RESUMEN DEL DISCURSO PRONUNCIADO EN CUBA Por Daisaku Ikeda, Presidente de la SOKA GAKKAI INTERNACIONAL
UN BUDA ES ALGUIEN QUE SE ESFUERZA INCANSABLEMENTE POR LA FELICIDAD DE LAS PERSONAS.
“Las esferas no vienen hacia nosotros, es preciso ir a las esferas”,[1]declaró el célebre prócer de la independencia de Cuba, José Martí (1853-1895). Con un espíritu idéntico, en junio de 1996, el presidente Ikeda se dirigió a Cuba, con el propósito de abrir ampliamente las puertas del intercambio entre las personas, mediante actividades en bien de la paz, la cultura y la educación. Hoy, numerosos miembros de la SGI en Cuba están prestando maravillosas contribuciones a la sociedad.
El presidente de la SGI Daisaku Ikeda afirmó “La vida es acción. El budismo significa avanzar. Si no emprendemos acciones, nada sucede. Si no hacemos el esfuerzo de hablar con los demás, nada puede comenzar. El buda Shakyamuni era una persona que iniciaba conversaciones con los demás de manera franca y abierta. En las escrituras del budismo temprano, se lo describe como alguien que se servía de la palabra para promover la armonía entre la gente. “Así vive él, como aquel que une a quienes están divididos, que alienta a quienes son amigos”.[2] No existe el buda arrogante y satisfecho de sí mismo, que no hace nada por los demás. Un buda es alguien que se esfuerza incansablemente por la felicidad de las personas. Quienes salen al mundo y se dedican con todas sus fuerzas para ayudar y brindar aliento a los que sufren y están agobiados por la adversidad son verdaderamente admirables”[3]
Muchas personas deploran la alienación de la sociedad contemporánea, signada por una profunda soledad y aislamiento, y por la pérdida de cálidos lazos de afecto que mantienen unidos a los seres humanos.
En los tiempos de Nichiren, durante el período Kamakura (1185-1333), existía en la sociedad japonesa un sentido de apatía y de impotencia. Ciertas creencias alentaban a las personas a buscar su renacimiento después de la muerte en una tierra distante e ilusoria, cosa que solo lograba fortalecer la tendencia predominante en esa época de rechazar cualquier relación con el mundo real. Fue en ese entonces cuando Nichiren inició un proceso de diálogo para establecer una enseñanza como su propuesta para la construcción de la paz de la tierra. Así lo hizo, según sus propias palabras, para “el bienestar de la nación, de la Ley y de los demás”.[4]
Con ese mismo noble espíritu, los miembros de la SGI están llevando con sinceridad animados diálogos de corazón a corazón con las personas a su alrededor.
Nichiren cita palabras del Sutra del loto: “las semillas de la Budeidad germinan como resultado de las circunstancias”.[5] Las conexiones o relaciones que formamos con otras personas a través de compartir el budismo de Nichiren con ellas se caracterizan por la confianza y la amistad. Son vínculos que derraman la luz de la alegría tanto en los demás como en uno mismo. Se convierten en tesoros inapreciables que propician la creación de una cultura de paz.
Todo diálogo que mantenemos con quienes nos rodean contribuye a acrecentar el número de personas que comparten una conexión con la enseñanza de Nichiren y a expandir la esfera de una felicidad genuina y perdurable.
En las dos últimas décadas, el número de miembros de la SGI de Nepal, tierra natal de Shakyamuni, ha aumentado setenta veces. Muchas personas que viven en las inmediaciones del Centro para la Paz de la SGI de Nepal, en Katmandú, con su grandiosa vista sobre el Himalaya, se han acercado al ideal humanista de Nichiren. Los miembros de Nepal sostienen que ese es, sin lugar a dudas, el resultado de la afectuosa disposición que mantienen con sus vecinos, para quienes siempre tienen un saludo cálido y jovial.
He allí un brillante ejemplo del principio que afirma: “la voz lleva a cabo la tarea del Buda”.[6]
NOTAS
[1]Magdaleno, Mauricio: Martí, México: Ediciones Oasis, S. A, 1968, págs. 4-5.
[2] “Brahma-gala Sutta”, en Dialogues of the Buddha (Diálogos del Buda), primera parte, traducción de T. W. Rhys Davids,Sacred Books of the Buddhists (Libros sagrados de los budistas), Oxford: edición de F. Max Müller, The Pali Text Society, 1992, vol. 2, pág. 5.
[3] Editorial de la revista mensual Daibyakurenge, febrero 2011.
[4]LEDND, pág. 173.
[5]The Lotus Sutra and Its Opening and Closing Sutras (El Sutra del loto, y los sutras de inicio y de cierre), cap.El Sutra del loto y sus sutras de inicio y de cierre, cap. 2, pág. 75. Cita que aparece en LEDND, pág. 1163.
