NANJO TOKIMITSU (1259 1332). PERSONAJE BUDISTA
Nanjo Tokimitsu es una de esas personas inolvidables, por las cuales vale la pena rescatar a todo el género humano. Todas las virtudes relacionadas con la Ley Mística están encarnadas en este seguidor ejemplar de Nichiren Daishonin, profundamente humano. Su personalidad brillante nos hace recordar que es posible vivir basados en la fe en cada sencilla acción de la vida cotidiana.
Es modelo en muchos sentidos, pero lo más sorprendente de este seguidor maravilloso del Daishonin, es que dedicó la juventud a la fe, y que logró hazañas eternas entre los 16 y los 23 años, soportando una vida que muchos hombres adultos no podrían resistir.
El presidente Ikeda manifestó, en una oportunidad, que si él tuviera que señalar un personaje budista que lo conmueve hasta la raíz, elegiría sin dudar a Nanjo Tokimitsu.
Por empezar, Tokimitsu se destaca en un sentido: fue uno de los primeros "budistas de segunda generación" que tuvo el Daishonin. En esa época, fue el comienzo de todo, y los pocos creyentes que había eran la primera camada de seguidores.
El padre y la madre de Tokimitsu practicaban; al parecer, la madre con fe más firme que el padre. La señora era hija del famoso señor feudal Matsuno, que era un creyente muy culto y firme. El padre, Nanjo Hyoe Shichiro, ejercía un cargo gubernamental equivalente a lo que hoy sería un "intendente".
Primero fue intendente de la aldea Nanjo, y luego se mudó a la aldea Ueno, donde siguió ejerciendo la misma función. Este señor practicaba el Nembutsu, y en un viaje oficial, por asuntos relacionados con su trabajo, lo conoció al Daishonin. A través de ese contacto, éste le hizo shakubuku y Nanjo (padre) comenzó a practicar: no sabemos si la mujer ya practicaba de antes o si ambos abrazaron la fe juntos, pero de todas formas, fue un creyente de la primera época, porque hacia el año 1263 ya practicaba con seguridad.
Lo cierto es que el señor hacía la práctica y tenía fe, pero no terminaba de abandonar por completo sus creencias en el Nembutsu, tal vez por razones políticas. Sin embargo, el Daishonin los respetaba mucho y les tenía mucho aprecio.
Un día, Nanjo padre enfermó y quedó postrado en cama. En ese momento el Daishonin le escribió una carta exhortándolo con firmeza a que abandone definitivamente su apego a las enseñanzas del Nembutsu y deposite su fe sólo en el Sutra del Loto. Gracias al aliento del Daishonin, él pudo transformar su postura imperfecta de la fe antes de fallecer.
La que demostró una fe impecable fue la señora. Quedó viuda con nueve hijos cinco varones y cuatro, mujeres. En realidad, el último hijo varón todavía no había nacido, cuando el padre murió, de modo que la mujer estaba embarazada y con ocho bocas que mantener.
Tokimitsu era el segundo hijo varón, y había nacido e» 1259. Cuando el padre murió, en 1265, él tenía apenas seis años.
El Daishonin no llegó a tiempo para e1 funeral, pero un hecho nos permite evaluar el respeto que sentía por el fallecido señor Nanjo cuando se hizo la ceremonia recordatoria, el Daishonin fue personalmente a orar por la vida de él y para alentar a la familia En ese momento el pequeño vio al Daishonin por primera vez, siendo un niño de 7 años, y se quedó impactado al ver al Buda y a Nikko Shonin.
El hermano mayor de Tokitmitsu asumió el cargo administrativo de su padre durante un tiempo, pero también falleció en forma prematura muy joven. De modo que el jovencito se vio obligado a afrontar tremendas responsabilidades en plena adolescencia, a los 15 o 16 años, como jefe de familia. Ya practicaba con ardor y era muy serio en su práctica.
Se casó joven con una chica que también practicaba, Myoren y tuvieron, en total, la friolera de... ¡trece hijos: nueve varones y cuatro mujeres
Nanjo Tokimitsu se destacó por su nobleza, integridad humana, generosidad y coraje. Acostumbrado por los rigores de la vida a asumir el lugar central, a pesar de ser tan joven, cuidaba de los demás como si fuera un padre venerable. Su posición nunca era la de esperar que lo cuidaran a él. Siempre pensaba qué podía hacer por los demás.
Su acción siempre era contundente, valerosa e incansable. Sensei dice que Nanjo Tokimitsu es eterno modelo para la División juvenil Masculina. Siempre estaba actuando pero sin apartarse jamás del criterio de la fe.
