ALCANZAR EL ESTADO DE BUDA (REFLEXIONES DE DAISAKU IKEDA)
Inspirada en las conversaciones del presidente Ikeda sobre el Sutra del Loto, Bárbara Cahill discute el proceso de alcanzar el Estado de Buda.
Durante las conversaciones sobre el Sutra del Loto se le preguntó al presidente Ikeda qué significa específicamente alcanzar el estado de Buda.
Esto es algo que todos deseamos saber.
La respuesta que él dio es verdaderamente extraordinaria.
En lugar de hablar sobre alcanzar profunda sabiduría, fuerza vital, coraje y misericordia; todas las cualidades que podemos pensar como inherentes al logro del Estado de Buda, él dijo: “... para ponerlo de manera sencilla, alcanzar el Estado de Buda, más que un asunto de llegar a un destino o lograr una meta, es internalizar el proceso de reforzar continuamente el mundo de la Budeidad en nuestras vidas”. (UK Express, Dic. 1996, Pág.26)
Internalizar el proceso se refiere a hacer del proceso parte de nuestras vidas. No es algo que se nos impone desde afuera, no es algo que hacemos para complacer a alguien, ni es algo que hacemos por cualquier otra razón que no sea nuestra propia voluntad. El proceso que internalizamos es la continua fortificación del mundo del Estado de Buda en nuestras vidas.
Esto lo logramos a partir de nuestra práctica budista diaria. Esto es verdaderamente revolucionario. Siempre hemos tenido la tendencia a ver el Estado de Buda como un resultado final, algo que se alcanzará luego de muchos, muchos años; un cambio muy grande.
El presidente Ikeda continúa, diciendo que el mismo Shakyamuni, en un principio, enseñó que para alcanzar el Estado de Buda se necesitan incontables eones de práctica y también que al convertirse en Buda uno estaría “dotado de atributos majestuosos”, de hecho esto sucedería sólo al final de una vida dedicada a la enseñanza.
En la segunda mitad del Sutra del Loto, Shakyamuni expresa que el proceso de buscar lograr el Estado de Buda es en si el Estado de Buda; o como dice el presidente Ikeda: “Avanzar a lo largo del camino del Buda es en si alcanzar el Estado de Buda” (Ibíd., Pág.27).
¿Qué importancia tiene esto para nosotros? Imagine por un momento cómo es Buda...
seguramente una persona extraordinaria, una persona que es perfecta en todos los aspectos
¿Alguna vez hemos conocido a un Buda?
¿Es probable que alguna vez conozcamos alguno?
Malas Interpretaciones¿Acaso no nos muestra esto que pensamos en el Buda casi como un Dios? ¿Alguien demasiado especial para ser visto caminando por allí en la vida cotidiana?
El presidente Ikeda dice que esta imagen proviene de antiguas enseñanzas budistas. Imagínese que el Buda Shakyamuni se presenta a la puerta de nuestra casa o esté sentado a nuestro lado en el autobús. Entonces imagine cómo responderíamos de modo diferente a un extraño si de alguna manera pudiéramos saber que es Shakyamuni. Pero sentimos que no conocemos a ningún Buda y probablemente nunca lo haremos. Esta es una mala interpretación muy seria.El Budismo de Nichiren Daishonin promete que usted es un Buda ahora. Pero si continuamos pensando que esto nunca ocurrirá, si seguimos sintiendo que somos desmerecedores de ser Budas, si seguimos pensando que tiene que ocurrir un cambio muy grande antes de convertirnos en Buda, entonces nunca lo seremos.
Es cierto que tiene que llevarse a cabo un cambio muy grande, pero este cambio no está fuera de nuestro alcance ahora. Tiene que ver con permitirnos pensar de modo diferente sobre nosotros mismos. Dentro de cada uno de nosotros se encuentra un grandioso tesoro. Pero ocurre que tenemos el cerebro lavado por pensar en nosotros mismos como indignos, que no servimos para nada, unos desadaptados sin remedio que no podemos darnos cuenta de este tesoro.
De hecho, buscaríamos el tesoro en cualquier parte, fuera de nosotros, en lugar de pensar que lo tenemos dentro. Este es el mayor obstáculo para lograr nuestro Estado de Buda: no queremos mirar dentro de nosotros mismos para encontrarlo porque tememos de que lo que hallemos sea una terrible decepción.
¿Dónde yace el poder?
Hay otro obstáculo para alcanzar nuestro Estado de Buda y que es igualmente muy poderoso: es nuestra tendencia a pensar que lo que queremos lograr en realidad no es el Estado de Buda sino los beneficios materiales y las soluciones a todos nuestros problemas. A esto se une una mala interpretación sobre el Gojonzon.
