Introducción
LA APERTURA DE LOS OJOS (ANALISIS DE FRAGMENTOS DEL GHOSO)
El
shakubuku: Un rugido de león de inmenso amor compasivo para refutar
el error y extender el bien.
El amor compasivo es el corazón del budismo. No sólo expresa el
estado iluminado de la Budeidad, sino que, además, constituye el fundamento de
la práctica de los bodhisattvas.
Introducción
La Ley Mística se
describe como las “semillas de la Budeidad [de los] tres mil aspectos contenidos
en cada instante de la vida”.(1) El amor compasivo con que el Buda planta esta semilla
en la vida de las personas no sólo se caracteriza por la actitud de velar profundamente
por su felicidad y bienestar, sino también por este sentimiento estricto de refutar
severamente los actos contra la Ley. Y es así, porque la gente no puede
comprender el principio de lograr la Budeidad en esta existencia
mientras su corazón vive nublado por la oscuridad de la ilusión y la
incredulidad, que la lleva a denigrar la dignidad de la vida.
El amor del Sutra del
Loto abarca, naturalmente, una ternura infinita como la que posee el amor de
una madre. Pero, a la vez, como este sutra se desprende de los medios hábiles y
revela de manera clara y precisa el verdadero medio para que todos logren la
Budeidad, inevitablemente contiene un elemento de rigor no condescendiente con
respecto a la Ley.
Esta severidad surge del deseo de revelar la Ley Mística como
semilla universal de la Budeidad. En tal sentido, es rigor para que las
personas puedan iluminarse; pero también es una expresión de amor compasivo,
para que la Ley esté al alcance de todos. Tener fe inquebrantable en el
potencial humano para lograr la iluminación es verdadero amor compasivo. El
shakubuku (2) puede verse como el medio práctico primordial para
expresar este amor compasivo y humano. Dicho de otro modo, la
práctica del shakubuku es indispensable para manifestar la Budeidad.
FRAGMENTO DE GOSHO
Pregunta: Usted insiste en que los
seguidores de las escuelas Zen y Nembutsu [Tierra Pura] caerán en el infierno
del sufrimiento incesante. Esto muestra su inclinación a la beligerancia. Usted
mismo corre peligro de caer en el estado de los asuras [estado de Ira]. Es más,
en el capítulo “Prácticas pacíficas” del Sutra del Loto se dice: “No deberá solazarse
mencionando los defectos de otras personas o escrituras. No deberá mostrar
desdén hacia otros maestros de la Ley”. Usted ha sido abandonado por los cielos
porque
actuó contra este
pasaje del sutra, ¿no es cierto? (3)
Respuesta: Supongo que a los ilustres
sacerdotes de esta época les parece natural tener dudas con respecto a este
punto. Así pues, por mucho que lo explique e intente convencer a mis propios
discípulos, al parecer no consiguen despejar sus dudas y se comportan como si
fueran icchantikas, o personas de incredulidad incorregible. Por tal motivo, he
citado estas explicaciones de T’ien-t’ai, Miao-lo y otros, con el afán de
acallar sus críticas
injustificadas.
Estos dos métodos del shoju (4) y el
shakubuku son como el agua y el fuego. El fuego siente aversión por el agua, y
ésta aborrece el fuego. El practicante del shoju se ríe del shakubuku desdeñosamente.
El practicante del shakubuku se lamenta de sólo pensar en el shoju. Cuando el
país está poblado por malas personas, desprovistas de sabiduría, el método
principal que debe
aplicarse es el shoju, tal como describe el capítulo “Prácticas pacíficas”.
Pero cuando existen muchas personas de ideas perversas, que actúan contra la Ley,
primero hay que emplear el shakubuku, tal como afirma el capítulo “Jamás Despreciar”.
Es como utilizar agua fría para refrescarse cuando hace calor, o acercarse al fuego
cuando el frío recrudece. La hierba y los árboles son afines al Sol, y sufren
bajo la
helada luz de la
Luna. Las aguas son afines a la Luna y pierden su verdadera naturaleza cuando
llega la época tórrida.
