LA UNIÓN ENTRE MARIDO Y MUJER. (Writings of Nichiren Daishonin p. 463)
En cuanto a las falsas
enseñanzas que arrancan los ojos y engañan la mente de todo el pueblo japonés,
en última instancia, ninguna es tan errada como las que proclaman los maestros
del Shingon. Pero dejemos a un lado esta cuestión.
Si bien las diez
semejanzas (1) parecen ilustrar el mérito relativo del Sutra del Loto y de los
demás sutras, esta no fue la verdadera intención del Buda al exponerlas. Su fin
fue comparar a los devotos de todos los otros sutras con el devoto del Sutra
del Loto y mostrar que éste es como el sol o la luna, mientras que los devotos
de los demás sutras son como estrellas o antorchas.
¿Cómo lo sabemos? A
continuación de la octava semejanza (2) se expone un pasaje de importancia
fundamental. Dice así: "El que pueda aceptar y seguir este sutra será
igual, y ocupará el primer lugar entre toda la multitud de seres
vivientes". Este pasaje de veintidós ideogramas es el corazón de todo el sutra,
el ojo de todos los seres vivientes. Su significado es que el devoto del Sutra
del Loto se iguala al sol, a la luna, al rey Bonten o al Buda, mientras que los
devotos del Sutra Dainichi son como estrellas, arroyos y ríos o como mortales
comunes.
Por tal razón, el Buda
seguramente considera que quien abraza el Sutra del Loto en este mundo, sea
quien fuere, hombre o mujer, sacerdote o monja, es el señor de todos los seres
vivientes, y que Bonten y Taishaku sin falta se inclinan en reverencia ante esa
persona.
Cuando pienso de este
modo, siento una alegría absolutamente indescriptible.
Más aún, al ponderar
este fragmento del sutra día y noche, y al leerlo mañana y tarde, comprendo que
el devoto al cual se refiere no es cualquier devoto del Sutra del Loto. En la
frase "el que pueda aceptar y seguir este sutra", "el"
significa "persona" en sentido indiscriminado. Por tal razón, yo
había pensado que debía señalar a cualquier persona entre los sacerdotes,
monjas, laicos y laicas que creen en el Sutra del Loto en este mundo. Pero
esto, sin embargo, no es así. Pues, en el pasaje siguiente en que el Buda
vuelve a referirse a esta persona, dice: "Si hubiera una mujer
que...".
Cuando yo, Nichiren, leo otros sutras que no
son el del Loto, no me dan ningunas ganas de ser mujer. Un sutra condena a las
mujeres por ser emisarias del infierno. Otro las describe como inmensas
serpientes. Y otro las compara con árboles inclinados y retorcidos. E incluso
hay un sutra que las define como seres que han quemado las semillas de la
budeidad.
Las escrituras budistas
no están solas en este sentido: también los escritos no budistas desdeñan a las
mujeres. Alguien llamado Jung Ch'-ch'i (3), por ejemplo, canta alabanzas a los
tres placeres, uno de los cuales es el de no haber nacido mujer en este mundo.
Por lo general, se cree que el desastre tuvo su origen en las tres mujeres (4).
Sólo en el Sutra del Loto leemos que una mujer que abraza este sutra no sólo
supera a todas las otras mujeres sino que, además, aventaja a todos los
hombres.
Aunque una mujer sea difamada por todos,
para ella no hay felicidad más grande, en definitiva, que ser amada por el
hombre a quien más estima. Deje que los demás la odien, si eso quieren. ¿De qué
podría quejarse usted, si tiene el afecto del Buda Shakyamuni, del Buda Taho y
de todos los otros budas de las direcciones, así como de Bonten, Taishaku, los
dioses del sol, de la luna y las demás deidades? Mientras sea elogiada por el Sutra del Loto,
¿hay algo que pueda causar su descontento?
