¿QUÈ ES EL GOSHO?
Goshos: cartas de aliento u orientación, escritas por Nichiren Daishonin.
Se llama Gosho o Gosho Zenshu a la recopilación de escritos que estableció el Buda Nichiren Daishonin, a lo largo de su vida consagrada a propagar el Budismo y sentar las base del Kosen Rufu.
La palabra Gosho se aplica a todo el cuerpo de escrituras. El término gosho se emplea para designar a cada carta individual.
Go es un prefijo honorífico. Sho significa "escrito". La designación Gosho no fue utilizada personalmente por el Daishonin, sino que la empleó Nikko Shonin, su sucesor inmediato, para enaltecer cada una de las frases acuñadas por su maestro con el fin de establecer el Budismo Verdadero.
Nikko Shonin hizo extraordinarios esfuerzos para recopilar, copiar y preservar la obra de su maestro. Su gran preocupación era evitar que las cartas y tesis del Buda se perdieran, pues gracias al vínculo de maestro y discípulo, él sentía que allí estaba la base del futuro del Kosen Rufu.
Muchos maestros y sabios de la época escribían sus enseñanzas en la difícil escritura china clásica, que resultaba incomprensible para la gente común. También se dedicaban a escribir sólo tesis y tratados de índole académica.
Sin embargo, el Daishonin tenía una única preocupación: salvar a las personas anónimas y abrir en cada uno su propio estado de Budeidad; dar al pueblo su verdadera dignidad a través de compartir la grandiosa sabiduría del Buda y hacer que todos sean Budas como él. Por eso escribía con estilo sobresaliente y depurado, pero con la simplicidad del verdadero sabio.
Cuando se dirigía a una señora que no había tenido educación académica, escribía en el sencillo silabario hiragana, lo cual le valía el desdén de ciertos eruditos elitistas.
Cuando se dirigía al gobierno, aplicaba los recursos del estilo literario, pero iluminado por la llama de la verdad y la sabiduría. Su modo de escribir era contundente, anticipado a su época, vigoroso, transido de misericordia, libre de toda superficialidad.
Cada palabra del Daishonin es letra viva y trasciende toda circunstancia de tiempo y espacio. Por eso hoy, siete siglos después, seguimos leyendo el Gosho como si hubiera sido escrito para nosotros en la época actual.
En el Gosho se incluyen tratados de doctrina, registros de enseñanzas orales, cartas de amonestación, gráficos, cartas a sus discípulos y seguidores laicos, y otras escrituras.
Hoy se conservan más de setecientas obras del Daishonin, entre las cuales hay manuscritos originales, y copias de sus sucesores, textos completos y fragmentos.
En el año 1951, el Segundo Presidente de Soka Gakkai, Josei Toda, tomó la determinación de promover la edición y compilación del Gosho. Para ello solicitó autorización al sumo prelado retirado Nichiko Horí, brillante erudito, quien aplaudió el proyecto y se sumó a la iniciativa, encargándose de la supervisión editorial.
De esta forma, en abril de 1952, el día de los festejos con que se celebró el séptimo centenario del Budismo Verdadero, se pudo contar con la versión autorizada y definitiva del Gosho Zenshu, gracias al trabajo de la Soka Gakkai.
Se llama Gosho o Gosho Zenshu a la recopilación de escritos que estableció el Buda Nichiren Daishonin, a lo largo de su vida consagrada a propagar el Budismo y sentar las base del Kosen Rufu.
La palabra Gosho se aplica a todo el cuerpo de escrituras. El término gosho se emplea para designar a cada carta individual.
Go es un prefijo honorífico. Sho significa "escrito". La designación Gosho no fue utilizada personalmente por el Daishonin, sino que la empleó Nikko Shonin, su sucesor inmediato, para enaltecer cada una de las frases acuñadas por su maestro con el fin de establecer el Budismo Verdadero.
Nikko Shonin hizo extraordinarios esfuerzos para recopilar, copiar y preservar la obra de su maestro. Su gran preocupación era evitar que las cartas y tesis del Buda se perdieran, pues gracias al vínculo de maestro y discípulo, él sentía que allí estaba la base del futuro del Kosen Rufu.
Muchos maestros y sabios de la época escribían sus enseñanzas en la difícil escritura china clásica, que resultaba incomprensible para la gente común. También se dedicaban a escribir sólo tesis y tratados de índole académica.
Sin embargo, el Daishonin tenía una única preocupación: salvar a las personas anónimas y abrir en cada uno su propio estado de Budeidad; dar al pueblo su verdadera dignidad a través de compartir la grandiosa sabiduría del Buda y hacer que todos sean Budas como él. Por eso escribía con estilo sobresaliente y depurado, pero con la simplicidad del verdadero sabio.
Cuando se dirigía a una señora que no había tenido educación académica, escribía en el sencillo silabario hiragana, lo cual le valía el desdén de ciertos eruditos elitistas.
Cuando se dirigía al gobierno, aplicaba los recursos del estilo literario, pero iluminado por la llama de la verdad y la sabiduría. Su modo de escribir era contundente, anticipado a su época, vigoroso, transido de misericordia, libre de toda superficialidad.
Cada palabra del Daishonin es letra viva y trasciende toda circunstancia de tiempo y espacio. Por eso hoy, siete siglos después, seguimos leyendo el Gosho como si hubiera sido escrito para nosotros en la época actual.
En el Gosho se incluyen tratados de doctrina, registros de enseñanzas orales, cartas de amonestación, gráficos, cartas a sus discípulos y seguidores laicos, y otras escrituras.
Hoy se conservan más de setecientas obras del Daishonin, entre las cuales hay manuscritos originales, y copias de sus sucesores, textos completos y fragmentos.
En el año 1951, el Segundo Presidente de Soka Gakkai, Josei Toda, tomó la determinación de promover la edición y compilación del Gosho. Para ello solicitó autorización al sumo prelado retirado Nichiko Horí, brillante erudito, quien aplaudió el proyecto y se sumó a la iniciativa, encargándose de la supervisión editorial.
De esta forma, en abril de 1952, el día de los festejos con que se celebró el séptimo centenario del Budismo Verdadero, se pudo contar con la versión autorizada y definitiva del Gosho Zenshu, gracias al trabajo de la Soka Gakkai.