LAS REUNIONES DE DIALOGO
El diálogo, la interacción y el intercambio de ideas han sido siempre cruciales en el proceso de lograr una comprensión profunda del budismo.
Las reuniones grandes pueden ser un modo efectivo de transmitir información; del mismo modo, los materiales impresos y otros medios de comunicación son fuentes valiosas de conocimiento y de inspiración. Sin embargo, en esos casos, se corre el riesgo de mantener una comunicación unilateral. Cuando esto ocurre dentro de un movimiento religioso, pese a las mejores intenciones, puede generar una sensación de jerarquía, que separa a los que "enseñan" de los que "aprenden".
Eso causa una relación de dependencia, que limita el criterio individual. Si la verdadera misión de una religión es que las personas disfruten de la mayor felicidad es fundamental que se evite tal situación.
El diálogo en grupos pequeños brinda a los participantes la oportunidad de hacer preguntas, manifestarse y resolver inquietudes. Se trata de un proceso de aprendizaje compartido que avanza a un ritmo cómodo para los participantes.
Desde la perspectiva del humanismo budista, la verdad no es privativa de un individuo o de un grupo selecto. Por el contrario, es algo a lo que todas las personas tienen acceso. La verdad, que se descubre cuando entablamos relaciones responsables con nuestros congéneres, se comparte y se transmite mediante una vasta red que conecta el corazón de las personas. Tal interacción, basada en la igualdad, es el crisol en el que se forja nuestra humanidad.
Nichiren (1222-1282), el reformador budista cuyas enseñanzas son la base fundamental de las actividades de la SGI, otorgó un gran valor a esta forma de diálogo y de estudio. Según sus escritos, sus discípulos se congregaban con regularidad para estudiar una profusa variedad de textos budistas. Nichiren consideraba que esos diálogos eran cruciales para la correcta transmisión de su pensamiento.
En una carta que escribió en medio de las severas persecuciones que se abatían sobre él, expresa: "Deseo que todos los sinceros creyentes se reúnan y lean esta carta juntos, a modo de aliento". (1)
Las reuniones de diálogo en pequeños grupos han sido el cimiento de la Soka Gakkai desde la década de 1930. El fundador y primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, viajó por todo el Japón para acudir a tales encuentros; durante los dos últimos años de su vida, asistió a unas doscientos cuarenta reuniones de diálogo, a pesar de que las autoridades militares del Japón de entonces imponían severas restricciones a la libertad de credo.
En la actualidad, las reuniones de diálogo de la SGI se llevan a cabo en todos los rincones del globo, por lo general, una vez por mes. En la mayoría de los casos, se realizan en hogares que se ofrecen voluntariamente, adonde concurren hombres, mujeres, niños y ancianos provenientes de los ámbitos más diversos.
En general, a realizar las reuniones se tiene en cuenta la distribución geográfica de las personas, con el fin de propiciar el desarrollo de relaciones entre la gente, sobre todo, en áreas urbanas donde van desapareciendo los lazos comunitarios o donde la gente vive años sin conocer a sus vecinos.
Gracias a que las reuniones de diálogo de la SGI están abiertas a la sociedad, se congregan en ellas personas que, de otra manera, no se hubiesen conocido, ya que la sociedad traza líneas divisorias entre los individuos, a veces evidentes y otras invisibles.
En los encuentros de la SGI, todos, hasta los niños y aquellos que no tienen la facilidad para hablar en público, son invitados a compartir comentarios o impresiones.
Asimismo, durante las reuniones, los participantes comparten sus experiencias en la fe y cuentan cómo su vida cambió a través de la práctica budista. Estas experiencias son un importante elemento de las reuniones de diálogo.
Nada podría ser más alentador para una persona que enfrenta problemas que contar con el ejemplo de otras que han superado victoriosamente los desafíos. Las reuniones de diálogo resultan óptimas cuando existe una atmósfera de aliento mutuo y de buen ánimo.
El estudio de las enseñanzas budistas es otra parte importante del encuentro. A veces, de manera individual o grupal, se expone un tema sobre diversos conceptos budistas, y luego todos intercambian ideas sobre lo expuesto. Los invitados e interesados en aprender más del budismo son alentados también a hacer comentarios y preguntas.
El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, aseveró respecto de las actuales reuniones de diálogo, que la cultura de las personas comunes llenas de vida y fortaleza se manifestaba en la conexión mutua que la gente establecía con su voz, en el encuentro entre personas en su más pura humanidad, en el contacto de una vida con otra vida.
La sociedad moderna estaba inundada de información vacía e insensible, argumentó, razón por la cual el lenguaje vivo y las voces con que se comunicaban realmente las personas podían contribuir decisivamente a mejorar la sociedad.
[Basado en un artículo publicado en la edición de abril de 2007 de la revista SGI Quarterly.]
