7. ENSEÑANZA, CAPACIDAD, TIEMPO Y PAIS. (Los escritos de Nichiren Daishonin, Soka Gakkai, Pag 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56 Y 57). Escrito por Nichiren Daishonin, el “shramana” del Japón.
(Un shramana es un monje que ha renunciado a
la vida mundana para llevar una vida ascética y austera con el propósito de
desarrollar un vida espiritual que lleve a la superación e iluminación. De
acuerdo con la tradición, un shramana es responsable de sus actos.)
Con respecto al
primer punto, la enseñanza consta de todos los sutras, reglas de disciplinas
monásticas y tratados expuestos por Shakyamuni El Que Así Llega; estos abarcan
cinco mil cuarenta y ocho volúmenes, distribuidos en cuatrocientas ochentas
cajas de rollos. Las enseñanzas del budismo, después
de circular por toda la India durante mil años, fueron introducidos en la China
mil quince años después de la muerte del Buda. Todas las enseñanzas budistas
fueron introducidas en la china durante el período de seiscientos sesenta y
cuatro años iniciado ese año, décimo de la era Yung-p´ing (67 d.C.), signo
cíclico “kinoto-u, durante el reinado
del emperador Ming de la dinastía Han posterior, y finalizado en el
decimoctavo año de la era K´ai-yüan (730 d.C.), signo cíclico “kanoe-uma”
durante el reinado del emperador Hsüan-tsung, de la dinastía T´ang.
El contenido de esos sutras, reglas de
disciplina monástica y tratados puede dividirse en varias categorías:
enseñanzas del Hinayana y del Mahayana, sutras provisionales y verdaderos y
sutras exotéricos y esotéricos y por eso hay que distinguir cuidadosamente
entre ellas. Estas clasificaciones no fueron creadas por maestros y estudiosos
budistas de la épocas posteriores, sino que derivan de la mismísima predica del
Buda. Por lo tanto, deberían ser empleadas sin excepción por
todos los seres vivo en los mundos de las diez direcciones. No podrá
considerarse budista a quien no lo haga.
La costumbre de referirse a las enseñanzas
de los “Sutras agama” como Hinayana, deriva
de los diversos sutras del
Mahayana, de los períodos Correcto e igual, de la Sabiduría, del Loto y del
Nirvana. En el “Sutra del Loto”, el Buda dice que, si hubiera predicado solo
las enseñanzas del Hinayana y no hubiese
trasmitido el “Sutra del Loto”, habría sido culpable de avaricia y mezquindad.
Además, el “Sutra del Nirvana” señala que la lengua se les cubriría de llagas a
los que acepten solo los sutras de Hinayana y declaren que el Buda se
caracteriza por la transitoriedad.
En segundo lugar, está la cuestión de la
capacidad. Quien intente propagar las enseñanzas del budismo deberá
comprender la capacidad y la naturaleza básica de las personas a las que se
dirige. El honorable Shariputra quiso instruir a un herrero enseñándole a
meditar sobre las impurezas del cuerpo, y a un lavandero, enseñándole la
meditación basada en el conteo de las respiraciones (1). Aunque estos
discípulos pasaron noventa días practicando sus respectivas meditaciones, no
adquirieron la menor comprensión de las enseñanzas del Buda. Por el contrario,
concibieron ideas erradas y terminaron siendo “icchantikas”, o personas de
incredulidad incorregible.
Por su parte el Buda enseñó al herrero la meditación basada en el conteo
de las respiraciones, y al lavandero, la meditación sobre las impurezas del
cuerpo, como resultado de ello, ambos llegaron a una comprensión inmediata, Si
ni siquiera Shariputra, conocido por ser el de mayor sabiduría entre todos los
discípulos del Buda, pudo discernir la capacidad de las personas, ¡cuánto mas
les costará entender este principio a los maestros comunes del Ultimo Día de la
Ley! Los maestros comunes que no comprenden la capacidad de la población solo
deberían enseñar el “Sutra del Loto” a aquellos que están bajo su guía.
