Temas desarrollados: CONCEPTO BUDISTA. MARCO
LEGAL. EL QUE HACE LAS LEYES. EL QUE ROMPE LA LEY. LOS EJECUTORES DE LA LEY. LA
PRISIÓN. Articulo escrito por la abogada Dra. Win
Hunter, quien trabaja en el
sistema de justicia criminal de Estados Unidos. En el ella advierte sobre el “destino
insondable” que une a diferentes tipos de personas en una sociedad ante un
suceso como un caos criminal, en el cual
se ven envueltos todo tipo de personas como
abogados, policía, prensa, amigos
y familiares de la víctima y del acusado. Ninguna de estas personas, dice la Dra., pudieron predecir que algún día estarían involucrados
en un tipo de procedimiento como este.
El Budismo enseña que nos encontramos ante
una situación particular por razón de
nuestro karma, es decir, en el pasado hemos realizado las causas para estar allí.
Esto podría ser fácil de aceptar a un nivel superficial, como por ejemplo,
haber sido enseñados a creer que las buenas acciones serán recompensadas.
El karma, sin embargo, no es tan sencillo. La Ley de causa y efecto es muy
estricta y puede ser muy doloroso encontrarnos en una situación en la cual no entendemos qué
pudimos haber hecho para estar allí.
Es duro de aceptar que una hermosa
mujer joven, atacada por un extraño, haya hecho la causa
para que esto suceda. Lo que vemos es a una víctima indefensa, y seguramente
ella se verá a si misma de la misma
manera por el resto de su vida, permaneciendo con miedo a salir para que no le
ocurra de nuevo.
Igualmente su atacante ha hecho la causa
para ser el tipo de persona que causó tal estrago en la vida de la muchacha. Si
el es enjuiciado, irá a prisión, pero si no, la Ley de causa y efecto es tan estricta que sufrirá
de alguna manera como resultado de su acción.
En diferentes formas, ambos han sido
atrapados por sus respectivos karmas. A menudo
reaccionan a la situación mezclando su sufrimiento, ya que se ven a si
mismos incapaces de cambiar el ciclo en el cual están sumergidos. De hecho,
solo cambiando su karma de infelicidad, pueden erradicar su sufrimiento.
Nichiren Daishonin enseñó que entonando Nam
Miojo Rengue Kio, podemos transformar en alegría la causa de cualquier sufrimiento. No importa
cuan insoportable o doloroso sea el problema, podemos utilizarlo para cambiar
nuestra tendencia karmica, así la” víctima” puede cambiar su tendencia a ser victimizadas.
El término víctima es degradante: tener el poder para cambiar ese rol, ayudará
a restaurar la dignidad de la vida de la persona.
Igualmente el atacante puede cambiar la
tendencia a causar sufrimiento a otros, atrayendo inevitablemente sufrimiento
hacia si mismo. Al cambiarse estas tendencias de ambos, el vínculo karmico
entre la víctima y el atacante se rompe y el poder negativo de uno sobre otro,
deja de funcionar..
MARCO LEGAL.
Vivimos en una sociedad particular porque
hemos creado el karma para haber nacido allí.
La suma del karma de muchos individuos crea
un karma colectivo el cual determina cómo opera nuestra sociedad.
Podemos estar
de acuerdo o no con el estilo de funcionamiento de nuestra sociedad, pero somos parte de ella y por
lo tanto responsables en diferentes grados de lo que en ella sucede. Aun en un
sistema relativamente democrático en el cual las personas eligen a los legisladores, puede existir un
sentimiento de impotencia en relación al
funcionamiento de la sociedad, particularmente cuando surgen problemas
económicos y sociales.
A pesar de las diferencias, todas las
sociedades a través de los siglos, han
sentido la necesidad de tener algún tipo
de marco legal y han creado algún tipo de sistema de justicia criminal. Como
seres humanos parecemos estar sedientos de” justicia”, ese elusivo concepto, quizás
porque buscamos seguridad.
En muchas naciones, sin embargo, el sistema
es tan corrupto, que no existe la justicia.
Daisaku Ikeda en la Segunda Conferencia de la SGI, de abogados del mundo,
dijo:
“La ley es un código de mínima moralidad, y
como tal, solo una pequeña proporción de las acciones de la gente (aun cuando
sean malignas), caen bajo su jurisdicción, dejando a una multitud lejos de su
alcance. Es mas, lo que es causado por el karma, nunca será resuelto únicamente
por el estatus legal”.
