LA OFRENDA DE ARROZ (GHOSO).
INTRODUCCION
En el siglo XIII el
monje budista japonés Nichiren Daishonin llevó a cabo una profunda reforma del
budismo tal como se transmitía y comprendía en su época. Basado en las
enseñanzas de la escuela china del monte Tien Tai, a cuya cadena de transmisión
espiritual pertenecía, Nichiren estableció una enseñanza adecuada a los hombres
de su época. Época de la cual puede decirse, a pesar de la distancia temporal y
cultural que nos separa de aquel monje, que también es nuestra época.
Debido a que la noción
de 'época' no depende, en este contexto, de la cronología sino de una
concepción espiritual de la historia. Es decir de la historia entendida como el
curso de la relación consciente que los hombres mantienen con la Ley Mística
(Dharma) que fundamenta y da sentido a sus vidas.
La historia, así
entendida, no es un desarrollo lineal y progresivo, como soñaron algunos
pensadores occidentales ya desde fines de la edad media y particularmente
durante la modernidad, sino que, al contrario, es la historia de un ciclo: el
alba, el mediodía y finalmente el crepúsculo o alejamiento de la verdad
originaria.
Así, la época de
Nichiren -como la nuestra- se caracteriza por ser un tiempo de máximo
debilitamiento de la luz de la verdad. Es una época de oscuridad, y por lo
tanto también de confusión, en la cual los hombres han perdido su lazo
consciente con la Ley Mística que ordena el universo; o bien cuando dicha
conciencia se mantiene está contaminada por profundas distorsiones y serias
limitaciones de concepción y práctica.
Nichiren, conforme a la
terminología de su tradición, llamaba época de 'mappo' (época del 'fin de la
Ley') a ese tiempo de ignorancia de la Ley Mística, de desorden social y
natural, de conflicto exterior e interior, de confusión y violencia.
Sin embargo, ese tiempo
de oscurecimiento es también, paradójicamente, el momento de la revivificación
y encumbramiento de la Ley budista. El tiempo final es un tiempo de
recomienzo...
La misión de Nichiren en
la tierra fue, según el mismo la comprendió y sus discípulos asintieron, es la
de restaurar la posibilidad, para toda la humanidad, de mantener una relación
genuina y efectiva con la Ley Mística a partir de una enseñanza y un método que
sean adecuados a la época.
En el ghoso (carta) transcrito
de el monje Nichiren (nombre simbólico que significa 'sol' y 'loto'), el se
dirige a un discípulo para agradecerle el envío de unos víveres u ofrendas, sin
los cuales el no hubiera podido sobrevivir dado que, debido a una condena de la
autoridad política, se hallaba desterrado en una inhóspita isla del norte del
Japón donde vivía solo.
Pero, junto a la
expresión de agradecimiento el monje le entrega también a su discípulo una
enseñanza que es característica de su visión del budismo: la enseñanza de la
total unidad e identidad última entre el corazón del hombre, el mundo y la Ley
Mística o Dharma.
Esa unidad entre la Ley
del universo, el universo mismo con todas sus manifestaciones, y el espíritu
humano, está oculta a la mirada ordinaria a consecuencia de una radical
ignorancia constitutiva de la condición humana.
Ahora bien, el budismo
es el camino que conduce, justamente, a la superación de dicha ignorancia
separadora y al reconocimiento de la unidad, a la vez subjetiva y objetiva, de
todo lo viviente en el interior del hombre.
En fin, preferimos dejar
que sea el propio Nichiren quien conduzca al lector por el camino de la unidad.
Y de nuestra parte esperamos que quien lea la carta encuentre en la misma
alguna inspiración y tal vez el estímulo para profundizar el significado del
budismo tal como fue transmitido por este monje iluminado.
