¿QUÉ ES LA FE? LA FE ABARCA LA VERDAD, EL CORAJE, LA SABIDURÍA Y LA BUENA FORTUNA. INCLUYE LA COMPASIÓN Y LA HUMANIDAD, ASÍ COMO LA PAZ, LA CULTURA Y LA FELICIDAD. LA FE ES ESPERANZA ETERNA; ES EL SECRETO PARA EL AUTO-DESARROLLO SIN LÍMITES. LA FE ES EL PRINCIPIO BÁSICO DE CRECIMIENTO. (LAS DISCUSIONES SOBRE LA JUVENTUD, VOLUMEN 2, PÁGINAS 163/64).

¿QUÉ ES EL BUDISMO? ES EL NOMBRE DADO A LAS ENSEÑANZAS DE UN BUDA. "BUDA" SIGNIFICA "EL ILUMINADO”; ALGUIEN QUE PERCIBE LA ESENCIA O REALIDAD DE LA VIDA EN SU INTERIOR, ES UN SER ILUMINADO A LA VERDAD DE LA VIDA Y DEL UNIVERSO. A DIFERENCIA DE OTRAS RELIGIONES, EL BUDISMO NO ALEGA UNA REVELACIÓN DIVINA. COMIENZA CON UN HOMBRE, QUE A TRAVÉS DE SUS PROPIOS ESFUERZOS Y PERSEVERANCIA, DESCUBRIÓ LA REALIDAD DENTRO DE SÍ Y ENSEÑÓ QUE TODOS PODÍAN HACER LO MISMO. EL BUDA NO PUEDE SER DEFINIDO, COMO UN SER TRASCENDENTAL O SUPREMO. EN ESTE SENTIDO, EL BUDISMO, NO SOLO ES LA ENSEÑANZA DE UN BUDA, SINO LA ENSEÑANZA QUE POSIBILITA A TODAS LAS PERSONAS REVELAR SU NATURALEZA DE BUDA. EL BUDISMO ES UN SISTEMA PRÁCTICO DE ENSEÑANZA QUE NOS PERMITE CONCRETAR EL ESTADO IDEAL DE LA BUDEIDAD… LA PROPIA PERFECCIÓN.

¿QUE ES EL KOSEN-RUFU? “ES LA LUCHA PARA TRANSFORMAR LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS, REVIRTIENDO LA OSCURIDAD QUE RESIDE EN EL INTERIOR DE SU VIDA, HACIENDOLO TOMAR CONCIENCIA DE SU NATURALEZA DE BUDA INHERENTE". LA ESENCIA DE “ESTABLECER LA ENSEÑANZA CORRECTA PARA ASEGURAR LA PAZ EN LA TIERRA” ESCRITO POR NICHIREN DAISHONIN, RADICA EN CONSTRUIR UNA RED DE PERSONAS DEDICADAS AL BIEN. PERO COMO ESTA CONTIENDA IMPLICA TRANSFORMAR DE RAÍZ LA VIDA DE LAS PERSONAS PROVOCARA RESISTENCIA EN CIERTOS SECTORES… ESTA GRAN BATALLA ES LA CLAVE PARA CREAR UN MUNDO DE PAZ Y DE FELICIDAD VERDADERAS, UNA TIERRA DE BUDAS.

YIGUIO Y KETA. PRÁCTICA PARA UNO MISMO Y PRÁCTICA PARA LOS DEMÁS. ESTOS ASPECTOS DEL BUDISMO VERDADERO SON: YIGUIO (PRÁCTICA PARA UNO MISMO) Y KETA (PRÁCTICA POR EL BIEN DE OTROS). AMBOS CONSTITUYEN UNA PRÁCTICA COMPLETA. SON COMO DOS RUEDAS QUE FUNCIONAN AL UNÍSONO PARA ADELANTAR NUESTRAS VIDAS, PARA MANIFESTAR NUESTRA ILUMINACIÓN INHERENTE.

¿QUE ES LA SOKA GAKKAI INTERNACIONAL (SGI)?...ES UNA ORGANIZACIÓN BASADA EN EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN, INSPIRADA EN EL RESPETO A LA VIDA, LA CONCIENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, BUSCANDO DESPERTAR EN LAS PERSONAS EL ESPÍRITU DE RECONOCER, RESPETAR Y APRECIAR LAS SEMEJANZAS Y LAS DIFERENCIAS, PERMITIENDOLES FORTALECERSE Y TRANSFORMAR SU INTERIOR PARA DESARROLLAR SU MÁXIMO POTENCIAL, ASUMIENDO LA RESPONSABILIDAD DE SU PROPIA VIDA Y COMPROMETIENDOSE CON LA SOCIEDAD, EMPRENDER ACTIVIDADES EN SU VIDA COTIDIANA, PARA DESPLEGAR LA CAPACIDAD DE VIVIR CON CONFIANZA, CREANDO VALOR EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA Y CONTRIBUYENDO AL BIENESTAR DE AMIGOS, FAMILIARES Y SU COMUNIDAD…

…UNA DE LAS DIFICULTADES QUE LOS LATINOS TIENEN PARA COMPRENDER EL BUDISMO, radica en lo que el término "religión" significa en su ámbito social… Las religiones occidentales tienen sistemas jerárquicos en los que las reglas y los dogmas se establecen desde arriba hacia abajo… Ellas están basadas en la creencia de una deidad sobrenatural… La relación entre el maestro y el discípulo es interpretada como la de una persona que ciegamente, sigue a otra… VER MAS…

EL ESFUERZO DE NO RENDIRSE JAMAS. Vivimos una vida fragmentada y llena de conflictos. Estamos divididos en centenas de grupos de seres humanos, limitados por el miedo, la vergüenza, la culpa, la ira, las obsesiones y las emociones… esta lucha interna hace que no nos podamos entender… ¿Por que pasa esto...? VER MAS…

LA RECITACION DE LOS CAPITULOS “MEDIOS HABILES” Y “DURACION DE LA VIDA”. Carta a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Este Ghoso, nos acerca a un precepto conocido como “seguir las costumbres de la región”. El significa que, mientras no esté en juego ninguna trasgresión grave, no se debe ir contra las tradiciones y costumbres de un país, región o comunidad, aunque debamos apartarnos ligeramente de las enseñanzas. Este criterio fue establecido por el Buda... VER MAS…

LAS REUNIONES DE DIALOGO O ZADANKAI, SON UN OASIS…En la actualidad, el egoísmo desmedido, provoca profundos trastornos en el corazón humano y estamos perdiendo la coexistencia con la naturaleza; por ello estos mini cónclaves de miembros de todas las edades, razas, intereses y antecedentes, son un foro de intercambio rico y refrescante. En un mundo afectado por la "DESERTIFICACION SOCIAL", estas reuniones son un oasis, en el que los seres humanos en forma individual, se esfuerzan en concretar la paz mundial y la prosperidad de la sociedad humana. ...Como budistas, al establecer una condición de paz interior en la vida cotidiana, contribuimos con la paz del mundo, posibilitando a cada uno, desarrollar su potencial inherente... VER MAS…

ONCE BENEFICIOS DE LA PRACTICA DEL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN. HIYU DEL SUTRA DEL LOTO. Por la SGI de Venezuela.

1. SABIDURIA: Es la condición de vida que determina como uno deriva valor de sus conocimlidiar con nuestras circunstanciasientos.
2. Comprensión de la eternidad de la vida o Ley de Causa y Efecto.
3. Persistencia y Tolerancia.
4. SERENIDAD: Estado en el cual la mente no divaga y aprendemos a afrontar nuestras circunstancias y las disfrutamos por lo que son.
5. BUENOS ALREDEDORES: las influencias o personas negativas se evaporan de nuestras vidas.
6. RECONOCIMIENTO DE LA ESENCIA O PRINCIPIO PRIMORIDIAL: Consiste en reconocer la verdad de todos los fenómenos de la vida, desarrollar una correcta visión de la realidad y disminuir el miedo a la muerte.
7. Mejoramiento del temperamento.
8. Misericordia.
9. COMPRENSION DE LA VERDAD: Este budismo es una filosofía de la vida práctica, concreta y clara, que nos permite convertirnos en personas con mentes prácticas, concretas y claras.
10. FUERZA DE PROPOSITO: es una condición de vida que no puede ser derribada por desafíos o dificultades aparentemente imposibles de superar.
11. ILUMINACION: Condición de felicidad absoluta, donde cada instante es apreciado y disfrutado.
CONCLUSION: El cambio mas valioso que se obtiene, es el aumento del control que desarrollamos sobre nuestro destino, volviendonos dueños del mismo y esto nos da la medida de cuanto disfrutamos de la vida.

LAS ENSEÑANZAS DE SHAKYAMUNI Y EL SUTRA DEL LOTO. Fuente: Soka Gakkai de España

Las enseñanzas de Shakyamuni, el fundador histórico del Budismo, están registradas en un enorme conjunto de textos, conocidos como sutras. La manera en que la filosofía del Budismo es presentada dentro de los sutras varía ampliamente. Esto puede ser explicado por varios factores. Durante unos 50 años, a lo largo de los cuales Shakyamuni compartió sus enseñanzas con el pueblo de su época, él viajó por toda la India. En lugar de exponer su filosofía de una manera sistemática, su enseñanza adoptó principalmente la forma de diálogo. Reuniéndose con personas de una amplia gama de antecedentes, desde ministros de estado hasta hombres y mujeres iletrados, él buscó responder a sus preguntas y dudas. Sobre todo, él buscaba brindar respuestas a las preguntas fundamentales de la existencia humana: ¿Por qué nacemos y debemos enfrentar los inevitables sufrimientos de la enfermedad, el envejecimiento y la muerte?

