimoku será el daimoku que nos permite lograr la Budeidad en esta existencia.

El Daishonin dice: “Si piensa que la Ley está fuera de usted mismo....” Aquí, el Daishonin se refiere a las personas que ven al Budismo como una enseñanza que trata de lo externo, como una enseñaza concerniente a cualquiera, menos a uno mismo. Por ejemplo, muchos pueden pensar que los budas y bodhisattvas son grandes y maravillosos, a la vez que piensan que sus propias vidas son insignificantes o bajas. Este es un punto de vista totalmente equivocado, pues aunque parezcan tener una fe fuerte, están viendo a los budas y bodhisattvas como entidades separadas, a la vez que se menosprecian a si mismos. Por esta razón, piensan, efectivamente, que sus vidas nada tienen que ver Myoho-renge-kyo, (la cual se puede describir como el nombre de la Iluminación del Buda o el nombre de la vida del Buda). Esta manera de pensar es la que el Daishonin describe cuando dice: “Si piensa que la Ley está fuera de usted mismo...”
La enseñanza de la “Tierra Pura” es representativa de esta manera de pensar, pues enseña que el Buda Amida vive en la Tierra Pura de la Dicha Perfecta, situada a lo lejos en el este y que se llevará allí a los fieles creyentes cuando éstos mueran. El Budismo de La Tierra Pura enseña que el buda no existe dentro de la vida de uno ni en este mundo. Según esta concepción, los budas y bodhisattvas no tienen relación directa con quienes estamos viviendo en el aquí y ahora.

El enfoque de cualquier religión que trata con lo absoluto tiende a centrarse en lo que está muy separado o alejado de la gente común. Este tipo de religión tiende a promover una fe que venera a lo absoluto y que busca allí su salvación.
Es más, estas religiones tienden a darle lugar a intermediarios entre lo absoluto- bien sea el Buda o Dios- y la gente común. El clero está mas cerca del Buda o de Dios, por lo tanto, el clero es superior a la gente común. Sin embargo, esto se relaciona con el modo de pensar que el Daishonin describe como: “Si usted piensa que la Ley está fuera de usted mismo...”

El Daishonin aclara que si uno invoca Nam-myoho-renge-kyo con esa manera de pensar, ello no constituye la práctica correcta que le permite a uno lograr la Budeidad en esta existencia.
Por el contrario, desde el inicio de la Soka Gakkai en tiempos del Sr. Makiguchi, su primer presidente, los miembros de la SGI han considerado al Budismo como una enseñaza que atañe a sus propias vidas, a su logro de la Budeidad y al establecimiento de la paz en este mundo. Los miembros de la SGI, basados en esta concepción del Budismo, han estado desarrollando su fe e invocando Nam-myoho-renge-kyo. A esto se debe que el kosen-rufu esté progresado enormemente.

Durante la época feudal del Japón había un sistema de parroquias auspiciado por el gobierno que alentó a los sacerdotes budistas a ejercer una gran autoridad en la gente común. Este sistema promovía una relación servil de los creyentes laicos para con los sacerdotes.

Con relación a esto, el Daishonin dice: “Si usted piensa que la Ley está fuera de usted mismo, no estará abrazando a la Ley Mística, sino a una enseñanza inferior.” Aquí, “enseñanza inferior” significa una enseñanza parcial (incompleta) o engañosa..
En general, la religión tiende a centrarse en el clero. Pero el Daishonin era diferente. Basado en el ideal esencial del Sutra del Loto de que todas las personas pueden lograr la Budeidad, el Daishonin trascendió la tendencia innata a la religión de centrarse en el clero y de convertirse en autoritarismo. Desde el comienzo, el Budismo de Nichiren ha tenido esta orientación reformista hacia la religión. A los fines de una reforma religiosa, el Daishonin estableció su enseñanza central en la invocación de Nam-myoho-renge-kyo como la vía para que todas las personas logren la Budeidad.
En esta carta, el Daishonin explica el significado de invocar Nam-myoho-renge-kyo, lo cual constituye la enseñanza y práctica básica del Budismo de Nichiren. Pero repetidamente nos advierte de no buscar a la Ley fuera de nosotros mismos, porque el punto extremadamente importante para nosotros es trascender el destino de las religiones, en cuanto a caer en el formalismo y autoritarismo.
En este sentido, lo que sea necesario para mantener la autoridad y la vida del clero tiende a tomar el lugar central en la práctica de la religión, pero la advertencia del Daishonin en esta carta es de no buscar a la Ley fuera de nosotros mismos, por lo que esto es una refutación general de esta tendencia negativa de la religión.

En nuestra práctica nos esforzamos por invocar Nam-myoho-renge-kyo con la confianza de que Myoho-renge-kyo es nuestra vida misma. Nos retamos para invocar Nam-myoho-renge-kyo con firme convicción en nuestra felicidad y en que lograremos la Budeidad en esta existencia. Es más, nos esforzamos por practicar para la felicidad de los demás, porque no sólo creemos en nuestra felicidad, sino también en la de nuestros amigos. Esta ha sido la orientación de los miembros de la Soka Gakkai desde sus inicios. Esto puede parecer fácil, pero en realidad, es extremadamente difícil. Sin embargo, la SGI ha estado continuamente llevando a cabo estos esfuerzos.
En relación a este pasaje, el Presidente Ikeda comenta lo siguiente: Nos está urgiendo a decidir y creer en que nosotros mismos somos entidades de Myoho-renge-kyo. La Ley Mística es la gran medicina benéfica para aliviar los sufrimientos de todas las personas. También es el maravilloso tesoro a ser descubierto para lograr la felicidad humana. Necesitamos vivir nuestras vidas basados en la Ley Mística y dedicados a ella. Necesitamos llenar y fortalecer a nuestras vidas con esta gran Ley.
“Yo soy Myoho-rengue-kyo”, así ha de decidirlo cada quién. Eso es lo que el Presidente Ikeda dice aquí. Depende de usted. Es usted quién hace que su vida sea una sola con la Ley Mística. Era esto lo que estaba en el corazón del Daishonin cuando enseñó Myoho-renge-kyo. Con esta Ley de Myoho-renge-kyo nos hacemos felices y ayudamos a los demás a lograr ser felices. Traemos paz a nuestras naciones y al mundo entero. Esto es el Budismo de Nichiren La base de todo esto es Myoho-renge-kyo (El Mundo de Nichiren Daishonin, Living Buddhism, septiembre de 2002, Pág. 11).
La Ley Mística es eterna. Es la fuente de todas las cosas. Cuando percibimos que nuestra vida es una sola con la Ley Mística, experimentamos la eternidad de la vida y surge una energía ilimitada Nada puede destruir esto. Pase lo que pase, disfrutamos de un estado de libertad completa. Este es el Estado de vida de la Budeidad. Aquí yace el significado profundo de invocar Myoho-renge-kyo.

Myoho-renge-kyo es la Ley fundamental del universo y es eterna. Todos los fenómenos surgen del gran océano llamado la Ley Mística y retornan a ella. Todas las cosas están en un estado de flujo constante. Lo único eterno es la Ley Mística la cual da surgimiento a todas las cosas y las abraza. El Estado de Buda es el que nos permite manifestar libremente el poder ilimitado de la Ley Mística en nuestras vidas y en nuestras acciones. Nuestras vidas son inherentemente una sola con la Ley Mística. La razón de la enseñanza de Myoho-rengue-kyo es ayudar a todas las personas a experimentar el beneficio de ser uno solo con la Ley Mística.

