¿QUÉ ES LA FE? LA FE ABARCA LA VERDAD, EL CORAJE, LA SABIDURÍA Y LA BUENA FORTUNA. INCLUYE LA COMPASIÓN Y LA HUMANIDAD, ASÍ COMO LA PAZ, LA CULTURA Y LA FELICIDAD. LA FE ES ESPERANZA ETERNA; ES EL SECRETO PARA EL AUTO-DESARROLLO SIN LÍMITES. LA FE ES EL PRINCIPIO BÁSICO DE CRECIMIENTO. (LAS DISCUSIONES SOBRE LA JUVENTUD, VOLUMEN 2, PÁGINAS 163/64).

¿QUÉ ES EL BUDISMO? ES EL NOMBRE DADO A LAS ENSEÑANZAS DE UN BUDA. "BUDA" SIGNIFICA "EL ILUMINADO”; ALGUIEN QUE PERCIBE LA ESENCIA O REALIDAD DE LA VIDA EN SU INTERIOR, ES UN SER ILUMINADO A LA VERDAD DE LA VIDA Y DEL UNIVERSO. A DIFERENCIA DE OTRAS RELIGIONES, EL BUDISMO NO ALEGA UNA REVELACIÓN DIVINA. COMIENZA CON UN HOMBRE, QUE A TRAVÉS DE SUS PROPIOS ESFUERZOS Y PERSEVERANCIA, DESCUBRIÓ LA REALIDAD DENTRO DE SÍ Y ENSEÑÓ QUE TODOS PODÍAN HACER LO MISMO. EL BUDA NO PUEDE SER DEFINIDO, COMO UN SER TRASCENDENTAL O SUPREMO. EN ESTE SENTIDO, EL BUDISMO, NO SOLO ES LA ENSEÑANZA DE UN BUDA, SINO LA ENSEÑANZA QUE POSIBILITA A TODAS LAS PERSONAS REVELAR SU NATURALEZA DE BUDA. EL BUDISMO ES UN SISTEMA PRÁCTICO DE ENSEÑANZA QUE NOS PERMITE CONCRETAR EL ESTADO IDEAL DE LA BUDEIDAD… LA PROPIA PERFECCIÓN.

¿QUE ES EL KOSEN-RUFU? “ES LA LUCHA PARA TRANSFORMAR LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS, REVIRTIENDO LA OSCURIDAD QUE RESIDE EN EL INTERIOR DE SU VIDA, HACIENDOLO TOMAR CONCIENCIA DE SU NATURALEZA DE BUDA INHERENTE". LA ESENCIA DE “ESTABLECER LA ENSEÑANZA CORRECTA PARA ASEGURAR LA PAZ EN LA TIERRA” ESCRITO POR NICHIREN DAISHONIN, RADICA EN CONSTRUIR UNA RED DE PERSONAS DEDICADAS AL BIEN. PERO COMO ESTA CONTIENDA IMPLICA TRANSFORMAR DE RAÍZ LA VIDA DE LAS PERSONAS PROVOCARA RESISTENCIA EN CIERTOS SECTORES… ESTA GRAN BATALLA ES LA CLAVE PARA CREAR UN MUNDO DE PAZ Y DE FELICIDAD VERDADERAS, UNA TIERRA DE BUDAS.

YIGUIO Y KETA. PRÁCTICA PARA UNO MISMO Y PRÁCTICA PARA LOS DEMÁS. ESTOS ASPECTOS DEL BUDISMO VERDADERO SON: YIGUIO (PRÁCTICA PARA UNO MISMO) Y KETA (PRÁCTICA POR EL BIEN DE OTROS). AMBOS CONSTITUYEN UNA PRÁCTICA COMPLETA. SON COMO DOS RUEDAS QUE FUNCIONAN AL UNÍSONO PARA ADELANTAR NUESTRAS VIDAS, PARA MANIFESTAR NUESTRA ILUMINACIÓN INHERENTE.