Los sutras fueron recopilados en los años siguientes a la muerte de Shakyamuni; se cree que el Sutra del Loto fue recopilado entre los siglos I y II d.C. En sánscrito es conocido como el sutra-saddharmapundarika (Lit., "sutra del dharma correcto del loto blanco").

Como muchos sutras Mahayana, el Sutra del Loto se propagó mediante la "transmisión septentrional" hacia el Asia Central, la China, Corea y Japón. Ingresando originalmente a la China en el siglo III d.C., se dice que el Sutra del Loto había sido traducido en varias diferentes versiones chinas, de las cuales existen todavía tres versiones completas.

La traducción del siglo V hecha por Kumarajiva (344-413 d.C.) es considerada como particularmente notable; se cree que su claridad filosófica y belleza literaria desempeñó un importante papel en la amplia veneración de este sutra por toda el Este de Asia.

El título de la versión de Kumarajiva del Sutra del Loto, Myoho-renge-kyo, contiene la esencia del sutra entero, y fue sobre la base de esta realización que Nichiren (1222-1282 d.C.) estableció la invocación del Nam-myoho-renge-kyo como su práctica budista esencial.

El Sutra del Loto es considerado como el que cumple el propósito del advenimiento de Shakyamuni en este mundo, expresado en estas palabras: "Al comienzo formulé un juramento, con el deseo de hacer que todas las personas fuesen iguales a mí, sin que hubiera ninguna diferencia entre ellas y yo". En otras palabras, el propósito del advenimiento de Shakyamuni era el de posibilitar que todas las personas alcancen el mismo estado de perfecta iluminación que hizo que él fuera conocido como "Buda" o "el iluminado".

El Sutra del Loto contiene varios conceptos que eran revolucionarios tanto dentro del contexto de las enseñanzas budistas, cuanto dentro del más amplio contexto social de la época.

Muchos de estos no están indicados explícitamente sino que están entendidos o materializados en los eventos aparentemente dramáticos e incluso fantásticos descritos en el texto.

Mucho del genio de los posteriores estudiosos del sutra, tales como T'ien-t'ai (538-597 d.C.), está en su capacidad para extraer y sistematizar estos principios.

Un tema central del sutra es la idea de que todas las personas por igual y sin excepción poseen la "naturaleza de Buda". El mensaje del Sutra del Loto es alentar la fe de las personas en su propia naturaleza de Buda, en su propia e inherente capacidad para la sabiduría, el coraje y la compasión. La capacidad universal para la iluminación se demuestra a través de los ejemplos de las personas para quienes esta posibilidad había sido tradicionalmente negada, tales como las mujeres y las personas que habían cometido acciones malvadas.

En muchos sutras varios de los discípulos mayores de Shakyamuni son condenados como personas que, debido a su arrogante apego a sus capacidades intelectuales y a su práctica ensimismada, han "quemado las semillas de su propia iluminación". La profundidad de las enseñanzas de Shakyamuni en el Sutra del Loto, sin embargo, despierta en ellas el espíritu de humildad y compasión. Ellas comprenden que todas las personas están inextricablemente interrelacionadas en su búsqueda de la iluminación, y que si deseamos la felicidad para nosotros mismos, es imperativo que nos esforcemos por la felicidad de los demás.

En este sutra, además, Shakyamuni demuestra que él, en realidad, alcanzó la iluminación en el pasado infinito, no en esta existencia actual, como había sido asumido por sus seguidores. Esto ilustra, a través del ejemplo concreto de su propia vida, que el logro de la iluminación no significa una transformación que lo convierte a uno en algo que no es. Más bien, significa revelar el estado inherente, "natural" que ya existe en el interior.

Como ha escrito Daisaku Ikeda, el Sutra del Loto es fundamentalmente una enseñanza que da fuerzas. "Nos enseña que la determinación interior de una persona puede transformarlo todo; da una expresión fundamental al infinito potencial y a la dignidad inherente en cada vida humana".

DIVULGANDO EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN EN OCCIDENTE. Por Richard Causton director de la Soka Gakkai Británica. CAPITULO 4: ENTRE EXISTENCIA Y NO EXISTENCIA.


Temas desarrollados: ENTRE EXISTENCIA Y NO EXISTENCIA. LAS TRANSFORMACIONES DEL MUNDO FÍSICO. EN LA PROFUNDIDAD DE LA EXISTENCIA.


ENTRE EXISTENCIA Y NO EXISTENCIA.
La existencia humana se expresa de lleno sólo cuando utiliza creativamente tanto los aspectos físicos como aquellos espirituales. Esta armonía se logra siguiendo el camino de la Vía del medio (chudo) que reúne y armoniza ke, la existencia temporal y material, y ku, el aspecto espiritual. Comprender que la existencia del mundo físico es sólo un fenómeno temporal es intuitivamente difícil, a pesar de que este concepto es confirmado cada vez más por los descubrimientos científicos, comenzando por aquellos hechos por la física atómica a comienzos del 1900.


Reflexionando sobre los principios budistas, nos damos cuenta del hecho de que tanto los individuos como las sociedades tienden a privilegiar o el aspecto material de la vida, o el espiritual, o sea ke o ku. Según el Budismo esto implica una visión distorsionada de la realidad, que inevitablemente conduce al sufrimiento. De hecho la existencia humana se vuelve armoniosa sólo cuando utiliza creativamente tanto los aspectos físicos como aquellos espirituales, creatividad y armonía que podemos conquistar siguiendo el recorrido de la Vía del medio (chudo), que fusiona y armoniza ke y ku y que corresponde a la realidad última de la vida: Nam-Myoho-Rengue-kyo. Si comparáramos ke y ku a dos caballos amarrados a un carro, chu sería entonces el conductor, que garantiza el progreso y la seguridad de la carrera obstaculizando la tendencia del caballo más fuerte, el cual tiende a halar el carro hacia su lado.


Estando así las cosas, sería lógico preguntarse si todo esto no estaba ya contenido en aquella vieja idea de la "justa mitad" de Aristóteles, según la cual, como explica Bertrand Russel, “cada virtud es la mitad entre dos extremos, cada uno de los cuales es un vicio”.


Sin embargo, el concepto de la Vía del medio, así como lo aclara el Daishonin, es mucho más profundo de la "justa mitad" de Aristóteles, pero para entenderlo hay que saber antes que nada, que el término Vía del medio ha sido usado en muchos y diferentes sentidos desde la época de Shakyamuni en adelante. Comúnmente, eso se refiere a todo lo que "transciende" dos maneras de ver unilaterales o contrastantes. Debemos, sin embargo, poner cuidado en no confundirlo con la idea del compromiso, el acuerdo que nace de recíprocas concesiones, así como tampoco con la posibilidad de recorrer aquel camino que se desenvuelve entre dos opuestos: la Vía del medio budista suma siempre una tercera perspectiva a las otras dos.


Aclarado su significado esencial, podemos ahora recorrer la evolución del concepto de Vía del medio dentro del pensamiento budista. Una de las primeras enseñanzas de Shakyamuni, por ejemplo, afirmaba que la iluminación no reside en una existencia dedicada al placer ni a la austeridad espiritual, sino más bien, en la Vía del medio entre estos dos extremos. Declarando que para lograrla, era necesario recorrer los ocho senderos, o sea seguir ocho reglas de comportamiento: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta acción, recta vida, recto esfuerzo, recto recuerdo, recta concentración.


Esta interpretación de la Vía del Medio es la que más se acerca a la "justa mitad" de Aristóteles y a la idea de "moderación en cada cosa", y muy a menudo la cultura occidental la identifica con la ortodoxia de la doctrina budista. Sin embargo es necesario saber que Shakyamuni enseño este concepto con el único fin de aumentar la conciencia de las personas y prepararlas para sus enseñanzas mas profundas, el Sutra del Loto, y que los estudiosos que le siguieron desarrollaron este conocimiento basándose tanto en el Sutra del Loto como en otros sutras.


Nagarjuna, estudioso budista que vivió en la India entre el 150 y el 250 d.c., enseñaba que la Vía del medio es aquello que ni nace ni muere, y que transciende los conceptos de existencia y no-existencia. El desarrollo el concepto de ku: según Nagarjuna, ku era la verdadera naturaleza de cada cosa, lo que él llamaba la Vía del medio.


Más adelante T'ien-t'ai profundizó los estudios de Nagarjuna, y afirmó que la verdadera naturaleza de cada cosa no es ku, ni tampoco ke, si no más bien aquella Vía del medio que posee las características de ambas y que él definió chu. Ahondando aun más en la teoría de T'ien-t'ai, finalmente Nichiren Daishonin identificó chu con la gran pura Ley de Nam-Myoho-Rengue-kyo, la verdad esencial que sustenta cada cosa y que corresponde a la verdadera naturaleza de la vida de los comunes mortales. Como él declara: “La vida es verdaderamente una realidad insondable, que transciende las palabras y los conceptos de existencia y de no-existencia, sin embargo exhibe las cualidades de ambas; es la realidad mística de la Vía del medio que a su vez es la realidad de todas las cosas. Myo es el nombre de esta misteriosa naturaleza de la vida y Ho el de sus manifestaciones” (Las escrituras de Nichiren Daishonin, vol., IV, p.5).