A diferencia de su propio padre y de otros creyentes Tokimitsu asumía públicamente su adhesión a Nichiren Daishonin; nunca tuvo la especulación o la astucia solapada de esconder sus creencias para mantener privilegios o para esquivar la persecución.
Como era muy capaz, ejercía su cargo de intendente sin problemas, pero el gobierno quería castigarlo, de alguna manera, por ser seguidor de un sacerdote tan "problemático" como Nichiren Daishonin.
Debido a ello, Nanjo fue discriminado y perseguido por las autoridades, a través de cobrarle impuestos muchísimos más altos que los de todos los demás súbditos.
Tenía que pagar tributos tan, pero tan exorbitantes, que su situación quedó reducida a una pobreza extrema. Sin quejarse y sin permitir que esto debilitara su fe, ¿qué suponemos que hizo Tokimitsu? Siguió ofrendando al Daishonin puntualmente, asegurándose de que jamás le faltara nada, aun cuando él mismo tenía trece hijos que mantener y no poseía ninguna clase de bienes.
A tan extrema pobreza llegó, que en determinado momento hasta tuvo que vender su caballo. En ese momento, el caballo era la posesión más preciada para alguien, pues representaba la forma de comunicación y de transporte con el resto del mundo, para comerciar, atender asuntos oficiales y domésticos. Sin embargo, aun sin caballo, su compromiso hacia la fe siguió siendo siempre impecable.
Jamás dejó de enviar alimentos, ropas y artículos diversos al Buda. Nunca se excusó en su situación personal, ni se quejó. Su esposa, en este sentido, es algo digno de destacar, pues apoyó la decisión de Nanjo con total claridad.
Fue muy trabajador en la propagación. Lideró una gran campaña para difundir el Budismo verdadero, y convirtió a toda su familia y a su grupo de conocidos. Su personalidad correcta y confiable fue un factor crucial para que los demás lo escucharan con respeto.
Cuando surgieron los hechos de Atsuhara, a lo largo de dos años, Tokimitsu se colocó a la vanguardia y protegió a muchísimos creyentes perseguidos por las autoridades. A muchos los escondió directamente en su casa para ocultarlos. Por otros, intercedió exponiendo su propia seguridad y peticionó al gobierno para que los liberaran o dejaran en paz.
Cuando encarcelaron a los campesinos de Atsuhara, él se movilizó como nexo entre el Daishonin y la gente, alentando a todos, transmitiendo orientaciones y protegiendo a cuantos podía. Por, su coraje heroico y su fe ejemplar como laico, el Daishonin le concedió un título inédito que ningún sacerdote mereció: "El sabio de Ueno" (Ueno Kenjin).
¡Y cuando esto ocurrió, Tokimitsu tenía sólo 20 años. Dos años después, contrajo una enfermedad terminal, sumamente grave, por la cual los médicos lo desahuciaron. En ese momento, el Daishonin le escribió varias veces, para alentarlo y explicarle que esa enfermedad no era una retribución negativa, sino un intento de la función demoníaca para impedirle lograr la Budeidad.
En uno de los goshos, El Daishonin amonesta severamente a las funciones protectoras y las conmina a proteger la vida preciada de su discípulo, bajo amenaza de "contarle a Shakyamuni" que faltaron a su juramento de proteger a los devotos del sutra.
Nanjo luchó con toda su vida para concretar la prueba real de la fe, gracias al cálido aliento del Daishonin. No sólo se curó, sino que vivió 50 años más, hasta los 73 años.
En total recibió 30 cartas del Daishonin. Construyó una vida hermosa, tanto por su salud y armonía familiar como por su prosperidad económica y sus ilimitados tesoros del corazón. ¡Qué ejemplo de prueba real, a lo largo de casi sesenta años de practicar la fe en vínculo directo con el Daishonin!
Cuando Nikko Shonin tuvo que abandonar el monte Minobu, espantado por las acciones contra la Ley de Hakiri Sanenaga y de Niko, Tokimitsu le ofreció un predio dentro de sus tierras para que allí construyera el templo principal e instalase el Dai Gohonzon.
Efectivamente, allí se construyó el Taiseki ji, gracias al espíritu de ofrenda sincero de este joven.
Era muy amigo de Nichimoku Shonin (tercer sumo prelado), quien tenía la misma edad y con quien habían compartido muchas luchas por el kosen rufu. Juntos, cada uno desde su lugar, mantenían una relación de estrecha camaradería, centrada en propagar las enseñanzas de su maestro y construir un núcleo inamovible de la fe en el seno del pueblo.