¿QUE ES LA SOKA GAKKAI INTERNACIONAL (SGI)?...ES UNA ORGANIZACIÓN BASADA EN EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN, INSPIRADA EN EL RESPETO A LA VIDA, LA CONCIENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, BUSCANDO DESPERTAR EN LAS PERSONAS EL ESPÍRITU DE RECONOCER, RESPETAR Y APRECIAR LAS SEMEJANZAS Y LAS DIFERENCIAS, PERMITIENDOLES FORTALECERSE Y TRANSFORMAR SU INTERIOR PARA DESARROLLAR SU MÁXIMO POTENCIAL, ASUMIENDO LA RESPONSABILIDAD DE SU PROPIA VIDA Y COMPROMETIENDOSE CON LA SOCIEDAD, EMPRENDER ACTIVIDADES EN SU VIDA COTIDIANA, PARA DESPLEGAR LA CAPACIDAD DE VIVIR CON CONFIANZA, CREANDO VALOR EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA Y CONTRIBUYENDO AL BIENESTAR DE AMIGOS, FAMILIARES Y SU COMUNIDAD…

…UNA DE LAS DIFICULTADES QUE LOS LATINOS TIENEN PARA COMPRENDER EL BUDISMO, radica en lo que el término "religión" significa en su ámbito social… Las religiones occidentales tienen sistemas jerárquicos en los que las reglas y los dogmas se establecen desde arriba hacia abajo… Ellas están basadas en la creencia de una deidad sobrenatural… La relación entre el maestro y el discípulo es interpretada como la de una persona que ciegamente, sigue a otra… VER MAS…

EL ESFUERZO DE NO RENDIRSE JAMAS. Vivimos una vida fragmentada y llena de conflictos. Estamos divididos en centenas de grupos de seres humanos, limitados por el miedo, la vergüenza, la culpa, la ira, las obsesiones y las emociones… esta lucha interna hace que no nos podamos entender… ¿Por que pasa esto...? VER MAS…

LA RECITACION DE LOS CAPITULOS “MEDIOS HABILES” Y “DURACION DE LA VIDA”. Carta a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Este Ghoso, nos acerca a un precepto conocido como “seguir las costumbres de la región”. El significa que, mientras no esté en juego ninguna trasgresión grave, no se debe ir contra las tradiciones y costumbres de un país, región o comunidad, aunque debamos apartarnos ligeramente de las enseñanzas. Este criterio fue establecido por el Buda... VER MAS…

LAS REUNIONES DE DIALOGO O ZADANKAI, SON UN OASIS…En la actualidad, el egoísmo desmedido, provoca profundos trastornos en el corazón humano y estamos perdiendo la coexistencia con la naturaleza; por ello estos mini cónclaves de miembros de todas las edades, razas, intereses y antecedentes, son un foro de intercambio rico y refrescante. En un mundo afectado por la "DESERTIFICACION SOCIAL", estas reuniones son un oasis, en el que los seres humanos en forma individual, se esfuerzan en concretar la paz mundial y la prosperidad de la sociedad humana. ...Como budistas, al establecer una condición de paz interior en la vida cotidiana, contribuimos con la paz del mundo, posibilitando a cada uno, desarrollar su potencial inherente... VER MAS…

LA LUCHA CONTRA LA ILUSIÓN (INDEPENDENCIA ESPIRITUAL)

TODAS LAS PERSONAS ESTÁN IGUALMENTE DOTADAS CON EL PODER DE LA LEY. ¿QUIÉN CONTROLA LO SAGRADO? BIEN Y MAL, DEMONIOS Y ENEMIGOS. LA INSEPARABILIDAD DEL BIEN Y DEL MAL ES INHERENTE EN LA VIDA.


¿Qué pudo ocasionar que un clero relativamente pequeño de la Nichiren Shoshu, de unos pocos miles de sacerdotes, le ordenara disolverse a la Soka Gakkai, organización laica de más de diez millones de miembros? ¿Por qué un clero, que cuenta con una presencia exigua fuera del Japón, se separó de un laicado que actualmente está creciendo en más de 190 países y territorios?
esta podría ser por la influencia de lo que se conoce en sociología como “institucionalización”. Esto significa que una vez que se ha creado una burocracia de rituales y formalidades (en este caso, en torno al Budismo de Nichiren)“. Existe la posibilidad de una desviación sustancial de los valores”, según el sociólogo B. Guy Peters.