[6] Véase ib., pág. 4.
“Las esferas no vienen hacia nosotros, es preciso ir a las esferas”,[1]declaró el célebre prócer de la independencia de Cuba, José Martí (1853-1895). Con un espíritu idéntico, en junio de 1996, el presidente Ikeda se dirigió a Cuba, con el propósito de abrir ampliamente las puertas del intercambio entre las personas, mediante actividades en bien de la paz, la cultura y la educación. Hoy, numerosos miembros de la SGI en Cuba están prestando maravillosas contribuciones a la sociedad.
El presidente de la SGI Daisaku Ikeda afirmó “La vida es acción. El budismo significa avanzar. Si no emprendemos acciones, nada sucede. Si no hacemos el esfuerzo de hablar con los demás, nada puede comenzar. El buda Shakyamuni era una persona que iniciaba conversaciones con los demás de manera franca y abierta. En las escrituras del budismo temprano, se lo describe como alguien que se servía de la palabra para promover la armonía entre la gente. “Así vive él, como aquel que une a quienes están divididos, que alienta a quienes son amigos”.[2] No existe el buda arrogante y satisfecho de sí mismo, que no hace nada por los demás. Un buda es alguien que se esfuerza incansablemente por la felicidad de las personas. Quienes salen al mundo y se dedican con todas sus fuerzas para ayudar y brindar aliento a los que sufren y están agobiados por la adversidad son verdaderamente admirables”[3]
Muchas personas deploran la alienación de la sociedad contemporánea, signada por una profunda soledad y aislamiento, y por la pérdida de cálidos lazos de afecto que mantienen unidos a los seres humanos.
En los tiempos de Nichiren, durante el período Kamakura (1185-1333), existía en la sociedad japonesa un sentido de apatía y de impotencia. Ciertas creencias alentaban a las personas a buscar su renacimiento después de la muerte en una tierra distante e ilusoria, cosa que solo lograba fortalecer la tendencia predominante en esa época de rechazar cualquier relación con el mundo real. Fue en ese entonces cuando Nichiren inició un proceso de diálogo para establecer una enseñanza como su propuesta para la construcción de la paz de la tierra. Así lo hizo, según sus propias palabras, para “el bienestar de la nación, de la Ley y de los demás”.[4]
Con ese mismo noble espíritu, los miembros de la SGI están llevando con sinceridad animados diálogos de corazón a corazón con las personas a su alrededor.
Nichiren cita palabras del Sutra del loto: “las semillas de la Budeidad germinan como resultado de las circunstancias”.[5] Las conexiones o relaciones que formamos con otras personas a través de compartir el budismo de Nichiren con ellas se caracterizan por la confianza y la amistad. Son vínculos que derraman la luz de la alegría tanto en los demás como en uno mismo. Se convierten en tesoros inapreciables que propician la creación de una cultura de paz.
Todo diálogo que mantenemos con quienes nos rodean contribuye a acrecentar el número de personas que comparten una conexión con la enseñanza de Nichiren y a expandir la esfera de una felicidad genuina y perdurable.
En las dos últimas décadas, el número de miembros de la SGI de Nepal, tierra natal de Shakyamuni, ha aumentado setenta veces. Muchas personas que viven en las inmediaciones del Centro para la Paz de la SGI de Nepal, en Katmandú, con su grandiosa vista sobre el Himalaya, se han acercado al ideal humanista de Nichiren. Los miembros de Nepal sostienen que ese es, sin lugar a dudas, el resultado de la afectuosa disposición que mantienen con sus vecinos, para quienes siempre tienen un saludo cálido y jovial.
He allí un brillante ejemplo del principio que afirma: “la voz lleva a cabo la tarea del Buda”.[6]
NOTAS
[1]Magdaleno, Mauricio: Martí, México: Ediciones Oasis, S. A, 1968, págs. 4-5.
[2] “Brahma-gala Sutta”, en Dialogues of the Buddha (Diálogos del Buda), primera parte, traducción de T. W. Rhys Davids,Sacred Books of the Buddhists (Libros sagrados de los budistas), Oxford: edición de F. Max Müller, The Pali Text Society, 1992, vol. 2, pág. 5.
[3] Editorial de la revista mensual Daibyakurenge, febrero 2011.
[4]LEDND, pág. 173.
[5]The Lotus Sutra and Its Opening and Closing Sutras (El Sutra del loto, y los sutras de inicio y de cierre), cap.El Sutra del loto y sus sutras de inicio y de cierre, cap. 2, pág. 75. Cita que aparece en LEDND, pág. 1163.
[6] Véase ib., pág. 4.