NIKKO SHONIN Y NANJO TOKIMITSU. PERSONAJES BUDISTAS.
Nikko Shonin, oriundo de Minobu, después de viajar por distintos puntos del país siguiendo al Buda, por fin volvió a su zona de la infancia, que conocía como la palma de su mano. Esto, en parte, lo alentó a recorrer cada aldea, para convertir a todos sus familiares y amigos del pasado.
Mientras el Daishonin se encontraba en el monte Minobu, Nikko se la pasaba haciendo viajes relámpago para visitar a los creyentes y alentarlos.
Periódicamente, el Daishonin hacía una especie de reunión de estudio para sacerdotes, donde daba disertaciones orales sobre las enseñanzas. Entonces, cuando llegaba esa fecha, Nikko se trasladaba a Minobu, pues se ocupaba de tomar nota de esas conferencias y recopilarlas. Posteriormente, sus apuntes pasarían a ser el "Ongi Kuden".
Después de estar unos días con el Buda, volvía a viajar para propagar en las zonas, en una' vida de incesantes "viajes al interior del Japón".
Su sinceridad tuvo frutos, pues la gente comenzó a escucharlo con interés y a seguirlo. Hay que tener en cuenta que Nikko era un hombre inteligente y muy preparado. El .Daishonin lo había forjado personalmente desde que el jovencito tenía 13 años. Sabía mucho sobre el budismo y tenla una capacidad de exponer muy notable; en debates y en el diálogo, era inigualable. Y su personalidad impactaba a todos, porque, lejos de ser un monje malcriado o vanidoso, Nikko Shonin era un hombre de trabajo, forjado en la convivencia con la adversidad extrema.
Existen goshos donde el Daishonin cuenta que él y Nikko labraban la tierra y la sembraban a fin de generar su propio alimento. Así que Nikko estaba muy cerca de los sufrimientos de la gente, era de corazón benévolo, serio y sincero. Pero hay que tener en cuenta que, en el Japón de esa época, no había muchos sacerdotes que pudieran hacerle competencia, en ningún sentido, pues en general el nivel de conocimientos y de fe de la mayoría era lamentable.
Lo cierto es que Nikko comenzó a propagar mucho en un templo llamado Shijuku, de la escuela Tendai, donde se registró como sacerdote. El prior, Gon'yo, se dio cuenta de que Nikko era muy elocuente y conseguía convertir a un número alarmante de monjes entre ellos, a Nichiji, quien luego llegaría a ser uno de los seis sacerdotes principales.
Gon'yo empezó a mirarlo con recelo y a seguir sus pasos de cerca, sin ningún agrado. En 1278, sin saber cómo controlar a Nikko, Gon'yo presenta un petitorio a las autoridades, diciendo que ese sacerdote practicaba herejías en el templo y reclamando que fuese expulsado.
Daisaku Ikeda, en una orientación donde analiza detalladamente la persecución de Atsuhara, comenta que el proceder es el mismo en todas las épocas: como Gon'yo no puede vencer a Nikko en el terreno de la verdad y el debate basado en la justicia, como en realidad Gon'yo le tiene miedo a Nikko porque representa toda la sinceridad y la fe que él no tiene, entonces recurre a la conspiración y a la mentira para controlar el avance del bien.
Dice Ikeda, frente a la propagación imparable de la Soka Gakkai; el clero corrupto de hoy vuelve a recurrir a los mismos métodos. (Cabe recordar, allá en el 91, cuántas veces Gakkai invitó a debatir al clero, y ellos una y otra vez rehusaron.) .
Los cargos contra Nikko eran graves y falsos. Cuando el Daishonin se enteró, de inmediato escribió al gobierno en favor de su discípulo, desmintió las acusaciones y propuso hacer un debate religioso para esclarecer el concepto de "herejía". Lo cierto es que nadie le hizo caso, y Gon'yo consiguió lo que deseaba: Nikko fue expulsado del templo
Entonces, éste se instaló en el templo Ryusen ji, sito en la zona de Atsuhara, que también pertenecía a la escuela Tendai, pero con un detalle muy singular: su administrador general, Gyochi, practicaba ardientemente el Nembutsu.