PREGUNTA:
¿Qué piensa del pasaje del “Sutra del Loto” que dice: “No prediquéis este Sutra
a personas sin sabidurías”? (2)
RESPUESTA:
Cuando hablo de entender la capacidad me refiero a la prédica que inicia una
persona de sabiduría. Pero uno debería predicar solo el “Sutra del Loto”,
incluso aquellos que actúan contra la Ley, para que puedan entablar con él una
“relación de tambor ponzoñoso”. En tales casos, uno debería comportarse como el
“Bodhisattva” Jamás Despreciar.
Con todo, si a uno le consta que las
personas con quienes habla poseen la capacidad de llegar a ser sabias, primero
debería enseñarles el Hinayana, luego las enseñanzas del Mahayana provisional
y, finalmente, el Mahayana verdadero. Pero si a uno le consta que las
personas con las cuales está hablando
son ignorantes y de capacidad inferior, primero debería enseñarles el Mahayana
verdadero. De ese modo, ya sea que escojan creer en la enseñanza o actuar
contra la Ley, de todas formas recibirán la semilla de la Budeidad.
En tercer lugar, hay que considerar el
tiempo. Todo el que aspire a propagar las enseñanzas budistas deberá
cerciorarse de comprender la época. Por ejemplo, si un agricultor sembrara sus
campos en otoño e invierno, aunque la semilla, la tierra y el esfuerzo del
labrador fuesen los de siempre, el resultado no le sería de provecho alguno y
acabaría dando pérdidas. Si el campesino trabajara de este modo una superficie
pequeña, sufriría una pérdida menor, pero si plantara así hectáreas y
hectáreas, su perjuicio sería inmenso. En cambio, si ara y siembra en primavera
y verano, ya sea que los campos sean excelentes, ordinarios o poco fértiles,
cada uno dará sin falta su cosecha
correspondiente.
La predica de las enseñanzas budistas es muy semejante. Si uno propaga la
enseñanza sin comprender la naturaleza de la época, no cosechará beneficio
alguno; por el contrario, caerá en los malos caminos. Cuando el Buda Shakyamuni
hizo su advenimiento a este mundo, su determinación fue enseñar el “Sutra del
Loto”. Pero aún cuando la capacidad de sus interlocutores hubiese sido la
correcta, el tiempo todavía no era propicio.
Por lo tanto,
debió dejar pasar más de cuarenta años sin exponer el “Sutra del Loto”, en
donde el mismo se ocupó de decir que “el tiempo de predicar aún no había
llegado” (3).
El milenio conocido como Primer Día de la
Ley”, cuando hay muchos que acatan los preceptos y pocos que los transgreden,
comienza un día después de la muerte del Buda. El día posterior al término de
este Primer Día de la Ley, comienza el milenio conocido como el Día Medio de la
Ley, cuando hay muchos que transgreden las reglas y pocas personas sin
preceptos. Y un día después de terminado
este período, comienza la era de los diez mil años conocida como Ultimo día de
la Ley, cuando hay pocas personas que violan las normas y muchas que no
reconocen precepto alguno.
Durante el Primer día de la Ley, uno debería
alejar a los que infringen los preceptos o a quienes no reconocen precepto
alguno, y sólo dar ofrendas a aquellos que los observan correctamente. Durante
el Día Medio de la Ley, uno debería apartar a los que no tienen preceptos y dar
ofrendas solo a quienes los transgreden. Y durante el Último día de la Ley, uno
debería ofrendar a las personas sin preceptos y tratarlas como si fuese budas.
Sin embargo, lo que no hay que hacer jamás,
ni en el Primer Día de la Ley ni en los Días Medio y Ultimo, es dar ofrendas a
quienes actúan contra el “Sutra del Loto” , tanto si observan los preceptos
como si los violan o carecen de ellos. Pues si se da ofrendas a los que
denigran el “Sutra del Loto”, la tierra invariablemente será escenario de las
tres calamidades y los siete desastres, y las personas que otorguen dichas
dádivas caerán casi con seguridad en la gran fortaleza del infierno del
sufrimiento incesante.
