10. ALIENTO A UN ENFERMO. CARTA ESCRITA A NANJO HYOE SHICHIRO. (Los escritos de Nichiren Daishonin, Soka Gakkai, Paginas 79/87).
He oído decir que está
enfermo. ¿Es verdad? Tan transitorio es este mundo, que ni siquiera la gente
sana puede vivir en él para siempre, y mucho menos los que padecen alguna
enfermedad. Por lo tanto, las personas conscientes deberían preparar su vida
para la próxima existencia. Sin embargo, esto no es algo que pueda hacerse sólo
mediante el propio esfuerzo. El ser humano puede prepararse para su próxima
existencia únicamente si se basa en las enseñanzas del buda Shakyamuni, maestro
original de todos los seres vivos.
No obstante, las
enseñanzas del Buda son diversas, acaso porque la mente de los seres humanos
también varía mucho de una persona a otra. Sea como fuere, el buda Shakyamuni
enseñó apenas cincuenta años. De todas las doctrinas que expuso a lo largote
los primeros cuarenta o más, hallamos el “Sutra de la guirnalda de flores”, que
expone “La mente, el Buda y todos los seres vivos son tres cosas entre las
cuales no hay distinción”, hallamos también los sutras Agamas, que establecen
los principios del sufrimiento, el vacío, la transitoriedad y el no yo;
Asimismo, el “Sutra de la gran compilación”, que afirma el vínculo de inclusión
mutua entre el aspecto impuro y el aspecto puro (1), encontramos también el
“Sutra de la sabiduría mayor”, que enseña la identificación mutua y la no
dualidad; y también el “Sutra en dos volúmenes” el “Sutra de la meditación” y
el “Sutra Amida”, que exhortan a renacer
En la Tierra de la
Perfecta Felicidad. Estas enseñanzas fueron expuestas específicamente con el
propósito de salvar a todos los seres vivos de los días Primero. Medio y Ultimo
de la Ley.
Así y todo, por alguna
razón personal, el Buda declaró en el “Sutra de los infinitos significados”:
[Para predicar la ley de muy diversas maneras,] empleé el poder de los medios
hábiles. Pero en estos más de cuarenta años, todavía no he revelado la verdad”.
Como un padre que duda acerca del testamento otorgado tiempo atrás, así
Shakyamuni se retractó de todos los sutras expuestos durante los primeros
cuarenta años y tantos años; incluso, de los que postularon el renacimiento en
la tierra de la Perfecta Felicidad. Así pues, declaró que “[en lo referente a
esos seres vivos incapaces de escuchar este sutra…] aunque transcurran
inmensurables, ilimitados, inconcebibles asamkhyas de palpas, finalmente no
podrán adquirir la iluminación insuperable [mediante los sutras anteriores]”
(2). Lo reiteró en el capítulo “Medios Hábiles” del “Sutra del Loto”, cuando
anunció: “Descartando honestamente los medios hábiles, predicaré solo el Camino
insuperable”. Con la expresión “descartando honestamente los medios hábiles”
quiso decir que uno debía abandonar el Nembutsu y las demás enseñanzas,
predicadas durante esos mas de cuarenta años.
Habiendo lamentado y
refutado sus propias enseñanzas anteriores, dejó clara su verdadera intención
cuando dijo, “El Honrado por el Mundo, lleva largo tiempo exponiendo sus doctrinas,
y ahora es el momento de que revele la verdadera verdad” (3), y “Durante mucho
tiempo, se mantuvo en silencio con respecto a lo esencial, sin manifestar
ninguna premura por revelarlo de una vez” (4). Entonces el buda Muchos Tesoros
irrumpió desde las profundidades de la tierra y testificó que todo lo que
habían expuesto Shakyamuni era verdad. Y los budas de las diez direcciones se
reunieron en las ocho direcciones. (5) y extendieron sus anchas y largas
lenguas hasta el palacio del gran rey celestial Brahma para hacer constar su
testimonio. Y de todo esto fueron testigos, sin una sola excepción, los seres
de los dos mundos y de los ocho grupos en su totalidad, congregados en los dos
lugares y las tres asambleas.