Cuando se desarrolla una infraestructura burocrática en torno a una religión, entran en juego fuerzas poderosas que existen dentro de la naturaleza humana y que pueden funcionar en contra de la intención original de la enseñanza del fundador. A la larga, el poder, la prosperidad y la supervivencia de dicha infraestructura se convierten en prioridades, por encima de las enseñanzas que dicha estructura estaba supuesta a proteger y propagar. Esto puede acarrear que se adopten otras enseñanzas distintas a las originales, o se las distorsione, de modo que la burocracia religiosa y sus autoridades se mantengan existiendo indefinidamente. Pero en las escrituras budistas se encuentra una visión mucho más profunda que ésta.

El Sutra del loto nos dice que quienes propaguemos sus enseñanzas revolucionarias estamos sujetos a encontrar oposición, debido a que «Este Sutra del loto es el más difícil de creer y el más difícil de comprender» (The Lotus Sutra, pág. 164). Una de las razones de estas dificultades es porque éste revela que todas las personas, sin excepción, son, en esencia, dignas de respeto ya que todas poseen la naturaleza de Buda. Otra razón es que provee la base de una religión centrada en el pueblo, algo sin precedentes en la Historia.
La historia de la Soka Gakkai Internacional, por ser la principal promotora de los principios de este Sutra corporificados en el Budismo de Nichiren, da fe de la validez de estar sujetos a enfrentar oposición por propagar estas enseñanzas.
Cuando en 1930, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda (primer y segundo presidente, respectivamente) fundaron la Soka Gakkai, adoptaron el linaje de la Escuela Fuji fundada por Nikko, el sucesor de Nichiren, y representada por la Nichiren Shoshu, que para aquel entonces era una escuela del Budismo de Nichiren empobrecida y pequeña.
En los sesenta años siguientes, el movimiento laico progresista de la Soka Gakkai luchó por mantener una relación armoniosa con un clero anacrónico e intransigente. Desde el principio, era claro que las prioridades de cada una de las partes estaban en conflicto. El clero de la Nichiren Shoshu, con casi 700 años de historia, estaba centrado en mantener su orden sacerdotal. La Soka Gakkai, inspirada por sus fundadores, estaba enfocada en el mandato de Nichiren de lograr el kosen-rufu, la amplia propagación de sus enseñanzas.
El presidente Makiguchi fue quién propuso por vez primera la creación de un formato para recitar el Sutra del Loto como parte de la práctica diaria de los creyentes laicos. El surgimiento de un laicado proactivo que abrazara la misión de lograr el kosen-rufu fue una inmensa separación del enfoque que tenían los anteriores seguidores del clero de la Nichiren Shoshu.
Para los años 70 y 80 del siglo pasado, la Nichiren Shoshu se enriqueció enormemente, gracias al apoyo económico de los creyentes laicos. Finalmente, el sacerdocio vio claramente que la práctica del Budismo de Nichiren que libera e independiza a las personas impediría, por siempre, que el clero controlara a los laicos y a sus recursos, e hicieron un intento desesperado para tomar el control.
En noviembre de 1991, el clero de la Nichiren Shoshu, liderado por su sumo prelado, Nikkei Abe, excomulgó a más de diez millones de miembros de la SGI. Esperaban arrastrar a un gran porcentaje de los miembros de la Soka Gakkai a sus templos. Eso no sucedió.
Por un lado, el punto álgido del conflicto fue la insistencia del clero en que los sacerdotes son los intermediarios imprescindibles entre los creyentes laicos y el poder que ofrecen las enseñanzas de Nichiren, y que también son intermediarios necesarios de las enseñanzas del Budismo de Nichiren. Los sacerdotes, haciendo énfasis en un ritualismo y formalidades que no se hallan en las enseñanzas del Daishonin, buscaban que la veneración y obediencia a ellos, especialmente a su sumo prelado, sea el aspecto más importante de la fe de un practicante.
Por ejemplo, hicieron hincapié en que los servicios fúnebres deben ser dirigidos por los sacerdotes para que los difuntos logren la iluminación, además de pedirles a los creyentes laicos donaciones económicas exorbitantes para celebrar dichos servicios. Sostienen el criterio de que si los practicantes no veneran al sumo prelado no pueden lograr la iluminación.
Nichiren Daishonin denunció claramente en sus escritos a este tipo de criterio, haciendo énfasis en empoderar a los creyentes comunes para que logren la iluminación.
Nichiren le escribe a una creyente laica: “Jamás busque este Gohonzon [la Budeidad] fuera de usted misma. El Gohonzon existe sólo en la carne mortal de nosotros, las personas comunes que creemos en el Sutra del loto y entonamos Nam-myoho-renge-kyo” (WND, pág. 873).
El clero afirmaba que la fe sólo tiene fuerza y validez mediante la autoridad del sumo prelado. La SGI hace hincapié en una fe basada en fuerza inherente del individuo. Esta es la diferencia entre dependencia y la autonomía, entre inclinarse ante otros y tomar sus propias determinaciones.
TODAS LAS PERSONAS ESTÁN IGUALMENTE DOTADAS CON EL PODER DE LA LEY.
En otro nivel, esta cuestión se origina en la lucha espiritual entre fuerzas opuestas dentro del corazón del ser humano. El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, afirma que: “Hacer daimoku en términos de la fe se refiere al aspecto espiritual de nuestra práctica. Esto consiste, esencialmente, en la contienda que libramos en nuestros corazones contra nuestra ilusión interior u oscuridad (una batalla en contra de las fuerzas negativas y destructivas que están en nosotros. Significa que, mediante el poder de la fe) en otras palabras, mediante el fortalecimiento de nuestra convicción en que poseemos la naturaleza de Buda, podemos traspasar la oscuridad que nubla ese despertar, revelando así el estado de vida de la Budeidad” (Living Buddhism, septiembre de 2006, pág. 79).
La fe correcta se fundamenta en la profunda percepción o conciencia de que “No hay ninguna diferencia o separación entre el Buda Shakyamuni, quién obtuvo la iluminación hace incontables kalpas; el Sutra del loto, que conduce a todas las personas a la Budeidad; y nosotros, las personas comunes” (END, pág. 226). Este es un punto crucial relativo a la esencia o médula de la fe en la Ley Mística. En este escrito, Nichiren afirma que invocar Nam-myoho-renge-kyo con esta convicción es una “cuestión de importancia primordial” para sus discípulos (END, pág. 226). El mensaje fundamental de esta afirmación es que debemos creer en que nuestra existencia presente, en sí misma, es una entidad de Myoho-renge-kyo, y en que podemos lograr la Budeidad con nuestra forma actual en esta existencia” (Living Buddhism, mayo-junio, 2008, pág. 46). Todas las personas estamos igualmente dotadas con el poder de la Ley; sacerdotes y laicos por igual.
Desde los días iniciales de la Soka Gakkai, bajo el liderato de los presidentes Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, el clero se benefició enormemente, tanto en prestigio como en bienes materiales. A pesar de estas ganancias, cuando el laicado creció hasta llegar a ser una fuerza de millones de creyentes, el clero siguió demostrando numerosos signos de corrupción y de autoritarismo.