Sin embargo, en el Último Día de la Ley, hay
que emplear tanto el shoju como el shakubuku. Esto se debe a que hay dos clases
de países: los que cometen el mal pasivamente y los que activamente buscan
destruir la Ley. Debemos pensar bien en qué categoría incluir al Japón de la
época actual.(5)
ESCLARECER EL VERDADERO ESPÍRITU DEL
SHAKUBUKU
El Daishonin refutó las
doctrinas de las escuelas Nembutsu y Zen, que tenían auge en su época, como
actos contra la Ley que alentaban a las personas a descartar el Sutra del Loto.
Las condenó como enseñanzas que hacían caer a la población en el infierno del sufrimiento
incesante, es decir, en los estados más bajos de la vida.
La Apertura de los Ojos,
comienza analizando el tema del shakubuku con una pregunta: se plantea si el
hecho de repudiar las otras escuelas implica tener “inclinación a la beligerancia”
y una condición de vida rayana en “el estado de los asuras”. Además, trae a colación
una duda de su interlocutor: que las funciones protectoras del universo
(deidades budistas) lo han abandonado porque, obstinado en buscar el shakubuku,
ignoró el
fragmento del capítulo “Prácticas pacificas” del Sutra del Loto
(14º) (6) que señala que “[El practicante] no deberá solazarse mencionando los
defectos de otras personas o escrituras. No deberá mostrar desdén hacia otros
maestros de la Ley”.(7)
Probablemente, esto
represente el tipo de críticas que recibía el Daishonin en su propia época.
Muchas personas sentían que no era muy “budista” de su parte censurar y atacar otras
escuelas. Este comportamiento también entraba en conflicto con la valorada
virtud japonesa de mantener el wa, o la armonía a cualquier costo. En este
tratado, el Daishonin afirma que no sólo los sacerdotes y seguidores de otras
escuelas se alzaban para condenarlo, sino que, además, hasta había algunos de
sus propios discípulos que no
llegaban a entender sus acciones. Escribe:
Supongo que a los ilustres sacerdotes de
esta época les parece natural tener dudas con respecto a este punto. Así pues,
por mucho que lo explique e intente convencer a mis propios discípulos, al
parecer no consiguen despejar sus dudas. (8)
El problema real que subyace en todo esto, obviamente, son las
ideas distorsionadas que existían en la sociedad sobre el budismo. La gente, en
general, consideraba que el budismo era una enseñanza que aspiraba a un estado
de perfecta tranquilidad interior conocido como nirvana. (9) Esto alimentó una
tendencia al escapismo del mundo real; se hizo común que los practicantes
budistas se aislaran en retiros o reclusiones, en bosques
de montaña. Esta filosofía incitaba a las personas a anhelar una
utopía o un paraíso
alejado de este mundo de sufrimiento. Pero mientras la gente conservara
estas ideas equivocadas, no podría apreciar la verdadera lucha espiritual que
implicaba la práctica del budismo.
El budismo genuino no
aspira a una utopía en un reino imaginario. Por el contrario, es una filosofía
que busca la transformación de la realidad y aspira a construir un mundo ideal,
aquí mismo, en este atribulado mundo saha. El foco del budismo es dar poder a
las personas, ayudarlas a desarrollar su fortaleza espiritual y su fuerza
interna para superar cualquier tempestad que se presente, en la realidad de la
vida cotidiana.
En cierto sentido, la
esencia del budismo no yace en buscar la placidez de un estanque inmóvil, sino
en establecer un estado de felicidad tan sólido e inmenso, que no pueda ser destruido
ni siquiera por las olas más furiosas. Aunque aspiremos a una modesta dicha, donde
nunca suceda nada infortunado, cuando soplan las tormentas de la vida es imposible
evitar que estas nos sacudan y salpiquen. En realidad, uno sólo puede asegurar su
propia felicidad cultivando su fortaleza interior para avanzar intrépidamente,
a través del torbellino de la oscuridad fundamental y del karma. En tal
sentido, la felicidad sólo se encuentra en medio de la lucha.