Esta larga y difícil deliberación filosófica podría parecer un tanto exagerada, sin embargo se trata de algo muy importante. Llegando a definir la Vía del Medio como Nam-Myoho-Rengue-kyo, Nichiren Daishonin pudo explicar como, entonando esta frase, es posible revitalizar y armonizar los aspectos físicos y espirituales de la vida, a tal punto que se puede eliminar, una enfermedad o una ira incontrolable e inclusive influenciar el propio ambiente. Regresando por un momento a la metáfora de los dos caballos que arrastran el carro, Nam-Myoho-Rengue-kyo equivale al conductor, chu; entonces la entonación de esta frase nos suministra la energía y la sabiduría necesarias para gobernar "nuestros caballos" de ke y ku para que se dirijan en la dirección correcta. Para entender como a través de la entonación de Nam-Myoho-Rengue-kyo se puede lograr tal resultado, debemos examinar otra vez el concepto de ketai, la verdad de la existencia temporal, y el de Kutai, la verdad de lo no sustancial.


LAS TRANSFORMACIONES DEL MUNDO FÍSICO
Como hemos dicho anteriormente, ke se refiere al aspecto físico de la vida. Por lo que concierne a los seres humanos, fundamentalmente indica el cuerpo. En términos mas generales, ke abarca tanto las cosas que pueden ser percibida por los sentidos, como aquellas que, a pesar de no poder ser percibidas directamente por nuestros sentidos, pueden ser captadas con otros instrumentos. Pensemos, por ejemplo, a los rayos infrarrojos o ultravioletas, a las ondas radio, a los microbios, a los planetas en la frontera del sistema solar, etc. En otras palabras, todo lo que puede ser definido y medido cuantitativamente pertenece al reino de ke.


Ke significa también "existencia temporánea" porque cada existencia física, desde la más pequeña partícula atómica hasta el universo entero, recorre, según el Budismo, un idéntico ciclo de nacimiento, crecimiento, envejecimiento y muerte. Por ende cada existencia física es simplemente un fenómeno temporal. En el pensamiento Budista esta realidad asume un rol central, como se desprende de una de las ultimas afirmaciones de Shakyamuni: “La decadencia es implícita en cada creación”.


La única variable de este ciclo es la duración. La vida de una partícula atómica, por ejemplo, es infinitamente corta(cerca de un mil millonésimo de segundo), la de un ser humano varia considerablemente, sin embargo raramente supera los cien años, mientras que la duración de la vida del universo es inconcebiblemente larga. Si el universo entero sigue o no el mismo ciclo de nacimiento y muerte del cual habla el Budismo es tema de intensas análisis científicas. La mayoría de los astrónomos están de acuerdo con la idea expresada por George Gamow y por otros en los años cuarenta, según la cual el universo tuvo origen cerca de diez o veinte mil millones de años atrás con el Big Bang, o sea, cuando una concentración infinitamente pequeña pero infinitamente densa de "algo" explotó, creando materia, tiempo y espacio en un solo instante.


Independientemente de lo que haya ocurrido y de que material estuviera formado el universo antes del Big Bang eso queda un misterio, y muchos físicos podrían objetar que las preguntas no tienen sentido. Hasta el día de hoy (1978), por lo general todavía los científicos concuerdan en que el universo efectivamente se esta expandiendo según la teoría del Big Bang, tanto es así que los astrónomos se preguntan si continuara expandiéndose a lo infinito o si, en el futuro, llegará al limite de la expansión y se detendrá, o si empezará a contraerse, para volver a expenderse otra vez, probablemente en un lejano porvenir. Esta última hipótesis concuerda con el pensamiento budista, porque de ese modo el universo mismo seguiría aquel ritmo continuo de Myoho, que el Budismo reconoce en todos sus componentes.


Los astrónomos contemporáneos revelan que continuamente nacen cuerpos grandes como estrellas mientras que otros mueren: seria suficiente mencionar el ejemplo de la nueva estrella T-Tauri o de aquella estrella que, explotando, conformó la formación de la Nebulosa del Cangrejo, las dos en la constelación del Toro. Pareciera ilógico, entonces, suponer que el universo entero sea una excepción a esta regla, y por ende podrían existir muchos universos. De todos modos, considerando que los cálculos efectuados hasta el día de hoy no prevén que la muerte de nuestro universo pueda ocurrir antes de un indefinido numero de miles de millones de años, es muy probable que el argumento continúe siendo objeto de análisis por mucho tiempo.


De todos modos, a pesar de lo que pueda ocurrir a escala universal, el ciclo de formación, maduración, declino y desintegración implica el hecho de que el mundo físico esté sometido a continuas transformaciones, así como en el mundo interior de cada ser humano, se alternan continuamente, aun coexistiendo, los diez mundos. En este sentido es que el Budismo considera cada existencia como temporal. Hasta las células de nuestro cuerpo se renuevan totalmente (a excepción del cerebro y de los dientes), a tal punto que, desde el punto de vista físico, se puede decir que al transcurrir un cierto numero de años ya no somos la misma persona. A pesar de comprender la continua evolución del universo, algunos podrían sin embargo, no aceptar la idea de que también la materia inanimada esta sujeta a mutación.


Las mesas y las sillas, por ejemplo, a pesar de desgastarse, no desaparecen de golpe ni se transforman en alguna otra cosa: siguen permaneciendo como mesas y sillas. Aunque dictada por el sentido común, sin embargo, esta concepción parcial de la esencia de la materia limita la comprensión de la totalidad de la vida. El principio Budista de la existencia temporánea del mundo físico está además sustentado por los descubrimientos de los pioneros de la física atómica del comienzo del siglo, Albert Einstein, Niels Bohr, Max Born, Werner Heisenberg y otros.


De echo, después de haber dividido el átomo en partículas cada vez más pequeñas tras la búsqueda del origen de la materia, ellos se dieron cuenta, con gran sorpresa, de que ese mundo aparentemente tan estable estaba de hecho compuesto por partículas que se comportaban de una manera extremadamente contradictoria, y que hasta llegaban a aparecer y desaparecer sin una explicación. Por ende el mundo sub-atómico se presenta tan inestable que, para los físicos, es muy difícil poderlo describir con un mínimo de precisión, ya que para poder ser preciso se necesitan algunos puntos fijos de referencia. Interpretando este problema a la luz del Budismo podríamos concluir que, mientras estos y otros brillantes científicos estaban en la búsqueda de esta "cosa" que constituye la base del mundo físico (ke), sus experimentos los condujeron a enfrentarse a ku, la verdad de lo no substancial.


Como dijo Max Born hace muchos años: “Ahora estoy convencido de que la física teórica es pura filosofía”.


EN LA PROFUNDIDAD DE LA EXISTENCIA
Sabemos que ku se refiere a los aspectos "invisibles" o "espirituales" de la vida, a lo que podríamos llamar la esencia de las cosas. Tal como lo demuestran diferentes ejemplos (las flores "escondidas" en los cerezos, la ira que "duerme" en alguna parte de nosotros...), no es existencia ni no-existencia.


Comprender el concepto de ku es difícil porque tratamos de aplicarle los criterios de evaluación que usamos para el mundo de ke.


Tomemos, por ejemplo, las dimensiones de espacio y de tiempo. La teoría de la relatividad de Einstein demostró que estas ultimas no tienen valores absolutos, si no mas bien que cambian la una en relación con la otra. Nuestro uso diario de los conceptos de espacio y de tiempo, aunque por lo general son valido para la vida en este planeta, ya no lo serian, por ejemplo, si nos encontráramos viajando a la velocidad de la luz.


Este conocimiento seguramente ha cambiado profundamente nuestra noción del universo, pero ni siquiera la teoría de la relatividad es suficiente para comprender ku. Cuando dormimos, por ejemplo, perdemos el sentido del tiempo. Los sueños de hecho son experiencias subjetivas de ku, a las cuales no pueden ser aplicadas las normas del "concreto" mundo de ke. Sin embargo a pesar de que sus relaciones con la vida consciente son, a menudo, muy tenues, nuestros sueños son experiencias reales, porque dejan una marca en nosotros... En otras palabras: ku es "real" cuanto ke, pero es real de una manera diferente, "no-substancial".


Por ende ningún fenómeno al mundo puede ser totalmente comprendido, a través de nuestro concepto de la existencia. Hasta la relación que permite a las moléculas, a los átomos o a los núcleos de existir es algo que no entra en la categoría de la existencia tangible. Este es el significado del concepto de lo no-sustancial (ku). Todos los fenómenos están constituidos por elementos carentes de una sustancia propia y unidos por una relación también carente de sustancia. Las cosas entonces, en el estado de existencia temporal (ke), nos aparecen como fenómenos transitorios y en constante evolución.


A pesar de eso, cuando se habla de lo no-sustancial de las cosas, no se pretende afirmar que "nada existe en realidad", mas bien que nada existe de forma independiente, ya que cada cosa existe en virtud de su relación con otras cosas, según el concepto budista del "origen dependiente". Por consecuencia, hasta la esencia de los fenómenos físicos trasciende los conceptos de existencia y no-existencia.


Los estudios de Nagarjuna sobre el pensamiento mahayana se concluyeron, hace 1800 años, justamente con la afirmación de que la naturaleza de todos los fenómenos es lo no-sustancial. Hoy en día también la física teórica se esta acercando a esta interpretación. Sin embargo, para poder proceder más allá en el conocimiento de la realidad, es necesario analizar la naturaleza de chu, que Nichiren Daishonin compara a Myo, la naturaleza mística de la vida que transciende la comprensión racional.


A esta altura podemos afirmar que todas las teorías y los experimentos científicos, pasados y presentes, sobre el átomo, se relacionan con Ho (lo que se puede ver), o por decirlo mejor, la manera en que Myo (lo que no se puede ver) se manifiesta asumiendo la forma de protón, neutrón, electrón o cualquiera otra partícula que compone el átomo.


