¿QUÉ ES LA FE? LA FE ABARCA LA VERDAD, EL CORAJE, LA SABIDURÍA Y LA BUENA FORTUNA. INCLUYE LA COMPASIÓN Y LA HUMANIDAD, ASÍ COMO LA PAZ, LA CULTURA Y LA FELICIDAD. LA FE ES ESPERANZA ETERNA; ES EL SECRETO PARA EL AUTO-DESARROLLO SIN LÍMITES. LA FE ES EL PRINCIPIO BÁSICO DE CRECIMIENTO. (LAS DISCUSIONES SOBRE LA JUVENTUD, VOLUMEN 2, PÁGINAS 163/64).

¿QUÉ ES EL BUDISMO? ES EL NOMBRE DADO A LAS ENSEÑANZAS DE UN BUDA. "BUDA" SIGNIFICA "EL ILUMINADO”; ALGUIEN QUE PERCIBE LA ESENCIA O REALIDAD DE LA VIDA EN SU INTERIOR, ES UN SER ILUMINADO A LA VERDAD DE LA VIDA Y DEL UNIVERSO. A DIFERENCIA DE OTRAS RELIGIONES, EL BUDISMO NO ALEGA UNA REVELACIÓN DIVINA. COMIENZA CON UN HOMBRE, QUE A TRAVÉS DE SUS PROPIOS ESFUERZOS Y PERSEVERANCIA, DESCUBRIÓ LA REALIDAD DENTRO DE SÍ Y ENSEÑÓ QUE TODOS PODÍAN HACER LO MISMO. EL BUDA NO PUEDE SER DEFINIDO, COMO UN SER TRASCENDENTAL O SUPREMO. EN ESTE SENTIDO, EL BUDISMO, NO SOLO ES LA ENSEÑANZA DE UN BUDA, SINO LA ENSEÑANZA QUE POSIBILITA A TODAS LAS PERSONAS REVELAR SU NATURALEZA DE BUDA. EL BUDISMO ES UN SISTEMA PRÁCTICO DE ENSEÑANZA QUE NOS PERMITE CONCRETAR EL ESTADO IDEAL DE LA BUDEIDAD… LA PROPIA PERFECCIÓN.

¿QUE ES EL KOSEN-RUFU? “ES LA LUCHA PARA TRANSFORMAR LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS, REVIRTIENDO LA OSCURIDAD QUE RESIDE EN EL INTERIOR DE SU VIDA, HACIENDOLO TOMAR CONCIENCIA DE SU NATURALEZA DE BUDA INHERENTE". LA ESENCIA DE “ESTABLECER LA ENSEÑANZA CORRECTA PARA ASEGURAR LA PAZ EN LA TIERRA” ESCRITO POR NICHIREN DAISHONIN, RADICA EN CONSTRUIR UNA RED DE PERSONAS DEDICADAS AL BIEN. PERO COMO ESTA CONTIENDA IMPLICA TRANSFORMAR DE RAÍZ LA VIDA DE LAS PERSONAS PROVOCARA RESISTENCIA EN CIERTOS SECTORES… ESTA GRAN BATALLA ES LA CLAVE PARA CREAR UN MUNDO DE PAZ Y DE FELICIDAD VERDADERAS, UNA TIERRA DE BUDAS.

YIGUIO Y KETA. PRÁCTICA PARA UNO MISMO Y PRÁCTICA PARA LOS DEMÁS. ESTOS ASPECTOS DEL BUDISMO VERDADERO SON: YIGUIO (PRÁCTICA PARA UNO MISMO) Y KETA (PRÁCTICA POR EL BIEN DE OTROS). AMBOS CONSTITUYEN UNA PRÁCTICA COMPLETA. SON COMO DOS RUEDAS QUE FUNCIONAN AL UNÍSONO PARA ADELANTAR NUESTRAS VIDAS, PARA MANIFESTAR NUESTRA ILUMINACIÓN INHERENTE.

¿QUE ES LA SOKA GAKKAI INTERNACIONAL (SGI)?...ES UNA ORGANIZACIÓN BASADA EN EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN, INSPIRADA EN EL RESPETO A LA VIDA, LA CONCIENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, BUSCANDO DESPERTAR EN LAS PERSONAS EL ESPÍRITU DE RECONOCER, RESPETAR Y APRECIAR LAS SEMEJANZAS Y LAS DIFERENCIAS, PERMITIENDOLES FORTALECERSE Y TRANSFORMAR SU INTERIOR PARA DESARROLLAR SU MÁXIMO POTENCIAL, ASUMIENDO LA RESPONSABILIDAD DE SU PROPIA VIDA Y COMPROMETIENDOSE CON LA SOCIEDAD, EMPRENDER ACTIVIDADES EN SU VIDA COTIDIANA, PARA DESPLEGAR LA CAPACIDAD DE VIVIR CON CONFIANZA, CREANDO VALOR EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA Y CONTRIBUYENDO AL BIENESTAR DE AMIGOS, FAMILIARES Y SU COMUNIDAD…

…UNA DE LAS DIFICULTADES QUE LOS LATINOS TIENEN PARA COMPRENDER EL BUDISMO, radica en lo que el término "religión" significa en su ámbito social… Las religiones occidentales tienen sistemas jerárquicos en los que las reglas y los dogmas se establecen desde arriba hacia abajo… Ellas están basadas en la creencia de una deidad sobrenatural… La relación entre el maestro y el discípulo es interpretada como la de una persona que ciegamente, sigue a otra… VER MAS…

EL ESFUERZO DE NO RENDIRSE JAMAS. Vivimos una vida fragmentada y llena de conflictos. Estamos divididos en centenas de grupos de seres humanos, limitados por el miedo, la vergüenza, la culpa, la ira, las obsesiones y las emociones… esta lucha interna hace que no nos podamos entender… ¿Por que pasa esto...? VER MAS…

LA RECITACION DE LOS CAPITULOS “MEDIOS HABILES” Y “DURACION DE LA VIDA”. Carta a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Este Ghoso, nos acerca a un precepto conocido como “seguir las costumbres de la región”. El significa que, mientras no esté en juego ninguna trasgresión grave, no se debe ir contra las tradiciones y costumbres de un país, región o comunidad, aunque debamos apartarnos ligeramente de las enseñanzas. Este criterio fue establecido por el Buda... VER MAS…

LAS REUNIONES DE DIALOGO O ZADANKAI, SON UN OASIS…En la actualidad, el egoísmo desmedido, provoca profundos trastornos en el corazón humano y estamos perdiendo la coexistencia con la naturaleza; por ello estos mini cónclaves de miembros de todas las edades, razas, intereses y antecedentes, son un foro de intercambio rico y refrescante. En un mundo afectado por la "DESERTIFICACION SOCIAL", estas reuniones son un oasis, en el que los seres humanos en forma individual, se esfuerzan en concretar la paz mundial y la prosperidad de la sociedad humana. ...Como budistas, al establecer una condición de paz interior en la vida cotidiana, contribuimos con la paz del mundo, posibilitando a cada uno, desarrollar su potencial inherente... VER MAS…

“GOSHO DE LA MENSTRUACIÓN”. RECITACIÓN DE LOS CAPÍTULOS HOBEN Y JURYO. (Completo)

En la carta que usted me envió por mensajero, me dice que antes solía recitar un capítulo del Sutra del Loto cada día, completando el Sutra entero en el espacio de 28 días, pero que ahora simplemente usted lee el capítulo Yakuo (1) una vez por día. Me pregunta si esto es satisfactorio o si sería mejor volver a su práctica original de leer un capítulo por vez.


En el caso del Sutra del Loto, se puede recitar el sutra entero con sus veintiocho capítulos en ocho volúmenes diariamente; o se puede recitar solo un volumen, o un capítulo, o un párrafo, o una frase, o una palabra; o se puede simplemente invocar el daimoku, Nam-myoho-renge-kyo, solamente una vez al día, o invocarlo solamente una vez en el curso de una vida; u oír a alguien invocarlo solo una vez en la vida y regocijarse al oírlo; o regocijarse oyendo la voz de alguien que se regocija al oírlo, y así hasta cincuenta veces desde el individuo que originalmente invocó el daimoku (2) .


En tal caso, por supuesto, el espíritu de la fe sería muy débil y el sentimiento de regocijo muy diluido, como las vagas nociones que pueden existir en la mente de un niño de dos o tres años, o como una vaca o un caballo, incapaces de distinguir el antes del después. Y aún así los beneficios obtenidos por tal persona son cien, mil, diez mil, cien mil veces mayores que aquéllos ganados por personas de excelente innata habilidad y sabiduría superior que estudian otros sutras: personas tales como Shariputra, Maudgalyayana, Monju y Miroku, quienes habían memorizado textos completos de diferentes sutras.


El Sutra del Loto mismo nos dice esto, y la misma opinión es expresada en los sesenta volúmenes de comentarios (3) de T'ien-t'ai y Miao-lo. De esta forma, el sutra establece concerniente a estos beneficios: "Aun si su número fuera medido con la sabiduría del Buda, su límite no podría hallarse"(4). Ni siquiera la sabiduría del Buda puede percibir los beneficios que esa persona obtendrá. La sabiduría del Buda es tan maravillosa que puede conocer hasta el número de gotas de lluvia que caen en este sistema mayor de mundos nuestro durante un periodo de siete días o dos veces siete días. Y también leemos que los beneficios adquiridos por aquél que recita aunque fuera una sola palabra del Sutra del Loto constituyen la única cosa existente que no puede ser percibido. ¿Cómo, entonces, podrían las personas comunes como nosotros, quienes hemos cometido tantas graves ofensas, ser capaces de entender tales beneficios?


No obstante, inmensos como estos beneficios son, ya han transcurrido 2200 años desde la muerte del Buda. Durante muchos años, las cinco impurezas (5) han florecido, y las buenas acciones en cualquier aspecto son verdaderamente raras. Ahora, aunque más no sea que una sola persona obre bien, al mismo tiempo que lleva a cabo una acción buena, también comete diez acciones malas, de forma que al fin, por hacer un pequeño bien comete un gran mal. Y encima, en su corazón, se enorgullece de haber llevado a cabo un "gran bien": tales son los tiempos en los cuales vivimos.


Más aún, usted ha nacido en la remota tierra de Japón, un delgado país insular situado al este separado por doscientos mil ri (6) de montañas y mares del país en el que el Buda nació. Y aún más, usted es mujer, agobiada por los cinco obstáculos y encadenada por las tres obediencias (7). ¡Qué indescriptiblemente maravilloso, por consiguiente, que a pesar de estos impedimentos, usted haya sido capaz de abrazar la fe en el Sutra del Loto!


Hasta el sabio o el erudito, tales como quienes estudiaron todas las sagradas enseñanzas propagadas por Shakyamuni a lo largo de toda su vida, y quienes dominaron tanto las doctrinas exotéricas como las esotéricas, están en estos días abandonando el Sutra del Loto y en su lugar recitando el Nembutsu. ¡Qué buen karma debe usted haber formado en el pasado, entonces, para haber nacido como una persona capaz de recitar tanto como un verso o una frase del Sutra del Loto!


Cuando releí su carta, sentí como si mis ojos estuvieran contemplando algo aún más extraordinario que la flor de udumbara, algo aún menos frecuente que una tortuga de un solo ojo encontrando un tronco flotante con un agujero por el que ella quepa exactamente (8). Sintiendo una sincera admiración, pensé que me gustaría agregar una sola palabra o una expresión de mi propio regocijo, procurando de esta manera destacar su mérito. Sin embargo, me temo que así como las nubes oscurecen la luna o el polvo empaña un espejo, mis breves y torpes intentos de descripción solo servirán para opacar y oscurecer los incomparables beneficios que usted recibirá, y el solo pensamiento me apena. No obstante, me sería imposible permanecer callado frente a su pregunta. Por favor comprenda que estoy meramente añadiendo una gota a los ríos y océanos o sumando mi candil al sol y la luna, abrigando de este modo la esperanza de aumentar, aunque más no fuera levemente, el volumen del agua o el resplandor de la luz.


Antes que nada, cuando del Sutra del Loto se trata, ya sea que uno recite los ocho volúmenes o solo un volumen, un capítulo, un verso, una frase o simplemente el daimoku o título, usted debería entender que los beneficios que resultan son en todos los casos los mismos. Es semejante al agua del gran océano, del cual una sola gota contiene agua de todos los incontables arroyos y ríos, o como la joya que cumple los deseos y que, a pesar de ser simplemente una joya, puede hacer llover toda clase de tesoros sobre el que desea. Y lo mismo es válido para cien, mil, diez mil o cien mil gotas de agua o joyas semejantes. Un solo carácter del Sutra del Loto es como esa gota de agua o tal joya, y todos los cien millones de caracteres (9) del Sutra del Loto son como cien millones de esas gotas o joyas.


