Temas desarrollados: En busca de un final feliz, Cambiemos de
melodía, Amistad no es igual que club de amigos, Esho Funi.
Gosho:
“si el corazón de las personas es impuro, su tierra también es,
pero si su corazón es puro, así es el sitio en que viven. No existen, en sí
mismas, una tierra pura y otra impura; la diferencia sólo reside en el bien y
el mal que hay en nuestro interior.” El logro de la Budeidad en esta
existencia, Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 4
EN BUSCA DE UN FINAL FELIZ.
Los cuentos más antiguos y que siguen hoy perdurando suelen
mostrar dos personajes tipo que están evolucionando constantemente: el
"bueno" y el "malo". Uno, un tanto puñetero, está poniendo
una serie de obstáculos al otro que, gracias a esos obstáculos, va cambiando.
Los cuentos nos enseñan que el cambio lo dirigimos para ir mejorando, creando,
buscando soluciones para vencer.
Al fin y al cabo es la elección de uno mismo. Recordemos por
ejemplo, El lobo y los tres cerditos, El gato con botas, Cenicienta, etc.
Podríamos decir que nuestro lobo de hoy, madrastra u ogro quizá
no sea más que un personaje de la propia cotidianidad: un compañero de trabajo,
una pareja, un familiar, un vecino...
El budismo enseña que los oponentes formidables pueden llegar a
ser nuestros aliados más grandes, porque nos obligan a desarrollar fortaleza y
templanza. Son lo que en nuestro budismo, llamamos “buenos amigos” influencias
positivas que nos ayudan en el camino hacia el logro de la Budeidad.
Todo depende de nuestra elección: la misma función puede actuar
como algo benéfico para uno o como algo perjudicial, según la actitud de la
persona. Por eso ¿Nos parece que salgamos cada uno en busca de nuestro Shoten
Zenjin?(1)
CAMBIEMOS DE MELODÍA
Frecuentemente nos lamentamos del ambiente que nos rodea, nos
incomoda el tono agresivo y despiadado que se ha instalado en la sociedad y nos
sorprende que en lugares en los que teóricamente debería reinar la armonía y el
compañerismo, personas comunes puedan desarrollar conductas tan hostiles para
mortificar y atemorizar a sus semejantes.
¡Ya no aguanto más! ¡Esto me está quemando!, son expresiones que
decimos y oímos frecuentemente a nuestro alrededor. Actuamos limitándonos a ser
los sufridores o como si no tuviéramos nada que ver con el clima que se respira
en nuestro entorno.
Pero el ambiente que nos rodea, no es algo que surge de forma espontánea
y aisladamente, sino que muestra los valores que subyacen en las personas que
lo originan, afortunadamente, no es algo inmodificable, sino que cambia con la
clase de interrelaciones que establecemos con nuestros semejantes, con el medio
natural y con la sociedad en general.
Quizá nos parezca que es muy poco lo que uno puede hacer para
cambiar la condición de los tiempos actuales. Sin embargo, ésta es la apuesta
que el budismo de la Soka Gakkai nos plantea a todos.
Ante una misma situación podemos dejarnos arrastrar por las
circunstancias y adoptar por puro mimetismo el estilo que nos rodea, o intentar
poner tierra de por medio, como si pudiésemos huir siempre y de todo.
También podemos decidir ser el elemento sorpresa que de al traste
con lo previsible, infiltrando en el ambiente un modo de ser y hacer que se rompa
el círculo vicioso y haga emerger una nueva melodía.
AMISTAD NO ES IGUAL QUE CLUB DE AMIGOS.
“La primera ley de la
amistad consiste en pedir a los amigos cosas honestas, y hacer por los amigos cosas
honestas”. Marco Tulio Cicerón.(2)
Cuando compartimos juntos el mismo propósito de promover el
humanismo, la tolerancia y el respeto por los derechos humanos, es natural que
surjan relaciones de compañerismo y de amistad, pues son sentimientos nobles
con los que cualquiera puede sentirse identificado.
Lo importante es que mantengamos la capacidad de compartir y caminar
juntos hacia un objetivo común, también cuando la afinidad no surge y hasta
puede que haya roces de personalidades.
Si nos mantenemos en el respeto por el otro y en la claridad de
objetivos, podremos reconocer las trampas de los sentimientos.
Así como la relación maestro discípulo es un profundo lazo que
fortalece, aclara el objetivo y orienta al corazón para enfrentar las
adversidades, la amistad sincera entre los compañeros de fe también cumple esa función, siendo grata también
para compartir el disfrute de la vida en sus momentos felices, cuando se logra
la victoria.
