EL CORAJE DE SER UNO MISMO
(Fragmentos extraídos de la serie de Conversaciones sobre la juventud (N° 6) de la que participan el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, y los responsables de la División de Estudiantes de Segunda Enseñanza Superior de la Soka Gakkai, Hidenobu Kimura (División Juvenil Masculina), y Yoshiko Ueda (División Juvenil Femenina), en representación de todos los miembros de la división. )
Presidente Ikeda: Todos los seres humanos anhelan desplegar su propio potencial. Cuando ese impulso natural se ve frustrado, la gente puede tornarse apática, pero también, destructiva. Y eso no hace más que abonar el terreno para que surjan la violencia y las conductas fascistas.
Por esa razón es tan importante que ustedes nunca se dejen vencer por el entorno. Jamás deben perder la fe en sí mismos. Cada uno de ustedes tiene que llevar a cabo su propia misión, que nadie más puede cumplir. Son dueños de una vida única, que solamente ustedes pueden vivir, que solo ustedes pueden convertir en algo valioso. No importa si se permiten dudar de otras cosas; pero, jamás, jamás duden de esto.
Aunque algunas personas los descalifiquen y nieguen su potencial, ustedes nunca deben hacerse eso a sí mismos; por más que alguien los regañe y les diga que carecen de talento o de capacidad, no deben sucumbir al poder destructivo de tales palabras. ¡Sin dejarse perturbar en lo más mínimo por la negatividad de otros, con los dientes apretados, sigan creyendo en ustedes, hagan daimoku y salgan al encuentro de los desafíos que los aguardan, con la frente alta, con toda su energía!
“¿Qué es ser yo mismo?”
Ueda: Pero ¿qué debemos hacer para lograr esa confianza en nosotros? Muchos dicen que les cuesta muchísimo ser ellos mismos, que no saben realmente cómo hacer.
Presidente Ikeda: La clave es el daimoku. El daimoku, como el ave madre que con su calor incuba el huevo de su pichón, es lo que nutre y alimenta ese inmenso potencial que son ustedes mismos. El interior de un huevo de ave es solo líquido. Nadie podría, con solo mirarlo, pensar que todo eso se convertirá en un pájaro. Pero, cuando el huevo recibe el calor de la madre, comienza, lentamente, una gran transformación en su interior: se van formando el pico, los ojos y las alas; hasta que, finalmente, el cascarón se rompe, y un hermoso pájaro asoma al mundo, despliega sus alas y se remonta por el cielo infinito.
Ueda: Creo que es cierto que, durante la adolescencia, somos todavía como el huevo de ese pájaro, y que la mayoría de nosotros no tiene una idea clara de lo que puede llegar a ser.
Presidente Ikeda: Pues bien, lo mismo podemos decir sobre la individualidad. Cuando somos jóvenes, nos cuesta comprender cabalmente qué quiere decir eso; es natural que así sea. De hecho, hay mucha gente joven que alardea acerca de su pretendida individualidad, cuando lo que está haciendo, simplemente, es imitar a otros, “tomar prestada” su imagen.
Goethe afirmó en una ocasión que los jóvenes eran como fontanas. Las fontanas arrojan el agua que toman de fuentes adyacentes y la hacen circular por sus conductos, pero no tienen una fuente de agua propia como los manantiales. De la misma manera, los jóvenes incorporan las ideas y las modas que se imponen en su época, pero se convencen de que es su propio estilo y son sus propias ideas, y sienten que todo eso es una manifestación de su individualidad.
Kimura: Entonces, necesitamos tiempo para desarrollarnos, establecer nuestra identidad y hacer que surja nuestro verdadero potencial.
Presidente Ikeda: Así es. Fue Nichiren Daishonin quien dijo que el daimoku es el ave madre que nos da su calor e incuba el huevo del potencial del hombre. Cuando hablamos de un buda, de alguien que manifiesta su Budeidad, estamos hablando de un ser humano que ha desarrollado su individualidad de la manera más excelsa que se pueda concebir, de alguien que ha logrado una realización personal que le permite expresar su potencial de manera absoluta; estamos hablando de una persona que ha hecho su revolución humana.