Por otro lado, un solo carácter de los otros sutras, o el nombre de cualquiera de los varios Budas, es como una gota del agua de determinado arroyo o río, o como una sola piedra de una montaña o de un mar en particular. Tal gota no contiene el agua de los otros incontables arroyos y ríos, y tal piedra no posee las virtudes que existen en innumerables otras variedades de piedras.


Por lo tanto, respecto del Sutra del Loto, es digno de encomio el recitar cualquier capítulo en el que usted haya depositado su confianza, cualquiera que este capítulo sea.


Hablando en términos generales, entre todas las sagradas enseñanzas del Tathagata, no se sabe de ninguna que contenga palabras de falsedad. Y aún cuando analizamos las enseñanzas budistas más profundamente, encontramos que entre las palabras de oro del Tathagata existen diferentes categorías, tales como Mahayana y Hinayana, enseñanzas provisorias y verdaderas, y doctrinas exotéricas y esotéricas. Estas distinciones surgen de los sutras mismos, y consecuentemente encontramos que éstas se encuentran rudimentariamente esbozadas en los comentarios de numerosos estudiosos y maestros.


Para zanjar la esencia de la cuestión, entre las doctrinas propagadas por el Buda Shakyamuni en los cincuenta o más años de su vida dedicados a la enseñanza, aquéllas impartidas durante los cuarenta y algo primeros años son de naturaleza cuestionable. Podemos afirmar esto porque el mismo Buda claramente establece en el sutra Muryogi: "En estos más de cuarenta años, yo no he todavía revelado la verdad". Y en el Sutra del Loto, el Buda mismo proclama respecto de toda palabra o frase del mismo: "Honestamente descartando las enseñanzas provisorias, expondré solamente el Camino Supremo" (10).


Más aún, el Buda Taho surgió desde las profundidades de la tierra para añadir su testimonio, declarando "El Sutra del Loto... todo lo que tú, el Buda Shakyamuni, has expuesto, es la verdad" (11). Y los budas de las diez direcciones se reunieron en la asamblea en la cual el Sutra del Loto estaba siendo predicado y extendieron sus lenguas para brindar mayor apoyo a la afirmación de que no existe una sola palabra dentro del Sutra del Loto que sea falsa. Fue como si un gran rey, su consorte y sus más venerables súbditos, todos de común acuerdo, hubieran dado su promesa.


Suponga que un hombre o una mujer que recitan aunque sea una sola palabra del Sutra del Loto fueran condenados a caer en los malos caminos a causa de haber cometido los diez actos malignos (12), los cinco pecados cardinales, las cuatro ofensas mayores (13) u otras incontables malas acciones graves. Aun cuando el sol y la luna nunca volvieran a surgir por el este, aun cuando la gran tierra misma se diera vuelta, aun cuando las mareas del gran océano dejaran de correr y fluir, aun cuando una piedra rota se convirtiera en una entera o las aguas de los arroyos y los ríos dejaran de verterse en el océano, ninguna mujer que hubiera depositado su fe en el Sutra del Loto sería jamás arrastrada a los malos caminos a causa de ofensas mundanas.


Si una mujer que hubiera depositado su fe en el Sutra del Loto cayera alguna vez en los malos caminos a causa de la envidia, de su mal carácter o a causa de su excesiva avaricia, entonces el Buda Shakyamuni, el Buda Taho y los Budas de las diez direcciones serían inmediatamente culpables de quebrar el juramento que hicieran a lo largo de incontables eones de jamás decir una mentira. Sus ofensas serían aún mayores que las desenfrenadas falsedades y engaños de Devadatta o las atroces mentiras dichas por Kokalika (14). Pero ¿cómo podría suceder semejante cosa? De este modo, una persona que abraza el Sutra del Loto puede estar absolutamente segura de los beneficios de éste.


Por otro lado, aunque uno no cometa una sola acción mala en toda su vida y, por el contrario, observe los cinco preceptos (15), los ocho preceptos (16), los diez preceptos (17), los diez buenos preceptos (18), los doscientos cincuenta preceptos (19), los quinientos preceptos (20), o incontable número de preceptos; aunque esa persona aprenda todos los demás sutras con el corazón, haga ofrendas a todos los otros Budas y Bodhisattvas y acumule inmensurable mérito; si él deja de poner su fe en el Sutra del Loto; o si él tiene fe pero lo considera en la misma categoría de los otros sutras y enseñanzas de los otros Budas; o si reconoce su superioridad pero constantemente se dedica a otras disciplinas religiosas, practicando sólo de vez en cuando el Sutra del Loto; o si se relaciona en términos amistosos con sacerdotes del Nembutsu, quienes no creen el Sutra del Loto y en cambio calumnian la Ley; o si cree que aquellos que argumentan que el Sutra del Loto no se acomoda a la capacidad de las personas en esta época no son culpables de falta alguna, entonces todos los méritos de los incontables actos que ha realizado a lo largo de toda su vida repentinamente se desvanecerán. Más aún, los beneficios resultantes de su práctica del Sutra del Loto se verán oscurecidos durante algún tiempo, y caerá en la gran ciudadela del Infierno Avichi tan seguro como que la lluvia cae del cielo o las rocas ruedan desde los picos hacia los valles.


Y aunque uno haya cometido los diez actos malignos o los cinco pecados cardinales, mientras no vuelva su espalda al Sutra del Loto, esta persona sin duda renacerá en la Tierra Pura y alcanzará la Budeidad en su próxima existencia. Por otro lado, leemos en el Sutra que aunque una persona observe los preceptos, abrace todos los otros sutras y crea en los varios Budas y Bodhisattvas, si no tiene fe en el Sutra del Loto, está destinado a caer en los malos caminos.


Limitada como es mi capacidad, cuando observo la situación del mundo actual, me parece que la gran mayoría tanto de laicos como de miembros del clero son culpables de calumniar la Ley.


Pero retornando a su pregunta: tal como expresé anteriormente, a pesar de que ningún capítulo del Sutra del Loto es menos importante que otro, de entre todos los veintiocho capítulos, el capítulo Hoben y el capítulo Juryo son particularmente destacados. Los restantes capítulos son, de alguna manera, como las ramas y hojas de estos dos capítulos. De esta forma, para su recitación diaria, le recomiendo que practique la lectura de las secciones en prosa de los capítulos Hoben y Juryo. Además, sería provechoso si pudiera escribir copias separadas de estas secciones.


Los veintiséis capítulos restantes son como las sombras que siguen a una forma o el valor inherente de una joya. Si usted recita los capítulos Hoben y Juryo, entonces los capítulos restantes naturalmente se hallarán incluidos aún cuando usted no los recite. Es verdad que los capítulos Yakuo y Devadatta (21) tratan específicamente acerca del logro de las mujeres de la budeidad o del renacimiento en la Tierra Pura. Pero el capítulo Devadatta es una rama y hojas del capítulo Hoben, y el capítulo Yakuo es una rama y hojas de los capítulos Hoben y Juryo (22). De esta manera, usted debería recitar regularmente estos dos capítulos, el Hoben y el Juryo. En cuanto a los demás capítulos, usted puede le¬erlos de tanto en tanto cuando tenga un momento de descanso.

También en su carta me dice que tres veces al día usted se inclina en reverencia frente a los siete caracteres del daimoku, y que cada día repite las palabras Namu-ichijo-myoden (23) diez mil veces. Sin embargo, durante el período de menstruación usted se abstiene de leer el sutra. Me pregunta si es aceptable recitar el daimoku y el Namu-ichijo-myoden sin enfrentar el objeto de veneración en tales momentos. También me pregunta si usted debería simplemente abstenerse de leer el sutra durante su período menstrual y, en ese caso, cuántos días después de la finalización de su período debería esperar para retomar la recitación del sutra.


Esta es una cuestión que concierne a todas las mujeres y acerca de la cual siempre ellas se preguntan. También en épocas pasadas encontramos numerosas personas que se cuestionan acerca de este tema concerniente a las mujeres. Pero debido a que las enseñanzas sagradas dejadas por el Buda durante el transcurso de su vida no contemplan este punto, nadie ha sido capaz de ofrecer ninguna prueba documental sobre la cual se pueda fundamentar una respuesta. A través de mi propio estudio de las enseñanzas sagradas, a pesar de que encuentro claras prohibiciones contra la impureza de ciertos actos sexuales o el consumo de carne o vino o de las cinco comidas condimentadas durante determinados días del mes, nunca he hallado pasaje alguno en los sutras o tratados que hable de abstenciones relacionadas con la menstruación.


Mientras el Buda estuvo en el mundo, muchas mujeres en la plenitud de su vida se convirtieron en monjas y se devocionaron a la Ley Budista, pero nunca fueron rehuidas a causa de sus períodos menstruales. A juzgar por esto, yo diría que la menstruación no representa ninguna clase de polución proveniente de una fuente externa: constituye simplemente una característica del sexo femenino, un fenómeno relacionado con la perpetuación de la semilla del nacimiento y la muerte. O, en otro sentido, podría ser considerada como una especie de enfermedad crónica recurrente.


En el caso de las heces o la orina, a pesar de que estas son sustancias producidas por el cuerpo, mientras uno observe hábitos de higiene, no existen prohibiciones especiales que se deban observar respecto de éstos. Seguramente lo mismo será aplicable a la menstruación. Esa es la razón por la que, creo, no oímos de ninguna regla en particular de prohibición tanto en lo que respecta a India como a China.


Japón, no obstante, es una tierra de dioses. Y es costumbre de este país que, a pesar de que los Budas y bodhisattvas se han manifestado aquí bajo la forma de dioses (25), de manera muy curiosa estos dioses, en muchos casos, no se acomodan a los sutras y tratados.


No obstante, si vamos contra ellos, es probable que seamos pasibles de recibir algún castigo.


Cuando revisamos con cuidado los sutras y tratados, encontramos que existe una doctrina denominada el precepto de zuiho bini (25) que corresponde a tales casos. La esencia de este precepto consiste en que, en tanto que no implique un acto ofensivo, aún cuando nos apartemos en grado leve de las enseñanzas del Budismo, uno debería evitar el ir contra los usos y costumbres del país. Este es un precepto expuesto por el Buda, pero sucede que algunos hombres sabios, ignorantes de este hecho, sostienen que debido a que los dioses son seres semejantes a los demonios, es que son indignos de reverencia. Y a través de su insistencia en la rectitud de su punto de vista, sucede que lastiman la fe de muchos creyentes.


Si nos guiamos por este precepto de zuiho bini, entonces desde el momento que los dioses del Japón han deseado que las prohibiciones relacionadas con el período de menstruación sean observadas, las personas nacidas en este país probablemente harían bien en tener en cuenta y cumplir con estas prohibiciones.


Sin embargo, no creo que tales prohibiciones puedan interferir con las devociones religiosas diarias de una mujer. Me atrevería a afirmar que aquellas personas que le aconsejan lo contrario nunca han tenido fe alguna en el Sutra del Loto: están tratando de pensar en alguna manera de lograr que usted deje de recitar el sutra, y como no se atreven a venir directamente y aconsejarle que deje al sutra de lado, utilizan el pretexto de la impureza corporal para tratar de distanciarla de él. La intimidan diciéndole que si continúa sus devociones regulares durante un período de polución, estará faltándole respeto al sutra. De esta manera la engañan para inducirla a cometer una falta.


Espero que siempre tenga presente todo lo que le acabo de decir respecto de este tema. Sobre esta base, aún si su período menstrual llegara a durar siete días, si así lo sintiera, entonces deje temporalmente de leer el sutra y simplemente recite Nam-myoho-renge-kyo. Además, cuando realice sus devociones, no necesita inclinarse enfrentando al sutra.


Si inesperadamente se sintiera próxima a morir, aún cuando esté consumiendo pescado o pollo (27), si se siente capaz de leer el sutra, hágalo, e igualmente invoque Nam-myoho-renge-kyo. Es innecesario decir que el mismo principio es aplicable durante su período de menstruación.


Invocar las palabras Namu-ichijo-myoden equivale a lo mismo, pero es mejor si usted solamente invoca Nam-myoho-renge-kyo, tal como hicieron el Bodhisattva Vasubandhu y el Gran Maestro T'ien-t'ai (28). Existen razones específicas por las cuales digo esto.


Respetuosamente
Nichiren
El decimoséptimo día del cuarto mes en el primer año de Bun'ei (1264), signo cíclico kinoe-ne.