Realmente, dedicó la vida a la fe. La fe le permitió construir una personalidad admirable y confiable para todos, y desplegar las cualidades de un coraje maduro y generoso hacia los que más sufrían. En su conducta, los laicos de todas las épocas podemos hallar un horizonte hacia el cual ir transitando en nuestra revolución humana.
Es modelo en muchos sentidos, pero lo más sorprendente de este seguidor maravilloso del Daishonin, es que dedicó la juventud a la fe, y que logró hazañas eternas entre los 16 y los 23 años, soportando una vida que muchos hombres adultos no podrían resistir.
El presidente Ikeda manifestó, en una oportunidad, que si él tuviera que señalar un personaje budista que lo conmueve hasta la raíz, elegiría sin dudar a Nanjo Tokimitsu.
Por empezar, Tokimitsu se destaca en un sentido: fue uno de los primeros "budistas de segunda generación" que tuvo el Daishonin. En esa época, fue el comienzo de todo, y los pocos creyentes que había eran la primera camada de seguidores.
El padre y la madre de Tokimitsu practicaban; al parecer, la madre con fe más firme que el padre. La señora era hija del famoso señor feudal Matsuno, que era un creyente muy culto y firme. El padre, Nanjo Hyoe Shichiro, ejercía un cargo gubernamental equivalente a lo que hoy sería un "intendente".
Primero fue intendente de la aldea Nanjo, y luego se mudó a la aldea Ueno, donde siguió ejerciendo la misma función. Este señor practicaba el Nembutsu, y en un viaje oficial, por asuntos relacionados con su trabajo, lo conoció al Daishonin. A través de ese contacto, éste le hizo shakubuku y Nanjo (padre) comenzó a practicar: no sabemos si la mujer ya practicaba de antes o si ambos abrazaron la fe juntos, pero de todas formas, fue un creyente de la primera época, porque hacia el año 1263 ya practicaba con seguridad.
Lo cierto es que el señor hacía la práctica y tenía fe, pero no terminaba de abandonar por completo sus creencias en el Nembutsu, tal vez por razones políticas. Sin embargo, el Daishonin los respetaba mucho y les tenía mucho aprecio.
Un día, Nanjo padre enfermó y quedó postrado en cama. En ese momento el Daishonin le escribió una carta exhortándolo con firmeza a que abandone definitivamente su apego a las enseñanzas del Nembutsu y deposite su fe sólo en el Sutra del Loto. Gracias al aliento del Daishonin, él pudo transformar su postura imperfecta de la fe antes de fallecer.
La que demostró una fe impecable fue la señora. Quedó viuda con nueve hijos cinco varones y cuatro, mujeres. En realidad, el último hijo varón todavía no había nacido, cuando el padre murió, de modo que la mujer estaba embarazada y con ocho bocas que mantener.
Tokimitsu era el segundo hijo varón, y había nacido e» 1259. Cuando el padre murió, en 1265, él tenía apenas seis años.
El Daishonin no llegó a tiempo para e1 funeral, pero un hecho nos permite evaluar el respeto que sentía por el fallecido señor Nanjo cuando se hizo la ceremonia recordatoria, el Daishonin fue personalmente a orar por la vida de él y para alentar a la familia En ese momento el pequeño vio al Daishonin por primera vez, siendo un niño de 7 años, y se quedó impactado al ver al Buda y a Nikko Shonin.
El hermano mayor de Tokitmitsu asumió el cargo administrativo de su padre durante un tiempo, pero también falleció en forma prematura muy joven. De modo que el jovencito se vio obligado a afrontar tremendas responsabilidades en plena adolescencia, a los 15 o 16 años, como jefe de familia. Ya practicaba con ardor y era muy serio en su práctica.
Se casó joven con una chica que también practicaba, Myoren y tuvieron, en total, la friolera de... ¡trece hijos: nueve varones y cuatro mujeres
Nanjo Tokimitsu se destacó por su nobleza, integridad humana, generosidad y coraje. Acostumbrado por los rigores de la vida a asumir el lugar central, a pesar de ser tan joven, cuidaba de los demás como si fuera un padre venerable. Su posición nunca era la de esperar que lo cuidaran a él. Siempre pensaba qué podía hacer por los demás.
Su acción siempre era contundente, valerosa e incansable. Sensei dice que Nanjo Tokimitsu es eterno modelo para la División juvenil Masculina. Siempre estaba actuando pero sin apartarse jamás del criterio de la fe.
A diferencia de su propio padre y de otros creyentes Tokimitsu asumía públicamente su adhesión a Nichiren Daishonin; nunca tuvo la especulación o la astucia solapada de esconder sus creencias para mantener privilegios o para esquivar la persecución.