Aquí, como admitió Max Born, entramos en el reino de la filosofía o (tendría que haber dicho) de la religión. De hecho, también Einstein llegó a la misma conclusión, declarando: “La ciencia sin la religión es coja, la religión sin la ciencia es ciega”. Muchos científicos contemporáneos, Fritjof Capra, por ejemplo, aceptaron las palabras de Einstein y empezaron a buscar paralelos entre el acercamiento religioso y aquel científico a la realidad fundamental de la vida. Su actitud innovadora sin embargo levantó muchas criticas, justamente porque pone en duda aquella separación entre "hechos reales" y especulaciones filosóficas que muchos científicos consideran como un acto de fe.


Es suficiente con pensar en la burla con la cual ha sido recibida la publicación de El Tao de la física de Capra, simplemente por reconocer la presencia de afinidades entre las teorías de la física atómica y algunas filosofías y religiones orientales. Sin embargo muchos de sus críticos de hace un tiempo, hoy en día han sido conquistados por sus opiniones.


Será interesante observar como evolucionará, en el futuro, la relación entre la ciencia y el Budismo de Nichiren Daishonin porque como afirma Daisaku Ikeda, “nunca se contradicen”.


Personalmente creo que el progreso de la ciencia favorecerá la comprensión del Budismo, y que este ultimo suministrará a la ciencia un inextinguible material de reflexión. De todos modos, para entender el porque la ciencia todavía no esta en condición de comprender la verdadera esencia de la vida, debemos regresar a Nagarjuna, cuyos estudios sobre ku pueden ser equiparados a los resultados científicos de hoy en día.

DIVULGANDO EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN EN OCCIDENTE. Por Richard Causton director de la Soka Gakkai Británica. CAPITULO 3: LAS DIMENSIONES DE LA VIDA.


Temas desarrollados: LAS DIMENSIONES DE LA VIDA. LOS TRES PRINCIPIOS FUNDAMENTALES. UNA RELACIÓN INDISOLUBLE.


LAS DIMENSIONES DE LA VIDA.
Son muchos los significados de Myo y de Ho. Por lo general, Myo representa nuestro potencial y Ho sus manifestaciones concretas. Además, Myoho expresa la manera con la cual la energía vital se manifiesta en cada ser humano, concepto que es explicado también por el principio de las tres verdades: ke, la existencia temporal y material, ku, el aspecto espiritual y chu, la fuerza que armoniza las dos primeras. De hecho los dos principios están perfectamente amalgamados: no hay separación entre los aspectos físicos y espirituales de la vida. Por lo contrario, existe unicidad entre mente y cuerpo.


Considerando esta premisa, trataremos ahora de analizar los profundos conceptos escondidos en los siete caracteres de Nam-Myoho-Rengue-kyo.


Hemos visto que Myoho significa "Ley mística", y exprime la relación entre la vida inherente al universo y las innumerables expresiones de esta misma vida. Nichiren Daishonin explica que “Myo es el nombre de la naturaleza mística de la vida y Ho es el nombre de sus manifestaciones”. Myo se refiere entonces a la esencia de la vida, que es "invisible" y más allá de la comprensión intelectual, mientras que Ho se refiere a sus manifestaciones tangibles de aquella misma esencia, que nuestros sentidos pueden percibir. Para regresar a la comparación con la música, podríamos decir que la naturaleza fundamental de la música es Myo, ya que es imposible explicar porqué nos conmueve, mientras que, el sonido concreto de las notas y las emociones que éste último logra suscitar en nosotros son Ho, porque sí podemos sentirlas.


La relación entre Myo y Ho es tan amplia y compleja que para aclararla completamente deberíamos explicar no sólo toda la filosofía budista, si no también todo lo que concierne a la vida misma. Por eso el Budismo asume varios puntos de vista, interrelacionados entre ellos, para analizar los diferentes aspectos de Myoho. Por ejemplo, podemos ver como Myo se refiere al estado de Budeidad y Ho a los nueve mundos, desde aquel de infierno hasta aquel de Bodhisattva. Eso significa que nuestra naturaleza de Buda no está separada de los otros nueve mundos y que podemos experimentarla sólo a través de estos últimos, pero también significa que Myo representa nuestro pleno potencial, mientras que Ho representa a los resultados generados por este potencial. De todas maneras Nichiren Daishonin explica que, considerando que cada uno de nosotros posee la Budeidad, el potencial de cada ser humano es literalmente ilimitado. Como él dice: “El carácter Myo viene traducido en sánscrito con la palabra sad y en chino se pronuncia miao. Myo quiere decir "completo", y a su vez significa "perfecto" (Las escrituras de Nichiren Daishonin, vol. V, p.37).


De eso podemos deducir que cada persona posee la plena capacidad de vivir una existencia perfectamente feliz y creativa. Sin embargo este potencial resulta totalmente inútil mientras quede inactivo en nuestra vida. Nadie puede esperar volverse un buen pianista, si no se esfuerza por tocar el piano, a pesar de que virtualmente podría ser verdaderamente bueno. Así mismo, nosotros no podemos mejorar la calidad de nuestra vida, y la de los demás, si no logramos materializar nuestras capacidades y manifestarlas en la vida social cotidiana.


Para ayudarnos a entender, Nichiren Daishonin explica que “el carácter Myo significa abrir" (Las escrituras de Nichiren Daishonin, vol. V, p.35), aclarando que nosotros seres humanos podemos realmente "abrir" nuestra vida a lo máximo y desarrollar todo nuestro potencial.


“Antes de la predicación del Sutra del Loto, dice Nichiren Daishonin, las personas de los nueve mundos eran como matas o árboles en otoño o en invierno. Sin embargo cuando el único carácter de Myo empezó a resplandecer sobre ellos como el sol primaveral y de verano, retoño la flor del deseo de la iluminación y apareció el fruto de la Budeidad” (Las escrituras de Nichiren Daishonin Vol. V, p.37).


A la luz de este párrafo podemos también afirmar que Myo se refiere al fundamental estado de iluminación y Ho a la oscuridad fundamental, o sea ilusión e ignorancia, que existe en todas las personas.


Myo, además, representa la muerte y Ho la vida. De hecho, el Budismo enseña que la fuerza vital inherente al universo está sometida al continuo, armonioso y eterno ritmo de Myoho, o sea a la alternancia entre aquel estado manifiesto o "visible" que llamamos vida y su condición latente, o "invisible" que llamamos muerte. Porque, así como la muerte es parte de cada vida, según el budismo cada muerte también contiene la vida. En otras palabras, la fuerza vital latente, ósea la muerte, posee la facultad de manifestarse nuevamente como vida. Donde, como dice Nichiren Daishonin; “Myoho significa revitalizar, revitalizar significa resucitar” (Las escrituras de Nichiren Daishonin, vol. V, p.45).


Mas adelante nos detendremos sobre ese complejo argumento.


Definitivamente podemos decir que Myoho expresa el principio fundamental según el cual la energía vital actúa en un ser humano, exactamente como actúa, por ejemplo, en un cerezo: en primavera la savia sube, infiltrándose en los troncos y ramas desnudos hasta llegar a las más pequeñas ramificaciones para permitir el nacimiento de hojas y flores, seguidos por los abundantes frutos en verano, hasta que el árbol vuelve a tomar su aparente estado de muerte en el sucesivo invierno. Para explicar mejor la manera en que este principio se aplica a la vida de los seres humanos, el Budismo se sirve del concepto de las tres verdades o santai (san significa "tres" y tai "aquello que esta claro u obvio").


LOS TRES PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
Las tres verdades son:
1) la verdad de la existencia temporal, física y material (ketai);
2) la verdad de lo no substancial, o sea, el aspecto espiritual de la Vida (kutai);
3) la verdad de la Vía del medio (chutai), o sea la fuerza o energía que une y
armoniza ketai y kutai.


Ke y ku son dos diferentes pero inseparables aspectos de chu. Nichiren Daishonin afirma que chu se refiere a Nam-Myoho-Rengue-kyo, el ritmo o la Ley de la vida misma, mientras ke y ku se refieren respectivamente a Ho y Myo, a través de los cuales la vida se exprime. Los conceptos expresados por las tres verdades vienen analizados separadamente sólo para facilitar su comprensión, porque en realidad cada una de ella contiene los otros dos aspectos de la vida. Es importante entonces entender que ellas representan un instrumento para examinar la entidad de la vida en su totalidad desde tres perspectivas diferentes pero interrelacionadas.


Para aclarar un poco más, prueben a imaginar una hoja de papel blanco. Tiene dos caras, que llamaremos lado A y lado B: cada uno de los lados es inseparable del otro. Por otra parte, una hoja de papel no puede existir sino como lado A o lado B: si tuviese un lado C ya no sería una hoja de papel sino alguna otra cosa. En otras palabras: tanto que se hable del lado A o del lado B, o de una hoja entera, cada término implica la existencia de los otros dos, siendo simplemente una manera de considerar la misma cosa desde diferentes perspectivas. Justamente por esa razón las tres verdades a veces vienen definidas como las tres percepciones. De todas maneras para no perdernos en términos técnicos, vamos a ver como este concepto de las tres verdades se aplica a la vida de cada individuo.


Imagínense encontrar a un viejo amigo por la calle... llamémoslo Pedro Pérez. Al comienzo reconocerán el aspecto físico de Pedro, que corresponde a ke . Pero, más allá de la imagen física, Pedro posee su carácter, que corresponde a ku. Este último se manifiesta a través de sus acciones: la manera de hablar, los gestos, los ojos y las expresiones de su rostro, la actitud, la manera de andar, de vestirse, etc. Es decir, podrán reconocer el ku de Pedro sólo cuando se vuelve ke. Por otra parte, cada detalle del aspecto y del comportamiento de (ke) de Pedro revela su carácter o su naturaleza (ku).