Cada vez que los miembros de la Soka Gakkai protestaban ante estas actitudes y ante la conducta irresponsable del clero, y pedían por una reforma, la respuesta del clero sólo fue cada vez más inflexible en cuanto a imponerles sumisión a los miembros de la Soka Gakkai. Mientras más crecía la Soka Gakkai, más autoritario y corrupto se volvía el clero.
Finalmente, en 1990, luego de haber amasado una enorme base económica proveniente de las donaciones de los miembros de la Soka Gakkai, Nikken formuló un plan que denominó “Operación C”, diseñado para “cortar”, es decir, separar a los miembros de la Soka Gakkai de su mentor Daisaku Ikeda, presidente de la SGI, y para disolver a nuestra organización.
Implementó dicho plan tomando una serie de acciones unilaterales en contra del presidente Ikeda y de la Soka Gakkai. En definitiva, la “Operación C” provino de la interpretación incorrecta de Nikken de las enseñanzas de Nichiren Daishonin.
En 1991 el sacerdocio excomulgó a la organización entera, es decir, a todos los miembros, suponiendo que los miembros quedarían obligados a dejar la Soka Gakkai para afiliarse directamente a un templo local.
Ocurrió lo contrario: la gran mayoría de los miembros continuó practicando con la Soka Gakkai bajo el liderato del presidente Ikeda. En resumen, el clero se excomulgó a sí mismo del cuerpo de practicantes dedicados sincera y seriamente a lograr el kosen-rufu.
Durante las décadas que siguieron, el presidente Ikeda ha conducido la propagación del Budismo de Nichiren a 192 países y territorios: más de doce millones de miembros de la SGI invocan Nam-myoho-renge-kyo en lugares tan diferentes, como por ejemplo, los Estados Unidos de América, Brasil, Europa, la India y Sudáfrica.