En vista de los pasajes
del sutra citado, dejando a un lado las malas personas que no creen en el
budismo y los no budistas, con respecto a aquellos que son creyentes budistas y
tienen fe sincera en las enseñanzas provisionales predicadas antes que el
“Sutra del Loto” –como el Nembutsu- y las recitan diez, cien, mil o hasta
sesenta mil veces por día, sin entonar Man-Mioho-Renge-Kyo ni una vez en el
transcurso de una o dos décadas, ¿no son como la persona que se aferra al
testamento anulado por el padre sin
querer aceptar el documento corregido? A los ojos de los demás y ante sí mismo,
podrá parecer que tiene fé en las enseñanzas del Buda; pero si nos atenemos a
lo que el Buda realmente enseñó, son gente que carece de devoción filial.
Por eso en el segundo
volumen del”Sutra del Loto” leemos: “Pero ahora, estos tres mundos son mis
dominios, y los seres vivos que habitan allí son, todos, mis hijo”. Este lugar
está plagado de dolores y de pruebas. Soy la única persona que puede rescatar y
proteger a los demás, pero aunque les enseño y los instruyo, no creen en mis
enseñanzas ni las aceptan. (6)
Este pasaje significa
que para nosotros –los seres vivos-, Shakyamuni el Que Así Llega es nuestro
padre, nuestro maestro y nuestro soberano. Aunque Amida, Maestro de la
Medicina y otros budas sean soberanos de
los seres vivos, no son padres ni maestros. Shakyamuni es el único buda dotado
de las tres virtudes, con quien tenemos una profunda deuda de gratitud. Hay
padres y padres, pero ninguno pede equiparase al buda Shakyamuni. Hay toda
suerte de maestros y gobernantes, pero ninguno tan admirable como el. ¿Es
posible que aquellos que desobedecen la enseñanza de este padre, maestro y
soberano no sean abandonados por las deidades celestiales y terrenales? Pues no
podría haber hijos menos devotos que ellos. Por este motivo, el Buda dijo:
“Aunque les enseño y los instruyo, no creen en mis enseñanzas ni las aceptan”.
Aunque sigan las doctrinas predicadas antes que el “Sutra del Loto” y las
practique durante cien, mil, diez mil o un millón de kalpas si no creen en el
“Sutra del Loto” y si no entonan Man-Mioho-Renge-Kyo aunque sea una sola vez,
de todas formas acabarán siendo desleales al Buda. Por lo tanto, serán
abandonados por los sagrados (7) de las tres existencias y de las diez
direcciones, y aborrecidos por las deidades celestiales y terrenales. (Esta es
la primera de las cinco guias para la propagación).
Aun aquellos que
cometen las cinco faltas capitales, las diez malas acciones o cualquiera de los
innumerables actos de maldad pueden entrar en el Camino, si sus facultades se
encuentran desarrolladas. Devadatta y Angulimala dan ejemplo de este tipo de
personas. E incluso aquellos de pobre facultades pueden acceder al camino,
siempre y cuando no hayan cometido malas acciones. Ejemplo de ello sería Chudapanthaka.
Pero las facultades de la gente común como nosotros son incluso inferiores a
las de Chudapanthaka. Somos incapaces de discernir los colores y la forma de
las cosas, como si tuviésemos ojos de carneros. En la inmensa profundidad de
nuestro odio, codicia y estupidez, cometemos a diario las diez malas acciones.
Y anque no perpetramos las cinco faltas capitales, de todas formas incurrimos
día a día en faltas semejantes.