Cuando el devoto del “Sutra del Loto”
denuncia los sutras provisionales, es como un gobernante, un padre o un maestro
que corrige a un vasallo, un hijo o un discípulo. Pero cuando los practicantes
de los sutras provisionales denuncian al “Sutra del Loto” son como vasallos,
hijos o discípulos que intentan castigar a su amo, padre o mentor.
Hasta hoy, han transcurrido doscientos diez
años o mas desde que comenzó el Ultimo Día de la Ley. Habría que considerar
seriamente si esta época es apropiada para los sutras provisionales y las
enseñanzas del Nembutsu, o si es el tiempo propicio para propagar el “Sutra del
Loto”.
En cuarto lugar, debemos considerar el
país. Uno siempre debe tener en cuenta en que tipo de país está propagando
las enseñanzas budistas. Hay países fríos y cálidos, naciones pobres y ricas,
estados centrales o periféricos, dominios grandes y pequeños, lugares proclives
al latrocinio y a la matanza de seres vivos, y territorios conocidos por su
absoluta falta de devoción filial. Además hay países dedicados por completo a
las enseñanzas del Hinayana, y otros plenamente consagrados a las del Mahayana,
y también hay algunos donde se practican tanto estas como aquellas. Por lo
tanto, en el caso del Japón, debemos determinar en forma precisa si es un país
solo apto para el Hinayana, o si es adecuado tanto para uno como para otro.
En quinto lugar, está la secuencia de la
propagación. En un país donde nunca se han dado a conocer las enseñanzas
budistas, obviamente no habrá nadie familiarizado con el budismo. Pero donde
este ya ha sido difundido, con seguridad habrá gente que crea en sus
enseñanzas. Por ende, antes de iniciar la propagación en este tipo de países,
primero debemos establecer qué doctrinas budistas ya han sido expuestas en ese lugar.
Si ya han
difundido las enseñanzas del Hinayana y del Mahayana provisional, uno
debería propagar el Mahayana verdadero por todos los medios. Pero donde ya se
conoce el Mahayana verdadero, no debería propagarse ni el Hinayana ni el
Mahayana provisional. Para recoger oro o gemas, hay que apartar las piedras y
los escombros, pero nunca descartar oro o gemas para recoger ripio y guijarros.
Si cuando uno propaga las enseñanzas
budistas y tiene en cuenta los cinco principios descritos antes, seguramente
podrá ser maestro de todo el país del Japón. Entender que el “Sutra del
Loto” es el rey de los Sutras, el mejor
de todos, es tener una comprensión correcta de la enseñanza.
Y sin embargo, Fa-yün, del templo
Kuang-che-ssu, y Hui-kuan, del templo Tao-ch´ang-ssu, sostuvieron que el “Sutra
del Nirvana” era superior al “Sutra del Loto”.
Ch´eng-kuan, del monte Ch´ing-liang, y Kobo, del monte Koya, afirmaron
que el “Sutra de la guirnalda de flores y el Sutra Mahavairochana eran
superiores al “Sutra del Loto”. Chi-tsang, del templo Chia-hsiang-ssu, y el
sacerdote Küei-chi, del templo Tz´u-en-ssu, alegaron que el “Sutra de la
sabiduría y el Sutra de los profundos secretos” eran superiores al “Sutra del
Loto”. Sólo un hombre, el gran maestro
Chic-che del monte T´ien-t´ai, aseveró que el “Sutra del Loto” era
superior a todas las otras enseñanzas y advirtió que debía refutarse a todo
aquel que sostuviera que había algún otro sutra superior al del Loto; dijo que,
al que persistiera en esta falsa noción, la legua se le cubriría de llagas en
el transcurso de esa existencia, y que después de la muerte caería en el
infierno Avichi. Puede decirse que la persona capaz de distinguir lo correcto
de lo errado, dentro de esta gran diversidad de opiniones, tiene una
comprensión acertada de la enseñanza.