El Presidente Toda y el Presidente Ikeda enfatizan la importancia de confiar en que nuestras vidas son Myoho renge kyo; en que Myoho renge kyo es nuestra vida misma.
Por el contrario, si la gente le teme a los obstáculos y se queja de ellos, está cayendo en el enfoque: “Si piensa que la Ley está fuera de usted mismo...” ¡Cada uno de nosotros ha de tener cuidado de no caer en esta trampa!
¡Vencer nuestra cobardía y hacer surgir la valentía de retar a cada obstáculo! Esto es de máxima importancia. No importa cuales, ni cuanta negatividad surja, debemos retarlas a todas y sin retroceder ni un solo paso. Cuando desarrollamos la profunda confianza de que tenemos suficiente poder para hacerlo, es decir, el poder de Myoho-renge-kyo, seremos capaces de ello.

El Daishonin escribe: “Los discípulos de Nichiren nada podrán lograr si son cobardes” (“WND”, Pág. 481). También habla de tener el “coraje del rey león” (“WND”, Pág. 997).
Lo más importante es desarrollar el coraje o valentía basados en la fe. Como dije antes, cuando se despejan las oscuras nubes, el sol que ha estado siempre ahí, aparece, iluminando al mundo entero. Igualmente, cuando retamos a todos los obstáculos por hacer surgir valentía con la fe, nuestra naturaleza de Buda emerge. Nam-myoho-renge-kyo es la fe valiente, es la existencia de la Budeidad que surge mediante la fe valiente. La fe es la causa y la Budeidad su efecto. Esta causa y efecto son una sola. La causalidad total de la Budeidad se llama Nam-myoho-renge-kyo.
En esta carta, el Daishonin escribe: “Usted debe hacer acopio de una fe profunda de que Myoho-renge-kyo es su vida misma” (“WND” Pág. 3). Aquí, “hacer acopio de una fe profunda” significa tener valentía y luchar.
Si no invocamos Nam-myoho-renge-kyo con semejante fe, no podemos practicar el Myoho-renge-kyo que el Daishonin enseñó y propagó.

3) La naturaleza de nuestra vida

“Usted nunca debe pensar que alguna de las Ochenta Mil Enseñanzas sagradas expuestas por el buda Shakyamuni durante su existencia, ni que alguno de los budas y bodhisattvas de las Diez Direcciones y de las Tres Existencias está fuera de usted mismo. Su práctica de las enseñanzas budistas no le aliviará en lo más mínimo de los sufrimientos de nacer y morir, a menos que usted perciba la verdadera naturaleza de su propia vida. Si busca la Iluminación fuera de usted mismo, entonces, es en vano el que lleve a cabo diez mil prácticas y diez mil actos virtuosos. Será como el caso del hombre pobre, que se pasa los días y las noches contando la riqueza de su vecino, pero que no obtiene por ello ni un solo centavo. Es por esto que la escuela de T’ien-t’ai hace el siguiente comentario: “A menos que uno perciba la naturaleza de su propia vida, uno no podrá erradicar sus graves ofensas “. Este pasaje implica que, a menos que uno perciba la naturaleza de su propia vida, su práctica se tornará en una austeridad dolorosa e interminable. Por lo tanto, tal tipo de aprendices del Budismo son condenados como no budistas. La Gran Concentración y Percepción afirma que: “Aunque estudian el Budismo, su concepción no difiere de la de los no budistas.”

En este pasaje, nuevamente el Daishonin nos advierte que no veamos al Budismo fuera de nuestras propias vidas. Si buscamos al Budismo fuera de nuestras vidas, entonces, dice el Daishonin, aunque: “llevemos a cabo diez mil prácticas y diez mil actos virtuosos”, no seremos capaces de liberarnos del sufrimiento. Esto es semejante a contar la riqueza de nuestro vecino. Al final se perderán todos nuestros esfuerzos.

También explica que mientras uno se mantenga buscando a la Ley fuera de uno mismo, nuestros esfuerzos serán “una austeridad dolorosa e interminable” debido a que no podremos encontrarla, por más duro que luchemos por ello.

Todos los esfuerzos serán en vano y como el karma permanecerá igual, sin el más mínimo cambio, todo se convertirá en la causa de posterior sufrimiento, por lo tanto, será una “austeridad dolorosa e interminable”.
Al mantener la actitud de que el Budismo sólo se aplica a los demás o a cosas externas, estamos limitando o trivializando nuestra propia vida. Como fue mencionado anteriormente, algunos piensan que existen budas y bodhisattvas maravillosos en lugares remotos, alejados del lugar donde ellos mismos se encuentran. Otros creen que nacerán en otro mundo o paraíso. Estas perspectivas corresponden a la creencia que la ley esta fuera de uno mismo.
Sin embargo, el Sutra del Loto enseña que la Ley Mística se revela en nuestras vidas. Los Budas y las tierras de buda no existen en ningún otro lugar, salvo en nuestro interior. No existen en un lugar distante. El Budismo de Nichiren Daishonin—más específicamente, la práctica de invocar Nam myoho-renge-kyo—ayuda a que las personas cultiven su capacidad de Buda al máximo.
Una de las siete parábolas del Sutra del Loto es la de la joya en la túnica: un hombre pobre visita la casa de su amigo, se emborracha con vino y se queda dormido. Su amigo debe irse en un viaje de negocios. Preocupado por el hombre pobre, antes de partir, le cose una joya preciosa en el forro de la túnica. El hombre pobre finalmente se va, viaja por muchos territorios, sufriendo gran pobreza, inconsciente del gesto generoso de su amigo. (Véase The Lotus Sutra, págs. 150-151.)

Este cuento, por supuesto, simboliza las personas que van por la vida sin dirección, y sin saber de la existencia de la ilimitada fuente de tesoros que existe en su interior. A eso se refiere Nichiren cuando escribe: “Si piensa que la ley se encuentra fuera de usted mismo…” (Los Escritos de Nichiren Daishonin, pág. 2). Las personas buscan la Ley en todos lados menos en donde realmente existe—dentro de su propia vida—es por eso que sufren.
Cuando invocamos Nam myoho-renge-kyo, la Ley que existe en nuestro interior, debemos evitar cometer esta falta. Al enfrentar un obstáculo, debemos aceptarlo como nuestro desafío sin culpar a los demás. De ese modo, podemos saborear el poder del Myoho-renge-kyo y experimentar la felicidad que nosotros mismos hemos construido. Basados en esta perspectiva, practicando el Budismo exactamente como Nichiren lo propagó, nosotros, los miembros de la SGI, hoy somos conscientes del inmenso beneficio de invocar Nam myoho-renge-kyo.
Por esta razón, mientras practiquemos la fe como la enseña la SGI, ninguno de nuestros esfuerzos se perderá jamás. Nunca tendremos que pasar por una “austeridad dolorosa e interminable”. Esto se debe a que nosotros nos retamos para invocar sinceramente Nam-myoho-renge-kyo, disfrutar el beneficio de la práctica budista, a la vez que compartimos la Ley Mística con muchos de nuestros amigos, exactamente conforme con la advertencia del Daishonin: “Un cobarde no puede lograr que alguna de sus oraciones sean respondidas” (“WND”, Pág. 1001).
Como nos lo dice el Daishonin si uno busca la Ley fuera de uno mismo, nuestra práctica se tornará en una “austeridad dolorosa e interminable” y más aún, nos dice que nuestra práctica no será diferente, a pesar de parecerlo, de la práctica de una enseñanza no budista.

Esto es exactamente como lo explica el tratado de T’ien-t’ai La Gran Concentración y Percepción que dice: “Aunque estudian el Budismo, su concepción no difiere de la de los no budistas” (“WND”, Pág. 4). Aquí, “no budistas” se refiere a quienes aparentan creer en el Budismo pero caen en concepciones no budistas.

