“APRENDAMOS DEL GOSHO: LAS ENSEÑANZAS PARA LOGRAR LA VICTORIA”. De las disertaciones del Presidente Daisaku Ikeda. Parte 2.
Temas desarrollados: LAS TRES CLASES DE TESOROS. UN PROCEDER IMBUIDO DE RESPETO A LOS DEMÁS.
“LAS TRES CLASES DE TESOROS”.
La expresión de su rostro delata con elocuencia un temperamento irascible. Pero sepa que las funciones celestiales no protegerán a una persona de mal carácter, ni aun considerándola alguien muy importante. Si a usted lo matan, aun cuando pueda lograr la Budeidad, nosotros sentiremos un terrible desconsuelo, pero sus enemigos estarán encantados. Y esto sería en verdad lamentable.(1)
No hay forma de saber si Kingo tenía todo el tiempo el aspecto de una persona iracunda, o si a causa de las tribulaciones que padecía en ese período, en ese momento su rostro había cobrado una expresión tensa y dura. Sea como fuere, la descripción del Daishonin probablemente haya captado un aspecto clave del temperamento de este discípulo. Kingo tendía a ser muy frontal y directo, y se manejaba con un sentido tajante de lo correcto y lo incorrecto. Pero esto, a veces, podía ser una desventaja. Por eso, el Daishonin le dice sin vueltas: «Las funciones celestiales no protegerán a una persona de mal carácter».(3)
Desde luego, en lo que concierne a la Budeidad, no hay ningún tipo de discriminación en torno a la personalidad de la gente. Cualquier tipo de carácter puede brillar y resplandecer si es iluminado por la Ley Mística. Nuestro movimiento por el kosen-rufu puede adquirir un desarrollo perfecto y armonioso utilizando a pleno la singularidad única y valiosa de cada miembro.
Sin embargo, podemos inferir que, en esta parte, el Daishonin deliberadamente adopta un tono severo para disipar la ignorancia o la oscuridad innata de Kingo. La ignorancia da origen a impulsos oscuros, y alimenta las tendencias negativas. Todos tenemos aspectos de nuestra revolución humana en los cuales necesitamos desafiarnos en transformar. Lo importante es que confrontemos el defecto más notable de nuestra vida y que nos esforcemos por lograr un desarrollo y un crecimiento positivos. A través de estos esfuerzos reiterados y de este desafío permanente por avanzar, podemos crecer en la fe y elevar nuestro estado de vida.
A veces, los maestros budistas dan a sus discípulos estricta orientación en su deseo de que desplieguen su inmenso potencial. Esto se debe a que los maestros genuinos atesoran y valoran a sus sucesores. A menudo, su severidad tiene el propósito de desmantelar las tendencias negativas o funciones demoníacas en la vida de un discípulo.
En el caso de Shijo Kingo, existía el peligro real de que su temperamento volcánico pusiera en segundo plano sus muchas virtudes y agravara la situación. Las personas, arrebatadas por sus propias ideas sobre lo que está bien y lo que está mal, a menudo olvidan tener en cuenta los sentimientos de los demás, y provocan fricciones y resentimientos. El Daishonin temía que si esto llegaba a sucederle a Shijo Kingo, obrase como una hendija por la cual se filtraran las funciones destructivas. Por eso le habla sin atenuantes.
Además, el Daishonin señala que si Kingo se enemistaba con alguien y, como resultado de ello, perdía la vida, sus oponentes se alegrarían mucho, pero los compañeros practicantes de la Ley Mística se sentirían embargados de dolor. Aquí, el Daishonin enseña a Kingo que su victoria no sólo se limita a su propia persona, sino que tiene relación directa con el triunfo de toda la comunidad de seguidores del Daishonin. En consecuencia, le aconseja que extreme su cautela y que tome toda clase de precauciones para preservar su seguridad.
UN PROCEDER IMBUIDO DE RESPETO A LOS DEMÁS
Pese a todo, como usted es irascible por naturaleza, tal vez no quiera tener en cuenta mi consejo. En ese caso, salvarlo quedará fuera del poder de mis oraciones.
Su propio hermano mayor y [el sacerdote] Ryuzo-bo conspiraron para hacerle daño. Pero, gracias a la intervención de las deidades celestiales, las cosas terminaron desarrollándose como usted deseaba. ¿Cómo se atreve, enton¬ces, a contradecir el deseo de las deidades celestiales justo en este momento? […] Debe hablar con estos cuatro hombres sin demora, y mantenerme informado de la situación. Entonces, oraré con fervor a las deidades para que lo protejan.(4)
El Daishonin, luego de sugerir varios cursos de acción, regresa a su tema anterior: «Pese a todo, como usted es irascible por naturaleza, tal vez no quiera tener en cuenta mi consejo. En ese caso, salvarlo quedará fuera del poder de mis oraciones».(5)
A lo largo de sus escritos, el Daishonin señala que si él y sus discípulos no están unidos en torno a un mismo propósito y a una misma postura, no podrán concretar sus aspiraciones, sus metas y sus oraciones. Probablemente, ningún otro seguidor haya puesto su vida en riesgo para proteger al Daishonin en la medida en que lo hizo Shijo Kingo. Pero si cedía a su tendencia y actuaba impulsivamente, olvidando el compromiso de obrar en inseparabilidad con su mentor, terminaría fracasando, gobernado por sus pasiones destructivas. En ese caso, dice el Daishonin, no podría salvarlo ni aun orando fervientemente por él.