Está claro entonces, que tanto el aspecto físico como el espiritual de Pedro son absolutamente ligados, pero solos no son suficientes para decirnos todo de él. Ellos no pueden existir sin la vida (chu) de Pedro, que a su vez no puede existir sino como manifestación física y espiritual. El aspecto y el carácter de un ser humano, ambos, de hecho son expresiones de la totalidad de su vida, es decir de chu o Nam-Myoho-Rengue-kyo.


Para aclarar las ideas, recuerden la hoja de papel: el aspecto de Pedro podría corresponder al lado A, su carácter al lado B y su vida entera a toda la hoja de papel. Cada uno de los tres implica la existencia de los otros dos. Además la vida de Pedro posee evidentemente una continuidad suya y única: otra característica de chu. Podríamos entonces describir chu como muestro "yo esencial", quiere decir lo que mantiene, en el tiempo, la coherencia entre nuestro aspecto físico y el espiritual. Chu es la entidad de nuestra vida, que nos permite saber que nuestro actual ser, es fundamentalmente, el mismo de cuando éramos niños, a pesar de todos los cambios físicos y el desarrollo de nuestro carácter.


Para demostrar como estos tres aspectos de la vida - ke, ku y chu - estén totalmente amalgamados en el ser humano, trataremos por un momento de imaginarnos una persona con el mismo aspecto de Pedro pero que no sea él. Imaginémonos que, sin saberlo, Pedro tenga un hermano gemelo, Carlos, con un carácter completamente diferente al suyo. Encontrándolo por la calle, probablemente al comienzo podrían confundirlo por Pedro, porque en apariencia, son iguales (a pesar de que hasta los gemelos "idénticos" no son copia exacta el uno del otro). Sin embargo, poco a poco, notarían en esta persona particularidades que no corresponden al carácter de su amigo: por ejemplo normalmente Pedro no habla tan deprisa, y su risa es menos aguda, además parece que le haya salido el extraño tic nervioso de mover la cabeza... etc. En pocas palabras, Carlos no puede evitar de revelar su propio carácter en cada particularidad de su aspecto exterior. De nuevo, el ku de Carlos se ha manifestado a través de ke, y ambos son las expresiones de su chu, o sea de su vida interior.


Por más que se esfuerce, y por más que puedan asemejarse físicamente, Carlos no puede ser Pedro, porque en su esencia la vida de cada uno de los dos es de por sí única.


Es de suma importancia entonces, entender lo que implica el concepto de las tres verdades: si deseamos ser alguien más, o tratamos de serlo, o si actuamos siempre en una determinada forma para complacer a los demás, jamás podremos ser felices. Porque en realidad, no podemos ser nadie más que nosotros mismos. El Budismo de Nichiren Daishonin enseña que la felicidad y la autorrealización dependen del progresivo manifestarse de nuestro "verdadero yo", nuestro chu, a través de los aspectos físicos y espirituales de ke y ku. Podemos lograrlo siguiendo el recorrido de la Vía del medio (chudo), argumento que profundizaremos dentro de poco.


UNA RELACIÓN INDISOLUBLE
El concepto de las tres verdades implica otra importante reflexión: no existe separación entre los aspectos físicos y espirituales de la vida. Por lo contrario, nuestra mente (o espíritu) y nuestro cuerpo, no son sino que dos diferentes aspectos de nuestra vida, y no se pueden separar. En Japón, este principio toma el nombre de shiki shin funi, que literalmente significa "cuerpo, mente: dos, no dos", para indicar la unidad de cuerpo y mente. Y ya que son indivisibles cualquier cosa que golpee la mente, golpea también el cuerpo, y viceversa.


Cuando, por ejemplo, somos infelices o estamos deprimidos, nos volvemos realmente menos resistentes a las enfermedades, y nuestra baja condición de vida se refleja también en lo exterior. Por otra parte es muy difícil no sentirse infelices o deprimidos si estamos enfermos, claramente según la gravedad de nuestra enfermedad.


La inseparabilidad entre cuerpo y mente se hace más evidente en las enfermedades, sobre todos en aquellas que la medicina convencional llama "psicosomáticas", como el eczema o la ulcera, que al parecer tienen su origen sólo en la mente (o en las emociones) del paciente. El Budismo enseña que cada enfermedad tiene un aspecto espiritual, mental o emocional y que muchos de los males de nuestra época son sobretodo de origen psíquico. Por esta razón muchas de las enfermedades, consideradas incurables por la medicina convencional, muy a menudo son vencidas aplicando el principio de que "la mente está más arriba de la materia".


Entre muchas experiencias de practicantes budistas podemos recordar por ejemplo, como Angela Bolger, cuya ira interior se manifestaba como epilepsia, haya logrado superar su enfermedad entonando Nam-Myoho-Rengue-kyo con determinación y sinceridad. Análogamente, el rechazo de Stewart Anderson, de sucumbir al SIDA, tuvo un rol significante en la prolongación y enriquecimiento de su vida.


La facultad de combatir la enfermedad con la mente, no es obviamente, una prerrogativa exclusiva de quien practica Budismo: todos la poseen y la ciencia médica está cada día más consciente de eso. Sin embargo, para curar sus males, las personas continúan dirigiéndose a lo externo, a los médicos y a los milagros de la ciencia, sin percatarse de que la medicina más potente existe en ellos mismos, en su actitud y en la determinación de curarse. Eso no significa que la profesión médica sea inútil, mas bien el Budismo enseña que la medicina es una actividad extremadamente importante y digna de respeto.


Pero si nuestra salud depende totalmente de las "manos" y de la "mente" de otra persona, estamos corriendo el riesgo de perder cualquier esperanza a la hora de que un médico, que consideramos muy competente, nos diagnostique una enfermedad incurable. Y con la esperanza perdemos también cualquier probabilidad de curarnos. En estos casos, un diagnostico puede equivaler a una sentencia de muerte o a una condena a cadena perpetua, a menos que el medico sea capaz de despertar aquel espíritu guerrero que cada paciente posee.


Hoy en día, la ciencia médica se ha vuelto más atenta al ke de la enfermedad, y se esfuerza para combatir el sufrimiento humano con nuevos y refinados instrumentos; en esta fase de su progreso, ocurre entonces, que tanto los médicos como los enfermeros, tengan presente la necesidad de curar tanto el cuerpo como el espíritu de sus pacientes. De hecho, parece que el más alto promedio de recuperaciones, ha sido logrado por aquellos médicos que, a pesar de no ser extremadamente hábiles cirujanos o no tener una excepcional preparación técnica, simplemente se preocupan de todo corazón por la salud de sus pacientes.


En la tradición occidental el espíritu y el cuerpo siempre han sido considerados como dos entidades separadas y, muy a menudo, en contraste entre ellas. Arnold Toynbee resume concisamente este concepto: “El ser humano se encuentra en una posición delicada y embarazosa: es un animal dotado de auto-conciencia. Se da cuenta entonces de que el aspecto espiritual de su naturaleza le confiere una dignidad que los otros animales no poseen, y siente que debería defender esta dignidad suya. Sin embargo, los otros órganos físicos, con funciones y apetitos comunes, también los otros animales, lo ponen incómodo, porque contrastan con su dignidad humana recordándole que tiene un parentesco fisiológico con las bestias”.


La historia testifica que en los seres humanos existe una tendencia a elevar su espíritu y a rechazar la carne, manifestando un tenue deseo de reforzar nuestro frágil sentido de la dignidad humana, pero también la incapacidad general de conciliar estos dos aspectos, aparentemente contradictorios, de nuestra naturaleza.


Pese a eso, en occidente, este deseo de elevar el espíritu a consta de la carne, ha provocado graves aberraciones sociales, y consecuentes daños a la misma dignidad humana en el nombre de la cual se estaba luchando. Por ejemplo, en la Europa de los siglos XV y XVI los heréticos eran frecuentemente quemados vivos, como si las llamas representaran el último, definitivo instrumento para punir la carne (siempre y cuando fuese de otro) y liberar el espíritu. También la abolición del teatro y de la danza, e inclusive de las fiestas natalicias, por parte de los Puritanos de Oliver Cromwell, son un ejemplo de la misma tendencia, que en la época victoriana asumía expresiones más suaves, como aquella de cubrir las "piernas" de los pianofortes con falditas... ¡para que su vista no fuera demasiado provocativa!


En nuestros días, sin embargo, estas tendencias se han invertido, abriendo el paso a una serie de valores puramente hedonísticos como el materialismo, el consumismo, una gran libertad sexual, que hoy denominamos: la cultura occidental. La libertad sexual es muy a menudo acompañada por cierta degradación sexual, tanto a nivel personal como social: en Gran Bretaña, por ejemplo, la pornografía y las obscenidades son ilegales, pero ni la sociedad ni la ley logran detenerlas.

DIVULGANDO EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN EN OCCIDENTE. Por Richard Causton director de la Soka Gakkai Británica. CAPITULO 7: CON EL OJO DEL BUDA.


Temas desarrollados: CON EL OJO DEL BUDA. UN DEPÓSITO GRANDE COMO EL TIEMPO.


CON EL OJO DEL BUDA.
En la vida humana existen nueve niveles de conciencia. Los primeros cinco corresponden a los sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. La sexta conciencia organiza las percepciones del mundo exterior y material y la séptima concierne la capacidad de pensar y evaluar. La octava es el "deposito" del Karma, donde se guardan las experiencias desde el infinito pasado. La novena conciencia es la Budeidad, que Nichiren Daishonin identifica con Nam-Myoho-Rengue-Kyo.