Además cada persona es
culpable de denigrar la Ley, y esta ofensa supera la gravedad de las diez malas
acciones o de las cinco faltas capitales. Aunque pocas personas lleguen a
denostar el “Sutra de Loto” con palabras
injuriosas, no hay nadie que lo acepte. Algunos parecen abrazar el sutra, pero
su fe no es tan profunda como la que sienten por el Nembutsu u otras
enseñanzas. E incluso los que tienen fe profunda no osan refutar a los
detractores del “Sutra del Loto”. Aunque uno lleve a cabo grandes y buenas
causas, o aunque lea y copie la totalidad del “Sutra del Loto”, mil o diez mil
veces, aunque uno realice la práctica de percibir los tres mil aspectos
contenidos en cada instante vital, si no renuncia a los enemigos del “Sutra de
Loto”, le será imposible entrar en el Camino. Para dar un ejemplo, es como la
persona que ingresa en el servicio de la Corte Imperial. Aunque haya
desempeñado su trabajo durante diez o veinte años, si sabe que alguien es
enemigo del emperador y no lo denuncia al trono ni manifiesta su repudio
personal, todo el mérito de los servicios prestados hasta ese momento
desaparecerá y, en cambio, será acusado de un delito. Debe entender que los
habitantes de esta época son personas que actúan contra la Ley, (Esta es la
segunda guía).
Los mil años que
comenzaron a partir de la muerte del Buda se denominan Primer Día de la Ley; en
este período, hubo muchos que acataron los preceptos. Y muchos que entraron en
el camino. Después de los mil años del Primer Día, vino el día Medio de la Ley,
que también duró un milenio. Durante este período, hubo muchos que trasgredieron
los preceptos, y pocos que lograron entrar en el camino. Después del milenio
del Día Medio, vienen los diez mil años del último Día de la Ley. En este
período, la gente no observa las normas ni las desobedece: el país está poblado
de individuos sin preceptos. Además, se la identifica como una época impura, en
la que reina el desorden. En un período inmaculado, conocido como la época
pura, se deshecha el mal y se observa el bien, así como un tablón torcido se
nivela con la marca trazada por una cuerda entintada y tensa. Durante los días
Primero y Medio de la Ley, comenzaron a manifestarse las cinco impurezas; pero
en el Ultimo Día, cunden sin freno. Y dan origen a una tormenta de olas
gigantescas, que no solo rompen contra las costas, sino que, además, chocan
entre sí. La impureza del pensamiento ha sido tal que en el tránsito de los
días primero y Medio, la gente fue transmitiendo insignificantes enseñanzas
erróneas, y destruyendo la enseñanza
correcta inescrutable. Todo parece indicar, entonces, que más personas han
caído en los malos caminos por sus errores acerca del budismo que por sus actos
descarriados en el mundo secular.
Los dos mil años de los
días Primero y Medio de la Ley ya han transcurrido, y hace más de doscientos
años que el Ultimo Día de la Ley está entre nosotros. En esta época, como
prevalecen las impurezas del pensamiento, las personas que caen en los malos
caminos con la intención de crear buenas causas son más numerosas que aquellas
que lo hacen por haber cometido el mal. Con respecto a as malas acciones, hasta
la gente ignorante puede abstenerse de cometerlas si sabe reconocerlas. Esto es
como extinguir fuego con agua. Pero la gente que todas las buenas acciones
implican el mismo grado de bien; por eso, se vuelcan al bien menor y no comprenden
que, el elegir esta conducta, propician el gran mal. Por lo tanto aunque ven el
estado de abandono de muchos edificios sagrados vinculados a Dengyo, a Jikaku y
a otros, los dejan así por la sencilla razón de que no son recintos consagrados
al Nembutsu. En cambio erigen salas para el Nembutsu al lado de aquellos
edificios sagrados, confiscan las tierras que le han sido donadas a estos
últimos y las ofrendan a los nuevos salones construidos. De acuerdo con un
pasaje del “Sutra sobre la resolución de las dudas acerca del Día Medio de la
Ley, estas acciones generarán escasos beneficios. Debe usted comprender, a
partir de lo que he dicho , que aunque realice una buena acción, mientras sea
un acto de bien menor que destruya el gran bien, de todas formas lo hará caer
en los malos caminos.