Básicamente el Budismo enseña que hay tres
tipos de leyes: Las leyes sociales (lo que es considerado como conducta
aceptable en un sociedad) Las leyes civiles y criminales (la ley de la tierra)
y la Ley de causa
y efecto. Podemos evadir las consecuencias de las dos primeras si no somos
capturados. De hecho, hay momentos en los cuales las leyes criminales pueden
ser rotas legalmente. Es ilegal destruir la vida, pero se hacen excepciones
cuando: se considera auto-defensa, hay
un estado de ejecución, o en la guerra.
La Ley de causa y efecto se mueve mas profundo aun. Hasta cuando matamos bajo
una “excepción legal”, aun así, habremos hecho una causa que tendrá un efecto
en algún momento en nuestras vidas. Sobre esta base, tendremos que cuidar cómo
creamos y administramos nuestros sistemas de justicia criminal- ese código de
“minima moralidad”, porque lo que hacemos tiene efectos de largo alcance en
nuestra sociedad.
Cada persona quiere hacer “lo correcto” pero en la práctica a menudo hay poco acuerdo acerca de que es
“lo correcto”. Para algunos la justicia por la víctima significa revancha, para
otros una prueba transparente de defensa es lo máximo. Si es condenada la persona errónea ¿donde está la justicia
para la víctima?. Tal vez lo que tengamos en común es que miramos al “sistema”
de justicia, cuando en realidad deberíamos mirar a un nivel mas profundo para examinar cuales
son los principios en los cuales están basados nuestros sistemas.
Quienes hacen las leyes.
Heredamos el cuerpo de la ley, de
generaciones precedentes. A menos que los legisladores cambien esa ley, ella permanece
vigente. Los cambios realizados en la ley por algún grupo de poder, depende de
su integridad o de la ausencia de ella. Todas las personas están sujetas a los tres venenos inherentes en la vida,
que son: avaricia, ira y estupidez y
que el Budismo considera que son la raíz de todos los sufrimientos.
Los tres venenos forman “las cinco impurezas”: la impureza de la vida en si misma, la impureza de la edad, de la sociedad, de
los deseos mundanos y del pensamiento. De acuerdo al Budismo, estamos viviendo en una era dominada por
estas cinco impurezas. Nuestra avaricia, ira y estupidez, son los disparadores
para que las impurezas se manifiesten en la sociedad, conduciendo al conflicto
y la destrucción. Si estamos gobernados por los tres venenos,
arrastraremos efectos destructivos hacia
nuestro ambiente.
En tal situación somos incapaces de diseñar
un cuerpo legislativo que actúe con suficiente visión y misericordia para contrarrestar
las cinco impurezas.
Daisaku Ikeda dice:
…el hecho lamentable es que la democracia es
a menudo mal entendida por hombres de poder que boicotean la felicidad de las
personas para mantener sus intereses personales, su fama y su poder.
Los legisladores tienen los tres venenos también,
y a menudo hacen los cambios en las leyes con una aparente pérdida de visión,
viendo solo la próxima elección. Por ejemplo, enfrentados con un electorado
temeroso de solucionar el crimen, reaccionan con medidas superficiales, con
ausencia del coraje necesario para implementar medidas a largo plazo.
Históricamente las grandes reformas en esta
ciudad, tal como la abolición de la pena capital, tomaron un largo período para
tener vigencia y no fue bienvenida necesariamente por muchos de los votantes.
Aunque todos nosotros tenemos los tres
venenos, esto puede ser cambiado a través de la práctica Budista por misericordia, coraje y sabiduría.
El principio de hendoku iyaku,que quiere decir cambiar
veneno en medicina, es un principio central en el Budismo de Nichiren
Daishonin, el cual enseña a las personas como cambiar sus sufrimientos para convertirlos en la expresión de sus
mejores cualidades. Las acciones basadas en estas cualidades, tendrán efectos
de un alcance mayor y muy diferente a aquellos resultados basados en los tres
venenos. Necesitamos paciencia y visión para vivir de esta manera, pero las
leyes creadas en una base como esta, crearán una justicia verdadera,
concentrándose en animar a las personas a hacer las causas correctas, en vez de
reaccionar superficialmente a los efectos.
El que rompe la ley.