Quien quiera entender esto racionalmente no va a poder; más bien, cabe recordar la tremenda mezcla entre escuelas que existía en aquella época oscura, y recordar que había muy poco rigor doctrinario; la pertenencia al clero era, muchas veces, una forma de asegurarse un buen pasar social y económico, así que las motivaciones de quien entraba en el sacerdocio no siempre eran puras y nobles.
¿Quién era Gyochi? En realidad, esta persona no tenía fe, ni antecedentes en la carrera religiosa como para merecer el cargo de prior que ejercía; estaba muy bien acomodado con las autoridades de allí, todas devotas del Nembutsu. El prior verdadero del templo tuvo que dejar su cargo, por licencia debida a viaje o a enfermedad, lo cierto es que los hechos se acomodaron de tal forma que Gyochi se vio al frente del templo, con el título de prior suplente.
Pero es muy importante recordar esto, pues una y otra vez se verá que Gyochi no razonaba ni actuaba con la lógica de un sacerdote ni con el pensamiento de la fe; en realidad, Gyochi se manejaba con la lógica de la ambición y con las estrategias de la política. Su preocupación no era salvar a las personas del sufrimiento sino acumular una cuota cada vez más grande de poder.
Nikko, por sus cualidades, llamó enseguida la atención de los monjes de ese templo. Empezó a forjar un grupo firme de monjes que comenzaron a invocar Daimoku y a estudiar las enseñanzas del Daishonin. Y estos monjes, a su vez, comenzaron a hacer shakubuku entre la población campesina del lugar.
Durante su estadía en el Ryusen ji, Nikko convirtió a cuatro sacerdotes claves: Nichiben, Nichizen, Nisshu y Mikawa bo Raien. Gyochi se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y repitió el mismo método de Gon’yo, pero con una mayor cuota de perversidad. Llamó a los cuatro y les exigió que firmaran un, documento donde juraban abandonar la fe en el Sutra del Loto y recitar el Nembutsu.
El único que firmó fue Mikawa bo Raien.
A los otros tres los expulsó del templo. Nichiren volvió a su hogar de origen. Los otros dos, Nisshu y Nichiben, sé dedicaron a propagar intensamente bajo la guía de Nikko Shonin.
Para Gyochi, esta situación fue un tremendo fracaso, pues delante de todos los sacerdotes, perdió tres valores humanos que no se dejaron intimidar. Y los tres siguieron luchando fuera del templo.
Por otro lado, en la región estaba Nanjo Tokimitsu, quien a pesar de ser tan joven, estaba propagando apasionadamente la fe.
Y Gyochi estaba consciente de los esfuerzos de Tokimitsu. Así que trazó una estrategia y comenzó a visitar a estos creyentes laicos, para convencerlos de que dejen de practicar y que no frecuenten más a Nanjo. Algunos le hicieron caso, como Ota Chikamasa, Nagasaki Tokitsuna y otros, y sé volvieron secuaces de Gyochi con el único fin de destruir la incipiente organización de creyentes laicos.
Comenzó, entonces un clima social muy feo, de intimidación, represalias y miedo contra los que practicaban esta fe. Una vez que Gyochi consiguió aliados entre la población laica, le fue más fácil.
En abril de 1271, las cosas estaban candentes. Había un concurso de arquería en un templo local, al que concurrió un creyente llamado Shiro. Lo localizaron, lo encerraron y lo hirieron. Esto fue un mensaje a los demás practicantes, para intimidarlos: Si no dejan la fe, ustedes pueden ser los próximos.
En agosto de 1279, lo decapitaron a Yashiro, que era shakubuku de Nisshu, uno de los sacerdotes expulsados.