La época actual
coincide con el comienzo del Ultimo Día de la Ley. Ya han desaparecido por
completo las personas con capacidad de lograr la iluminación mediante los
sutras del Hinayana y el Mahayana provisional. Ahora solo quedan aquellos cuya
capacidad únicamente es apropiada para el sutra del Mahayana verdadero. Con un
bote no se puede transportar una roca inmensa. Las personas ignorantes o
malvadas son como ese peñasco, mientras que los sutras del Hinayana y Mahayana
provisional, y el Nembutsu, son como una
pequeña barca. Si uno intenta curar un absceso infeccioso con baños termales,
el tratamiento será demasiado suave para una dolencia tan grave, y no surtirá
ningún efecto. Para los que vivimos en este mundo impuro y en esta última
época, abrazar el Nembutsu y otras enseñanzas es como labrar arrozales en
invierno: la época no es adecuada (esta es la tercera guía).
A vez debe comprenderse
de manera correcta el factor del país. La mentalidad del pueblo varía según su
tierra. Por ejemplo, al sur del río Yangtze crecen mandarinos que al ser
transplantados al norte de río Huai (8), se convierten en naranjos de hojas
triples. Hasta las plantas y los árboles, desprovistos de mente, cambian de
acuerdo con el sitio en que viven. ¡Cuánto más cambiarán en función del lugar
los seres humanos, que sí la poseen!
Una obra del maestro
del Tripitaka Hsüan-tsang llamada “Crónica de las regiones occidentales”
describe muchos países de la región índica. De acuerdo con las costumbres locales,
hay estados cuya población no reconoce los dictados del deber filial, y otros,
en cambio, donde son tenidos en cuenta por la gente. En algunos países,
prevalecen el odio y el resentimiento, mientras que en otros son comunes la
ignorancia y la estupidez. Hay tierras consagradas al Hinayana con
exclusividad; otras solo dedicadas al Mahayana, y algunas donde se practican
ambas. Hay territorios dados por completo a la matanza de seres vivos; países
donde prolifera el robo, otros donde abunda el arroz y algunos que producen
mijo en grandes cantidades. La diversidad de naciones es enorme.
Entonces, ¿cuál enseñanza debe aprender el Japón para que su pueblo
pueda liberarse del sufrimiento del nacimiento y la muerte? Con respecto a esta
pregunta, el “Sutra del Loto” señala: “Cuando el Que Así Llega haya entrado en
la extinción, yo haré que [el “Sutra del Loto”] sea ampliamente propagado en
todo Jambudvipa y me ocuparé de que nunca se extinga” (9). Esta cita significa
que el “Sutra del Loto” es la enseñanza relacionada con el pueblo de
Jambudvipa, el continente meridional. El bodhisattvas Maitreya dijo: “Hay un
pequeño país, en el cuadrante oriental, cuyo pueblo sólo guarda relación con el
Mahayana” (10). Según esta frase de su tratado, en Jambudvipa hay un pequeño
estado en la zona oriental, donde la capacidad de la población es especialmente
apropiada al sutra del Mahayana
[verdadero]. Seng-chao escribió: “Este texto está destinado a un pequeño
país situado al noroeste” (11). Esto indica que el “Sutra del Loto” tiene
vínculos con la gente de un país nororiental. El reverendo Annen señaló:
“Todos, en mi tierra de Japón, creen en el Mahayana” (12). Eshin dijo en su
obra “Fundamentos de la enseñanza del vehículo único”: “En todo Japón, todos
los habitantes comparten la misma capacidad de lograr la Budeidad mediante la
enseñanza perfecta”.
Así
pues, según las opiniones de Shakyamuni El Que Así Llega, el bodhisattvas
Maitreya, el mestro del Tripitaka Shuryasoma, el maestro del Trpitaka
Kumarajiva, el maestro del Dharma Seng-Chao, el reverendo Annen y el sabio de
la antigüedad Eshin, la capacidad de los pobladores del Japón sólo es apropiada
para el “Sutra del Loto”. Los que pongan en práctica una frase o estrofa de
este sutra sin falta podrán entrar en el Camino, pues esta es la enseñanza que
guarda relación con ellos. Es semejante a la atracción que se da entre un imán
y las limaduras de hierro, o entre un espejo y las gotas de rocío (13). Otras
buenas prácticas, como el Nembutsu, no tienen relación alguna con nuestro país.