Estoy seguro de que las reiteradas advertencias del Daishonin acerca de controlar su temperamento irascible habrán provocado una seria reflexión en Shijo Kingo. Y nótese algo especial: hace hincapié en esto inmediatamente después de aconsejarle que mantenga buen trato con los guardianes nocturnos. Esto nos permite inferir que el cimiento esencial de la práctica budista yace en la sólida unión entre los practicantes y en el compromiso mancomunado de maestro y discípulo. No es exagerado decir que sin esta base firme, la corriente del kosen-rufu se detendría tarde o temprano.
A continuación, habiendo aconsejado a Shijo Kingo que se lleve bien con los guardianes nocturnos, el Daishonin escribe: «Debe hablar con estos cuatro hombres sin demora, y mantenerme informado de la situación. Entonces, oraré con fervor a las deidades para que lo protejan».
Este es un punto clave para dar orientación individual. El proceso no termina una vez que se imparte el aliento y la guía. La persona que orienta en la fe debe seguir orando con alma y vida por la felicidad de esa persona. Aquí vemos que el Daishonin hacía precisamente eso.
La Soka Gakkai está consagrada a dar orientación en forma responsable. Si vamos a alentar a un miembro en forma individual, es importante no sólo que tratemos de impartirle el aliento más sincero y las guías más claras, sino que, además, le hagamos saber que estaremos luchando a su lado, como formando un equipo, por así decirlo. También debemos seguir orando hasta que la persona experimente un resultado positivo o un cambio. Porque hemos avanzado con esta actitud, la Soka Gakkai se ha convertido en la organización tan grande que es hoy.
Shijo Kingo había sufrido muchos problemas: había perdido el favor de su amo; había sido calumniado, víctima de rumores falsos y de ataques por parte de sus colegas; su hermano mayor lo había traicionado; tenía una relación de discordia con sus hermanos menores, y mantenía vínculos tensos con varios compañeros de fe. Cada una de estas situaciones preocupaba al Daishonin, y por eso le daba consejos cabales indicándole la forma de resolver cada una de ellas. A juzgar por esta carta, vemos cuánto apreciaba el Daishonin a Shijo Kingo, con qué minuciosidad y afecto lo guiaba y lo apoyaba, más incluso que si fuera un integrante de su propia familia.
NOTA
1. END, pág. 890.
2. Ib.
3. Ib., pág. 891.
4. Ib.
5. END, pág. 891.
“LAS TRES CLASES DE TESOROS”.
La expresión de su rostro delata con elocuencia un temperamento irascible. Pero sepa que las funciones celestiales no protegerán a una persona de mal carácter, ni aun considerándola alguien muy importante. Si a usted lo matan, aun cuando pueda lograr la Budeidad, nosotros sentiremos un terrible desconsuelo, pero sus enemigos estarán encantados. Y esto sería en verdad lamentable.(1)
No hay forma de saber si Kingo tenía todo el tiempo el aspecto de una persona iracunda, o si a causa de las tribulaciones que padecía en ese período, en ese momento su rostro había cobrado una expresión tensa y dura. Sea como fuere, la descripción del Daishonin probablemente haya captado un aspecto clave del temperamento de este discípulo. Kingo tendía a ser muy frontal y directo, y se manejaba con un sentido tajante de lo correcto y lo incorrecto. Pero esto, a veces, podía ser una desventaja. Por eso, el Daishonin le dice sin vueltas: «Las funciones celestiales no protegerán a una persona de mal carácter».(3)
Desde luego, en lo que concierne a la Budeidad, no hay ningún tipo de discriminación en torno a la personalidad de la gente. Cualquier tipo de carácter puede brillar y resplandecer si es iluminado por la Ley Mística. Nuestro movimiento por el kosen-rufu puede adquirir un desarrollo perfecto y armonioso utilizando a pleno la singularidad única y valiosa de cada miembro.
Sin embargo, podemos inferir que, en esta parte, el Daishonin deliberadamente adopta un tono severo para disipar la ignorancia o la oscuridad innata de Kingo. La ignorancia da origen a impulsos oscuros, y alimenta las tendencias negativas. Todos tenemos aspectos de nuestra revolución humana en los cuales necesitamos desafiarnos en transformar. Lo importante es que confrontemos el defecto más notable de nuestra vida y que nos esforcemos por lograr un desarrollo y un crecimiento positivos. A través de estos esfuerzos reiterados y de este desafío permanente por avanzar, podemos crecer en la fe y elevar nuestro estado de vida.
A veces, los maestros budistas dan a sus discípulos estricta orientación en su deseo de que desplieguen su inmenso potencial. Esto se debe a que los maestros genuinos atesoran y valoran a sus sucesores. A menudo, su severidad tiene el propósito de desmantelar las tendencias negativas o funciones demoníacas en la vida de un discípulo.
