¿QUÉ ES LA FE? LA FE ABARCA LA VERDAD, EL CORAJE, LA SABIDURÍA Y LA BUENA FORTUNA. INCLUYE LA COMPASIÓN Y LA HUMANIDAD, ASÍ COMO LA PAZ, LA CULTURA Y LA FELICIDAD. LA FE ES ESPERANZA ETERNA; ES EL SECRETO PARA EL AUTO-DESARROLLO SIN LÍMITES. LA FE ES EL PRINCIPIO BÁSICO DE CRECIMIENTO. (LAS DISCUSIONES SOBRE LA JUVENTUD, VOLUMEN 2, PÁGINAS 163/64).

¿QUÉ ES EL BUDISMO? ES EL NOMBRE DADO A LAS ENSEÑANZAS DE UN BUDA. "BUDA" SIGNIFICA "EL ILUMINADO”; ALGUIEN QUE PERCIBE LA ESENCIA O REALIDAD DE LA VIDA EN SU INTERIOR, ES UN SER ILUMINADO A LA VERDAD DE LA VIDA Y DEL UNIVERSO. A DIFERENCIA DE OTRAS RELIGIONES, EL BUDISMO NO ALEGA UNA REVELACIÓN DIVINA. COMIENZA CON UN HOMBRE, QUE A TRAVÉS DE SUS PROPIOS ESFUERZOS Y PERSEVERANCIA, DESCUBRIÓ LA REALIDAD DENTRO DE SÍ Y ENSEÑÓ QUE TODOS PODÍAN HACER LO MISMO. EL BUDA NO PUEDE SER DEFINIDO, COMO UN SER TRASCENDENTAL O SUPREMO. EN ESTE SENTIDO, EL BUDISMO, NO SOLO ES LA ENSEÑANZA DE UN BUDA, SINO LA ENSEÑANZA QUE POSIBILITA A TODAS LAS PERSONAS REVELAR SU NATURALEZA DE BUDA. EL BUDISMO ES UN SISTEMA PRÁCTICO DE ENSEÑANZA QUE NOS PERMITE CONCRETAR EL ESTADO IDEAL DE LA BUDEIDAD… LA PROPIA PERFECCIÓN.

¿QUE ES EL KOSEN-RUFU? “ES LA LUCHA PARA TRANSFORMAR LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS, REVIRTIENDO LA OSCURIDAD QUE RESIDE EN EL INTERIOR DE SU VIDA, HACIENDOLO TOMAR CONCIENCIA DE SU NATURALEZA DE BUDA INHERENTE". LA ESENCIA DE “ESTABLECER LA ENSEÑANZA CORRECTA PARA ASEGURAR LA PAZ EN LA TIERRA” ESCRITO POR NICHIREN DAISHONIN, RADICA EN CONSTRUIR UNA RED DE PERSONAS DEDICADAS AL BIEN. PERO COMO ESTA CONTIENDA IMPLICA TRANSFORMAR DE RAÍZ LA VIDA DE LAS PERSONAS PROVOCARA RESISTENCIA EN CIERTOS SECTORES… ESTA GRAN BATALLA ES LA CLAVE PARA CREAR UN MUNDO DE PAZ Y DE FELICIDAD VERDADERAS, UNA TIERRA DE BUDAS.

YIGUIO Y KETA. PRÁCTICA PARA UNO MISMO Y PRÁCTICA PARA LOS DEMÁS. ESTOS ASPECTOS DEL BUDISMO VERDADERO SON: YIGUIO (PRÁCTICA PARA UNO MISMO) Y KETA (PRÁCTICA POR EL BIEN DE OTROS). AMBOS CONSTITUYEN UNA PRÁCTICA COMPLETA. SON COMO DOS RUEDAS QUE FUNCIONAN AL UNÍSONO PARA ADELANTAR NUESTRAS VIDAS, PARA MANIFESTAR NUESTRA ILUMINACIÓN INHERENTE.