Son como un imán incapaz de atraer el hierro, o como un espejo que no puede
recoger el rocío. Por tal razón, Annen expuso
en su comentario: “Sí no es el vehículo verdadero, uno se está engañando a si
mismo y está engañando a los demás” (14). Esta cita significa que aquel que
trasmite al pueblo japonés una enseñanza distinta del “Sutra del Loto” no solo
se miente a sí mismo, sino que induce a error a los demás. Por lo tanto, a la
hora de propagar la enseñanza budista, siempre hay que tener en cuenta el país.
No hay que suponer que una doctrina apropiada para una tierra inevitablemente
haya de ser correcta para otra. (Esta es la cuarta guía).
Además en una nación donde el budismo ya se ha dado a conocer, también
hay que considerar la secuencia de la propagación. Esta regla establece que
para difundir el budismo es necesario averiguar la naturaleza de las enseñanzas
que ya se han diseminado. Para dar un ejemplo, cuando hay que medicar a un
enfermo, es importante saber qué otros medicamentos se le administraron con
anterioridad. De otro modo, los diversos medicamentos pueden llegar a
interferir unos con otros y matar al paciente. En forma análoga, las diferentes
enseñanzas budistas pueden entrar en conflicto entre sí y destruir al
practicante. En un país donde se practican enseñanzas no budistas, hay que usar
las doctrinas del budismo para refutarlas. Por ejemplo el Buda apareció en la
India y derrotó a los maestros no budistas; Kashyapa Matanga y Chu Fa-lan
fueron luego a la China y vencieron a los taoistas; el príncipe Jogu nació en
la tierra del Japón y mató de una estocada a Moriya (15).
El
mismo principio se aplica al budismo en sí. En un país donde se ha difundido el
Hinayana, debemos refutarlo por medio de los sutras del Mahayana; así hizo el
bodhisattvas Asanga, cuando refutó las enseñanzas del Hinayana proclamadas por
Vasubandhu. En una nación donde se propagado el Mahayana provisional, se lo
debe refutar con el Mahayana verdadero; así hizo el gran maestro Tíen-tái
Chih-che, cuando venció a las tres escuelas del sur y a las siete escuelas del
norte de China. En lo concerniente al Japón, ya han transcurrido mas de
cuatrocientos años desde que se dieron a
conocer las dos escuelas Tendai y Palabra Verdadera. Durante este período, se
ha determinado que las cuatro categorías de practicantes budistas – sacerdotes,
monjas, laicos y laicas – tienen capacidad apropiada para el “Sutra del Loto”.
Todos los habitantes, buenos o malos, sabios o ignorantes, poseen el beneficio
del quincuagésimo oyente. Son como las montañas Kún-lun, donde no hay una sola
piedra exenta de valor, o como la isla montañosa de P’eng-lai, donde no se
conoce ni una sola pócima venenosa.
Sin
embargo, en los últimos cincuenta y tantos años, vimos surgir a un hombre
llamado Honen, perpetrador de flagrantes actos contra la Ley. Engañó a todas
las personas mostrándoles una piedra parecida a una gema, y las indujo a
descartar la joya que ya poseían a cambio de esta roca sin valor. A esto se
refiere el quinto volumen de “Gran concentración e introspección”, cuando
afirma: “Veneran trozos de piedras y escombros, y los contemplan como si fuera
gemas brillantes”. Toda la población empuña piedras comunes convencidas de que
posee gemas preciosas. Dicho con otras palabras, la gente ha desechado el
“Sutra del Loto” para entonar el nombre del buda Amida. Pero cuando lo señalo,
montan en cólera y vituperan al devoto del “Sutra del Loto”, con lo cual
aumentan más aún el karma que los llevará a caer en el infierno del sufrimiento
incesante. (Esta es la quinta guía).
Pero usted, dando crédito a mi aseveración abandonó el Nembutsu y abrazó
el “Sutra del Loto”. No obstante es posible que haya vuelto a creer en el
Nembutsu. Recuerde que descartar el “Sutra del Loto” para ser practicante del
Nembutsu es como un peñasco que rueda desde la cumbre hasta el valle, o como la
lluvia que, desde lo alto del cielo, desciende hasta el nivel de la tierra.