De este modo, el Daishonin nos advierte repetidamente de no buscar a la Ley fuera de nosotros mismos, así que cada uno de nosotros debe grabarse esta advertencia en el corazón. Si no tomamos esto como nuestro propio reto y en vez de ello, tratamos de escapar de nuestros obstáculos, entonces nuestra práctica no será diferente a la de un no budista.
Nichiren nos advierte repetidamente que no busquemos la ley fuera de nosotros mismos, cada uno de nosotros debe tomar esta advertencia seriamente y grabarla en nuestro corazón. Si escapamos de nuestros obstáculos, y esperamos un tipo de salvación externa, entonces nuestra práctica no se diferencia en nada cuando se compara con la de un no budista. A pesar de que Nichiren enfatiza la importancia de invocar “daimoku de lucha”, en ocasiones las personas invocan Nam myoho-renge-kyo como si se estuvieran quejando. Pero si invocamos daimoku llenos de quejas, el beneficio será mínimo. Invoquemos siempre con gran convicción de que definitivamente vamos a concretar beneficios y de que alcanzaremos la victoria sin falta. Invocar de ese modo es invocar el “daimoku de lucha” que Nichiren nos enseñó.
[1] Anotaciones de T’ien-t’ai sobre “Great Concentration and Insight” (Gran Concentración y Percepción).

LA LLAVE ES EL ESTUDIO DILIGENTE DEL GOSHO

El siguiente es un ensayo del Presidente Ikeda sobre la importancia del estudio de Budismo. Este material tiene el propósito de alentar el estudio.

El primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, estudió con denuedo las enseñanzas de Nichiren Daishonin.

Hay un libro que dejó una impresión tan indeleble como duradera en mi vida: el Gosho que perteneció al presidente fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi. Hoy, se encuentra en exhibición permanente, en el Centro en Memoria del Presidente Makiguchi, en una sala especialmente dispuesta para rendirle tributo.

Yo era muy joven, cuando tuve la primera oportunidad de hojear el libro del presidente Makiguchi. Pude ver en él la solemne evidencia de su dedicación fervorosa al estudio. Abrí la tapa ajada y gastada por el uso, y descubrí que las páginas estaban llenas de líneas rojas y de comentarios en lápiz. Algunos pasajes estaban subrayados no una vez, sino dos. Otros, marcados con líneas punteadas, para darles más énfasis. Y los fragmentos importantes estaban encerrados en recuadros. Había numerosas anotaciones escritas en tinta.

Y, en los márgenes de algunas páginas, cerca de las partes difíciles, había escrito: “Examinar”, o “Volver a examinar”.

Era evidente que el señor Makiguchi había leído el Gosho muchísimas veces…
La apertura de los ojos, en especial, tenía muchos renglones subrayados en rojo. En el margen, había escrito: “¿Qué es un devoto?”, y palabras como “shakubuku”, “gran juramento”, “persecuciones”, y “la cuestión de la retribución inmediata”. Sentí su intensa lucha por capturar el espíritu del Daishonin. En este momento, estoy abocado a preparar una serie de conferencias de estudio sobre La apertura de los ojos, y constantemente llevo en mi alma la seria visión del estudio que aprendí del señor Makiguchi.

Desde que abrazó la fe, a los cincuenta y siete años, el señor Makiguchi estudió el budismo de Nichiren Daishonin con tremenda dedicación. Utilizaba el Gosho concienzudamente, y ponía en práctica su espíritu compartiendo la filosofía y las enseñanzas del Daishonin ampliamente con los demás, así como también refutando lo erróneo y revelando lo verdadero. Aunque la libertad de culto en el Japón se encontraba gravemente amenazada por el militarismo fanático, él llevaba consigo el Gosho cada vez que iba a visitar a los miembros de la Soka Gakkai para darles orientación y aliento, o cuando iba a las reuniones de diálogo, y también cuando refutaba las falsas enseñanzas y denunciaba a los que buscaban subvertir el budismo del Daishonin. A la vez, cuando fue encarcelado, lo primero que pidió a su familia que le enviara fue el Gosho.

La actitud del señor Makiguchi hacia el estudio del Gosho me dejó pasmado de respeto; comprendí qué tarea tan solemne y rigurosa es estudiar el Gosho, y resolví hacerlo denodadamente yo también, volcando hasta la última fibra de mí ser en este gran reto. A la vez, hice el profundo juramento de compartir este extraordinario budismo con las personas del Japón y del mundo entero.

[...]

Este mes de noviembre, cuando los fragantes crisantemos vuelvan a florecer, en todo el país se llevará a cabo el tradicional examen de ingreso en el Departamento de Estudio de la Soka Gakkai (el 20 de noviembre). Además, en febrero del año próximo se realizará el examen de estudio de nivel superior para la División de Jóvenes. No sólo en el Japón, sino también en el resto del mundo, está surgiendo una gran ola de espíritu de búsqueda enfocado en aprender el budismo más profundamente. Siento una tremenda emoción cuando escucho que, en cada país, los miembros están estudiando el Gosho y dedicándose a la gloriosa aventura del kosen-rufu mundial.

El Gosho es la espina dorsal de la fe; como tal, es la firme y recta espina dorsal de nuestra personalidad. Y, también, el pilar de nuestra contienda de palabras. El Gosho es una escritura de esperanza, una fuente de coraje y de sabiduría que abre el camino a la felicidad de todos los seres humanos.

El estudio del budismo nos provee una gran filosofía que actúa como brújula para atravesar los mares tempestuosos de la vida. Cuanto más sólida sea la base de nuestro estudio budista, más se fortalecerá nuestra fe. Si, por otro lado, uno carece de esta columna vertebral y no estudia el budismo, en épocas de crisis se pondrá en evidencia su debilidad.

Durante la segunda guerra mundial, el gobierno militar orquestó una persecución contra la Soka Gakkai que condujo al encarcelamiento de sus máximos responsables. Pero todos ellos abandonaron la fe, uno tras otro. Josei Toda, el discípulo y sucesor del presidente Makiguchi, no ocultaba la ira que le había producido esta actitud, que él atribuyó a la falta de un sólido estudio budista. Estas personas dieron un lastimoso ejemplo de la advertencia que hizo Nichiren Daishonin: “Cuando llega el momento crucial, los necios tienden a olvidar sus promesas”.[1] Los que graban el Gosho en su vida, invariablemente se mantienen firmes y fuertes en las instancias cruciales.

El señor Makiguchi marcó con un signo de atención especial una página del Gosho donde se lee: “Esfuércese en los dos caminos de la práctica y el estudio”.[2] La práctica tiene dos aspectos: se lleva a cabo para uno mismo y también para los demás; esto significa hacer daimoku y transmitir las enseñanzas budistas del Daishonin. La práctica y el estudio son las dos ruedas que impulsan nuestra fe; son el cimiento crucial. Si no prestamos atención a las palabras del Daishonin sobre la importancia de la práctica y el estudio, si no hacemos firmes esfuerzos por estudiar el Gosho, seremos nosotros mismos los que, al final, suframos las consecuencias.

Mi propio Gosho también contiene referencias a los períodos tumultuosos de mi vida. Desde mi juventud hasta la época actual, el Gosho ha sido mi constante compañía en la lucha por el kosen-rufu, ya sea con los fragmentos que estudié junto al presidente Toda como con aquellos que leí durante las horas de más arduos desafíos.

