UNIDAD DEL CUERPO Y LA MENTE. SUS EFECTOS FISICOS - QUIMICOS.
El
conflicto o distanciamiento entre lo espiritual y lo científico, desde hace
siglos no ha producido ningún resultado concreto. Hoy día los occidentales que
practicamos, religiones como el budismo de Nichiren, comenzamos a entender profundamente
la unificación de la mente y el cuerpo; Shakyamuni el Buda del Primer Día de La
Ley y Nichiren el Buda del ultimo día de la Ley, y todos los sabios de la
época, nos brindaron los conocimientos de como funcionábamos los seres vivos,
siendo parte del todo o lo que el budismo enseña mediante el principio del
“Origen Dependiente”.
Los científicos modernos,
han dado una dura batalla al caminar por senderos separados, pero a medida que
van realizando nuevos descubrimientos del comportamiento y funcionamiento
humano, se van dando cuenta que la brecha espiritual y científica cada vez es más
angosta.
Los occidentales apenas
comenzamos a entender este concepto y hasta religiones mas tradicionales, hoy
día se han visto en la necesidad de comenzar a dar explicaciones a esa
incertidumbre que muchas personas tienen acerca del efecto “milagro”, es decir,
¡realmente hay una deidad externa capaz de conceder algo a mi petición o no!.
Siendo el tema tan
complicado he considerado realizar citas que permitan a ustedes igual que a mí
considerar su punto de vista. En el Seykio Criollo de febrero 2007 (Publicación
de la SGIV) hay un artículo llamado “UNIDAD
DEL CUERPO Y LA MENTE” (Shikishin Funi), tomado de la revista de la SGI
Quartely.
“Los aspectos físicos y espirituales de
nuestras vidas son completamente inseparables y revisten la misma importancia.
Esto es expresado en el concepto Shikishin Funi (en japonés).
Shiki alude a todos los fenómenos
individuales o invisibles incluyendo a la razón, la emoción y la volición*.
Funi, significa literalmente (dos pero no
dos)”. “Nuestro estado mental interior también afecta el funcionamiento físico
de nuestros cuerpos.
La risa y las lágrimas
son la manifestación mas drástica de esto, son las señales físicas de nuestros
sentimientos interiores”
“La verdadera salud y la
felicidad, abarcan tanto el aspecto físico como el espiritual. El budismo
considera al ser viviente como la reunión armoniosa de los cinco componentes, estos
son:
1. Los aspectos físicos de la vida y los sentidos.
2. La forma en que se integran las impresiones recibidas a través
de los sentidos.
3. La concepción por medio de la cual integramos las ideas acerca
de lo que percibimos.
4. La volición; Voluntad que actúa sobre la concepción.
5: La conciencia; función del discernimiento que sustenta el
funcionamiento de los otros componentes.
La vida es la fuerza o
energía que mantiene estos cinco componentes funcionando juntos como un todo
armonioso e integrado.
La ciencia médica
moderna apenas está comenzando a explorar la sutil interconexión entre el
cuerpo y la mente, entre los aspectos físicos y espirituales de la vida.
El budismo considera los
aspectos físicos y espirituales como manifestaciones vitales de la fuerza de la
vida que es inherente al mismo cosmos.
Nichiren Daishonin escribió:
“la vida a cada momento abarca de igual
modo al cuerpo y al espíritu, al yo y al medio ambiente de todos los seres
sensibles en todas las condiciones de la vida, así como a los seres no
sensibles: las plantas, el cielo y la tierra hasta la más diminuta partícula de
polvo. La vida a cada momento impregna al universo y se revela en todos los
fenómenos”.
” Esto es lo que plantea
el Budismo de Nichiren Daishonin; pero si investigamos sobre el tema desde una óptica mas científica
encontraremos que en la actualidad hay un enfrentamiento entre científicos,
porque algunos ya consideran que la salud del individuo depende de su condición
espiritual, o sea que la mente y cuerpo son inseparables. Algunos de estos
estudios demuestran que podemos influir en muchas de nuestras funciones
corporales y que nuestras conexiones e influencias van aun más allá.
Hace un breve tiempo la ciencia moderna manifestó: “Hemos descubierto
que cuando se tiene un pensamiento el cerebro produce sustancias que abren lo
que se podría llamar una ventana. Cuando el pensamiento concluye, la ventana se
cierra. Por ejemplo, cuando ve a la persona de sus sueños y siente amor, esa
sensación increíble que le recorre el cuerpo no es otra cosa que una sustancia
química. Cuando se excita sexualmente se debe a que el cuerpo ha liberado otra
sustancia química, y cuando una persona se le cruza imprevistamente a su
automóvil sin esperar, y en ese momento nos gustaría tener una pistola de rayos
láser en el volante para desintegrarlo, esa ira que se siente, ese ácido
corrosivo que aparece en el sistema circulatorio o el estómago, esa sensación,
es otra sustancia segregada por el cerebro.
Esas sustancias
segregadas por el cerebro se llaman neuropéptidos. El sistema inmunológico se
pasa el tiempo escuchando nuestros monólogos interiores mientras que ninguna
célula ni órgano ni ningún otro aparato del organismo monitorea a otro si no
está preparado para responder a la información que recibe.
El sistema inmune no
solo escucha, sino que reacciona al diálogo emocional. Es esto lo que afirma la
ciencia médica: que las células que defienden el organismo tienen puntos
concretos de recepción de neuropéptidos, las sustancias que produce el cerebro
con cada pensamiento. Y que la respuesta de esas células a los gérmenes
patógenos varía dependiendo de que se fortalezca, se debilite o deje de
funcionar totalmente a causa de esas sustancias.
Los biólogos llevan años
realizando investigaciones en este campo. Lo que saben hasta ahora es que
cuando se tiene un pensamiento, el cerebro produce sustancias que afectan a la
persona, y lo que ésta siente es la producción y asimilación de esos neuropéptidos.
La ciencia médica occidental
hizo un descubrimiento trascendental en la última década que ha pasado
prácticamente inadvertido. Sabía que las células del sistema inmunológico, como
todas las demás, tienen zonas de descarga en su membrana para asimilar diversas
sustancias. Lo que se descubrió fue que en la membrana de cada uno de los
linfocitos que defienden el cuerpo de bacterias, virus, hongos, parásitos y
cáncer, la enfermedad, hay un punto concreto que recibe los neuropéptidos. El
sistema inmune no solo escucha, sino que reacciona al diálogo emocional.
Es esto lo que afirma la
ciencia médica: que las células que defienden el organismo tienen puntos
concretos de recepción de neuropéptidos, sustancias que produce el cerebro con
cada pensamiento. Y que la respuesta de esas células a los gérmenes patógenos
varía dependiendo de que se fortalezca, se debilite o deje de funcionar
totalmente a causa de esas sustancias.