Quienes actúen así, con toda certeza caerán en el gran infierno Avichi. Los que
tuvieron alguna relación con los hijos del buda excelencia, de la Gran
Sabiduría Universal, debieron pasar allí palpas numerosos como las partículas
de polvo de un gran sistema planetario, y los que recibieron las semillas de la
Budeidad en un tiempo aún más remoto debieron pasar allí tantos palpas como las
partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios. Y esto ocurrió
porque se rodearon de influencias de extrema
Maldad y descartaron el “Sutra del Loto”, y
por eso retrocedieron a enseñanzas provisionales como las del Nembutsu. Dado
que sus familiares parecen ser practicantes del Nembutsu, seguramente estarán
tratando de imponérselo también a usted; es comprensible, puesto que creen en
dicha practica. Sin embargo debe verlos como a personas engañadas por los seguidores
del diabólico Honen. Haga surgir una fe poderosa y no preste atención a lo que
digan. Es propio del gran demonio adoptar la forma de un monje venerable o
apoderarse de los padres o hermanos, para obstruir nuestra felicidad en la
próxima existencia. Pero, digan lo que digan, aunque intenten engañarlo con
astucia para que usted abandone el “Sutra del Loto”, no permita que esto
suceda.
Deténgase
a considerarlo. En los últimos doce años vine proclamando que los creyentes del
Nembutsu caerían en el infierno del sufrimiento incesante; lo expresé sin
rodeos, en cada ámbito donde me fue posible; ¿cree usted que callado
sistemáticamente, sin refutarme, si de veras fueren confiables las citas
esgrimidas por ellos para demostrar que el Nembutsu conduce a renacer en la
Tierra Pura? ¡Son tan endebles! Conozco este tipo de enseñanza, como las que
trasmitieron Honen y Shan-tao, desde que tengo diecisiete o dieciocho años. Y
los argumentos que exponen sus adeptos en la época actual no han mejorado.
En
consecuencia. Ya que sus enseñanzas no pueden comparase con la que yo expongo,
recurren a la mera fuerza numérica en su afán de combatirme. Los creyentes del
Nembutsu suman miles o decenas de miles, y sus adherentes son muchos. Yo,
Nichiren, estoy solo y no tengo ni un aliado. Es sorprendente que haya podido
sobrevivir hasta hoy. También este año, el undécimo día del undécimo mes, entre
las horas del mono y del gallo (alrededor de las cinco de la tarde), sobre la
carretera llamada Matsubara, en Tojo, provincia de Awa, caí en una emboscada
que me tendieron cientos de creyentes del Nembutsu y otras personas (16). Yo
estaba solo, sin más compañía que unos diez hombres que venían conmigo, de los
cuales tres o cuatro podían ofrecer algún tipo de resistencia. Las flechas llovían
sobre nosotros, mientras los golpes de espada nos fulminaban como rayos. Uno de
mis discípulos cayó muerto en cuestión de segundos, y otros dos recibieron
herídas de gravedad. Yo mismo sufrí tajos y golpes; y, por un momento, pareció
que no tendría escapatoria. Pero por algún motivo mis atacantes no pudieron
matarme, y fue así como sobreviví hasta hoy.
Esto solo ha fortalecido mi fe en el “Sutra del loto”. El cuarto volumen
del sutra refiere: “Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan
incluso durante la vida DE El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su
muerte!” (17). El quinto volumen señala: “[El Sutra del loto] provocará mucha
hostilidad en el mundo y será difícil creer en el” (18). En el Japón hay muchos
que leen y estudian el “Sutra del Loto”. También hay muchos que son azotados
por tratar de seducir a la mujer de otro o por robar, o pro otra clase de
delitos. Pero ninguna persona ha sufrido heridas por causa del “Sutra del
loto”. Por lo tanto, quienes practican el “Sutra del Loto” en el Japón todavía
no pueden considerarse destinatarios de tales pasajes del sutra. Soy el único
que he leído el sutra con todo mi ser. A esto se refiere la frase que declara:
“No nos preocupan el cuerpo o la existencia; sólo vivimos pendientes del Camino
insuperable” (19). Por ende, soy el devoto del “Sutra del loto” mas prominente
del Japón.
