ENGI (EL ORIGEN DEPENDIENTE)
El budismo utiliza el término “Engi” para describir la conexión que hay entre todos los fenómenos ya que nada se produce de forma aislada: es decir, todo existe debido a una interconexión y todo tiene su función.
El “origen dependiente” (engi en japonés) nos explica que entre los fenómenos se producen una interacción de causas internas y externas que contribuye a crear las circunstancias en que nos encontramos en cada momento: todas las cosas dependen unas de otras.La filosofía budista sugiere una reflexión: darnos cuenta del entramado de conexiones “invisibles” que nos vinculan con todas las formas de vida, olvidarnos del “tremendismo” frente a algunas situaciones y ver que nuestra existencia individual sólo cobra significado a través de nuestra interacción con los demás; al relacionarnos con el ambiente y con los demás podemos evolucionar.
Este hecho nos lleva a proponer la idea de que si queremos que una situación cambie debemos empezar por producir un cambio en nosotros mismos, por pequeño que sea, para influir en el ambiente que nos rodea. Ello abre una puerta a la esperanza y a la acción pues somos nosotros quienes decidimos seguir estancados en una situación desfavorable, lamentándonos de nuestra mala fortuna, o cambiar y transformar lo desfavorable en favorable.
El “origen dependiente” (engi en japonés) nos explica que entre los fenómenos se producen una interacción de causas internas y externas que contribuye a crear las circunstancias en que nos encontramos en cada momento: todas las cosas dependen unas de otras.La filosofía budista sugiere una reflexión: darnos cuenta del entramado de conexiones “invisibles” que nos vinculan con todas las formas de vida, olvidarnos del “tremendismo” frente a algunas situaciones y ver que nuestra existencia individual sólo cobra significado a través de nuestra interacción con los demás; al relacionarnos con el ambiente y con los demás podemos evolucionar.
Este hecho nos lleva a proponer la idea de que si queremos que una situación cambie debemos empezar por producir un cambio en nosotros mismos, por pequeño que sea, para influir en el ambiente que nos rodea. Ello abre una puerta a la esperanza y a la acción pues somos nosotros quienes decidimos seguir estancados en una situación desfavorable, lamentándonos de nuestra mala fortuna, o cambiar y transformar lo desfavorable en favorable.