NOTAS
1- El capítulo 23 del Sutra del Loto. Contiene un pasaje que establece que un hombre y una mujer que practican el Sutra del Loto, al finalizar sus vidas irán directamente a la Tierra Pura, por lo cual fue considerado de particular relevancia al afirmar que las mujeres podían alcanzar la iluminación.
2- El Daishonin se refiere aquí al principio de “continua propagación hasta la quincuagésima persona” descrito en el capítulo 18 (Zuiki Kudoku) del Sutra del Loto. Supongamos -afirma el texto- que luego de la muerte de Shakyamuni, una persona oyera el Sutra del Loto y se regocijara, entonces se lo predicara a una segunda persona quien también se regocijara y, a su vez, se lo predicara a una tercera y así sucesivamente hasta que una quincuagésima (50°) persona oyera el sutra. Los beneficios recibidos por esta última persona que oyera el sutra serían millones de veces más grandes que los que recibiera alguien que hiciera ofrendas a todos los seres de los cuatro mil millones de mundos asogi y los condujera al estado de arhat.
3- Constituyen las tres obras más importantes de T'ien T'ai que demuestran su profunda comprensión del Sutra del Loto (son el Hokke Gengi, el Hokke Mongu y el Maka Shikan) cada una de ellas constando de diez volúmenes, más los respectivos comentarios de Miao-lo sobre estas tres obras, cada uno de ellos constando también de diez volúmenes.
4- Capítulo 23 del Sutra del Loto.
5- También llamadas “las cinco contaminaciones”. Son las impurezas de la época, del deseo, de la gente, del pensamiento (o puntos de vista) y de la vida misma y se encuentran enumeradas en el capítulo 2 (Hoben) del Sutra del Loto.
6- Unidad lineal de medida. Originalmente un ri equivalía a 6 chô (0.65 km), pero a partir del período Heian (794-1185) se lo consideró como equivalente a 36 chô (4 km).
7- Limitaciones que tradicionalmente se afirmaba que condicionaban a la mujer tanto en su pensamiento monástico como secular. Los cinco obstáculos son 1) que no puede convertirse en un Bonten, 2) ni en un Taishaku, 3) ni en un rey demonio, 4) ni en un rey que hace girar la rueda de la Ley, 5) ni en un Buda.
Las tres obediencias derivan del Confucianismo y exigen que una mujer obedezca a sus padres durante su infancia, a su marido en su matrimonio y a sus hijos cuando es anciana.
8- Metáforas budistas que simbolizan algo que es extremadamente difícil que ocurra. La udumbara es una planta legendaria que se decía que florecía una vez cada tres mil años para anunciar el advenimiento de un rey que hace girar la rueda de la Ley o de un Buda. La tortuga de un solo ojo se menciona en el capítulo 27 del Sutra del Loto, que afirma que encontrar el budismo es tan raro como que una tortuga de un solo ojo encuentre un madero de sándalo con un agujero.
9- Es una expresión figurada: en realidad el Sutra del Loto consta de 69.384 caracteres.
10- Sutra del Loto, capítulo 2.
11- Sutra del Loto, capítulo 11.
12- Actos malignos condenados en el Kusha Ron. Son: matar, robar, conducta sexual impropia, mentir, maledicencia o lenguaje irresponsable, difamación, hipocresía, avaricia, ira y estupidez (o poseer visiones distorsionadas).
13- También denominadas las cuatro ofensas imperdonables. Eran transgresiones especialmente graves que implicaban la expulsión automática de un monje de la orden budista.. Consistían en matar, robar, conducta sexual impropia y mentir (especialmente alardear de haber alcanzado alguna comprensión que de hecho no se había alcanzado).
14- Miembro de la tribu Shakya y enemigo del Buda Shakyamuni. Cayó bajo la influencia de Devadatta y calumnió a los discípulos Shariputra y Maudgalyayana. También se dice de él que cayó vivo en el infierno.
15- Preceptos básicos que debían ser observados por los budistas laicos. Eran: no matar, no robar, no tener comportamiento sexual impropio, no mentir y no beber alcohol.
16- Preceptos que debían ser observados por los budistas laicos durante días específicos del mes. Corresponden a los preceptos que observaban los monjes y monjas novicios. Eran no matar, no robar, no tener relaciones sexuales, no mentir, no beber alcohol, no usar joyas, ni perfumes ni escuchar música ni cantar ni mirar danzar, no dormir en una cama elevada, no ingerir alimento luego del mediodía y no poseer bienes de valor tales como oro o plata.
17- Preceptos válidos tanto para novicios y novicias de la orden budista. Consistían en los cinco preceptos enumerados en la nota 15 más no usar joyas ni perfumes, no escuchar canciones o mirar danzar, no dormir en un lecho elevado, no ingerir alimento luego del mediodía y no poseer bienes preciosos tales como oro y plata.
18- Preceptos que debían seguir los creyentes laicos del Mahayana, que consistían en prohibiciones contra los diez actos malignos explicados en la nota 12.
19- Reglas de disciplina a ser observadas por los monjes del Hinayana. Están establecidas en el Shibun Ritsu (Cuádruple Reglamento de Disciplina), el vinaya o regulaciones monásticas de la escuela Dharmagupta.
20- Reglas de disciplina a ser observadas por todas las monjas del Hinayana. No eran en realidad quinientas sino que esta es una cifra simbólica: su número real difiere según la fuente. Por ejemplo, el Shibun Ritsu enumera 348.
21- El capítulo 12 (Devadatta) del Sutra del Loto narra la historia de la hija del Rey Dragón, quien en determinado momento alcanzó la suprema iluminación gracias al poder del este sutra. Ella simboliza el potencial de la mujer para alcanzar la iluminación. 22- Esta afirmación proviene de la tradición que consistía en analizar sutras o porciones de ellos de manera tal que cayeran en las “tres divisiones” (preparación, revelación y transmisión). En términos de la enseñanza teórica (los primeros catorce capítulos del Sutra del Loto), el capítulo Hoben está caracterizado como revelación, mientras que el capítulo 12 (Devadatta) corresponde a la transmisión. Por lo tanto, el Daishonin afirma que este último capítulo constituye una “rama y sus hojas” del capítulo 2 Hoben. Cuando el sutra es considerado en términos de las tres divisiones, tanto los capítulos Hoben como Juryo pertenecen a la revelación, mientras que el capítulo 23 (Yakuo) pertenece a la transmisión. En este caso, el capítulo Yakuo es una “rama y hojas” tanto del capítulo Hoben como del Juryo.
23- Significa “devoción al Sutra Místico del Vehículo Único”. Es una expresión de devoción al Sutra del Loto que se invocaba a la manera de un mantra.
24- Cinco tipos de hortalizas picantes: puerros, escalonia, cebollas, ajo y jengibre. Se consideraba que el consumo de estos alimentos producía irritabilidad, ira y deseo sexual y, debido a eso, estaban prohibidos por los preceptos monásticos.
25- El Daishonin se refiere aquí a la entonces difundida creencia de que las deidades del Japón eran manifestaciones locales de Budas y boddhisattvas. Este concepto, que se encontraba muy arraigado ya en el siglo X, reflejaba una tendencia hacia una síntesis entre elementos budistas y sintoístas.
26- Es el precepto de adaptarse al lugar donde uno vive. Está enunciado en el Gohun Ritsu, el Vinaya o regulaciones monásticas de la escuela Mahishasaka. Este precepto establece que, respecto de aquellos asuntos que el Buda no estableció expresamente prohibiciones o permisos, uno debería actuar de acuerdo con las costumbres locales, siempre y cuando el espíritu fundamental del budismo no sea violado.
27- Comer carne también era considerado una forma de contaminación.
28- El Hokke Ron (Tratado acerca del Sutra del Loto), atribuido a Vasubandhu, contiene una oración en alabanza a los tres tesoros del Sutra del Loto, lo cual el Daishonin interpreta como una expresión de devoción a la Ley Mística. El Hokke Zanmai Sengi (Ritual de arrepentimiento basado en la meditación sobre la Ley del Sutra del Loto), un texto chino tanto atribuido a T´ien T´ai como a su maestro Nan-yüeh, también contiene la frase “Nam-myoho-renge-kyo” en varios lugares.


ESCENARIO
Nichiren Daishonin escribió esta carta en 1264, mientras residía en Kamakura, y la dirigió a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Yoshimoto había estudiado confusionismo en la capital imperial Kyoto y había servido al retirado emperador Juntoku.


Más tarde, se mudó a Kamakura, donde fue empleado por el gobierno militar como maestro de confusionismo. Se cree que Yoshimoto se convirtió en discípulo del Daishonin alrededor de 1260.


Según la tradición, decidió abrazar las enseñanzas del Daishonin después de leer un borrador del Rissho Ankoku Ron. Tanto él como su esposa eran firmes creyentes.


Evidentemente, la esposa de Yoshimoto le había escrito una carta a Nichiren Daishonin haciéndole preguntas específicas acerca de las formalidades que debían observarse al venerar el Sutra del Loto.


Este gosho constituye la respuesta del Daishonin a su carta.


Su primera pregunta era: ¿Qué capítulos del Sutra del Loto deberían recitarse en la práctica diaria? En respuesta, en la primera parte de este gosho, el Daishonin explica que el Sutra del Loto es la culminación de las enseñanzas de toda la vida del Buda Shakyamuni, y que esta verdad ha sido atestiguada por todos los budas del universo. Al igual que el océano contiene las aguas de todos los ríos y arroyos, el Sutra del Loto alberga dentro de sí todos los beneficios de todas las demás enseñanzas. De este modo, en un sentido amplio, el sólo hecho de recitar cualquiera de sus partes es, definitivamente, la acción más meritoria y generará beneficios más allá de lo que uno pueda imaginar.


No obstante esto, de entre los veintiocho capítulos, el Hoben y el Juryo son de vital importancia. Mientras que estos capítulos constituyen la raíz, los restantes son como las hojas y ramas. Debido a eso, cuando uno recita los capítulos Hoben y Juryo, todos los demás capítulos se encuentran incluidos en estos dos. Este pasaje en especial, y que da su nombre al gosho, demuestra que Nichiren Daishonin había claramente establecido la recitación de los capítulos Hoben y Juryo como la forma básica de la práctica diaria de apoyo a la invocación del daimoku.


La segunda pregunta de la esposa de Yoshimoto tenía que ver con qué prohibiciones especiales debería observar al hacer gongyo durante su período menstrual.


Por esta razón, este gosho es conocido también como el “Gosho de la menstruación”.


Tanto la pregunta misma como la respuesta del Daishonin deben ser entendidas dentro del contexto histórico de la época. El Sintoísmo (el “camino de los dioses”), la religión autóctona de Japón, enfatizaba fuertemente el mantenimiento de la pureza ritual y había establecido una serie de prohibiciones o tabúes para evitar la contaminación. Muerte, enfermedad, heridas, partos, menstruación y otras eran considerados así como fuentes de contaminación, y una persona que entrara en contacto con cualquiera de estos contaminantes debía luego realizar purificaciones rituales antes de emprender su práctica religiosa. Consecuentemente, a las mujeres les estaba vedado participar en la práctica religiosa durante su periodo menstrual.


Estos tabúes se encontraban profundamente enraizados en la conciencia popular y continuaron siendo observados hasta mucho tiempo después de la introducción del budismo, siendo frecuentemente mezclados con prácticas budistas al punto de que pocos eran conscientes de su origen no budista. Por ejemplo, para evitar la contaminación en los monasterios budistas, se prohibía la entrada a las mujeres.


En respuesta a la pregunta de la esposa de Yoshimoto, el Daishonin primero afirma que ninguno de los sutras menciona tabúes relacionados con la menstruación. De esta manera, él claramente establece que no existe absolutamente ninguna referencia en los textos budistas respecto de la pureza ritual o del evitar la contaminación. Desde el punto de vista budista, explica el Daishonin, no existe razón alguna para considerar a la sangre como impura; constituye simplemente una función natural del cuerpo.


No obstante, continúa, la costumbre de observar tales prohibiciones y tabúes ha sido firmemente establecida en la sociedad japonesa, y uno no debería rechazar categóricamente los usos y costumbres sociales solamente porque no estén relacionadas con el budismo. Sobre este punto, aquí enuncia el principio de zuiho bini (el precepto de seguir las costumbres del lugar donde uno vive) que establece que, aún si uno debe apartarse en detalles menores de la enseñanza budista, se debería evitar la violación innecesaria de las reglas sociales.


Tal flexibilidad es característica del budismo, que se preocupa solamente de posibilitar a los seres humanos a despertar a la verdad fundamental de la existencia y no a reglamentar los detalles de sus vidas.


De este modo, en su propagación, el budismo se ha hábilmente adaptado a los aspectos periféricos de época y lugar, incorporando las costumbres locales pero manteniendo intacto su mensaje.


No obstante lo expuesto, mientras que los detalles menores del budismo pueden ser adaptados a la sociedad, sus principios básicos no deben ser comprometidos. De este modo, el Daishonin le dice a la esposa de Yoshimoto que, si bien ella debe cumplir con las convenciones sociales, no debería seguirlas ciegamente al punto que interfieran con su práctica diaria. La recitación del sutra y la invocación del daimoku constituyen la práctica más fundamental de un creyente en las enseñanzas de Nichiren Daishonin y deberían ser devotamente observadas.




EDUCAR A LOS HIJOS PARA QUE SEAN LÍDERES CAPACES EN EL SIGLO XXI. Discurso pronunciado por el presidente Ikeda durante una reunión de representantes de la SGI realizada en Miami, Estados Unidos, el 3 de febrero de 1993.