Septiembre de 1274.
Funcionamiento del sistema de tierras de la época.
El templo tenia tierras propias y tierras que no eran propias pero que quedaban dentro de la jurisdicción o circunscripción que administraba dicho templo. A su vez, habla una gran población campesina que no tenía tierras propias, y que para sobrevivir trabajaba labrando campos ajenos, a cambio de una participación en los granos cosechados.
Una parte de la población campesina de Atsuhara trabajaba labrando los campos que quedaban dentro de la jurisdicción geográfica del templo. Cuando Gyochi expulsó a los monjes, Nisshu y Nichiben se fueron del templo, pero siguieron trabajando unas parcelas de tierra que les pertenecían a ellos, aunque estaban dentro de los límites administrativos del templo. Y en esas parcelas, trabajaban varios campesinos, muchos de los cuales también estaban practicando la fe en el Budismo del Daishonin.
Como Gyochi no sabia de qué manera controlarlos, y ya no los tenla bajo su poder directo en el templo, fue a la comisaría y denunció que un grupo de campesinos estaba cosechando ilegalmente y robándole el arroz plantado en tierras del templo, y que, además, esos campesinos se habían presentado en su vivienda armados y enfurecidos.
Por ello, el 21 de septiembre de 1279, allí fueron las autoridades policiales, y se llevaron bajo arresto a veinte campesinos creyentes del Budismo verdadero.
Los dos cargos presentados por Gyochi eran falsos. No obstante las autoridades locales decidieron enviar a los veinte a Kamakura, sede del poder político, para que allí los juzgaran.
¿Quién entra en escena y asume el control del los veinte campesinos? Hei no Saemon, el viejo enemigo del Daishonin.
A través de rápidos informes, éste se entera de qué los campesinos están en Kamakura y el 1° de octubre envía una carta urgente a esta ciudad, que confía al cuidado de Shijo Kingo.
Kingo era como una especie de responsable territorio, a, cargo de todo'' lo que era la zona de Kamakura, y la carta iba para él con el cometido de qué fuese a ver a los creyentes y se la leyera.
Este gosho es "Sobre las persecuciones acaecidas al Buda’ (pág. 245) donde el Nichiren por un lado brinda cálido aliento, pero, por otro lado habla estrictamente de cómo funciona la realidad y de cuál es la única postura correcta en situaciones tan severas como las que estaban enfrentando los campesinos.
Pero el Daishonin estaba conmocionado por el ritmo que adoptaban los hechos. Muchas veces habían confiscado tierras, encarcelado, acusado y matado a discípulos de él, en forma aislada. Las persecuciones siempre habían surtido el efecto de hacer caer a muchos practicantes en la fe. ¿Qué sucedería ahora?
Mientras tanto, Nikko y el Daishonin se pusieron juntos a escribir un petitorio a las autoridades, apelando en bien de los campesinos y reclamando su liberación. Nanjo Tokimitsu, por su parte usaba su pequeña cuota de poder para interceder también en favor de ellos.
En ese momento, en mitad del fragor de la persecución, ellos no sabían cuánto iba a durar ese movimiento, ni si se iban a llevar a todos los practicantes. Había varios en la mira, y Nanjo los escondió en su propia casa, para que las autoridades no los encontraran. Al mismo tiempo, alentaba casa por casa a los demás, para que no retrocedieran y no dieran pasos en falso.
La orientación del Daishonin era muy concreta Los campesinos y los creyentes debían utilizar la persecución como una oportunidad para profundizar la fe. Si la determinación se debilita tan sólo un instante, es suficiente para que la función del mal saque ventaja.
Hei no Saemon no hace caso de los alegatos enviados por Nikko y Nichiren. Y se lleva a los campesinos, a su residencia particular, donde los tortura e interroga, buscando quebrar su fe y que abandonen a su maestro y descarten la fe, con la promesa de recuperar la libertad.