La realización del daimoku se puede comparar con las flores —del cerezo, el ciruelo, el melocotonero y el albaricoquero— que abren sus pétalos hacia el sol o hienden la vasta tierra, dadora de vida, con sus raíces.
Ahora bien, en cuanto a la confianza en uno mismo, eso es algo que se adquiere después de un arduo trabajo y un gran esfuerzo. No deben caer en la ilusión de que podrán lograrlo si no ponen ese enorme empeño. Aquellos que se comprometen con el mayor ahínco y se desafían para alcanzar un objetivo, de acuerdo con sus propias características; aquellos que caen y se levantan todas las veces que sea necesario, sin desmayos, son los que podrán conquistar una inconmovible fe en sí mismos. Y esa fe es sinónimo de voluntad invencible. No pueden tener una verdadera confianza en su propio potencial, si, cada vez que se comparan con los demás, terminan poniendo en duda su capacidad. Si se pasan toda la vida juzgándose según el modelo de los demás, lo único que lograrán es precipitarse, llenos de frustración, en un callejón sin salida.
Ueda: Creo, entonces, que el secreto está en ser fieles a nuestra propia naturaleza y tener confianza en nosotros mismos. Pero se necesita un gran coraje para eso, ¿verdad?
Presidente Ikeda: Por cierto que sí. La juventud es la etapa en que el hombre se descubre a sí mismo. El conocido novelista japonés, Soseki Natsume (1867-1916) también emprendió la travesía hacia lo más profundo de su identidad. Como tenía un verdadero interés por la literatura inglesa, se fue a estudiar a Londres. Allí, experimentó una conmoción tan grande ante la cultura de ese país, que se sintió invadido por una sensación de inferioridad indescriptible y llegó, incluso, a sufrir de neurastenia. Después de un largo período de tormento interior y de reflexión, llegó, finalmente, a responder la pregunta que lo estaba mortificando tanto: “¿Qué es la Literatura?”. Se dio cuenta de que la única salida que tenía para lograr la definición de su interrogante era el esfuerzo personal. Reconoció, por fin, que se había dejado arrastrar demasiado por los demás y decidió, a partir de entonces, escuchar su propia voz y ser, simplemente, él mismo.
Tiempo después, Soseki habló de esta manera a los jóvenes: “‘¡Este es el camino que he de transitar! ¡Por fin lo he encontrado!’. Cuando puedan exclamar algo así, desde el fondo de su ser, su corazón encontrará, por primera vez, verdadero sosiego. Y junto con ese clamor, surgirá desde lo más profundo, una sólida confianza en ustedes mismos”.
Ustedes son jóvenes. Pongan de manifiesto su independencia de criterio, acepten un desafío, cualquier desafío, y láncense osadamente, con toda su vida, a concretarlo.
Cuando nos observamos en el espejo de los demás
Kimura: Me parece que, en el proceso de encontrar nuestra propia identidad, es importante escuchar la opinión de los demás, porque, a veces, es bastante difícil ser objetivos.
Presidente Ikeda: Eso es muy cierto. Hay momentos en que ustedes creen que son de una manera, mientras que la gente que los rodea piensa exactamente lo contrario. Los demás son capaces de ver algunos aspectos que ustedes no pueden percibir claramente. Es como no poder ver su propia imagen, si no tienen un espejo; las personas que están a su alrededor pueden ser ese espejo, que les permite mirarse: por ejemplo, sus amigos y sus padres, quienes a veces se dan cuenta de ciertas cosas mejor que ustedes.
Las observaciones de esas personas pueden ser muy útiles para que ustedes corrijan ciertas actitudes que tienen que ver con su individualidad. La educación que les imparten, los consejos, advertencias e, incluso, una que otra reprimenda que puedan recibir, son la oportunidad de encaminarlos de manera constructiva por el sendero correcto. De modo que, cuando se niegan a prestar atención a las recomendaciones que les hacen y actúan únicamente según su propio criterio, no están, de ninguna manera, haciendo una demostración de individualidad. Solo están siendo obstinados, y eso no los ayudará en absoluto.
