11. ABRIR LOS OJOS DE LAS IMÁGENES TALLADAS Y PINTADAS. (Los escritos de Nichiren Daishonin, Soka Gakkai, Paginas 88/93).
El Buda posee 32 rasgos
distintivos, que representan su aspecto físico. Treinta y uno de ellos –desde
el más bajo, que es la marca de una rueda de mil radios en las plantas de ambos
pies, hasta la coronilla oculta en su cabeza- (1) pertenecen a la categoría de
los atributos físicos visibles y no coextensivos. (2) Por lo tanto, pueden ser
representados en forma tangible por medio de imágenes o estatuas. El último
rasgo, la voz pura y potente, pertenece
a la categoría de los atributos físicos invisibles y coextensivos. (3) Por esta razón no puede
ser plasmado en pinturas ni en tallas de madera.
Desde que el Buda murió,
se han empleado se han empleado dos clases de imágenes para representarlo:
pinturas y tallas en madera. Ambas poseen treinta y un rasgos; lo que no tienen
es la voz pura y potente. Por lo tanto, no son equivalentes al Buda. Tampoco
poseen su aspecto espiritual. El Buda de carne y hueso es tan diferente de una
imagen tallada o pintada como el cielo lo es de la tierra, o como las nubes se
diferencian del fango. ¿Por qué, entonces, el “Epilogo del Sutra
Mahaparinirvana” señala que el Buda viviente concede los mismos beneficios que
una imagen suya tallada o pintada después de su muerte? De hecho, el “Sutra del
collar alhajado” declara absolutamente que una imagen tallada o pintada es
inferior al Buda viviente.
Cuando uno coloca un
Sutra frente a la imagen tallada o pintada del Buda, la imagen adquiere los
treinta y dos rasgos distintivos. Sin embargo, aunque tenga los treinta y dos
rasgos, si le falta el aspecto espiritual no será de ningún modo igual a un
Buda, pues algunos seres humanos, y celestiales poseen treinta y dos rasgos
distintivos. Cuando se pone el “Sutra de los Cinco Preceptos” ante una imagen
tallada o pintada que tiene treinta y un rasgos, la imagen equivale a un rey
que hace girar la rueda. Cuando se coloca ante la talla o pintura una enseñanza
sobre los diez buenos preceptos, la imagen equivale al señor Shakra. Cuando se
sitúa ante ella la enseñanza sobre la emancipación del mundo del deseo, la
imagen pasa a ser igual al rey Brahma. Pero en ninguno de estos casos equivale
a un buda.
Cuando se pone uno de
los Sutras Agama ante una imagen tallada en madera o pintada, esta pasa a ser
igual a un practicante que escucha la voz. Cuando se coloca ante la imagen una
de las enseñanzas comunes sobe la sabiduría, (4) predicadas en las diversas
asambleas realizadas durante el período correcto e Igual o durante el período
de la Sabiduría, la imagen equivale a un practicante que toma conciencia de la
causa. Cuando se sitúa ante ella una de las enseñanzas específicas o perfecta
predicadas durante los períodos Guirnalda de Flores, Correcto e Igual, o
De la sabiduría, la imagen, es igual a un Bodhisattva. Pero en
ninguno de estos casos equivale a un buda. Tampoco sirven el Mudra de Ojo del
Buda (5) y el mantra de Mahavairochana, descritos en el Sutra Mahavairochana,
en el “Sutra de la Corona de Diamantes” y en el “Sutra del susiddhikara”, pues
aunque sus nombre representan el ojo del Buda y el gran sol, en realidad ellos
no poseen tales cualidades. Del mismo mo. do, ni siquiera el buda que aparece
en el “Sutra de las Guirnaldas de Flores” es el Buda de la enseñanza perfecta,
aunque su nombre [Vairochana] así lo sugiera. (6)
Cuando se coloca el ”Sutra
del Loto” ante una imagen que posee treinta y un rasgo, la imagen nunca deja de
convertirse en el Buda de la enseñanza pura y perfecta. Por tal razón, “El
Sutra Sabio Universal”, al referirse al Buda del “Sutra del Loto” explica: “Las
tres clases de cuerpos de un buda nacen de este sutra correcto, e igual” no se
refiere a ninguna de las enseñanzas del período Correcto e Igual, sino al
“Sutra del Loto”. El “Sutra Sabio Universal” también agrega: “Este sutra
correcto e igual del gran vehículo es el ojo de los budas. Mediante este sutra,
los budas logran adquirir las cinco clases de visión”: (7)
Las palabras escritas
del “Sutra del Loto” expresan en forma visible y no coextensiva la voz del
Buda, pura y de largo alcance, que es invisible y coextensiva de por sí. Y por
eso, posee dos aspectos físicos que son el color y la forma. La voz
Pura y potente del Buda, que antaño dejó de oírse, ha reaparecido
en forma visible como palabras escritas en beneficio del pueblo.
