ACRECENTAR LA BUENA FORTUNA EN NUESTRA VIDA. Traducción del artículo de Diciembre de 2013, publicado en la revista “Daibyakurenge”, mensuario de estudio de la Soka Gakkai.
Muchos se deleitan con la belleza de las
flores, pero pocos piensan en las raíces, hundidas en lo profundo de la tierra,
que brindan a las flores nutrición, sostén y estabilidad, las raíces son
esenciales para el florecimiento de las plantas.
El poeta alemán Johann
Wolfgang von Goethe (1749- 1832) celebraba el orgullo con que las plantas
penetran el suelo con sus firmes raíces, bajo la superficie de la tierra, lejos
de la vista:
“Estoy anclado en el suelo profundo;
por eso mis flores son tan bellas y plenas.”
También en la vida, las
raíces de la perseverancia —que se cultivan resistiendo los fríos inviernos de
la adversidad, sin perder la determinación de triunfar— con el tiempo se
traducen en gloriosas flores primaverales de alegría.
Celebremos con orgullo
estas raíces que, año tras año, estamos cultivando a través de vivir toda la
existencia basados en la Ley Mística, prevaleciendo sobre toda clase de
problemas personales, laborales, económicos, de salud - propia o de nuestros
familiares - pues esas raíces nos darán infinitos beneficios y buena fortuna.
En el budismo, solemos
comparar las buenas acciones con las raíces, y las llamamos “raíces del bien”,
ya que generan recompensas o efectos positivos.
Con el afán de elogiar a
una de sus seguidoras, la monja laica de Kubo, Níchiren Daishonín escribe: “Cuando
las raíces son profundas, las hojas no se secan [...] ¡Cuán hondas son las raíces
de su fe! La monja laica, trascendiendo el dolor de perder a su esposo a causa
de una enfermedad, había criado sola a su hija. Simultáneamente, había
sobrellevado los ataques insidiosos que sufrieron los creyentes del Daishonín
durante la persecución de Atsuhara.
En otra carta, el
Daishonín le asegura a esta creyente que, gracias a las numerosas causas
positivas que ella había hecho, su difunto esposo sin falta lograría la
Budeidad, y su hija tendría una vida indudablemente feliz, pues seria admirada
en el futuro como la valiosa descendiente de sus padres. También se muestra
feliz de ver que la hija de la monja laica estaba siguiendo los firmes pasos de
su madre en la fe.
En esta época de
incertidumbre en que vivimos, demasiadas personas sucumben a la ansiedad y al
miedo. Qué inspirador resulta que nuestros camaradas estén enseñando a otros y
mostrando con su propio ejemplo la enseñanza de causa y efecto, y dando
testimonio de las palabras del Daishonin: 'Los seres humanos siempre prosperan cuando
llevan a cabo buenas acciones'.
Mi maestro Josei Toda,
segundo presidente de la Soka Gakkai, una vez dijo:: 'Hasta las situaciones más
dolorosas se resolverán, al final. ¡Sigan desafiándose sin perder la
compostura! Nuestra práctica del budismo de Nichiren Daishonin nos da el poder
de generar posibilidades infinitas, del presente al futuro'.
En la isla de Rishiri
(situada a veinte kilómetros frente a la costa noroeste de Hokkaído), hay un
matrimonio que ha venido trabajando incansablemente por el kosen rufu desde los
primeros días de nuestro movimiento. Fueron miembros pioneros y, en tal
sentido, se vieron expuestos a la hostilidad de los residentes locales y al
ostracismo. Pero, sin dejarse intimidar, tomaron la iniciativa y se dedicaron a
ampliar el círculo de suscriptores del Seikyo Shimbun, el diario do la Soka
Gakkai. En años recientes, también protegieron resueltamente a sus compañeros
de fe de la persecución orquestada por sacerdotes corruptos y decadentes.
Todos estos años,
siguieron expresando con valor lo que debían, transmitiendo la grandeza de la
Soka Gakkai a sus conocidos, sembrando las semillas de la Ley Mística y echando
raíces en su comunidad, incluso cuando, al principio, el suelo parecía duro
como la roca. El círculo de confianza y adhesión al budismo de Nichiren
Daishonin que este matrimonio supo crear junto a sus camaradas hoy se extiende
a toda la isla. Sus cuatro hijas estudiaron en el programa de educación a
distancia de la Universidad Soka, y sus muchos nietos también están recorriendo
con orgullo el camino de la fe.
La victoria en la vida
no se define por los éxitos superficiales. Los años que hemos dedicado a
trabajar por el kosen rufu con sinceridad y constancia rebosan de buenas causas
para la victoria absoluta y nos aseguran que, con el tiempo, tanto nosotros
como nuestros seres cercanos gozarán de prosperidad y de felicidad.
Este año, nuestros
miembros del Japón y del mundo han vuelto a acrecentar su inmensa buena
fortuna, gracias a una dedicación infatigable, a menudo invisible a los demás,
en bien del budismo, de la felicidad ajena y del bienestar social. Estoy
entonando un daimoku vibrante de agradecimiento supremo a todos ustedes,
personas infinitamente ricas por todas las causas positivas que han venido haciendo.
El 2014
será, para nosotros, el “Año del comienzo de una nueva era del kosen rufu
mundial”. Extendamos raíces buenas, profundas y amplias, que se unan y
estrechen con las de los demás, para producir flores de esperanza, paz y felicidad
que engalanen el mundo entero.
Disfrutemos libremente de la vida,
acrecentando juntos día tras día, nuestra buena fortuna inextinguible.