El rugido imponente del Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley, reverbera poderosamente en cada página del Gosho. El amor compasivo del Buda arde con fulgor en cada escrito del Daishonin, y el río de su sabiduría fluye como una corriente majestuosa a lo largo de los textos. El propósito de nuestro estudio budista es asumirnos como herederos de ese espíritu de lucha e incorporarlo en nuestra vida como una postura vital.

Espero que todos aquellos que se presenten a rendir los exámenes del Departamento de Estudio y, en especial, los jóvenes, estudien al máximo de su posibilidad, hasta que sientan que ya no les es posible incorporar una sola cosa más. Esta experiencia de empujar sus límites resplandecerá como uno de los tesoros más inmensos de su vida.

También pido a los miembros veteranos que apoyen a los sucesores que rinden, con la actitud de estar abriendo rutas para los próximos cincuenta años del kosen-rufu, y que den todo de sí mismos para forjar valores humanos sólidos en bien de nuestro movimiento.

En su estudio, por favor nunca olviden que hay que leer el Gosho directamente. Las conferencias y comentarios sobre el Gosho son elementos auxiliares, y es un grave error pensar que uno ha entendido un pasaje o escrito del Gosho que jamás leyó en forma directa. Aunque algunos textos ofrezcan considerable dificultad, por favor léanlos cabalmente. Por muy exigente y agotador que sea lidiar con los conceptos esbozados en el Gosho, allí está el camino hacia la gran victoria de la fe.

[...]

El Daishonin escribe en el Gosho: “El budismo concede una importancia primordial a la victoria o la derrota, mientras que la autoridad secular se basa en el principio de la recompensa y el castigo”.
[3] El señor Makiguchi subrayó este famoso pasaje con una línea roja y escribió al lado, en el margen, también con rojo: “Victoria o derrota”, y “Recompensa y castigo”.

También escribió muchos otros comentarios marginales en importantes fragmentos del Gosho. Por ejemplo, al lado del pasaje que dice: “La ira puede ser una función del bien o del mal”,[4] anotó: “¿Ira pública como opuesta a la ira privada?”. Y al lado del fragmento “Esto concuerda con el principio de que los hombres de gran arrogancia deben terminar inclinándose ante sus enemigos”[5], puso, a modo de confirmación: “Los arrogantes terminan inclinándose ante sus adversarios”.

Al señor Makiguchi lo enardecía la conducta de los individuos arrogantes, que traicionaban la causa del kosen-rufu; personas que fingían actuar en bien de su país y del pueblo, pero que en realidad sólo pensaban en sus propios intereses egoístas. Nuestro fundador respondía a estos sujetos mostrando una conducta de hondos principios; en última instancia, esto lo llevó a dar la vida por sus convicciones y a sufrir insultos y calumnias ignorantes hasta el fin de sus días.

Pero el señor Toda, heredero de su visión, luchó ferozmente contra todos aquellos que amenazaban torcer la enseñanza correcta del budismo.

Del mismo modo, como discípulo directamente instruido por el presidente Toda, yo también rehusé aceptar que nadie causara dolor y sufrimiento a nuestros admirables miembros.

José Martí (1853-1895), paladín de la independencia cubana, dijo: “A diarios hostiles, un diario defensor. A libros enemigos, libros justos. Todo en la lengua hostil, con prudencia a la par que viveza. En suma, un estandarte permanente, clavado en el campo que pudiera convertirse en enemigo”.[6]

El bien debe triunfar. El gran bien se revela cuando uno triunfa sobre el gran mal. Todas las grandes personas de la historia que lucharon por nobles ideales han grabado esta severa realidad en su propio corazón. De la misma manera, en nuestra contienda verbal por los ideales de la Soka Gakkai, tras el ejemplo del Daishonin, jamás podemos negociar en lo más mínimo con la maldad que busca distorsionar o destruir el budismo.

El gran escritor chino y luchador social Lu Xun (1881-1936) dijo que los perpetradores del mal merecían ser claramente castigados. Con la filosa espada de su pluma, Lu Xun sentenció en forma sumaria a todos los villanos que fingían arrepentimiento cuando se los llamaba a la reflexión, sólo para reincidir en sus intentos de traición y de hacer sufrir al pueblo. Entiendo totalmente su furia ante la injusticia, esa “ira pública” a la cual se refirió también el presidente Makiguchi.

La sociedad japonesa hoy es un hervidero de calumnias motivadas en la envidia; hay legiones de sinvergüenzas sin escrúpulos que diseminan el veneno del odio y del resentimiento, y con sus palabras hacen sufrir a la gente.
La única forma de enderezar esta situación perversa es fortalecer nuestra campaña de palabras en bien de la gente, y cerciorarnos de que triunfen el bien y la verdad. Es la forma práctica de promover nuestro ideal, que es “establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra”.

[...]

El célebre escritor francés Romain Rolland (1866-1944) declaró que para poder proyectar la luz del sol a los demás, primero nosotros mismos debíamos estar iluminados por este resplandor.[7] Ese sol existe en la SGI. Nosotros practicamos el budismo del Sol, que ilumina a cada uno de nuestros semejantes con la brillante luz de la esperanza.

Tenemos un tremendo poder y una importante misión. ¡Como orgullosos protagonistas de este movimiento Soka, abracemos la sublime filosofía del budismo de Nichiren Daishonin y emprendamos una valerosa partida juntos, en nuestra noble lucha por concretar el ideal del kosen-rufu y crear una resplandeciente era de humanismo!

Traducción del original en japonés.

[1] The Writings of Nichiren Daishonin (WND), pág. 283.
[2] WND, pág. 386.
[3] Ib., pág. 835.
[4] Gosho zenshu, pág. 584.
[5] WND, Pág. 578.
[6] MARTÍ, José: Nuevas cartas de Nueva York, México, Siglo Veintiuno Editores, 1980, Pág. 100.
[7] ROLLAND, Romain: John Christopher: Journey’s End (Jean-Cristophe), trad. por Gilbert Cannan, Londres, William Heinemann, 1921, pág. 184.

COMO TENER UNA PRACTICA INQUEBRANTABLE. DAISAKU IKEDA

Muchas personas se enojan y acongojan ante fenómenos que son en realidad reflejos de sus propias vidas, del estado de sus mentes y de las causas que crearon.
En realidad, las personas que nos rodean reflejan nuestra condición de vida. Nuestras preferencias personales, por ejemplo, están reflejadas en sus actitudes. De todos modos, muchas personas no entienden esto y tienden a culpar a otros por sus problemas.
Daisaku Ikeda

Desde el momento en que abrazamos el Gohonzon que Nichiren Daishonin nos legó para nuestra felicidad, con toda seguridad habremos escuchados ciento de veces que todo en nuestras vidas - toda alegría y tristeza- es el efecto de nuestro Karma.

La teoría de la responsabilidad kármica es bastante simple de entender, pero actuar en base a ella es materia difícil. Reconocer que depende de nosotros, especialmente algo que nos hace sentir emociones tales como ira, miedo y resentimiento, requiere de valentía y honestidad.

El Budismo clarifica nuestra posición kármica con la inseparabilidad de la vida con su medio ambiente.

Podemos ver nuestro Karma y la única clave que indica que el problema se encuentra dentro de uno es que se refleja en nuestro ambiente. Hasta que verdaderamente experimentamos los frutos de aceptar nuestra responsabilidad kármica - un rompimiento o liberación de algo que nos ha plagado casi toda la vida - tendremos la tendencia a ignorar el problema, deseando que se vaya, o concentramos energías tratando de cambiar nuestra situación externa o el comportamiento de otra persona.

