EL MUNDO VISTO CON LOS OJOS DE UN BUDA.
Todos los ideogramas con que está escrito
el Sutra del loto representan budas vivientes. Pero como poseemos los ojos de
simples mortales, los vemos como caracteres escritos. Es como el ejemplo del
río Ganges. Las entidades hambrientas perciben las aguas del río como fuego;
los seres humanos las ven como agua, y los seres celestiales, como amrita. Las
aguas son las mismas, en todos los casos, pero cada tipo de ser las ve de
manera distinta, según los efectos de su karma. (END, pág. 542)
NO EXISTE UNA TIERRA PURA Y OTRA IMPURA...
Cuando los seres
vivientes presencian el final de un kalpa, y todo se consume en las llamas de
un gran incendio, esta, mi tierra, permanece a salvo y en calma.(1)
En El Sutra del loto,
el Buda Shakyamuni, afirma que cuando las personas asisten al final de un kalpa
ven la tierra como consumida por el fuego y están hundidos en la pesadumbre, y
que sin embargo su tierra 'permanece a salvo y en calma”.
Las enseñanzas previas
al Sutra del loto afirmaban que el Buda y los seres humanos vivían en mundos
separados y que los seres humanos debían transitar en un mundo de sufrimiento
antes de transmigrar al mundo del Buda. El Sutra del loto cambia completamente
esta perspectiva y afirma que este mundo es la tierra del Buda.
Asimismo, afirma que si
el corazón de las personas es impuro, su tierra también lo es, pero que si su
corazón es puro, igualmente puro es el sitio en que viven. No existen, en sí
mismas, una tierra pura y otra impura; la diferencia solo reside en el bien y
el mal que hay en nuestro interior.(2)
El budismo nos enseña a
discernir lo que posee verdadero valor y a establecer un estado de vida de
felicidad absoluta.
Comprender que el
Gohonzon existe en nuestra vida nos hace vivir cada día con auténtico sentido
de agradecimiento. Así establecemos un estado vital fuerte y determinado que no
depende de factores externos y cambiantes. Esta transformación interior (la
revolución humana) es el máximo prodigio del ser humano y es el propósito de la
fe.
El simple hecho de
seguir entonando Nam-Myoho-Rengue-Kyo nos ayuda a transitar desde la queja
hasta la esperanza. Y el persistir en esta práctica, cambia la calidad de
nuestras acciones. A través de una práctica sostenida, el estado de Budeidad
inherente a nuestra vida irrumpe en forma de coraje, perseverancia, alegría,
sabiduría y benevolencia sin límites.(3)
¿QUÉ VEN LOS OJOS DE UN BUDA?
Nuestro estado de vida
define lo que vemos. Cuando miramos más allá de los sucesos y decidimos
levantarnos sin dejar que las circunstancias nos detengan, estamos desafiando
la realidad de este momento y creando la vívida imagen de una posible realidad
futura.
Basados en la fe y la
práctica, los ojos de cada ser humano pueden ver cualquier situación con la
mirada clara y profunda de un Buda. Desde esta claridad podemos hallar nuevos
caminos y nuevos significados y actuar enfocando directamente la felicidad
nuestra y de los demás.
El poder del daimoku se
manifiesta en la vida cotidiana cada vez que realizamos acciones basadas en la
fe sacando el valor para transformar las causas de nuestro sufrimiento.
Por esto, nos
equivocamos cuando nos limitamos a usar la práctica de
Nam-Myoho-Rengue-Kyo como herramienta para gestionar
frustraciones o para buscar consuelo.
Sea lo que sea lo que
estemos viviendo, a través de la práctica podemos transformar la vida. Y cuando
la condición de la vida cambia, el entorno también cambia.
TU MUNDO EN TUS MANOS.
Imaginemos que, igual
que Arquímedes, solo necesitamos un punto de apoyo para mover nuestro mundo.
¿Qué cambiaríamos? ¿Qué transformaríamos en él?
Pensémoslo bien, porque
no es una quimera, nuestro mundo está en nuestras manos y para cambiarlo solo
necesitamos una palanca y un punto de apoyo.
El estado de ánimo con
el que vivimos a cada instante, es la palanca con la que tenemos que
enfrentarnos a la vida de cada día.
Está claro que nuestro
estado de vida define lo que vemos y crea nuestro ambiente. Consecuentemente,
el medio ambiente en que nos encontramos es el reflejo de nuestra vida en ese
instante.
Cuando nos sentimos
incapaces para hallar una salida, esta impotencia se manifestará
irremediablemente en una actitud de apatía o de desesperación. Ambas actitudes
nos confinan en un círculo vicioso, donde los efectos de la situación pasan a
convertirse en la nueva causa. Es imprescindible dotarnos de un estado vital
que nos permita romper este círculo, extraer sabiduría, poner de manifiesto nuestras
habilidades y encontrar de nuevo la confianza en nosotros mismos. Sólo creyendo
nosotros en ella, podremos transmitir confianza a nuestro entorno.
Centremos entonces
nuestro empeño en mantener vivo el espíritu de superación y el sentido de responsabilidad
respecto a nuestra existencia y a la felicidad del género humano.
En esta ardua empresa,
necesitaremos tener un referente, alguien que ya nos haya precedido y con quien
compartamos el mismo deseo.
Es el discípulo quien
libremente elige a su maestro y al asumir el mismo compromiso en el trabajo por
la felicidad de los demás, convierte esta relación en el punto de apoyo
indispensable para una fe inamovible.
EL HOY.
El maestro reconoce a
su discípulo: Tengo la íntima convicción de que usted es una persona capaz de
heredar el espíritu del Sutra del loto.(4)
El discípulo elige a su
maestro y decide adoptar el corazón de su mentor como propio y esforzarse y
triunfar mediante la fe, con la misma postura que el maestro.(5)
El afán por aprender y
por aprehender, es directamente proporcional al afán por enseñar y entregar.
Cuando estos anhelos se manifiestan en la acción de aquellas personas que
convenimos en llamar discípulo y maestro, se establece un vínculo de gran
pureza, de corazón a corazón. Esto es lo que llamamos "inseparabilidad de
maestro y discípulo".
Así viene sucediendo
durante siglos, con el propósito de que el Sutra del loto y
Nam-myoho-rengue- kyo (la esencia de este sutra) pueda conducir a
las personas a la iluminación en el Último Día de la Ley, y hoy, se cuentan por
millones las personas comprometidas con ello.
NOTAS:
(1) Sutra del loto cap.
16, Juryo, Duración de la vida.
(2) END pág. 4
(3) El logro de la
budeidad en esta existencia, página 65.
(4) END página 880.
(5) Ensayos de budismo,
volumen 2, página 45.
END, Los Escritos de
Nichiren Daishonin.