¿QUE ES LA SOKA GAKKAI INTERNACIONAL (SGI)?...ES UNA ORGANIZACIÓN BASADA EN EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN, INSPIRADA EN EL RESPETO A LA VIDA, LA CONCIENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, BUSCANDO DESPERTAR EN LAS PERSONAS EL ESPÍRITU DE RECONOCER, RESPETAR Y APRECIAR LAS SEMEJANZAS Y LAS DIFERENCIAS, PERMITIENDOLES FORTALECERSE Y TRANSFORMAR SU INTERIOR PARA DESARROLLAR SU MÁXIMO POTENCIAL, ASUMIENDO LA RESPONSABILIDAD DE SU PROPIA VIDA Y COMPROMETIENDOSE CON LA SOCIEDAD, EMPRENDER ACTIVIDADES EN SU VIDA COTIDIANA, PARA DESPLEGAR LA CAPACIDAD DE VIVIR CON CONFIANZA, CREANDO VALOR EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA Y CONTRIBUYENDO AL BIENESTAR DE AMIGOS, FAMILIARES Y SU COMUNIDAD…

…UNA DE LAS DIFICULTADES QUE LOS LATINOS TIENEN PARA COMPRENDER EL BUDISMO, radica en lo que el término "religión" significa en su ámbito social… Las religiones occidentales tienen sistemas jerárquicos en los que las reglas y los dogmas se establecen desde arriba hacia abajo… Ellas están basadas en la creencia de una deidad sobrenatural… La relación entre el maestro y el discípulo es interpretada como la de una persona que ciegamente, sigue a otra… VER MAS…

EL ESFUERZO DE NO RENDIRSE JAMAS. Vivimos una vida fragmentada y llena de conflictos. Estamos divididos en centenas de grupos de seres humanos, limitados por el miedo, la vergüenza, la culpa, la ira, las obsesiones y las emociones… esta lucha interna hace que no nos podamos entender… ¿Por que pasa esto...? VER MAS…

LA RECITACION DE LOS CAPITULOS “MEDIOS HABILES” Y “DURACION DE LA VIDA”. Carta a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Este Ghoso, nos acerca a un precepto conocido como “seguir las costumbres de la región”. El significa que, mientras no esté en juego ninguna trasgresión grave, no se debe ir contra las tradiciones y costumbres de un país, región o comunidad, aunque debamos apartarnos ligeramente de las enseñanzas. Este criterio fue establecido por el Buda... VER MAS…

LAS REUNIONES DE DIALOGO O ZADANKAI, SON UN OASIS…En la actualidad, el egoísmo desmedido, provoca profundos trastornos en el corazón humano y estamos perdiendo la coexistencia con la naturaleza; por ello estos mini cónclaves de miembros de todas las edades, razas, intereses y antecedentes, son un foro de intercambio rico y refrescante. En un mundo afectado por la "DESERTIFICACION SOCIAL", estas reuniones son un oasis, en el que los seres humanos en forma individual, se esfuerzan en concretar la paz mundial y la prosperidad de la sociedad humana. ...Como budistas, al establecer una condición de paz interior en la vida cotidiana, contribuimos con la paz del mundo, posibilitando a cada uno, desarrollar su potencial inherente... VER MAS…

LAS RELACIONES QUE FUNCIONAN. Cap.5 "El Buda en Tu Espejo".

Cap.5 de "El Buda en Tu Espejo" de W.Hochswender, G.Martin, T.Morino

Amar a la gente y apreciar a la humanidad de manera abstracta es relativamente fácil. Sentir compasión por individuos concretos, amar a un solo ser humano, es mucho más difícil.


Muchos hemos oído historias de individuos que apoyan causas sociales meritorias, quizás financiando organizaciones filantrópicas e incluso grupos sociales activos, mientras que en sus vidas privadas se caracterizan por la insensibilidad e incluso la crueldad con aquéllas personas más cercanas a ellos: Sin embargo, la misericordia por la humanidad en las enseñanzas budistas no es un simple idealismo: es algo por lo que nos esforzamos día a día.

Hemos dicho que la naturaleza de Buda vive en cada individuo y que la felicidad de cada uno radica en construir una personalidad interior sólida. Aunque el budismo es una poderosa herramienta para construir la fuerza interior, no se trata de una actividad solitaria.

En cambio, la enseñanza budista demuestra que la interacción compasiva con los demás es el modo más satisfactorio de vivir en sociedad y, de hecho, es prácticamente un requisito previo a la iluminación.

Una persona sensata trata de llenarse de energía y sacar lo mejor de los demás.

