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LOS HERMANOS IKEGAMI, DISCIPULOS DE NICHIREN.
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Munenaka se convirtió en discípulo de Nichiren Daishonin en
el año 1256, tres años después de que Nichiren
fundara el Budismo Ortodoxo y
aproximadamente en la misma época de Shijo Kingo. Su hermano menor, Munenaga,
se convirtió tiempo después.
Los hermanos, conocieron las enseñanzas de Nichiren
Daishonin por intermedio del sacerdote Nissho, tío de ellos, uno de los más
antiguos discípulos del Daishonin, posteriormente designado por él como uno de
los seis sacerdotes principales.
El padre de ellos, Ikegami Saemon no Tayu Yasumitsu, servia
como director del departamento de Construcción y reparación del Gobierno de
Kamakura.
Era un devoto seguidor de Ryokan del templo Gokurakulli,
fundado por las máximas autoridades del clan Jollo y se oponía rigurosamente a la creencia de sus
hijos. Ryokan, era uno de los líderes de la escuela Preceptos de la Palabra
Verdadera (Shingon-Ritsu), fue una figura prominente en el círculo religioso y
muchos lo reverenciaban como un Buda viviente. Sin embargo, por la gran
aversión que sentía por Nichiren, quien lo había retado y vencido cuatro años antes en el “duelo de la Lluvia”
y por temor a que Nichiren
tuviese mayor influencia, incitó a las autoridades gubernamentales a
tomar medidas contra él.
Las intrigas de Ryokan, al final, llevaron al atentado
contra Nichiren en Tatsunokuchi y luego a
su exilio a Sado. Ryokan era
archienemigo de Nichiren, razón por la cual Yasumitsu continuó oponiéndose a la
fe de sus hijos por más de veinte años.
No se tiene información sobre los hermanos durante los
veinte años que pasaron después de su conversión al Budismo de Nichiren sino
hasta la época de la “carta a los dos hermanos.
Sin embargo, según afirma el pasaje de dicha Carta “Cada uno de ustedes ha continuado su fe en el Sutra del
Loto”, podemos presumir que ellos continuaron practicando a pesar de las
presiones oficiales contra los discípulos y seguidores del Daishonin durante
los años de su exilio en Sado.
Al regreso de Nichiren de su exilio en Sado, los hermanos
Ikegami enfrentaban una crisis nueva y personal.
En 1275, su padre Yasumitsu, repentinamente desheredó al
hermano mayor, Munenaka por causa de su fe.
Desheredar, en Japón del siglo XII, acarreaba terribles
consecuencias sociales y económicas difíciles de imaginarnos hoy en día. La ética Confuciana exigía
obediencia a los padres; y la familia y no el individuo era lo principal. Las
propiedades, cargos y ocupaciones gubernamentales eran generalmente heredadas.
Desheredar a alguien no sólo significaba cortar los nexos de sangre entre padre
e hijo sino también lo podría fácilmente condenar a la pobreza y a la
desgracia, no solamente a esa persona sino también a su familia y a sus
descendientes. Teniendo conocimientos del desagrado de Yasumitsu con
relación a la religión de sus hijos, es difícil imaginar que él decidiera
súbitamente, después de veinte años, tomar una medida tan sería y extrema, sin
una provocación adicional.
El Daishonin sospechaba que Ryokan estuviese presionando a
Yasumitsu. Al haber fallado en matar al
propio Nichiren, este sacerdote parecía pretender perjudicar a los discípulos
de él, por ejemplo, envenenando la mente de Lord Ema contra Shijo Kingo.
Al desheredar a Munenaka, Yasumitsu creó una buena oportunidad
para provocar un rompimiento entre los hermanos. De hecho, él estaba tratando de influenciar al hermano menor,
Munenaga, a dejar su creencia por el derecho de heredar las propiedades de su
padre, un derecho que es para el
primogénito. Esta fue la circunstancia por la cual el dashonin escribió carta a
los hermanos. En virtud de los veinte años de práctica de ellos, el Daishonin
sin rodeos, advierte rigurosamente, especialmente a Munenaga a no dejar que
algún fenómeno transitorio lo induzca a
abandonar la fe, que es de valor duradero y que la Fe en el Sutra del
Loto invariablemente, invita a la persecución.
En 1277 Yasumitsu abandonó el repudio temporalmente, pero
pronto volvió a desheredar a su hijo mayor. Munenaga vaciló por un tiempo y
esta vez, el Daishonin le escribió una carta, diciéndole que no debía abandonar
sus convicciones sólo para ganar el favor del padre y heredarlo, sino que debía
continuar firme en la fe hasta que su progenitor decidiera abrazar sus mismas
creencias. Gracias al apoyo y orientación de Nichiren, los dos Hermanos
pudieron unirse y perseverar en la fe. En 1278, después de veintidós
años de práctica, su padre Yasumitsu, se convirtió al Budismo de Nichiren
Daishonin.
Después de la muerte de su padre, a Munenaka le correspondía
la construcción un Templo muy importante
en la región, sin embargo el regente no le dio la concesión de la construcción y Munenaka se sentía muy
mal, no entendía porque le sucedía esto. Nichiren en otra carta lo animó y lo
orientó diciéndole que lo viera como protección de su práctica para que no
creara malas causas en su vida debido a que le Templo que construiría sería
para venerar un objeto que va en contra de sus creencias y en contra del Sutra
del Loto.
La relación de estos hermanos con Nichiren era tan importante y sincera que Nichiren se dirigió a la casa de Munenaka
para pasar sus últimos días de vida, en donde el 8 de Octubre de 1282 nombró a
los 6 sacerdotes principales (Nissho, Nichiro, Nikko, Nitcho y Nichillo), y el
13 de Octubre emite el segundo documento
de Transferencia llamado “Documento para confiar el Minobu-San a Nikko Shonin.
Esto fue lo último que escribió. Esa mañana, muy temprano,
mientras sus discípulos invocaban Nam Miojo rengue Kio, Nichiren exhalaba su
último aliento.
Como
expresión de máximo respeto, se hizo una procesión fúnebre, a la manera
acostumbrada para los samurai ilustres, que estuvo a cargo de sus creyentes
Laicos, Shijo Kingo y los hermanos Ikegami.