Construir una felicidad
genuina para uno y para los demás implica, necesariamente, combatir las
ideologías erróneas y las creencias distorsionadas que sujetan a las personas al
sufrimiento. En esto consiste la práctica del shakubuku.
En respuesta a las
críticas de que el shakubuku implica “una inclinación a la beligerancia” y una
condición de vida propia del “estado de los asuras”, el Daishonin explica que
el shakubuku es una muestra de amor compasivo y que revela el corazón de luchar
contra el mal. Este es, a su vez, el espíritu de un buda. Por lo tanto, el
shakubuku es la práctica que concuerda con el corazón y el propósito del Buda,
y representa la práctica del bodhisattva
para el Último Día de la Ley.
EL
SHOJU Y EL SHAKUBUKU
Para rechazar la
acusación de que el shakubuku entraña una “inclinación a la beligerancia”, el
Daishonin ante todo explica que la práctica budista se compone de dos métodos
de propagación: el shoju o persuasión suave, y el shakubuku o refutación estricta.
Luego, indica que el shakubuku es una forma legítima de práctica budista.
La conclusión del
Daishonin es que tanto el shoju como el shakubuku son formas legítimas de
diseminar las enseñanzas del Buda, y dice, citando al gran maestro T’ien-t’ai: “El
método escogido deberá ser el que concuerde con los tiempos”. (10) En el Sutra
del Loto, esta última situación se ejemplifica con el caso del Bodhisattva Jamás
Despreciar, quien (como describe un capítulo que lleva su nombre) persevera en
su práctica de respetar a los demás, aun cuando estos lo atacan con “palos de
madera, o
piedras y lajas”.(11)
La práctica del
bodhisattva Jamás Despreciar consistía en inclinarse ante los demás en actitud
reverente, y saludarlos con una expresión verbal que se conoce como “el Sutra
del Loto de veinticuatro ideogramas”,(12) condensación de la enseñanza más
importante del Sutra del Loto, según la cual todas las personas poseen la
naturaleza de Buda. Su convicción no vacilaba, aun cuando recibía reacciones
negativas y persecuciones de parte
de sus interlocutores, personas de tremenda arrogancia que
pertenecían a las cuatro clases de creyentes: monjes, monjas, laicos y laicas.
Sus esfuerzos incesantes por proclamar audazmente la verdad se comparan con la
refutación de las creencias erróneas de la gente.
En consecuencia, el
capítulo “Jamás Despreciar” del Sutra del Loto enseña la práctica del shakubuku.
Al decir que el método
de propagación depende de la época, no estamos hablando de un período histórico
determinado, sino de las características que prevalecen en una era, o de la
tendencia general que marca el tono de una sociedad, señalada por las ideas dominantes,
las creencias que subyacen al comportamiento social, las actitudes y visión de
la vida de sus ciudadanos, las condiciones sociales imperantes y el ambiente
general.
En la época del
Daishonin, tal como los describe este tratado, había escuelas muy populares,
como Palabra Verdadera y Guirnalda de Flores, que se habían apropiado solapadamente
de la doctrina sobre los tres mil aspectos contenidos en cada instante de la vida,
presente originariamente en el Sutra del Loto. Incorporaron tanto el término
como el concepto, pero no lo pusieron en práctica. Había otras escuelas
populares en ese momento, como Nembutsu y Zen, que urgían a las personas a
descartar el Sutra del Loto.
En esa época, reinaba la
confusión con respecto a cuáles enseñanzas budistas eran verdaderas y cuáles
provisionales.(13) Como resultado de ello, se había opacado la enseñanza del
Buda sobre la iluminación de todas las personas.