Si
usted llegase a partir de este mundo antes que yo, preséntese ante Brahma,
Shakra, los cuatro reyes celestiales y el rey Yama. Diga que es discípulo del
sacerdote Nichiren, el devoto del “Sutra del Loto” más prominente del Japón.
Entonces, ya no lo podrán tratar de manera descortés. Pero si usted tiene dos
inclinaciones distintas, si alterna la práctica del Nembutsu con la recitación
del “Sutra del Loto”, y teme lo que otros puedan decir, en tal caso, aunque se
identifique como discípulo de Nichiren, su palabra no será aceptada. Cuando
ello ocurra, entonces, no se enfade conmigo. No obstante, puesto que el “Sutra
del Loto” también responde a las oraciones referidas a los asuntos de esta
existencia, aún es posible que sobreviva a su enfermedad. Así pues, trataré de
encontrarme con usted lo antes posible, por todos los medios, para conversar
personalmente. Nunca se puede decir todo en una carta, y las cartas tampoco
logran transmitir en forma cabal lo que
pensamos. Así que, por el momento voy a terminar aquí.
Con mi profundo respeto;
Nichiren
En el decimotercer día del duodécimo mes,
primer año de Bun’ei (1264).
A Nanjo Shichiro.
ANTECEDENTES.
Nichiren Daishonin escribió esta carta en el
duodecimo dia de 1264, a
los cuarenta y tres años. Se la envio a Nanjo Hyoe Shichiro administrador de la
aldea de Ueno, distrito de Fuji, provincia de Suruga. Este creyente, también
conocido como Ueno, era el padre Nanjo Tomimitsu. En algún momento no precisado
entre 1260 y 1261, o entre 1262 y 1264, durante un viaje por asuntos oficiales
que lo condujeron a Kamakura, conoció al Daishonin y se convirtió a sus
enseñanzas. Sin embargo, a juzgar por esta carta, todavía mantenía cierto apego
al Nembutsu, que era la religión que había practicado hasta entonces, y
vacilaba a la hora de consagrarse exclusivamente al “Sutra del Loto”
Un
mes antes, Tojo Kagenobu, el administrador de la aldea de Tojo en la provincia
de Awa, había intentado matar al daishonin en Komatsubara. El Daishonin había
desatado la animosidad de este funcionario –creyente confeso del Nembutsu- al
proclamar públicamente su enseñanza en
1253. Furioso, Tojo lo mandó arrestar. El Daishonin logró escapar a duras
penas, y desde ese momento tuvo que permanecer lejos de Awa, su provincia
natal. Pero en 1264, un año después de haber sido indultado de su exilio de Izu
y a poco de haber regresado a Kamakura el Daishonin supo que su madre se
encontraba gravemente enferma y marchó a Awa, pese al peligro que ello podía
representar para su vida. Después de orar por la recuperación de su progenitora
con excelentes resultados, permaneció allí y retomo sus actividades de
propagación. Cuando se dirigía a la casa de un creyente llamado Kudo Yoshitaka,
el y las personas que lo acompañaban fueron atacados por Tojo Kagenobu y sus
hombres en un paraje llamado Komatsubara. Este hecho se conoce como la
persecución de Komatsubara.
Poco
después de atentado, el Daishonin supo que Nanjo Hyoe Shichiro sufría una grave
dolencia, y le escribió esta carta para fortalecer su fe.
En
el escrito, establece una serie de criterios conocidos como las cinco guías
para la propagación: la enseñanza, la capacidad del pueblo, el tiempo, el país
y la secuencia de la propagación. Son factores que uno debe comprender
correctamente y considerar a la hora de transmitir el budismo. Es posible que
el Daishonin haya formulado en concepto de las cinco guías durante su
permanencia en Izu, pues ya aparecen detalladamente explicadas en “enseñanza,
capacidad, tiempo y país”, texto que escribió durante ese exilio. En esta carta
a Nanjo Hyoe Shichiro, analiza estos cinco criterios recalcando la supremacía
del “Sutra del Loto” sobre las demás
enseñanzas; alienta sus seguidores a descartar completamente su apego a la
anterior creencia del Nembutsu y a establecer una fe pura y sincera en la Ley
Mística.