Hei no Saemon utilizaba los presos como juguete para la diversión perversa de sus hijos. Hacia traer a su hijo mayor, ya muchachito, y le ponía adelante a todos los campesinos con los ojos vendados, a cierta distancia. Luego le daba al hijo un arco especial, con flechas sin punta, que incrementaban el sufrimiento, que al ser disparadas a través del arco lanzaban un silbido horripilante.
Los campesinos no sabían si se trataba de una ejecución o .de un simulacro, y escuchaban ese sonido helado, mientras las flechas les dejaban golpes muy dolorosos en el cuerpo. Así se divertía Hei no Saemon y su hijo.
Para él, esto era una cuestión personal. Sabía que así iba a hacer sufrir al Daishonin, hombre al que jamás logró doblegar. ¡Cómo escrutar lo que debía de estar sintiendo el Daishonin, al saber que sus discípulos estaban sufriendo.
Cada vez que terminaban los tormentos, Hei no Saemon les ofrecía la libertad, si renunciaban a la fe. Pero ni uno solo retrocedía.
Cansado e irritado, tomó a tres de ellos y los decapitó para escarmentar a los demás.
¿Quiénes eran? Tres hermanos llamados Yarokuro, Yagoro y Jinshiro, que tenían bastante ascendiente sobre los demás. Uno de ellos, en particular, era una suerte de delegado o líder del grupo. Uno pensaría que eran personas de muchos años de práctica. Sin embargo, habían comenzado a invocar un año antes. Serían como miembros actuales que recién se inician en la práctica. No tenían relación personal directa ni frecuente con el Daishonin, no tenían dinero, cultura ni poder social. Eran un símbolo de la gente común, realmente. Y no aflojaron ni vacilaron en la fe, ni siquiera frente al terror de la muerte.
Se despidieron de este mundo invocando daimoku mientras los ejecutaban.
Los demás, que mantuvieron su postura firme, fueron expulsados de la región como castigo.
El Daishonin estaba al tanto de los acontecimientos, dentro de las comunicaciones lentas que separaban Kamakura de Minobu. Había creyentes dispuestos a mantener las convicciones a pesar de los hostigamientos. Sintió que había llegado el momento de cumplir con el propósito de su advenimiento.
Hasta ese momento, él había concedido Gohonzon personales a creyentes que demostraban una condición de la fe muy sincera. Pero entonces percibió que debía dejar un Gohonzon para toda la humanidad y para todos los tiempos, que estableciera el derecho de cada ser humano de hacer surgir su Budeidad.
El 12 de octubre, inscribió los caracteres del Dai Gohonzon. En el sector inferior izquierdo, el supremo objeto de veneración está dedicado a un creyente laico de identidad imaginaria, símbolo de toda la humanidad. Esto quiere decir que, por fin, las personas comunes del inundo pueden concretar su propia naturaleza de Buda. A la derecha, se lee ichienbudai soyo, "Concedido a todo el mundo".
La ejecución de los tres mártires se produjo el 15 de octubre, y el Daishonin se enteró de los sucesos dos días después, el 17. Entonces, agregó los nombres de los hermanos en los comentarios que formuló al respecto, en una carta de esos días, dice que "es prodigioso que hayan invocado Nam myoho-renge kyo en el preciso instante de su muerte".
. El Daishonin tomó precauciones para que el Dai Gohonzon perdurara en condiciones seguras. Encargó a un discípulo suyo y diestro tallador, Nippo, que grabara en bajorrelieve los caracteres que él había trazado.
Desde ese momento, todos los creyentes que iban a visitar al Daishonin en Minobu oraban frente a ese Dai Gohonzon, y el Buda depositaba todas las ofrendas que le mandaban frente a este objeto de veneración. Luego, informaba que "las había situado respetuosamente frente al Sufra del Loto”. Allí, frente al Dai Gohonzon, el Daishonin recitaba los capítulos segundo y decimosexto, e invocaba daimoku.