Ahora bien, que podemos entender
de lo arriba mencionado bajo dos perspectivas diferentes, una científica y otra
espiritual.
Que el budismo desde
hace 2500 años con el Buda Sakyamuni, ya conocía el verdadero comportamiento
del ser humano y entendía su origen. Ya que somos manifestación de la Ley
Cósmica, por lo tanto tenemos y podemos trabajar con ese poder infinito. No hay
exclusión en ello porque al tratarse de una Ley del universo nos guste o no,
estemos de acuerdo o no, ella funcionará para todos.
Cuando aprendemos esto y
comenzamos a manifestar la Budeidad inherente a nosotros podemos ser capaces de
cambiar nuestra realidad.
Es cuando nuestra fe y
su práctica, comienza a tener sentido si la ponemos a funcionar como filosofía
de vida. Es cuando la ciencia tiene que admitir que hay una condición mística
inseparable del cuerpo que nos une a la creación cósmica y que en el momento
correspondiente saldrá a ser públicamente conocida por ser su condición de
“Ley”; por ello, cuando cantamos la Ley mística, NAM-MIOHO-RENGUE-KIO, el
shikishin funi actúa al unísono.
Por supuesto, que estos
efectos solo serán percibidos por cada uno de nosotros, dependiendo de la
determinación con la cual deseemos cambiar nuestra realidad y los mundos o
estados, prevaleciendo unos sobre otros.
Cuando nos hacemos
conscientes de este hecho nuestra realidad evidentemente cambiará “Daisaku Ikeda
nos dice: “debemos invocar con decisión profunda y poderosa, no con una oración
desconcentrada y mecánica”. Con ello nos quiere decir que debemos tener el coraje para
desafiar nuestros miedos y nuestras inseguridades más profundos, que surgen
inevitablemente cuando decidimos ir en pos de un objetivo.
El Daishonin no pone límites al poder de la
fe. ¿Ustedes ponen límites a aquello por lo que invocan? ¿Acaso deciden que
algo es imposible y entonces, ni siquiera se molestan en aceptar el desafío de
la fe?”
10. ALIENTO A UN ENFERMO. CARTA ESCRITA A NANJO HYOE SHICHIRO. (Los escritos de Nichiren Daishonin, Soka Gakkai, Paginas 79/87).
He oído decir que está
enfermo. ¿Es verdad? Tan transitorio es este mundo, que ni siquiera la gente
sana puede vivir en él para siempre, y mucho menos los que padecen alguna
enfermedad. Por lo tanto, las personas conscientes deberían preparar su vida
para la próxima existencia. Sin embargo, esto no es algo que pueda hacerse sólo
mediante el propio esfuerzo. El ser humano puede prepararse para su próxima
existencia únicamente si se basa en las enseñanzas del buda Shakyamuni, maestro
original de todos los seres vivos.
No obstante, las
enseñanzas del Buda son diversas, acaso porque la mente de los seres humanos
también varía mucho de una persona a otra. Sea como fuere, el buda Shakyamuni
enseñó apenas cincuenta años. De todas las doctrinas que expuso a lo largote
los primeros cuarenta o más, hallamos el “Sutra de la guirnalda de flores”, que
expone “La mente, el Buda y todos los seres vivos son tres cosas entre las
cuales no hay distinción”, hallamos también los sutras Agamas, que establecen
los principios del sufrimiento, el vacío, la transitoriedad y el no yo;
Asimismo, el “Sutra de la gran compilación”, que afirma el vínculo de inclusión
mutua entre el aspecto impuro y el aspecto puro (1), encontramos también el
“Sutra de la sabiduría mayor”, que enseña la identificación mutua y la no
dualidad; y también el “Sutra en dos volúmenes” el “Sutra de la meditación” y
el “Sutra Amida”, que exhortan a renacer
En la Tierra de la
Perfecta Felicidad. Estas enseñanzas fueron expuestas específicamente con el
propósito de salvar a todos los seres vivos de los días Primero. Medio y Ultimo
de la Ley.
Así y todo, por alguna
razón personal, el Buda declaró en el “Sutra de los infinitos significados”:
[Para predicar la ley de muy diversas maneras,] empleé el poder de los medios
hábiles. Pero en estos más de cuarenta años, todavía no he revelado la verdad”.
Como un padre que duda acerca del testamento otorgado tiempo atrás, así
Shakyamuni se retractó de todos los sutras expuestos durante los primeros
cuarenta años y tantos años; incluso, de los que postularon el renacimiento en
la tierra de la Perfecta Felicidad. Así pues, declaró que “[en lo referente a
esos seres vivos incapaces de escuchar este sutra…] aunque transcurran
inmensurables, ilimitados, inconcebibles asamkhyas de palpas, finalmente no
podrán adquirir la iluminación insuperable [mediante los sutras anteriores]”
(2). Lo reiteró en el capítulo “Medios Hábiles” del “Sutra del Loto”, cuando
anunció: “Descartando honestamente los medios hábiles, predicaré solo el Camino
insuperable”. Con la expresión “descartando honestamente los medios hábiles”
quiso decir que uno debía abandonar el Nembutsu y las demás enseñanzas,
predicadas durante esos mas de cuarenta años.
Habiendo lamentado y
refutado sus propias enseñanzas anteriores, dejó clara su verdadera intención
cuando dijo, “El Honrado por el Mundo, lleva largo tiempo exponiendo sus doctrinas,
y ahora es el momento de que revele la verdadera verdad” (3), y “Durante mucho
tiempo, se mantuvo en silencio con respecto a lo esencial, sin manifestar
ninguna premura por revelarlo de una vez” (4). Entonces el buda Muchos Tesoros
irrumpió desde las profundidades de la tierra y testificó que todo lo que
habían expuesto Shakyamuni era verdad. Y los budas de las diez direcciones se
reunieron en las ocho direcciones. (5) y extendieron sus anchas y largas
lenguas hasta el palacio del gran rey celestial Brahma para hacer constar su
testimonio. Y de todo esto fueron testigos, sin una sola excepción, los seres
de los dos mundos y de los ocho grupos en su totalidad, congregados en los dos
lugares y las tres asambleas.
En vista de los pasajes
del sutra citado, dejando a un lado las malas personas que no creen en el
budismo y los no budistas, con respecto a aquellos que son creyentes budistas y
tienen fe sincera en las enseñanzas provisionales predicadas antes que el
“Sutra del Loto” –como el Nembutsu- y las recitan diez, cien, mil o hasta
sesenta mil veces por día, sin entonar Man-Mioho-Renge-Kyo ni una vez en el
transcurso de una o dos décadas, ¿no son como la persona que se aferra al
testamento anulado por el padre sin
querer aceptar el documento corregido? A los ojos de los demás y ante sí mismo,
podrá parecer que tiene fé en las enseñanzas del Buda; pero si nos atenemos a
lo que el Buda realmente enseñó, son gente que carece de devoción filial.