Una de las razones por la que la SGI cuenta con tanta diversidad es su rechazo en aceptar las estructuras que le otorguen más valor a la vida de un ser humano que a los demás. Estas estructuras pueden ser institucionales, tales como sacerdocio versus laicado, y también podrían ser estructuras racistas, o discriminatorias. La separación del clero fue un proceso valioso para sensibilizar a los miembros de la SGI ante la injusticia estructural y la desigualdad institucional.
¿QUIÉN CONTROLA LO SAGRADO?
De esta cuestión surge la pregunta de quién ha de controlar o administrar lo sagrado, tanto en el universo como en el corazón del ser humano. ¿Debería la esencia de una religión pertenecerle exclusivamente a una élite, o a un clero ordenado como tal?
Es probable que desde la alborada de los registros históricos de la humanidad, un grupo especial de personas, o casta de sacerdotes, bien sea que fueran shamanes o monjes, afirmaran haber sido escogidos por la divinidad para ser los guardianes de los secretos religiosos y de las enseñanzas, supuestamente inalcanzables para el entendimiento de las personas comunes. Sin embargo, los principios del Sutra del loto, tal cual fueron incorporados en el Budismo de Nichiren, definen una religión en la que las personas cuentan consigo mismas, una religión centrada en las personas comunes, y no en el clero.
La Ley que gobierna a toda vida y fenómeno en el universo es accesible, por igual, a todas las personas.
Como mencionamos arriba, la naturaleza de las instituciones religiosas es que, a menudo, el éxito y supervivencia de la burocracia religiosa se vuelve más importante que la pureza de las enseñanzas que profesa. La autoridad clerical termina por distorsionar, cambiar e inventar nuevas enseñanzas para asegurarse su autoridad y prosperidad.
La enseñanza del Budismo de Nichiren, por su naturaleza intrínseca, rechaza todo poder autoritario. Cuando la SGI puso en práctica estas enseñanzas que le dan poder al individuo, el sacerdocio de la Nichiren Shoshu perdió la posibilidad de controlar a la membresía, así como las ventajas económicas de ello, y entonces, reaccionó excomulgando a diez millones de miembros de la SGI.
Esta es una cuestión de derechos humanos —el derecho que tienen todas las personas de acceso directo a la Ley —de abrazar plenamente a lo universal y sagrado, sin necesidad de ningún tipo de intermediarios. Es una revolución religiosa en contra del autoritarismo y del apego fundamentalista a los rituales y formalismos.
Sin embargo, no basta con señalar los errores del sacerdocio. La verdadera tarea es la transformación extremadamente difícil de la base cultural subyacente que permite que prospere una religión autoritaria, centrada en el clero; es decir, debemos eliminar tanto nuestras tendencias a volvernos autoritarios, como a depender de la autoridad. Se resume en vencer nuestra incredulidad en nuestra naturaleza de Buda y en la de los demás.
En su propuesta de paz de 2008 a las Naciones Unidas, el presidente Ikeda afirmó lo siguiente: “Estoy convencido de que nuestra época necesita un humanismo capaz de confrontar y detener la tendencia hacia el fundamentalismo. Y eso implica la tarea de situar nuevamente a las personas y a la humanidad toda en el centro de la escena, labor que, en última instancia, solo se puede llevar a cabo mediante un esfuerzo espiritual incansable para adiestrar y templar nuestra propia naturaleza”.
Y más adelante dice: “Si hemos de ponerle freno a esta tendencia, no debemos contentarnos con ser espectadores pasivos. Un auténtico humanista no puede eludir o abandonar la lucha contra el mal. “Humanismo”, como ya se ha mencionado, es una palabra y a la vez un concepto que denota tanto un aspecto positivo (paz, tolerancia, moderación, así como también posibilidades negativas) la tendencia a transigir rápidamente y a mostrar escaso entusiasmo por cualquier clase de compromiso. A menos que seamos capaces de romper la barrera y de elevarnos por sobre esos aspectos negativos, no podremos contrarrestar las ideologías extremistas, que representan el rasgo típico del fanatismo”.