A partir de este momento, la persecución de Atsuhara continuó durante un par de años más, centrada en creyentes laicos, pero con mucho menos vigor.
Mientras el Daishonin se encontraba en el monte Minobu, Nikko se la pasaba haciendo viajes relámpago para visitar a los creyentes y alentarlos.
Periódicamente, el Daishonin hacía una especie de reunión de estudio para sacerdotes, donde daba disertaciones orales sobre las enseñanzas. Entonces, cuando llegaba esa fecha, Nikko se trasladaba a Minobu, pues se ocupaba de tomar nota de esas conferencias y recopilarlas. Posteriormente, sus apuntes pasarían a ser el "Ongi Kuden".
Después de estar unos días con el Buda, volvía a viajar para propagar en las zonas, en una' vida de incesantes "viajes al interior del Japón".
Su sinceridad tuvo frutos, pues la gente comenzó a escucharlo con interés y a seguirlo. Hay que tener en cuenta que Nikko era un hombre inteligente y muy preparado. El .Daishonin lo había forjado personalmente desde que el jovencito tenía 13 años. Sabía mucho sobre el budismo y tenla una capacidad de exponer muy notable; en debates y en el diálogo, era inigualable. Y su personalidad impactaba a todos, porque, lejos de ser un monje malcriado o vanidoso, Nikko Shonin era un hombre de trabajo, forjado en la convivencia con la adversidad extrema.
Existen goshos donde el Daishonin cuenta que él y Nikko labraban la tierra y la sembraban a fin de generar su propio alimento. Así que Nikko estaba muy cerca de los sufrimientos de la gente, era de corazón benévolo, serio y sincero. Pero hay que tener en cuenta que, en el Japón de esa época, no había muchos sacerdotes que pudieran hacerle competencia, en ningún sentido, pues en general el nivel de conocimientos y de fe de la mayoría era lamentable.
Lo cierto es que Nikko comenzó a propagar mucho en un templo llamado Shijuku, de la escuela Tendai, donde se registró como sacerdote. El prior, Gon'yo, se dio cuenta de que Nikko era muy elocuente y conseguía convertir a un número alarmante de monjes entre ellos, a Nichiji, quien luego llegaría a ser uno de los seis sacerdotes principales.
Gon'yo empezó a mirarlo con recelo y a seguir sus pasos de cerca, sin ningún agrado. En 1278, sin saber cómo controlar a Nikko, Gon'yo presenta un petitorio a las autoridades, diciendo que ese sacerdote practicaba herejías en el templo y reclamando que fuese expulsado.
Daisaku Ikeda, en una orientación donde analiza detalladamente la persecución de Atsuhara, comenta que el proceder es el mismo en todas las épocas: como Gon'yo no puede vencer a Nikko en el terreno de la verdad y el debate basado en la justicia, como en realidad Gon'yo le tiene miedo a Nikko porque representa toda la sinceridad y la fe que él no tiene, entonces recurre a la conspiración y a la mentira para controlar el avance del bien.
Dice Ikeda, frente a la propagación imparable de la Soka Gakkai; el clero corrupto de hoy vuelve a recurrir a los mismos métodos. (Cabe recordar, allá en el 91, cuántas veces Gakkai invitó a debatir al clero, y ellos una y otra vez rehusaron.) .
Los cargos contra Nikko eran graves y falsos. Cuando el Daishonin se enteró, de inmediato escribió al gobierno en favor de su discípulo, desmintió las acusaciones y propuso hacer un debate religioso para esclarecer el concepto de "herejía". Lo cierto es que nadie le hizo caso, y Gon'yo consiguió lo que deseaba: Nikko fue expulsado del templo
Entonces, éste se instaló en el templo Ryusen ji, sito en la zona de Atsuhara, que también pertenecía a la escuela Tendai, pero con un detalle muy singular: su administrador general, Gyochi, practicaba ardientemente el Nembutsu.
