EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN. HISTORIA DEL BUDISMO. LOS ESCRITOS DE NICHIREN Y SUS RECOPILACIONES.
El Budismo de Nichiren Daishonin comienza al afirmar que
todas las personas poseen el potencial para lograr la iluminación.
la Nichiren Shoshu ,
donde, desde los diecisiete años, estudió exhaustivamente los antiguos
documento. Durante años, visitó numerosos templos, muchos de ellos sedes
principales de otras escuelas) para investigar los archivos. Su tarea lo llevó
hasta la isla de Sado, buscando material sobre Abutsu-bo, y hasta el lugar de
nacimiento de Nikko Shonin.
Este concepto es el epítome del Mahayana, una de las dos
principales corrientes budistas.
Esta filosofía surgió en la India , después de la muerte de Shakyamuni, y fue
el resultado de un movimiento para popularizar las enseñanzas del Buda. Sus
seguidores no se apartaban de la sociedad, como lo habían hecho algunos
budistas de las primeras épocas, sino que trabajaban para propagar esa creencia
y ayudar a los demás en su camino hacia la iluminación.
Por ello, el Budismo Mahayana se caracteriza por su
misericordia y altruismo.
Con el tiempo, pasó a la China , donde dio origen a diversas escuelas.
Una de las más importantes fue fundada por T'ien- t'ai
(538-597), y se la llamó escuela Tendai. Enseñaba que el Sutra del Loto era el
más elevado de los Sutras del Mahayana, y que todas las cosas, animadas e
inanimadas, poseían el potencial latente de la iluminación. Y es expresada en
el Ichinen Sanzen, la que más tarde, fue desarrollada y codificada por Miao-lo
(711-782), el noveno patriarca de esa escuela.
En el siglo IX, Dengyo Daishi, quien había estudiado en la China , introdujo el Budismo
de T'ien-t'ai en el Japón.
En el siglo XIII, Nichiren Daishonin tomó contacto con esos
textos en el monte Hiei, principal centro de la escuela Tendai, y comprendió
que el Sutra del Loto era el corazón del Budismo. De inmediato, comenzó a
explicar el contenido de su descubrimiento.
De acuerdo con su enseñanza, todas las funciones del
universo están subordinadas a un solo principio o Ley. Al comprender esa Ley,
el individuo puede liberar el potencial oculto en su propia vida y lograr una
perfecta armonía con su entorno.
Nichiren Daishonin definió la Ley universal como Nam-Myoho-Renge-Kyo, una
fórmula que representa la esencia del Sutra del Loto y que se conoce como
Daimoku. Más aun, le dio forma concreta inscribiendo un mandala, conocido como
Gohonzon, para que la gente pudiera poner en práctica la esencia de la
sabiduría budista y lograr la iluminación.
En "El verdadero objeto de veneración", afirma que
al creer en Nam-Myoho-Renge-Kyo e invocarlo al Gohonzon, que es la
cristalización de la Ley
universal, cada persona puede revelar su naturaleza de Buda inherente.
Debido a que todos los fenómenos están subordinados a la Ley de causa y efecto, el
estado de vida de una persona (en otras palabras, las circunstancias de su
vida) es la suma de sus causas previas. A1 invocar Nam-Myoho-Renge-Kyo, uno
crea la causa suprema, que puede erradicar los efectos negativos del pasado.
La iluminación no es un estado místico o trascendental, como
muchos podrían presumir. Más bien, es una condición de máxima sabiduría,
vitalidad y buena fortuna, en la cual el hombre puede dar forma a su destino,
realizar plenamente sus actividades cotidianas y llegar a comprender el
propósito de su existencia.
LOS ESCRITOS DE NICHIREN DAISHONIN
La recopilación de los escritos de Nichiren Daishonin, es
obra de Nichiko Hori (1867-1957). Este sacerdote comenzó su carrera como
bibliotecario del Taiseki-ji, templo principal de
Fue el 59º Sumo Prelado de la Nichiren Shoshu
desde 1925 hasta 1927, pero se retiró para continuar sus investigaciones. Hacia
1938, había completado un extenso trabajo de compilación titulado Fuji shugaku
zenshu. Tenía trece mil páginas reunidas en ciento treinta y cuatro capítulos,
y contenía material invalorable sobre la historia de la Nichiren Shoshu y
de otras escuelas derivadas de las enseñanzas de Nichiren Daishonin.
Hasta ese momento, la Nichiren Shoshu no
contaba con una compilación autorizada y correcta del Gosho y, para su labor de
estudio, debía recurrir a las versiones de otras escuelas Nichiren.
Consciente del grave impedimento que esta falta constituía
para la amplia propagación y el estudio del Budismo verdadero, Josei Toda, el
segundo presidente de la
Soka Gakkai , concibió la idea de publicar los escritos del
Daishonin, para conmemorar el 700º aniversario de la fundación del Budismo
verdadero.