Pero, ¡caramba!, el mismo karma continúa dándonos en la cara. Mientras pensemos que la culpa es del otro, nuestra vida permanece consumida por la culpa que nos atribuyen los demás y atormentada por nuestra propia inhabilidad de controlar esos fenómenos exteriores.

Sin tener intenciones de hacerlo, hemos asumido la posición de víctima. ¿Y la ira y el resentimiento, no nos hacen sentir horribles? ¿No obstaculizan los beneficios del maravilloso Gohonzon?.

Puede que hayan escuchado esta analogía: Tomen un vaso de agua. Aparenta ser clara, pero en el fondo se acumula una capa de sedimento. El agua es nuestra vida, esa fuerza que llamamos naturaleza de Buda. El sedimento es nuestro Karma.

Lo sucio representa la gente y los eventos de nuestras vidas. El agua no se hubiera puesto oscura de no ser por nuestro Karma. Observen que, sin él, sería difícil ver nuestras propias vidas, no existiría nada para purificar nuestra naturaleza de Buda - así como ningún loto crece sin un estanque con lodo.

Rehusar asumir nuestra responsabilidad kármica disminuye el poder del Gojonzon en nuestras vidas, significa también que estamos buscando la ley fuera de nosotros: "Pensar que otras personas deben ser responsables por nuestra felicidad, o que no seremos felices hasta que alguien cambie, pueden ser ejemplos de buscar la Ley fuera de nosotros". (Seikyo Times, Julio, 1990. P. 17)

Tenemos esta magnífica práctica para lograr cambios necesarios dentro de nosotros, en otras pabras, hacer revolución humana. Debido a la inseparabilidad de la vida con el medio ambiente, podemos ver los cambios que hemos deseado para nuestro ambiente.

Puede requerir entonar mucho Daimoku sincero para sincronizarnos con esta verdad. Asumir nuestra responsabilidad por nuestra vida entera es un acto de valentía porque incluye abrirse al espíritu de la disculpa (Zangue).

El budismo no es pensar: "soy una mala persona", sino un reconocimiento de nuestra responsabilidad de haber hecho las causas que crearon la situación.

¿Qué actitud debemos cultivar al enfrentar esta dolorosa verdad que aparece de vez en cuando?

Hay personas que se sienten avergonzadas, descorazonadas o cobardes si algo negativo le ocurre.

Estrictamente hablando uno degrada la ley manteniendo esos pensamientos negativos.

Cuando llega la situación crítica, todo lo que tenemos que hacer es avanzar con nuestra cabeza en alto, resuelto, orgullosos y valientes. (Seikyo Times, Febrero, 1990. P. 1)

Vencer los problemas de manera budista.

En el nivel mas profundo, aceptar nuestro karma es aceptar nuestra misión de bodisatvas de la tierra. En "La Nueva Revolución Humana", el protagonista, Shin' ichi Yamamoto, busca animar a una mujer que lamenta su karma.

Cuando ella acababa de mudarse a un país nuevo y extraño, su esposo murió repentinamente.

Desesperada le dice ha Shin'ichi: "creo que debo tener un karma espantoso".

Él le asegura que "el sufrimiento y la mala fortuna que padeces existe para que puedas completar tu única y noble misión".

Y sigue diciendo: El budismo enseña que aquellos que lo practican escogieron nacer en circunstancias adversas para poder ayudar a los demás.

Deliberadamente hemos escogido nacer en medio de personas que sufren y ahí propagar la Ley Mística. Podemos decir que karma es otra palabra para misión. (Volumen 1, pág. 252-254)

Triunfando sobre nuestras adversidades particulares, podremos mostrar la absoluta seguridad del Budismo del Daishonin a otros. Y para nosotros, cuando finalmente triunfamos sobre un sufrimiento particular, lo que permanece es una sensación vibrante de libertad, una libertad y un poder de no temer a nada por la absoluta confianza en nuestra propia naturaleza de Buda.

No representaremos el papel de víctima, sino el de vencedores.

Esta es una práctica para toda la vida. Si nuestra meta es la paz mundial, nos impulsará como un cohete a través de la más ardua de la pruebas.

Mientras vivimos el drama y hacemos este trabajo duro para nosotros mismos, debemos celebrar los aspectos positivos de nuestra personalidad y valorizar cuán lejos hemos llegado.

EL COSMOS MAGNIFICO. DAISAKU IKEDA.

Disertación de Daisaku Ikeda pronunciada en la Universidad Estatal M. V. Lomonosov de Moscú, Rusia, el 17 de mayo de 1994.

Hoy se me ha brindado la oportunidad de hablar en este amado Palacio de la Cultura, una vez más, al igual que hace diecinueve años.


Permítanme asegurarles que considero esta ocasión un verdadero placer; nada me hace tan feliz como reunirme con los estudiantes y compartir ideas con ellos.

Quisiera expresar mi agradecimiento más profundo al rector Viktor Sadovnichy y a cada miembro de la universidad que ha contribuido a que este encuentro fuese posible.

En enero de este año, los alumnos de la Universidad Estatal de Moscú manifestaron su voz en una reunión informal entre el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, y los ciudadanos moscovitas. Su activa participación fue televisada aun en el Japón.


Una alumna de esta institución dijo al presidente Clinton, en un inglés perfectamente fluido, que Rusia tenía grandes reservas de energía espiritual y que, según su convicción, el país se convertiría en un centro cultural de importancia internacional en el futuro cercano.

Fue un impactante voto de confianza en la grandeza perdurable de su país.

El credo de Mijaíl Lomonosov

El dignísimo fundador de esta universidad, Mijaíl Lomonosov (1711-1765), compuso estos nobles versos segundos antes de morir:

Cuando nuestra vasta y hermosa tierra

sea asolada por la desventura,
ésa será la hora de que Rusia
dé a luz jóvenes bravíos y brillantes,
dé a luz la progenie que ira
tras los pasos de la senda que yo abrí.

Ya transcurrieron doscientos cuarenta años desde la fundación de esta casa de estudios superiores; ustedes respondieron con holgura a la noble exhortación de quien la fundó.


Pueden estar orgullosos de que su alma máter haya escrito una historia educativa tan gloriosa y sublime.

Estoy absolutamente convencido de que los jóvenes del mundo entero, al igual que los estudiantes de esta eminente institución, son la esperanza ilimitada del futuro, tanto en su propia tierra como en el resto del globo.

Un fragmento de las escrituras budistas nos dice: "Si queréis conocer los resultados que se manifestarán en el futuro, mirad las causas que existen en el presente".

Muchos japoneses criticaron mi decisión de venir a este país, cuando inicié los preparativos de mi primera visita, en 1974.


"¿Por qué razón debe un educador budista viajar a un Estado cuya ideología precisamente rechaza la religión?", reclamaban.

Mi respuesta fue que iría "porque allí hay seres humanos".

Dos décadas después, en una época que muchos llaman el "ocaso de las ideologías", es más importante que nunca que nuestra mirada se centre en el ser humano y en la forma correcta de vivir.

El gran escritor ruso contemporáneo Aleksandr Solzhenitsyn da elocuente testimonio de esta verdad:

La estructura del Estado es secundaria, si se la compara con el espíritu de las relaciones humanas. Si existe integridad en los hombres, cualquier sistema honesto es aceptable; pero si existen rencores y egoísmos, hasta la democracia más avasalladora sería intolerable.


Cuando el pueblo carece de justicia y de honestidad, esta falta se pone de manifiesto y aflora en cualquier sistema.

Todo comienza y termina en el ser humano.


...Y sin embargo, como reconoció Tolstoi, el hombre sigue siendo el mayor de todos los misterios.