Quien quiera entender esto racionalmente no va a poder; más bien, cabe recordar la tremenda mezcla entre escuelas que existía en aquella época oscura, y recordar que había muy poco rigor doctrinario; la pertenencia al clero era, muchas veces, una forma de asegurarse un buen pasar social y económico, así que las motivaciones de quien entraba en el sacerdocio no siempre eran puras y nobles.
¿Quién era Gyochi? En realidad, esta persona no tenía fe, ni antecedentes en la carrera religiosa como para merecer el cargo de prior que ejercía; estaba muy bien acomodado con las autoridades de allí, todas devotas del Nembutsu. El prior verdadero del templo tuvo que dejar su cargo, por licencia debida a viaje o a enfermedad, lo cierto es que los hechos se acomodaron de tal forma que Gyochi se vio al frente del templo, con el título de prior suplente.
Pero es muy importante recordar esto, pues una y otra vez se verá que Gyochi no razonaba ni actuaba con la lógica de un sacerdote ni con el pensamiento de la fe; en realidad, Gyochi se manejaba con la lógica de la ambición y con las estrategias de la política. Su preocupación no era salvar a las personas del sufrimiento sino acumular una cuota cada vez más grande de poder.
Nikko, por sus cualidades, llamó enseguida la atención de los monjes de ese templo. Empezó a forjar un grupo firme de monjes que comenzaron a invocar Daimoku y a estudiar las enseñanzas del Daishonin. Y estos monjes, a su vez, comenzaron a hacer shakubuku entre la población campesina del lugar.
Durante su estadía en el Ryusen ji, Nikko convirtió a cuatro sacerdotes claves: Nichiben, Nichizen, Nisshu y Mikawa bo Raien. Gyochi se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y repitió el mismo método de Gon’yo, pero con una mayor cuota de perversidad. Llamó a los cuatro y les exigió que firmaran un, documento donde juraban abandonar la fe en el Sutra del Loto y recitar el Nembutsu.
El único que firmó fue Mikawa bo Raien.
A los otros tres los expulsó del templo. Nichiren volvió a su hogar de origen. Los otros dos, Nisshu y Nichiben, sé dedicaron a propagar intensamente bajo la guía de Nikko Shonin.
Para Gyochi, esta situación fue un tremendo fracaso, pues delante de todos los sacerdotes, perdió tres valores humanos que no se dejaron intimidar. Y los tres siguieron luchando fuera del templo.
Por otro lado, en la región estaba Nanjo Tokimitsu, quien a pesar de ser tan joven, estaba propagando apasionadamente la fe.
Y Gyochi estaba consciente de los esfuerzos de Tokimitsu. Así que trazó una estrategia y comenzó a visitar a estos creyentes laicos, para convencerlos de que dejen de practicar y que no frecuenten más a Nanjo. Algunos le hicieron caso, como Ota Chikamasa, Nagasaki Tokitsuna y otros, y sé volvieron secuaces de Gyochi con el único fin de destruir la incipiente organización de creyentes laicos.
Comenzó, entonces un clima social muy feo, de intimidación, represalias y miedo contra los que practicaban esta fe. Una vez que Gyochi consiguió aliados entre la población laica, le fue más fácil.
En abril de 1271, las cosas estaban candentes. Había un concurso de arquería en un templo local, al que concurrió un creyente llamado Shiro. Lo localizaron, lo encerraron y lo hirieron. Esto fue un mensaje a los demás practicantes, para intimidarlos: Si no dejan la fe, ustedes pueden ser los próximos.
En agosto de 1279, lo decapitaron a Yashiro, que era shakubuku de Nisshu, uno de los sacerdotes expulsados.
Septiembre de 1274.
Funcionamiento del sistema de tierras de la época.