ACLARACIÓN:
La versión en español del ghoso o carta, fue
tomada de “Los Principales escritos de Nichiren Daishonin (tomo I, pag. 273.)”,
editada por la Soka Gakkai Internacional de Argentina. Pero hemos omitido las
notas de dicha edición y las hemos reemplazado por otras de nuestra autoría,
debido a que la misma no se dirige específicamente a los practicantes del
budismo de la SGI, sino a quienes se interesan o están en la búsqueda de
enseñanzas espirituales de todas las tradiciones, budistas y no budistas. A
través de nuestras notas intentamos brindar aclaraciones, comparaciones y
reflexiones para el mejor aprovechamiento de la carta por parte de dicho
público.
Sin embargo, y dado que las notas, por su
extensión y contenido, pueden distraer del sentido central del ghoso o carta de
Nichiren Dasishonin, sugerimos leer en principio la carta completa y dirigirse
recién después a las notas si se desea contar con más instrumentos de
interpretación.
LA OFRENDA DE ARROZ
Ghoso de Nichiren Daishonin a un discípulo.
La fecha exacta y la identidad del discípulo se desconocen. Se calcula que fue
escrita durante su exilio en la isla de Sado, en el norte del Japón, alrededor
del año 1270 .
He recibido el saco de
arroz, el saco de taro y la cesta con plantas de río que usted tuvo la bondad
de enviarme por intermedio de sus servidores.
El hombre posee dos clases
de tesoros: la ropa y los alimentos. Un sutra señala: "Todos los seres
animados dependen del alimento". Para subsistir en este mundo, el hombre
necesita comida y vestimenta. Para los peces, el agua es el mayor de los
tesoros; para los árboles, lo es la tierra en que echan raíces. La vida del
hombre se sustenta en lo que come. Por eso la comida es su tesoro.
Sin embargo, la vida, en
sí, es el más preciado de todos los tesoros. Ni siquiera todas las riquezas del
universo podrían compararse con el valor que posee una sola vida humana (1). La
vida es como una lámpara, y el alimento, como el aceite. Cuando el aceite se
acaba, la llama se extingue. Del mismo modo, la vida perece cuando no hay con
qué alimentarse.
Las personas ponen la
palabra Nam por delante de los nombres de las deidades y los budas, en el acto
de venerarlos. ¿Pero qué significa Nam? Este término deriva del sánscrito y
quiere decir 'consagrar la vida' (2). En última instancia significa ofrendar
nuestra vida al Buda. Según su condición social, algunos poseen esposas, hijos,
vasallos, fincas, oro, plata y demás tesoros. Hay quienes no tienen nada. Pero,
aunque uno sea rico o pobre, la vida sigue siendo el más valioso de todos los
tesoros. Por eso, los sabios y venerables de la Antigüedad ofrecían su vida al
Buda y así podían lograr la Budeidad (3).
Sessen Doji ofreció su
cuerpo a un demonio para recibir una enseñanza compuesta por ocho caracteres.
El bodhisattva (4) Yakuo, al ver que no tenía aceite, se quemó el codo para
poder ofrendar luz al Sutra del Loto (5). En nuestro país, el príncipe Shotoku
se arrancó la piel de la mano para copiar sobre ella el Sutra del Loto. Y el
emperador Tenji se quemó el dedo mayor como ofrenda al buda Shakyamuni (6).
Estas prácticas austeras son para los sabios y venerables, pero no para las
personas comunes.
Y, sin embargo, los
hombres y mujeres comunes pueden manifestar la Budeidad si atesoran una cosa:
la fe sincera. ¿Qué significa esto? En cierto modo, quiere decir que ofrendar
nuestro único manto al Sutra del Loto es lo mismo que arrancarnos la piel y, en
los tiempos de hambre, ofrecer al Buda el único tazón de arroz, del cual
depende nuestra subsistencia, es consagrar la vida al Buda (7). Los beneficios
que brinda esta ofrenda son tan grandes como lo que obtuvo el bodhisattva Yakuo
cuando se quemó el codo, o Sessen Doji cuando ofreció su carne a un demonio.