BIEN Y MAL, DEMONIOS Y ENEMIGOS
“Los que digan ser mis discípulos y practiquen el Sutra del loto, deberían practicarlo tal como lo hago yo.” —Nichiren Daishonin (END, pág. 1023).

Por más simple que parezca esta afirmación, en estas palabras subyace la premisa de que para practicar tal cual lo hizo Nichiren, debemos vencer a la poderosa tendencia de hacer lo opuesto; es decir, de practicar y creer en lo que estamos predispuestos, de ser arrastrados por las fuerzas internas, originadas en la oscuridad fundamental de nuestras vidas.

Con frecuencia, estas tendencias negativas se describen como los “tres venenos” de la voracidad o avaricia, de la ira, y de la estupidez o ignorancia, las cuales indican una vida dominada por los deseos, la falta de poder y la ignorancia. Aparecen y son definidas como funciones diabólicas, como el mal, o como enemigos que obstruyen el progreso hacia la felicidad verdadera y hacia una práctica correcta del Budismo de Nichiren, con su mismo propósito.

Podemos observar la influencia de estas fuerzas en nosotros cuando pensamos y nos comportamos como egoístas y egocéntricos – con un comportamiento por el cual abusamos de nuestra posición y utilizamos a los demás para nuestro beneficio personal. Cuando somos esclavos de nuestra arrogancia y carentes de templanza y de autodominio estamos ciegos ante el gran potencial de nuestra naturaleza de Buda y la de los demás.

El presidente Ikeda dijo que “en definitiva, la fe es una lucha contra nuestro propio egocentrismo” (The New Human Revolution, vol. 9, pág. 143).

LA OPOSICIÓN SE PRESENTA CUANDO SE PROPAGA LA LEY
El Sutra del Loto explica que cuando se revela la Ley, aparecerán fuerzas negativas opuestas a su propagación. Estas fuerzas se manifiestan mayormente en la conducta arrogante y egocéntrica de quienes detentan posiciones o cargos de poder. La historia del Budismo de Nichiren y de la Soka Gakkai es la de confrontar y vencer los intentos y esfuerzos que buscan impedir la amplia propagación de la Ley de Nam-myoho-renge-kyo.

Nichiren afirma en sus escritos que “Los tres poderosos enemigos se manifestarán sin falta” (END, pág. 416); “Este mundo es el territorio del Rey Demonio del Sexto Cielo” (END, pág. 519); y “A medida que avanza la práctica y mejora la comprensión, comienzan a surgir los tres obstáculos y los cuatro demonios” (END, pág. 525).

En general, estos demonios, enemigos y obstáculos representan funciones negativas en las vidas de las personas, que disminuyen el valor de la vida, causan desarmonía, socavan nuestra independencia y confianza y obstruyen el progreso de nuestra fe y práctica del budismo. Estas son las fuerzas de la infelicidad, son las fuerzas que se oponen al kosen-rufu, la propagación de la Ley.

Los términos como demonios, enemigos y el mal representan tipos de comportamientos del ser humano, tanto nuestros como de los demás, que pueden apoyar o impedir nuestros esfuerzos para despertar a nuestra naturaleza de Buda inherente. Afortunadamente, si somos firmes y constantes en la fe, cualquier obstáculo, demonio o enemigo se puede convertir en un “buen amigo” o fuerza positiva en nuestra práctica del budismo, permitiendo que surja nuestra naturaleza de Buda.

Entre los “Tres obstáculos y cuatro demonios” se encuentran los deseos internos o las dudas que pueden probar nuestra fe; la influencia de familiares u otras personas que se oponen a nuestra fe, y las conductas específicas que las escrituras budistas identifican como el surgimiento de la negatividad innata a la vida para oponerse a la propagación de la Ley. Estas tres categorías de personas que se comportan de esos modos son llamadas los “tres poderosos enemigos”.