El ser humano esgrime el discurso verbal en
dos situaciones: una, para decir a los demás, con el afán de engañarlos algo en
lo que él mismo no cree. En tal caso, la voz de la persona “está centrada en el
pensamiento de los demás”. En la otra situación, habla para comunicar lo que
realmente lleva en su corazón. En este caso, la voz expresa los propios
pensamientos. La mente representa el aspecto espiritual, y la voz, el aspecto
físico. Uno puede conocer los pensamientos de otra persona escuchando
su voz. Esto se debe a que el aspecto físico revela el aspecto espiritual. Lo
físico y lo espiritual, que en esencia son una misma cosa, se manifiestan como
dos aspectos diferentes; así pues, la mente del buda se expresó en las palabras
escritas en el “Sutra del Loto”. Estas palabras escritas son la mente del Buda,
con otra forma distinta. Así pues, los que leen el “Sutra del loto” no deben
verlo como simple letra escrita, pues tales palabras son, en sí mismas, el
pensamiento del Buda.
T’ien-t’ai señala en su
comentario: “Cuando el Buda comienza a predicar, después de reiteradas súplicas
de aquellos que lo escuchan, expone el corazón de su enseñanza. El corazón de
su enseñanza es la vida del Buda, y esta es, en sí, la sabiduría del Buda. La
sabiduría del Buda es extremadamente profunda. Por lo -tanto, el Buda rehúsa tres veces continuar
con su enseñanza, y quienes lo escuchan le piden cuatro veces que siga
predicando. La prédica del “Sutra del Loto” estuvo acompañada de estas
dificultades. Compara con el “Sutra del Loto”, la prédica de otros sutras fue
un asunto sencillo. (8) En este comentario, T’ien-t’ai usa el término
"vida del Buda” para indicar que el sutra –entidad física en sí- encarna
el aspecto espiritual del Buda.
Como el “Sutra del Loto”
manifiesta el aspecto espiritual del Buda, cuando uno corporifica ese aspecto
espiritual del Buda, cuando uno corporifica ese aspecto espiritual en una
imagen tallada en madera o pintada, con los treinta y un rasgos, la imagen en
su totalidad pasa a ser el buda viviente. A esto se refiere la iluminación de
las plantas.
Por tal razón,
T’ien-t’ai señala: “Todas las cosas que poseen color o fragancia son
manifestaciones del camino”. (9) Miao-lo, al comentar este párrafo, agrega:
“Sin embargo aún cuando las personas admiten que todas las cosas que poseen
color o fragancia son manifestaciones del Camino Medio, igualmente albergan
dudas o se conmocionan cuando escuchan por primera vez la doctrina de que los
seres inanimados poseen la naturaleza de Buda”.(10) Ch’eng-kuan, de la escuela
Guirnalda de Flores, robó a T’ien-t’ai la doctrina de los tres mil aspectos
contenidos en cada instante vital y la utilizó para interpretar el “Sutra de las
guirnaldas de colores”. De tal forma escribió: “Tanto el Sutra del Loto como el
Sutra de la guirnalda de flores” revelan la doctrina de los tres mil aspectos
contenidos en cada instante vital. Sin embargo, el “Sutra de la guirnalda de
flores” es la enseñanza de la iluminación para las personas de la enseñanza
repentina, porque fue predicado antes; en cambio, el “Sutra del Loto” es la
enseñanza de la iluminación para las personas de la enseñanza gradual, porque
fue predicado después. El “Sutra de la guirnalda de flores” es la raíz, porque
precedió a todos los demás sutras. El “Sutra del Loto” consta solo de ramas y
de hojas.(11) Ch’eng-kuan se infló de vanidad como una montaña creyendo ser el
único que dominaba la enseñanza verdadera; pero, en realidad, desconocía la
iluminación de las plantas, corazón de la doctrina de los tres mil aspectos
contenidos en cada instante vital. Miao-lo puso en ridículo
la ignorancia que Ch’eng-kuan había evidenciado en la declaración
antes citada.