En un tiempo como el de
Nichiren Daishonin, sentarse de brazos cruzados sin denunciar los actos errados
representa no sólo la derrota espiritual de uno como budista, sino también su
muerte como persona de principios religiosos. El Sutra del Loto corporifica
valores universales. Es una enseñanza que expone la dignidad y la igualdad de
todas las personas.
Los sutras expuestos
antes que el Sutra del Loto presentan, en cierta medida, conceptos y formas de
práctica que indican la nobleza intrínseca y el carácter preciado de la vida humana.
Cuando uno lee estas enseñanzas basado en su comprensión del Sutra del Loto, también
puede aprovechar su sabiduría en forma libre y apropiada. Como vemos en la doctrina
sobre la “unificación de las enseñanzas”,(14) el Sutra del Loto es una
escritura universal, que abarca dentro de sí todas las enseñanzas budistas. Por
tal razón, aun hoy sigue destacándose entre todos los sutras como ejemplo de
humanismo supremo.
Sin embargo, a la vez,
el Sutra del Loto enseña que si en el mundo del budismo llegaran a surgir
influencias contrarias al humanismo, y si ellas distorsionaran el espíritu del
Sutra del Loto, sus practicantes deberán repudiar tales errores con postura
activa y rigurosa.
En el budismo de
Nichiren Daishonin, vemos la misma dualidad en la práctica del shakubuku. Por
un lado, exige una acción rigurosa contra las enseñanzas erróneas que distorsionan
el budismo y hacen sufrir a las personas. Por el otro, es una práctica que posee
amplitud y universalidad para hallar rasgos comunes entre el budismo y todas aquellas
filosofías o sistemas ideológicos que valoran a los seres humanos y dar
prioridad a su bienestar.
Así pues, el Daishonin
indica que la sabiduría de guiar a las personas a la felicidad es idéntica a la
sabiduría del budismo.
Hacer shakubuku es
ejercer la práctica budista del amor compasivo; es decir, eliminar el sufrimiento
e impartir alegría. Por sobre todas las cosas, la práctica del shakubuku se
basa en un respeto amplio y profundo hacia todos los seres humanos. En
consecuencia, nuestra labor en esta esfera no dará resultados si no sentimos un
hondo respeto por la persona a quien buscamos guiar hacia la enseñanza
correcta. Es algo muy claro y evidente para cualquiera que se haya esforzado
seriamente en este terreno.
En vista de ello, el
shakubuku no está motivado por una “inclinación a la beligerancia” o por otro
tipo de emociones agresivas y negativas. Por eso, no es una práctica fanática
ni chauvinista. La esencia del shakubuku es el amor misericordioso, y es
también la postura de refutar el error, por el sufrimiento que ocasiona; el
shakubuku es lo que transforma nuestro amor benevolente en coraje para luchar
contra lo erróneo.
FRAGMENTO DEL GOSHO
Pregunta: ¿Qué provecho cree usted obtener
censurando a los seguidores de las escuelas Nembutsu y Zen, y provocando su
animosidad?
Respuesta: El Sutra del Nirvana dice: “Si
incluso un buen monje ve a alguien que está destruyendo la enseñanza y no le da
importancia, no lo refuta, no lo expulsa o sanciona por su falta, debéis
comprender que ese monje está traicionando la enseñanza del Buda.
Pero si expulsa al
que destruye la Ley, lo refuta o lo castiga, en tal caso es mi discípulo y es
alguien que auténticamente escucha la voz”.
[El gran maestro chino] Chang-an comenta
este fragmento de la siguiente forma: “El que destruye las enseñanzas del Buda
o genera confusión con respecto a ellas está traicionándolas. Si uno se
considera amigo de alguien pero no tiene la benevolencia suficiente para
corregirlo, en realidad es su enemigo. Pero quien reprende y corrige al que mal
actúa es un practicante que escucha la voz y defiende las enseñanzas del Buda,
y es un discípulo genuino. Quien libra del mal al que actúa erradamente es como
un padre para esa persona. Los que reprenden a aquellos que actúan mal son
discípulos del Buda. Pero los que no expulsan a los que cometen malas acciones
están traicionando las enseñanzas del Buda”.(15)
“Si uno se considera amigo de alguien pero
no tiene la benevolencia suficiente para corregirlo, en realidad es su enemigo”
El Daishonin emplea este
intercambio de ideas para recalcar la enorme importancia del espíritu de
shakubuku, cuando hay que señalar errores en el mundo del budismo.