Desde los tiempos más remotos, se ha otorgado una enorme trascendencia a la pregunta por la esencia del hombre.

Con todo, al cabo de milenios de indagación, no podemos decir que el misterio se haya resuelto.

Sabemos que los postulados científicos o económicos no bastan, por sí solos, para definir la felicidad humana.

Y... aunque el género humano ha heredado un grandioso legado espiritual de su pasado, como muchos de nosotros coincidimos en notar, cabe preguntarnos si lo estará aplicando realmente en la sociedad contemporánea.

Los años finales del siglo XX nos encuentran envueltos en una niebla tan densa y oscura, que hará falta una fuente de luz muy potente y brillante para iluminar la condición humana.

Ser maestro de uno mismo

"¡Vivan fieles a ustedes mismos!", solía proclamar a viva voz mi maestro Josei Toda, segundo presidente de la Soka Gakkai.


Sobrevivió a dos duros años de cárcel durante la Segunda Guerra Mundial, y salió de ese espanto más decidido que nunca a trabajar por la paz.

En la anomia que se cernía sobre el Japón luego de la derrota bélica, mientras el pueblo se debatía entre la desolación espiritual y la subversión de todos los valores establecidos, Toda regresó al mismísimo punto inicial, a la condición humana, y nos exhortó a que recreáramos nuestra propia revolución humana interior.

Su enseñanza revitalizó la enseñanza del buda Shakyamuni: cada uno es su propio maestro, y uno tan bueno, como ningún otro podría serlo; si nos disciplinamos bien, lo que obtendremos será un maestro sin parangón.

A este mismo proceso, en términos modernos, lo llamamos "revolución humana".

El talentoso escritor ruso Dimitri Merejkowski (1865-1941), aludió a una verdad parecida cuando expresó: "Dios ha ordenado al hombre que fuese amo de sí mismo".


Son palabras que repite en tres ocasiones, al comienzo de su Pedro y Alexis: La saga de Pedro el Grande. A través de la historia espiritual rusa, fluye, como una corriente subterránea, firme y majestuosa, la eterna pregunta: "¿Cómo ser maestros de nuestra propia vida?".

He aquí el dilema que, creo, ha tenido en vilo al pueblo ruso en los tiempos premodernos, quizá con mayor pasión que en ninguna otra época de la historia mundial.

Esta preocupación se refleja claramente en la vida de Pedro el Grande (1672-1725).


A los historiadores les ha sido imposible establecer un juicio de consenso sobre este individuo formidable.

Por un lado, la introducción de ideas y tecnologías occidentales modernizó y desarrolló a Rusia.

Por otro lado, sus reformas causaron muchos problemas al pueblo ruso de aquella época, particularmente porque el régimen autoritario de Pedro las impuso en forma brutal.

Así pues, algunos historiadores ven a este zar como un diablo, mientras que otros lo respetan como a un santo.

Así y todo, hay algo en lo que todos coinciden: Pedro el Grande fue un hombre colosal, que dedicó la vida a responder la inagotable pregunta sobre el dominio de la propia vida.

Aleksandr Pushkin ensalzó a Pedro el Grande como un soberano del destino; el historiador decimonónico Aleksandr Herzen lo describió como el primer individuo liberado que existió en la historia rusa.


Cual Atlas, el héroe mitológico que sostenía con su fuerza los pilares del cielo, Pedro el Grande llevaba sobre un hombro su destino personal; sobre el otro, el destino de toda Rusia.

No obstante, aun desde los tiempos de Pedro el Grande, Rusia ha venido tratando de digerir la influencia omnipresente de la civilización occidental moderna, y no es la única en estos desvelos.

La compleja influencia occidental se observa, inicialmente, en los sistemas militar y económico, lo cual, a veces, produce una transformación absoluta en la tecnología bélica.

A partir de este fenómeno, la cultura queda afectada de tal manera, que la mismísima identidad popular se ve jaqueada y hasta desdibujada.

Esta preocupación también se vislumbra en los escritos de Natsume Soseki, uno de los escritores modernos más populares del Japón.


Soseki intentó definir una identidad nipona en medio de los drásticos cambios que convulsionaban al país, luego de que éste abriera las puertas a la modernización.

Cuando hablaba sobre el caos reinante en sus años de juventud, y sobre la impotencia que esto le producía, manifestaba: "Sentía como si me hubiesen encerrado en un saco, del cual no lograba escapar".

La declinación de la espiritualidad

Si bien el Japón cambió de un modo radical en los cien años transcurridos desde que Soseki escribió estas palabras, dudo que los jóvenes japoneses de hoy realmente se sientan satisfechos o felices con el statu quo.


Es un error equiparar la dicha a la opulencia material: la felicidad que prodiga esta última es siempre de índole relativa y, a la vez, transitoria.

La mayoría de los jóvenes nipones se sienten alienados y faltos de ideales. Por cierto, nunca han tenido tanta libertad como ahora, pero, por otro lado, carecen de un norte claro que les infunda sentido o propósito a sus actos.

Son muchos los jóvenes confundidos y presas de la incertidumbre; viven sólo en función del momento o del placer inmediato.

Encuestas recientes, efectuadas a estudiantes de segunda enseñanza de todo el mundo, revelan que, entre los jóvenes japoneses, es más marcada la tendencia a descreer del futuro, a no tener esperanzas y a darse por satisfechos con la comodidad momentánea.

No puede negarse que, si bien el Japón está gozando de una prosperidad económica sin precedentes --al menos en estos momentos-- también su espiritualidad se ha estancado.

Los jóvenes ya no se preguntan cómo debe hacer el hombre para ser maestro de sí mismo; ya no buscan ser soberanos de su propio destino.

Por supuesto, siempre hay quienes escapan de esta triste regla, que piensan más allá de sus preocupaciones inmediatas e intentan hallar el sentido de sus actos.


Algunos poseen una clara conciencia de su propia sociedad y aspiran a un nuevo orden mundial, signado por la paz.

También hay otros que no temen preguntarse, seriamente, cuál es la mejor forma de vivir.

Su presencia, que se destaca sobre un panorama general de jóvenes apáticos, renueva mis esperanzas en el surgimiento de una nueva filosofía, una nueva religión que conduzca a las personas hacia el bien, la construcción y la creación.

Entonces pues, ¿cómo hacemos para llegar a ser maestros de nosotros mismos?


En mi afán de hallar respuesta, acudo a los pensamientos del gran filósofo Nikolai Berdyayev:

Jamás he intentado --voluntaria o involuntariamente-- encerrarme en un mundo privado y propio.


En cambio, deseé hallar un camino que me condujera al exterior abierto, para estar presente en el mundo y hacer que el mundo estuviera presente en mí.

Presente pero peligrosa y libremente...

El hombre es creado como un microcosmos y su vocación es "re-crear" el cosmos dentro de sí.

Berdyayev expresa la satisfacción palpable de quien llega a ser maestro de su propia vida.


Esa evocación de un estado ilimitadamente vasto, donde prima la comunión con el universo, tiene mucho en común con las ideas del Budismo Mahayana.

El Mahayana analiza tres niveles de transformación en la vida del individuo y en el desarrollo de la personalidad: "el despertar o abrirse", "el estar perfectamente dotado" y "la revitalización".

Quisiera analizar estas ideas budistas, en la medida en que se relacionan con el orden fundamental, la universalidad y la autorrenovación.

También me gustaría centrarme en el poderoso latido del humanismo ruso, que aspira siempre a un estado de vida más elevado y más profundo.

El orden fundamental de la vida

El primer nivel, el "despertar", se refiere a la experiencia vital de un individuo que toma conciencia del orden fundamental de la vida.