Nuestros estudiosos contemporáneos
de la escuela Tendai creen que sólo ellos dominan la doctrina de los tres mil
aspectos contenidos en cada instante vital. Aun así, equiparan el “Sutra del
Loto” con el Sutra de la guirnalda de flores o con el Sutra Mahavairochana. Sus
argumentos ni siquiera superan las ideas de Ch’eng-kuan; incluso permanecen en
el mismo nivel conceptual que alcanzaron Shan-wu-wei o Pu-k’ung. En última
instancia, cuando los sacerdotes de la escuela Palabra verdadera realizan la
ceremonia de apertura de los ojos (12) a una imagen nueva tallada o pintada,
esta no se convierte en un buda verdadero, sino en un buda de las enseñanzas
provisionales. Y ni siquiera llega a ser un buda de las enseñanzas
provisionales. Aunque en apariencia se asemeje a un buda, esencialmente sigue
siendo la misma planta inanimada que le dio origen. Es más, ni siquiera sigue
siendo una planta inanimada, pues se convierte en una función demoníaca o
diabólica. Y esto se debe a que la doctrina errónea de los sacerdotes de la
escuela Palabra Verdadera, expresada en mudras y mantras, pasa a ser la vida o
mente de la talla o la pintura. Lo mismo sucede en ciertos casos –como el de
Ulula o Kapila-, en los cuales la mente provoca una transformación y hace que
la persona se convierta en roca.
Si la ceremonia para
abrir los ojos de una imagen tallada o pintada no es realizada por alguien que
haya captado la esencia del “Sutra del Loto”, será como si un ladrón ocupara
una vivienda sin amo, o como si un demonio invadiese el cuerpo de una persona fallecida.
Cuando en el Japón actual se llevan a cabo ceremonias basadas en los rituales
de la escuela Palabra Verdadera para abrir los ojos de las imágenes del Buda,
estás son ocupadas por funciones demoníacas que consumen la vitalidad de los
seres humanos, ya que a los demonios se los conoce, también como entidades que
roban la vida. Además, estas imágenes son ocupadas por funciones diabólicas,
que impiden a la gente recibir beneficios; a estas funciones se las llama
también, ladronas de beneficios. Como los habitantes veneran funciones
demoníacas, terminan causando la ruina del país en esta existencia; y, como
reverencian funciones diabólicas, en su próxima existencia caerán en el
infierno del sufrimiento incesante.
Cuando el espíritu se
aleja del cuerpo después de la muerte, cabe la posibilidad de que una función
demoníaca entre en el y destruya a los descendientes. A esto se hace alusión
cuando se habla de un demonio hambriento que se devora incluso a sí mismo. Sin
embargo, si una persona sabia ensalza el Sutra del Loto y anima de esta manera
los restos de la persona fallecida, aunque el cuerpo del difunto siga siendo
humano, su vida o mente se convertirá en el cuerpo del Dharma. Esto concuerda
con la doctrina según la cual un ser humano, con la forma física que posee,
puede alcanzar el nivel en el cual se percibe el no nacimiento y la no
extinción del mundo fenoménico. Una persona sabia que domine la enseñanza
perfecta de los sutras expuestos durante los períodos Guirnalda de Flores,
Correcto e Igual, y de la Sabiduría puede conducir los restos de alguien
fallecido hasta el nivel donde se comprende el no nacimiento y la no extinción
de todos los fenómenos. A esto se refiere el Sutra del Nirvana cuando dice:
“Aunque su cuerpo siga siendo humano, su mente será igual a la del Buda”.
Chunda dio ejemplo de haber comprendido con el cuerpo que tenía, el no
nacimiento y la no extinción de todos los fenómenos.
Si una persona sabia e
iluminada con respecto al “Sutra del Loto” preside un funeral, el cuerpo del
difunto, en el estado en que se encuentre, se convertirá en el cuerpo del
Dharma. A esto se refiere la expresión “con la forma física que uno posee”. En
tal caso, la persona sabia recuperará el espíritu que ha partido, lo restituirá
a los restos del fallecido y lo trasformará en la vida del Buda. A esto alude
la expresión “lograr la Budeidad”. Las palabras “con la forma física que uno
posee” representan el aspecto físico y “lograr la Budeidad”, el aspecto
espiritual. Los aspectos físicos y espiritual del difunto se convertirán en la
realidad mística del tiempo sin comienzo. Esto es lograr la Budeidad con la
forma física que uno posee.