Por eso en el segundo
volumen del”Sutra del Loto” leemos: “Pero ahora, estos tres mundos son mis
dominios, y los seres vivos que habitan allí son, todos, mis hijo”. Este lugar
está plagado de dolores y de pruebas. Soy la única persona que puede rescatar y
proteger a los demás, pero aunque les enseño y los instruyo, no creen en mis
enseñanzas ni las aceptan. (6)
Este pasaje significa
que para nosotros –los seres vivos-, Shakyamuni el Que Así Llega es nuestro
padre, nuestro maestro y nuestro soberano. Aunque Amida, Maestro de la
Medicina y otros budas sean soberanos de
los seres vivos, no son padres ni maestros. Shakyamuni es el único buda dotado
de las tres virtudes, con quien tenemos una profunda deuda de gratitud. Hay
padres y padres, pero ninguno pede equiparase al buda Shakyamuni. Hay toda
suerte de maestros y gobernantes, pero ninguno tan admirable como el. ¿Es
posible que aquellos que desobedecen la enseñanza de este padre, maestro y
soberano no sean abandonados por las deidades celestiales y terrenales? Pues no
podría haber hijos menos devotos que ellos. Por este motivo, el Buda dijo:
“Aunque les enseño y los instruyo, no creen en mis enseñanzas ni las aceptan”.
Aunque sigan las doctrinas predicadas antes que el “Sutra del Loto” y las
practique durante cien, mil, diez mil o un millón de kalpas si no creen en el
“Sutra del Loto” y si no entonan Man-Mioho-Renge-Kyo aunque sea una sola vez,
de todas formas acabarán siendo desleales al Buda. Por lo tanto, serán
abandonados por los sagrados (7) de las tres existencias y de las diez
direcciones, y aborrecidos por las deidades celestiales y terrenales. (Esta es
la primera de las cinco guias para la propagación).
Aun aquellos que
cometen las cinco faltas capitales, las diez malas acciones o cualquiera de los
innumerables actos de maldad pueden entrar en el Camino, si sus facultades se
encuentran desarrolladas. Devadatta y Angulimala dan ejemplo de este tipo de
personas. E incluso aquellos de pobre facultades pueden acceder al camino,
siempre y cuando no hayan cometido malas acciones. Ejemplo de ello sería Chudapanthaka.
Pero las facultades de la gente común como nosotros son incluso inferiores a
las de Chudapanthaka. Somos incapaces de discernir los colores y la forma de
las cosas, como si tuviésemos ojos de carneros. En la inmensa profundidad de
nuestro odio, codicia y estupidez, cometemos a diario las diez malas acciones.
Y anque no perpetramos las cinco faltas capitales, de todas formas incurrimos
día a día en faltas semejantes.
Además cada persona es
culpable de denigrar la Ley, y esta ofensa supera la gravedad de las diez malas
acciones o de las cinco faltas capitales. Aunque pocas personas lleguen a
denostar el “Sutra de Loto” con palabras
injuriosas, no hay nadie que lo acepte. Algunos parecen abrazar el sutra, pero
su fe no es tan profunda como la que sienten por el Nembutsu u otras
enseñanzas. E incluso los que tienen fe profunda no osan refutar a los
detractores del “Sutra del Loto”. Aunque uno lleve a cabo grandes y buenas
causas, o aunque lea y copie la totalidad del “Sutra del Loto”, mil o diez mil
veces, aunque uno realice la práctica de percibir los tres mil aspectos
contenidos en cada instante vital, si no renuncia a los enemigos del “Sutra de
Loto”, le será imposible entrar en el Camino. Para dar un ejemplo, es como la
persona que ingresa en el servicio de la Corte Imperial. Aunque haya
desempeñado su trabajo durante diez o veinte años, si sabe que alguien es
enemigo del emperador y no lo denuncia al trono ni manifiesta su repudio
personal, todo el mérito de los servicios prestados hasta ese momento
desaparecerá y, en cambio, será acusado de un delito. Debe entender que los
habitantes de esta época son personas que actúan contra la Ley, (Esta es la
segunda guía).
Los mil años que
comenzaron a partir de la muerte del Buda se denominan Primer Día de la Ley; en
este período, hubo muchos que acataron los preceptos. Y muchos que entraron en
el camino. Después de los mil años del Primer Día, vino el día Medio de la Ley,
que también duró un milenio. Durante este período, hubo muchos que trasgredieron
los preceptos, y pocos que lograron entrar en el camino. Después del milenio
del Día Medio, vienen los diez mil años del último Día de la Ley. En este
período, la gente no observa las normas ni las desobedece: el país está poblado
de individuos sin preceptos. Además, se la identifica como una época impura, en
la que reina el desorden. En un período inmaculado, conocido como la época
pura, se deshecha el mal y se observa el bien, así como un tablón torcido se
nivela con la marca trazada por una cuerda entintada y tensa. Durante los días
Primero y Medio de la Ley, comenzaron a manifestarse las cinco impurezas; pero
en el Ultimo Día, cunden sin freno. Y dan origen a una tormenta de olas
gigantescas, que no solo rompen contra las costas, sino que, además, chocan
entre sí. La impureza del pensamiento ha sido tal que en el tránsito de los
días primero y Medio, la gente fue transmitiendo insignificantes enseñanzas
erróneas, y destruyendo la enseñanza
correcta inescrutable. Todo parece indicar, entonces, que más personas han
caído en los malos caminos por sus errores acerca del budismo que por sus actos
descarriados en el mundo secular.
Los dos mil años de los
días Primero y Medio de la Ley ya han transcurrido, y hace más de doscientos
años que el Ultimo Día de la Ley está entre nosotros. En esta época, como
prevalecen las impurezas del pensamiento, las personas que caen en los malos
caminos con la intención de crear buenas causas son más numerosas que aquellas
que lo hacen por haber cometido el mal. Con respecto a as malas acciones, hasta
la gente ignorante puede abstenerse de cometerlas si sabe reconocerlas. Esto es
como extinguir fuego con agua. Pero la gente que todas las buenas acciones
implican el mismo grado de bien; por eso, se vuelcan al bien menor y no comprenden
que, el elegir esta conducta, propician el gran mal. Por lo tanto aunque ven el
estado de abandono de muchos edificios sagrados vinculados a Dengyo, a Jikaku y
a otros, los dejan así por la sencilla razón de que no son recintos consagrados
al Nembutsu. En cambio erigen salas para el Nembutsu al lado de aquellos
edificios sagrados, confiscan las tierras que le han sido donadas a estos
últimos y las ofrendan a los nuevos salones construidos. De acuerdo con un
pasaje del “Sutra sobre la resolución de las dudas acerca del Día Medio de la
Ley, estas acciones generarán escasos beneficios. Debe usted comprender, a
partir de lo que he dicho , que aunque realice una buena acción, mientras sea
un acto de bien menor que destruya el gran bien, de todas formas lo hará caer
en los malos caminos.