Por lo tanto, los
venerables se consagraban entregando hasta el propio cuerpo, mientras que las
personas comunes pueden consagrarse mediante la sinceridad con que hacen sus
ofrendas. El precepto de la donación (8), expuesto en el séptimo volumen del
Maka Shikan (9), enseña efectivamente el espíritu de ofrenda.
El verdadero camino de
la vida yace en los asuntos de este mundo. El Sutra Konkomyo (10) señala:
"Poseer un profundo conocimiento de este mundo es, en sí, el
Budismo". El Sutra del Nirvana (11) sostiene: "Todas las escrituras o
enseñanzas, sea cual fuere su origen, son, en última instancia, revelaciones de
la verdad budista. No son enseñanzas no budistas".
En cambio el volumen
sexto del Sutra del Loto dice: "No existe ningún asunto de la vida o del
trabajo que se diferencie de la realidad última en ningún sentido". Al
analizar el significado profundo de estas citas, Miao Lo (12) enseñó que los
primeros dos sutras eran profundos, pero aún superficiales, si se los comparaba
con el Sutra del Loto. Mientras aquellos relacionan los asuntos seculares con
el punto de vista budista, el Sutra del Loto explica que las cuestiones
mundanas son el Budismo, en última instancia (13).
Las enseñanzas expuestas
antes que el Sutra del Loto afirman que todos los fenómenos derivan de nuestro
corazón. El corazón es como la tierra, y todos los fenómenos son como las
plantas que brotan de ella. Pero el Sutra del Loto explica que no es así, sino
que corazón y tierra son una misma cosa, y que la tierra y sus plantas también
constituyen una unidad inseparable. Los sutras provisionales (14) dicen que una
mente serena es como la Luna, y un corazón puro es como una flor, pero el Sutra
del Loto dice que no es así y enseña que la Luna y la flor son, en sí mismas,
mente y corazón. Por lo tanto, es obvio que el arroz no es sólo arroz, sino la
vida en sí.
Ya que el Regente no se
mostró dispuesto a probar el suntuoso manjar (15), yo no tuve nada más que
hacer y me retiré al bosque. Soy un hombre común, y me cuesta resistir el frío
del invierno o el calor estival. Tampoco tengo comida suficiente. Jamás podría
igualar la hazaña del hombre que, según se dice, caminó diez mil ri con una
sola ración de comida, o la de Confucio y su nieto, quienes sólo comieron nueve
raciones en cien días. Sin alimentos, no podría seguir recitando el sutra ni
concentrarme en la práctica durante mucho tiempo más.
Por eso, sus ofrendas
son más que meros obsequios. Quizás el Buda le haya aconsejado que cuidara de
mí, o podría ser, también, que su karma (16) del pasado lo haya movido a
hacerlo. Es imposible decir en esta carta todo lo que siento.
Con mi profundo respeto.
Nichiren
NOTAS:
1) A diferencia de otras
religiones, especialmente en los aspectos más interiores ellas, el budismo
sitúa al hombre en el centro del universo.
Así, el hombre no es un ser vivo más entre
los seres vivos. Tampoco es el más evolucionado de los seres vivos. Para el budismo
la humanidad es un estado de la vida universal misma.
Y el estado de humanidad es precisamente
aquel a partir del cual se puede obtener la iluminación. O dicho de otro modo,
es el estado en el cual la sabiduría y la ley del universo pueden ser
conscientes y plenamente realizadas.
Por ello Nichiren Daishonin dice que la
vida humana es el mayor de todos los tesoros del universo. Afirmación que, de
no conocerse la idea del hombre que subyace a la misma, podría parecer una
retórica. Pero la afirmación, en este caso, debe comprenderse literalmente: no
hay en el universo tesoro mayor que la vida humana porque la vida humana es el
lugar de pasaje hacia la plena realización de la sabiduría que rige ese mismo
universo.
2) Nam: tal como Nichiren
explica en la carta alude al acto de entrega y consagración del practicante
hacia aquello que constituye su máximo referente espiritual.
