Myoho-Rengue-kyo es el título del sutra del Loto. Literalmente quiere decir: “Dedico mi vida a la Ley Mística del Sutra del Loto”. Sin embargo, a pesar de la transparencia de la traducción es extremadamente difícil entender su profundo significado: este puede ser entendido únicamente por Budas, al igual que la fórmula de la relatividad de Einstein puede ser comprendida sólo por físicos. Para lograr esta comprensión es inútil el intelecto, pero si es necesario entonar esta frase y descubrir la naturaleza iluminada dentro de nosotros mismos.
Myoho-Rengue-kyo es el título del Sutra del Loto.
La primera redacción del Sutra del Loto fue en sánscrito, idioma literario de la antigua India donde inicialmente se difundió el texto. El título sánscrito era Saddharmapundarikasutra, literalmente "Sutra de la perfecta Ley del Loto". Cuando el Budismo se propagó en China, todos los sutras fueron poco a poco traducidos al chino clásico, o sea al idioma utilizado en la corte, para el arte y para la administración, y a veces también por la gente común.
La mejor versión del Sutra del Loto en chino clásico, entre aquellas que todavía existen, es obra de Kumarajiva, un gran estudioso que vivió entre el 344 y el 413, casi doscientos años antes de T'ien-t'ai. Sumada a su notable capacidad lingüística, él unía una profunda comprensión de los textos. A él debemos la excelente traducción de un considerable número de escrituras budistas. El titulo que le dio Kumarajiva, en chino clásico, al Sutra del Loto es Miao-fa Lien-hua Ching.
Alrededor del VI siglo, el Budismo se propagó desde la China al Japón, a través de Corea. Durante su difusión, el texto del Sutra del Loto mantuvo la escritura del chino clásico, pero venía pronunciado según la fonética japonesa. Así que su título sonaba como "Myoho-Rengue-kyo". También en este caso se trata de una antigua forma literaria que hasta los modernos japoneses difícilmente pueden comprender.
Literalmente Myoho-Rengue-kyo significa "Ley mística del Sutra del Loto", traducción que se acerca muchísimo al título en sánscrito. El término Nam, que es una contracción del sánscrito namu o namas, significa "devoción", y ha sido antepuesto al título del Sutra del Loto por Nichiren Daishonin. De hecho él afirmaba: <
Una traducción literal de Nam-Myoho-Rengue-kyo podría entonces ser: <
Para aclarar un poco esto, podríamos, a esta altura, comparar algunos aspectos de Nam-Myoho-Rengue-kyo con la fórmula de la teoría de la relatividad de Einstein, E=mc². Esta formula consta de cinco símbolos y significa: “La energía es igual a la masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado”. Hasta un profano podría comprender el significado literal de estas palabras, y a lo mejor podría hasta entender el sentido general de la teoría expresada por los cinco símbolos. Pero, a menos que no posea un gran conocimiento y comprensión de la física (en particular de la atómica), toda la profundidad de su significado se le escapará.
Análogamente, la mayor parte de las personas no pueden percibir plenamente la enorme contribución de la obra de Einstein, que además de comprender la ley, también logró definirla con absoluta precisión en sólo cinco símbolos. Cada uno de estos símbolos representa la cristalización de complejos principios físicos y matemáticos que, a pesar de ser abstractos, mantienen una relación directa con el mundo real. En realidad, formulando la teoría de la relatividad, Einstein no inventó nada, ni los símbolos ni las ideas que ellos trasmiten, mas bien llegó a una profunda comprensión de la relación entre los preexistentes principios sobre los fenómenos fundamentales del universo: energía, materia, luz y tiempo.
Regresamos ahora a Nam-Myoho-Rengue-kyo. Cada sílaba de esta fórmula corresponde a un singular carácter chino o sánscrito, y la frase completa está formada por un total de siete caracteres (recordemos que Nam es una contracción verbal de la forma namu). Dejemos atrás, por los momentos, el término Nam y examinemos un poco mas cuidadosamente los cinco caracteres de Nam-Myoho-remgue-kyo.
Hemos dicho que Myoho-Rengue-kyo es el título, o Daimoku (invocación), del Sutra del Loto. Hay que recordar también que en la literatura budista el título de cada sutra, o tratado, es muy importante, ya que expresa la enseñanza contenida en el interior del texto. Para explicar este concepto Nichiren Daishonin utiliza el ejemplo de la palabra "Japón": El espíritu de una persona alta como de cinco o seis shaku, puede mostrarse con claridad en su rostro, que mide un solo shaku, y en su rostro puede aparecer justamente en los ojos, que miden un solo sun.
En la palabra Japón está incluido todo aquello que se encuentra en las sesenta y seis provincias: todas las personas y los animales, los arrozales y los otros sembradíos, los pobres y los ricos, los nobles y las personas comunes, los siete tipos de gemas y todos los demás tesoros. De la misma manera, en el Daimoku, Nam-Myoho-Rengue-kyo, está contenido el Sutra entero, que consta de todos los 8 volúmenes, de los 28 capítulos y de los 69.384 caracteres, sin excepción. Por esa razón, Po-chu-i afirmó que el título es al sutra como los ojos son al Buda (Las escrituras de Nichiren Daishonin, vol. IV, p. 238).