La época actual
coincide con el comienzo del Ultimo Día de la Ley. Ya han desaparecido por
completo las personas con capacidad de lograr la iluminación mediante los
sutras del Hinayana y el Mahayana provisional. Ahora solo quedan aquellos cuya
capacidad únicamente es apropiada para el sutra del Mahayana verdadero. Con un
bote no se puede transportar una roca inmensa. Las personas ignorantes o
malvadas son como ese peñasco, mientras que los sutras del Hinayana y Mahayana
provisional, y el Nembutsu, son como una
pequeña barca. Si uno intenta curar un absceso infeccioso con baños termales,
el tratamiento será demasiado suave para una dolencia tan grave, y no surtirá
ningún efecto. Para los que vivimos en este mundo impuro y en esta última
época, abrazar el Nembutsu y otras enseñanzas es como labrar arrozales en
invierno: la época no es adecuada (esta es la tercera guía).
A vez debe comprenderse
de manera correcta el factor del país. La mentalidad del pueblo varía según su
tierra. Por ejemplo, al sur del río Yangtze crecen mandarinos que al ser
transplantados al norte de río Huai (8), se convierten en naranjos de hojas
triples. Hasta las plantas y los árboles, desprovistos de mente, cambian de
acuerdo con el sitio en que viven. ¡Cuánto más cambiarán en función del lugar
los seres humanos, que sí la poseen!
Una obra del maestro
del Tripitaka Hsüan-tsang llamada “Crónica de las regiones occidentales”
describe muchos países de la región índica. De acuerdo con las costumbres locales,
hay estados cuya población no reconoce los dictados del deber filial, y otros,
en cambio, donde son tenidos en cuenta por la gente. En algunos países,
prevalecen el odio y el resentimiento, mientras que en otros son comunes la
ignorancia y la estupidez. Hay tierras consagradas al Hinayana con
exclusividad; otras solo dedicadas al Mahayana, y algunas donde se practican
ambas. Hay territorios dados por completo a la matanza de seres vivos; países
donde prolifera el robo, otros donde abunda el arroz y algunos que producen
mijo en grandes cantidades. La diversidad de naciones es enorme.
Entonces, ¿cuál enseñanza debe aprender el Japón para que su pueblo
pueda liberarse del sufrimiento del nacimiento y la muerte? Con respecto a esta
pregunta, el “Sutra del Loto” señala: “Cuando el Que Así Llega haya entrado en
la extinción, yo haré que [el “Sutra del Loto”] sea ampliamente propagado en
todo Jambudvipa y me ocuparé de que nunca se extinga” (9). Esta cita significa
que el “Sutra del Loto” es la enseñanza relacionada con el pueblo de
Jambudvipa, el continente meridional. El bodhisattvas Maitreya dijo: “Hay un
pequeño país, en el cuadrante oriental, cuyo pueblo sólo guarda relación con el
Mahayana” (10). Según esta frase de su tratado, en Jambudvipa hay un pequeño
estado en la zona oriental, donde la capacidad de la población es especialmente
apropiada al sutra del Mahayana
[verdadero]. Seng-chao escribió: “Este texto está destinado a un pequeño
país situado al noroeste” (11). Esto indica que el “Sutra del Loto” tiene
vínculos con la gente de un país nororiental. El reverendo Annen señaló:
“Todos, en mi tierra de Japón, creen en el Mahayana” (12). Eshin dijo en su
obra “Fundamentos de la enseñanza del vehículo único”: “En todo Japón, todos
los habitantes comparten la misma capacidad de lograr la Budeidad mediante la
enseñanza perfecta”.
Así
pues, según las opiniones de Shakyamuni El Que Así Llega, el bodhisattvas
Maitreya, el mestro del Tripitaka Shuryasoma, el maestro del Trpitaka
Kumarajiva, el maestro del Dharma Seng-Chao, el reverendo Annen y el sabio de
la antigüedad Eshin, la capacidad de los pobladores del Japón sólo es apropiada
para el “Sutra del Loto”. Los que pongan en práctica una frase o estrofa de
este sutra sin falta podrán entrar en el Camino, pues esta es la enseñanza que
guarda relación con ellos. Es semejante a la atracción que se da entre un imán
y las limaduras de hierro, o entre un espejo y las gotas de rocío (13). Otras
buenas prácticas, como el Nembutsu, no tienen relación alguna con nuestro país.
Son como un imán incapaz de atraer el hierro, o como un espejo que no puede
recoger el rocío. Por tal razón, Annen expuso
en su comentario: “Sí no es el vehículo verdadero, uno se está engañando a si
mismo y está engañando a los demás” (14). Esta cita significa que aquel que
trasmite al pueblo japonés una enseñanza distinta del “Sutra del Loto” no solo
se miente a sí mismo, sino que induce a error a los demás. Por lo tanto, a la
hora de propagar la enseñanza budista, siempre hay que tener en cuenta el país.
No hay que suponer que una doctrina apropiada para una tierra inevitablemente
haya de ser correcta para otra. (Esta es la cuarta guía).
Además en una nación donde el budismo ya se ha dado a conocer, también
hay que considerar la secuencia de la propagación. Esta regla establece que
para difundir el budismo es necesario averiguar la naturaleza de las enseñanzas
que ya se han diseminado. Para dar un ejemplo, cuando hay que medicar a un
enfermo, es importante saber qué otros medicamentos se le administraron con
anterioridad. De otro modo, los diversos medicamentos pueden llegar a
interferir unos con otros y matar al paciente. En forma análoga, las diferentes
enseñanzas budistas pueden entrar en conflicto entre sí y destruir al
practicante. En un país donde se practican enseñanzas no budistas, hay que usar
las doctrinas del budismo para refutarlas. Por ejemplo el Buda apareció en la
India y derrotó a los maestros no budistas; Kashyapa Matanga y Chu Fa-lan
fueron luego a la China y vencieron a los taoistas; el príncipe Jogu nació en
la tierra del Japón y mató de una estocada a Moriya (15).