Luego,
describe someramente la persecución de Komatsubara, perpetrada un mes antes;
señala que solo él ha sufrido persecuciones por causa del “Sutra del loto” exactamente
con el sutra predice. Por lo tanto, declara que el devoto del “Sutra del Loto”
mas prominente de todo el Japón.
NOTAS:
1. En su obra “El
escalpelo de diamante”, Miao-lo, define la esencia del “Sutra de la gran
compilación” como el “vehículo de inclusión mutua entre el aspecto impuro y el
aspecto puro; y los “Sutras de la sabiduría” como “La identificación mutua y la
no dualidad”. Según cabe interpretar, ambas declaraciones significan que, como
la verdadera naturaleza de todos los fenómenos es la vacuidad o la no
sustancialidad, no poseen sustancia fija y, por ende, no existe una separación
fundamental entre el engaño y la iluminación, o entre la persona común y el
Buda.
2. En el “Sutra de los
infinitos significados”, es el bodhisattvas Gran Adorno quien dice estas
palabras.
3. Sutra del Loto, cap.
2.
4. Ib. (idem), cap. 5.
5. Norte, Sur, Este,
Oeste, Noroeste, Noreste, Sudoeste y Sudeste. Significa que todos los budas
reunidos en la ceremonia del “Sutra del Loto” se encontraban en el mismo plano
horizontal.
6. “Sutra del Loto”,
cap. 3. Este pasaje muestra las tres virtudes del Buda, que son la del
soberano, maestro y el Padre. “Ahora estos tres mundos don is dominios” muestra
la virtud del soberano: “los seres vivos que habitan en él, son todos, mis
hijos”, la virtud del padre: y “Este lugar está plagado de dolores y de
pruebas. Soy la única persona que puede rescatar y proteger a los demás”, la
virtud del maestro.
7. La expresión “los
sagrados” se refiere a los budas y bodhisattvas.
8. Fenómeno mencionado
en clásicos chinos como “Las crónicas de Yen Tzu”. Significa que la persona
cambia de acuerdo con sus circunstancias. El río Huai fluye en dirección al
este, desde la región meridional de la provincia de Honan, al norte del río
amarillo, y desemboca en el lago Hungtse.
9. “Sutra del Loto”,
cap. 28. Son palabras que expresa el bodhisattvas Sabio Universal, en un
juramento que hace ante el buda Shakyamuni.
10. Este pasaje se cita
en “Comentarios extensos sobre los preceptos de bodhisattvas Universalmente
Otorgado”, como cita del “Tratado sobre los niveles de la practica del yoga”. En
la versión que hoy se conserva del texto, esta frase no aparece, pero en
aquellas época puede haber circulado una versión diferente, o bien es posible
que haya sido omitido por alguna razón en el transcurso de las transcripciones.
11. “Epílogo a la
traducción del “Sutra del Loto”. La frase cita las palabras que dijo Shuryasoma
cuando legó el “Sutra del Loto” a Kumarajiva.
12. “Comentario extenso
sobre los preceptos del bodhisattvas Universalmente Otorgado”.
13. El vapor se condensa
en la superficie de un espejo dejado toda la noche a la intemperie. Se creía
que el espejo extraía la humedad de la luna.
14. “Comentario extenso
sobre los preceptos del bodhisattvas Universalmente Otorgado”
15. Se sostiene que
Mononobe no Moriya (m. 587), importante funcionario de la corte de Yamamoto,
ordenó que todos los templos y monasterios construidos por el clan Soga fuesen
quemados. El y su familia fueron vencidos y asesinados por un ejército
encabezado por Soga no Umako, no por el príncipe Jogu, mas conocido como
príncipe Shotoku. Pero Nichiren Daishonin menciona aquí el nombre de este
último porque Jogu apoyó a Soga en su postura favorable al budismo.
16. Referencia a la
persecución de Komatsubara, acaecida un mes antes de que se escribiera esta
carta.
17. Sutra del Loto, cap.
10.