LOS DIEZ ESTADOS DE VIDA. LA LUCHA CONTRA LA NEGATIVIDAD.
LOS DIEZ ESTADOS DE VIDA una extraordinaria lucha contra la negatividad.
¿Qué son los “estados de vida?”
Los estados de vida son, de acuerdo con el budismo, diez estados o mundos en los cuales se puede formar la personalidad. Universalmente son diez categorías de la existencia en las cuales, a cualquier tiempo dado, todos los seres vivos se encuadran.
Explicando más:
La manera que recibimos las impresiones del mundo a nuestro entorno, tanto espacial como temporalmente, muda de forma radical de acuerdo con nuestro estado de vida. Eso es llamado la función mística del estado de vida.
¿Cómo identificar en qué estado estoy?
La manera más segura es verse dentro de uno mismo y examinar los sentimientos con relación a la vida. Es posible que sean hábiles para engañar a los otros a respecto de lo que se siente, pero uno no puede eludirse a si mismo.
La base del Budismo de Nichiren:
El estado de vida es el punto principal del budismo Nichiren.
El budismo no considera las personas por grupo étnico, condición social, etc. El se concentra en la condición del corazón humano o en el estado de la propia vida de la persona. Tanto el rico como el pobre experimentan el estado de infierno, aunque las condiciones puedan ser muy diferentes.
Alguien poderoso puede ser arruinado por los estados de Hambre y Animalidad.
Nadie es superior:
El budismo se basa en la suprema igualdad de la vida.
Nadie es superior debido a su condición social, credo, grupo étnico, si tiene poder e influencia o una buena formación académica, etc. Aún así, a lo largo de la historia, las personas son vistas con ese tipo de preconceptos. Como consecuencia, esa visión distorsionada lleva a las tragedias, algunas imposibles de ser descriptas.
Los diez estados no son grados:
Los diez estados de vida no son grados evolutivos ni etapas. Tampoco sirven para separar a las personas en distintos grupos. Este principio esclarece que todos tienen algo en común, respetando la individualidad.
En otras palabras, cada persona es única. Pero la experiencia en determinado estado de vida es la misma para todos, debido a las características universales de cada uno de los diez estados.
La posesión mutua:
Cada uno de los estados posee los otros diez. Por ejemplo, el estado de Buda existe en el estado de infierno, así como el estado de infierno existe en el estado de Buda. Para que una persona pueda mudar del estado de infierno para el estado de Buda, no precisa pasar por los otros estados. El camino es directo, debido a la posesión mutua.
El mensaje principal de la posesión mutua:
El budismo reconoce que todas las personas tienen potencial para el estado de Buda. La benevolencia de esforzarse para ayudar a las personas a cultivar y manifestar ese estado, es la clave para la doctrina de los diez estados. Y la esencia de esa doctrina se encuentra en el capitulo Revelación de la Vida Eterna del Buda. (Brasil Seikyo #1494 6 de feb. 1999)
¿Por qué diez?
El número no es accidental. Ni fue escogido porque diez es la base del sistema decimal. Fue escogido para reducir al mínimo las categorías básicas en que la vida se encuadra de acuerdo con las distintas características de cada uno de los diez estados.
¿Cuál es la importancia hoy en día del principio de los diez estados?
Observando las costumbres actuales se constata que, normalmente, las personas circulan entre los estados de Infierno, Hambre y Animalidad, conocidos como los tres malos caminos. Pero, desean lograr los estados de Ira, Tranquilidad y Alegría.
El estado básico:
La característica de los bajos estados de vida es la satisfacción incompleta. Sin embargo, las personas que habitan en ese estado son incapaces de percibir lo que es correcto y verdadero y tienden a pensar que lograron algo que en realidad no lograron. La manera como se enfrentan a la vida diaria revela cuál es su estado básico de vida.
No se desanime:
No obstante, no debemos considerar los bajos estados con preconcepto, pues ellos son naturales, hacen parte de la vida y están contenidos en el estado de Buda, así como el estado de Buda está contenido en ellos.