Usted me dice que ha
llegado a la infortunada edad de los treinta y tres años (5), y que por esa
razón ha enviado ofrendas. Ya se lo he informado al Buda Shakyamuni, al Sutra
del Loto y a la deidad del sol. El cuerpo de una persona tiene un hombro izquierdo
y otro derecho, sobre los cuales moran dos dioses, llamados Domyo y Dosho. Se
trata de dos deidades que Bonten, Taishaku y los dioses del sol y de la luna
han asignado a cada persona para que la protejan (6). Desde el momento en que
un ser entra en el vientre de su madre hasta el fin de su vida, ellos lo
acompañan como sus ojos o su sombra. Si comete un acto malicioso o realiza una
buena acción, informan todo a los dioses celestiales sin omitir siquiera un
detalle, aunque sea diminuto como una mota de polvo o una gota de rocío. Esto
se relata en el Sutra Kegon, y el gran maestro T'ien-t'ai lo cita en el octavo
volumen de su Maka Shikan.
Sin embargo, señala que
si la fe de una persona es débil, aunque se trate de una mujer que abraza el
Sutra del Loto, ésta será abandonada. Por ejemplo, si un general al frente de
su ejército es temeroso, sus soldados se volverán cobardes. Si un arco es
débil, la cuerda quedará floja. Si el viento es manso, las olas no cobrarán
altura. Todo esto está de acuerdo con los principios de la naturaleza.
Ahora bien, su esposo
Saemon es un creyente en el Sutra del Loto, y no hay quien se le iguale entre
los seguidores laicos del budismo en el Japón. Por haberse casado con un hombre
así, usted también sobresale entre las mujeres del Japón. Ya que vive por el
Sutra del Loto, el Buda seguramente la considera igual a la hija del rey
dragón. El ideograma con que se escribe "mujer" significa
"depender". La glicina depende del pino, y la mujer depende del
hombre. Haga de Saemon su maestro y deje que la conduzca por el camino de la fe
en el Sutra del Loto.
La mala fortuna de sus treinta y tres años
se convertirá en la felicidad de sus treinta y seis años. Ese es el significado
del fragmento: "Las siete dificultades desaparecen, los siete beneficios
aparecen de inmediato". Ya rejuvenecerá, y su buena fortuna será cada vez
mayor.
Respetuosamente,
Nichiren.
En el vigésimo séptimo día del primer mes.
NOTAS
1. Diez comparaciones establecidas en el capítulo
"Yakuo" (23ro) del Sutra del Loto, para ilustrar la supremacía de
este sutra con respecto a todos los demás.
2. La octava semejanza señala que los hombres de Aprendizaje, que
han logrado los cuatro niveles de iluminación de Shomon ("el que vence en
la corriente"), "el que regresa una vez", "el que no
regresa" y el arhat) y los hombres de Realización Autolograda, ocupan el
primer lugar entre las personas comunes. Del mismo modo, el Sutra del Loto es
el primero entre todas las enseñanzas, ya se que han sido predicadas por budas,
bodhisattvas u hombres de Aprendizaje.
3. Hombre del periodo de la Primavera y el Otoño (770-403 a.C.). Según el Lieh Tzu,
dijo a Confucio que había obtenido tres placeres en el mundo: el primero era
haber nacido como ser humano, el segundo era haber nacido hombre y el tercero,
haber podido vivir muchos años.
4. Mo Hsi, Ta Chi y Pao Ssu, quienes en la China fueron
consideradas el ejemplo clásico de la mujer perversa. Fueron las favoritas del
emperador Chieh, dinastía Hsia, del emperador Chou, dinastía Yin, y del rey Yu,
dinastía Chou, y arrastraron a estos hombres a una vida disipada y descarriada.
5. La idea de las edades desafortunadas proviene de la antigua
filosofía china del Yin y Yang. Para una mujer, también eran de mal augurio los
diecinueve y los treinta y siete años.
6. Domyo significa "mismo nombre", y Dosho, "mismo
nacimiento". Estas dos deidades representan la estricta ley de causalidad.