Luego de pensarlo mucho me he dado cuenta de que tendemos a pensar en el Gojonzon como un Dios, pensamos que si practicamos con mucho ahínco, el Gojonzon nos mirará favorablemente y nos quitará el problema o nos dará un beneficio. Pero esa no es la función del Gojonzon.
Con razón estamos confundidos, ya que el pensamiento religioso que predomina es que Dios está fuera de nosotros y que al final tiene el control del rumbo de nuestras vidas. Pero no deberíamos pensar así sobre el Gojonzon. El Gojonzon no nos da cosas ni nos quita problemas. La función del Gojonzon es permitirnos ver el poder y magnitud de nuestras propias vidas y de ser capaces de usar este poder.
Con enfasis Nichiren Daishonin nos dice que el Gojonzon es un espejo, no el espejo del baño que nos muestra una cara feliz o triste, sino un espejo que nos permite ver nuestro Estado de Buda.
Nam Myojo Rengue Kyo, inscrito en el centro del Gojonzon, es nuestro Estado de Buda.
Cuando nos sentamos frente al Gojonzon todos los días y nos conectamos con él a través de la invocación de Daimoku surge en nosotros el Estado de Buda. Cambiamos de opinión respecto a ‘cuán terrible’ o ‘cuán atemorizante’ es la vida; comenzamos a ser más positivos y más esperanzados.
¿Cuántas veces hemos empezado a cantar en un estado de desesperación para luego hallar que aparece la esperanza? Esta es la función de nuestro Estado de Buda. A esto se refiere el presidente Ikeda cuando dice que el Estado de Buda no es un destino final sino un camino que transitamos continuamente.
El Estado de Buda es la perspectiva de la vida que dice: “No, el mundo, la vida misma, no es deprimente, no es razón para la desesperación y el pesimismo. La vida es creativa, esperanzadora, misericordiosa y positiva.”
El Estado de Buda es el camino para reconocer esta manera positiva de ver la vida, para luego enfatizar esta perspectiva positiva cada vez más. Finalmente, el camino de la Budeidad se convierte en nuestra propia capacidad para enfrentar los problemas.
Es la capacidad para dirigir nuestras vidas nosotros mismos, además, es la capacidad de compartir esto con otras personas y apoyarlas en esta perspectiva.
Durante las conversaciones sobre el Sutra del Loto se le preguntó al presidente Ikeda qué significa específicamente alcanzar el estado de Buda.
Esto es algo que todos deseamos saber.
La respuesta que él dio es verdaderamente extraordinaria.
En lugar de hablar sobre alcanzar profunda sabiduría, fuerza vital, coraje y misericordia; todas las cualidades que podemos pensar como inherentes al logro del Estado de Buda, él dijo: “... para ponerlo de manera sencilla, alcanzar el Estado de Buda, más que un asunto de llegar a un destino o lograr una meta, es internalizar el proceso de reforzar continuamente el mundo de la Budeidad en nuestras vidas”. (UK Express, Dic. 1996, Pág.26)
Internalizar el proceso se refiere a hacer del proceso parte de nuestras vidas. No es algo que se nos impone desde afuera, no es algo que hacemos para complacer a alguien, ni es algo que hacemos por cualquier otra razón que no sea nuestra propia voluntad. El proceso que internalizamos es la continua fortificación del mundo del Estado de Buda en nuestras vidas.
Esto lo logramos a partir de nuestra práctica budista diaria. Esto es verdaderamente revolucionario. Siempre hemos tenido la tendencia a ver el Estado de Buda como un resultado final, algo que se alcanzará luego de muchos, muchos años; un cambio muy grande.
El presidente Ikeda continúa, diciendo que el mismo Shakyamuni, en un principio, enseñó que para alcanzar el Estado de Buda se necesitan incontables eones de práctica y también que al convertirse en Buda uno estaría “dotado de atributos majestuosos”, de hecho esto sucedería sólo al final de una vida dedicada a la enseñanza.
En la segunda mitad del Sutra del Loto, Shakyamuni expresa que el proceso de buscar lograr el Estado de Buda es en si el Estado de Buda; o como dice el presidente Ikeda: “Avanzar a lo largo del camino del Buda es en si alcanzar el Estado de Buda” (Ibíd., Pág.27).
¿Qué importancia tiene esto para nosotros? Imagine por un momento cómo es Buda...
seguramente una persona extraordinaria, una persona que es perfecta en todos los aspectos
¿Alguna vez hemos conocido a un Buda?