Temas desarrollados: LA DICHA Y LA BUENA FORTUNA QUE SE OBTIENEN AL FORJAR SUCESORES. UN HIJO ES UNA PERSONA. EL PADRE NO DEBERÍA SER QUIEN AMONESTE A LOS HIJOS. CADA NIÑO ES UN INVIDIDUO IRREPETIBLE. COMUNICAR A NUESTROS HIJOS LA ALEGRÍA DE LA FE.


LA DICHA Y LA BUENA FORTUNA QUE SE OBTIENEN AL FORJAR SUCESORES.
Permítanme contarles algunas cosas que he estado pensando sobre lo que deberíamos enseñarles a nuestros hijos en el hogar. He tenido la oportunidad de conocer numerosas familias, y pasé por muchísimas vicisitudes. Lo que voy a brindarles son mis propias conclusiones, y me sentiré realmente muy recompensado si les sirven de alguna utilidad o provecho.


En primer lugar, los miembros de la División Futuro deben dar absoluta prioridad al estudio. No hace falta decir que la fe es importante pero, a la vez, también es algo que practicaremos durante toda la vida. Para estudiar, en cambio, existe un cierto período, una determinada edad. Si no ponemos empeño durante ese período, lamentablemente quedarán muchos conocimientos y aptitudes importantes sin incorporar o desarrollar. Y luego, en un momento u otro, nos arrepentiremos.


La fe se manifiesta en la vida cotidiana. En el caso de los miembros de la División Futuro, su fe se manifestará en los estudios. Durante este período, consagrarse a estudiar representa una parte importante de la práctica de la fe. Por cierto, no está nada bien que alguien utilice la fe como excusa para descuidar los estudios, con el argumento de que hacer el gongyo e ir a las actividades le resta mucho tiempo.


A veces, puede que sus hijos no deseen realizar el gongyo, pero los padres no deberían ver en esto una razón para preocuparse o inquietarse demasiado. Habrá ocasiones en que recitar daimoku tres veces será suficiente. Mucho más importante es seguir practicando la fe, aunque no siempre se pueda hacer el gongyo completo. Lo que importa es que los chicos mantengan su vínculo con el gohonzon y con la SGI por el resto de su vida. Tienen todo el futuro por delante para ir mejorando gradualmente su práctica de la fe. Los padres deberían tener un corazón amplio en este sentido. A veces, incluso tendrían que alentar a un hijo que está muy ocupado estudiando, diciéndole: «No te preocupes, hoy yo haré el gongyo por ti».


En verdad, lo único que se logra cuando se ejerce demasiada presión para que los hijos practiquen es alejarlos de la fe. Espero que los vayan guiando con sabiduría, para que maduren en la mejor dirección, de un modo natural y libre de tensiones.


Quiero pedirles que siempre encuentren el tiempo necesario para reunirse a dialogar con sus hijos, por muy ocupados que se encuentren. La cantidad de tiempo no es lo que importa, sino que los padres empleen su sabiduría. Cuando por alguna razón deben estar ausentes del hogar, traten de dejarles una nota a los hijos o de llamarlos por teléfono en cualquier momento... Lo importante es cerciorarse de que exista comunicación con ellos, de una forma u otra. Los chicos regresan al hogar, no hay nadie en casa. No saben dónde están sus padres, no hay ningún mensaje para ellos... es natural que se sientan solos y emocionalmente inseguros. Este es un modo muy frío de tratar a los hijos; por favor, no los expongan a semejante soledad.


Aunque se trate sólo de un breve encuentro, cuando vean a sus hijos, denles un gran abrazo. Tengan contacto físico con ellos, háblenles. Traten de encontrar el tiempo necesario para escuchar lo que ellos necesiten decirles. Mientras tengan amor y misericordia, encontrarán la sabiduría apropiada para hacer que esto funcione.


La fe se manifiesta como sabiduría. El propósito de la fe es que desarrollemos nuestra sabiduría, precisamente para vivir sabiamente. El deseo de salvar a los demás del sufrimiento es sólo un objetivo abstracto, si los que practicamos la fe no podemos comunicarnos con nuestros propios hijos ni construir familias felices y fuertes.


La buena fortuna que acumula un padre cuando se dedica seriamente a las actividades de la SGI protegerá a sus hijos sin falta. Sobre la base de esta convicción, aún así deben tomar medidas concretas para entablar y mantener un buen diálogo con sus hijos. Jamás incurran en el error de descuidarlos, so pretexto de que están demasiado ocupados, de que simplemente les resulta imposible hacerlo o de que, vaya a saber cómo, las cosas estarán controladas de algún modo. Si no ponen empeño en esta labor, serán padres irresponsables y faltos de misericordia.


Lo que cuenta no es la apariencia de las cosas, sino lo que hay en nuestro corazón. ¿Existen lazos de corazón a corazón? Hay algunas familias que parecen estar muy unidas físicamente, pero espiritualmente cada integrante vive en un mundo distinto. Otras familias sólo pueden reunirse de a ratos, pero consiguen disfrutar de una comunicación atenta y vívida, de corazón a corazón, cuando se encuentran.


Si la suya es una familia que comparte lazos de unión basados en el esfuerzo de cada día, seguramente los integrantes se sentirán a gusto y cómodos unos con otros, sean como fueren, y más allá de la actividad concreta que cada uno realice.


Siempre pido a los padres que continuamente se esfuercen por mejorar, ellos junto a sus hijos, del modo que mejor les siente, y de acuerdo con el estilo de vida que han escogido.


UN HIJO ES UNA PERSONA
Un hijo es una persona, un individuo con una personalidad definida. A veces, los niños resultan ser mucho más perceptivos y agudos que los adultos. Por eso uno tiene que ser tan cuidadoso en su comportamiento frente a ellos. Digo, por ejemplo, que las parejas jamás deberían discutir delante de los niños. Si tienen que pelear, pues váyanse a algún sitio donde no puedan verlos. ¡Cómo se entristecen los niños cuando ven pelear a sus padres...! Al día siguiente, van al colegio con un peso en el corazón. Y tardan mucho tiempo en olvidarlo.


Según cierto psicólogo, hay muchos casos en que los niños se ven obligados a presenciar peleas entre sus padres y se conmueven hasta tal punto, que el estremecimiento los sacude en lo más íntimo de su ser. Lo que experimentan es una sensación de miedo y de angustia, como si el suelo hubiese desaparecido bajo sus pies.


Los árboles altos crecen de raíces sólidas y seguras. Por favor, brinden a sus hijos un hogar donde puedan disfrutar de tranquilidad y de paz espiritual.


EL PADRE NO DEBERÍA SER QUIEN AMONESTE A LOS HIJOS
Los hijos tienden a rebelarse cuando son castigados por su padre, mientras que suelen escuchar más la reconvención si viene de la madre. Lo peor es que el padre y la madre armen un frente y se lancen a amonestar al niño: esto deja al pequeño sin nadie a quien recurrir.


En lo que hace a las niñas, el padre tiende a adoptar una actitud más condescendiente. Por eso, en ciertas cosas es demasiado indulgente. Por otra parte, madre e hija comparten una comprensión natural y profunda. Por eso también es mejor que sea la madre la que amoneste a la hija.


El señor Toda decía: «Cuando el padre se enfurece, hace que sus hijos se separen de él; pero aunque la madre se enoje, sus hijos permanecen cerca de ella». Esta sabiduría se basa en las leyes de la conducta humana, en las leyes de la vida y de la psicología.


Desde luego, siempre hay diferencias entre culturas y familias, pero espero que estas observaciones les puedan servir a modo de orientación.


CADA NIÑO ES UN INVIDIDUO IRREPETIBLE
Los padres deber ser equitativos. Jamás tendrían que privilegiar a un hijo porque es más bonito o por cualquier otra razón. Una observación imprudente de un padre puede, a menudo, dejar una herida profunda en el corazón de un niño o crear en él un sentimiento de inferioridad. ¡Cuánto peor será el daño, si a un niño se lo compara constantemente con su hermano o si es tratado injustamente! Seguramente se sentirá ávido de cariño, sólo y herido. En estas circunstancias, no podrá madurar del modo más sano y deseable. Y esto no es bueno ni para el hijo ni para el padre. Sencillamente, es una conducta insensata.


Los que más necesitan de nuestro aliento son los hijos que sufren alguna desventaja en comparación con sus semejantes. Cuiden a estos niños con afecto e incentívenlos. Descubran sus aptitudes y elógienlos por aquello que hagan bien, para infundirles confianza en sí mismos. Conviértanse en sus aliados incondicionales, apóyenlos, envuélvanlos de amor y crean en su potencial, contra viento y marea. Respeten la individualidad de cada hijo: esa es la función de los padres.


Nuestra sociedad y nuestras escuelas tal vez actúen basadas en el frío e insensible principio de la competencia, que juzga y selecciona a la gente por su capacidad o su apariencia. Por eso, precisamente, es tan importante que la familia sea un ámbito imparcial y equitativo, donde cada miembro sea valorado por ser como es.


COMUNICAR A NUESTROS HIJOS LA ALEGRÍA DE LA FE.
Uno de los factores esenciales para que un niño se convierta en un excelente adulto es que los padres armonicen bien con sus hijos y crezcan junto con ellos; es decir, que padres e hijos avancen como si fuesen una sola persona.


Nosotros, los miembros de la SGI, nos consagramos a servir a la Ley, a servir a la humanidad. La nuestra no es una vida egocéntrica. Por eso, llevamos un ritmo de vida tal vez más ajetreado que el de los demás y quizá no tengamos tantos ratos de ocio junto a nuestra familia como otras personas. Pero, así y todo, seguimos dedicándonos a los demás.


La nuestra es la forma más noble de vivir. Debemos cerciorarnos de que nuestros hijos puedan comprender y respetar nuestras convicciones, nuestra forma de vida y la misión que escogimos.


Es un error suponer que los hijos se las arreglan por sí solos para descubrir cuánto los amamos o para comprender nuestra dedicación al kosen-rufu, sin que medie ninguna comunicación de nuestra parte. Debemos hacer un esfuerzo consciente para verbalizar y comunicar nuestros pensamientos y sentimientos frente a ellos... y hacerlo sabiamente, de un modo distendido y abierto, sin arrebatos indebidos. Hallar la sabiduría necesaria para encarar esta tarea es, en sí, una expresión de nuestra fe.


Los hombres y las mujeres son completamente iguales. Pero, a partir de esta premisa fundamental, también pueden trazarse ciertas peculiaridades propias de cada sexo. Quisiera que nuestros hombres fuesen individuos valientes, honestos y capaces de proteger a los demás. Desearía que nuestras damas sean personas especialmente dotadas de una inmensa felicidad y buena fortuna. Para lograrlo, deben tener corazón puro. El refrán afirma: «Una mujer de corazón puro es un ángel; una mujer de corazón malvado es una bruja». La única diferencia entre ambos extremos es, simplemente, el corazón.


Escuché que uno de los principales problemas sociales de los Estados Unidos es el colapso de la institución familiar. En el Japón también se vislumbra la misma tendencia. A la luz de esta situación -y también urgido por el anuncio de que se fundará la División Futuro-, quise analizar diversas ideas que tenía en mente.


Una de las guías eternas de la SGI es que sus miembros desarrollen familias felices y armoniosas mediante la fe.


Concluyo mis palabras vislumbrando el día en que los jóvenes forjados dentro de sus cálidas y placenteras familias lleguen a ser líderes sobresalientes del siglo XXI, que iluminen los Estados Unidos y el mundo entero, como una brillante constelación de estrellas o como el sol resplandeciente.

DIAGRAMA DEL GOHONZON (GO Significa, "Digno de honor" y HONZON "Objeto de respeto fundamental"). Fuente Living Buddhism 1997.





































PARA ACCEDER A LAS EXPLICACIONES DE LAS 34 ESCRITURAS QUE LO COMPONEN, LA TRASCRIPCION POR NICHIKAN, SUS PERSONAJES Y QUE REPRESENTA SU GRAFISMO HACER CLICK AQUI.








EXPOSICION ITINERANTE: "SEMILLAS DEL CAMBIO: LA CARTA DE LA TIERRA Y EL POTENCIAL HUMANO" (Visitela Virtualmente).


Esta exposición, fue creada inicialmente por la Soka Gakkai Internacional y la Iniciativa de la Carta de la Tierra para la Cumbre Mundial de 2002 sobre Desarrollo Sostenible, que se realizó en Johannesburgo, Sudáfrica y estrenada en dicha Cumbre.

Asimismo, presenta el concepto de la vida sostenible fomentada por la Carta de la Tierra, a través de ejemplos de personas y grupos, en lugares como África y el Ártico, que han logrado hacer grandes cambios en su comunidad.


Su mensaje esencial se refiere a la inseparabilidad del ser humano y su ambiente, por lo que el propósito de la exposición es promover el desarrollo sostenible a partir del cambio de cada individuo basado en principios humanistas universales.

