BUDISMO Y SOCIEDAD.
El corazón humano está en constante
transformación. De un momento a otro, nuestro estado de vida cambia y sentimos
diferentes emociones, alegría, tristeza, ira y dolor.
La vida está llena de cambios. Es por eso
que por más que cambie la época, durante incontables siglos y milenios, la
humanidad ha reflexionado sobre una pregunta fundamental: ¿cuál es el mejor y
más seguro camino a la felicidad duradera?
No podemos definir la felicidad como un
estado de vida estática e igual para todos. Incluso si hay dos personas que
están en las mismas condiciones, una puede ser feliz y la otra infeliz. Las
personas son diferentes, y por lo tanto, perciben las cosas de manera
diferente.
La realidad de nuestra vida toma formas
infinitas. Es muy común que las personas busquen la felicidad en una condición
externa o creen que su victoria y el bienestar dependen del cambio de alguien. "Estoy
infeliz porque esa persona", "Mi vida está cada vez peor, porque
existen aquellos individuos”, algunos incluso llegan a pensar de esa
manera.
De acuerdo con el Budismo de Nichiren
Daishonin, la felicidad absoluta se puede lograr a través de una fuerza
interior capaz de transformar toda la realidad, por más adversa que sea, en una
vida feliz y tranquila.
El budismo de Nichiren Daishonin permite que
cada uno logue evidenciar su Budeidad inherente en esta existencia. Y, ¿qué
significa evidenciar la Budeidad o la iluminación?
Shakyamuni, fundador histórico del budismo,
llegó a ser conocido como el Buda en su época debido a su capacidad de
comprender el sufrimiento de las personas, y mostrar que ellas poseían los
recursos internos para superar sus problemas y despertar a una visión más
amplia de sí mismos y sus posibilidades. Su elevado carácter era una profunda
inspiración para todos. Sin embargo, con el tiempo, el ideal del estado de
Buda, mostrado en el ejemplo de la vida de Shakyamuni, se convirtió en cada vez
más abstracto y lejano.
Aparentemente, un abismo infranqueable fue
desarrollado entre el Buda y las personas comunes, así como el Buda pasó a ser
visto como un ser de otro mundo.
Aunque el objetivo de la enseñanza de
Shakyamuni haya sido, conforme a sus palabras contenidas en el Sutra del Loto,
"hacer que todos los seres sean iguales a mí" en algunas escuelas
budistas él pasó a ser considerado como un ser único y el objetivo de esta
práctica religiosa se volvió a evidenciar la iluminación menos completa que el
estado de Buda. Para otros, el estado de Buda pasó a ser visto como una meta
extremadamente lejana que requiere una vida larga y esfuerzo, algo fuera de la
capacidad de todas las personas.
En el budismo de Nichiren Daishonin, la
budeidad no es un punto final estático alcanzado eventualmente, no se evidencia
la Budeidad en algún momento en el futuro, lejos de la realidad. Por el
contrario, las cualidades de Buda son consideradas como naturales e inherentes
a todas las personas.
La práctica budista es
para manifestar estas cualidades, que podrían resumirse en: benevolencia,
sabiduría, coraje, esperanza y fuerza vital creativa a través de la realidad
desafiante de la vida cotidiana.
Y eso permite a las personas manifestar un
estado de buda cada vez más consistente, es la práctica del Bodhisattva de la
Tierra, es decir, la práctica para sí mismo y la práctica para los demás.
En sutras Mahayana, los bodhisattvas de la
tierra son discípulos del Buda, que se devotan y se dedicaron a la práctica
budista, aprendiendo y siguiendo el ejemplo de Buda.
A través de la práctica individual y
experiencia de vida, desarrollaron muchas cualidades y características que
utilizan para ayudar a las personas que sufrían con ciertos tipos de problemas.
En los días actuales, percibimos estas
mismas características en quienes se dedican todos los días a la victoria y el
éxito de sus compañeros y de toda la sociedad, incluso en medio de las
dificultades y la realidad cotidiana muy dura. "El invierno siempre
se convierte en primavera", este dicho dorado del Buda Nichiren Daishonin,
en muchas ocasiones, se transforma en el incentivo primordial para desafiar las
adversidades y conquistar la victoria infalible.
Para aquellos que se encuentran con
enfermedades, la práctica budista con el objetivo de probar la verdad de la Ley
y transformar su vida en un drama de victorias y superaciones se convierte en
el ejemplo y la referencia a la gloria y la felicidad de muchos otros.
Los Bodhisattvas de la tierra son aquellos
que decidieron desafiar las circunstancias más difíciles de vencer, teniendo
como base la Ley Mística y así salvar a las personas del sufrimiento.
Son estas
características, coraje, esperanza, compasión y fuerza interior, de los
Bodhisattvas de la Tierra que simbolizan las ricas cualidades del Buda
inherente a la vida de todas las personas, así como las formas ilimitadas que
pueden manifestarse.
La práctica de bodhisattva es un compromiso
ferviente de su propio desarrollo a la vez que buscan a la vez aliviar el
sufrimiento de los demás y llevar la felicidad y beneficio para ellos.
El modelo de bodhisattva establece un puente
real entre el ideal de la Budeidad y nuestras vidas diarias. Esto se debe, en
última instancia, a la forma de vida del bodhisattva es la forma de vida del
mismo Buda.
La vida del Buda era a la vez una forma de
auto-desarrollo continuo y riguroso compromiso con las personas y sus
problemas. Este compromiso se basa en la profunda convicción de la dignidad de
la vida de cada individuo. Un buda es aquel que se esfuerza continuamente para
despertar a las personas a la fe en su capacidad inherente para superar
cualquier dificultad, que las inspira a utilizar los desafíos y los
sufrimientos como un trampolín para desarrollar esta fuerza y alcanzar una
felicidad inquebrantable.
Finalmente, es a través de nuestra
interacción y nuestros esfuerzos para ayudar a los demás y la guía de nuestro
maestro de vida y al lado de compañeros de la SGI que comparten el mismo ideal
del Kosen-rufu que somos capaces de atraer la condición de vida de Buda, para
llevar nuestras vidas a la ilimitada y radiante 'órbita' de la Budeidad.
Por ello, realizar acciones para el bien de
los demás fortalece, desarrolla y solidifica la Budeidad en nuestras propias
vidas.
Cuando se fortalece nuestra Budeidad,
podemos inspirar la vida de las personas en un nivel más profundo. El camino
real de nuestra revolución humana reside en este proceso continuo de
desarrollar nosotros mismos y ayudar a los demás a hacer lo mismo".
Por lo tanto, en lugar de esperar a que
alguien cambie, cámbiese a si mismo, transitando el camino directo a su
felicidad.
Actuar como un Bodhisattva de la Tierra
manifestando el comportamiento de un Buda es la práctica en sí misma para
convertirse en Buda y ser infinitamente feliz.