La que hace la diferencia de los estados entre sí es la energía vital. Tenemos, por ejemplo, el estado de Infierno, caracterizado por la ausencia de energía vital, y el estado de Buda, caracterizado por una inagotable energía vital.
Expandiendo la energía vital:
Con la práctica de la fe, expandimos la energía vital. Mientras tanto, ese proceso puede ser anulado o “verse amenazado” por visiones erróneas, principalmente las presentadas por el sentido común o difundidas por la sociedad.
Una sociedad de Ira:
Actualmente, nuestra sociedad estimula el estado de Ira como modelo correcto de conducta. Por ejemplo, para tener éxito en las relaciones amorosas o profesionales, aprendemos que un camino directo es pasar por encima de los demás. Nuestra satisfacción se basa en la insatisfacción de las otras personas. Observe que los elementos de varias historias que nos gustan, presentadas por medios de comunicación (libros, televisión, cinema, etc.) pasan por la disputa “llena de ira” por la riqueza, ascensión social y el amor. Eso es una inversión, porque debido a ese torrente de informaciones, somos incapaces de percibir que la felicidad de las personas próximas nos hace felices más rápidamente.
Tranquilidad y Alegría como alternativas:
Muchos no están de acuerdo con el modelo expuesto encima y presentan alternativas. Movimientos religiosos, retiros espirituales, tratamientos terapéuticos, una infinidad de prácticas que prometen una vida en el estado de Tranquilidad. Paralelamente, existe la promesa de una vida de satisfacción plena de los deseos, sea en el presente o en un futuro después de la muerte, siendo este estado el de Alegría, también conocido como el estado del cielo o felicidad relativa.
Viviendo una promesa:
Sin embargo, sin un cambio interior, se vive solamente una promesa. A medida que percibe que falla en conquistar algunas de esas condiciones o que no es capaz de permanecer en esos estados, la persona retorna a los estados bajos de vida o constata que nunca salió de ellos.
Conclusión:
El budismo Nichiren presenta una solución práctica y definitiva.
La práctica correcta del Budismo hace posible que el estado de Buda, o felicidad absoluta, sea el estado básico de su vida. Y ese es el cambio interior necesario para la transformación de la negatividad por felicidad.
(Brasil Seikyo # 2050 4 de septiembre 2010)
¿Qué son los “estados de vida?”
Los estados de vida son, de acuerdo con el budismo, diez estados o mundos en los cuales se puede formar la personalidad. Universalmente son diez categorías de la existencia en las cuales, a cualquier tiempo dado, todos los seres vivos se encuadran.
Explicando más:
La manera que recibimos las impresiones del mundo a nuestro entorno, tanto espacial como temporalmente, muda de forma radical de acuerdo con nuestro estado de vida. Eso es llamado la función mística del estado de vida.
¿Cómo identificar en qué estado estoy?
La manera más segura es verse dentro de uno mismo y examinar los sentimientos con relación a la vida. Es posible que sean hábiles para engañar a los otros a respecto de lo que se siente, pero uno no puede eludirse a si mismo.
La base del Budismo de Nichiren:
El estado de vida es el punto principal del budismo Nichiren.
El budismo no considera las personas por grupo étnico, condición social, etc. El se concentra en la condición del corazón humano o en el estado de la propia vida de la persona. Tanto el rico como el pobre experimentan el estado de infierno, aunque las condiciones puedan ser muy diferentes.
Alguien poderoso puede ser arruinado por los estados de Hambre y Animalidad.
Nadie es superior:
El budismo se basa en la suprema igualdad de la vida.
Nadie es superior debido a su condición social, credo, grupo étnico, si tiene poder e influencia o una buena formación académica, etc. Aún así, a lo largo de la historia, las personas son vistas con ese tipo de preconceptos. Como consecuencia, esa visión distorsionada lleva a las tragedias, algunas imposibles de ser descriptas.
Los diez estados no son grados:
Los diez estados de vida no son grados evolutivos ni etapas. Tampoco sirven para separar a las personas en distintos grupos. Este principio esclarece que todos tienen algo en común, respetando la individualidad.
En otras palabras, cada persona es única. Pero la experiencia en determinado estado de vida es la misma para todos, debido a las características universales de cada uno de los diez estados.
