LOS DIEZ FACTORES DE LA VIDA. Por Daisaku Ikeda. (Con conceptos del Presidente Toda).
Permítanme explicar los diez factores de la vida mediante un
ejemplo. Su propia existencia es un «fenómeno». Sus rasgos físicos, su postura
y todo eso constituyen la «apariencia» del «fenómeno» de su vida.
Además, aunque invisibles para la vista, los rasgos tales como un
temperamento explosivo, la magnanimidad, la bondad, la reticencia y otros
aspectos de su carácter y temperamento constituyen su «naturaleza». Su
totalidad física y espiritual, es decir, su «apariencia» y «naturaleza»
juntas, constituyen su «entidad» o la persona que usted es.
Su vida tiene también varias energías (poder) y ellas producen
diversas funciones externas (influencia). De este modo, su vida pasa a ser una
causa (causa interna) que al activarse por condiciones internas y externas
(relación) ocurren cambios en su vida (efectos latentes) y estos. Por esta razón, cuando las personas mejoran su estado de vida, la
calidad de su medio ambiente mejora en la misma medida.
Los cambios latentes, a su debido tiempo, se manifiestan
externamente en forma concreta (efecto manifiesto). Es más, estos nueve
factores entrelazan su vida y su entorno sin la menor omisión o
inconsistencia (consistencia del principio al fin). Este es el verdadero aspecto de
los diez factores de su vida.
Cada uno de nosotros vive su existencia en el marco de los diez factores.
Nadie puede decir que no tiene «apariencia», pues semejante persona sería
invisible. Tampoco nadie puede decir que no tiene carácter, ni energía, ni que realice ninguna actividad.
Así mismo, no puede haber una situación en la que la apariencia sea
una persona, la naturaleza otra persona, y la entidad otra persona más. Existe
consistencia entre todos los factores, y juntos constituyen la totalidad irremplazable
de su ser.
Las personas de los «diez estados » están dotadas con «los diez
factores» de acuerdo con el estado de vida en que se encuentran.
Por ejemplo, la persona que está en el estado de infierno posee a
apariencia triste y apagada de alguien abrumado por el sufrimiento y la ira.
Puesto que su naturaleza está llena de dolor y enojo, su poder e influencia tienden
a sumir en las sombras a quienes la rodean.
Los que están en el estado de éxtasis son típicamente luminosos y sonrientes
en su apariencia. En su naturaleza, al sentirse elevados, como si estuvieran flotando en el cielo,
cualquier cosa que ven les hace felices. Su poder e influencia tiende a hacer
sentir contentos y felices a quienes los rodean.
Del mismo modo, cada uno de los diez estados posee sus propios
factores de apariencia, naturaleza, entidad, poder, influencia, causa
interna, relación, efecto latente y efecto manifiesto, y tienen
consistencia del principio al fin. Esta es la verdadera naturaleza de todos los
fenómenos.
El presidente Toda lo explicaba como sigue: «Supongan que hay un ladrón frente a nosotros. Él es un ladrón desde su apariencia,
hasta el efecto manifiesto. Esa es la consistencia del principio al fin de
la vida del ladrón. No hay discontinuidad».
En lugar de mirar las apariencias superficiales, comprender la
verdadera entidad o verdadero aspecto de todos los fenómenos es captar lo
vasto y profundo de la vida en su totalidad.
Los Diez Factores de la vida no se limitan solo a los seres
humanos. Las flores abiertas en la orilla de los caminos, por ejemplo, tienen
apariencia, naturaleza, y entidad de belleza. También poseen poder, influencia,
causa interna, relación, efecto latente y efecto manifiesto, sin omisión
alguna. Y en su totalidad, todos estos factores están integrados coherentemente
en la vida de la flor.
Lo mismo ocurre con las cosas inorgánicas. Un guijarro, el cielo, la luna, las estrellas, el sol, el mar con
su aroma salado, las montañas escarpadas, los rascacielos que miran las
calles ruidosas, las casas, los automóviles, y cada pieza de mueble, o de
utensilio: los diez factores de la vida describen la existencia de todas las
cosas que existen.
Esta es la sabiduría del verdadero aspecto de todos los fenómenos
que el Buda adquirió, o en otras palabras, cuando el Buda observa
cualquier fenómeno comprende su verdadero aspecto.
Cuando mira a las personas, el Buda comprende sus estados de vida, y ve su naturaleza de Buda interior.
Cuando un Buda ve algo de la naturaleza, capta su noble brillo, y
cuando un Buda considera los fenómenos sociales, puede discernir
agudamente su significado subyacente.
Podemos decir que la sabiduría del verdadero aspecto de todos los fenómenos es la capacidad de percibir la naturaleza de todas las cosas.
Fuente
departamento de estudio de la
SGI-USA