El temas central de la exposición, resalta historias de personas que han
abordado problemas en sus comunidades locales y se han convertido en fuerzas para el cambio global. Un ejemplo es el Comisionado de la Carta de la Tierra y premio Nobel de la Paz 2004, Wangari Maathai, quien inició un movimiento en Kenia cuyas mujeres han plantado 30 millones de árboles.


Está compuesta de 16 paneles sobre el desarrollo sostenible, el rol de la educación y la Carta de la Tierra como un importante documento que contiene principios y valores para llevar a la práctica una forma de vida sostenible.


La exposición ha itinerado por todo el mundo y a sido mostrada, en sus versiones en castellano, inglés, francés, italiano, alemán, árabe, chino y japonés.

Desde entonces la exposición ha recorrido paises como Inglaterra, Italia, Escocia, Francia, Austria, Argentina, Brasil, Suiza, EEUU, Canadá, Australia, Turkmenistán, Kazajstán, Perú, Japón, Taiwán (en más de 150 lugares), Hong Kong y otros países.

La exhibición "Semillas del cambio" ha sido presentada por grupos de la SGI de cada localidad gracias a la cooperación de diversas instituciones educativas, civiles y gubernamentales.


COMIENZO DE LA VISITA VIRTUAL. 




PANEL INICIAL

Quienes deseen realizar la visita virtual de los 15 paneles restantes, pueden acceder mediante el siguiente link o haciendo click sobre él:
http://www.sgi.org/es/base-de-datos/materiales-de-ong/desarrollo-sostenible/semillas-del-cambio.html

EL ICHINEN SANZEN. La vida del ser humano en cada instante. Simultáneamente es parte del universo entero y abarca dentro de sí mismo todas las leyes y los fenómenos del universo.

Temas desarrollados: EL YO. EL MUNDO FENOMÉNICO Y LA REALIDAD SUPREMA. LA RELACIÓN ENTRE LOS COMPONENTES. LOS DIEZ MUNDOS. LOS DIEZ MUNDOS CONSIDERADOS INDIVIDUALMENTE. LOS DIEZ TÍTULOS HONORÍFICOS DEL BUDA. LA POSESIÓN MUTUA DE LOS DIEZ MUNDOS. LOS DIEZ FACTORES. LOS TRES ÁMBITOS DE EXISTENCIA. LOS CINCO COMPONENTES. 


Era una tranquila mañana de Sábado cuando llegó el telegrama. Juan estaba sentado junto a la mesa de la cocina, tomando su café y leyendo el diario. Del otro lado de la mesa, Juana leía una revista. Un perezoso sol matinal penetraba calladamente a través de la ventana. La quietud fue interrumpida por el sonido del timbre en la puerta del frente.


Juan retornó a la mesa con un telegrama en la mano. A medida que lo iba leyendo, Juana vio los cambios que ocurrían. Las pupilas de Juan se dilataron y sus mandíbulas se tensaron. Su rostro se tornó rojo y sus puños se apretaron. De repente, todo el cuarto parecía haberse transformado. La temperatura parecía haber aumentado, el aire parecía espeso y los rayos del sol a través de la ventana se convirtieron en una brusca intromisión. Sin ni siquiera escuchar una palabra, Juana supo que había malas noticias.


Si congelamos esta escena y la examinamos, podemos observar los misteriosos funcionamientos de la vida a medida que ésta cambia de momento a momento. Cualquier cosa que fuera lo que decía el telegrama, obviamente enojó a Juan. Pero de igual forma podrían haber sido noticias que despertaban extrema felicidad, o una miríada de emociones diferentes.


En la filosofía budista de la vida, ichinen sanzen, que afirma que un solo instante de la vida posee tres mil aspectos, explica exactamente cuáles son esas posibilidades y cómo funcionan. Ichinen significa "un pensamiento" o "una mente", que proviene de la realidad suprema o el verdadero aspecto de la vida que existe a cada momento en la vida humana y en toda fenómeno. Sanzen significa "tres mil" y se refiere a la variedad de experiencias que la vida manifiesta en relación con su ambiente.


La experiencia de Juan respecto a las noticias en el telegrama cambió no sólo su vida interna sino también su ambiente inmediato. Todas las variaciones de la experiencia de la vida son manifestaciones de la Ley única o la entidad de la vida.

El Yo
Nuestra conciencia del "yo" forma una estructura en la cual nosotros basamos nuestra visión del mundo. Las dos partes en que nosotros percibimos el universo -el yo y lo otro, o lo interno y lo externo– provienen de nuestra conciencia del yo. Asimismo esta conciencia da lugar a otras dualidades: por ejemplo, la dualidad de la mente y el cuerpo (en la cual consideramos la mente como parte de nuestro ser verdadero, mientras que el cuerpo no lo es), la cualidad de lo material y de lo espiritual, o la dualidad de la humanidad y la naturaleza. Un pensamiento dualista tal como éste ha definido la evolución de la civilización moderna, pero es también la raíz de muchas crisis presentes en ella.


El Budismo señala maneras de solucionar tales crisis demostrando la verdad de que nuestra vida no está limitada al yo solamente, sino que comprende otras personas, el mundo y aún el universo. Tal vez no encontremos en ningún lugar una explicación mejor de esta idea –de que el individuo y el cosmos son inseparables– que en el principio de ichinen sanzen, que sostiene que un instante de la vida posee tres mil aspectos. El sistema filosófico de ichinen sanzen fue desarrollado en la China por el destacado maestro budista del Siglo V1, T’ien-t’ai (a quien la Corte Imperial de la China le dio formalmente el título de Gran Maestro). Él basó sus ideas en el Sutra del Loto, el cual gradualmente llegó a ser, en parte por sus esfuerzos, reverenciado como las enseñanzas supremas del Buda Shakyamuni. ichinen sanzen constituye una visión universal que explica la relación mutuamente inclusiva de todo los fenómenos y la realidad suprema de la vida.


Por supuesto, hay muchos más que tres mil fenómenos en el universo, pero el número es tomado para indicar la multiplicidad de fenómenos en la que la realidad suprema se muestra a sí misma. El número tres mil deriva de la multiplicación de los componentes principales de ichinen sanzen, los que discutiremos en detalle más adelante. Aquí, al menos, podemos señalar que esos componentes consisten en, primero, los Diez Mundos o estados de la vida. Cada uno de ellos posee en sí mismo la totalidad de los diez, constituyendo de esta manera cien mundos. Cada uno de esos mundos está dotado de los Diez Factores. Finalmente, cada uno de esos factores opera en Tres Ámbitos y así llegamos nuestro total de tres mil aspectos.


El mundo fenoménico y la realidad suprema
Así vemos que el principio de ichinen sanzen revela la influencia recíproca entre el mundo de los fenómenos y la realidad fundamental de la vida. También enseña que todos los fenómenos, sin excepción, existen dentro de cada momento de la vida de un individuo, y que por lo tanto cada uno de esos momentos contiene un potencial infinito. En "Sobre cómo lograr la Budeidad", el Daishonin escribe: "La vida, a cada momento, abarca el aspecto material y el espiritual; el sujeto y el ambiente de todos los seres animados, en todos los estados de la vida, así como el de todos los seres inanimados, desde las plantas, el cielo y la tierra, hasta la más diminuta partícula de polvo. La vida, a cada momento, es parte de todo el universo y se revela en todos los fenómenos." (MW1,3.) Lo que él quiere dar a entender es que el ichinen individual –la vida del individuo a cada momento -simultáneamente es parte del universo entero y abarca dentro de sí mismo todas las leyes y los fenómenos del universo.

Lo que, por lo tanto, significa que se extiende paralelamente (en tiempo y espacio) con el universo. Esta relación entre el microcosmos de la vida humana y el macrocosmos del universo es misteriosa -y maravillosa. Si miramos el mundo físico, podemos ver fácilmente que aún las cosas más pequeñas contienen un inmenso potencial. Todo este vasto universo tiene sus orígenes en un "huevo cósmico" que los físicos creen que fue indescriptiblemente diminuto,tal vez del tamaño de una partícula subatómica. La fusión de un núcleo minúsculo puede producir la potente energía de la bomba de hidrógeno. Cientos de millones de "pizcas" de información están almacenadas en un gen tan diminuto que es imposible verlo a través del microscopio. Se cree que el cerebro humano contiene cerca de 14 millones de neuronas, cada una de las cuales extiende sus dendritas a otras miles de neuronas, formando una red de comunicaciones de una vastedad incomprensible.


Desde el punto de vista temporal, la vida a cada momento puede ser enseñada como un corte transversal de una continuidad ininterrumpida, extendiéndose desde el pasado infinito hacia el futuro infinito. Respecto a esto, podemos pensar que el ichinen de una persona es como una película televisiva. En cuestión de un segundo, treinta imágenes sucesivas aparecen a través de la pantalla de la televisión, emergiendo para conformar una película de movimientos coherentes. Pero la longitud del momento, como lo explican las escrituras budistas, es mucho más corto que la duración de una de esas imágenes. El Gran Comentario sobre el Abhidharma dice que hay "sesenta y cinco instantes en un abrir y cerrar de ojos".


Sin embargo, de hecho el concepto budista de un "momento" implica una duración inconcebiblemente breve. Nuestra vida es una acumulación de una miríada de tales minúsculos momentos que circulan sin interrupción desde el pasado a través del presente y hacia el futuro. En cierto sentido, podemos ver cada momento como el producto de todos los momentos previos.


De forma similar, la causa hecha en el momento presente ayudará a determinar la naturaleza de cada momento subsecuente. Por lo tanto, podemos decir que el pasado, el presente y el futuro están contenidos en cada momento -cada momento es la condensación de una vida entera. La cosa más importante, entonces, es nuestro estado de vida a cada momento. La condición de vida de una persona de momento a momento determina el curso general que su vida tomará.


Nosotros podemos observar hasta cierto punto las actividades físicas y mentales de nuestra vida a través de disciplinas tales como la biología, la bioquímica, la psicología y la fisiología; pero los fenómenos que conciernen a todas estas ciencias son meramente expresiones de la vida, no la vida misma. La realidad última de la vida es intangible e invisible, incontrolable por el tiempo y el espacio. Sin embargo, se manifiesta en el mundo fenoménico a cada momento.


Nuestros cuerpos físicos están compuestos por muchos millones de células, que mueren constantemente y son reemplazadas. Nuestra mente también cambia a medida que ocurren distintas emociones y pensamientos. Nosotros estamos sujetos al cambio, tanto física como mentalmente; y a medida que el tiempo pasa, continuamente repetimos el ciclo de nacer y morir. Las circunstancias constantemente cambiantes de nuestro cuerpo y nuestra mente son consideradas como las funciones inherentes de una realidad fundamental inmutable.


La vida y la muerte son, por lo tanto. expresiones naturales de la realidad eterna de la vida; esta realidad eterna es, a su vez, el fenómeno inmutable del nacimiento y la muerte. La liberación de los sufrimientos del cambio viene sólo al momento cuando despertamos a la verdad eterna manifestada en nuestro ichinen. Entonces, como dice el


Daishonin, "repetimos el ciclo del nacimiento y la muerte en el eterno sendero de nuestra inherente naturaleza iluminada" (Gosho Zenshu, p.724)


Aunque los momentos de nuestra vida parecen pasar volando, podemos ver que, desde un punto de vista profundo, todos juntos, ellos abarcan la realidad fundamental. Cada momento trasciende los límites de espacio y tiempo para ser simultáneamente uno con la fuerza vital cósmica - la realidad fundamental del universo. Todas las formas de la vida se interrelacionan infinitamente en la vasta totalidad de la vida cósmica, y aún así ninguna de ellas pierde su individualidad. Nichikan Shonin, el décimo sexto sumo prelado de la Nichiren Shoshu, expresa la idea en su obra "La Triple Enseñanza Secreta”: "Desde el punto de vista del Sutra del Loto, la frase ‘tres mil mundos en un solo momento de vida’ tiene dos significados: ‘incluir’ e ‘impregnar’. El universo entero está incluido en cada momento; y cada momento penetra el universo entero. Cada momento es una partícula de polvo que posee los elementos de todas la tierras del universo, o una gota de agua cuya esencia no difiere en nada del mismo vasto océano.


La relación entre los componentes


Analicemos ahora las relaciones que existen entre los componentes principales de cada momento, o ichinen sanzen. Ellos son los Diez Mundos, su inclusión mutua, los Diez Factores y los Tres Ámbitos. Al comienzo del Gosho "El Verdadero Objeto de Veneración", Nichiren Daishonin cita un pasaje de "Gran Concentración y Discernimiento" (Maka Shikan) de T’ien-t’ai: “La vida a cada momento está dotada de los diez estados. Al mismo tiempo, cada uno de los Diez Mundos está dotado de los otros diez, de modo que cada entidad de vida posee, en realidad, cien estados. Cada uno de esos mundos por su parte posee treinta aspectos, lo que significa que en cien mundos hay tres mil aspectos. Estos tres mil aspectos de la existencia están presentes en cada entidad del ichinen. Sin la vida se acaba la materia. Pero si existe el menor soplo de vida, allí están contenidos los tres mil aspectos.” (MW-I,pág. 45).


