"LA SABIDURÍA DEL TATHATA".
La traducción de tathata (shin’nyo en japonés) tiene dos componentes que indican “verdad” (shin) y “tal como es (siempre)” o “como tal” (nyo).
La verdad budista del tathata, es considerada eterna y universal. Esta verdad sostiene que todos los seres vivientes están dotados con la naturaleza de Buda y corporifican el verdadero aspecto de todos los fenómenos.
2) la sabiduría de la verdad fundamental manifestada en las relaciones cambiantes.
Se dice que la enseñanza teórica (o la primera mitad) del Sutra del Loto indica “la ley inmutable de la verdad fundamental” como el verdadero aspecto de todos los fenómenos. La enseñanza esencial (o la última mitad) del Sutra del Loto, se dice que revela “la sabiduría de la verdad fundamental manifestada en las relaciones cambiantes” a través de la acción concreta del Buda, es decir, la causa y el efecto de su iluminación, y la tierra donde él practicó y propagó su enseñanza.
La ley de la vida, es universal para todas las personas, mientras que la sabiduría de la vida es particular para cada persona o cada situación.
Dicho simplemente, “la ley inmutable de la verdad fundamental” es el principio universal que está detrás de la iluminación, y “la sabiduría de la verdad fundamental manifestada en las relaciones cambiantes” es la profunda sabiduría para realizar este principio en la propia vida.
Todas las personas están dotadas tanto con “la ley inmutable” como con “la sabiduría de la verdad fundamental”. Dicho de otra manera, todas las personas poseen la verdad fundamental de la Budeidad y la sabiduría para manifestarla en sus interacciones con el medio ambiente. “La ley inmutable” y “la sabiduría de la verdad fundamental” no son entidades separadas; son dos cualidades innatas de la vida.
“La ley inmutable” penetra simultáneamente nuestras vidas y todos los fenómenos externos. Basados en esta ley, nosotros revelamos “la sabiduría de la verdad fundamental” conforme nos relacionamos con nuestro medio ambiente momento a momento.
En “El registro de las enseñanzas transmitidas oralmente”, el Daishonin explica el significado de Nam-myoho-renge-kyo como sigue:
“’Nam’ deriva del sánscrito, y en el Japón, significa ‘dedicar la vida’.
...‘Dedicar’ significa dedicarse a la ley inmutable de la verdad fundamental expuesta en la enseñanza teórica [del Sutra del Loto]. ‘Vida’ significa basarse en la sabiduría de la verdad fundamental manifestada en las relaciones cambiantes. ‘Dedicar la vida’, así, es Nam-myoho-renge-kyo.
Como lo dice el comentario de un sutra, tanto la ley inmutable de la verdad fundamental como la sabiduría de la verdad fundamental manifestada en las relaciones cambiantes están contenidas en un simple momento de vida, respectivamente en la tranquilidad o latencia y en la iluminación de la apariencia” (Gosho Zenshu, pág. 708).
El Daishonin describió el Gohonzon como el objeto de devoción para todas las personas, para que revelen su supremo potencial de la Budeidad.
El Gohonzon corporifica la ley fundamental de Nam-myoho-renge-kyo dentro de todos nosotros, es decir, el tathata. De modo que cuando abrazamos la fe en el Gohonzon y le invocamos Nam-myoho-renge-kyo, nuestras vidas están en armonía con “la ley inmutable de la verdad fundamental”, y nuestras acciones expresarán “la sabiduría de la verdad fundamental manifestada en las relaciones cambiantes”. Por ello debemos mantener dentro de nosotros la fe en la Ley Mística, y libremente podremos hacer emerger “la sabiduría de la verdad fundamental” para crear el máximo valor en nuestras circunstancias constantemente cambiantes.
El Daishonin también dice en “El registro de las enseñanzas transmitidas oralmente”:
Universal [del bodhisattva Universalmente Digno] significa el verdadero aspecto de todos los fenómenos, e indica la ley inmutable de la verdad fundamental tal como está expuesta en la enseñanza teórica [del Sutra del Loto]. ‘Digno’ Significa sabiduría, es decir, la sabiduría de la verdad fundamental manifestada en las relaciones cambiantes tal como está expuesta en la enseñanza esencial [del Sutra del Loto]” (Gosho Zenshu, pág. 780).