Como era muy capaz, ejercía su cargo de intendente sin problemas, pero el gobierno quería castigarlo, de alguna manera, por ser seguidor de un sacerdote tan "problemático" como Nichiren Daishonin.
Debido a ello, Nanjo fue discriminado y perseguido por las autoridades, a través de cobrarle impuestos muchísimos más altos que los de todos los demás súbditos.
Tenía que pagar tributos tan, pero tan exorbitantes, que su situación quedó reducida a una pobreza extrema. Sin quejarse y sin permitir que esto debilitara su fe, ¿qué suponemos que hizo Tokimitsu? Siguió ofrendando al Daishonin puntualmente, asegurándose de que jamás le faltara nada, aun cuando él mismo tenía trece hijos que mantener y no poseía ninguna clase de bienes.
A tan extrema pobreza llegó, que en determinado momento hasta tuvo que vender su caballo. En ese momento, el caballo era la posesión más preciada para alguien, pues representaba la forma de comunicación y de transporte con el resto del mundo, para comerciar, atender asuntos oficiales y domésticos. Sin embargo, aun sin caballo, su compromiso hacia la fe siguió siendo siempre impecable.
Jamás dejó de enviar alimentos, ropas y artículos diversos al Buda. Nunca se excusó en su situación personal, ni se quejó. Su esposa, en este sentido, es algo digno de destacar, pues apoyó la decisión de Nanjo con total claridad.
Fue muy trabajador en la propagación. Lideró una gran campaña para difundir el Budismo verdadero, y convirtió a toda su familia y a su grupo de conocidos. Su personalidad correcta y confiable fue un factor crucial para que los demás lo escucharan con respeto.
Cuando surgieron los hechos de Atsuhara, a lo largo de dos años, Tokimitsu se colocó a la vanguardia y protegió a muchísimos creyentes perseguidos por las autoridades. A muchos los escondió directamente en su casa para ocultarlos. Por otros, intercedió exponiendo su propia seguridad y peticionó al gobierno para que los liberaran o dejaran en paz.
Cuando encarcelaron a los campesinos de Atsuhara, él se movilizó como nexo entre el Daishonin y la gente, alentando a todos, transmitiendo orientaciones y protegiendo a cuantos podía. Por, su coraje heroico y su fe ejemplar como laico, el Daishonin le concedió un título inédito que ningún sacerdote mereció: "El sabio de Ueno" (Ueno Kenjin).
¡Y cuando esto ocurrió, Tokimitsu tenía sólo 20 años. Dos años después, contrajo una enfermedad terminal, sumamente grave, por la cual los médicos lo desahuciaron. En ese momento, el Daishonin le escribió varias veces, para alentarlo y explicarle que esa enfermedad no era una retribución negativa, sino un intento de la función demoníaca para impedirle lograr la Budeidad.
En uno de los goshos, El Daishonin amonesta severamente a las funciones protectoras y las conmina a proteger la vida preciada de su discípulo, bajo amenaza de "contarle a Shakyamuni" que faltaron a su juramento de proteger a los devotos del sutra.
Nanjo luchó con toda su vida para concretar la prueba real de la fe, gracias al cálido aliento del Daishonin. No sólo se curó, sino que vivió 50 años más, hasta los 73 años.
En total recibió 30 cartas del Daishonin. Construyó una vida hermosa, tanto por su salud y armonía familiar como por su prosperidad económica y sus ilimitados tesoros del corazón. ¡Qué ejemplo de prueba real, a lo largo de casi sesenta años de practicar la fe en vínculo directo con el Daishonin!
Cuando Nikko Shonin tuvo que abandonar el monte Minobu, espantado por las acciones contra la Ley de Hakiri Sanenaga y de Niko, Tokimitsu le ofreció un predio dentro de sus tierras para que allí construyera el templo principal e instalase el Dai Gohonzon.
Efectivamente, allí se construyó el Taiseki ji, gracias al espíritu de ofrenda sincero de este joven.
Era muy amigo de Nichimoku Shonin (tercer sumo prelado), quien tenía la misma edad y con quien habían compartido muchas luchas por el kosen rufu. Juntos, cada uno desde su lugar, mantenían una relación de estrecha camaradería, centrada en propagar las enseñanzas de su maestro y construir un núcleo inamovible de la fe en el seno del pueblo.
Realmente, dedicó la vida a la fe. La fe le permitió construir una personalidad admirable y confiable para todos, y desplegar las cualidades de un coraje maduro y generoso hacia los que más sufrían. En su conducta, los laicos de todas las épocas podemos hallar un horizonte hacia el cual ir transitando en nuestra revolución humana.