
1. EL LOGRO DE LA BUDEIDAD EN ESTA EXISTENCIA. ENVIADA A TOKI JONIN. (Los escritos de Nichiren Daishonin, Soka Gakkai, Pag 3, 4 y 5).

El Sutra del Loto es el rey de los sutras, verdadero y correcto tanto en
su texto como en sus principios. Sus palabras son la realidad suprema, y esa
realidad es la Ley Mística (Myojo). Se la llama la Ley Mística, porque revela
el principio de la inclusión mutua entre todos los fenómenos y cada instante
vital. Este sutra es por lo tanto, la sabiduría de todos los budas.
La vida a cada momento, abarca el cuerpo y la mente, el sujeto y el
mundo circundante de todos los seres animados en los diez estados, y también en
los seres inanimados en los tres mil aspectos, entre los cuales se encuentran
las plantas, el cielo, la tierra y hasta las ínfimas partículas de polvo. La
vida, a cada instante, impregna por completo el mundo de los fenómenos y se
revela en todos ellos. Tomar conciencia de este principio es en sí, la relación
mutuamente incluyente que hay entre todos los fenómenos y la vida a cada
instante. Sin embargo, aunque recite Nam-Myoho-Renge-Kyo y crea en el, si
piensa que la Ley está afuera de usted, no está abrazando la Ley Mística, sinó
una enseñanza inferior. “enseñanza inferior” se refiere a todas las que no son
este sutra [del loto], que constituyen doctrinas introductorias y provisionales.
Ninguna enseñanza introductoria o provisional conduce directamente a la
iluminación, y sin un camino directo hacia la iluminación usted no podrá lograr
la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia durante palpas
incontables. En tal caso, lograr la Budeidad en esta existencia resulta
imposible. Por lo tanto, cuando entone Myoho y recite renge (1), debe hacer
surgir la profunda convicción de que Myoho-Renge-Kyo es su propia vida.
Jamás
piense que está fuera de usted mismo ninguna de las ochenta mil enseñanzas
sagradas que predicó el Buda Shakyamuni a lo largo de su vida, o que , predicaron
los budas y bodhisattvas de las diez direcciones y de las tres existencias del
pasado, presente y futuro. A menos que perciba la verdadera naturaleza de su
vida, practicar las enseñanzas budistas no lo aliviará de los sufrimientos del
nacimiento y la muerte. Si busca la iluminación fuera de usted mismo, terminará
siendo en vano, aunque realice diez mil prácticas o diez mil actos virtuosos.
Es como el caso de un hombre pobre que pasa los días y las noches contando el
dinero de su vecino, pero no gana para si mismo ni media moneda. Por eso, el
comentario de la escuela T´ien-t´ai señala: “Sin percibir la naturaleza de su
propia vida, uno no puede erradicar sus graves faltas” (2). Este pasaje implica
que nuestra práctica se convertirá en una dolorosa e interminable austeridad,
si no percibimos la naturaleza de nuestra propia vida. Y por tal motivo, a este
tipo de estudiantes del budismo se los condena como “no budistas”. “En Gran
Concentración e Introspección”, se dice que, aunque estas personas estudien el
budismo, sus ideas no difieren de las que postulan los no budistas.
Ya se que invoque el nombre del Buda (3), recita el sutra o simplemente
ofrende flores e inciensos, todos sus actos virtuosos sembrarán en su vida
beneficios y plantarán en ella las raíces del bien. Con esta convicción debe
esforzarse en la fe. El Sutra Vimalakirti dice que cuando uno busca la
emancipación de los budas en la mente del ser humano común, descubre que las
personas comunes son entidades de la iluminación, y que los sufrimientos del
nacimiento y la muerte son el Nirvana. Asimismo, afirma que si el corazón de
las personas es impuro, su tierra también lo es, pero que si su corazón es
puro, igualmente puro es el sitio en el que viven. No existen, en si mismas,
una tierra pura y otra impura; la diferencia solo reside en el bien y el mal
que hay en nuestro interior.
Lo
mismo ocurre con un buda y un ser humano común. se denomina persona común a la
que vive en la ilusión, pero cuando esa persona está iluminada, pasa a llamarse
Buda. Es como el caso de un espejo percudido, que, una vez lustrado, refulge
como una joya. Una mente nublada por las ilusiones provenientes de la oscuridad
fundamental de la vida es como un espejo percudido; pero una vez pulida, sin
falta se convierte en un espejo impecable, que refleja la naturaleza esencial
de los fenómenos y el verdadero aspecto de la realidad. Haga surgir una
profunda fe y lustre su espejo día y noche, con ahínco y esmero. ¿De que manera
lustrarlo? Tan solo entonando Nam-Mioho-Renge-Kyo.