El humanismo del Sutra del Loto, la principal enseñanza para esta época moderna, se reduce a apreciar al individuo. Una persona que se encuentra en el estado de la budeidad respeta la individualidad de los demás, y desea que manifiesten también sus virtudes peculiares. El objetivo de la iluminación universal que propugna el budismo empieza, por lo tanto, con la apreciación de uno mismo, luego de los individuos que nos rodean y, por último, se amplía a todas las personas.

¿Pero como cultivar esta actitud y desarrollar relaciones satisfactorias?

Una cosa es cierta: todo el mundo mantiene relaciones. Hasta quienes llevan una vida monástica interactúan con otros monjes. Las relaciones de diversos tipos son una parte inevitable de la vida humana, más aún para la gente que vive la realidad diaria de la familia, las asociaciones y el trabajo.

Pero más allá de todo esto, el deseo de compañía está fuertemente arraigado. Al buscar la felicidad personal, los seres humanos se guían por la búsqueda de relaciones duraderas que les llenen, especialmente las íntimas.

El tener relaciones satisfactorias e imperecederas contribuye en gran medida a la felicidad.

Lamentablemente, las relaciones —ya sea con la familia, los amigos o los compañeros de trabajo— pueden ser, con demasiada frecuencia, una fuente de sufrimiento y dolor más que de alegría y satisfacción. O las relaciones que en un momento fueron satisfactorias no duran.

Si hay tanta gente sincera y bienintencionada que emplea tanto esfuerzo y energía en buscar y cultivar relaciones, ¿por qué fracasan tantas?

Fracasan porque no tenemos la suficiente sabiduría para hacer que funcionen. Muchas veces, las entablamos por razones que no son propicias para que sobrevivan.

Todo depende de ti

El hecho de experimentar una relación de un modo positivo o negativo depende de ti —de tus propias creencias y actitudes. Al principio puede resultar difícil aceptar esta idea. Pero para desarrollar unas buenas relaciones primero debes aceptar toda la responsabilidad de tu vida y el papel que desempeñas en estas relaciones.

“Es difícil volar como un águila cuando estás rodeado de pavos”, reza una conocida pegatina de parachoques. El budismo enseña que el entorno de cada uno refleja su estado vital. Sugiere que si estás rodeado de pavos, es muy posible que en lugar de un águila pienses que, en realidad, eres un pavo.

Y, por extensión, tu entorno es una granja de pavos. Ahora bien, el problema no es que los pavos que te rodean te impidan volar, sino que tú debes transformarte en el águila que deseas ser.

Como cada uno de nosotros es, al nivel más básico, un
Buda, no tenemos ningún problema. No somos impuros ni estamos viciados. Lo que está viciado es nuestra mente, que no está iluminada. Pero no significa que la víctima tenga la culpa.

Evidentemente, hay gente que se porta mal, haciéndote sufrir a ti o a otros. Sin embargo, no somos responsables del comportamiento de los demás, sino sólo de nosotros mismos. Cuando entiendas esto, te darás cuenta de que esta idea resulta liberadora: Como controlamos las elecciones que hacemos en nuestra propia vida, tenemos capacidad para hacer algo con aquellas relaciones que no nos llenan.

Nichiren enseñaba que el sufrimiento surge por “buscar fuera de nosotros” la causa o la solución a los problemas.

El hecho de que seas tú quien sufre significa que es tu problema, y tú y nadie más que tú eres quien debe solucionarlo.

Si esperas que otros cambien, puedes esperar mucho tiempo. Y sin embargo la gente hace extraordinarios esfuerzos por modificar el comportamiento de los demás para hacer que funcionen las relaciones. Pero al final esto es tan inútil como limpiar el espejo para limpiarte la cara. El espejo seguirá reflejando la misma imagen.

Mediante la práctica budista, empezamos a vernos mejor, quizás por primera vez en nuestra vida, con todos nuestros puntos débiles y fuertes.

Día tras día, onstante a instante, alcanzamos una comprensión cada vez más lúcida (aunque son muy comunes los momentos fugaces de auto comprensión repentinos e intensos) de que las relaciones que hemos entablado son el reflejo de nuestro propio estado vital.

Es entonces cuando podemos embarcarnos en el proceso uniforme y duradero de desarrollar nuestra sabiduría y nuestra capacidad como seres humanos.

