SHAKYAMUNI. LA PARÁBOLA DE LA FLECHA ENVENENADA. Esta parábola es el eje central del sutra 63 del “Majjhima Nikaya” del Canon Pali, titulado “Pequeño sermón a Malunkyaputta”.
Un día, un seguidor reciente del Buda
Shakyamuni le hizo a este una serie de preguntas metafísicas. El Buda replicó
con una parábola sobre un hombre al que le habían disparado una flecha
envenenada. El Buda utilizó la parábola para demostrar el sinsentido de
obsesionarse con la conjetura abstracta.
Esto es lo que oí decir:
El maestro se hallaba viviendo cerca de Svatthi, en Jetavana, en el parque de
Anathapindika. El anciano Malunkyaputta se había retirado por entonces del
mundo, y cuando se hallaba meditando, se le ocurrió este pensamiento: "Estas teorías han quedado sin explicar
por el Señor, desatendidas y rechazadas, si el mundo es eterno o no es eterno,
si el mundo es finito o no es finito, si el alma ( la vida) es lo mismo que el
cuerpo o si el alma es una cosa y el cuerpo otra, si un Buda (Tathagata) existe
después de la muerte o no existe después de la muerte, y si un Buda es o no
existente y no existente al mismo tiempo después de la muerte. El Señor no me
ha explicado estas cosas, y no me agrada el hecho de que no me las haya
explicado, ni tampoco me conviene. Me acercaré al Señor y le preguntaré por
todas estas cosas…Si el Señor no me las explica, renunciaré a la formación y me
volveré a una vida mundana”.
"Cuando
Malunkyaputta se acercó y expuso al Señor sus preguntas, éste replicó: ¿Acaso
te dije yo, Malunkyaputta, ven, emprende conmigo una vida religiosa y te
explicaré si el mundo es eterno o no lo es…?
No hiciste tal cosa,
venerable Señor.
Es como si un hombre cae
herido por una flecha envenenada y sus amigos, compañeros y parientes llaman a
un médico para que le cure, y él dice: "No consentiré que me arranquen la
flecha hasta saber por qué clase de hombre he sido herido, si es de la casta de
los guerreros, si en un brahmín, un agricultor o si pertenece a la casta
inferior".
O como si dijera: No
dejaré que me arranquen esta flecha hasta saber de qué nombre o familia es el
individuo…o si es alto, bajo o de mediana estatura…si es negro, moreno o
amarillo….o si viene de esta o de aquella aldea, ciudad o pueblo…o hasta que
sepa si el arco con que me hirió era de chapa o kondanda…o hasta que sepa si la
cuerda del arco estaba hecha de celidonia o de fibra de bambú o de tendón o
cáñamo o de gomero, o hasta que sepa si el astil estaba hecho de una planta
silvestre o cultivada…o si estaba emplumado con plumas de ala de buitre o de
garza o de halcón o de gallo…o si estaba asegurada con tendón de toro o de
búfalo o de ciervo o de mono…o hasta que sepa si era una flecha ordinaria o una
flecha tajadora o un vekanda o una flecha de hierro o de diente de ternera o de
hoja de karavira".
Ese hombre moriría, sin haber llegado a
saber tantas cosas.
La vida religiosa no
depende de que el mundo sea eterno, y tampoco depende de que el mundo no sea
eterno. Lo mismo si se afirma que el mundo es eterno o que no es eterno, siempre
habrá renacimiento, veneración, y yo anuncio la destrucción de todas estas
cosas ya para esta vida. Tampoco depende la vida religiosa de la idea de que el
mundo es finito…ni de que el Tathagata exista después de la muerte. …Por lo
tanto, considera inexplicado lo que no he explicado y explicado lo que he
explicado.
¿Y qué es lo que no he
explicado?
Si el mundo es eterno o
si el mundo no es eterno…si un tathagata es a la vez no existente y no
existente después de morir.
¿Y porqué, no he
explicado estas cosas? Porque todo esto, no tiene utilidad alguna, en nada
afecta al principio de la vida religiosa, no conduce a la aversión, a la
ausencia de pasión, a la cesación, a la tranquilidad, a la facultad
sobrenatural, al conocimiento perfecto, al nirvana, y por ese motivo no lo he
explicado.
¿Y qué es lo que he
explicado? He explicado el dolor, la causa del dolor, la destrucción del dolor
y el sendero que lleva a la destrucción del dolor. Porque esto es útil, esto se
refiere al principio de la vida religiosa, esto conduce a la aversión, a la
ausencia de pasión, a la cesación, a la tranquilidad, a la facultad
sobrenatural, al conocimiento perfecto, al nirvana, y por eso lo he explicado.
Por tanto, Malunkyaputta, considera
inexplicado lo que no he explicado y explicado lo que he explicado".