Según el Budismo, en la mente humana, existen nueve niveles de conciencia, que actúan juntos influenciando nuestra vida. Los primeros cinco corresponden a los sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. La sexta conciencia organiza las percepciones del mundo exterior y material (ke). A la séptima conciencia concierne el mundo exterior y espiritual (ku) e indica la capacidad de pensar y evaluar. La octava conciencia es el "deposito" del karma. La novena conciencia, base de todas las funciones espirituales es llamada amala, que significa puro e incontaminado. El Daishonin identifica la novena conciencia con Nam-Myoho-Rengue-Kyo. En momentos diferentes, diferentes niveles de conciencia predominan sobre otros (por ejemplo, cuando estamos despiertos o dormimos), pero los nueve niveles son inseparables y forman parte de nuestra vida todo el tiempo, ya sea que nos demos cuenta o no.


Ya conocemos los primeros siete niveles, dado que se refieren a las funciones de percepción y concepción explicadas en referencia a los Cinco Agregados. Normalmente recibimos información del mundo externo a través de nuestro cinco sentidos y la sexta conciencia sensorial integra estas informaciones, permitiendo distinguirlas entre los numerosos datos externos, además de registrar y juzgar los objetos físicos. Como cuando tomamos una naranja, por ejemplo, es nuestra sexta conciencia la que integra las cualidades del color, forma, medidas, materia y olor; lo cual nos permite juzgar si lo que tenemos en la mano es una naranja o una pelota amarilla. Además si el despertador suena mientras estamos quitando la cáscara de la naranja, la sexta conciencia nos hace entender que el sonido no sale del fruto.


La séptima conciencia, por otra parte, nos permite formular ideas, imaginar cosas, evaluar y establecer la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, filosofar, captar y expresar el lado invisible, es decir espiritual, de nuestra vida. Así, mientras la sexta conciencia nos hace decidir: “esta es una naranja”, la séptima conciencia nos permite pensar: “me gustan las naranjas. Contienen vitamina C y por eso son buenas para la humanidad”.


El filosofo francés René Descartes (1596-1650) estaba muy conciente de la función de la séptima conciencia (aunque no la definiera de la misma manera, Nota de la redacción), cuando afirmó: “Pienso, luego existo”, el bien conocido cogito ergo sum.


Él lo consideraba una prueba fundamental de la existencia humana. Cuando estamos despiertos, actuamos esencialmente basados en estas siete conciencias que nos permiten interactuar con nuestro medio ambiente.


Todas las impresiones sensoriales filtradas por la mente conciente durante el día, aun los pensamientos mas fugaces nunca se pierden y se conservan en el estado de ku, que el Budismo llama también la octava conciencia o "deposito". Este "deposito" equivale a la memoria, pero es mucho mas profundo de lo que podemos imaginar, pues registra todas nuestras experiencias personales: pensamientos, palabras y acciones, estemos conciente o no.


Mientras algunos recuerdos y momentos particularmente significativos pueden ser evocados a nuestro antojo, otros pueden emerger repentinamente, posiblemente despertados por banales estímulos sensoriales como olores o sabores. Desde esta intima experiencia nace la escritura poética de Proust: “Y muy pronto, abrumado por el triste día y por la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a los labios una cucharadita de té en el que había remojado un trozo de bizcocho. Pero en el mismo instante en que aquel trago mixto con migajas de galleta, tocó mi paladar, me estremecí, fijando mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción alguna de que lo causaba. Me volvió indiferente a las vicisitudes de la vida, sus desastres se volvieron inofensivos y su brevedad ilusoria, de la misma manera como actúa el amor, llenándome de una esencia preciosa; mejor dicho, esa esencia no estaba en mi, sino que era yo mismo.[...]


¿De donde podría venirme aquella alegría tan fuerte? Sentía que estaba ligada al sabor del té y de la galleta, sin embargo le excedía en mucho, no debía ser de la misma naturaleza. ¿De donde venia y que significaba? ¿Como atraparla? Bebo un segundo trago, que no me dice mas que el primero; luego un tercero que me dice menos que el segundo. Es hora de pararse, parece que la virtud del brebaje va aminorándose.


Es evidente que la verdad que yo busco no esta en él, sino en mi.[..] En cuanto reconocí el sabor del pedazo de galleta mojada en el tilo que mi tía me daba (a pesar de haber siembre ignorado y seguir ignorando por mucho mas tiempo la razón por la cual ese recuerdo me daba tata dicha), en ese instante la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino a mi como un escenario de teatro, ajustándose al pabelloncito del jardín, detrás de casa, construido para mis padres.


Y con la casa vino la ciudad, la plaza donde me mandaban antes del desayuno, las calles por donde andaba desde la mañana hasta la noche, con cualquier tiempo, los paseos que dábamos cuando hacia buen tiempo. Y, como ese juego que hacen los japoneses sumergiendo en una vasija de porcelana, llena de agua, pequeños pedacitos de papel, hasta ese momento sin una forma aparente, que en contacto con el agua se estiran y toman forma y color, se distinguen, convirtiéndose en flores, casas, personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del Sr. Swann y las ninfas de Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus pequeñas viviendas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo lo que va tomando forma y solidez, surgió de mi taza de té”.(M.Proust, En busca del tiempo perdido).


Puede acontecer que algunas personas bajo hipnosis, logren recordar detalles de cosas sucedidas en el lejano pasado y de las cuales no tenían memoria conciente. Entonces, nada de lo que pasa en nuestra vida, por insignificante que pueda parecer, escapa a la octava conciencia. Potencialmente, mediante el apropiado estimulo externo, podemos recordar todo lo que hemos experimentado. El echo de que normalmente no reconocemos muchas de las cosas que han pasado es un simple índice de cuan profunda es la octava conciencia y cuan difícil es explorarla.


UN DEPOSITO GRANDE COMO EL TIEMPO
A la luz del principio de la eternidad de la vida, el Budismo explica que la octava conciencia almacena no solo las experiencias de esta vida, sino todo lo que nuestra entidad de vida ha experimentado desde el infinito pasado. Sin embargo, muy a menudo no estamos concientes de esto, la influencia de esta conciencia sobre nuestros pensamientos, palabras y acciones es, entonces, enorme.


Es interesante observar que también el psicólogo suizo Carl Jung (1875-1961), que junto a Sigmund Freud, abrió la vía a la exploración de la psiquis humana, percibió la existencia de esta "memoria" heredada desde el lejano pasado, como explica en su teoría del inconsciente colectivo. En pocas palabras, él pensaba que las personas, así como comparten la herencia de características físicas tales como brazos y piernas, comparten también un patrimonio innato de experiencias comunes que proceden de la prehistoria o quizás hasta de más lejos.


En efectos él revelo que las imágenes y los símbolos arquetípicos recorren independientemente los sueños y fantasías de las personas y cubren la mitología de sociedades enteras, en todas las épocas y todas las culturas.


La teoría de Jung sobre el inconsciente colectivo, subraya que los seres humanos están íntimamente conectados con el pasado, tanto con su pasado individual como con el pasado de la humanidad entera. Esto es posible, explica el Budismo, dado que todos nosotros poseemos el "deposito" de la octava conciencia, que graba por siempre, en la profundidad de la vida, las experiencias registradas en las primeras siete conciencias.


Cuando estamos despiertos, el trabajo de la octava conciencia esta oculto por las actividades de las primeras siete, aunque reciba y transmita continuamente informaciones, ya sea en forma de memoria nítida o como vagas sensaciones, simpatías, antipatías y así sucesivamente. Cuando dormimos, por el contrario, las primeras siete conciencias se duermen y la octava las sustituye completamente: nos olvidamos del mundo externo y perdemos el concepto del tiempo y del espacio.


Los científicos han descubierto cinco diferentes fases de sueño que transcurren cíclicamente toda la noche y que pueden ser identificadas registrando las onda cerebrales, los movimientos de los ojos y la tensión muscular de la persona que duerme. Las primeras cuatro, conocidas como "las escalas del sueño", marcan una gradual inmersión en el "sueño delta". La quinta fase presenta comportamientos muy bizarros, porque reúne en si la casi total ausencia de tensión muscular típica del "sueño delta" y la secuencia de ondas cerebrales de la fase transitoria entre el despertar y el sueño. Los movimientos de los ojos son, extraordinariamente, más rápido que en el estado de vigilia. Por esto es llamado "sueño REM" (rápido movimiento de los ojos).


Podemos soñar (explican los científicos) en cualquier fase del sueño, desde que estamos entrando en el sueño hasta que estamos despertando.


Mientras la mente consciente se relaja, los pensamientos, las palabras y las acciones, acumuladas en la octava conciencia, escapan a su control y forman un sueño; no obstante, apenas nos despertamos, las primeras conciencias vuelven a tomar el control y muy pronto nos olvidamos completamente de lo que hemos soñado.


Podemos hasta ilusionarnos de no haber soñado, pero los científicos nos dicen que todos soñamos, hasta varias veces por noche. El profesor Alexander Boberly escribe en su testo Los secretos del sueño que una persona despertada del sueño REM “se orienta inmediatamente y es conciente del ambiente que lo rodea, mientras que quien es despertado de un sueño profundo esta desorientado y las funciones de su memoria son limitadas”.