El
mismo principio se aplica al budismo en sí. En un país donde se ha difundido el
Hinayana, debemos refutarlo por medio de los sutras del Mahayana; así hizo el
bodhisattvas Asanga, cuando refutó las enseñanzas del Hinayana proclamadas por
Vasubandhu. En una nación donde se propagado el Mahayana provisional, se lo
debe refutar con el Mahayana verdadero; así hizo el gran maestro Tíen-tái
Chih-che, cuando venció a las tres escuelas del sur y a las siete escuelas del
norte de China. En lo concerniente al Japón, ya han transcurrido mas de
cuatrocientos años desde que se dieron a
conocer las dos escuelas Tendai y Palabra Verdadera. Durante este período, se
ha determinado que las cuatro categorías de practicantes budistas – sacerdotes,
monjas, laicos y laicas – tienen capacidad apropiada para el “Sutra del Loto”.
Todos los habitantes, buenos o malos, sabios o ignorantes, poseen el beneficio
del quincuagésimo oyente. Son como las montañas Kún-lun, donde no hay una sola
piedra exenta de valor, o como la isla montañosa de P’eng-lai, donde no se
conoce ni una sola pócima venenosa.
Sin
embargo, en los últimos cincuenta y tantos años, vimos surgir a un hombre
llamado Honen, perpetrador de flagrantes actos contra la Ley. Engañó a todas
las personas mostrándoles una piedra parecida a una gema, y las indujo a
descartar la joya que ya poseían a cambio de esta roca sin valor. A esto se
refiere el quinto volumen de “Gran concentración e introspección”, cuando
afirma: “Veneran trozos de piedras y escombros, y los contemplan como si fuera
gemas brillantes”. Toda la población empuña piedras comunes convencidas de que
posee gemas preciosas. Dicho con otras palabras, la gente ha desechado el
“Sutra del Loto” para entonar el nombre del buda Amida. Pero cuando lo señalo,
montan en cólera y vituperan al devoto del “Sutra del Loto”, con lo cual
aumentan más aún el karma que los llevará a caer en el infierno del sufrimiento
incesante. (Esta es la quinta guía).
Pero usted, dando crédito a mi aseveración abandonó el Nembutsu y abrazó
el “Sutra del Loto”. No obstante es posible que haya vuelto a creer en el
Nembutsu. Recuerde que descartar el “Sutra del Loto” para ser practicante del
Nembutsu es como un peñasco que rueda desde la cumbre hasta el valle, o como la
lluvia que, desde lo alto del cielo, desciende hasta el nivel de la tierra.
Quienes actúen así, con toda certeza caerán en el gran infierno Avichi. Los que
tuvieron alguna relación con los hijos del buda excelencia, de la Gran
Sabiduría Universal, debieron pasar allí palpas numerosos como las partículas
de polvo de un gran sistema planetario, y los que recibieron las semillas de la
Budeidad en un tiempo aún más remoto debieron pasar allí tantos palpas como las
partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios. Y esto ocurrió
porque se rodearon de influencias de extrema
Maldad y descartaron el “Sutra del Loto”, y
por eso retrocedieron a enseñanzas provisionales como las del Nembutsu. Dado
que sus familiares parecen ser practicantes del Nembutsu, seguramente estarán
tratando de imponérselo también a usted; es comprensible, puesto que creen en
dicha practica. Sin embargo debe verlos como a personas engañadas por los seguidores
del diabólico Honen. Haga surgir una fe poderosa y no preste atención a lo que
digan. Es propio del gran demonio adoptar la forma de un monje venerable o
apoderarse de los padres o hermanos, para obstruir nuestra felicidad en la
próxima existencia. Pero, digan lo que digan, aunque intenten engañarlo con
astucia para que usted abandone el “Sutra del Loto”, no permita que esto
suceda.
Deténgase
a considerarlo. En los últimos doce años vine proclamando que los creyentes del
Nembutsu caerían en el infierno del sufrimiento incesante; lo expresé sin
rodeos, en cada ámbito donde me fue posible; ¿cree usted que callado
sistemáticamente, sin refutarme, si de veras fueren confiables las citas
esgrimidas por ellos para demostrar que el Nembutsu conduce a renacer en la
Tierra Pura? ¡Son tan endebles! Conozco este tipo de enseñanza, como las que
trasmitieron Honen y Shan-tao, desde que tengo diecisiete o dieciocho años. Y
los argumentos que exponen sus adeptos en la época actual no han mejorado.
En
consecuencia. Ya que sus enseñanzas no pueden comparase con la que yo expongo,
recurren a la mera fuerza numérica en su afán de combatirme. Los creyentes del
Nembutsu suman miles o decenas de miles, y sus adherentes son muchos. Yo,
Nichiren, estoy solo y no tengo ni un aliado. Es sorprendente que haya podido
sobrevivir hasta hoy. También este año, el undécimo día del undécimo mes, entre
las horas del mono y del gallo (alrededor de las cinco de la tarde), sobre la
carretera llamada Matsubara, en Tojo, provincia de Awa, caí en una emboscada
que me tendieron cientos de creyentes del Nembutsu y otras personas (16). Yo
estaba solo, sin más compañía que unos diez hombres que venían conmigo, de los
cuales tres o cuatro podían ofrecer algún tipo de resistencia. Las flechas llovían
sobre nosotros, mientras los golpes de espada nos fulminaban como rayos. Uno de
mis discípulos cayó muerto en cuestión de segundos, y otros dos recibieron
herídas de gravedad. Yo mismo sufrí tajos y golpes; y, por un momento, pareció
que no tendría escapatoria. Pero por algún motivo mis atacantes no pudieron
matarme, y fue así como sobreviví hasta hoy.
Esto solo ha fortalecido mi fe en el “Sutra del loto”. El cuarto volumen
del sutra refiere: “Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan
incluso durante la vida DE El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su
muerte!” (17). El quinto volumen señala: “[El Sutra del loto] provocará mucha
hostilidad en el mundo y será difícil creer en el” (18). En el Japón hay muchos
que leen y estudian el “Sutra del Loto”. También hay muchos que son azotados
por tratar de seducir a la mujer de otro o por robar, o pro otra clase de
delitos. Pero ninguna persona ha sufrido heridas por causa del “Sutra del
loto”. Por lo tanto, quienes practican el “Sutra del Loto” en el Japón todavía
no pueden considerarse destinatarios de tales pasajes del sutra. Soy el único
que he leído el sutra con todo mi ser. A esto se refiere la frase que declara:
“No nos preocupan el cuerpo o la existencia; sólo vivimos pendientes del Camino
insuperable” (19). Por ende, soy el devoto del “Sutra del loto” mas prominente
del Japón.
Si
usted llegase a partir de este mundo antes que yo, preséntese ante Brahma,
Shakra, los cuatro reyes celestiales y el rey Yama. Diga que es discípulo del
sacerdote Nichiren, el devoto del “Sutra del Loto” más prominente del Japón.
