CREER EN EL ILIMITADO POTENCIAL POSITIVO INHERENTE...
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Es muy natural que nosotros apliquemos todo tipo de definiciones a las personas, a las situaciones y a nosotros mismos, para hacer que el mundo tenga sentido. Pero a menos que seamos cuidadosos en cuanto a la naturaleza de nuestros pensamientos y opiniones, nos veremos atrapados en una forma de ver las cosas muy estrecha y a menudo negativa:
"Él no es una persona agradable",
"Yo no puedo relacionarme bien con los demás",
"Nunca habrá paz en el Medio Oriente."
Tan pronto como decidimos que algo es de determinada manera, nosotros mismos le imponemos una limitación, y le bloqueamos la entrada a la posibilidad de crecimiento y desarrollo.
Pero cuando elegimos ver las cosas en términos de su infinito potencial positivo, nuestros pensamientos y acciones se convierten en una influencia constructiva que ayuda a crear las condiciones para que ese potencial se haga realidad. Debido a la íntima interconexión de todas las cosas, cada uno de nosotros, a cada momento, ejerce un profundo impacto en la realidad de la vida que compartimos.
La forma en que vemos las cosas tiene un efecto concluyente sobre la realidad. Darnos cuenta de esto nos permite actuar con la confianza de que nosotros podemos moldear la realidad con repercusiones muy positivas.
La más constructiva de las perspectivas es creer en el ilimitado potencial positivo inherente a toda vida.
El budismo denomina "budeidad" a este potencial que es la verdadera naturaleza de la vida.
Nichiren le definió como Nam-myoho-renge-kyo, y alentó a sus seguidores a invocarlo con la firme convicción de que, al hacerlo, estarán haciendo brotar el potencial latente de la budeidad, no sólo desde dentro de sí mismos, sino también en las circunstancias de las cuales son parte.
Ver más sobre el tema Ku que explica el potencial latente inherente a la vidahttp://www.sgispanish.org/budismo/diaria/vacio.html
Es muy natural que nosotros apliquemos todo tipo de definiciones a las personas, a las situaciones y a nosotros mismos, para hacer que el mundo tenga sentido. Pero a menos que seamos cuidadosos en cuanto a la naturaleza de nuestros pensamientos y opiniones, nos veremos atrapados en una forma de ver las cosas muy estrecha y a menudo negativa:
"Él no es una persona agradable",
"Yo no puedo relacionarme bien con los demás",
"Nunca habrá paz en el Medio Oriente."
Tan pronto como decidimos que algo es de determinada manera, nosotros mismos le imponemos una limitación, y le bloqueamos la entrada a la posibilidad de crecimiento y desarrollo.
Pero cuando elegimos ver las cosas en términos de su infinito potencial positivo, nuestros pensamientos y acciones se convierten en una influencia constructiva que ayuda a crear las condiciones para que ese potencial se haga realidad. Debido a la íntima interconexión de todas las cosas, cada uno de nosotros, a cada momento, ejerce un profundo impacto en la realidad de la vida que compartimos.
La forma en que vemos las cosas tiene un efecto concluyente sobre la realidad. Darnos cuenta de esto nos permite actuar con la confianza de que nosotros podemos moldear la realidad con repercusiones muy positivas.
La más constructiva de las perspectivas es creer en el ilimitado potencial positivo inherente a toda vida.
El budismo denomina "budeidad" a este potencial que es la verdadera naturaleza de la vida.
Nichiren le definió como Nam-myoho-renge-kyo, y alentó a sus seguidores a invocarlo con la firme convicción de que, al hacerlo, estarán haciendo brotar el potencial latente de la budeidad, no sólo desde dentro de sí mismos, sino también en las circunstancias de las cuales son parte.
Ver más sobre el tema Ku que explica el potencial latente inherente a la vidahttp://www.sgispanish.org/budismo/diaria/vacio.html