LA INSEPARABILIDAD DEL BIEN Y DEL MAL ES INHERENTE EN LA VIDA.
El budismo no ve al bien y al mal o al Buda y al demonio como dualidades separadas. En otras palabras, no enseña que el mal esté por aquí y el bien esté por allá, existiendo independientemente el uno del otro. El budismo considera que son mutuamente inclusivos, ninguno existe sin el otro. Donde está uno, el otro es un potencial siempre latente. El budismo propone la visión de la inseparabilidad del bien y el mal”. Tal como lo explica Nichiren: “El bien y el mal han estado inherentes en la vida desde el tiempo sin comienzo” (END, pág. 1158).
Esto no significa que el bien y el mal sean lo mismo, ni que sean equivalentes, ni igualmente aceptables. Por reconocer el potencial para el bien que existe en el mal, podemos retar fuertemente a la injusticia y a lo incorrecto, a la vez que luchamos para estimular y nutrir al bien. Al mismo tiempo, por saber que en el bien existe el potencial del mal, siempre podemos estar vigilantes; podemos desarrollar la capacidad de reconocer al mal cuando aparece en nosotros o en los demás, así como la valentía de actuar para enfrentarlo y contrarrestarlo.

Cuando los términos demonio o malvado se usan respecto a una persona, lo que eso significa es que dicha persona está manifestando conductas que las enseñanzas budistas definen como tales. Sin embargo, también se sobreentiende que la fuerza opuesta está simultáneamente presente.
Cuando vemos al bien o al mal en los demás, ello significa que también estamos viendo al bien o al mal en nosotros mismos.

El budismo considera que la tensión entre las energías negativas y positivas de la vida es una realidad de todos los fenómenos, los cuales son gobernados por la Ley de Nam-myoho-renge-kyo. Tanto la iluminación fundamental, como la oscuridad fundamental (el bien y el mal) surgen de la única Ley de Nam-myoho-renge-kyo (Ver END, pág. 404). La oscuridad fundamental tiene su raíz en la ignorancia o menosprecio (Calumnia) de la Ley, y la iluminación fundamental tiene sus raíces en la fe y en el despertar a la Ley. Cualquiera de ellas es una fuerza que puede orientar nuestra conducta.
La forma en que vivimos o nos comportamos puede acrecentar nuestra ignorancia de la Ley, pero también puede conducirnos a un mayor despertar a la Ley. En resumidas cuentas, todo se revela en nuestro comportamiento. Nichiren dice que: “El propósito con el cual nació en este mundo el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, yace en su comportamiento como ser humano” (END, pág. 893). El criterio definitivo para juzgar la grandeza de cualquier religión o filosofía es el comportamiento de quienes la profesan.
La religión o filosofía de vida que se abraza desempeña un papel significativo en cuanto a si la fuerza positiva o la negativa predominará en nuestros pensamientos, palabras y acciones, todo lo cual genera las tendencias de la vida en forma de karma. Esta palabra sánscrita significa “acción” o “conducta”. Una filosofía de vida frágil o errada nos hace más susceptibles a los deseos egocéntricos y a las necesidades oscuras que se originan en la oscuridad fundamental, o karma negativo. Esta tensión entre el bien y el mal se hace más evidente en los que detentan posiciones o cargos de autoridad, secular o religiosa, en cuyo caso las tentaciones de la naturaleza humana se vuelven especialmente fuertes.
A lo largo de la historia, esto le ha ocurrido repetidamente a personas que ocupaban posiciones de poder en el clero budista, a sacerdotes que sucumbieron a sus emociones humanas más bajas, considerándose superiores, contrariamente a las propias enseñanzas que decían seguir. Su arrogancia les llevó a subvertir las enseñazas que les fueron confiadas. El mismo Nichiren libró esta lucha, como así lo explica: “El Rey Demonio del Sexto Cielo ha intentado de valerse de mi cuerpo. Pero desde hace un tiempo vengo tomando tan grandes precauciones que ya ni se me acerca” (END, pág. 329).

Debido a que Nichiren derrotó a su propia oscuridad fundamental, fue que él pudo manifestar su naturaleza de Buda. Pretender experimentar la verdadera felicidad sin dominar nuestra tendencia a ser infeliz es contrario a la naturaleza de la vida. Es importante resaltar que cuando el bien despliega su potencial total por oponerse al mal, entonces el mal está sirviendo para un buen propósito. Cuando se permite el mal, sin retarlo, éste lo consumirá todo y todo se habrá perdido. Es con este espíritu que la SGI protesta en contra de las distorsiones del sacerdocio de la Nichiren Shoshu.