De los mil o diez mil estudiosos de la época
actual, seguramente todos y cada uno, están confundidos con respecto a este
punto. En tal caso, han de ser muy pocos los que comprendan la enseñanza de
manera correcta. Si no hubiera ni uno solo que tuviese una comprensión
acertada, tampoco habría ni uno sólo que leyese el “Sutra del Loto”. Si no
hubiera ni uno que leyera el “Sutra del Loto”, no habría nadie en condiciones
de ser maestro de la nación. Y si no hubiera nadie que pudiese ser maestro del
país, en tal caso cada uno de los habitantes del Japón
adolecería de confusión con respecto a las clasificaciones de todo el
conjunto de los sutras, que los divide en Hinayana y Mahayana; enseñanzas
provisionales y verdaderas; sutras exotéricos y esotéricos. Ni una sola persona
podría, entonces, eludir los sufrimientos del nacimiento y la muerte y, por
fin, todos acabarían actuando contra la
Ley. Los que, a causa de sus actos
contra la Ley, cayesen en el infierno Avichi, sería numerosos como las
partículas de polvo de la tierra, y aquellos que, por creer en la Ley, pudiesen
liberarse de los sufrimientos del nacimiento y la muerte serían menos que la
tierra que cabe sobre una uña. ¡Que perspectiva temible!
Durante los cuatrocientos años o mas,
transcurridos desde los tiempos del emperador Kammu, todos los pobladores del
Japón han sido capaces de lograr la iluminación solo mediante el “Sutra del
Loto”. Son como las personas con capacidad adecuada para la enseñanza pura y
perfecta que, durante ocho años, escucharon la prédica del “Sutra del Loto”
sobre el pico del águila (La confirmación de esto puede hallarse en los
registros del gran maestro T´ien-t´ai, el principe Shotoku, el reverendo
Ganjin, el gran maestro Kompon [Dengyo], el reverendo Annen y Eshin). (4)
Entender esto es comprender la capacidad de la gente.
Sin embargo, los estudiosos budistas de
nuestro tiempo dicen que el pueblo del Japón tiene capacidad apropiada sólo
para recitar el nombre del buda Amida, el Nembutsu. Son como Shariputra en el
episodio que he mencionado antes, quien por evaluar mal la capacidad de
aquellos que tenía bajo su guía, por fin acabó convirtiéndolos en icchantikas.
Habiendo transcurrido dos mil doscientos
diez años desde la muerte de Shakyamuni El Que Así Llega, ahora que estamos en
el último de los cinco períodos de quinientos años posteriores a su
fallecimiento, para el Japón ha llegado la hora de iniciar la amplia
propagación de Myoho-renge-kyo. Entender esto es tener una correcta comprensión
del tiempo.
No obstante, hay estudiosos budistas en este
país que hoy desechan el “Sutra del Loto y se consagran sólo a la práctica de
entonar el nombre del buda Amida. Hay otros que enseñan los preceptos del
Hinayana y hablan con menosprecio de los sacerdotes [ordenados en los preceptos
del Mahayana] del monte Hiei. Y otros exponen lo que ellos definen como una
transmisión separada por fuera de los sutras, y desprecian la doctrina correcta
del “Sutra del Loto”. Con toda certeza, puede decirse que estas personas se
equivocan en su comprensión de los
tiempos. Son como el monje Intención Superior (que calumnio al bodhisattva Raíz
de la Alegría) o como el estudioso
Gunaprabha (que trató despectivamente al bodhisattva Maitreya) (5),
quienes por actuar así generaron en su vida los terribles sufrimientos del
infierno Avichi.