La parte comienza con
esta pregunta: ¿Qué provecho cree usted obtener censurando a los seguidores de
las escuelas Nembutsu y Zen, y provocando su animosidad?
En respuesta, el
Daishonin cita un pasaje del Sutra del Nirvana donde Shakyamuni declara que los
discípulos suyos que no emprendan una lucha rigurosa para refutar, expulsar o
sancionar a los que destruyen la enseñanza correcta son enemigos del budismo, mientras
que aquellos que se lanzan a esta lucha son sus auténticos discípulos, y son verdaderos
practicantes que escuchan la voz y defienden la Ley. El Daishonin, entonces, cita
un fragmento del Comentario sobre el “Sutra del Nirvana”, de Chang-an, según el
cual si uno actúa como un falso amigo y no tiene la bondad de corregir a los
que destruyen las enseñanzas del Buda, en realidad uno es enemigo de esa
persona.
Estos pasajes dejan
claro que el shakubuku es un acto de amor compasivo. El verdadero amor
compasivo significa hacer que alguien despierte de su oscuridad, de la
ignorancia o ilusión que vulnera su propio palacio interior, y pueda emprender
el camino hacia su propia liberación del sufrimiento en sentido esencial.
El shakubuku es un
impulso irrefrenable que surge de la fe y de la benevolencia. En La apertura de
los ojos, el Daishonin escribe:
Si alguien intentara matar a nuestros
padres, ¿no intentaríamos ponerlos sobre aviso? Si un mal hijo, bajo los
efectos del alcohol, amenazara de muerte a sus progenitores, ¿no trataríamos de
impedírselo? Si una mala persona se propusiera incendiar templos y pagodas, ¿no
intentaríamos detenerla? Si nuestro único hijo estuviese gravemente enfermo,
¿no trataríamos de curarlo cauterizándolo con moxas?(16)
La hipocresía es lo opuesto al amor compasivo. Específicamente,
la hipocresía de saber cuando se está cometiendo un mal en el mundo del budismo
y no hacer nada frente a ello.
Si prevalece este tipo
de falsedad, las mentiras y la impostura terminarán siendo normales, y nadie
proclamará la verdad. En última instancia, esto conducirá a la decadencia moral
y espiritual de la sociedad. Sin un cimiento espiritual sólido, como el que
brinda una religión humanística, la trama social tiende a desintegrarse.
El shakubuku, una acción
de supremo amor compasivo, es un rugido de león enfocado en revivir la bondad
interior del ser humano y en infundir a la sociedad una vitalidad y una creatividad
dinámicas, en beneficio de todos. Es una contienda espiritual de la más noble dimensión,
que busca vencer las funciones destructivas, disipar la oscuridad y la ilusión,
e implementar una felicidad real y duradera para el género humano. Esta
práctica se ve
nutrida por un espíritu de lucha que nos recuerda el bramido
intrépido de un rey león. Esta lucha nos permite forjar un estado de vida
indestructible como el diamante. El Daishonin cita el Sutra del Nirvana, donde
se dice que el beneficio de practicar el shakubuku es adquirir un “cuerpo adamantino”.