Entonces, ya no lo podrán tratar de manera descortés. Pero si usted tiene dos
inclinaciones distintas, si alterna la práctica del Nembutsu con la recitación
del “Sutra del Loto”, y teme lo que otros puedan decir, en tal caso, aunque se
identifique como discípulo de Nichiren, su palabra no será aceptada. Cuando
ello ocurra, entonces, no se enfade conmigo. No obstante, puesto que el “Sutra
del Loto” también responde a las oraciones referidas a los asuntos de esta
existencia, aún es posible que sobreviva a su enfermedad. Así pues, trataré de
encontrarme con usted lo antes posible, por todos los medios, para conversar
personalmente. Nunca se puede decir todo en una carta, y las cartas tampoco
logran transmitir en forma cabal lo que
pensamos. Así que, por el momento voy a terminar aquí.
Con mi profundo respeto;
Nichiren
En el decimotercer día del duodécimo mes,
primer año de Bun’ei (1264).
A Nanjo Shichiro.
ANTECEDENTES.
Nichiren Daishonin escribió esta carta en el
duodecimo dia de 1264, a
los cuarenta y tres años. Se la envio a Nanjo Hyoe Shichiro administrador de la
aldea de Ueno, distrito de Fuji, provincia de Suruga. Este creyente, también
conocido como Ueno, era el padre Nanjo Tomimitsu. En algún momento no precisado
entre 1260 y 1261, o entre 1262 y 1264, durante un viaje por asuntos oficiales
que lo condujeron a Kamakura, conoció al Daishonin y se convirtió a sus
enseñanzas. Sin embargo, a juzgar por esta carta, todavía mantenía cierto apego
al Nembutsu, que era la religión que había practicado hasta entonces, y
vacilaba a la hora de consagrarse exclusivamente al “Sutra del Loto”
Un
mes antes, Tojo Kagenobu, el administrador de la aldea de Tojo en la provincia
de Awa, había intentado matar al daishonin en Komatsubara. El Daishonin había
desatado la animosidad de este funcionario –creyente confeso del Nembutsu- al
proclamar públicamente su enseñanza en
1253. Furioso, Tojo lo mandó arrestar. El Daishonin logró escapar a duras
penas, y desde ese momento tuvo que permanecer lejos de Awa, su provincia
natal. Pero en 1264, un año después de haber sido indultado de su exilio de Izu
y a poco de haber regresado a Kamakura el Daishonin supo que su madre se
encontraba gravemente enferma y marchó a Awa, pese al peligro que ello podía
representar para su vida. Después de orar por la recuperación de su progenitora
con excelentes resultados, permaneció allí y retomo sus actividades de
propagación. Cuando se dirigía a la casa de un creyente llamado Kudo Yoshitaka,
el y las personas que lo acompañaban fueron atacados por Tojo Kagenobu y sus
hombres en un paraje llamado Komatsubara. Este hecho se conoce como la
persecución de Komatsubara.
Poco
después de atentado, el Daishonin supo que Nanjo Hyoe Shichiro sufría una grave
dolencia, y le escribió esta carta para fortalecer su fe.
En
el escrito, establece una serie de criterios conocidos como las cinco guías
para la propagación: la enseñanza, la capacidad del pueblo, el tiempo, el país
y la secuencia de la propagación. Son factores que uno debe comprender
correctamente y considerar a la hora de transmitir el budismo. Es posible que
el Daishonin haya formulado en concepto de las cinco guías durante su
permanencia en Izu, pues ya aparecen detalladamente explicadas en “enseñanza,
capacidad, tiempo y país”, texto que escribió durante ese exilio. En esta carta
a Nanjo Hyoe Shichiro, analiza estos cinco criterios recalcando la supremacía
del “Sutra del Loto” sobre las demás
enseñanzas; alienta sus seguidores a descartar completamente su apego a la
anterior creencia del Nembutsu y a establecer una fe pura y sincera en la Ley
Mística.
Luego,
describe someramente la persecución de Komatsubara, perpetrada un mes antes;
señala que solo él ha sufrido persecuciones por causa del “Sutra del loto” exactamente
con el sutra predice. Por lo tanto, declara que el devoto del “Sutra del Loto”
mas prominente de todo el Japón.
NOTAS:
1. En su obra “El
escalpelo de diamante”, Miao-lo, define la esencia del “Sutra de la gran
compilación” como el “vehículo de inclusión mutua entre el aspecto impuro y el
aspecto puro; y los “Sutras de la sabiduría” como “La identificación mutua y la
no dualidad”. Según cabe interpretar, ambas declaraciones significan que, como
la verdadera naturaleza de todos los fenómenos es la vacuidad o la no
sustancialidad, no poseen sustancia fija y, por ende, no existe una separación
fundamental entre el engaño y la iluminación, o entre la persona común y el
Buda.
2. En el “Sutra de los
infinitos significados”, es el bodhisattvas Gran Adorno quien dice estas
palabras.
3. Sutra del Loto, cap.
2.
4. Ib. (idem), cap. 5.
5. Norte, Sur, Este,
Oeste, Noroeste, Noreste, Sudoeste y Sudeste. Significa que todos los budas
reunidos en la ceremonia del “Sutra del Loto” se encontraban en el mismo plano
horizontal.
6. “Sutra del Loto”,
cap. 3. Este pasaje muestra las tres virtudes del Buda, que son la del
soberano, maestro y el Padre. “Ahora estos tres mundos don is dominios” muestra
la virtud del soberano: “los seres vivos que habitan en él, son todos, mis
hijos”, la virtud del padre: y “Este lugar está plagado de dolores y de
pruebas. Soy la única persona que puede rescatar y proteger a los demás”, la
virtud del maestro.
7. La expresión “los
sagrados” se refiere a los budas y bodhisattvas.
8. Fenómeno mencionado
en clásicos chinos como “Las crónicas de Yen Tzu”. Significa que la persona
cambia de acuerdo con sus circunstancias. El río Huai fluye en dirección al
este, desde la región meridional de la provincia de Honan, al norte del río
amarillo, y desemboca en el lago Hungtse.
9. “Sutra del Loto”,
cap. 28. Son palabras que expresa el bodhisattvas Sabio Universal, en un
juramento que hace ante el buda Shakyamuni.
10. Este pasaje se cita
en “Comentarios extensos sobre los preceptos de bodhisattvas Universalmente
Otorgado”, como cita del “Tratado sobre los niveles de la practica del yoga”. En
la versión que hoy se conserva del texto, esta frase no aparece, pero en
aquellas época puede haber circulado una versión diferente, o bien es posible
que haya sido omitido por alguna razón en el transcurso de las transcripciones.
11. “Epílogo a la
traducción del “Sutra del Loto”. La frase cita las palabras que dijo Shuryasoma
cuando legó el “Sutra del Loto” a Kumarajiva.