La clave para transformar las relaciones se basa en el proceso de transformarnos nosotros mismos. Como la única persona cuyo comportamiento controlas eres tú mismo, utiliza ese poder al máximo.

Trabaja de dentro hacia fuera.

El budismo enseña que el origen de las actitudes o creencias falsas sobre uno mismo y los demás, que llevan a la miseria y el sufrimiento, puede encontrarse en los “tres venenos”: la avaricia, la ira y la insensatez o estupides.

Concretamente, la ira, el veneno formado a partes iguales por arrogancia y egocentrismo, destruye las relaciones. El veneno de la ira provoca inevitablemente discusiones y conflictos entre la gente, ya sean individuos, grupos o naciones. La guerra tiene sus raíces en el veneno de la ira.

El budismo llama al yo envenenado, al egoísta arrogante y preocupado por sí mismo que todos llevamos dentro, el yo inferior.

El propósito fundamental de la práctica budista es manifestar un yo superior o verdadero.

La comprensión del propósito de las relaciones y la purificación personal de los tres venenos van de la mano.

La relación perfecta: Dos personas independientes que se unen.

Un profesor budista explicaba una vez que existen tres fases en el desarrollo del carácter de los seres humanos: dependiente, independiente y contributiva.


Por desgracia, la mayoría de las personas desconocen por completo el tercer estado vital, el contributivo (o interdependiente). Para ellos, sólo hay dos opciones, independencia o dependencia.

La independencia, el yo autónomo, puede ser un estado feliz porque tenemos el control, una condición necesaria para la felicidad.

El yo fuerte y seguro, sin embargo, puede volverse arrogante y aislarse fácilmente.

Ahora bien, la arrogancia y el compañerismo no casan bien. De hecho, es muy posible que una persona arrogante sea incapaz de mantener relaciones satisfactorias.

Al contrario, estas relaciones terminarán casi siempre en conflictos y disputas.
Para la mayoría, la alternativa son las relaciones dependientes o codependientes.


La gente ofrece respeto y amor pero no lo hace de un modo libre: están llenos de ataduras.

Se trata de un enfoque interesado. “Te amaré mientras me des lo que necesito”.

La vida con este tipo de relación sólo puede ser una veleta, con altibajos que te llevan del estímulo desenfrenado a la desesperación. Esto se debe a que tu felicidad depende del comportamiento de otra persona, de que evalúe si merece la pena amarte.

En cualquier situación, la felicidad no puede lograrse sin cierta sensación de control.

El depender de otro para que valore si merece la pena amarte le da control a esa persona sobre tus emociones y autoestima.

Hemos abandonado nuestra capacidad.

[…]

Encontrar la relación correcta: Cuidar el jardín

Llegados a este punto, puede que piense: “Mi problema no es cómo arreglar una relación rota; mi problema es que no tengo una relación. Si la tuviera, podría dedicarme a ella”.


Este lamento es habitual.

Pero en realidad todos tenemos muchas relaciones y no sabemos realmente cómo se pueden crear.

Hay muchas historias de gente que encuentra que una relación íntima se convierte inesperadamente en un romance o una relación laboral se convierte en algo más.

Nunca puedes estar seguro de dónde, cómo o cuándo puede florecer “la relación de tu vida”.

Encontrar una relación que funcione bien no es, como parece decir la cultura pop, como ir a comprar ropa: ir examinando las prendas (posibles parejas) hasta que encontremos una, y devolver las que no nos van o deshaciéndonos de ellas cuando se pasan de moda.

Al contrario, el proceso es más bien como mudarse a una casa nueva y encontrarse con un jardín descuidado durante mucho tiempo en la parte de atrás.

Cultivamos con mimo todas las plantas que encontramos ahí y que no conocíamos, esperando pacientes para ver qué frutos y flores salen en cada momento.

Como no sabemos cómo ni cuándo florecerán, las cuidamos todas, disfrutando del proceso de descubrir cuándo florece cada una a su manera en una explosión de belleza. El objetivo es ser un jardinero experto en relaciones.

Al igual que en jardinería, este proceso puede resultar muy divertido y gratificante. No es realista pensar que las relaciones darán fruto inmediatamente y, de hecho, resulta contraproducente establecer vínculos a largo plazo.