Piensen que incluso la gente más célebre recibe, a veces, los retos y las observaciones de sus familiares. ¡Y no me cabe duda de que sus padres, más de una vez, también se hacen mutuamente ciertas advertencias! Esto quiere decir que, más allá de cuán influyente o importante pueda ser una persona, siempre deberá aceptar consejos y sugerencias de los demás.
Cuando alguien les señala algún defecto, recuerden que eso es parte del proceso que va forjando su individualidad. Negarse a escuchar un buen consejo no es más que necedad.
* Realmente no les reportará ningún beneficio rebelarse cuando alguien les hace alguna observación; lograr que las cosas sean más difíciles para todos no tiene ningún sentido. Es muy importante que sepan razonar. Por cierto, tener la posibilidad de que otras personas les señalen sus falencias y los ayuden a erradicar de raíz sus malos hábitos se convertirá, a la larga, en un verdadero beneficio para ustedes. Porque si esos hábitos negativos siguen echando raíces, comenzarán, poco a poco, a dañar severamente su vida y a desviarla hacia senderos destructivos.
Ueda: En otras palabras, la individualidad no existe alejada de la gente y de la sociedad, ¿verdad?
Presidente Ikeda: En efecto. La auténtica individualidad significa realizarse plenamente dentro de la sociedad y esforzarse cada vez más por el bien de los demás. Establecemos nuestra propia valía como individuos cuando actuamos dentro de la comunidad y empleamos la sabiduría práctica que hemos adquirido.
Por lo tanto, observar las reglas que establece la sociedad es también una manera de permitir que nuestra individualidad se destaque con su propio brillo. La violación de las reglas acordadas por la sociedad en su conjunto convierten al transgresor en un marginado, que, en consecuencia, se ve impedido de establecer el ámbito propicio para desarrollar su individualidad. Si como estudiantes, ustedes deciden, simplemente por rebeldía, transgredir alguna norma que rige en su escuela, esa actitud indica que se niegan a adaptarse a los requerimientos de la sociedad.
Las personas que han podido cultivar una sólida identidad, siempre están dispuestas a escuchar la opinión de otros, porque poseen firmeza y capacidad. Y del mismo modo, los que se niegan a escuchar lo que dicen los demás, en realidad, son personas débiles.
La importancia del buen ejemplo, los buenos libros y los buenos amigos
Kimura: Quisiera leerles una parte de otra carta, donde un estudiante dice lo siguiente: “Quiero ser yo mismo, pero al final de cuentas, siempre termino imitando a alguien a quien admiro, alguien que representa un ideal. Me pregunto si eso está bien”.
Presidente Ikeda: Es imposible forjar nuestra individualidad sin aprender de otras personas, del mismo modo en que es difícil correr una carrera si el cuerpo no ingiere alimentos nutritivos que le den energía.
Es un hecho ampliamente aceptado que el aprendizaje comienza a partir de la imitación. Los niños aprenden a vivir y a comportarse observando e imitando a sus padres. Y sucede exactamente lo mismo en el reino animal. Los grandes hombres y mujeres de nuestra historia, las personas más excelentes, la gente de acción, han desarrollado una individualidad sobresaliente emulando a otros y aprendiendo de ellos. Por eso es tan importante leer la biografía de personas excepcionales. ¡Aprenderán muchísimo de ellas! En cambio, dedicarse a libros donde lo único que se puede encontrar es bajeza e ideas negativas, solo logrará hacerlos muy infelices.
Nichiren Daishonin cita el siguiente pasaje del Sutra del Nirvana: “¡Bodhisattvas, no temáis la estampida de elefantes ebrios y enloquecidos. A lo que, sí, debéis temer es a las malas influencias! Si os mata un elefante furioso, no caeréis en los malos caminos. Pero si un mal amigo causa vuestra muerte, sin falta acabaréis en el [estado de] Infierno”.
Los estímulos positivos que reciben contribuyen al óptimo desarrollo de su individualidad. Esta se consolida a través de la educación, el ámbito familiar y el propio esfuerzo; pero, fundamentalmente, el desarrollo depende de la conciencia de cada uno. Por eso es tan importante leer buenos libros y tener excelentes amigos.