12. “Comentario extenso
sobre los preceptos del bodhisattvas Universalmente Otorgado”.
13. El vapor se condensa
en la superficie de un espejo dejado toda la noche a la intemperie. Se creía
que el espejo extraía la humedad de la luna.
14. “Comentario extenso
sobre los preceptos del bodhisattvas Universalmente Otorgado”
15. Se sostiene que
Mononobe no Moriya (m. 587), importante funcionario de la corte de Yamamoto,
ordenó que todos los templos y monasterios construidos por el clan Soga fuesen
quemados. El y su familia fueron vencidos y asesinados por un ejército
encabezado por Soga no Umako, no por el príncipe Jogu, mas conocido como
príncipe Shotoku. Pero Nichiren Daishonin menciona aquí el nombre de este
último porque Jogu apoyó a Soga en su postura favorable al budismo.
16. Referencia a la
persecución de Komatsubara, acaecida un mes antes de que se escribiera esta
carta.
17. Sutra del Loto, cap.
10.
9. LA RECITACION DE LOS CAPITULOS “MEDIOS HABILES” Y “DURACION DE LA VIDA”. Enviada a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. (Los escritos de Nichiren Daishonin, Soka Gakkai, Pag. 71/78).
En la carta que usted me
envió por medio de un mensajero, explica que antes solía recitar un capítulo
del “Sutra del Loto” por día, de manera tal que tardaba veintiocho días en
recitar el “Sutra del Loto” entero. Y dice que ahora está leyendo el capítulo
“Rey de la Medicina” una vez por día (1). Me pregunta si debe simplemente leer
un capítulo por vez, como venía haciendo antes.
En lo que concierne al
“Sutra del Loto”, se puede recitar todos los días la totalidad deL Sutra de veintiocho
capítulos en ocho volúmenes; o bien recitar un solo volumen, un solo capítulo,
una sola frase o una sola palabra; o bien puede entonar el daimoku,
Nam-Mioho-Renge-Kyo, una sola vez por día, o entonarlo una única vez en el
transcurso de su existencia, u oírlo entonar sólo una vez en la vida, y
regocijarse al escucharlo, o sentir júbilo al escuchar la voz de otro, que a su
vez a sido feliz escuchándolo, y así, hasta la quincuagésima persona. (2) Y si
uno fuese el último en esta sucesión, aunque su fe fuera débil, y aunque este
regocijo diluido fuese endeble como un niño de dos o tres años, o incapaz de
distinguir el antes y el después como una vaca o un caballo, igualmente los
beneficios obtenidos sería cien, mil, diez mil, un millón de veces más grande
que los adquiridos por personas de agudas facultades y sabiduría superior que
han estudiado otro Sutras, o personas como Shariputra, Maudgalyayana, Manjushri
y Maitreya, que aprendieron de memoria el texto completo de los diversos
Sutras.
Esto
se menciona tanto en el “Sutra del Loto” como en los sesenta volúmenes de comentarios
(3) de T’ien-t’ai y de Miao-lo. Así pues, el Sutra señala [con respecto a estos
beneficios]: “Ni siquiera la sabiduría del Buda podrá terminar de medirlos
jamás” (4) Ni la sabiduría del Buda es capaz de escrutar los beneficios que
obtendrá alguien así. La sabiduría del Buda es tan prodigiosa que conoce
incluso la cantidad de gotas de lluvia que caen sobre este gran sistema
planetario en un período, por ejemplo, de siete días, o del doble. Y sin
embargo leemos que los beneficios adquiridos por el que recita apenas una sola
palabra del “Sutra del Loto” son algo que el Buda no puede llegar a calcular.
¿Cómo, entonces, podríamos entender tales beneficios nosotros, personas comunes
que hemos cometido graves faltas?
Sin
embargo, han transcurrido unos dos mil doscientos años desde la muerte del
Buda. Las cinco impurezas prevalecen desde hace ya mucho tiempo, mientras que
las buenas acciones de cualquier índole ocurren solo muy de vez en cuando.
Aunque una persona haga el bien, en el proceso de ejecutar una sola buena
acción acumula diez faltas, así que, finalmente, en nombre de un pequeño acto
de bondad acaba cometiendo grandes males. Y sin embargo, en su fuero íntimo, se
enorgullece de haber practicado el gran bien… Así es la época en que vivimos.
Por otro
lado, usted nació en la remota tierra del Japón, un pequeño estado insular
separado por doscientos mil ris de montañas y mares del país donde nació El Que
Así Llega. Y además, por ser mujer, está expuesta a los cinco impedimentos y
sometida a las tres clases de obediencia. ¡Es una maravilla indescriptible que,
a pesar de estos muchos obstáculos, usted haya abrazado la fe en el “Sutra del
Loto”.
Hasta los sabios y eruditos, como aquellos que leyeron todas las
enseñanzas sagradas expuestas por el Buda en el transcurso de su existencia y
llegaron a dominar las enseñanzas exotéricas y esotéricas, en esta época
tienden a abandonar el “Sutra del Loto” y recitar, en cambio, el Nembutsu. En
una situación así, ¡que buen karma tiene que haber creado usted en el pasado,
para haber renacido como alguien capaz de recitar incluso una sola estrofa o
frase del “Sutra del Loto”¡
Cuando
leí su carta, sentí como si mis ojos estuvieran contemplando algo más
extraordinario que la flor de “udumbara” o algo mas infrecuente que la tortuga
tuerta que encontró un tronco de sándalo flotando a la deriva, con un agujero
del tamaño justo para poder meterse en él. (5) Embargado de sincera admiración,
sentí el deseo de agregar una sola palabra o expresión de mi propio regocijo, para
que este acto Mio engrandeciera aún más sus beneficios. Sin embargo, temo qué,
así como las nubes oscurecen la luna o como el polvo ensucia un espejo, mi
breve y torpe intento de describir sus méritos, termine oscureciendo y
empañando los beneficios incomparablemente esplendidos que usted habrá de
recibir. Y me aflijo de sólo pensarlo. Sin embargo, en respuesta a su pregunta,
no puedo tampoco permanecer callado. Por favor entienda que apenas estoy
agregando mi pequeña gota a los ríos y océanos, o sumando la llama de mi tea al
sol y a la luna con la esperanza de multiplicar, aun en ínfima medida, el
volumen de las aguas o el brillo de la luz.