La palabra Nam, de
origen sánscrito, al integrarse en las oraciones rituales ha mantenido su
identidad a pesar de la difusión del budismo en diversas culturas. Así, Nam se
conserva en sánscrito, con algunas alteraciones fonéticas, en oraciones chinas
(Ej. en 'Namu ami to fo', la oración al Buda Amida), japonesas (Ej. en 'Nam
mioho rengue kyo', oración derivada del Sutra del Loto y principal invocación
de la escuela fundada por Nichiren) y otras.
3) Budeidad, es la
sabiduría trascendente que dirige y permea todo lo existente. “Lograr la Budeidad" alude al
desarrollo de las más altas posibilidades inherentes al hombre”.
En términos occidentales esto es análogo
(no intentamos realizar una asimilación sino facilitar la comprensión de la
idea) al desarrollo del aspecto 'divino' oculto en el seno de la criatura.
A propósito de lo anterior, recordemos que
la Iglesia Ortodoxa conserva una noción que la tradición latina y las iglesias
de la protesta han olvidado o al menos relegado a un plano inferior al que la
noción amerita por sí misma: la theosis o deificación, es decir el proceso
espiritual por el cual el alma del hombre se diviniza y retorna a Dios.
4) El bodhisattva o
iluminado del budismo es la gran figura del movimiento Mayahana o Gran
vehículo, por oposición al arhat que es la figura prototípica del movimiento
Hinayana o Pequeño vehículo (algunos autores rechazan la denominación 'pequeño
vehículo' por considerarla peyorativa y prefieren hablar de budismo de los
'antiguos'). El bodhisattva es el iluminado o despierto que, a diferencia del
arhat, no se retira del mundo para encerrarse en una soledad beatífica sino que
habita entre los hombres y comparte sus miserias y sufrimientos.
La emergencia de la
figura del bodhisattva en el budismo es concomitante a la emergencia de la
enseñanza doctrinal sintetizada en la famosa frase: "samsara es
nirvana". Es decir la enseñanza que expresa la unidad del mundo ordinario
con la realidad trascendente de la Ley o Dharma.
La liberación,
entonces, no está en otra parte sino aquí en este mundo. Y liberarse consiste
no en liberarse del mundo como tal sino en liberarse de la oscuridad que impide
reconocer la naturaleza iluminada y perfecta de ese mismo mundo. El budismo de
la SGI traducirá esa enseñanza en la sentencia "bonno soku bodai" y
que en español suele traducirse, adaptada, como los deseos mundanos son la
iluminación.
5) El Sutra del Loto
considerado en general es uno de los más grandes sutras mayahanas. Y considerado en particular es el
sutra principal de la cadena de enseñanza a la cual el propio Nichiren
perteneció durante sus años de formación: la escuela Tendai de Japón heredera a
su vez de la escuela del monte Tien-Tai en China.
Existe una versión en
inglés de Burton Watson que ha contado con el reconocimiento del maestro
budista Daisaku Ikeda y de la Soka Gakkai Internacional: The Lotus sutra, and
Its Opening and Closing Sutras, Soka Gakkai, Tokyo (ISBN: 978-4-412-01409-1
6) El buda Shakyamuni es
el así llamado "buda histórico" e identificado a la persona de
Sidharta Gautama el príncipe del clan Sakya de la india. Sin embargo en el
budismo la oscilación entre lo histórico y lo simbólico-trascendente es mucho
más frecuente y más flexible de lo que se constata, por ejemplo, en el
cristianismo y el Islam (al menos en las expresiones más exteriores de esas dos
religiones en las cuales Jesús y Muhammad son inequívocamente históricos). Pues
en el budismo el nombre Shakyamuni rara vez alude a la persona histórica sino
que, casi siempre, remite a un cuerpo de enseñanzas. E incluso, según el
contexto, a una función trascendente.
7) Obsérvese que Nichiren
está homologando, aunque indirectamente o de modo alusivo, la ofrenda de arroz
que él mismo ha recibido de su discípulo (ofrenda que precisamente motiva la
carta) con una ofrenda de arroz ofrecida al Buda. Esto es una indicación de la
identidad de Nichiren como Buda.