El templo tenia tierras propias y tierras que no eran propias pero que quedaban dentro de la jurisdicción o circunscripción que administraba dicho templo. A su vez, habla una gran población campesina que no tenía tierras propias, y que para sobrevivir trabajaba labrando campos ajenos, a cambio de una participación en los granos cosechados.
Una parte de la población campesina de Atsuhara trabajaba labrando los campos que quedaban dentro de la jurisdicción geográfica del templo. Cuando Gyochi expulsó a los monjes, Nisshu y Nichiben se fueron del templo, pero siguieron trabajando unas parcelas de tierra que les pertenecían a ellos, aunque estaban dentro de los límites administrativos del templo. Y en esas parcelas, trabajaban varios campesinos, muchos de los cuales también estaban practicando la fe en el Budismo del Daishonin.
Como Gyochi no sabia de qué manera controlarlos, y ya no los tenla bajo su poder directo en el templo, fue a la comisaría y denunció que un grupo de campesinos estaba cosechando ilegalmente y robándole el arroz plantado en tierras del templo, y que, además, esos campesinos se habían presentado en su vivienda armados y enfurecidos.
Por ello, el 21 de septiembre de 1279, allí fueron las autoridades policiales, y se llevaron bajo arresto a veinte campesinos creyentes del Budismo verdadero.
Los dos cargos presentados por Gyochi eran falsos. No obstante las autoridades locales decidieron enviar a los veinte a Kamakura, sede del poder político, para que allí los juzgaran.
¿Quién entra en escena y asume el control del los veinte campesinos? Hei no Saemon, el viejo enemigo del Daishonin.
A través de rápidos informes, éste se entera de qué los campesinos están en Kamakura y el 1° de octubre envía una carta urgente a esta ciudad, que confía al cuidado de Shijo Kingo.
Kingo era como una especie de responsable territorio, a, cargo de todo'' lo que era la zona de Kamakura, y la carta iba para él con el cometido de qué fuese a ver a los creyentes y se la leyera.
Este gosho es "Sobre las persecuciones acaecidas al Buda’ (pág. 245) donde el Nichiren por un lado brinda cálido aliento, pero, por otro lado habla estrictamente de cómo funciona la realidad y de cuál es la única postura correcta en situaciones tan severas como las que estaban enfrentando los campesinos.
Pero el Daishonin estaba conmocionado por el ritmo que adoptaban los hechos. Muchas veces habían confiscado tierras, encarcelado, acusado y matado a discípulos de él, en forma aislada. Las persecuciones siempre habían surtido el efecto de hacer caer a muchos practicantes en la fe. ¿Qué sucedería ahora?
Mientras tanto, Nikko y el Daishonin se pusieron juntos a escribir un petitorio a las autoridades, apelando en bien de los campesinos y reclamando su liberación. Nanjo Tokimitsu, por su parte usaba su pequeña cuota de poder para interceder también en favor de ellos.
En ese momento, en mitad del fragor de la persecución, ellos no sabían cuánto iba a durar ese movimiento, ni si se iban a llevar a todos los practicantes. Había varios en la mira, y Nanjo los escondió en su propia casa, para que las autoridades no los encontraran. Al mismo tiempo, alentaba casa por casa a los demás, para que no retrocedieran y no dieran pasos en falso.
La orientación del Daishonin era muy concreta Los campesinos y los creyentes debían utilizar la persecución como una oportunidad para profundizar la fe. Si la determinación se debilita tan sólo un instante, es suficiente para que la función del mal saque ventaja.
Hei no Saemon no hace caso de los alegatos enviados por Nikko y Nichiren. Y se lleva a los campesinos, a su residencia particular, donde los tortura e interroga, buscando quebrar su fe y que abandonen a su maestro y descarten la fe, con la promesa de recuperar la libertad.