Es evidente cómo los tres venenos en la vida
de las personas, los conducen a cometer
crímenes: la avaricia de un fraude mayor, la ira del crimen violento y la
estupidez de la mente. Cuando un niño señala lo que quiere llegar a ser cuando
crezca, usualmente aspira a ser un conductor de trenes o una estrella de cine.
Sería raro que un niño quisiera convertirse en un ladrón o un asesino en
serie!!!!. Aun así, algunos se convierten en esto.
Se han realizado muchos estudios de personas
que cometen crímenes. El debate esta entre si las tendencias criminales son
conducidas por la genética o por causas ambientales. De hecho, algunas personas
que han vivido en extrema pobreza se dirigen hacia vidas crimínales mientras
que otras no. Evidentemente las personas pueden elegir.
Es sorprendente cuan comunes son los
criminales, ellos no son un grupo aparte. Hay el crimen organizado, por supuesto,
donde dominados por los tres venenos, las personas deciden cruzar la línea
permanentemente, independientemente del sufrimiento que causen. Pero muchos crímenes
no son como estos. Los jóvenes
especialmente, parecen transitar ciegamente el camino de la criminalidad con poco sentido
de las consecuencias. A menudo se trata de una reacción a las condiciones
económicas y sociales. Y es corriente en tiempos de recesión y de caos social.
El sufrimiento que producen a las víctimas es duro de enfrentar y a menudo es negado.
Se produce una espiral descendiente de más y más crímenes, juicios y
sentencias.
De hecho, en muchas ciudades se tiene la
expectativa de que el sistema de justicia criminal es como una esponja gigante que limpia todos nuestros
problemas sociales; pobreza, abandono, salud mental, ruptura familiar. Como
todos estos problemas son comunes en cualquier sociedad, el crimen siempre está
asociado a ellos. Por ejemplo, muchos crímenes de violencia son cometidos bajo
influencia de alcohol y drogas, la pobreza conduce a la desesperación y al
robo. No es una cuestión de si estos
problemas proporcionan alguna excusa para el crimen, es simplemente que el
crimen frecuentemente tiene estas enfermedades sociales como trasfondo. Como
dice Nichiren Daishonin:
… si las mentes de las personas son impuras,
su tierra también es impura, pero si sus mentes son puras, así es su tierra.
…La diferencia yace únicamente en la bondad
o la maldad de sus mentes (Major Writings. Vol.1,p.4)
En otras palabras, a causa de las ilusoriedades
acerca de lo que les brindará felicidad, las personas cometen actos que crean
mal karma, lo que los conducirá a renacer en pobres circunstancias. Esto a su
vez refuerza su ilusoriedad lo cual los conduce
crear de nuevo mal karma. Este
mal karma también se manifiesta como una vida dominada por los tres venenos y
se refleja en el ambiente externo.
Aunque muchos de nosotros no nos hemos encontrado con un criminal o
hemos estado en una corte, es fácil pensar en ellos como subhumanos, como
demoníacos. De hecho, los criminales tienen los mismos diez estados de vida que las demás personas. Estos diez mundos que el Budismo explica son: Infierno, hambre, animalidad, ira, tranquilad,
éxtasis, aprendizaje, absorción, bodhisatva y Budeidad. Los primeros seis son
los mundos más bajos. Transitamos de uno a otro sin esfuerzo dependiendo de lo
que esta sucediendo alrededor de nosotros. Los cuatro últimos los altos mundos,
todos requieren algún esfuerzo de nuestra parte. Una persona que comete
crímenes, probablemente pasa la mayor parte de su vida en los bajos mundos,
pero esto no significa que también la Budeidad está dentro de el. El también tiene la
capacidad de mostrar misericordia y sabiduría.
Nichiren Daisonin dice. “Hasta el insensible villano ama a su esposa e hijos. El también
tiene una porción de bodhisatva dentro de el “(Major Writings, Vol.1,p.53).
Si no comprendemos esto, podemos pensar que
lo demoníaco no tiene que ver con nosotros.
Los ejecutores de la ley.
Como ciudadanos actuaríamos mejor si en vez
de dejar “al sistema” que limpie las
cosas, tomemos la responsabilidad
individual por las impurezas que existen en nuestra sociedad.
Nuestra actitud hacia respetar la ley no es
una tarea fácil en ninguna sociedad. Aunque nuestras leyes sean buenas, no tendrán
significado si la ejecución de ellas se conduce de una manera opresiva o
irrespetuosa hacia las personas, si son dominadas por los tres venenos. En ese
caso no se alcanzará la meta de la justicia.