La juventud es una época en la que todavía uno no está del todo seguro de cuál es el mejor camino para emprender; no sabe a ciencia cierta qué es lo que lo puede beneficiar y qué, no. Por esa misma razón, si pueden desarrollar un genuino interés por la vida y por los logros de individuos admirables, comenzarán a vislumbrar ese sendero que les gustaría transitar. De la misma manera, la verdadera imagen de cada uno empezará a perfilarse ante sus ojos, e irán adquiriendo una clara noción de quiénes son.
Solo nuestro espíritu y corazón determinan nuestro valor como personas
Presidente Ikeda: En cualquier caso, es importante que recuerden que el valor que ustedes tienen como personas no está determinado por su profesión. La posición económica, el reconocimiento de los demás o su capacidad académica tampoco tienen nada que ver con ello. Lo que cuenta es cuán duro han luchado a lo largo del camino elegido, cuántos logros han concretado, con cuánta devoción han dedicado toda su capacidad a su objetivo primordial. Solo su espíritu de entrega y su sinceridad determinan el genuino valor que tienen como personas. Por ese motivo, nuestra individualidad es el verdadero cimiento que nos permite convertirnos en seres humanos que llevan una vida plena de dignidad y de sentido.
El dinero que tenemos se acaba, y las cosas materiales perecen; por ende, no tienen la capacidad de enriquecer nuestro ser de manera real y perdurable. En cambio, cuanto más cultiven su individualidad innata, más pletórica se torna; y se enriquece más y más, en la medida que la empleen y la pongan de manifiesto. Nuestra riqueza interna jamás mengua o desaparece. ¡He ahí el deslumbrante tesoro que cada uno posee en su interior! Y la vida no es más que la lucha por hacer que esa joya invalorable se muestre con todo su esplendor.
El triunfo o el fracaso de su existencia no están determinados por los logros o las calificaciones que ustedes obtienen en la escuela. Conquistar una auténtica victoria en la vida significa seguir puliendo incansablemente la inigualable gema de su potencial único, a medida que se aventuran por el camino de la existencia y la hacen brillar con un resplandor supremo, sin par.
Presidente Ikeda: Todos los seres humanos anhelan desplegar su propio potencial. Cuando ese impulso natural se ve frustrado, la gente puede tornarse apática, pero también, destructiva. Y eso no hace más que abonar el terreno para que surjan la violencia y las conductas fascistas.
Por esa razón es tan importante que ustedes nunca se dejen vencer por el entorno. Jamás deben perder la fe en sí mismos. Cada uno de ustedes tiene que llevar a cabo su propia misión, que nadie más puede cumplir. Son dueños de una vida única, que solamente ustedes pueden vivir, que solo ustedes pueden convertir en algo valioso. No importa si se permiten dudar de otras cosas; pero, jamás, jamás duden de esto.
Aunque algunas personas los descalifiquen y nieguen su potencial, ustedes nunca deben hacerse eso a sí mismos; por más que alguien los regañe y les diga que carecen de talento o de capacidad, no deben sucumbir al poder destructivo de tales palabras. ¡Sin dejarse perturbar en lo más mínimo por la negatividad de otros, con los dientes apretados, sigan creyendo en ustedes, hagan daimoku y salgan al encuentro de los desafíos que los aguardan, con la frente alta, con toda su energía!
“¿Qué es ser yo mismo?”
Ueda: Pero ¿qué debemos hacer para lograr esa confianza en nosotros? Muchos dicen que les cuesta muchísimo ser ellos mismos, que no saben realmente cómo hacer.
Presidente Ikeda: La clave es el daimoku. El daimoku, como el ave madre que con su calor incuba el huevo de su pichón, es lo que nutre y alimenta ese inmenso potencial que son ustedes mismos. El interior de un huevo de ave es solo líquido. Nadie podría, con solo mirarlo, pensar que todo eso se convertirá en un pájaro. Pero, cuando el huevo recibe el calor de la madre, comienza, lentamente, una gran transformación en su interior: se van formando el pico, los ojos y las alas; hasta que, finalmente, el cascarón se rompe, y un hermoso pájaro asoma al mundo, despliega sus alas y se remonta por el cielo infinito.