(17)
Cuando iniciamos esta
contienda de amor compasivo, podemos desembarazarnos de tendencias corrosivas,
como la pereza, la negligencia y la cobardía; este “óxido” cubre y opaca el
verdadero esplendor que llevamos adentro. Los que toman contacto con lo profundo
de su sabiduría y perseveran en el esfuerzo por guiar a cada persona hacia el camino
de su propia felicidad pueden romper las cadenas de sus preconceptos y
prejuicios, y derrotar la ignorancia de la incredulidad y la
falta de respeto que aliena a las personas. Los que batallan contra la
negatividad y la ilusión pueden limpiar y pulir su vida, con una corriente
purificadora que barre con la decadencia espiritual; pueden adquirir un estado
de vida infinitamente amplio y profundo, que ansía de verdad la dicha de todos
los seres humanos.
FRASE DESTACADA
El Sutra del Loto
corporifica valores universales. Es una enseñanza que expone la dignidad y la
igualdad de todas las personas.
NOTAS:
1) Semillas de la Budeidad de los tres mil aspectos contenidos en
cada instante de la vida: La Ley Mística de los tres mil aspectos contenidos en
cada instante de la vida, revelada en el Sutra del Loto, es la causa
fundamental para que todas las personas logren la Budeidad. Por lo tanto, se la
llama la semilla de la Budeidad. Véase WND, pág. 365.
2) Shakubuku: propagar el budismo refutando las ideas erróneas o
prejuiciosas de otros conduciéndolos hacia la enseñanza budista.
3) WND, págs. 283-284.
4) Shoju: Método de propagación del budismo en el cual uno guía
gradualmente a las personas hacia la enseñanza correcta, de acuerdo con su
capacidad y sin refutar su apego a ideas equivocadas.
5) Ib., pág. 285.
6) Capítulo “Prácticas pacíficas” del Sutra del Loto: En este
capítulo, Shakyamuni expone cuatro reglas o prácticas pacíficas que deben
observar sus seguidores para difundir la enseñanza correcta en la época
corrupta posterior a su muerte. El gran maestro T’ien-t’ai de la China
sintetizó las largas descripciones de este capítulo en cuatro prácticas pacíficas:
acción, palabra, pensamiento y juramento.
7) Sutra del Loto, cap. 14, pág. 201.
8) WND, pág. 285.
9) Nirvana: Palabra sánscrita que indica un estado de paz y de
tranquilidad en el cual se extinguen todas las ilusiones y deseos.
10) Ib., págs. 284 y 286.
11) Sutra del Loto, cap. 20, pág. 267.
12) El “Sutra del Loto de veinticuatro ideogramas” se refiere al
pasaje del sutra donde el bodhisattva Jamás Despreciar afirma: “Siento profundo
respeto por vosotros. Jamás osaría trataros con desprecio o arrogancia. ¿Y por
qué? Porque todos estáis practicando el camino del bodhisattva y sin falta
obtendréis la Budeidad”. Véase Sutra del Loto, cap. 20, págs. 266-267. Como en
la traducción de Kumarajiva al chino abarca veinticuatro caracteres, se lo
conoce como el “Sutra del Loto de los veinticuatro ideogramas”.
13) La expresión “enseñanza verdadera” se aplica al Sutra del
Loto, que explica la verdad con respecto a la cual se iluminó el Buda.
“Enseñanzas provisionales” son las que expuso Shakyamuni como medio hábil para
ayudar a las personas a comprender la enseñanza verdadera.
14) Unificación de las enseñanzas: Esto se refiere a la
unificación de las enseñanzas preparatorias o provisionales dentro de la
enseñanza más elevada, el Sutra del Loto. Cuando se las integra de este modo,
todas las doctrinas anteriores al Sutra del Loto adoptan su debido lugar y
adquieren su real significado.
15) WND, pág. 286.
16) WND pág. 287.
17) El Sutra del Nirvana afirma: “El Buda respondió:
‘[Bodhisattva] Kashyapa, yo pude adquirir este cuerpo adamantino porque fui un
defensor de la enseñanza correcta. Kashyapa, como [en el pasado] me consagré a
la enseñanza correcta, he podido adquirir este cuerpo adamantino que perdura
eternamente y jamás se destruye”. Véase WND, pág. 285.