Es frecuente encontrar en las sociedades,
ejecutores de la ley que creen que
tienen el mandato de hacer el trabajo como ellos piensan que funciona en vez de
actuar de acuerdo a la ley. Si esto ocurre en el día a día, peor es en los
“grandes” casos.
La justicia no existirá si constantemente
reaccionamos al crimen permitiendo que
ocurran abusos de poder en nuestro nombre. Si el proceso de ejecución de la ley
no es justo, la meta de la justicia nunca se alcanzará. Basados en la Ley de causa y efecto. Si las
causas que hacemos están basadas en los tres venenos, los efectos de ellas no serán del interés de la justicia. Por el
contrario, la justicia debe basarse en causas basadas en el coraje, sabiduría y
misericordia, no el miedo y la dependencia.
Prisión.
Aunque en verdad las personas convictas son
violentas y peligrosas para la sociedad, mucha gente argumentará que deben ir
presas.
Es un acto de misericordia hacia el
criminal, prevenirlo de cometer futuros actos de violencia, para evitar grabar
karma de sufrimiento a otros. Lo que es importante es si una sentencia está
diseñada para castigar, como una forma de revancha o para rehabilitar.
El concepto de Yiji, que significa misericordia, es importante en el Budismo. No
quiere decir “lo siento”, es más amplio que esto. Quiere decir “erradicar el sufrimiento y brindar
felicidad duradera”. Si aplicamos este principio para lidiar con
criminales, significa que ellos también son merecedores de nuestra
misericordia, al igual que las víctimas. Si aceptamos que, causando sufrimiento
a otros, los criminales sufren en consecuencia, tendríamos que formular un
camino de tratamiento con ellos, basados en el
yiji.
Algunas sociedades tienen el concepto de
revancha muy enraizado tales como ejecuciones, mientras que otras tiene una línea
mas liberal y piensan que el tiempo en prisión es castigo suficiente.
Parte de lo que nos define como sociedad es
la manera como tratamos a los criminales y a las víctimas. Evitando la
revancha, agregamos algo positivo a nosotros mismos: el derecho a vivir en una
sociedad verdaderamente civilizada donde todos seamos respetados. Si aceptamos que “somos seres humanos con el mismo tipo
de karma creado por los errores y las debilidades”, tal como dice Daisaku Ikeda,
entonces necesitamos expresar también el
yiji a los criminales .Si esto se refleja en la política nos moveremos mas
positivamente hacia la realidad de la justicia. Las prisiones no serían
entonces “depósitos de unidades”, y se removería a los prisioneros de que toda la responsabilidad sea de ellos. Habrían
más bien instituciones donde los tres venenos serían cambiados a mundos mas
elevados.
Según Ikeda, “se necesitan personas de un extraordinario entusiasmo para devocionarse a la tarea de re-educar. Y hasta
que no cambiemos individualmente nuestro deseo de revancha dentro de cada uno
de nosotros, la sociedad como un todo, no demandará tales procedimientos de
rehabilitación en nuestros sistemas de prisiones”.
Tenemos la oportunidad de construir algo
nuevo, dice la Dra. Hunter,
el proceso de revolución humana en budismo significa que podemos usar estos problemas plenamente para cambiar veneno en medicina. Todo comienza con nosotros mismos, cambiando
individualmente y gradualmente. Mientras vamos cambiando, nuestro ambiente será
influenciado positivamente.
El Budismo enseña que profundamente todos tenemos la capacidad
en nuestras vidas, de expresar misericordia,
coraje y sabiduría. El sistema solo repartirá justicia cuando los
individuos que son parte de ella, revelen estas cualidades. Mientras mas
personas lo hagan así, los efectos permearán la forma en que la sociedad opera,
de manera que la forma natural será hacer las cosas correctamente.
Visualicemos una sociedad en la cual las
leyes estén diseñadas y ejecutadas por personas de misericordia, sabiduría y
coraje y donde aquellos que quebrantan la ley sean ayudados a exhibir las
mismas cualidades.
No es una tarea fácil. En su novela La
Revolución Humana, Daisaku Ikeda, menciona las palabras
de su maestro que nos animan a enfrentar las dificultades que encontraremos:
“ Se ha dicho que la justicia
prevalecerá, pero esto no es necesariamente inevitable. Sin una lucha, la
justicia también sucumbirá.”
Fuente:
Uk Express Nº 259