Ueda: Creo que es cierto que, durante la adolescencia, somos todavía como el huevo de ese pájaro, y que la mayoría de nosotros no tiene una idea clara de lo que puede llegar a ser.
Presidente Ikeda: Pues bien, lo mismo podemos decir sobre la individualidad. Cuando somos jóvenes, nos cuesta comprender cabalmente qué quiere decir eso; es natural que así sea. De hecho, hay mucha gente joven que alardea acerca de su pretendida individualidad, cuando lo que está haciendo, simplemente, es imitar a otros, “tomar prestada” su imagen.
Goethe afirmó en una ocasión que los jóvenes eran como fontanas. Las fontanas arrojan el agua que toman de fuentes adyacentes y la hacen circular por sus conductos, pero no tienen una fuente de agua propia como los manantiales. De la misma manera, los jóvenes incorporan las ideas y las modas que se imponen en su época, pero se convencen de que es su propio estilo y son sus propias ideas, y sienten que todo eso es una manifestación de su individualidad.
Kimura: Entonces, necesitamos tiempo para desarrollarnos, establecer nuestra identidad y hacer que surja nuestro verdadero potencial.
Presidente Ikeda: Así es. Fue Nichiren Daishonin quien dijo que el daimoku es el ave madre que nos da su calor e incuba el huevo del potencial del hombre. Cuando hablamos de un buda, de alguien que manifiesta su Budeidad, estamos hablando de un ser humano que ha desarrollado su individualidad de la manera más excelsa que se pueda concebir, de alguien que ha logrado una realización personal que le permite expresar su potencial de manera absoluta; estamos hablando de una persona que ha hecho su revolución humana.
La realización del daimoku se puede comparar con las flores —del cerezo, el ciruelo, el melocotonero y el albaricoquero— que abren sus pétalos hacia el sol o hienden la vasta tierra, dadora de vida, con sus raíces.
Ahora bien, en cuanto a la confianza en uno mismo, eso es algo que se adquiere después de un arduo trabajo y un gran esfuerzo. No deben caer en la ilusión de que podrán lograrlo si no ponen ese enorme empeño. Aquellos que se comprometen con el mayor ahínco y se desafían para alcanzar un objetivo, de acuerdo con sus propias características; aquellos que caen y se levantan todas las veces que sea necesario, sin desmayos, son los que podrán conquistar una inconmovible fe en sí mismos. Y esa fe es sinónimo de voluntad invencible. No pueden tener una verdadera confianza en su propio potencial, si, cada vez que se comparan con los demás, terminan poniendo en duda su capacidad. Si se pasan toda la vida juzgándose según el modelo de los demás, lo único que lograrán es precipitarse, llenos de frustración, en un callejón sin salida.
Ueda: Creo, entonces, que el secreto está en ser fieles a nuestra propia naturaleza y tener confianza en nosotros mismos. Pero se necesita un gran coraje para eso, ¿verdad?
Presidente Ikeda: Por cierto que sí. La juventud es la etapa en que el hombre se descubre a sí mismo. El conocido novelista japonés, Soseki Natsume (1867-1916) también emprendió la travesía hacia lo más profundo de su identidad. Como tenía un verdadero interés por la literatura inglesa, se fue a estudiar a Londres. Allí, experimentó una conmoción tan grande ante la cultura de ese país, que se sintió invadido por una sensación de inferioridad indescriptible y llegó, incluso, a sufrir de neurastenia. Después de un largo período de tormento interior y de reflexión, llegó, finalmente, a responder la pregunta que lo estaba mortificando tanto: “¿Qué es la Literatura?”. Se dio cuenta de que la única salida que tenía para lograr la definición de su interrogante era el esfuerzo personal. Reconoció, por fin, que se había dejado arrastrar demasiado por los demás y decidió, a partir de entonces, escuchar su propia voz y ser, simplemente, él mismo.