El Japón es un país que tiene una relación
exclusiva con el “Sutra del Loto”, así como el estado de Shravasti, en la
India, se relaciona únicamente con las enseñanzas del Mahayana. En la India hubo territorios
consagrados solo al Hinayana, otros dedicados por completo al Mahayana, y
dominios vinculados a ambos. El Japón es
un país consagrado al Mahayana con exclusividad y, de todas las enseñanzas que este abarca, solo debería dedicarse al
“Sutra del Loto”. (La declaración anterior está sustentada en el “Tratado sobre
los niveles de la práctica yoga”, en los escritos de Seng-chao y en los registros del príncipe
Shotoku, el gran maestro Dengyo y Annen) (6). Comprender esto es comprender la naturaleza
del país.
Y sin embargo, hay eruditos budistas en
nuestra época actual que se dirigen al pueblo del Japón y le enseñan sólo los
preceptos del Hinayana, o que intentan convertir todos los habitantes en
seguidores del Nembutsu. Es como “colocar alimentos contaminados en un
recipiente tachonado de joyas”. (Esta analogía del recipiente alhajado ha sido
tomada del “Ensayo sobre la protección del país”, del gran maestro Dengyo).
Durante los doscientos cuarenta años y mas
transcurridos desde el momento en que el budismo fue introducido en el Japón procedente
del reino coreano de Paekche, durante el reinado del emperador Kimmeí, hasta el
reinado del emperador Kammu, en el país solo se divulgaron las enseñanzas del Hinayana y del Mahayana
provisional. Aunque el “Sutra del Loto”
existía ya en el Japón, su significado aún no había sido claramente
estipulado. Una situación semejante te había producido años antes en la China, donde el significado del “Sutra
del Loto” solo se esclareció cuando este ya llevaba trescientos años en el
territorio.
En tiempos del emperador Kammu, el gran
maestro Dengyo refutó las enseñanzas del
Hinayana y del Mahayana provisional y estableció la verdadera trascendencia del “Sutra del
Loto”. A partir de ese momento, las opiniones opuestas dejaron de prevalecer, y todos, con un
pensamiento puro y sincero, depositaron su fe en el “Sutra del Loto”. Aún los
estudiosos de las seis escuelas anteriores [de Nara], formados en las doctrinas
del Hinayana y en enseñanzas del Mahayana como el “Sutra de la guirnalda de
flores, el Sutra de la sabiduría, el Sutra de los profundos secretos y los
Sutras agama”, consideraron al “Sutra del Loto” como la autoridad
indiscutible. No hace falta decir que esto mismo hicieron, en mayor medida aún,
los eruditos de las escuelas Tendai y Palabra Verdadera, y desde luego, los
creyentes laicos, que no tenían ningún conocimiento especial sobre el tema. En su relación con el “Sutra
del Loto”, el país fue como las montañas K´un-lun, donde no hay una sola piedra
sin valor, o como la isla montañosa P´eng-lai, donde no se conocen los venenos.
Sin embargo durante los cincuenta años o mas
transcurridos desde la era Kennin (1201-1204), los sacerdotes Dainichi y Budda
(7) difundieron las enseñanzas de la escuela Zen, desechando todos los sutras y
postulando una doctrina que se trasmite fuera de las escrituras. Y Honen y
Ryukan fundaron la escuela Tierra Pura, contradiciendo las enseñanzas del
Mahayana verdadero y propugnando doctrinas provisionales. Lo que estos hombres
han hecho es como desechar gemas para recolectar piedras, o abandonar la tierra
firme para tratar de escalar el aire: ignoran por completo el orden en que
debería propagarse las diversas doctrinas. El Buda advirtió sobre este tipo de
personas cuando dijo que era preferible toparse con un elefante enfurecido a
relacionarse con un mal amigo (8).
En el capítulo “Aliento a la devoción” del
“Sutra del Loto”, se dice que en el último período de quinientos años, o unos dos mil años después de la muerte del
Buda, habrá tres clases de enemigos del “Sutra del Loto”. Nuestra época actual
corresponde a este último período de quinientos años. Y cuando yo, Nichiren,
pondero la verdad de estas palabras del Buda, Comprendo que esas tres clases de
enemigos son algo plenamente real. Si les permito mantenerse ocultos, no podré
considerarme un devoto del “Sutra del
Loto”. Pero si provoco su aparición, es casi seguro que ello me costará
la vida.