Hei no Saemon utilizaba los presos como juguete para la diversión perversa de sus hijos. Hacia traer a su hijo mayor, ya muchachito, y le ponía adelante a todos los campesinos con los ojos vendados, a cierta distancia. Luego le daba al hijo un arco especial, con flechas sin punta, que incrementaban el sufrimiento, que al ser disparadas a través del arco lanzaban un silbido horripilante.
Los campesinos no sabían si se trataba de una ejecución o .de un simulacro, y escuchaban ese sonido helado, mientras las flechas les dejaban golpes muy dolorosos en el cuerpo. Así se divertía Hei no Saemon y su hijo.
Para él, esto era una cuestión personal. Sabía que así iba a hacer sufrir al Daishonin, hombre al que jamás logró doblegar. ¡Cómo escrutar lo que debía de estar sintiendo el Daishonin, al saber que sus discípulos estaban sufriendo.
Cada vez que terminaban los tormentos, Hei no Saemon les ofrecía la libertad, si renunciaban a la fe. Pero ni uno solo retrocedía.
Cansado e irritado, tomó a tres de ellos y los decapitó para escarmentar a los demás.
¿Quiénes eran? Tres hermanos llamados Yarokuro, Yagoro y Jinshiro, que tenían bastante ascendiente sobre los demás. Uno de ellos, en particular, era una suerte de delegado o líder del grupo. Uno pensaría que eran personas de muchos años de práctica. Sin embargo, habían comenzado a invocar un año antes. Serían como miembros actuales que recién se inician en la práctica. No tenían relación personal directa ni frecuente con el Daishonin, no tenían dinero, cultura ni poder social. Eran un símbolo de la gente común, realmente. Y no aflojaron ni vacilaron en la fe, ni siquiera frente al terror de la muerte.
Se despidieron de este mundo invocando daimoku mientras los ejecutaban.
Los demás, que mantuvieron su postura firme, fueron expulsados de la región como castigo.
El Daishonin estaba al tanto de los acontecimientos, dentro de las comunicaciones lentas que separaban Kamakura de Minobu. Había creyentes dispuestos a mantener las convicciones a pesar de los hostigamientos. Sintió que había llegado el momento de cumplir con el propósito de su advenimiento.
Hasta ese momento, él había concedido Gohonzon personales a creyentes que demostraban una condición de la fe muy sincera. Pero entonces percibió que debía dejar un Gohonzon para toda la humanidad y para todos los tiempos, que estableciera el derecho de cada ser humano de hacer surgir su Budeidad.
El 12 de octubre, inscribió los caracteres del Dai Gohonzon. En el sector inferior izquierdo, el supremo objeto de veneración está dedicado a un creyente laico de identidad imaginaria, símbolo de toda la humanidad. Esto quiere decir que, por fin, las personas comunes del inundo pueden concretar su propia naturaleza de Buda. A la derecha, se lee ichienbudai soyo, "Concedido a todo el mundo".
La ejecución de los tres mártires se produjo el 15 de octubre, y el Daishonin se enteró de los sucesos dos días después, el 17. Entonces, agregó los nombres de los hermanos en los comentarios que formuló al respecto, en una carta de esos días, dice que "es prodigioso que hayan invocado Nam myoho-renge kyo en el preciso instante de su muerte".
. El Daishonin tomó precauciones para que el Dai Gohonzon perdurara en condiciones seguras. Encargó a un discípulo suyo y diestro tallador, Nippo, que grabara en bajorrelieve los caracteres que él había trazado.
Desde ese momento, todos los creyentes que iban a visitar al Daishonin en Minobu oraban frente a ese Dai Gohonzon, y el Buda depositaba todas las ofrendas que le mandaban frente a este objeto de veneración. Luego, informaba que "las había situado respetuosamente frente al Sufra del Loto”. Allí, frente al Dai Gohonzon, el Daishonin recitaba los capítulos segundo y decimosexto, e invocaba daimoku.
A partir de este momento, la persecución de Atsuhara continuó durante un par de años más, centrada en creyentes laicos, pero con mucho menos vigor.