¿Es probable que alguna vez conozcamos alguno?
Malas Interpretaciones¿Acaso no nos muestra esto que pensamos en el Buda casi como un Dios? ¿Alguien demasiado especial para ser visto caminando por allí en la vida cotidiana?
El presidente Ikeda dice que esta imagen proviene de antiguas enseñanzas budistas. Imagínese que el Buda Shakyamuni se presenta a la puerta de nuestra casa o esté sentado a nuestro lado en el autobús. Entonces imagine cómo responderíamos de modo diferente a un extraño si de alguna manera pudiéramos saber que es Shakyamuni. Pero sentimos que no conocemos a ningún Buda y probablemente nunca lo haremos. Esta es una mala interpretación muy seria.El Budismo de Nichiren Daishonin promete que usted es un Buda ahora. Pero si continuamos pensando que esto nunca ocurrirá, si seguimos sintiendo que somos desmerecedores de ser Budas, si seguimos pensando que tiene que ocurrir un cambio muy grande antes de convertirnos en Buda, entonces nunca lo seremos.
Es cierto que tiene que llevarse a cabo un cambio muy grande, pero este cambio no está fuera de nuestro alcance ahora. Tiene que ver con permitirnos pensar de modo diferente sobre nosotros mismos. Dentro de cada uno de nosotros se encuentra un grandioso tesoro. Pero ocurre que tenemos el cerebro lavado por pensar en nosotros mismos como indignos, que no servimos para nada, unos desadaptados sin remedio que no podemos darnos cuenta de este tesoro.
De hecho, buscaríamos el tesoro en cualquier parte, fuera de nosotros, en lugar de pensar que lo tenemos dentro. Este es el mayor obstáculo para lograr nuestro Estado de Buda: no queremos mirar dentro de nosotros mismos para encontrarlo porque tememos de que lo que hallemos sea una terrible decepción.
¿Dónde yace el poder?
Hay otro obstáculo para alcanzar nuestro Estado de Buda y que es igualmente muy poderoso: es nuestra tendencia a pensar que lo que queremos lograr en realidad no es el Estado de Buda sino los beneficios materiales y las soluciones a todos nuestros problemas. A esto se une una mala interpretación sobre el Gojonzon.
Luego de pensarlo mucho me he dado cuenta de que tendemos a pensar en el Gojonzon como un Dios, pensamos que si practicamos con mucho ahínco, el Gojonzon nos mirará favorablemente y nos quitará el problema o nos dará un beneficio. Pero esa no es la función del Gojonzon.
Con razón estamos confundidos, ya que el pensamiento religioso que predomina es que Dios está fuera de nosotros y que al final tiene el control del rumbo de nuestras vidas. Pero no deberíamos pensar así sobre el Gojonzon. El Gojonzon no nos da cosas ni nos quita problemas. La función del Gojonzon es permitirnos ver el poder y magnitud de nuestras propias vidas y de ser capaces de usar este poder.
Con enfasis Nichiren Daishonin nos dice que el Gojonzon es un espejo, no el espejo del baño que nos muestra una cara feliz o triste, sino un espejo que nos permite ver nuestro Estado de Buda.
Nam Myojo Rengue Kyo, inscrito en el centro del Gojonzon, es nuestro Estado de Buda.
Cuando nos sentamos frente al Gojonzon todos los días y nos conectamos con él a través de la invocación de Daimoku surge en nosotros el Estado de Buda. Cambiamos de opinión respecto a ‘cuán terrible’ o ‘cuán atemorizante’ es la vida; comenzamos a ser más positivos y más esperanzados.
¿Cuántas veces hemos empezado a cantar en un estado de desesperación para luego hallar que aparece la esperanza? Esta es la función de nuestro Estado de Buda. A esto se refiere el presidente Ikeda cuando dice que el Estado de Buda no es un destino final sino un camino que transitamos continuamente.
El Estado de Buda es la perspectiva de la vida que dice: “No, el mundo, la vida misma, no es deprimente, no es razón para la desesperación y el pesimismo. La vida es creativa, esperanzadora, misericordiosa y positiva.”
El Estado de Buda es el camino para reconocer esta manera positiva de ver la vida, para luego enfatizar esta perspectiva positiva cada vez más. Finalmente, el camino de la Budeidad se convierte en nuestra propia capacidad para enfrentar los problemas.
Es la capacidad para dirigir nuestras vidas nosotros mismos, además, es la capacidad de compartir esto con otras personas y apoyarlas en esta perspectiva.