¿Hay algún secreto que nos permita lograr una auténtica plenitud en la vida?
HAGAMOS RESPLANDECER EL SOL DEL TIEMPO SIN COMIENZO EN NUESTRA VIDA
¿Hay algún secreto que nos permita lograr una auténtica plenitud en la vida?
Pearl Buck (1892-1973),
escritora estadounidense, autora de las novelas La Madre y La Buena Tierra,
escribió: “El secreto de la vida y de la satisfacción está en comenzar cada día
con la valentía y la convicción de convertirlo en el mejor de todos,
cualesquiera sean los cambios que se susciten”. Buck, quien se dedicó al
cuidado amoroso de una hija que había nacido con severas discapacidades,
trabajó también en aras de la paz y de los derechos humanos.
El sol del tiempo sin
comienzo se eleva imperturbable en el corazón de todos nosotros, que entonamos
Nam-myoho-renge-kyo, día tras día, año tras año. Aun en medio de la oscuridad
más intensa de una adversidad que parezca no tener fin, podemos revitalizar
nuestra vida con el fulgor de la esperanza, mediante un gongyo y daimoku
vigorosos.
Nichiren Daishonin escribe: “Cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo con
determinación y fe firme, este cuerpo nuestro común y corriente se convierte de
inmediato en el cuerpo del Buda” (1). La entonación de Nam-myoho-renge-kyo
es el ritmo supremo que impregna nuestro cuerpo y nuestra mente, tal cual son,
con el poder de la Ley Mística que es la ley fundamental del universo. Nichiren
Daishonin les confirió a quienes viven en el Último Día de la Ley ese medio
absolutamente profundo y accesible para lograr la Budeidad. Se trata de una
práctica al alcance de todos los seres humanos, sin discriminación alguna; una
práctica que cualquier persona puede emprender directa e inmediatamente, a
través de la cual puede obtener inmensos e ilimitados beneficios.
Para brindar su aliento
a la monja laica Toki, que estaba batallando contra la enfermedad, el Daishonin
le escribe y le menciona cómo su propia madre había prolongado la vida a través
de la Ley Mística: “Ahora usted también
ha caído enferma, y […] es mucho más propicio aún que fortalezca su fe en el
Sutra del loto [Nam-myoho-renge-kyo] y compruebe lo que este puede hacer por
usted”.(2) Al mismo tiempo, destaca la importancia de buscar atención
médica adecuada. Al seguir las indicaciones de Nichiren, la monja laica Toki
superó su dolencia con el apoyo y la asistencia de personas solidarias que
también practicaban la Ley (como Shijo Kingo, quien era a su vez un excelente
galeno) y prolongó su vida por más de dos décadas.
Mi mentor Josei Toda,
segundo presidente de la Soka Gakkai, afirmaba: “El daimoku es el extraordinario remedio capaz de curar todo, desde las
dificultades personales hasta los grandes problemas que aquejan a la sociedad y
a todo el género humano. Lo fundamental es decidir triunfar a través de la fe y
continuar entonando el daimoku hasta el fin de la vida, pues esa es la fuente
de la valentía ilimitada”.
La práctica de entonar
Nam-myoho-renge-kyo está dirigida directamente hacia nuestra revolución humana.
No debemos permanecer con los brazos cruzados y esperar con actitud pasiva que
la gente o las circunstancias cambien. A través de nuestra poderosa
determinación interior, debemos cambiar nosotros mismos y buscar ejercer un
efecto positivo en nuestro entorno y en quienes nos rodean.
Hacemos daimoku
orientado hacia nuestra propia felicidad y la de los demás. La entonación es la
fuerza motriz que ponemos en acción para hacer surgir nuestra naturaleza de
Buda y la de otras personas, y para lograr absolutamente la auténtica felicidad
junto con ellas.
La nuestra es una oración de profundo
compromiso. Nos comprometemos a lograr nuevas victorias y un gran crecimiento,
y nos ponemos en acción para hacerlos realidad, con el fin de concretar el gran
juramento del kosen-rufu. Tal es el orgullo y el honor de los Bodhisattvas de
la Tierra.
Hay una integrante del
Departamento de Mujeres de Okinawa que, desde los primeros tiempos de nuestro
movimiento, se dedicó a las actividades del kosen-rufu, con la firme decisión
de jamás hacer estallar una nueva guerra. Aunque su familia se oponía a su
práctica, y muchos de su pequeña comarca le hicieron el vacío por ser miembro
de la Soka Gakkai, ella continuó entonando el daimoku por su cuenta, en
secreto, escondida en unos cañaverales cercanos a su hogar. Hoy día cuenta con
más de ochenta años, mantiene firme su postura de alentar en la fe a sus
compañeros y de convertir el archipiélago de Okinawa en “islas del tesoro” de
la paz. Ella dice, con rostro risueño: “La única manera en que puedo transformar mi
comunidad es fortalecerme yo misma. Nací para llevar adelante el kosen-rufu.
Cuando entono el daimoku, siento el deseo de contribuir a la felicidad de
todos. Y cuando me consagro a mi misión, todas mis oraciones reciben
respuesta”.
Actualmente, el canto de
los miembros de la SGI que entonan Nam-myoho-renge-kyo resuena sin pausa
alrededor del mundo, durante las veinticuatro horas del día, los trescientos
sesenta y cinco días del año. Somos pioneros, individuos heroicos que abrimos
nuevas rutas hacia adelante. Con el corazón del rey león, elevemos nuestro
estado de vida, ayudemos a los demás a establecer una relación con el budismo
del Daishonin, forjemos personas capaces para el kosen-rufu e inauguremos
triunfantes una nueva era de la Soka.
Con idéntico juramento desde
el pasado remoto, una vez más este año
construyamos resueltos una gran ciudadela de victoria.
(Enero de 2013 de Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la
Soka Gakkai).
NOTAS:
(1) “Honnin-myo Sho” (Sobre el principio místico de la verdadera
causa); material no incluido en los vols. 1 y 2 de The Writings of Nichiren Daishonin (WND).
(2) Gosho zenshu, pág. 872.
(3) Los escritos de Nichiren Daishonin
(END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 1000.