Nota bibliográfica:
(1) NICHIREN: Gosho zenshu, Soka Gakkai, Tokio, 1991, pág. 961.
Las reuniones grandes pueden ser un modo efectivo de transmitir información; del mismo modo, los materiales impresos y otros medios de comunicación son fuentes valiosas de conocimiento y de inspiración. Sin embargo, en esos casos, se corre el riesgo de mantener una comunicación unilateral. Cuando esto ocurre dentro de un movimiento religioso, pese a las mejores intenciones, puede generar una sensación de jerarquía, que separa a los que "enseñan" de los que "aprenden".
Eso causa una relación de dependencia, que limita el criterio individual. Si la verdadera misión de una religión es que las personas disfruten de la mayor felicidad es fundamental que se evite tal situación.
El diálogo en grupos pequeños brinda a los participantes la oportunidad de hacer preguntas, manifestarse y resolver inquietudes. Se trata de un proceso de aprendizaje compartido que avanza a un ritmo cómodo para los participantes.
Desde la perspectiva del humanismo budista, la verdad no es privativa de un individuo o de un grupo selecto. Por el contrario, es algo a lo que todas las personas tienen acceso. La verdad, que se descubre cuando entablamos relaciones responsables con nuestros congéneres, se comparte y se transmite mediante una vasta red que conecta el corazón de las personas. Tal interacción, basada en la igualdad, es el crisol en el que se forja nuestra humanidad.
Nichiren (1222-1282), el reformador budista cuyas enseñanzas son la base fundamental de las actividades de la SGI, otorgó un gran valor a esta forma de diálogo y de estudio. Según sus escritos, sus discípulos se congregaban con regularidad para estudiar una profusa variedad de textos budistas. Nichiren consideraba que esos diálogos eran cruciales para la correcta transmisión de su pensamiento.
En una carta que escribió en medio de las severas persecuciones que se abatían sobre él, expresa: "Deseo que todos los sinceros creyentes se reúnan y lean esta carta juntos, a modo de aliento". (1)
Las reuniones de diálogo en pequeños grupos han sido el cimiento de la Soka Gakkai desde la década de 1930. El fundador y primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, viajó por todo el Japón para acudir a tales encuentros; durante los dos últimos años de su vida, asistió a unas doscientos cuarenta reuniones de diálogo, a pesar de que las autoridades militares del Japón de entonces imponían severas restricciones a la libertad de credo.
En la actualidad, las reuniones de diálogo de la SGI se llevan a cabo en todos los rincones del globo, por lo general, una vez por mes. En la mayoría de los casos, se realizan en hogares que se ofrecen voluntariamente, adonde concurren hombres, mujeres, niños y ancianos provenientes de los ámbitos más diversos.
En general, a realizar las reuniones se tiene en cuenta la distribución geográfica de las personas, con el fin de propiciar el desarrollo de relaciones entre la gente, sobre todo, en áreas urbanas donde van desapareciendo los lazos comunitarios o donde la gente vive años sin conocer a sus vecinos.
Gracias a que las reuniones de diálogo de la SGI están abiertas a la sociedad, se congregan en ellas personas que, de otra manera, no se hubiesen conocido, ya que la sociedad traza líneas divisorias entre los individuos, a veces evidentes y otras invisibles.
En los encuentros de la SGI, todos, hasta los niños y aquellos que no tienen la facilidad para hablar en público, son invitados a compartir comentarios o impresiones.
Asimismo, durante las reuniones, los participantes comparten sus experiencias en la fe y cuentan cómo su vida cambió a través de la práctica budista. Estas experiencias son un importante elemento de las reuniones de diálogo.
Nada podría ser más alentador para una persona que enfrenta problemas que contar con el ejemplo de otras que han superado victoriosamente los desafíos. Las reuniones de diálogo resultan óptimas cuando existe una atmósfera de aliento mutuo y de buen ánimo.
El estudio de las enseñanzas budistas es otra parte importante del encuentro. A veces, de manera individual o grupal, se expone un tema sobre diversos conceptos budistas, y luego todos intercambian ideas sobre lo expuesto. Los invitados e interesados en aprender más del budismo son alentados también a hacer comentarios y preguntas.
El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, aseveró respecto de las actuales reuniones de diálogo, que la cultura de las personas comunes llenas de vida y fortaleza se manifestaba en la conexión mutua que la gente establecía con su voz, en el encuentro entre personas en su más pura humanidad, en el contacto de una vida con otra vida.
La sociedad moderna estaba inundada de información vacía e insensible, argumentó, razón por la cual el lenguaje vivo y las voces con que se comunicaban realmente las personas podían contribuir decisivamente a mejorar la sociedad.
[Basado en un artículo publicado en la edición de abril de 2007 de la revista SGI Quarterly.]
Nota bibliográfica:
(1) NICHIREN: Gosho zenshu, Soka Gakkai, Tokio, 1991, pág. 961.