Tiempo después, Soseki habló de esta manera a los jóvenes: “‘¡Este es el camino que he de transitar! ¡Por fin lo he encontrado!’. Cuando puedan exclamar algo así, desde el fondo de su ser, su corazón encontrará, por primera vez, verdadero sosiego. Y junto con ese clamor, surgirá desde lo más profundo, una sólida confianza en ustedes mismos”.
Ustedes son jóvenes. Pongan de manifiesto su independencia de criterio, acepten un desafío, cualquier desafío, y láncense osadamente, con toda su vida, a concretarlo.
Cuando nos observamos en el espejo de los demás
Kimura: Me parece que, en el proceso de encontrar nuestra propia identidad, es importante escuchar la opinión de los demás, porque, a veces, es bastante difícil ser objetivos.
Presidente Ikeda: Eso es muy cierto. Hay momentos en que ustedes creen que son de una manera, mientras que la gente que los rodea piensa exactamente lo contrario. Los demás son capaces de ver algunos aspectos que ustedes no pueden percibir claramente. Es como no poder ver su propia imagen, si no tienen un espejo; las personas que están a su alrededor pueden ser ese espejo, que les permite mirarse: por ejemplo, sus amigos y sus padres, quienes a veces se dan cuenta de ciertas cosas mejor que ustedes.
Las observaciones de esas personas pueden ser muy útiles para que ustedes corrijan ciertas actitudes que tienen que ver con su individualidad. La educación que les imparten, los consejos, advertencias e, incluso, una que otra reprimenda que puedan recibir, son la oportunidad de encaminarlos de manera constructiva por el sendero correcto. De modo que, cuando se niegan a prestar atención a las recomendaciones que les hacen y actúan únicamente según su propio criterio, no están, de ninguna manera, haciendo una demostración de individualidad. Solo están siendo obstinados, y eso no los ayudará en absoluto.
Piensen que incluso la gente más célebre recibe, a veces, los retos y las observaciones de sus familiares. ¡Y no me cabe duda de que sus padres, más de una vez, también se hacen mutuamente ciertas advertencias! Esto quiere decir que, más allá de cuán influyente o importante pueda ser una persona, siempre deberá aceptar consejos y sugerencias de los demás.
Cuando alguien les señala algún defecto, recuerden que eso es parte del proceso que va forjando su individualidad. Negarse a escuchar un buen consejo no es más que necedad.
* Realmente no les reportará ningún beneficio rebelarse cuando alguien les hace alguna observación; lograr que las cosas sean más difíciles para todos no tiene ningún sentido. Es muy importante que sepan razonar. Por cierto, tener la posibilidad de que otras personas les señalen sus falencias y los ayuden a erradicar de raíz sus malos hábitos se convertirá, a la larga, en un verdadero beneficio para ustedes. Porque si esos hábitos negativos siguen echando raíces, comenzarán, poco a poco, a dañar severamente su vida y a desviarla hacia senderos destructivos.
Ueda: En otras palabras, la individualidad no existe alejada de la gente y de la sociedad, ¿verdad?
Presidente Ikeda: En efecto. La auténtica individualidad significa realizarse plenamente dentro de la sociedad y esforzarse cada vez más por el bien de los demás. Establecemos nuestra propia valía como individuos cuando actuamos dentro de la comunidad y empleamos la sabiduría práctica que hemos adquirido.
Por lo tanto, observar las reglas que establece la sociedad es también una manera de permitir que nuestra individualidad se destaque con su propio brillo. La violación de las reglas acordadas por la sociedad en su conjunto convierten al transgresor en un marginado, que, en consecuencia, se ve impedido de establecer el ámbito propicio para desarrollar su individualidad. Si como estudiantes, ustedes deciden, simplemente por rebeldía, transgredir alguna norma que rige en su escuela, esa actitud indica que se niegan a adaptarse a los requerimientos de la sociedad.
Las personas que han podido cultivar una sólida identidad, siempre están dispuestas a escuchar la opinión de otros, porque poseen firmeza y capacidad. Y del mismo modo, los que se niegan a escuchar lo que dicen los demás, en realidad, son personas débiles.