Ahora
bien, ¿qué significa Myo? Es sencillamente la naturaleza insondable de nuestra
vida, momento a momento, que la mente es incapaz de comprender y las palabras
no alcanzan a expresar. Cuando examinamos nuestra mente en cualquier instante,
no percibimos en ella forma o color alguno que nos permitan confirmar su
existencia. Y, sin embargo, tampoco podemos decir que no exista, ya que en
forma constante nos surgen pensamientos dispares. Por eso, no podemos afirmar
que la mente existe, pero tampoco que no existe. La vida es, sin duda, una
realidad inescrutable, que trasciende las palabras y los conceptos de existencia o no
existencia; no es existencia ni no existencia, y sin embargo exhibe las
cualidades de ambas. Es la entidad mística del Camino Medio, la realidad
suprema. Myo es el nombre que se le da a la naturaleza mística de la vida, y ho,
el que reciben sus manifestaciones. Renge, que significa “Flor de loto” se
emplea para simbolizar el prodigio de esta Ley. Si entendemos que nuestra vida,
en este momento, es myo, también entenderemos
que nuestra vida, en otros momentos, es la Ley mística (4). Esta comprensión
es Kyo o sutra místico. El Sutra del loto es el rey de las enseñanzas, el
camino directo hacia la iluminación, pues explica que la entidad de nuestra
vida – que a cada momento manifiesta el bien o el mal – fundamentalmente es La
entidad de la Ley mística.
Si usted recita Myoho-Renge-Kyo con profunda fe en este principio, es
seguro que logrará la Budeidad en esta existencia. Por eso el sutra señala:
“Cuando yo haya pasado la extinción, deberéis aceptar y mantener este sutra.
Quien lo haga accederá al Camino del Buda, con toda certeza y sin ninguna duda”
(5). Nunca dude en lo más mínimo.
Respetuosamente.
Mantenga su fe y logre la Budeidad en esta existencia.
Nam-Mioho-Renge-Kyo.
Nichiren.
ANTECEDENTES
Esta carta fue escrita a Toki Jonin en el septimo año de Kencho (1255),
dos años después de que Nichiren Daishonin hubiera dado a conocer su enseñanza
de Nam-Mioho-Renge-Kyo. Por entonces Nichiren tenía treinta y cuatro años y se
encontraba viviendo en Kamakura, sede del gobierno militar. Toki Jonin, era un
firme seguidor que vivía en Wakamiya, provincia de Shimosa. Recibió unos
treinta escritos, entre los cuales se cuentan “Carta desde Sado” y uno de los
tratados mas importantes, “El objeto de devoción para observar la vida”. Toki
Jonin, vasallo del señor feudal Chiba – este último condestable de Shimosa – se
había convertido a las enseñanzas de Nichiren alrededor de 1254.
De todos los escritos de esta época, es decir, de la década comprendida
entre 1250 y 1260, este es el que enfoca con mayor claridad los principios básicos
del budismo de Nichiren Daishonin; muchos de los trabajos suyos de este período
apuntan a refutar las doctrinas erróneas de las demás escuelas y a analizar
cuestiones teóricas. Pero este breve ensayo no solo refleja las teorías
formuladas por T´ien-t´ai a partir del sutra del Loto, sino que también revela
la practica concreta para lograr la Budeidad –recitar Nam-Myoho-Renge-Kyo -,
que no se menciona en el marco teórico de T´ien-t´ai.
Myoho-Renge-Kyo es el título del Sutra del loto, pero para el Daishonin
significa mucho mas: es la esencia del sutra, la revelación de la mismísima Ley
Suprema. En esta obra se evidencian tanto la profundidad de su pensamiento como
su convicción de que Nam-Myoho-Renge-Kyo es la única enseñanza capaz de guiar a
la gente hacia la Budeidad en esta existencia.
NOTAS:
1. “Entone myoho y recite renge”
significa recitar el daimoku de la Ley Mística, o
Nam-Myoho-Renge-Kyo.
2. Comentario sobre “Gran
concentración e introspección”.
3. Como está empleado aquí, “nombre
del Buda” se refiere a Nam-Myoho-
Renge-Kyo.
4.
Esta frase también puede interpretarse de la
siguiente manera “Si uno
entiende que su vida es Myo,
también entiende que la vida de los otros es
una entidad de la Ley
mística.
5. Sutra del Loto, ca. 21.