He aquí como Proust define esta misma condición: “Pero era suficiente que, hasta en mi cama, mi sueno fuera profundo y me llevara a una total relajación de mi razón, entonces esta ultima, abandonaba el lugar donde me había quedado dormido, y, cuando me despertaba en el corazón de la noche, así como ignoraba el lugar donde me encontraba, en el primer momento tampoco sabía quien era ; tenia si a caso, en su primitiva sencillez, el sentido de la existencia tal cual puede vibrar en lo hondo de un animal y me hallaba en la desnudez del hombre de las cavernas; pero entonces el recuerdo, no él del lugar donde me hallaba, sino de algún otro donde yo había vivido y donde habría podido estar, venía a mi como socorro llegado de lo alto para sacarme de la nada, de donde yo no hubiese podido salir solo; en un segundo pasaba por encima de siglos de civilización, y la borrosa imagen de las lámparas de petróleo, de las camisas con cuello vuelto, iba recomponiendo lentamente los rasgos peculiares de mi personalidad”. (M. Proust, En busca del tiempo perdido).


Así él nos deja intuir poéticamente, lo que también Boberly teoriza cuando dice que podría existir, en el "sueño delta", un nivel de conciencia mas profundo que aquel experimentado durante los sueños. Entonces se trataría de una posible evidencia de lo que el Budismo llama la novena conciencia, "la esencia misma de nuestra vida"; es decir, la pura e inagotable fuerza vital del universo. En la teoría Budista ella asume varias definiciones y equivale a Myoho, chu, Camino del Medio, Verdadera Entidad de la Vida, Estado de Buda, Nam-Myoho-Rengue-Kyo. En otras palabras, la novena conciencia es el manantial de energía para todas nuestras actividades mentales y espirituales, es el motor que hace funcionar nuestro cuerpo, es lo que nos sostiene por toda la eternidad.


Cuando dormimos, entonces, quizás podemos "extraer" directamente de esta conciencia la fuerza vital del universo y eso explicaría porque el sueño restaura nuestras energías.


En un testo taoísta chino del siglo III a.c., Chuang Tzu, afirma: “Todo es unidad. Durante el sueño el alma es absorbida por esta unidad; cuando se despierta tiende a distraerse y percibe los seres diferentes”. Como sea, el sueño y la muerte son un aspecto fundamental y misterioso de la vida. Vamos a dormir cansados y nos despertamos renovados. Además, el Budismo nos enseña que morimos cuando estamos deteriorados y que luego la entidad de nuestra vida vuelve a nacer bajo nuevas formas. Sueño y muerte expresan así el continuo ritmo de Myoho, la Ley Mística. Si llegáramos a considerar la muerte como un sueño, como un período de descanso y recuperación en la eternidad de nuestra vida, entonces ella no nos provocaría mas terror e incluso podríamos hasta esperarla con la misma felicidad con la cual anhelamos un buen sueño nocturno después de un día de duro trabajo, confiando en que nuestra vida volverá a nacer fresca y vigorosa.


Desarrollar una confianza tal, sin embargo, es verdaderamente difícil, hasta para aquellos que practican el Budismo de Nichiren Daishonin.


En realidad, la muerte se convierte en un fracaso o en una causa de arrepentimiento solo cuando, acercándonos a ella, nos damos cuenta de que hemos malgastado nuestra vida. Como explica Daisaku Ikeda, la verdadera felicidad brota solo cuando dedicamos nuestras existencias a la creación de valor: “El Budismo subraya tan a menudo la importancia de los últimos momentos de la vida porque ellos contienen la totalidad de nuestra existencia y representan el primer paso hacia el futuro. Todos los fenómenos representan la Verdadera Entidad, todas las acciones cumplida durante la existencia, tantos las buenas como las malas determinan la manera en la cual morimos. Nada puede ser escondido. La manera en que se muere, en paz o atormentado por el dolor, es un reflejo perfecto de la vida que se ha llevado y un espejo del futuro”.


Estas consideraciones podrían parecer demasiado severas o restrictivas. Desde luego, sabemos que el bueno puede morir pobre, miserablemente y con grandes sufrimientos, mientras el rico y corrompido puede dejar esta vida en paz y en el lujo.


¿Cómo pueden estas muertes constituir un "reflejo perfecto" de las vidas que estas personas han conducido? Para entender los motivos de esta aparente contradicción, y para profundizar ulteriormente la comprensión de Myoho y de la eternidad de la vida, debemos analizar unos de los principios más importantes de la doctrina Budista; Rengue, la Ley de la simultaneidad de causa y efecto.

DIVULGANDO EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN EN OCCIDENTE. Por Richard Causton director de la Soka Gakkai Británica. CAPITULO 5: ESTOY ADENTRO DEL MUNDO, QUE ESTÁ EN MIS MANOS.


Temas desarrollados: ESTOY ADENTRO DEL MUNDO, QUE ESTÁ EN MIS MANOS.
LA CONEXIÓN CON EL MEDIO AMBIENTE. LOS MILAGROS NO EXISTEN.


ESTOY ADENTRO DEL MUNDO, QUE ESTÁ EN MIS MANOS.
Cada uno tiende a pensar que la vida se encuentra dentro del cuerpo, separada del ambiente. Según el Budismo existe unicidad entre vida y ambiente: nuestra vida misma incluye también a nuestros seres queridos y a los lugares en los que vivimos, e inclusive el universo. Este universo es también la razón para la cual cada cambio interno (beneficio invisible) además de manifestarse como una renovada capacidad de gozar de la vida, se refleja en el ambiente en mejoras tangibles (beneficios visibles) en cada nivel de la existencia.


Nagarjuna formuló su concepto de ku basándose en los sutras Hannya, o de la Sabiduría, las primeras enseñanzas de Shakyamuni. El no fue capaz de explicar con precisión cómo ku (el aspecto espiritual de la vida) existe y actúa en relación a ke, (el aspecto físico) porque sólo el Sutra del Loto explica este concepto. La naturaleza de esta relación es sumamente importante porque si, como enseña el mismo Nagarjuna, todos los fenómenos fueran transitorios y tuvieran una existencia independiente, la manifestación de cosas con características comunes seria solo debido a la casualidad, y ku podría convertirse en ke en una infinidad de maneras diferentes. Si así ocurriera, quizás no existirían fenómenos similares o iguales.


Sin embargo sabemos que esto no sucede y que en la realidad innumerables fenómenos comparten las mismas características, entre ellos los seres humanos. Con el fin de aclarar este punto, T'ien-t'ai reveló el concepto de chu, basado en el Sutra del Loto y conocido como "la unión de las Tres Verdades". En efecto, eso explica que ku y ke son simplemente dos expresiones de la misma "entidad" que se alterna entre el estado "visible" o manifiesto y el "invisible" o latente. Explica también que el estado en el cual esta entidad se encuentre, en cualquier momento, esta regulado por la Ley Mística.


T'ien-t'ai nunca formuló esta Ley, pero describió muy detalladamente la relación entre ku, ke y chu así como también la manera en que opera la Ley Mística, lo cual está expuesto en su teoría de Ichinen Sanzen, es decir "los tres mil mundos en un solo instante de vida".


El principio de unidad entre cuerpo y mente, por ejemplo, viene de la teoría de Ichinen Sanzen. T'ien-t'ai explicó que este principio se aplicaba no solo a los seres humanos sino también a todas las cosas del universo. En este caso el "cuerpo" es el aspecto físico de la vida (ke), la "mente" su aspecto espiritual (ku), y lo que los une es la verdadera esencia de la vida (chu). Entonces, según T'ien-t'ai, no existe distinción entre mente y materia, entre el mundo animado y el mundo inanimado. El Daishonin aclara ese concepto de la siguiente manera: “Los sutras anteriores al Sutra del Loto enseñaban que todos los fenómenos provienen de la mente de una persona. La mente es como la tierra y los fenómenos son como las plantas que allí crecen. No obstante el Sutra del Loto enseña que la mente es una sola cosa con la tierra, y que la tierra es una sola cosa con sus plantas. [...] Entonces es claro que el arroz no es solo simple arroz, sino la vida misma”.


LA CONEXIÓN CON EL MEDIO AMBIENTE
Cada uno de nosotros tiende a pensar que la vida se encuentra de alguna manera dentro de nuestro cuerpo y que el medio ambiente está separado de nosotros, pero el Budismo enseña que nuestra vida comprende nuestra familia, nuestros amigos, la sociedad, los lugares en que vivimos y hasta el universo. No es casualidad que John Donne afirmara: “ningún hombre es una isla”. En efecto, al igual que las islas que parecen separadas las unas de las otras, pero en el fondo del océano son parte de la misma tierra, así mismo las personas parecen separadas las una de las otras por el medio ambiente circundante, pero todas son parte de la vida cósmica. Sería aún más exacto considerar nuestra "vida" como compuesta por una "vida interior", hecha de necesidades físicas, de pensamientos y de emociones, y por una "vida exterior" (el universo) al cual estamos indisolublemente conectados a la vez que opera para sostener nuestra "vida interior".


Esta conexión indisoluble se conoce como esho funi, o sea la unidad entre la vida y su medio ambiente. “El medio ambiente es como la sombra y la vida es como el cuerpo. Sin el cuerpo no puede existir la sombra; de la misma manera sin la vida no puede existir el medio ambiente, aunque la vida es sostenida por el medio ambiente”. Así afirma el Daishonin.


Que el medio ambiente no pueda existir sin la vida puede parecer raro, porque todos conocemos la existencia de vastas áreas desiertas, entre ellas el espacio cósmico. Sin embargo ellas existen solo porque existimos nosotros o, en sentido más amplio, porque existe la vida. Dice Daisaku Ikeda: “[...] el medio ambiente provee al cuerpo de realidad e identidad, y viceversa”. Entonces, es obvio que así como nuestro ambiente nos influencia, de la misma manera nosotros lo influenciamos, tanto constructiva como destructivamente.


