ENTREVISTA AL PROFESOR LARRY A. HICKMAN. Director del Centro de Estudios sobre Dewey y profesor de la Universidad de Illinois del Sur de Carbondale, Estados Unidos.
Realizada el 12 de Julio de 2010, por Masao Yokota, del Centro
Ikeda para la Paz, el Saber y el Diálogo.
Larry Hickman: Es notable que Makiguchi haya tenido una agudeza y
una visión tales, que obtuvieron resultados maravillosos en estos ochenta años.
Es extraordinario, también, porque aquella época, ocho décadas atrás, no era el
mejor momento para la educación o la democracia en el Japón, y en realidad,
tampoco en el resto del mundo.
Cuando pienso en esa
especial confluencia de eventos, me viene a la mente la impresión que se llevó
Dewey de la cultura japonesa, cuando visitó la nación nipona en 1919. Él pudo
observar que entre la familia y el emperador, existía una asombrosa falta de
instituciones que apoyan y estabilizan la sociedad civil, como los grupos
cívicos, las organizaciones que congregan a los educadores y padres de familia,
y las asociaciones empresariales y profesionales. Prácticamente, no había más
que militares. Por otro lado, Dewey relató cuánto disfrutó de conocer a los
japoneses comunes y corrientes. Resulta obvio que Makiguchi estaba tratando de
encontrar una manera de crear esas estructuras institucionales, a través del
proceso educativo. Eso es alentador, ya que todos necesitamos encontrar el modo
de hacer otro tanto.
En numerosos países, incluso en los Estados
Unidos, existe el peligro de que no logremos darnos cuenta de la importancia de
la educación como factor estabilizador y renovador dentro de nuestro entorno. Como lo sostuvo el
señor Ikeda en varias ocasiones, la religión humanística y la educación se
respaldan mutuamente. Son las dos caras de una misma moneda. He estado presente
cuando el señor Ikeda dijo que la religión es importante, pero que la educación
lo es igualmente. Considero que esa declaración es realmente significativa.
Yokota: La religión puede volverse represiva
fácilmente, cuando no se le permite a la gente pensar por sí misma.
Hickman: Sí. Una de las dificultades que los estadounidenses tienen
para comprender el budismo en general y a la Soka Gakkai en particular radica
en lo que el término "religión" suele significar en su ámbito social.
Algunas religiones
occidentales mantienen sistemas jerárquicos en los que las reglas y los dogmas
se establecen desde arriba hacia abajo. Por añadidura, la mayoría de las
religiones occidentales están firmemente basadas en la creencia de una deidad
sobrenatural, que, a mi entender, tiende a distorsionar el discurso público. En
esos casos, las instituciones religiosas se inclinan a poner el acento en el
dogma y al mismo tiempo, a ignorar la fusión de los individuos para determinar
de qué manera ellos mismos pueden implementar mejor sus propias necesidades,
capacidades e intereses en un contexto religioso. Eso es parte de las
dificultades que los estadounidenses tienen para entender el amplio concepto de
humanismo que uno encuentra en las expresiones religiosas de Asia, por ejemplo.
Sin embargo, creo que hay un aspecto positivo, pues pienso que la situación
está comenzando a mejorar. El mundo se está convirtiendo en un lugar mucho más
pequeño y más estrecho. La información sobre sistemas de creencias alternativos
está cada vez más al alcance de todos.
Yokota: Quisiera preguntarle sobre su diálogo
con Daisaku Ikeda y Jim Garrison, que actualmente está apareciendo en forma de
serie en la revista japonesa Todai. ¿Cuál ha sido su experiencia de ese
intercambio hasta aquí?
Hickman: Ha sido un verdadero placer. Los
temas que el señor Ikeda propuso en nuestros diálogos me estimularon a pensar
de modo más crítico sobre cuestiones que generalmente solo tengo en mente de
manera embrionaria, pero que no siempre considero detalladamente, como se hizo
en nuestras conversaciones. Por ejemplo, me impresionó mucho el pensamiento del
señor Ikeda sobre el rol del mentor. Voy a echar de menos el trabajo que
realicé con él y con mi amigo y colega Jim Garrison.
Yokota: Una cosa interesante sobre este
diálogo es que se trata de un intercambio de índole académica, que está
dirigido al público en general.
Hickman: Ha sido una experiencia maravillosa, porque en un trabajo
académico, uno tiende a veces a centrarse demasiado en los problemas técnicos.
Sin embargo, cuando me estaba preparando para los diálogos, me imaginaba que un
ama de casa o un oficinista podrían estar leyendo mis palabras. Fue a la vez un
desafío y un incentivo tratar de dirigirme a ese público, figurarme a alguien
leyendo cada entrega e imaginar lo que pensaría y cómo reaccionaría.