Podemos juzgar aún mejor la enorme importancia del título del Sutra del Loto si consideramos que T'ien-t'ai dedicó la primera de sus mayores obras, el significado profundo del Sutra del Loto (Hokke gengi), a explicar el significado de los cincos caracteres de Myoho-Rengue-kyo. En parte, eso es debido al hecho de que la escritura china es extremadamente concisa, y que cada uno de sus caracteres puede contener varios significados, además, con diferentes matices. Si embargo no se trata sólo de esto. Al igual que en la fórmula de Einstein, los símbolos de cada uno de los cinco caracteres de Nam-Myoho-Rengue-kyo son considerados singularmente, como la expresión de un profundo y complejo aspecto de la vida. Todos juntos expresan una relación aun más universal que la teoría de Einstein: la relación entre la vida misma y todo el universo.
Nichiren Daishonin afirma: “Myoho-Rengue-kyo es el rey de los sutras, sin errores tanto en las letras como en la teoría. Sus palabras son la realidad de la vida y la realidad de la vida es la ley mística (Myoho). Es llamada Ley mística porque explica la relación de mutua compenetración entre la vida y todos los fenómenos. Es esta la razón para la cual este sutra es la sabiduría de todos los Budas” (Las escrituras de Nichiren Daishonin, vol. IV, p.3).
Una vez más, es “difícil comprender y creer” en esta extraordinaria afirmación del Daishonin. Cuando tratamos de analizarla y de evaluarla nos damos cuenta de no ser capaces, justo como el profano que pretende juzgar si la ecuación de E=mc² es verdaderamente la correcta. Como afirma el mismo Sutra del Loto, esta Ley “puede ser entendida y compartida sólo por Budas”, exactamente como la formula E=mc² puede ser comprendida y compartida sólo por científicos. Por consecuencia se podría deducir que, ya que esta Ley puede ser utilizada sólo por "expertos", o sea por Budas, aquellos que no sean "expertos" no podrían ni siquiera tratar de comprenderla.
Sin embargo Nichiren Daishonin afirma con convicción que cualquiera puede llegar a comprender esta Ley mística. En este caso no se necesita un particular nivel intelectual, mas bien, como él escribe: “Si quieres liberarte del sufrimiento de nacer y morir que has venido soportando a lo largo de la eternidad y lograr sin duda alguna la suprema iluminación en esta existencia, debes percibir la verdad mística que siempre ha existido en la vida de los seres humanos. Esta verdad es Myoho-Rengue-kyo. Por ende, invocar Myoho-Rengue-kyo te permitirá captar la verdad mística en tu interior” (Las escritura de Nichiren Daishonin, vol., IV, p. 3).
Es importante entender que en este contexto el adjetivo "místico" no significa "mágico", así como tampoco implica ambigüedades intelectuales. Se trata más bien de definir una verdad que, si bien es absolutamente real, se escapa de las categorías de la lógica y de los límites de la expresión verbal. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con el concepto de Ku, o sea aquella condición que no es ni existencia ni no-existencia, cuya comprensión sobrepasa los límites de la razón. Probablemente la música, entre los elementos que pertenecen a la vida diaria, nos procura experiencias que podríamos definir "místicas".
Una pieza musical puede despertar emociones muy diferentes y complejas, y por esta razón, seguramente cada uno de nosotros tiene su preferida. Puede provocar alegría o lágrimas, calmar o acelerar nuestras pasiones... Cualquiera que sea el efecto, y dejando a un lado las músicas con palabras, resulta imposible justificar racionalmente cómo una serie de sonidos ordenados en una determinada secuencia pueden despertar similares estados de ánimo. Sin embargo, de hecho lo logran. Podemos entonces, decir que, en este sentido, la música es "mística". Sus efectos no se pueden explicar estudiando los diseños en el pentagrama, y tampoco analizando o midiendo los sonidos mientras vibran en el aire. Pensemos, por ejemplo, cuando Beethoven compuso la Sinfonía pastoral, colocando aquellas exactas notas en aquel preciso orden, según una intuición seguramente "mística". Si alguien le hubiese pedido que explicara él por qué las había escrito así, probablemente hubiese contestado, confundido, que esa manera de componer expresaba lo que él sentía dentro de sí y que no podía ser expresado de otra manera.
Entonar Nam-Myoho-Rengue-kyo para “percibir la verdad mística dentro de ti” es una acción que de alguna manera es comparable con aquella de quien toca una pieza musical para experimentar el efecto de una particular música. Las informaciones escritas en la carátula del disco pueden servir para profundizar el conocimiento y la apreciación de la música incluida, sin embargo nada puede sustituir la música misma.
La "verdad mística" de Nam-Myoho-Rengue-kyo sobrepasa los límites del intelecto: una explicación teórica puede ayudar a entender, pero únicamente entonando Nam-Myoho-Rengue-kyo es posible comprenderla en su totalidad. Este principio abarca tanto la "mística" comprensión de Nichiren Daishonin como su suprema misión.