El cuarto volumen del “Sutra del Loto”
dice:”Puesto que el odio y los celos
hacia este Sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega, ¡Cuánto
peor será después de su muerte!”. En el quinto volumen se lee: [“El Sutra del
Loto] generará mucha hostilidad en el mundo y será difícil creer en él” (10). El mismo volumen también expresa: “No nos preocupa el
cuerpo o la existencia; solo vivimos pendientes del Camino insuperable” (11) Y
el sexto volumen indica: “Sin vacilar aunque ello les costara la vida” (13).
El noveno volumen del “Sutra del Nirvana”
señala: “Por ejemplo, es como un enviado real experto en la conversación y
diestro en el empleo de medios hábiles, que, despachados a otras tierras para
cumplir una misión, finalmente no calla ninguna de las palabras de su soberano,
aunque ello le cueste la vida. Las personas sabias actúan igual. En medio de las personas
comunes, los sabios deben proclamar, sin falta, la preciada enseñanza de El Que
Así Llega de los sutras correctos e
iguales del gran vehículo. El gran maestro Chang-an comenta esta frase así: “La
expresión [Un enviado real] finalmente no calla ninguna de las palabras de su
soberano, aunque ello le cueste la vida”. Significa que nuestro cuerpo es
insignificante, pero la Ley es suprema. Uno debería dar la vida con tal de
propagar la ley” (13).
Cuando examino estos pasajes, sé que, si no
provoco la aparición de estos tres enemigos
del “Sutra del Loto” no podré considerarme un devoto del Sutra. Sólo podré ser su devoto si hago que se
manifiesten. Pero si actúo así, casi con certeza acabaré perdiendo la vida.
Seré como el honorable Aryasimha o como el bodhisattva Aryadeva.
Nichiren
En el décimo día del segundo mes.
ANTECEDENTES.
En el séptimo mes de 1260. Nichiren
Daishonin presentó el tratado “Sobre el establecimiento de la enseñanza
correcta para asegurar la paz en la tierra” al ex regente Hojo Tokiyori, quien
seguía siendo el miembro mas influyente del clan gobernante Hojo, pese a estar
retirado de la función pública.
Un grupo de creyentes de la escuela Tierra
Pura, enfurecido por las críticas formuladas en dicho tratado a esta corriente religiosa,
atacó la vivienda del Daishonin en Matsubagayatsu, Kamakura. La finalidad del
atentado era deshacerse de él, pero el Daishonin logró escapar aduras penas y
huyó a la residencia de Toki Jonin, en la provincias cercana de Shimosa, Cuando
en la primavera de 1261, Nichiren Daishonin volvió a la zona para reanudar sus
actividades de propagación, el gobierno lo arrestó y, sin investigación alguna, ordenó su exilio a
Ito, península de Izu. Allí permaneció desde el duodécimo día del quinto mes,
hasta que fue perdonado y pudo regresar a Kamakura, en el vigésimo segundo día
del segundo mes de 1263. Esta obra dice, por toda fecha, “el décimo día del
segundo mes”, pero suele presumirse que fue escrita en el segundo año de Kocho
(1262), cuando el Daishonin aún se encontraba desterrado en Izu.
En el texto reafirma la rectitud de su
enseñanza desde el punto de vista de cinco principios o criterios referidos a
la difusión religiosa: la enseñanza, la capacidad de la población, el tiempo,
el país y la secuencia de la propagación. También confirma su propia misión,
partiendo de las predicciones del “Sutra del Loto” referidas a quien será su
devoto en el “Ultimo día de la Ley”;
allí se dice que esta persona sufrirá persecuciones a manos de los tres
enemigos poderosos.