El Budismo enseña que cada uno de nosotros posee el estado de Buda, es decir, la semilla o el potencial para cultivarnos a nosotros mismos como seres humanos ideales.

La naturaleza de Buda posee una esencia indestructible y pura como el diamante, desprovista de toda corrupción o mácula.

Cuando se manifiesta, se convierte en un núcleo de vida que, al hacer posible el dominio del propio ser, determina nuestra felicidad.

Pero, en nuestra existencia diaria, la Budeidad se halla profundamente enterrada bajo las más diversas ilusiones, es decir, conceptos errados, falsos o prejuiciosos.

Por ende, debemos quebrar esas muchas y gruesas cáscaras de ilusión que la cubren y abrir un portal que nos ponga en contacto con dicha naturaleza de Buda, hasta hacerla florecer.

Apartar dichas ilusiones es tomar contacto con el orden fundamental inherente a cada ser humano.

La enseñanza más elevada del Budismo Mahayana, el Sutra del Loto, contiene una diversidad de parábolas, para aquellos que, por estar convencidos de que el Buda es una suerte de ser mítico y distante, no pueden aceptar el hecho de poseer en sí mismos la naturaleza de la Budeidad.


Una de ellas cuenta la historia de un hombre menesteroso, que visitó el hogar de un amigo rico.

Al cabo de una grata charla y de momentos de solaz, el hombre pobre sintió que el sueño lo vencía.

Su próspero amigo, preocupado por el bienestar de aquel, cosió en secreto una joya muy valiosa en el forro del manto que el hombre pobre vestía, sin despertarlo.

Cuando éste abrió los ojos, a la mañana siguiente, se despidió y se marchó sin sospechar siquiera que llevaba en el manto una piedra preciosa de tanto valor.

Así continuó su vida de privaciones, hasta que, un día, por casualidad volvió a encontrarse con el generoso amigo de antaño.

El hombre se quedó atónito al ver que el otro seguía viviendo en condiciones extremas y, al contarle sobre la joya cosida en la túnica, vio que su compañero se regocijaba con la noticia.

La joya es la naturaleza de Buda que todos poseemos, ya sea que tengamos conciencia de ella o no.


Representa el orden fundamental de la existencia humana, un cimiento tan firme como el que describió el gran matemático griego Arquímedes cuando dijo: "Dadme un firme punto de apoyo y moveré el mundo".

Nadie es tan poderoso como aquel que ha tomado contacto con este orden fundamental de todo lo que existe.

Ana Karenina es una novela del genial León Tolstoi, uno de mis autores favoritos.


Levin, portavoz del pensamiento del autor, se pregunta sobre el significado de la vida.

En otras palabras, busca el orden fundamental de la existencia. En una escena célebre, es esclarecido por las palabras de un campesino:

Algunos hombres viven para sus necesidades inmediatas y no piensan en otra cosa. Basta con mirar a Mityuka, quien sólo piensa en llenarse la panza. Pero Fokanich es un anciano recto. Él piensa en su alma. No se olvida de Dios.

Estas palabras de un simple labriego conmueven el corazón de Levin con la potencia de un rayo.


Es una de las escenas más memorables y logradas de la literatura mundial, en cuanto a describir el despertar de un hombre a través del esclarecimiento que otro le infunde.

¡Cuán cierto es que, cuando uno toma conciencia del orden fundamental --en palabras de Tolstoi, "pensar en el alma"-- también se le revela un mundo inesperado y enteramente nuevo, en toda su gloria y su energía!

Este conmovedor tránsito de la oscuridad a la luz, de la ilusión al despertar, aparece con frecuencia en las obras de Tolstoi. Se muestra de un modo primitivo y tosco en sus primeros libros, como Los cosacos (1863), y culmina en las cavilaciones de Pierre en La Guerra y la Paz y de Levin.


Esta gran emoción humana que de pronto se impone e irrumpe en la vida de sus protagonistas, tras muchas pruebas y padecimientos, sin duda ha dado luz a poderosos ecos en el corazón de los jóvenes, precisamente porque se trata de algo fresco y sin adornos.

Tolstoi también tenía conocimiento de las enseñanzas budistas.


El dinamismo vital que plasmó en cada escrito tiene mucho en común con la visión dinámica de la vida que expone el Sutra del Loto.

Este y aquellos son, por igual, un himno triunfal a la gloria de la vida. Después de todo, somos "juncos pensantes", como escribió Blas Pascal.

La prueba de nuestra condición humana yace en nuestra capacidad de construir firmes conceptos sobre la vida, la sociedad y el universo.

La felicidad se logra cuando uno establece sus propias metas y se empeña en concretarlas hasta sentirse satisfecho, hasta poder vivir sin arrepentimientos.

El principio de lo "perfectamente dotado"

"El principio budista de "lo perfectamente dotado" nos asegura que ese orden fundamental, del cual tomamos conciencia, no es parcial ni está sujeto a prejuicios.


En otras palabras, es algo integral, capaz de abarcarlo todo y de envolver por igual no sólo al género humano, sino también a la naturaleza y al universo.

Se refiere a la universalidad y a la armonía subyacentes a la vida, de naturaleza muy diferente de la que plantean la ciencia o la razón.

Estas últimas son nociones abstractas, contenidas en sí mismas, impersonales y estructuradas. Dentro de su propia esfera, ejercen un inmenso poder, en la medida en que han transformado la vida a velocidad vertiginosa.

Pero, por haber experimentado la tragedia de la "megamuerte" durante este siglo, la humanidad ya no puede permitir indiferentemente que la ciencia y la razón marchen por sus propios carriles, sin gobierno.

De acuerdo con el pensamiento budista, la universalidad es un orden simbiótico en que los seres humanos, la naturaleza y el cosmos conviven armoniosamente, en que microcosmos y macrocosmos se fusionan en una única entidad viviente.


Para el Budismo, esa simbiosis se denomina "origen dependiente" (en japonés, engi). Nada existe en forma aislada, ni en la sociedad humana ni en la naturaleza.

Todos los fenómenos se sostienen y se relacionan mutuamente, para formar un cosmos viviente. Una vez que se llega a comprender esta profunda verdad, es posible adjudicar a la razón su lugar correcto.

Vista desde este enfoque, la sensibilidad de Levin es realmente singular.


Tendido de espaldas sobre la hierba, en un tórrido día estival, Levin piensa absorto, mientras contempla el cielo impecable:

¿No sé acaso que esto es el espacio infinito y no una cúpula redondeada?


Pero por mucho que me restriego los ojos y que fuerzo la vista, sólo puedo verlo como algo redondo y provisto de confín. Y pese a saber que el espacio es infinito, estoy irrefutablemente en lo cierto cuando veo una firme bóveda celeste.

Mucho más en lo cierto que cuando fuerzo los ojos para poder ver más allá.

Levin no está retrocediendo al estadio de la astronomía primitiva. La suya es la perspicaz crítica a la modernidad que formula un espíritu sutil y bien templado.


Levin no percibe lo universal como un reino desolado, dominado por el racionalismo puro.

Para él, lo universal es el latido vivaz y vibrante de la vida, con toda la tibieza humana de la dicha y del contento, del amor y de la devoción, de la benevolencia y la solidaridad.

La universalidad que emana de los escritos de Tolstoi es, también, oportuna para analizar las cuestiones que hoy enfrenta el género humano.


En efecto, presenta un reto a la insularidad típica de la conciencia étnica extrema, una de las más graves causas de conflictos internacionales y civiles, tanto entonces como ahora.