Así pues, en el “Sutra
del Loto” se dice: “Esta realidad [de todos los fenómenos] consiste en
apariencia (el cuerpo de la persona fallecida), naturaleza (su mente), entidad
(la verdadera entidad del cuerpo y la mente)…”(13) También se afirma: “El
entiende en profundidad las señales de la culpa y de la buena fortuna e ilumina
las diez direcciones en cada lugar. Su cuerpo del Dharma, puro, sutil y
maravilloso, está dotado de los treinta y dos rasgos”.(14) En esta última cita,
los primeros dos versos indican la comprensión del no nacimiento y la no
extinción de todos los fenómenos y los dos últimos, el logro de la Budeidad con
la forma física que uno posee. El modelo de este último principio es la hija
del Rey Dragón, mientras que Chunda ejemplifica el primero.
ANTECEDENTES
Se cree que esta carta
fue escrita el primer año de Bun’ei (1264), mientras Nichiren Daishonin vivia en
Kamakura, pero no se indica el nombre de su destinatario. En ella, el Daishonin
aborda el concepto de la iluminación de los seres inanimados; primero, desde el
punto de vista de las imágenes del Buda y luego, de los fallecidos.
La carta comienza refiriéndose
a los treinta y dos rasgos característicos que, según se dice, posee el Buda. Aluden
a su capacidad, virtudes, aptitudes y otras cualidades. De estos treinta y dos rasgos,
hay treinta y uno que pueden ser representados en imágenes o estatuas. El único
imposible de representar es su voz pura y de largo alcance.
A continuación, Nichiren
Daishonin compara una imagen pintada o tallada, con el Buda viviente. Las imágenes
pintadas o talladas en madera, son inferiores al Buda viviente, porque no posen
su voz pura y potente, ni la vida o mente del Buda, o sea, su aspecto
espiritual. La voz pura y de largo alcance es la manifestación de este aspecto.
El amor compasivo del Buda, es decir, su deseo de salvar a los seres humanos, se
manifiesta en su voz, o sea, en sus enseñanzas. Así pues, cuando un sutra se
coloca frente a una imagen del Buda (para “abrir los ojos” de la imagen o
consagrarla), escomo si esta tuviera su voz pura y de largo alcance. Esto se
debe a que un sutra encarna las enseñanzas del Buda expresadas mediante su voz.
Sin embargo, el
Daishonin luego explicar que el aspecto espiritual que manifiesta dicha imagen
dependerá de la clase de sutra que se emplee para consagrarla. Concluye que, ya
que el Sutra del Loto corporifica el verdadero aspecto espiritual del Buda,
cuando se utiliza el Sutra del Loto, para “abrir los ojos” de una imagen de
Buda, esa imagen pasa a ser igual al Buda viviente. Esto concuerda con el
principio sobre la iluminación de las plantas; aquí “plantas” se refiere a
todas las formas de vida inanimada.
A su vez, este concepto
de la iluminación de las plantas deriva de la doctrina de los tres mil aspectos
contenidos en cada instante vital, que enseña que todas las formas de vida
–animadas e inanimadas- poseen la naturaleza de Buda.
En consecuencia, el
Daishonin claramente refuta el empleo de rituales de la escuela Palabra
Verdadera para abrir los ojos de imágenes del Buda. Señala que el uso de tales
enseñanzas distorsionadas –como las de la escuela Palabra Verdadera- para consagrar imágenes hará que estas sean
ocupadas por funciones demoníacas o destructivas. Dicho en otros términos, no
harán que surja la Budeidad, sino la naturaleza diabólica inherente a la vida
inanimada de la imagen, provocando sufrimientos a los creyentes y desastres a
la tierra en la que estos vivan.