Yokota: ¿Ve usted diferencias entre el
concepto de rol del mentor en la Soka Gakkai y en la perspectiva de Dewey?
Hickman: Dewey era una persona más bien
tímida. No poseía el carisma personal de un líder como el señor Ikeda, pero era
de todos modos un gran pensador, que inspiró a muchos dedicados estudiantes,
quienes transmitieron con toda seriedad las ideas de este. No era una persona
con la capacidad organizativa del señor Ikeda, aunque sí tuvo una larga lista
de amigos, colegas y discípulos, no solo dentro del ámbito académico, sino en
su calidad de intelectual reconocido públicamente. Su estilo como mentor fue
diferente del que posee el señor Ikeda. A pesar de carecer de la destreza de un
gran orador público, supo inspirar a sus discípulos gracias a la profundidad de
su pensamiento y a su capacidad de articular poderosos principios.
El señor Ikeda, por otro
lado, además de poseer una maravillosa capacidad para concebir y articular
sólidos principios, es realmente carismático. Luego de visitarlo varias veces,
puedo afirmar que uno observa sus ojos y ve una profunda inteligencia, un
compromiso enérgico con el diálogo creativo y un auténtico interés por la gente
que lo rodea. Es absolutamente lógico que él tenga tantos discípulos que se han
visto incentivados por su vida y por su obra.
Gran parte de mi vida
profesional está dedicada a promover las ideas de John Dewey y a alentar a
otras personas a hacer lo mismo. Y, el señor Ikeda sigue siendo una fuente de
inspiración para mí, de una manera que difiere de mi enorme aprecio por Dewey,
en parte, debido a la forma tan progresista con que maneja las oportunidades
espontáneas de enseñar, en un nivel muy personal. Por ejemplo, me contaron cómo
él se acercó a una cancha de fútbol para alentar a los jugadores a ser los
mejores en lo que hacen. No me imagino a Dewey haciendo algo así.
Estos dos enfoques muy
diferentes de la función del mentor son, por supuesto, elementos de un todo más
grande. Ambos son importantes y ambos son igualmente efectivos, porque las
personas son diferentes y responden a los mentores también de modo diferente.
Yokota: ¿Podría aclarar qué entiende usted por "carisma"?
Hickman: Empleo el término "carisma" con un sentido
positivo. Fue eso lo que pensaba cuando mencioné la presencia del señor Ikeda.
Cuando le doy la mano, y ambos nos miramos, veo a una persona atenta que está
concentrada en nuestro encuentro de ese momento. No está pensando en que va a
cenar más tarde o en qué problemas deberá resolver durante el día. Está
presente en ese momento. Por lo tanto, se establece una conexión que es casi
eléctrica. Sería maravilloso que todos hiciéramos un esfuerzo para lograr ese
nivel de consideración.
Por otro lado, cuando lo
vi dirigirse a cientos de personas, me sentí impresionado por esa misma clase
de energía, ese mismo nivel de atención con que se dirigía a todos los
presentes en el auditorio. Eso es lo que quiero decir cuando me refiero al
sentido positivo del carisma. Él puede conectarse con las personas e inspirar
en ellas el deseo de lograr lo mejor de sí mismas.
Yokota: La relación entre el maestro y el discípulo corre el riesgo
de ser mal interpretada como la de una persona que simplemente, a veces incluso
ciegamente, sigue a otra.
Hickman: Sí, es verdad. Pero una relación productiva entre el
mentor y el discípulo siempre debe ser algo interactivo.
Por ejemplo, tengo la
certeza de que he aprendido de mis alumnos de posgrado tanto como ellos han
aprendido de mí. Cuando voy a los seminarios, les digo: "Por favor, solo
piensen que soy un estudiante de posgrado un poco más avanzado. Porque,
especialmente ahora, cuando tenemos acceso a tantas publicaciones, y existen
tantos campos de especialización, ustedes ya habrán leído y reflexionado sobre
cosas que yo no conozco. De modo que vamos a compartir la información y a
desarrollarnos juntos. Vamos a pensar juntos". Creo que uno debe encarar
la función del mentor de esa manera, porque de lo contrario, tiende a volverse
autoritario y en verdad ciego a las oportunidades que surgen en el trato y la
interacción entre el educador y el educando.
Nota:
Larry A. Hickman es director del Centro de Estudios sobre Dewey y
profesor de filosofía en la Universidad de Illinois del Sur de Carbondale,
Estados Unidos. Es también el ex presidente de la Sociedad John Dewey. El
profesor Hickman es autor de libros y ensayos sobre diversos temas, entre
ellos, filosofía norteamericana, filosofía de la tecnología, estudios sobre
filmes, derechos de los homosexuales e historia de la lógica.