A partir de su iniciativa, en 1951, Nichiko Hori comenzó a
trabajar en la edición de esos escritos llamados Goshos.
En abril del siguiente año, la Soka Gakkai publicó en
Tokio el texto completo en un volumen con el siguiente título: Nichiren
Daishonin Gosho Zenshu u Obras completas de Nichiren Daishonin.
La autenticidad de los cuatrocientos veintiséis documentos
que integran la colección ha sido corroborada en forma fehaciente. De ellos,
ciento cincuenta son de puño y letra de Nichiren Daishonin. El templo principal
de la Nichiren Shoshu
conserva treinta y dos manuscritos;(1) los restantes son propiedad de otros
templos o se encuentran en colecciones privadas que fueron visitadas por
Nichiko Hori. En los casos en que no existía un manuscrito atribuible a
Nichiren Daishonin, se recurrió a copias hechas por sus discípulos inmediatos:
Nikko Shonin (1246-1333) y Nichimoku Shonin (1260-1333).
Los escritos del Daishonin se clasifican en varias
categorías. Algunos son tratados formales sobre el Budismo, con numerosas citas
de trabajos doctrinales chinos y traducciones de los Sutras. Son ejemplos de
ellos el "Rissho Ankoku Ron" ("Tesis sobre la pacificación de la
tierra mediante la propagación del Budismo verdadero") y el "Kanjin
no honzon sho" ("El verdadero objeto de veneración"). Estos
tratados fueron escritos en chino clásico que, al igual que el latín en Europa
hasta hace pocos siglos, era empleado en el Japón para escribir textos de
Historia, Filosofía y doctrinas religiosas.
Las obras escritas por Nichiren Daishonin en chino clásico
se destacan por su gran fuerza y fluidez. Otros escritos toman la forma de
cartas enviadas a diversos discípulos y seguidores.
Algunas de ellas, largas y detalladas, ofrecen valiosa
información acerca de las actividades y el pensamiento de su autor. Las más
breves contienen consejos y brindan aliento a los creyentes. Están escritas en
lenguaje epistolar común, al estilo del período de Kamakura. Al igual que los
textos en chino, evidencian la maestría de Nichiren Daishonin en una prosa de
gran calidez y belleza.
Los tratados, construidos con cuidado y presentados con
lógica, no ofrecen problemas en su interpretación. Debido a que el chino
clásico es muy conciso en la expresión, y, en estos textos, la mayor parte del
lenguaje es altamente especializado, se estimó prudente ampliar la redacción
del original para que fuese más claro el sentido en la versión inglesa.
Las cartas, escritas en un estilo más íntimo y personal
presentan grandes dificultades. Los tratados eran documentos formales
destinados a la posteridad, en tanto que la correspondencia, en la mayoría de
los casos, era el nexo entre el Daishonin y sus discípulos y seguidores. Las
misivas presuponen una familiaridad y ciertos antecedentes conocidos por el
escritor y el destinatario, pero ignorados por nosotros.
Así pues, sin un total conocimiento de las circunstancias y
de la identidad del receptor, muchas veces debemos conjeturar el preciso
significado de las referencias citadas en el texto. Además, el estilo epistolar
tiende a ser relativamente difícil en cualquier lengua, pues se apoya con
fuerza en frases convencionales y corteses para transmitir el verdadero sentido
de modo sutil.
El estilo del período de Kamakura no es una excepción; por
añadidura, comparte con otras formas del japonés clásico una tendencia hacia la
ambigüedad de expresión, el que es muy económico en el uso de los pronombres.
Todos estos factores contribuyen a que las cartas del Daishonin sean difíciles
de interpretar en muchos puntos. Los problemas específicos de interpretación
son tratados en las notas de cada traducción.
Como se puede observar, tanto en las cartas como en otros
escritos, Nichiren Daishonin alude, frecuentemente, a diversas anécdotas
tomadas de textos budistas o de la historia china. No se debe suponer que las
incluye para mostrar su erudición. Esas alusiones pueden parecer pedantes al
lector extranjero, pues no tiene el bagaje cultural para entenderlas y tiene
que recurrir a las notas aclaratorias. Pero, los lectores japoneses a quienes
el Daishonin se dirigía no tenían esa dificultad.
Las anécdotas mencionadas les eran tan familiares como lo
son las historias de la Biblia
o de la mitología griega para los lectores occidentales. Los destinatarios de
esas cartas podían aprehender el significado de la alusión y apreciar su
pertinencia.
En la versión en español, se trató de unificar la traducción
de los fragmentos de Sutras (en
especial, del Sutra del Loto), para ayudar al lector a recordarlos y a
identificarlos.