Las relaciones son como los semilleros: debes cuidarlos y disfrutar viéndolos crecer, florecer y dar sus frutos.

Muchas veces desechamos relaciones antes incluso de ver sus posibilidades. Esto no significa que no podamos añadir continuamente plantas al jardín. Siempre habrá muchas más relaciones maravillosas, un sinfín que podemos desarrollar.

Pero en lugar de buscar continuamente la relación “correcta”, es más importante cultivar las que ya tienes. En algún lugar del jardín de tu vida, hay cosas increíbles esperando a florecer.

Iniciamos relaciones románticas porque estamos enamorados de otra persona, pero es importante ver todas nuestras relaciones como un terreno fértil para el crecimiento, el desarrollo, la maduración y el fortalecimiento de nuestro carácter.

Lo que nos hace felices es darnos cuenta de que tenemos una buena relación, y no la relación en sí.

Este tipo de crecimiento y desarrollo emocional se denomina revolución humana, que mediante la práctica del budismo fomenta nuestra transformación interior.

Los caracteres chinos que se utilizan para escribir este concepto ilustran la transformación que se produce en el espacio entre las personas.

La transformación se produce al interactuar con otros con la intención de promover el crecimiento mutuo. Nuestro crecimiento es un proceso interdependiente.

El engaño de mirar fuera de uno mismo

En las relaciones, el infierno viene de tratar de cambiar el comportamiento de otra persona en lugar del tuyo propio. Cuando ejercemos el autocontrol, que empieza por estar felices con nosotros mismos, adquirimos una capacidad para influir en el corazón de los demás.


Sólo conseguimos influir en los demás cuando dejamos de tratar de controlarlos. Por ejemplo, ¿alguna vez te has sorprendido diciendo “me pones nervioso, deja de hacer eso” a personas cuyo comportamiento te molesta o frustra?

La implicación de esa afirmación, “me pones nervioso”, significa que, de algún modo, no puedes controlar tu ira. Ellos sí. Y como les has cedido el control y la capacidad, lo que debe cambiar es tu comportamiento para eliminar tu ira.

Pero, evidentemente, no controlas su comportamiento, así que cuanto más lo intentes, más te enfadarás.

No toda ira es mala. Por supuesto, existen situaciones reales de injusticia en las que está justificada la ira. Aun en estos casos, sin embargo, la clave para provocar un cambio es el autocontrol.

El budismo enseña que al responder a cualquier situación, según las elecciones que realicemos, nos encontramos en uno de los Diez Mundos: Infierno, Avaricia, Animalidad, Ira, Tranquilidad, Éxtasis, Aprendizaje, Realización, Bodhisattva o Budeidad.

El hecho de reconocer lo que estamos eligiendo y hacernos responsables de nuestras elecciones nos capacita para escoger nuestro estado vital. Nos devuelve el control.

[…]

Otro modo del engaño de mirar hacia fuera es compararnos con los demás.


Existe un antiguo dicho que reza: “no puedes contar un libro por la cubierta”.

No se puede decir mucho sobre la vida de una persona —si va mejor o peor, si es feliz o infeliz— viéndola sólo desde fuera. La única comparación significativa que podemos hacer es entre nuestra vida de hoy y la de ayer, el mes pasado o el año pasado.

Los analistas de Wall Street, por ejemplo, no comparan IBM con General Motors ni Amazon.com con AT&T.

Comparan los beneficios trimestrales de cada empresa con los del trimestre anterior, y con los del mismo periodo del año anterior, evaluando cómo está creciendo la empresa en relación con sus resultados anteriores.

Del mismo modo, si las cosas van mejor en tu vida que antes, tienes el mejor modo de vida posible, una vida que mejora y crece. …

No puedes decir mucho de tu propia vida si te fijas en las vidas de los demás. Por eso es tan importante crecer. La vida cambia constantemente. La naturaleza del cosmos es cambiante.

Por eso, aunque podamos crear las circunstancias para la felicidad absoluta, sólo podemos esperar que cambien éstas. La verdadera felicidad es la capacidad para crecer con estos cambios.

En última instancia, creamos la verdadera felicidad desarrollando al máximo nuestras vidas.