La importancia del buen ejemplo, los buenos libros y los buenos amigos
Kimura: Quisiera leerles una parte de otra carta, donde un estudiante dice lo siguiente: “Quiero ser yo mismo, pero al final de cuentas, siempre termino imitando a alguien a quien admiro, alguien que representa un ideal. Me pregunto si eso está bien”.
Presidente Ikeda: Es imposible forjar nuestra individualidad sin aprender de otras personas, del mismo modo en que es difícil correr una carrera si el cuerpo no ingiere alimentos nutritivos que le den energía.
Es un hecho ampliamente aceptado que el aprendizaje comienza a partir de la imitación. Los niños aprenden a vivir y a comportarse observando e imitando a sus padres. Y sucede exactamente lo mismo en el reino animal. Los grandes hombres y mujeres de nuestra historia, las personas más excelentes, la gente de acción, han desarrollado una individualidad sobresaliente emulando a otros y aprendiendo de ellos. Por eso es tan importante leer la biografía de personas excepcionales. ¡Aprenderán muchísimo de ellas! En cambio, dedicarse a libros donde lo único que se puede encontrar es bajeza e ideas negativas, solo logrará hacerlos muy infelices.
Nichiren Daishonin cita el siguiente pasaje del Sutra del Nirvana: “¡Bodhisattvas, no temáis la estampida de elefantes ebrios y enloquecidos. A lo que, sí, debéis temer es a las malas influencias! Si os mata un elefante furioso, no caeréis en los malos caminos. Pero si un mal amigo causa vuestra muerte, sin falta acabaréis en el [estado de] Infierno”.
Los estímulos positivos que reciben contribuyen al óptimo desarrollo de su individualidad. Esta se consolida a través de la educación, el ámbito familiar y el propio esfuerzo; pero, fundamentalmente, el desarrollo depende de la conciencia de cada uno. Por eso es tan importante leer buenos libros y tener excelentes amigos.
La juventud es una época en la que todavía uno no está del todo seguro de cuál es el mejor camino para emprender; no sabe a ciencia cierta qué es lo que lo puede beneficiar y qué, no. Por esa misma razón, si pueden desarrollar un genuino interés por la vida y por los logros de individuos admirables, comenzarán a vislumbrar ese sendero que les gustaría transitar. De la misma manera, la verdadera imagen de cada uno empezará a perfilarse ante sus ojos, e irán adquiriendo una clara noción de quiénes son.
Solo nuestro espíritu y corazón determinan nuestro valor como personas
Presidente Ikeda: En cualquier caso, es importante que recuerden que el valor que ustedes tienen como personas no está determinado por su profesión. La posición económica, el reconocimiento de los demás o su capacidad académica tampoco tienen nada que ver con ello. Lo que cuenta es cuán duro han luchado a lo largo del camino elegido, cuántos logros han concretado, con cuánta devoción han dedicado toda su capacidad a su objetivo primordial. Solo su espíritu de entrega y su sinceridad determinan el genuino valor que tienen como personas. Por ese motivo, nuestra individualidad es el verdadero cimiento que nos permite convertirnos en seres humanos que llevan una vida plena de dignidad y de sentido.
El dinero que tenemos se acaba, y las cosas materiales perecen; por ende, no tienen la capacidad de enriquecer nuestro ser de manera real y perdurable. En cambio, cuanto más cultiven su individualidad innata, más pletórica se torna; y se enriquece más y más, en la medida que la empleen y la pongan de manifiesto. Nuestra riqueza interna jamás mengua o desaparece. ¡He ahí el deslumbrante tesoro que cada uno posee en su interior! Y la vida no es más que la lucha por hacer que esa joya invalorable se muestre con todo su esplendor.
El triunfo o el fracaso de su existencia no están determinados por los logros o las calificaciones que ustedes obtienen en la escuela. Conquistar una auténtica victoria en la vida significa seguir puliendo incansablemente la inigualable gema de su potencial único, a medida que se aventuran por el camino de la existencia y la hacen brillar con un resplandor supremo, sin par.