Levin arroja un cubo de agua fría sobre la pasión étnica autodestructiva que pretendía hacer ver la participación en la guerra serbio-turca como un acto de heroísmo:

Pero no sólo es cuestión de que ellos se sacrifiquen, sino de exterminar a los turcos. Las personas se sacrifican y siempre estarán dispuestas a seguir haciéndolo en bien de su alma, mas no con fines de homicidio.

Sin una universalidad como la de Tolstoi, jamás veremos despuntar el amanecer de una nueva era de humanismo y de conciencia global. El "espíritu ruso" del que hablaba Fedor Dostoyevsky también comparte ese carácter universal.


Ambos son receptivos a las aspiraciones humanistas y ambos reflejan la convicción de que todos los pueblos deben y pueden vivir en armonía.

La búsqueda de la felicidad verdadera es inútil, si no se lleva a cabo con esta postura.

Soy uno de los que cree que la dicha absoluta e indestructible en la vida sólo reside en trabajar por los demás con corazón altruista.

Al mismo tiempo, la paz interior sólo puede lograrse cuando uno expande su reino interior y libera ese "yo pequeño", capturado en las trampas del egoísmo, para dejarlo elevarse hacia ese "yo esencial", capaz de fusionarse con la vida universal.

Revitalización y autorrenovación

La "revitalización" se refiere a cultivar el dinamismo creativo de la vida, que nos permite renacer cada día y nos impide estancarnos o caer en la rigidez.


Todo es cambio, como decía el antiguo pensador griego Heráclito.

El Budismo también enseña que nada permanece en el mismo estado, ni siquiera por un instante.

La piedra más dura, con el tiempo, será reducida a polvo; nada puede escapar de una obligada destrucción.

La sociedad humana, en particular, experimenta cambios constantes.

El secreto de toda revitalización es quebrar la cáscara de la indolencia, que nos lleva a descansar cómodamente en el presente; en cambio, debemos escuchar con cuidado el ritmo del cambio que palpita en lo interior.

La filosofía budista de Nichiren enseña que "uno repite el ciclo eterno de nacimiento y de muerte sobre la gran tierra del estado de Buda".


Esto significa que el poder de rejuvenecernos continuamente, por toda la eternidad, reside dentro de nosotros, los seres humanos.

Esta fuerza no hace sino aludir al proceso de autorrenovación.

La renovación de la propia vida es, también, uno de los elementos más esenciales de la religión.


Sin ella, la fe puede fácilmente caer en los dogmas. Levin pondera la manifestación de lo divino que advierte dentro de sí y que percibe como una felicidad suprema.

Se pregunta:

¿Pero es la felicidad una experiencia limitada a los cristianos? ¿Qué hay sobre los que siguen otra religiones, como "los judíos, mahometanos, confucianos, budistas...?

La pregunta de Levin no debe ser eludida; si así fuera, las religiones quedarían expuestas al fanatismo.


Dudas como las que experimenta Levin expresan una poderosa motivación interna, que recrea el yo día a día, mediante el proceso de la reflexión.

En esta matriz se fecundan la humildad y la generosidad de espíritu, pivote ético de la personalidad desde los tiempos antiguos.

Cuando las organizaciones religiosas no cultivan la autorreflexión, dejan flancos abiertos a la tiranía y la arrogancia; así pues, la religión termina dando pretextos para que los hombres se ataquen y se hagan daño.

Este orden fundamental del universo brinda un cimiento firme sobre el cual basar nuestros actos cotidianos. Por eso, infunde serenidad y confianza interior. Pero para que este enfoque siga siendo una fuerza vibrante y creativa, debe mantenerse siempre en su firme cauce, mediante la continua introspección que exhibe Levin.


Desde otro ángulo, cualquier percepción del orden universal que no genere valores éticos, como la humildad o la generosidad, ha de ser falsa y engañosa y debe ser identificada como tal.

Sólo es posible edificar una personalidad humana superior cuando el proceso de autorrenovación y la conciencia del orden fundamental marchan de la mano. Por eso, cuanto más fuerte es una persona, más humilde será; cuanto más segura de sus convicciones, más generosa se permitirá ser.

La auténtica misión de la fe religiosa es sustentar la formación de la personalidad y alentar al ser humano a ser maestro de sí mismo.


Por dicha razón, los escritos budistas otorgan máxima importancia a la reflexión interior y nos exhortan siempre a buscar la motivación interna.

A decir verdad, el principal objetivo de la vida de Shakyamuni fue cultivar y perfeccionar una personalidad noble y basada en la motivación interna. Toda su práctica se orientó hacia esta meta.

Competencia humanística

En la medida en que aspiramos a concretar un siglo de unión mundial, es natural que se otorgue cada vez mayor importancia al intercambio educativo o cultural, más allá de las fronteras que imponen las religiones, razas y nacionalidades.


Ya que la competencia bien entendida fomenta el progreso en todas las comunidades, creo que la mejor manera de forjar la unión mundial es que cada nación emprenda una sana competencia en actividades formadoras de la personalidad.

En lugar de rivalizar para exhibir el poderío militar más apabullante, los países podrían esmerarse y demostrar su capacidad para formar excelentes "ciudadanos del mundo".

El fundador de la educación creadora de valores humanos y primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, libró una seria contienda contra el militarismo japonés y terminó sus días en la cárcel, a los setenta y tres años.


Desde principios de este siglo, insistió en que el género humano debía dejar de involucrarse en competencias militares, políticas o económicas.

En cambio, proponía crear una atmósfera donde las sociedades se sintieran alentadas a competir en el terreno humanístico.

Mi más ferviente esperanza es que los estudiantes de la Universidad Estatal de Moscú constituyan las filas precursoras de la competencia humanística en el siglo XXI, y que abran la línea de la vanguardia con energía y vigor.

En esta exposición, me he referido a la sabiduría budista y a las obras de Tolstoi, para esbozar formas posibles de buscar el dominio de la propia vida. Depende de nosotros transformar el caos en armonía durante el siglo venidero; tanto la religión como la filosofía, la cultura y el gobierno deben concentrarse en este desafío crucial.


Estoy decidido a no escatimar nada de mí, y a sumar mis fuerzas a las de ustedes para que transitemos, juntos, el camino del renacimiento humano.

Quisiera concluir mis palabras con un hermoso poema acuñado en Rusia, tierra de bello lirismo:

Bajo el cielo abierto, ¡sé osado!

Siente la dicha,despierta y comprende tu misión.
¡Mira! Los rayos del Soltiñen de oro el firmamento
en un instante y, tan luego,tras enjambres de nubes se ocultan;
la luna de plata se mece a la deriva;
estalla en los pradosel brote de la belleza vernal;
grávidos se hinchan los capullos;
una diáfana corriente borda el valle;
las vides encienden las laderas
y danza en los campos, dorada, la mies.
En la quietud, el hálito del viento
es un susurro, y todo esto es tuyo.
Pletórico de dicha, liba la flor de la vida,
acepta en paz la bendición de los cielos;
y nuestro mundo no es un valle de pesares,
mi amigo! ¡Sé feliz!
No te extravíes;
jamás olvides de dónde provienen
los diarios placeres del vivir.
Honra la Verdad y la Ley,
haz el bien a los otros
y a la sazón, libre de miedos,
dejarás atrás toda inconstancia.
Entonces, aun sumido en la penumbra,
entregarás tu confianza al amanecer.

Como nos dice este poema que se le atribuye a Pushkin, cuanto más honda es la penumbra, más se aproxima el instante del alba; mientras exista esperanza, sin falta brillará la felicidad.


Junto a todos ustedes, añoro con toda convicción el alba luminoso de una civilización nueva.