La posesión mutua:
Cada uno de los estados posee los otros diez. Por ejemplo, el estado de Buda existe en el estado de infierno, así como el estado de infierno existe en el estado de Buda. Para que una persona pueda mudar del estado de infierno para el estado de Buda, no precisa pasar por los otros estados. El camino es directo, debido a la posesión mutua.
El mensaje principal de la posesión mutua:
El budismo reconoce que todas las personas tienen potencial para el estado de Buda. La benevolencia de esforzarse para ayudar a las personas a cultivar y manifestar ese estado, es la clave para la doctrina de los diez estados. Y la esencia de esa doctrina se encuentra en el capitulo Revelación de la Vida Eterna del Buda. (Brasil Seikyo #1494 6 de feb. 1999)
¿Por qué diez?
El número no es accidental. Ni fue escogido porque diez es la base del sistema decimal. Fue escogido para reducir al mínimo las categorías básicas en que la vida se encuadra de acuerdo con las distintas características de cada uno de los diez estados.
¿Cuál es la importancia hoy en día del principio de los diez estados?
Observando las costumbres actuales se constata que, normalmente, las personas circulan entre los estados de Infierno, Hambre y Animalidad, conocidos como los tres malos caminos. Pero, desean lograr los estados de Ira, Tranquilidad y Alegría.
El estado básico:
La característica de los bajos estados de vida es la satisfacción incompleta. Sin embargo, las personas que habitan en ese estado son incapaces de percibir lo que es correcto y verdadero y tienden a pensar que lograron algo que en realidad no lograron. La manera como se enfrentan a la vida diaria revela cuál es su estado básico de vida.
No se desanime:
No obstante, no debemos considerar los bajos estados con preconcepto, pues ellos son naturales, hacen parte de la vida y están contenidos en el estado de Buda, así como el estado de Buda está contenido en ellos.
La que hace la diferencia de los estados entre sí es la energía vital. Tenemos, por ejemplo, el estado de Infierno, caracterizado por la ausencia de energía vital, y el estado de Buda, caracterizado por una inagotable energía vital.
Expandiendo la energía vital:
Con la práctica de la fe, expandimos la energía vital. Mientras tanto, ese proceso puede ser anulado o “verse amenazado” por visiones erróneas, principalmente las presentadas por el sentido común o difundidas por la sociedad.
Una sociedad de Ira:
Actualmente, nuestra sociedad estimula el estado de Ira como modelo correcto de conducta. Por ejemplo, para tener éxito en las relaciones amorosas o profesionales, aprendemos que un camino directo es pasar por encima de los demás. Nuestra satisfacción se basa en la insatisfacción de las otras personas. Observe que los elementos de varias historias que nos gustan, presentadas por medios de comunicación (libros, televisión, cinema, etc.) pasan por la disputa “llena de ira” por la riqueza, ascensión social y el amor. Eso es una inversión, porque debido a ese torrente de informaciones, somos incapaces de percibir que la felicidad de las personas próximas nos hace felices más rápidamente.
Tranquilidad y Alegría como alternativas:
Muchos no están de acuerdo con el modelo expuesto encima y presentan alternativas. Movimientos religiosos, retiros espirituales, tratamientos terapéuticos, una infinidad de prácticas que prometen una vida en el estado de Tranquilidad. Paralelamente, existe la promesa de una vida de satisfacción plena de los deseos, sea en el presente o en un futuro después de la muerte, siendo este estado el de Alegría, también conocido como el estado del cielo o felicidad relativa.
Viviendo una promesa:
Sin embargo, sin un cambio interior, se vive solamente una promesa. A medida que percibe que falla en conquistar algunas de esas condiciones o que no es capaz de permanecer en esos estados, la persona retorna a los estados bajos de vida o constata que nunca salió de ellos.
Conclusión:
El budismo Nichiren presenta una solución práctica y definitiva.
La práctica correcta del Budismo hace posible que el estado de Buda, o felicidad absoluta, sea el estado básico de su vida. Y ese es el cambio interior necesario para la transformación de la negatividad por felicidad.
(Brasil Seikyo # 2050 4 de septiembre 2010)