Cuando T’ien-t’ai escribe : "La vida a cada momento está dotada de los Diez Mundos", quiere decir que en cada momento de vida existe el potencial para las diez condiciones: Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Tranquilidad, Éxtasis, Aprendizaje, Comprensión, Bodhisattva y Budeidad. Ninguno de los diez estados es fijo. La vida en cualquiera de los diez estados contiene en sí mismo todos los demás; en otras palabras, una persona en cualquier estado tiene, a cada momento, el potencial de manifestar cualquiera de los otros nueve estados. Este es el concepto de inclusión mutua, o "posesión mutua", de los Diez Mundos. Nuevamente, porque cada uno de los diez estados contiene en sí mismo los diez estados en su totalidad, es que llegamos al total de cien estados.


La expresión de T’ien-t’ai de que "cada uno de esos mundos posee treinta aspectos" se explica al entender que cada uno de los diez estados incluye Diez Factores de la vida, y a su vez, cada factor posee los tres aspectos de existencia. Esto podría entenderse como que los diez estados juntos tienen trescientos aspectos, sin embargo, desde que cada uno de los diez estados contiene los otros nueve además del suyo, el total es de tres mil aspectos. Los Diez Factores de la vida son: apariencia, naturaleza, entidad, poder (fuerza inherente), influencia, causa interna, causa externa, efecto latente y efecto manifiesto, y finalmente consistencia del principio al fin. Los Tres Ámbitos de la existencia son: el ámbito de los cinco componentes de la vida (forma, percepción, conceptualización, volición y conciencia); el ámbito de los seres vivientes y el ámbito del medio ambiente. Tres mil no es un número elegido al azar, sino que más bien es la expresión de un conjunto de principios que refleja la inmensidad y diversificación de la vida.


A través de la historia, las personas han comprendido que todos los fenómenos naturales son ilusorios e inciertos, y por ello han buscado la eterna e inmutable verdad de la vida. Diferentes maestros han ofrecido diferentes explicaciones de la relación entre esta verdad absoluta y el mundo efímero que experimentamos. Algunos han sugerido que esta verdad suprema gobierna este mundo desde un plano superior; otros, que yace más allá o detrás de los fenómenos, o que los fenómenos son en realidad mera ilusión y que sólo la verdad suprema es real. Una tendencia dualista similar se encuentra en algunas de las enseñanzas budistas anteriores al Sutra del Loto. Éstas generalmente sostienen que la mente es la base de todos los fenómenos, y que todos los fenómenos provienen de la mente.


En contraste, el principio de ichinen sanzen, basado en el Sutra del Loto, sostiene que la mente ( o cada momento de nuestra vida) y los fenómenos del universo son "dos pero no dos". Todos los fenómenos son manifestaciones de la realidad suprema, y esta realidad fundamental existen sólo en los fenómenos mutables: en otras palabras, ninguno puede existir independientemente del otro. Es así que todos los eventos del universo, por ser manifestaciones de nuestro Ichinen, están integrados formando una sola entidad, de tal forma que cada individuo está directamente conectado con el resto del universo.


Cada momento en la vida de cada individuo penetra los tres mil aspectos y éstos están comprendidos en cada uno de esos momentos. O sea que las formas de todos los fenómenos del universo derivan de esta interrelación,


A través del principio de ichinen sanzen, cada ser humano tiene el potencial de ser un Buda, despertado a la eternidad y la infinidad de la vida. Sin embargo, lo que las personas realmente experimentan es más bien algo diferente. Así, este principio, puede ser dividido en dos tipos: el ichinen sanzen teórico y el ichinen sanzen real. El ichinen sanzen teórico se refiere a la vida de los mortales comunes o las personas que no se han iluminado, a través de los nueve estados desde el Infierno hasta el de Bodhisattva, en el cual la Budeidad permanece en estado latente. En contraste, el ichinen sanzen real indica la vida de la Budeidad, o sea, la vida que activa y plenamente manifiesta la Budeidad..


El ichinen sanzen descrito en el "Hoben", segundo capítulo del Sutra del Loto es reconocido como teórico porque explica la Budeidad como un potencial inherente a las personas de los nueve estados inferiores. El ichinen sanzen indicado en el décimo sexto capítulo, "Juryo", es descrito como real porque presenta la Budeidad como una realidad manifestada en la vida de Shakyamuni. De acuerdo al Budismo de Nichiren Daishonin, sin embargo, la versión de ichinen sanzen descrita en el décimo sexto capítulo es incompleta, porque está explicada sólo como efecto, o sea, como la iluminación de Shakyamuni alcanzada en el pasado remoto.


Como la descripción de ichinen sanzen en este décimo sexto capítulo fracasa en revelar la causa que permitió que Shakyamuni alcanzara su iluminación original; carece de una clarificación completa de la realidad fundamental de la vida. Nichiren Daishonin fue la persona que identificó la causa original de la iluminación de Shakyamuni y, por lo tanto, la iluminación de todos los Budas, como Nam-myoho-renge-kyo, o la Ley Mística.

En "La Esencia del capítulo ‘Juryo' ", él escribe: "Nam-myoho-renge-kyo, el corazón del capítulo 'Juryo,' es la madre de todos los Budas en las diez direcciones y en las tres existencias del pasado, presente y futuro (MW-3,35).

La pregunta que debemos hacernos es: ¿Cómo los mortales comunes de los nueve estados inferiores pueden despertarse y manifestar su Budeidad latente? El Budismo de T’ien-t’ai fue, y es, extremadamente difícil de entender, y la meditación y prácticas que prescribe para "observar la esencia de la vida", o percibir los tres mil aspectos dentro de uno mismo, era poco factible para la vasta mayoría de la gente, siendo adecuado solamente para una pequeña élite monástica. Más aún, esas prácticas se concentraban solamente en las funciones internas de la vida y tenían muy poca relevancia al mundo exterior, la vida que todos tenemos que vivir en la sociedad.

Nichiren Daishonin, buscó establecer un forma de percibir el ichinen sanzen que sería accesible para todos, una práctica que no sólo iluminaría el ámbito interno de la vida sino que también transformaría el mundo en que vivimos.


De acuerdo a ello, él incorporó su iluminación a la ley de Nam-myoho-renge-kyo en la forma de una mandala llamada Gohonzon, la cual, en sus enseñanzas es el objeto fundamental de veneración. El Daishonin enseña que creer en el Gohonzon y entonar Nam-myoho-renge-kyo constituyen en sí mismos "observar la esencia de la vida" o el logro de la Budeidad. Por lo tanto, a través de la inscripción del Gohonzon, estableció un camino por el cual, todas las personas por igual, podrían percibir el ichinen sanzen y lograr la Budeidad en sus vidas comunes.


Para usar una analogía, aunque no sepamos nada de electrónica o del funcionamiento de un aparato de televisión, nosotros aún podemos disfrutar simplemente prendiendo el aparato. La fe en el Gohonzon es análoga al acto de prender la televisión y seleccionar el canal; la imagen que entonces vemos está ligada a la Budeidad que disfrutamos mientras se manifiesta desde dentro de nuestra vida. Nichiren Daishonin, por lo tanto, da una expresión concreta y práctica a la filosofía budista enseñada por Shakyamuni y sistematizada más tarde por T’ien-t’ai.


Los Diez Mundos
Los Diez Mundos, el primero de los principios que componen el ichinen sanzen, son los diez estados o condiciones de vida que experimentamos. Tomados conjuntamente, los Diez Mundos comprenden un análisis de las condiciones que una vida individual manifiesta en el transcurso del tiempo. La idea de los Diez Mundos describe las sensaciones subjetivas experimentadas por el yo, en el nivel más fundamental de la vida. Como hemos visto, los Diez Mundos comenzando con el más inferior hasta el más elevado, son: Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Humanidad, Éxtasis, Aprendizaje, Comprensión, Bodhisattva y Budeidad.


La idea de los Diez Mundos tuvo sus orígenes en una teoría cosmológica. En ésta se creía que había diez ámbitos distintos y separados en los que la gente renacía, y donde cada ámbito en particular estaba determinado por la naturaleza del karma acumulado por el individuo. Por ejemplo, la Humanidad denota el mundo de los seres humanos; la Animalidad el reino de las bestias, y el Infierno una prisión subterránea.


Sin embargo, en la doctrina de ichinen sanzen, los Diez Mundos no son vistos como lugares físicos sino más bien como estados o condiciones inherentes a cada uno de nosotros que experimentamos de momento a momento a través de nuestra interacción con el ambiente.


Nichiren Daishonin discute este aspecto de los seis primeros estados en "El Verdadero Objeto de Veneración": "Cuando miramos de tanto en tanto el rostro de una persona, la encontramos algunas veces alegre, otras encolerizada, y otras en calma. Por momento la avaricia aparece en la cara de la personas, por momentos la necedad y a veces la perversidad. La cólera es el estado del Infierno, la avaricia es el del Hambre, la necedad es el de la Animalidad, la perversidad es el de la Ira, la alegría es el del Éxtasis y la calma es el de la Humanidad (MW-I, 52).


Los cuatro mundos superiores son, del mismo modo, inherentes a la vida. De acuerdo con el Budismo de Nichiren Daishonin, el Infierno, el Éxtasis y aún la Budeidad son condiciones de la vida: " En cuanto al interrogante de dónde exactamente existen el Infierno y el Buda, un sutra dice que el Infierno existe debajo de la tierra y otro sutra dice que el Buda está en el Oeste. Sin embargo, un análisis más profundo revela que ambos existen en nuestro cuerpo de cinco pies" (MW I, 271). Como podemos ver, los Diez Mundos en su totalidad existen dentro de nuestra vidas cotidianas comunes.


Los Diez Mundos considerados individualmente
* El primer mundo, el Infierno (jigoku), indica un estado totalmente desprovisto de libertad, una condición de extremo sufrimiento y desesperación, en el que uno es impulsado por la cólera a destruirse a sí mismo y a los demás. Los sutras budistas describen varias clases de infiernos, tales como los ocho infiernos candentes, los ocho infiernos fríos y los dieciséis infiernos menores. Muy semejante a la manera en que el Dante describió en su Divina Comedia los nueve niveles del Infierno, los nueve niveles del Purgatorio y los diez niveles del Paraíso, esquema típico de la cosmología medieval cristiana.

El 26° Sumo Prelado Nichikan Shonin, se refiere igualmente a la cosmología tradicional cuando escribe en su "La Triple Enseñanza Secreta": “...el Infierno es la morada incandescente y el Hambre, un lugar de 500 yojanas debajo del mundo humano. Aquéllos en el estado de Animalidad viven en el agua, en la tierra y en el aire. La Ira tiene su morada junto al océano o en el fondo del mar. La Humanidad es la vida en la Tierra, y los seres en Éxtasis residen en un palacio".


Sin embargo, como hemos notado, el concepto de los Diez Mundos puede considerarse no sólo como un sistema cosmológico sino también como un esquema de potencias inherentes en toda vida. En este sentido, la afirmación de que "el Infierno es una morada de hierro incandescente" puede entenderse como la tormenta ineludible que sufrimos cuando estamos en el estado de Infierno.


* El segundo mundo es el Hambre (gaki). En este estado somos gobernados por unas ansias constantes de objetos o de ciertas experiencias tales como riqueza, fama, poder y placer. Las causas de este estado pueden encontrarse en tendencias como la avaricia, la mezquindad y los celos. Originalmente el mundo del Hambre era visto como un ámbito habitado por los espíritus de los muertos, quienes se creía, estaban sufriendo de inanición como retribución kármica por la avaricia y el egoísmo demostrado mientras vivían.

En el mundo del arte son representados con vientres abultados y cuellos angostos. En su "Tratado conforme a la Doctrina Correcta", Samghabhadra, el erudito oriundo de la India que vivió durante el Siglo V A.C., describe tres tipos de espíritus hambrientos cada uno de los cuales se subdivide en tres, el Sutra de la Meditación sobre la Ley Verdadera enumera treinta y seis clases. El reino habitado por esos espíritus hambrientos se creía estar localizado 500 yojana debajo de la superficie de la Tierra. (Una yojana era una medida métrica usada en la India Antigua: los cálculos de su longitud varían entre los 9.6 y los 24 Km.).

La imagen de una morada oscura y estrecha en las profundidades de la tierra, expresa vívidamente las restricciones del estado de Hambre, en la cual somos prisioneros de nuestros insaciables deseos.


* El tercer mundo es el de la Animalidad (chikusho). En este estado, somos como animales gobernados por instintos de supervivencia y por la falta de virtudes coercitivas tales como la razón o la moral. Las personas en este estado solamente observan "la ley de la jungla". Se aprovechan de los que son más débiles que ellos y adulan a los que son más fuertes.