En la última parte,
analiza el tema de las oraciones por los difuntos. La idea de que el espíritu se
desprende del cuerpo del fallecido y en su lugar se instala un demonio, en
realidad deriva de creencias populares autóctonas. El Daishonin se vale de esta
creencia mítica para que sus contemporáneos comprendan que la conducta
religiosa mantenida durante su existencia influye en la vida de los que han
fallecido. En tal contexto, explica dos niveles de iluminación: la comprensión
del “no nacimiento” y la “no extinción” de todos los fenómenos, y el logro de
la Budeidad con la forma física que cada uno posee. Ambas, por supuesto pueden lograrse
en vida, pero ya que el tema de esta carta es la iluminación de los seres inanimados,
el Daishonin lo explica desde el punto de vista de los fallecidos -ya que la
muerte es una fase de vida inanimada-, es decir, tomando en cuenta los restos
del difunto. En el texto, “la persona sabia [que sólo] ensalza el “Sutra del
Loto” puede ser cualquier persona, mientras que la expresión “una persona sabia
iluminada con respecto al Sutra del Loto” se refiere a Nichiren Daishonin en
forma específica. El Daishonin cristalizó en la forma gráfica del Gohonzon su
iluminación perfecta con respecto a la Ley de Nam-myoho-renge-kyo.
NOTAS
1. Se dice que un Buda tiene marcada de una rueda de la Ley en la
planta de cada pie. La “coronilla invisible en su cabeza” también suele
mencionarse como un tejido protuberante en la coronilla semejante a un rodete. Se
dice que este atributo del Buda es invisible; esto alude a su sabiduría de
magnitud inconcebible, a su vida iluminada sin límites y a otras cualidades
semejantes.
2. La categoría de los atributos físicos visibles y no
coextensivos es la primera de las tres categorías de atributos físicos mencionados
en el corazón del Abhidharma.
Aquí, no coextensivo significa que los atributos físicos de esta
categoría no pueden ocupar simultáneamente el mismo espacio. La Segunda
categoría es la de los atributos físicos invisibles y no coextensivos; y la
tercera, la de los atributos físicos invisibles y coextensivos. Esta tercera categoría
se menciona a continuación en el texto del escrito.
3. De acuerdo con el Tesoro del Análisis del Dharma, todos los
sonidos y voces que incluyen la voz del Buda, pura y de largo alcance, caen en la
categoría de los atributos físicos invisibles y no coextensivos. Sin embargo,
el Daishonin asigna la voz pura y potente del Buda a la categoría de los
atributos físicos invisibles y no coextensivos, probablemente para recalcar que
esta encarna la enseñanza del Buda.
4. “Las enseñanzas comunes sobre sabiduría” se refieren a las doctrinas
acerca de la sabiduría que fueron expuestas en común, para los que escuchan la
voz y los que tomaban conciencia de la causa –practicante de los dos vehículos-,
y también para los bodhisattvas novicios. Aquí la palabra se refiere a la que
ilumina todos los fenómenos y su verdad esencial. Desde el punto de vista de
las cuatro enseñanzas de la doctrina, tal como estableció T’ien-t’ai, las
enseñanzas comunes sobre la sabiduría corresponden a la enseñanza de conexión.
5. Ojo del Buda, es uno de los Budas que aparecen en las
enseñanzas esotéricas. También llamado Buda Madre, se dice que es el que da
nacimiento a todos los demás budas.
6. El término “Buda de la enseñanza perfecta” se refiere al Buda
expuesto en el “Sutra del Loto”. El nombre de Vairochana, Buda del Sutra de la Guirnalda
de flores, significa “proveniente del sol o perteneciente al sol.”
7. El Sutra Sabio Universal en realidad dice, “Este Sutra correcto
e igual es el ojo de los Budas.” La expresión “Este sutra del gran vehículo”
también alude al Sutra del Loto.
8. Profundo Significado del Sutra del Loto.
9. Gran Concentración e introspección.
10. Comentarios sobre “Gran Concentración e introspección.”
11. La afirmación aparece en Significado del Sutra de la Guirnalda
de flores, basado en un comentario anterior, de Ch’eng-kuan, aunque el texto
difiere ligeramente. Ch’eng-kuan afirmó que, aunque tanto el “Sutra del Loto”
como el “Sutra de la guirnalda de flores” conducían a la iluminación, el Buda
expuso el primero como conclusión de un proceso gradual de enseñanza, pero
predicó el último a las personas de capacidad superior, directamente desde su
propia iluminación sin dar ninguna capacitación previa. Por tal razón, declaró
que el “Sutra de la guirnalda de flores” era superior al “Sutra del Loto”.
12. Ceremonia para consagrar una imagen del Buda recién hecha. Se
dice que, a través de esta ceremonia, la imagen queda dotada de la propiedad
espiritual del Buda, y a partir de ese momento puede ser utilizada como objeto
de devoción.
13. Sutra del Loto, Cáp. 2.
14. Ibíd., Cáp.. 12.