Se percibe la idea de
una manifestación del Hombre Universal en la persona de Nichiren, análoga (no
decimos idéntica) a la que se encuentra en Jesús cuando dice "soy el
camino, la verdad y la vida" o también en el mártir musulmán Al Hallaj
cuando dijo "soy la verdad" (ana al haqq: yo la verdad).
Si bien en el caso de
Nichiren la identificación con el Hombre Universal no se expresa directamente
en primera persona, su obra contiene muchísimas alusiones a dicha identidad.
Particularmente el siguiente pasaje de otra de sus cartas (dirigida a su
discípulo Nanjo Tokimitsu en 1281) resulta revelador al respecto:
dice Nichiren de sí mismo: “mi corazón es el lugar donde todos
los budas entran en el nirvana; mi lengua, donde ellos hacen girar la rueda de
la doctrina; mi garganta, donde nacen en este mundo, y mi boca, donde logran la
iluminación"
8) La 'donación' o el
'dar', es una de las seis paramitas del budismo. Paramita puede considerarse
equivalente, en términos aproximados por supuesto, a nuestro latín 'virtus' (de
donde deriva 'virtud' en español), pues contiene como éste la alusión a una
fuerza, una moción vital, orientada al perfeccionamiento de la vida personal.
Las seis paramitas son: rectitud, caridad (dar o donación), diligencia, paciencia,
sabiduría y meditación.
9) El Maka Shikan: versión
japonesa del Mo ho Chi Kuan, una importante obra del maestro chino Chi´I; el
fundador de la escuela Tien-Tai o Tendai en japonés- a la cual perteneció
Nichiren antes de fundar su propia enseñanza. Maka Shikan puede traducirse
aproximadamente por 'Gran detenerse y ver'; título que alude a la meditación
entendida como suspensión de la acción (detenerse) en favor de la contemplación
(ver) iluminadora.
Detenerse no significa
ahí asumir una posición pasiva como si ésta fuese un bien en sí misma, sino
dejar de actuar para dejar de generar un karma negativo. Karma negativo que es
la resultante de los actos guiados por la ignorancia y no por la sabiduría.
Así, el 'detenerse' para poder 'ver' podría compararse a la conducta que
intuitivamente tiene cualquiera que ingresa en una habitación oscura: ante todo
deja de moverse pues de otro modo se golpearía contra todo lo que se interpone
en su camino.
Si bien el ejemplo
anterior es banal, puede dar una idea elemental del espíritu de la ecuación
'detenerse y ver'. Para dar un paso más en la comprensión de la idea podemos
leer un fragmento del propio Maka shikan (tomado de Thomas Cleary):
"el texto viene de comparar a las personas actuando en
estado de ignorancia con unos perros vagabundos que corren tratando de alcanzar
los truenos”... ¡Pobres de ellos! Sumidos en sus deseos, incapaces de
detenerse, son como moscas pegadas a un esputo. Resumiendo: el error de esos
vagabundos es el que acabamos de expresar, mientras que el de sus maestros
radica en no ser capaces de discernir las facultades y naturaleza de las
gentes, y en no comprender la intención del Buda. La razón de que el Buda
dijera que el deseo es en sí mismo el camino, reside en que el Buda veía los requerimientos
de la situación y sabía que existía una clase de gente que era baja y carente
de carácter y que, con seguridad, no sería capaz de practicar el Camino del
bien y de la acción correcta; y que si se les abandonaba a sus malas acciones
continuarían compulsivamente sin detenerse; de manera que les pidió que
cultivaran el detenerse y ver en medio del deseo."