El intentar ser otra persona o lo que piensas que otra persona quiere que seas, es un modo seguro de sufrir. Sé quien eres y hazlo bien. Estate donde estás y hazlo bien. Si creces y avanzas continuamente, tienes la mejor vida del mundo porque sabes que mañana estarás siempre mejor que hoy.

Los inconvenientes de las expectativas

Las expectativas son importantes.


Los investigadores indican que los niños sólo se desarrollan en la medida de las expectativas de los adultos que les rodean. Pero las expectativas también pueden destruir relaciones perfectamente buenas.

Tenemos expectativas sobre los demás. Esperamos que sean buenos maridos, buenas esposas, buenos hijos, buenos amigos, buenos jefes, etc.

Estas expectativas son muchas veces demasiado elevadas e irrealistas, mucho más elevadas que las expectativas que tenemos sobre nosotros mismos.

Imaginemos una relación en la que se han agotado las pasiones iniciales. La luna de miel ha terminado. Ahora la novia y el novio están descubriendo que su pareja no es perfecta. Digamos que está bien en un ochenta por ciento. Los cónyuges tienen fallos e imperfecciones, como los tenemos todos. Como se preocupan por el otro y por su felicidad juntos, quieren y esperan que el otro haga todo mejor, quieren mejorarse a sí mismos. Cada uno espera que sea el otro el que se acerque para llenar el hueco y ser la pareja ideal.

Motivados por su amor, uno empieza a decirle al otro del modo más cariñoso y atento posible, el veinte por ciento que falta. Cada uno cree que el amor que hay entre ambos le motivará para esforzarse y llenar el hueco. Como les motiva su amor, con las mejores intenciones, se sorprenden al descubrir que después del periodo inicial de respuesta positiva, las cosas empeoran progresivamente.

¿Por qué? ¿Dónde está el amor? ¿Te suena esta situación? ¿Conoces alguna pareja que empezó muy enamorada pero terminó poco después en un amargo divorcio? ¿Cómo le ocurre esto a la gente?

Aunque cada caso es distinto, aquí hay como mínimo un engaño sutil en juego, un engaño que pone en tela de juicio todas las relaciones que tenemos con quienes nos importan, hijos, familia o amigos.

El problema es que aunque nos mueva la mejor de nuestras intenciones, la otra persona suele oír de nosotros una retahíla constante de crítica y decepción, que no resulta en absoluto alentadora.

En lugar del amor de nuestro corazón, la otra persona se vuelve fría e incluso rebelde. El problema es que aunque nuestro corazón está en el lugar correcto, nos falta sabiduría.

Al estar motivados por el amor pero carecer de sabiduría, la respuesta a nuestro esfuerzo es justo lo contrario de lo que esperábamos. Una vez que empieza esta tendencia descendente, por desgracia, rara vez es difícil invertirla.

Las personas no responden bien a las críticas y la negatividad constante.

¿Significa esto que debemos conformarnos con menos?

No, significa, una vez más, que estamos intentando cambiar a quien no debemos.

Si queremos que la gente haga más, tenemos que elogiar y apreciar lo que ya hacen por nosotros. Dicho de otro modo, deberíamos prestar atención al ochenta por ciento que se está produciendo, y no en el veinte por ciento que falta!

A la gente le gustan los reconocimientos y el aprecio y hará todo lo posible por conseguirlos. Si haces de estos dos puntos la base de todas tus relaciones, la influencia será grande y alentadora.

Para el jardinero de las relaciones, son como la luz del sol y el agua. La gente se esforzará y mejorará cuando se les elogie y aprecie.

La crítica y la desilusión crean un ambiente oscuro, un jardín donde las relaciones no pueden prosperar. Es un craso error pensar que los demás se sentirán motivados mediante la crítica.

Nichiren escribió: “Cuando alguien recibe un elogio, no piensa en su riesgo personal, y cuando recibe críticas, pueden provocar su propia ruina de un modo insensato. Así es cómo funciona el común de los mortales”.

El trabajo y la carrera

El trabajo y las relaciones que entablamos en él son una escena importante de la lucha por la iluminación.


En cierto modo, los asuntos de la vida y el trabajo son el terreno donde poner a prueba la práctica personal.

La carrera que uno elige tiene poco que ver con su felicidad.