Utilizando los principios de unidad entre la vida y su medio ambiente y de unidad entre cuerpo y mente, Nichiren Daishonin afirma lo siguiente: “La relación de mutua compenetración entre la vida y todos los fenómenos significa que la viada en cada instante abraza tanto el cuerpo como la mente, tanto el yo como el medio ambiente de todos los seres concientes de los diez mundos y de los tres mil mundos, así como los seres inconscientes: las plantas, el cielo y la tierra, hasta las más mínimas partículas de polvo. La vida en cada instante abarca el universo y se revela en todos los fenómenos”.


Consecuentemente el medio ambiente en que nos encontramos en cualquier momento refleja toda nuestra vida en ese instante. Es más, si comprendemos que nuestro ambiente es inseparable de nuestra condición de vida, entonces la teoría de los diez mundos asume toda su importancia: se hace claro que, entonando Daimoku, podemos transformarnos, fortalecernos y gradualmente revelar nuestra Budeidad innata y podemos, en consecuencia, cambiar el mundo que está a nuestro alrededor. Esta transformación se lleva a cabo en varios niveles. Ante todo, cambia nuestra perspectiva. Nichiren dice que el beneficio recibido por practicar este Budismo es la "purificación de los seis sentidos", con precisa referencia a la relación que creamos con el medio ambiente a través de los cinco órganos de los sentidos y los juicios que nuestra mente (sexto sentido) elabora basándose en la percepción sensorial.


Los Diez Mundos pueden compararse a diez diferentes tipos de anteojos. Nueve de ellos de Infierno a Bodhisattva, pueden darnos una visión distorsionada de la realidad, dado que solo el estado de Buda nos permite ver nuestra vida como es realmente.


Si hace un tiempo sufríamos porque mirábamos las cosas a través de las lentes del Infierno o del Hambre, con los anteojos de la Budeidad eso no sucede más. Además, al empezar a considerar bajo una luz diferente la vida y el ambiente, nace en nosotros el deseo de transformar también este último para adaptarlo a nuestros cambios.


Imagínense ustedes que están sin trabajo desde hace mucho tiempo. Al inicio sufrirán mucho, pero con el pasar del tiempo se han acostumbrado a la desagradable situación y han aprendido a convivir con ella. Podría parecerle hasta confortable: se han acostumbrado a vivir con poco dinero reduciendo deseos y aspiraciones, tanto que, de una manera u otra, sus horizontes se han tornado bastantes limitados. Podrían no darse cuenta, pero su condición de vida está siempre en el Mundo de Infierno: aquel dolor sordo, aunque soportable, de vivir una vida de pocas esperanzas. Como dice el Daishonin: “Aquellos que viven por largo tiempo en las letrinas se olvidan de cuan terrible es el olor".


Su realidad, en aquel supuesto caso, seria precisamente esta. Apenas empiezan a entonar Daimoku, la situación cambia inmediatamente. Al inicio, parece empeorar, pero es solo porque empiezan a darse cuenta del hedor de la "letrina" en la cual han vivido tanto tiempo. Es un momento necesario, que los sacude de la apatía. Quizás se pongan furiosos, decidiendo combatir aquellas fuerzas misteriosas que los han llevado a tal condición. O se le despertará la esperanza (recuerden que uno de los significados de Myo es "revivir"), dándoles energía y empujándolos a la acción para cambiar su situación. Los sueños y las ambiciones del pasado, que fueron relegados al fondo del subconsciente cuando las posibilidades de realizarlas parecían escaparse, quizás aparezcan otra vez. De todas maneras, si continúan entonando Daimoku no se contentaran más con la situación actual, y lucharan hasta que las circunstancias estén a la altura de su condición de vida.


El obstáculo entre ustedes y una mejor condición de vida podría ser la falta de coraje. En este caso, si siguen entonando Nam-Myoho-Rengue-Kyo descubrirán que están desarrollando gradualmente el coraje para hacer lo que, como desde hace tiempo ya sabían, los hará felices. O quizás le falte la energía necesaria para cumplir con los esfuerzos que su objetivo requiere: entonar les dará esta energía. Los efectos de Nam-Myoho-Rengue-Kyo serán "a la medida" de su particular situación. “El dinero sirve para satisfacer necesidades. Lo mismo se aplica al Sutra del Loto: será un faro en la oscuridad o un barco para una travesía. A veces será agua y a veces fuego” así afirma el Daishonin.


El cambio interior que se produce con la practica del Budismo es llamado "beneficio inconspicuo". No solo porque no esta a la vista, sino porque se acumula gradualmente y podrían no darse cuenta hasta después de un largo lapso de tiempo. Un día, de repente, se darán cuenta que los problemas no lo afligen y no les dan tanto miedo como antes. El beneficio inconspicuo se refiere entonces al mundo invisible de ku, y podemos afirmar que se manifiesta a través de una renovada capacidad para disfrutar de la vida entera.


Los beneficios visibles se refieren al mundo de ke, y se manifiestan en el medio ambiente como mejoras visibles en el campo económico, sentimental, etc.


El Budismo enseña que las personas tienen necesidades y deseos tanto materiales como espirituales, entonces los beneficios visibles son indudablemente importantes para su felicidad. Si no tiene suficiente dinero para pagar las cuentas o mantener buenas relaciones con los demás, no se lleva una vida realizada y feliz. Sin embargo, considerándolo más profundamente, a la luz del principio de unidad entre la vida y ambiente, los beneficios visibles son la prueba de la "buena salud" de nuestra vida interior. Esto no significa que quien tiene una vida rica en beneficios materiales sea espiritualmente mejor de quien tiene poco, sino que la escasez de resultados podría indicarnos que tenemos que cambiar algo dentro de nosotros. Por ejemplo, muchos se quejan de no tener suficiente dinero, pero como dijo Josei Toda, segundo presidente de la Soka Gakkai: “El dinero nos rodea como el aire que respiramos”.


En realidad, así como muchos sufren de asma, otros sufren de problemas interiores que los limitan en su capacidad de "atraer" dinero. Podrían haberse resignado a la pobreza o a temer inconscientemente que el dinero pudiera "corromperlos". Hasta si el dinero se encontrara en su medio ambiente, quizás su capacidad de utilizarlo para enriquecerse espiritualmente o materialmente podría haberse debilitado. Quizás lo malgasten o crean no merecer lo que llega a sus manos liberándose rápidamente de el.


La falta de dinero podría ser entonces un síntoma de un problema mas profundo. Solo desarrollando en nosotros beneficios invisibles como : sabiduría, esperanza, coraje, perseverancia y sentido del humor, podremos verdaderamente apreciar el valor de los beneficios visibles que obtendremos. He aquí el porque los beneficios visibles son considerados importantes y la razón por la que Nichiren subraya la necesidad de purificar los seis sentidos.


Cuando se ha dicho hasta ahora entre la unidad entre vida y medio ambiente debería ser suficientemente comprensible. Es mas difícil, sin embargo, aceptar la idea de que entonar Nam-Myoho-Rengue-Kyo pueda producir efectos directos en el mundo en que vivimos; sin embargo, esto es lo que enseña el Budismo.


LOS MILAGROS NO EXISTEN
A veces, no se sabe como, acontece lo imposible; recibimos justo lo que necesitábamos en aquel instante; alguien nos ofrece un trabajo; el dinero para pagar una factura "llueve" del cielo, etc... No se trata de milagros: es el medio ambiente que reacciona directamente a la entonación del Daimoku. Explica el Daishonin: “El Budismo enseña que cuando la naturaleza de Buda se manifiesta desde el interior, se logra una protección desde el exterior. Esto es uno de sus principios fundamentales”.


Esto lo podemos entender mejor recordando que el principio de unidad entre la vida y su medio ambiente esta basado en la "unión" de las Tres Verdades, o sea que cada vida consciente o inconsciente, posee un aspecto físico, espiritual y esencial, por lo tanto está en capacidad de manifestar los Diez Mundos. El concepto según el cual hasta la materia inanimada posee los Diez Mundos es fundamental para comprender que entonar Nam-Myoho-Rengue-Kyo, nos pone en armonía con el resto del universo.


Así es como, poéticamente, lo describe el Daishonin: “Cuando una persona entona Nam-Myoho-Rengue-Kyo aquella única voz clama por la naturaleza de Buda propia de todos los Budas, todas las leyes, los Bodisattwas, los hombres de estudio, los Bonten y los Taishaku, el rey Ema, el sol, la luna, las miríada de estrellas, las divinidades celestiales, los dioses terrenales y todos los seres del Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Humanidad y Éxtasis, así como también la de todos los demás seres vivientes. Este beneficio es incalculable e infinito.


Cuando una persona reverencia Myoho-Rengue-Kyo, que es inherente a su propia vida como Objeto de Devoción, su naturaleza innata de Buda, emerge, llamada por la entonación de Nam-Myoho-Rengue-Kyo. A esto se llama "Buda". Para dar un ejemplo: cuando un pájaro enjaulado canta, todos los demás pájaros del cielo, llamados por su canto, volaran para acercársele. Al acercarse los pájaros, el que está en la jaula tratará de escapar. De la misma manera, cuando entonamos la Ley Mística en voz alta, llamamos la naturaleza de Buda desde adentro de nuestras vidas, y ella despierta sin falta. La naturaleza de Buda de Bonten y Taishaku, ya despertada, nos protegerá y la naturaleza de Buda de todos los Budas y Bodisattwas, al ser llamada, se alegrará.


De todas maneras, ya sea que comprendan o no con exactitud el significado de Nam-Myoho-Rengue-Kyo, o cómo el principio de las Tres Verdades explica la "mutua" relación entre la vida y todos los fenómenos (Myoho), así como también cualquier otro termino o teoría, entonando esta sola frase obtendrán grandes beneficios.