Sin embargo, si bien el
Maka Shikan es una de las fuentes de sabiduría en las cuales bebió Nichiren, en
rigor esas enseñanzas no corresponden puntualmente a las suyas propias. En el
budismo de Nichiren no se trata de 'detenerse' para 'ver' sino de la práctica
de una fe sincera (tal como dice en la carta, en el párrafo cuarto que comienza
con 'Y sin embargo, los hombres y mujeres comunes..' ). Pues en la fe -y en la
invocación budista basada en la fe- se encuentra la luz aún en medio del deseo
y de la acción.
Ese cambio de
perspectiva, de Chi´I a Nichiren, no responde a un deseo de Nichiren de innovar
sino que corresponde a una necesidad impuesta por la diferencia de época. Pues,
el desarrollo histórico para el budismo no es un camino de progreso, sino un
progresivo oscurecimiento de la relación de los hombres con la Ley Mística. Por
eso, si los hombres podían en tiempos de Chi´I detenerse y ver, en cambio, en
tiempos de Nichiren -que son los nuestros- ya no hay otra posibilidad que
tratar de encontrar la luz aún sin poder detenerse y ver.
Y es por eso,
justamente, por lo cual aparece Nichiren en el mundo: para brindar una
enseñanza adaptada a las condiciones de la época 'mappo' o del máximo
oscurecimiento respecto a la Ley (Dharma).
10) Sutra Konkomyo
traducción japonesa del Sutra Suvarnaprabhasa (Sutra de la Luz dorada), oriundo
de la India y conocido en Japón a partir de la traducción china. El sutra
Konkomyo ha tenido una importancia considerable dentro del Japón, al punto de
que a partir del año 741 el emperador Shomu dictaminó que se crearan varios
templos específicamente destinados a la preservación de dicho sutra.
11) La expresión Sutra
del Nirvana es una abreviatura del Sutra Mahaparinirvana.
12) Miao Lo: un discípulo
chino del maestro Chi´I y difusor de su obra. Miao Lo es, junto al propio Chi I
y al Sutra del Loto, una de las fuentes de sabiduría más citadas por Nichiren a
lo largo de toda su obra.
13) Obsérvese que Nichiren
dice, interpretando el espíritu del Sutra del Loto, que los asuntos seculares
'son el Budismo'. Hemos solicitado a una especialista, Junko Yoshida, que
coteje detalladamente en este punto la traducción al español con el texto en
japonés; y nos ha confirmado que la versión de Soka Gakkai corresponde de
manera fiel al sentido y la intención de la carta de Nichiren: enunciar y
afirmar la total equivalencia entre los asuntos seculares y el budismo.
Es decir que se ha suprimido allí la
tradicional distinción entre lo sagrado y lo profano; porque, de algún modo,
todo se ha sacralizado al religarlo a la Ley Mística.
Pero, de lo anterior surge, también, que si
'los asuntos seculares son el Budismo', entonces, la Ley Mística no supone un
'más allá' del mundo. En este sentido en el budismo no hay 'trascendentalismo'
ni 'metafísica' en el sentido más habitual, vulgar, de ambas palabras. Sin
embargo, para desalentar a los cazadores de panteísmos, debemos decir que
tampoco hay inmanencia. Pues el mundo, para el budismo, está vacío (Ku), es
decir, carece de identidad propia.
De modo que la metafísica budista, y pensamos
que la hay si se comprende el término 'metafísica' en el sentido que le dió
René Guenón (La metafísica oriental), trasciende el dualismo de lo trascendente
y lo immanente tal como lo suele pensar una filosofía y una teología puramente
abstractas como son las que caracterizan en general al Occidente.
14) 'Sutras provisionales'
o enseñanzas provisionales son en el budismo de Nichiren todas las enseñanzas
espirituales, budistas o no, anteriores al Sutra del Loto. Pues es en dicho
sutra donde Nichiren encuentra cifrada la Ley fundamental de la existencia y la
clave de la iluminación para los hombres del tiempo de Mappo (el tiempo de la
declinación de la Ley o Dharma).
Desde otra perspectiva,
no ya comparando el Sutra del Loto con los sutras anteriores sino comparando el
budismo en general con las propias enseñanzas de Nichiren, el movimiento
inaugurado por Nichiren considerará 'provisionales' a todas las formas de
budismo anteriores a Nichiren y 'verdadera' o definitiva a la enseñanza del
propio Nichiren.