* El cuarto de los mundos es el de la Ira (shura). Los primeros tres estados -Infierno, Hambre y Animalidad- se conoce, en conjunto, como los tres caminos del mal. La vida en estos estados está dominada por deseos instintivos y pasiones. En este estado, la Ira, existe una conciencia del ego -pero es un ego voraz y distorsionado, decidido a triunfar sobre los demás, a cualquier precio, y viéndolo todo como una posible amenaza a sus supervivencia. Se decía que este estado estaba caracterizado por asuras, demonios contenciosos que aparecen en la mitología de la India antigua. Como hemos visto, el Sumo sacerdote Nichikan escribió que "la Ira reside junto al océano; las olas rompen en el océano y su temible potencia para sumergir cualquier cosa en fracción de segundos pueden verse como una representación de un ego agresivo y arrogante, que es la carácter distintivo de la Ira.

En este estado solamente nos valoramos a nosotros mismos, despreciando a todos los demás. Nos creemos superiores a otros y no podemos soportar ser considerados inferiores a ninguna otra persona, en ningún aspecto. Los tres caminos del mal, junto con la Ira, se llaman "los cuatro caminos del mal" o los cuatro mundos inferiores.


* El quinto de los Diez Mundos, es el de la Humanidad (nin). Este mundo se caracteriza por la estabilidad vasta y llana de la Tierra. La Humanidad es el estado en el cual podemos usar la razón para controlar los deseos instintivos permitiendo así que las cualidades verdaderamente humanas, tales como el amor y la benevolencia, puedan emerger. Las personas en el estado de Humanidad experimentan tranquilidad y en general viven una existencia calma.


* El sexto de los mundos es el Éxtasis (ten). Este estado puede entenderse mejor si pensamos en el intenso placer que experimentamos cuando, por ejemplo, tenemos las satisfacción de lograr algo que hemos deseado por mucho tiempo, o cuando un largo sufrimiento se alivia. Aunque es intenso, el placer experimentado en este estado es de corta duración y extremadamente vulnerable a influencias externas.


Estos primeros seis estados, desde el Infierno al Éxtasis, se llaman en conjunto, los "Seis Caminos" o los seis mundos inferiores. Todos ellos tienen una cosa en común: se originan mediante la satisfacción o la frustración de diferentes deseos e impulsos. Por lo tanto, su aparición o desaparición está gobernada por circunstancias externas. El budismo señala que la mayoría de las personas pasan su vida fluctuando entre los seis estados, sin comprender que están completamente a la merced de sus reacciones al ambiente.

Cualquier felicidad o satisfacción que podamos obtener en este estado están totalmente gobernadas por las circunstancias y por lo tanto son transitorias. Pero cuando estamos atrapados en los seis mundos inferiores fracasamos en comprender esto, y en su lugar basamos toda nuestra felicidad (en realidad toda nuestra entidad) en factores externos, que por definición, están más allá de nuestro control. Sin embargo, cuando reconocemos que todo lo experimentado en los seis mundos inferiores es impermanente, una aceptación que nos impulsa comenzar una búsqueda por una verdad duradera, es cuando entramos los dos estados siguientes del Aprendizaje y la Comprensión.

Estos dos estados, junto con los dos últimos, de Bodhisattva y el de Budeidad, se llaman los "Cuatro Mundos Nobles". A diferencia de los Seis Caminos, que en esencia constituyen una reacción pasiva al ambiente, éstos cuatro estados superiores se logran solamente por medio de un esfuerzo continuo y deliberado.


* El septimo de los mundos, es el estado de Aprendizaje, en el buscamos la verdad indirectamente, por medio de las enseñanzas o experiencias de otras personas. La palabra japonesa para este estado, shomon, puede ser traducida como "el que oye la voz". Originalmente, fue usada para aquellos discípulos del Buda que lo habían escuchado predicar en persona.


* El octavo de los mundos, es el mundo de la Comprensión (engaku). Este estado es similar al del Aprendizaje, excepto que aquí, buscamos la verdad no a través de las enseñanzas de otras personas sino a través de nuestra propia percepción directa. La palabra sánscrita para este estado es pratyekabuda, y denota una persona que llega independientemente a un entendimiento de las verdades budistas.

Juntos, el Aprendizaje y la Comprensión, se describen como los "dos vehículos". En esos estados, habiendo comprendido la impermanencia de todas las cosas, hemos ganado cierto grado de independencia: ya no estamos sujetos a nuestras reacciones hacia el ambiente, como cuando estamos transitando por los seis estados inferiores.


Pero nada es perfecto. Las personas de los dos vehículos tienen la tendencia a mirar con desdén a aquellos que aún no alcanzado su mismo nivel de entendimiento, o sea, aquellos que marchan penosamente por los Seis Caminos. Además, su búsqueda de la verdad es en gran parte una cuestión de interés propio; de modo que las personas en esos dos estados pueden retener un poco de egoísmo.


* El noveno de los mundos, es el mundo de el Bodhisattva (bosatsu). Este estado, en contraste con los dos vehículos, está caracterizado por la compasión y el comportamiento altruista. Los Bodhisattvas, aunque aspiran a la iluminación suprema, al mismo tiempo tienen la determinación de que todos los demás seres humanos, también alcancen el mismo estado. Conscientes de los lazos que nos unen a los demás cuando estamos en el estado de Bodhisattva, comprendemos que la felicidad que disfrutamos en forma solitaria es ilusoria y sólo parcial, y por lo tanto nos dedicamos a aliviar los sufrimientos de otras personas, aunque sea a costa de nuestra propia vida.

Cuando estamos en este estado encontramos que nuestra mayor satisfacción proviene de un comportamiento altruista. Nichiren Daishonin señala el objetivo y el espíritu del Bodhisattva en una frase de la "Recopilación de la Enseñanzas Transmitidas Oralmente" (Ongi Kuden): "La alegría significa que tanto uno mismo como los demás se regocijan" (Gosho Zenshu, pág.761). Dr. Hans Selye, en su libro El Stress de la Vida (1956), enfatiza la importancia de expandir los horizontes personales. Él dice que transformando los impulsos egoístas en acciones altruistas, provocando así un sentimiento de gratitud en otras personas- es el camino hacia la verdadera seguridad interna. Esta preocupación por los demás es característica del estado de Bodhisattva.


Los estados desde el Infierno hasta el Bodhisattva son conocidos colectivamente como los "nueve mundos". El término es usado con frecuencia para indicar la condición no iluminada de los mortales comunes, en contraste con el décimo de los Diez Mundos: la Budeidad (butsu).

* El décimo de los Diez Mundos: la Budeidad (butsu), implica una condición de libertad perfecta y absoluta; el estado supremo en el cual despertamos a la verdad perfecta y fundamental que es la realidad de todas las cosas.

Se considera que en conjunto, los diez títulos honoríficos del Buda, que aparecen en el Comentarios sobre las Diez Etapas de Nagarjuna, describen el gran poder, la sabiduría, la virtud y la capacidad única de aquellos en el estado de la Budeidad.

Los diez títulos honoríficos del Buda.
1."El que así llega".

Se refiere a alguien que ha venido del mundo de la verdad. Un Buda personifica la verdad fundamental de todos los fenómenos y capta la ley de causalidad que penetra el pasado, el presente y el futuro.


2."Digno de ofrendas".
Se refiere a una persona que está calificada para recibir ofrendas tanto de los seres humanos como los celestiales.


3."Conocimiento correcto y universal".
Lo que implica alguien que comprende todos los fenómenos correcta y perfectamente.


4."Claridad y conducta perfectas".
Es el título que describe una persona que entiende la eternidad del pasado, el presente y el futuro y quien realiza buenas acciones hasta la perfección.


5."Bondad alcanzada".
Esto significa una persona que ha alcanzado el mundo de la iluminación.


6."Entendimiento del mundo".
Esto implica una persona quien, mediante su comprensión de la ley de causalidad, entiende todos los asuntos seculares y religiosos.


7."Valor insuperable".
Una persona que se distingue supremamente entre los demás seres humanos.


8."Instructor de las personas".
Este título describe alguien quien instruye y guía a las personas a la iluminación.


9."Maestro de los seres humanos".
En otras palabras, un maestro que puede guiar a todos los seres humanos y a los celestiales.


10. ‘Buda, el Honrado por el mundo".
Este título significa una persona dotada de perfecta sabiduría y virtud, quien puede ganar el respeto de todas las personas. El Budismo constituye un sistema práctico de enseñanza que en su totalidad provee de los medios para comprender este estado ideal de la Budeidad.


Hoy, por todos lados vemos evidencias de los logros remarcables de la ciencia y la tecnología durante las últimas décadas pasadas, y sin embargo, irónicamente, esos mismos avances han actuado a menudo para restringir nuestra libertad, dando la impresión de que sólo somos una pieza en la gigante maquinaria de la sociedad burocrática. Aún más, las enfermedades que han aparecido por la naturaleza de nuestra civilización moderna, tales como las relacionadas con el stress y varios desórdenes emocionales, que son endémicas. A pesar de nuestros beneficios, entonces, todavía nos tenemos que liberar de los sufrimientos de los seis mundos inferiores.


La Budeidad trae como consecuencia la sabiduría de reconocer la realidad fundamental de nuestra vida, la compasión infinita, un perfecto yo eterno, y una pureza de vida total e incorruptible. De acuerdo con las enseñanzas budistas, sólo cuando hemos establecido como nuestra base este estado superior –la Budeidad– es que podemos transformar nuestra existencia, dirigiendo todas las actividades mentales y físicas de nuestros nueve mundos hacia metas altruistas y valiosas.


La posesión mutua de los Diez Mundos
En "La Apertura de los Ojos", Nichiren Daishonin escribe: "El concepto de ichinen sanzen comienza con un entendimiento de la posesión mutua de los Diez Mundos o estados de la existencia" (MW-2, 80). Posesión mutua o inclusión mutua significa que cada uno de los Diez Mundos comprende los otros mundos dentro de sí.

Podemos interpretar esto como que todos los diez estados son inherentes en cada individuo. Una persona que experimenta el estado de Humanidad en un momento puede, en el momento siguiente, permanecer en ese estado o manifestar cualquier otro de los nueve mundos.

Lo que este principio nos dice, entonces, es que la vida no permanece fija en cualquiera de las diez condiciones sino que a cada momento puede manifestar cualquiera de las diez; y también que la vida en cualquiera de esas condiciones, posee todas las otras condiciones en forma latente dentro de sí mismas.


La idea de la posesión mutua explica la interrelación de los Diez Mundos en como uno o el otro pasa de su estado latente a una manifestación activa, o de una manifestación activa a un estado latente. Por ejemplo, en un momento podemos estar experimentando la alegría del Éxtasis, pero en el momento siguiente algún factor de nuestro alrededor puede cambiar repentinamente y así nosotros nos zambullimos en las profundidades del Infierno.

Pero esto no significa que el estado de Éxtasis ha dejado de existir en nosotros, sino que simplemente a pasado a un estado latente; y con el estímulo externo apropiado, emergerá nuevamente de su latencia.


De esta manera, los diez estados desde el Infierno a la Budeidad pueden ser activados a través de nuestra relación con el mundo externo, manifestándose tanto en el aspecto físico como en el espiritual de nuestra vida cotidiana.


Podemos ver, entonces, que la idea de la posesión mutua de los Diez Mundos es un concepto que describe la dinámica estructura de la vida en una forma total. Nichiren Daishonin explica el concepto en su " El Verdadero Objeto de Veneración": "Aún un villano despiadado ama a su esposa y a sus hijos" (MW-1, 53).

Por lo tanto el estado de la Budeidad -así como todos los otros estados- existe aún en el mundo del Infierno.

Konrad Lorenz (un científico en comportamiento, oriundo de Austria) señala que aunque los animales actúan normalmente sólo de acuerdo con sus instintos, algunos ayudarán a otra criatura que sufre. Podemos tomar esto como un ejemplo de que el estado de la Budeidad existe en el mundo de la Animalidad.


Cuál de los Diez Mundos se manifestará en un momento dado, depende no sólo de las influencias externas sino también de las propias tendencias básicas. Una cierta influencia externa no necesariamente hará que el mismo mundo se manifieste en dos personas en forma diferentes.

Por supuesto, nuestras condiciones fluctúan de un momento al otro, pero en una perspectiva más amplia, siempre existe una condición o un conjunto de condiciones alrededor de las cuales se centran nuestras actividades y a las cuales estamos más propensos a regresar.

Por ejemplo, algunas vidas giran en los tres caminos del mal, otras oscilan entre los seis mundos inferiores, y la motivación de algunas personas es la búsqueda de la verdad, lo que caracteriza los dos vehículos.