Cuando se comparte con otros, la existencia es más plena y
productiva para todos, porque las personas pueden liberarse de la arrogancia y
del desagradecimiento por el apoyo recibido, y de creerse autosuficientes e invulnerables.
Lo que cada cual entiende y establece como una relación de
compañerismo y amistad en el camino por la construcción de una sociedad en armonía,
es algo personal y sin limitaciones, salvo las que marcan el debido respeto, la
integridad, el sentido común, las buenas maneras, la sinceridad.
Así, en la práctica del budismo, cuando creamos algún vínculo, no
es vano, ni vacío ni frívolo: siempre es con el fin de desarrollar las mejores cualidades
del ser humano, optar por el optimismo, orientarnos hacia la transformación en
positivo, y en definitiva para ayudar a construir desde adentro y hacia afuera
una sociedad más pacífica y tolerante.
ESHO FUNI.
En una época como la nuestra, donde abundan estudios y debates
sobre cambio climático, energías limpias e impacto ambiental, resulta
interesante recordar el concepto de Esho Funi(3) que, en la tradición budista, describe
la relación entre el ser humano y el ambiente.
Esho está formado por las primeras sílabas de sho-ho, ‘nuestro
propio yo’, e-ho, nuestro entorno Y Funi literalmente significa ‘dos pero no
dos’, es decir, una unidad diversa.
Esho Funi explica la relación indisoluble que une estas dos
entidades distintas, la vida y su entorno, que interactúan y se influencian
mutuamente, en un devenir dinámico y cambiante.
Nichiren Daishonin dice: “Sin cuerpo no puede haber sombra. Y sin
vida tampoco puede haber ambiente. De igual modo, la vida adquiere forma a
través del ambiente.”(4)
Lo más interesante del concepto de Esho Funi, más que la
representación objetiva de la realidad, es la intencionalidad, el compromiso
personal que surge ante la evidencia de la unión indisoluble entre género humano
y naturaleza.
Como destaca Daisaku Ikeda,(5) la afirmación de que “la vida adquiere
forma a través del ambiente” introduce el concepto ecológico de la simbiosis “que
implica la elevación y la expansión del yo al ‘yo superior’” y nos indica un estilo
de vida basado en la armonía y el respeto del ambiente que está formado tanto
por los otros seres humanos como por la naturaleza.
NOTAS
1) Shoten Zenjin: según la tradición budista, son las funciones
protectoras del universo que cumplen un papel benéfico en las circunstancias de
la vida.
2) (106 a.
C. - 43 a.
C. fue jurista, político, filósofo, escritor y orador romano).
3) Esho Funi: inseparabilidad de la vida y su ambiente.
4) Sobre los presagios, Los escritos de Nichiren Daishonin,
página 675
5) Un diálogo entre oriente y occidente, pág. 162, Galaxia
Gutemberg-Círculo de Lectores.
COMO DICIENDO…
Cuando mi perrita me
mira fijamente, se sienta y ladea su cabeza logra raptar mi corazón. Generalmente
pienso que me mira como diciendo…: “que bien que estés cerca de mí”. Sin embargo
no siempre acierto. Puede querer “decir” eso, pero además, o mejor dicho,
sobretodo, pretende orientarme hacia su plato de comida para que se lo llene
debidamente. El resultado es que yo siempre acabo en el mismo pensamiento: “No
aprendo a interpretar los mensajes de esta ‘chantajista’”.
También suelo recordar
a alguien, destinatario anónimo de esta carta, a quien yo fácilmente
interpretaba de forma tendenciosa.
Salvando las distancias con la especie humana, la cosa empezaba igual: “Con
este gesto me está como diciendo que necesita saber más y que está deseando
practicar la oración”. Así, al principio, yo forzaba las situaciones cuando, en
realidad, mi amigo solo quería la compañía de alguien que le escuchara sinceramente
y tomar alguna copa si se terciaba, cosa muy habitual. Finalmente tomé la determinación
de no interpretar nada de sus gestos y le dije abiertamente: “Deja de mirarme
como diciendo… y háblame
de corazón”. Esto aclaró mucho la relación y, además, esa era la frase que,
para empezar, necesitaba oír.
Tanto es así que fue a partir de ese momento
cuando empezó a entender, de verdad, la práctica en su vida. Lo importante es
que llegamos a donde había que llegar; el vínculo estaba, solo era cuestión de
no rendirse para encontrar la forma de que yo aprendiera a escuchar y el a
decir.
SOKA GAKKAI de España