La diferencia no está en lo que hacemos para ganarnos la vida sino en cómo lo hacemos y si nos sentimos útiles y encontramos un significado a nuestro trabajo.

Por lo tanto, si invocamos la Ley Mística para elegir una carrera profesional acorde con lo que hay en nuestros corazones, si nos atormentamos pensando en la elección de la carrera no podremos establecer una vida feliz.

Esto no significa que no haya mucha gente infeliz con su trabajo. Sí que la hay. Pero no hay que echarle la culpa al trabajo, sino a quienes muestran actitudes y creencias sobre el trabajo que no les dan la felicidad ni les llenan.

Tsunesaburo Makiguchi, el primer presidente de Soka Gakkai (la organización laica de Budistas de Nichiren en Japón), enseñaba que hay tres tipos de valor: belleza, beneficios y bien.

El trabajo perfecto tendría los tres.

En el mundo laboral, el valor de la belleza significa encontrar un trabajo que te guste, el valor de la economía o los beneficios es un trabajo que te dé un sueldo para mantenerte día a día; el valor del bien significa un trabajo que ayude a los demás y contribuya a la sociedad.

El trabajo ideal sería el que a ti te guste, te ofrezca seguridad financiera y te permita contribuir a la sociedad.

Suena maravilloso. Pero pocas veces se consigue. Pocos pueden encontrar el trabajo perfecto desde el principio.

Hay quienes tienen un trabajo que les gusta, pero no les permite vivir de él; o está bien pagado, pero lo odian. Así son las cosas a veces. Por otra parte, algunos descubren que no están hechos para la carrera con la que soñaron y a la que aspiraron.

Lo más importante para sentirse satisfecho en el trabajo es hacerte indispensable allá donde estés.

El mejor modo de encontrar el mejor trabajo es convertirte en el mejor empleado.

No son las circunstancias adecuadas lo que hace buena a la gente; sino que es la gente buena la que consigue crear un ambiente de trabajo adecuado. Si aprendes a ser ejemplar en el trabajo, las oportunidades se presentarán solas, abriéndote un camino hacia la siguiente fase de tu vida, durante la cual habrás de seguir dándolo todo.

Estos esfuerzos constantes garantizarán empleos que te gusten, que respaldarán tu vida y que te permitirán contribuir a tu sociedad. Más tarde, cuando mires hacia atrás, verás que tus esfuerzos pasados se han convertido en maravillosos activos para tu campo ideal.

Te darás cuenta de que tus esfuerzos y dificultades no han sido en vano.

En el ámbito inmobiliario se dice que las tres cosas más importantes son la ubicación, la ubicación y la ubicación.

Pues bien, para encontrar la felicidad en el trabajo las tres cosas más importantes son la actitud, la actitud y la actitud.

Al primer principio importante para triunfar en el trabajo, hacerse indispensable, habría que añadir otro más: crear armonía en el trabajo.

Cuando trabajas en una empresa, que es como una sociedad o comunidad de por sí, es importante crear relaciones armoniosas con todos tus compañeros, incluso con tus superiores y subordinados, utilizando la sabiduría y la discreción en todo momento. Si no agradas a tus compañeros por egoísta, serás un perdedor en el trabajo y en la sociedad.

La sabiduría, que implica tacto, es fundamental para triunfar en el trabajo.

[…]

Las relaciones nos ayudan a desarrollarnos

Todas nuestras relaciones tienen una base común: nosotros mismos. La condición interior de nuestras propias vidas afectará a todas nuestras relaciones.


Así que lo que aprendamos durante una relación se aplicará a los demás.

Del mismo modo que los tres venenos —avaricia, ira e insensatez— se manifestarán en nuestras relaciones, todas nuestras relaciones también mejorarán si purificamos nuestras vidas mediante la práctica budista.

Lo que entre en juego en un ámbito también se notará en los demás.

Los individuos que se propongan desarrollar familias felices y armoniosas verán cómo los beneficios de sus esfuerzos también se reflejan en mejoras en el trabajo.

Del mismo modo, quienes aprendan a superar el yo inferior y egoísta en el trabajo, obtendrán una buena recompensa en casa.

La práctica budista consiste en desarrollar el carácter. Y las relaciones son el foro, el aula, donde podemos aprender cómo hacerlo.