En ese sentido puede
decirse que Nichiren, para sus seguidores, es al budismo lo que para el Islam
fue el Profeta Muhammad con respecto a la tradición judeo-cristiana: su
culminación y su sello.
Sin embargo, conviene
tener cuidado al interpretar la idea de 'provisionalidad' de las enseñanzas
anteriores al Sutra del Loto, puesto que esa idea se presta fácilmente a ser
utilizada para justificar actitudes farisaicas y orgullosas. Fariseísmo y
orgullo propios de los hombres religiosos que creen que su tradición y camino
es el único plenamente verdadero y los restantes son, versiones imperfectas de
la verdad.
En definitiva la
'provisionalidad' de las otras enseñanzas en el discurso de Nichiren debe ser
comprendida a la luz de la doctrina tradicional de los ciclos cósmicos. Cada
etapa de desarrollo de la humanidad -y cada cultura, y cada tradición-
comprende un alba o amanecer, un mediodía (en el cual se manifiesta la plenitud
de su tiempo) y un crepúsculo o declinación. Y el tiempo de Nichiren, como
decíamos en la introducción, corresponde a un momento crepuscular dentro del
desarrollo de la enseñanza budista.
Así, Nichiren encuentra
en el Sutra del Loto, el punto de partida de lo que luego llegará a ser su
propia 'escuela', la enseñanza apta para los hombres del tiempo de declinación.
Los sutras anteriores, en cambio, se dirigían a los hombres del alba y del
mediodía del Dharma budista, por lo tanto a hombres cuyas posibilidades y
necesidades espirituales eran distintas.
Así, la enseñanza apta para los hombres de
Mappo o tiempo de la declinación del Dharma, no había sido explicada antes del
Sutra del Loto; pero no por una suerte de 'imperfección' o 'inferioridad', en
el sentido ordinario de esas expresiones, sino porque el tiempo para la
revelación de la enseñanza clave del Sutra del Loto aún no había llegado.
15) La referencia al
Regente que rechazó el manjar alude a circunstancias de la propia vida de
Nichiren. El Regente en cuestión era Hojo Tokimitsu y el manjar la enseñanza
del propio Nichiren. Hojo Tokimitsu era un importante funcionario del
Shogunato, ya retirado de la vida pública pero todavía con una gran influencia
en la sociedad y la política de su tiempo. Y Nichiren había recurrido a él en
vista de las profundas perturbaciones, sociales y naturales, que afectaban al
Japón. Perturbaciones que, ocurrían debido al apartamiento de los hombres
respecto de la verdadera Ley budista.
Así, Nichiren había conminado al regente a
que asumiera y ayudara a difundir su enseñanza, pues sólo de ese modo el pueblo
del Japón podría recuperar una relación plena con la verdad budista. Ese
requerimiento iba acompañado, también, de severas acusaciones hacia los líderes
religiosos más importantes del momento y a los cuales Nichiren hacía
directamente responsables del desvío de la Ley y la degradación del budismo.
16) Karma, es, en sentido restringido
'acción', y en sentido amplio alude a las relaciones de causación que conforman
la red de la interdependencia universal. En el contexto de la carta Nichiren
está expresando su agradecimiento hacia el discípulo que le envió la ofrenda de
alimentos, y alude al karma de su discípulo como a una causa latente en la vida
de éste que lo ha conducido no sólo a ser discípulo de Nichiren, sino además a
ser uno particularmente valioso puesto que cuida la vida de su maestro.
No se trata ahí, a
nuestro juicio, de subrayar la incidencia del pasado sobre el presente (como si
dijera 'Ud. ha hecho esto porque antes hizo aquello otro') sino que el maestro
enfatiza la profundidad del vínculo que une al discípulo con él; puesto que ese
vínculo no es circunstancial sino que tiene raíces transtemporales.