En definitiva, el concepto de la posesión mutua de los Diez Mundos -que clarifica la igualdad fundamental y el potencial infinito de cada ser humano, explica que cada individuo posee la potencia para elevar sus tendencias básicas. En otras palabras, a través de un esfuerzo continuo en la práctica budista, podemos elevar gradualmente nuestras tendencias básicas hasta que a lo largo del tiempo establezcamos el estado supremo de la Budeidad como nuestra fundación.


Aunque es imposible describir el estado de la Budeidad, incluso imposible de imaginar, podemos pensar en éste como una condición de júbilo y confianza absolutas experimentadas en lo profundo de nuestro ser, y expresadas a través de los nueve mundos de la vida cotidiana. Durante el proceso de elevar nuestras tendencias básicas, nuestras percepciones y valores seguramente cambiarán.


En una carta a su discípulo Soya Kyoshin, Nichiren Daishonin escribe: “Espíritus hambrientos perciben el río Ganges como fuego, los seres humanos lo perciben como agua, y los seres celestiales lo perciben como amrita (néctar divino).

El agua es la misma, pero parece diferente de acuerdo con la capacidad kármica de los individuos” (Gosho Zenshu, pág.1050). El Daishonin está diciendo que la vida en el estado de Hambre percibe las aguas del Ganges como si fueran sus propias llamas abrasadoras de la avaricia, mientras que una vida en un estado diferente tiene una percepción totalmente distinta.

Aunque el párrafo se refiere sólo a la percepción en el estado de Hambre, Humanidad y Éxtasis, de igual forma el mismo principio obviamente se aplica a todos los otros estados. En el análisis final, entonces, cuando establezcamos la Budeidad como una fundación inmutable, de tal manera que nuestra vida individual se fusione con la Budeidad del cosmos, entonces con toda seguridad crearemos una vida de júbilo ilimitado y libertad absoluta.


Los Diez Factores
Cada uno de los Diez Mundos tienen sus únicas y propias características -el Infierno por ejemplo, es muy diferente del estado de Aprendizaje. Los Diez Factores (junyoze), por otra parte, son el mecanismo por el cual un estado cambia con cada momento que pasa.

La vida en el Infierno, Hambre, Animalidad o cualquiera de los otros Diez Mundos, posee los mismos Diez Factores. La palabra nyoze, literalmente "es como" es un prefijo de los nombres de los Diez Factores que se recitan en el capítulo "Hoben” del Sutra del Loto. Los Diez Factores explican cómo cambia la vida de uno de los Diez Mundos al otro.


Los Diez Factores
* Apariencia (nyoze-so): Esos aspectos que pueden ser percibidos o pueden discernirse desde el exterior. La apariencia incluye atributos tales como el color, la forma y el comportamiento, y en términos de los seres humanos señala el aspecto físico de nuestra existencia, incluyendo el cuerpo y sus funciones.


* Naturaleza (nyoze-sho): La disposición inherente o esas cualidades que no pueden discernirse desde el exterior. En términos de la vida humana, la naturaleza indica los aspectos espirituales como la mente y la conciencia.


* Entidad (nyoze-tai): La entidad o esencia de la vida que se manifiesta como una apariencia externa y una naturaleza interna pero en sí misma no es ninguna de las dos. Es la entidad de la vida en cualquiera de los Diez Mundos.


Estos primeros tres factores describen la vida desde un punto de vista estático. Analizan lo que la vida es y forman también una base teórica para el concepto budista de la unidad del cuerpo y la mente (shiki shin funi). Los seis factores siguientes analizan las funciones dinámicas de la vida. El poder y la influencia describen el funcionamiento de la vida en términos del espacio, mientras que la causa interna, relación, efecto latente y efecto tienen que ver con la causalidad y explican las funciones de la vida en términos del tiempo.


* Poder (nyoze-riki): La capacidad de actuar inherente a la vida, su fuerza latente o energía para lograr algo. Cada uno de estos diez estados tiene su poder correspondiente. La vida en el estado de Ira tiene el poder de destruir valor, mientras que la vida en el estado de Bodhisattva tiene el poder de aliviar el sufrimiento de los demás.


* Influencia (nyoze-sa): La acción o el movimiento producido cuando el poder latente de la vida es activado. Es el empleo de la influencia, ya sea buena o mala, en pensamientos, hechos o acciones.


Estos dos factores, el poder y la influencia, presuponen la existencia de algún objeto externo hacia el cual se dirige un movimiento o una acción. La entidad, cuando es acompañada por los factores dinámicos del poder y la influencia, podría considerarse como un sujeto autónomo que puede actuar en relación con otras existencias. Más aún. El poder y la influencia no están necesariamente en proporción uno con el otro.

El poder inherente puede ser grande, pero la influencia pequeña; o el poder inherente de uno puede ser pequeño pero la influencia inmensa. Una persona de gran talento (poder inherente) que está en estado de Infierno, donde la fuerza vital es insignificante, ejercerá muy poca influencia en el ambiente.

Mientras que una persona que pueda tener un talento promedio pero se encuentra en un estado de vida superior como el de la Humanidad o el de Bodhisattva, revelará una gran parte de su poder inherente y producirá un impacto mayor en el ambiente. Los próximos cuatro factores explican cómo las acciones del sujeto causa el fluctuación desde uno de los Diez Mundos al otro.


* Causa interna (nyoze-in): La causa latente en la vida que simultáneamente contiene un efecto en una latente posibilidad. Causas buenas producen efectos buenos, mientras que malas causas, producen malos efectos.


* Relación (nyoze-en): La causa auxiliar o el estímulo ambiental que ayuda al karma a producir su efecto. Aunque se le llama causa externa, no es el ambiente en sí mismo sino la conexión entre la vida y el ambiente. Cuando es activada por la relación, una causa interna sufre un cambio y simultáneamente produce un nuevo efecto latente. Es también a través de esta función de relación que los efectos latentes se manifiestan.


* Efecto latente (nyoze-ka): El efecto latente producido en las profundidades de la vida cuanto la causa interna es activada por la relación. Como tanto la causa interna y el efecto latente están dormidos en la profundidad de la vida, no hay lapso entre las dos, tal como ocurre frecuentemente entre la acción y su resultado perceptible.


* Efecto manifiesto (nyoze-ho): El resultado concreto, perceptible que emerge después de cierto tiempo como consecuencia de una causa interna y un efecto latente.


Para clarificar cómo los primeros tres factores (apariencia, naturaleza y entidad), los cuales componen una vida humana, demuestran los seis factores siguientes desde el poder hasta el efecto manifiesto, tomemos como ejemplo una escultora principiante. Su capacidad artística (poder) encuentra su expresión en los esfuerzos concretos (influencia) de perfeccionar el uso del martillo y el cincel. A través de su interacción con la madera o la piedra (relación) sus habilidades artísticas innatas (causa interna) son estimuladas (efecto latente) y con el tiempo ella se convertirá en una artista magistral (efecto manifiesto).






* Consistencia desde el principio hasta el fin (nyoze-honmmatsu-kukyo-to) El factor integrante que unifica todos los otros nueve factores a cada momento en una sola entidad de la vida. Donde hay un factor, los otros nueve estarán invariablemente presentes. No importa en cuál de los Diez Mundos uno se encuentre, el décimo factor afirma que los otros nueve estarán en consistencia con ese estado. Los primeros tres factores son la entidad (principio) y los seis factores siguientes son su función (fin). Tanto el principio como el fin, que son la entidad y la función de todos los fenómenos, son inseparables.


LOS TRES ÁMBITOS DE EXISTENCIA
Los Tres Ámbitos son el último de los componentes de ichinen sanzen.

Ellos son: el ámbito de los cinco componentes, el ámbito de los seres vivientes, y el ámbito del medio ambiente. Podemos considerar estos Tres Ámbitos como las tres dimensiones del mundo fenoménico en el cual los Diez Mundos se manifiestan.


Los cinco componentes se combinan para formar un ser viviente. Los seres vivientes son seres individuales que manifiestan los Diez Mundos. El ambiente es donde los seres vivientes llevan a cabo sus actividades.

Los cinco componentes
Forma (shiki): El aspecto físico de la vida que posee atributos tales como la forma y el color. Forma también indica los cinco sentidos - vista, oído, olfato, gusto y tacto- a través de los cuales uno percibe su mundo externo.


Percepción (ju): La función de recibir información externa a través de los cinco órganos sensoriales (los cinco sentidos) más la mente ( que integra las impresiones sensoriales).


Conceptualización (so): La función por la cual uno forma una idea o un concepto sobre lo que ha sido percibido.


Volición (gyo): La voluntad de tomar acción hacia lo que ha sido percibido. (La acción misma sería clasificada como "forma").


Conciencia (shiki): La función discerniente de la vida que puede hacer juicios válidos, distinguir entre lo bueno y lo malo y así sucesivamente. La conciencia también actúa para apoyar e integrar los otros cuatro componentes.


La forma corresponde al aspecto físico de la vida y los otros cuatro al aspecto espiritual. Sin embargo, como el Budismo sostiene que los aspectos materiales y espirituales de la vida son inseparables, no hay forma sin percepción, conceptualización, volición y conciencia y tampoco puede haber conciencia sin forma, percepción conceptualización y volición. Los cinco componentes deben ser entendidos como un todo y asimilados en términos de su interrelación.


Las diferencia entre los Diez Mundos son reflejadas en el funcionamiento de los cinco componentes. Por ejemplo, en el estado de Infierno, uno percibe y reacciona a un fenómeno dado en forma muy diferente que si hubiera encontrado en el estado de Bodhisattva. El karma que uno crea por lo tanto también diferirá. Por ello, los cinco componentes están coloreados por el karma individual formado en vidas sucesivas y ellos también funcionan para acumular karma posterior.


El segundo ámbito es el de los seres vivientes. Todos los seres vivientes, desde aquellos en el estado de Infierno a aquellos en el estado de Budeidad, están formados por la unión temporaria de cinco componentes, temporaria porque se desintegrará al morir.

Cualquiera de esos Diez Mundos que sirva de base para el funcionamiento de los cinco componentes, se manifestará también en el ser viviente formado por esos cinco componentes.

Ya que los seres vivientes son percibidos como una unión temporaria de los cinco componentes, surge la interrogante de por qué se debiera establecer un ámbito separado para ellos, aparte del ámbito de los cinco componentes. La respuesta es que esos dos ámbitos consideran los seres vivientes desde ángulos diferentes.

El ámbito de los cinco componentes analiza los seres vivientes en el funcionamiento de los componentes físicos y espirituales, mientras que el ámbito de los seres vivientes lo considera como un individuo integro capaz de interactuar como el ambiente.

El ámbito de los seres vivientes también puede interpretarse en el plural como un grupo de seres vivientes. En este sentido, el reino de los seres vivientes indica la verdad que nosotros vivimos en un estado de interrelación perpetua y dependencia mutua con otros seres vivientes.

Sin embargo, a menudo caemos bajo la ilusión de que el "yo" es de alguna manera absoluta e independiente de los demás. El Budismo enseña que el sufrimiento nace finalmente de este egocentrismo. La idea de que "los seres vivientes no son más que una unión temporaria de los cinco componentes" tenía la intención de ayudar a romper la el apego a una idea de uno mismo como fija y absoluta.


El tercer ámbito es el del medio ambiente, el lugar donde los seres vivientes habitan y del cual dependen para subsistir.

Este incluye toda forma de vida como las plantas, árboles, montañas, ríos y así sucesivamente. Cualquiera de los Diez Mundos que sea manifestado por un ser viviente, se manifestará en el medio ambiente.

Como se explicó anteriormente, los Diez Mundos fueron originalmente concebidos como ambientes físicos distintos. El Infierno se consideraba estar bajo de la tierra, el Paraíso en la cima del Monte Sumeru, y así sucesivamente.

De acuerdo con el ichinen sanzen, la tierra misma, como los seres vivientes, posee todos los Diez Mundos.

La única diferencia es que el ambiente no tiene una condición de vida independiente. Manifiesta uno u otro de los Diez Mundos en respuesta a la condición de vida de los seres vivientes que la habitan.

Por ejemplo, aquellos en el estado de Hambre experimentarán un ambiente determinado en una forma diferente que lo haría en el estado de Humanidad. La implicación más significativa aquí es que los seres humanos pueden transformar su ambiente elevando su propio estado de vida. No hay un ámbito especial donde mora el Buda. Mejor dicho, al manifestar nuestra Budeidad innata, los seres humanos pueden hacer del ambiente inmediato la tierra del Buda.


Mientras los Diez Mundos y los Diez Factores son comunes a todos lo seres, los Tres Ámbitos explican que no hay seres iguales. Las diferencias más básicas expresadas en los Tres Ámbitos de existencia son las de los Diez Mundos. Aún entre los seres vivientes en el mismo mundo de Aprendizaje, no habrá dos que tengan la misma forma física, o dos que percibirán, conceptualizarán y responderán al mundo exactamente de la misma manera.

Tampoco ninguno de ellos tendrá el mismo ambiente, pues cada persona se interrelaciona en forma única con el resto del mundo.