Los eruditos budistas del pasado habían
establecido diversos criterios que uno debía comprender y considerar, a la hora
de propagar el budismo. Nichiren Daishonin organizó tales criterios en un
sistema integral y estableció estos “cinco principios para la propagación” como
parámetros para evaluar comparativamente las diversas enseñanzas budistas. En
esta carta, explica las cinco guías mostrando, desde el punto de vista de cada
una, porque el “Sutra del Loto” es la enseñanza suprema. Aunque el texto solo
se refiere en forma explícita al “Sutra del
Loto”, en función de otros escritos de Nichiren Daishonin podemos
interpretar que está aludiendo a la esencia del Sutra, Nam-myoho-renge-kyo, así
como a la práctica y al espíritu que ella implica.
NOTAS.
1. Esta historia aparece en el “Sutra del
Nirvana” . Se mencionan las cinco meditaciones para detener las
perturbaciones de la mente y eliminar
las ilusiones. Ellas son: la meditación sobre las impurezas del cuerpo;
la meditación sobre el amor compasivo;
la meditación sobre el origen dependiente; la meditación sobre el
discernimiento correcto del mundo fenoménico y la meditación basada en el
conteo de las respiraciones. La
primera implica concentrarse en la impureza del cuerpo, para cortar los apegos
a él. La última es un método de sosiego mental que consiste en contar las
inspiraciones y exhalaciones.
2.
Sutra del Loto, cap. 3
3.
Ib. Cap 2.
4.
Este pasaje se da como nota en el texto. Los “registros” pueden
referirse a las descripciones contenidas en “Palabras y frase del Sutra del
Loto”, de
T´ien-t´ai,
en “Biografía del príncipe Shokoku”, en
“Vida del gran sacerdote de la China
T´ang que viajó a oriente, en el “Ensayo sobre la protección del país” y en
“Principios sobresalientes del Sutra del
Loto” de Dengyo, en “Comentarios extensos sobre los preceptos del bodhisattva
Universalmente otorgado”, de Annen, y en “Fundamentos de la enseñanza del
vehículo único” de Eshin.
5. El
monje Intensión Superior vivió en el Ultimo Día de la Ley del buda Rey del
Sonido del León. Calumnió al bodhisattva
Raíz de la Alegría, que enseñaba la doctrina del verdadero aspecto de la
realidad y, por lo tanto, según se dice, cayó en el infierno. El erudito
Gunaprabha primero estudió el Mahayana,
pero se convirtió al Hinayana luego de leer el “Gran comentario sobre el
Abhidharma. Según la “Crónica de las regiones occidentales”, ascendió al cielo
de Tushita para resolver sus dudas acerca del Hinayana y el Mahayana. Allí se
encontró con el bodhisattva Maitreya,
pero no lo respetó porque este no era un monje ordenado. Así pues, debido a su
arrogancia no pudo aprender de Maitreya.
6.
“Tratado sobre los niveles de la práctica del yoga” es una obra que se
le atribuye a Maitreya o a Asanga. Los
escritos de Seng-chao, se refieren al “Epilogo a la traducción del Sutra del
Loto”. Seng-chao (384-414) fue uno de los principales discípulos de Kumarajiva.
Los registros de Shotoku, Dengyo y Annen probablemente indiquen las mismas
fuentes citadas en la nota 4.
7. En general, se entiende qu la expresión
“sacerdote budda” se refiere a Butchi-bo Kakuan, discípulo de Dainichi (s.f.)
que difundió las enseñanzas del Zen en el Japón antes que Eisai (1141-1215),
fundador de la escuela Rinzai de budismo Zen. Dainichi, también llamado Nonin,
dio a su institución de escuelas Bodhidharma japonesa..
8.
Sutra del Nirvana.
9.
Sutra del Loto, cap. 10.
10. Ib. Cap 14.
11. Ib. Cap. 13.
12. Ib. Cap. 16.
13. Comentario sobre el
“Sutra del Nirvana”.