En el caso de Shijo Kingo, existía el peligro real de que su temperamento volcánico pusiera en segundo plano sus muchas virtudes y agravara la situación. Las personas, arrebatadas por sus propias ideas sobre lo que está bien y lo que está mal, a menudo olvidan tener en cuenta los sentimientos de los demás, y provocan fricciones y resentimientos. El Daishonin temía que si esto llegaba a sucederle a Shijo Kingo, obrase como una hendija por la cual se filtraran las funciones destructivas. Por eso le habla sin atenuantes.
Además, el Daishonin señala que si Kingo se enemistaba con alguien y, como resultado de ello, perdía la vida, sus oponentes se alegrarían mucho, pero los compañeros practicantes de la Ley Mística se sentirían embargados de dolor. Aquí, el Daishonin enseña a Kingo que su victoria no sólo se limita a su propia persona, sino que tiene relación directa con el triunfo de toda la comunidad de seguidores del Daishonin. En consecuencia, le aconseja que extreme su cautela y que tome toda clase de precauciones para preservar su seguridad.
UN PROCEDER IMBUIDO DE RESPETO A LOS DEMÁS
Pese a todo, como usted es irascible por naturaleza, tal vez no quiera tener en cuenta mi consejo. En ese caso, salvarlo quedará fuera del poder de mis oraciones.
Su propio hermano mayor y [el sacerdote] Ryuzo-bo conspiraron para hacerle daño. Pero, gracias a la intervención de las deidades celestiales, las cosas terminaron desarrollándose como usted deseaba. ¿Cómo se atreve, enton¬ces, a contradecir el deseo de las deidades celestiales justo en este momento? […] Debe hablar con estos cuatro hombres sin demora, y mantenerme informado de la situación. Entonces, oraré con fervor a las deidades para que lo protejan.(4)
El Daishonin, luego de sugerir varios cursos de acción, regresa a su tema anterior: «Pese a todo, como usted es irascible por naturaleza, tal vez no quiera tener en cuenta mi consejo. En ese caso, salvarlo quedará fuera del poder de mis oraciones».(5)
A lo largo de sus escritos, el Daishonin señala que si él y sus discípulos no están unidos en torno a un mismo propósito y a una misma postura, no podrán concretar sus aspiraciones, sus metas y sus oraciones. Probablemente, ningún otro seguidor haya puesto su vida en riesgo para proteger al Daishonin en la medida en que lo hizo Shijo Kingo. Pero si cedía a su tendencia y actuaba impulsivamente, olvidando el compromiso de obrar en inseparabilidad con su mentor, terminaría fracasando, gobernado por sus pasiones destructivas. En ese caso, dice el Daishonin, no podría salvarlo ni aun orando fervientemente por él.
Estoy seguro de que las reiteradas advertencias del Daishonin acerca de controlar su temperamento irascible habrán provocado una seria reflexión en Shijo Kingo. Y nótese algo especial: hace hincapié en esto inmediatamente después de aconsejarle que mantenga buen trato con los guardianes nocturnos. Esto nos permite inferir que el cimiento esencial de la práctica budista yace en la sólida unión entre los practicantes y en el compromiso mancomunado de maestro y discípulo. No es exagerado decir que sin esta base firme, la corriente del kosen-rufu se detendría tarde o temprano.
A continuación, habiendo aconsejado a Shijo Kingo que se lleve bien con los guardianes nocturnos, el Daishonin escribe: «Debe hablar con estos cuatro hombres sin demora, y mantenerme informado de la situación. Entonces, oraré con fervor a las deidades para que lo protejan».
Este es un punto clave para dar orientación individual. El proceso no termina una vez que se imparte el aliento y la guía. La persona que orienta en la fe debe seguir orando con alma y vida por la felicidad de esa persona. Aquí vemos que el Daishonin hacía precisamente eso.
La Soka Gakkai está consagrada a dar orientación en forma responsable. Si vamos a alentar a un miembro en forma individual, es importante no sólo que tratemos de impartirle el aliento más sincero y las guías más claras, sino que, además, le hagamos saber que estaremos luchando a su lado, como formando un equipo, por así decirlo. También debemos seguir orando hasta que la persona experimente un resultado positivo o un cambio. Porque hemos avanzado con esta actitud, la Soka Gakkai se ha convertido en la organización tan grande que es hoy.
Shijo Kingo había sufrido muchos problemas: había perdido el favor de su amo; había sido calumniado, víctima de rumores falsos y de ataques por parte de sus colegas; su hermano mayor lo había traicionado; tenía una relación de discordia con sus hermanos menores, y mantenía vínculos tensos con varios compañeros de fe. Cada una de estas situaciones preocupaba al Daishonin, y por eso le daba consejos cabales indicándole la forma de resolver cada una de ellas. A juzgar por esta carta, vemos cuánto apreciaba el Daishonin a Shijo Kingo, con qué minuciosidad y afecto lo guiaba y lo apoyaba, más incluso que si fuera un integrante de su propia familia.
NOTA
1. END, pág. 890.
2. Ib.
3. Ib., pág. 891.
4. Ib.
5. END, pág. 891.