La clave de la felicidad yace en la plenitud espiritual.
La verdadera dicha deriva de ayudar a los demás a ser felices.
Los lazos de amistad infunden fortaleza y felicidad.
Los compañeros de fe son quienes nos incentivan a mejorar y elevar nuestra vida; son fuente de aliento y amistad en épocas de tribulaciones.
La persona que tiene amigos en la fe y sabe valorarlos es afortunada.
Estas son las conclusiones que Daisaku Ikeda, presidente de la SGI, expresó en un discurso pronunciado el 13 de diciembre de 2008, en ocasión de la 24º reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai, realizada en Tokio.
El encuentro, que tuvo como objetivo celebrar conjuntamente la 12º reunión nacional de líderes juveniles, contó con la participación de miembros de dieciséis naciones de ultramar. Asimismo, honraron con su presencia autoridades rusas, tales como Vladimir I. Tolstoi, director del Museo de León Tolstoi "Yasnaya Polyana" y tataranieto del renombrado escritor León Tolstoi; Anastasia Tolstaya, hija del mencionado director; y Alexander Shólojov, director del Museo y Reserva Estatal de M. A. Shólojov y nieto del nobel de literatura Mijaíl Shólojov.
Ambas instituciones rusas otorgaron a Daisaku Ikeda aquel día sendos reconocimientos.
Al tomar la palabra en el podio, Daisaku Ikeda, reiteró su agradecimiento y su bienvenida a los invitados especiales, custodios del patrimonio cultural de la Federación Rusa, luego de lo cual, exaltó los aportes realizados por los miembros de la SGI del mundo en 2008.
En especial, destacó los esfuerzos de las integrantes femeninas y señaló que su abnegación y contagiante entusiasmo eran dignos del más sincero aprecio y constituían la savia vital del desarrollo de la organización.
Gratitud filial: Cimiento del humanismo
En su discurso, el líder de la SGI citó palabras de Tolstoi para enfatizar que la sonrisa de las madres tenía el poder de iluminar toda realidad y de alentar a las personas a superar con compostura y esperanza los pesares más profundos de la vida.
A su vez, exhortó a los presentes a actuar con gratitud filial, subrayando que el atesoramiento de los progenitores y el cuidado de los sucesores eran el punto de partida de una existencia realmente humana. Luego añadió: "Por mucha grandeza que alguien parezca tener, si no valora a sus padres que tanto han hecho por él, su atractivo es pura ilusión.
Quienes no valoran o agradecen a sus padres nunca llegan a tener auténtica integridad ni cultivar una personalidad de genuino valor. (…) Quienes ya no tienen a sus padres con vida, igualmente pueden atesorarlos en su corazón. Esa postura será una ilimitada fuente de fortaleza para su desarrollo, y los hará llegar a ser individuos más grandes e íntegros".
Enfrentar valientemente las dificultades
Luego, el presidente Ikeda observó que la visión de Tolstoi y Shólojov resplandecían con el mismo amor compasivo a la humanidad que cultivan los miembros de la SGI como budistas; sus escritos mostraban el camino hacia la felicidad interior, dijo.
Aseveró que Tolstoi estaba convencido de que las personas que lograban superar las adversidades jamás caían en la infelicidad.
Daisaku Ikeda manifestó a los jóvenes que debían enfrentar valientemente las dificultades, recordando que el budismo enseña que los oponentes más formidables pueden llegar a ser los aliados más grandes, pues obligan al ser humano a desarrollar fortaleza y templanza.
Declaró: "Negarse a ser derrotados: en esto consiste triunfar, triunfar eternamente".
Quienes triunfan en el tramo final son los vencedores de la vida
Asimismo, el líder de la SGI observó que Nikollai Gusev (1882-1967), que fue secretario de Tolstoi de joven, promovió con coraje las enseñanzas del dramaturgo ruso a lo largo de su vida.
Debido a esto, fue injustamente perseguido y desterrado durante dos años. Ikeda afirmó que en el exilio, Gusev escribió a Tolstoi lo siguiente: "Aunque se abatieran sobre mí problemas mil veces más severos, seguiría agradeciendo a los cielos haber podido pasar dos años completos a su lado.
Estar con usted fue siempre mi mayor felicidad". (1) El presidente Ikeda concluyó: "Nada hace más feliz a un ser humano que dedicar la vida al camino de maestro y discípulo. Esto hace que la vida adquiera genuino valor".
Daisaku Ikeda elogió además los esfuerzos desinteresados que realizan cada mañana los repartidores del Seikyo Shimbun, periódico de la Soka Gakkai.
Subrayó que ellos se encargaban de una labor muy dura, pero que tal etapa de denuedo y desafío era una causa para gozar de un futuro más espléndido.
Dijo: "Aquellos que triunfan en los años finales de su vida son los verdaderos triunfadores. A menudo, las victorias conquistadas durante la juventud son muy pasajeras y fugaces. La felicidad insuperable pertenece a aquellos que han superado todas las dificultades, que experimentan una verdadera plenitud y pueden afirmar: 'Sí, he vivido una existencia magnífica'".
[Basado en los artículos publicados los días 14, 16, 18 y 19 de diciembre de 2008 en el Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai, Japón.]