En
primer lugar en lo que concierne al “Sutra del Loto”, entienda que los beneficios son los mismos ya sea que recite
los ocho volúmenes o sólo uno, o un capítulo, una estrofa, una frase o solo el
daimoku o título. Es como el agua de un gran océano: una sola gota contiene
agua de innumerables ríos y arroyos, o como la gema de los deseos, que aun
siendo una sola piedra, puede conceder toda clase de tesoros a quien le expresa
su anhelo. Y lo mismo cabe decir de cien, mil, diez mil o un millón de gotas
del océano o joyas como aquella. Un solo ideograma del “Sutra del Loto” es como
una sola gota de agua o como una sola gema así; y cien millones de ideogramas
(6) son como cien millones de gotas o de joyas.
Por
otro lado un solo ideograma de los demás Sutras o del nombre de los diversos
budas es como una gota de agua de un rio o arroyo cualquiera, o como una piedra
de cualquier montaña o mar. Una gota así
no contiene el agua de incontables arroyos y ríos, y una piedra así no posee
las virtudes inherentes a las infinitas rocas que existen.
Por
ende, en lo que respecta al “Sutra del Loto”, es encomiable recitar cualquier
capítulo en el cual uno haya depositado su fe, sea cual fuere el elegido.
En sentido general, de
todas las enseñanzas sagradas de El Que Así Llega, no hay una sola que haya
demostrado ser falsa. Sin embargo, cuando analizamos las enseñanzas budistas
más profundamente, vemos que aún en las palabras de oro de El Que Así Llega
pueden establecerse categorías, como las del Mahayana y el Hinayana. Las
enseñanzas provisionales y las verdaderas, las doctrinas exotéricas y
esotéricas. Estas distinciones surgen de los mismos sutras y, por lo tanto, las
encontramos esbozadas someramente en los comentarios de los diversos estudiosos
y maestros.
Para ir a la esencia de
la cuestión, de las muchas doctrinas expuestas por el buda Shakyamuni en sus
más de cincuenta años de enseñanza, las que predicó durante los primeros
cuarenta y tanto años son de naturaleza cuestionable. Podemos afirmarlo porque
el Buda se ocupó de decir con toda claridad en el “Sutra de los infinitos
significados”: “En estos más de cuarenta años, todavía no he revelado la
verdad”. Y en el “Sutra del Loto”, el Buda afirma sobre cada una de sus
palabras y frases: “Descartando honestamente los medios hábiles, predicaré sólo
el Camino insuperable”. (7)
Además el buda Muchos
tesoros irrumpió de la tierra y sumó su testimonio, declarando: “[Acerca de] el
Sutra del Loto de la Ley prodigiosa…[…] Todo lo que has expuesto [buda
Shakyamuni] es la verdad” (8) Y los budas de las diez direcciones se reunieron
en la asamblea donde se predica el “Sutra del Loto”, y extendieron sus lenguas
para respaldar mas aún la afirmación de que, en el “Sutra del Loto” no había
una sola palabra falsa. Fue como si un gran rey, su consorte y sus más
honorables súbditos hubieran dado su palabra con total acuerdo y unanimidad.
Supongamos que un hombre o una mujer que han
recitado apenas una sola palabra del “Sutra del Loto” se viesen arrastrados por
el karma inimaginablemente pesado de las diez malas acciones, las cinco faltas
capitales o las cuatro faltas graves, y cayesen en los malos camino. Aunque el
sol y la luna jamás volvieran a salir por el este, aunque la gran tierra
voltease sobre si misma, aunque la marea del gran océano ya no subiera o
bajara, aunque las piedras rotas volvieran a unirse, aunque las aguas de los
ríos y arroyos dejaran de volcarse al mar, ninguna mujer que creyera en el
“Sutra del Loto” acabaría siendo arrastrada por sus faltas mundanas y cayendo
en los caminos del mal.
Si una mujer que
practica el “Sutra del Loto” cayera alguna vez en los malos caminos a causa de
sus celos, de su mal carácter o de su codicia excesiva, al instante Shakyamuni
El Que Así llega, el buda Muchos Tesoros y los budas de las diez direcciones
sería culpables de haber violado el juramento de no mentir jamás, manteniendo
durante palpas incontables. Su falta sería mas grave aún que los embustes y
engaños sensatos de Davadatta o las escandalosas mentiras de Kokalika. ¿Pero
podría suceder algo semejante? Por eso, para la persona que abraza el “Sutra
del Loto”, los beneficios están asegurados por completo.
por otro lado, aunque no
cometamos una sola mala acción en toda nuestra existencia y observemos los
cinco preceptos, los ocho preceptos, los diez preceptos, los doscientos
cincuenta preceptos, los quinientos preceptos o los preceptos incontables;
aunque aprendamos todos los otros sutras de memoria, hagamos ofrendas a todos
los demás budas y bodhisattvas, y acumulemos meritos inconmensurables, si no
tenemos fe en el “Sutra del Loto” o si depositamos nuestra fe en él, pero
consideramos que está a la misma altura que los otros sutras y enseñanzas de
los demás budas; o si reconocemos su superioridad, pero constantemente
participamos en otras disciplinas religiosas, o practicamos el “Sutra del Loto”
solo de vez en cuando, o nos relacionamos en términos amistosos con sacerdotes
del Nembutsu –que en lugar de creer en el “Sutra del Loto” lo vilipendian-, o
si pensamos que no hay falta alguna en los que Afirman que el “Sutra del Loto”
no se adecua a la capacidad de la gente del Ultimo Día, en tal caso, el mérito
de los incontables actos de bien que hayamos realizado en toda nuestra vida
desaparecerá al instante. Además los beneficios derivados de nuestra práctica
del “Sutra del Loto” se opacarán durante cierto tiempo, y caeremos en la gran fortalece
del infierno Avichi, con la misma certeza con que la lluvia cae del cielo o las
rocas se despeñan desde las cumbres hasta los valles.
Aunque uno haya cometido
las diez malas acciones o las cinco faltas capitales, mientras no vuelva la
espalda al “Sutra del Loto”, siempre renacerá en la tierra pura y logrará la
budeidad. Por otra parte, leemos en el sutra que aunque uno observe los
preceptos, abrace todos los demás sutras y crea en los diversos budas y
bodhisattvas, si no abraza la fe en el “Sutra del Loto” sin falta caerá en los
malos caminos.
Por limitada que sea mi
capacidad, cuando observo la situación del mundo actual, siento que la gran
mayoría de los creyentes laicos y sacerdotes son culpables de denigrar la
enseñanza correcta.
Pero volvamos a su
pregunta. Como dije antes, aunque ninguno de los veintiocho capítulos que
componen el “Sutra del Loto” es
desdeñable, los más sobresalientes son “Medios Hábiles” y “Duración de la
vida”. En cierto sentido, los restantes
son como las ramas y hojas de estos últimos. Por lo tanto, para su recitación
cotidiana, recomiendo que practique la lectura de las partes en prosa de los
capítulos “Medios hábiles” y “Duración de la vida”. Es mas podría serle
provechoso transcribir una copia de cada una de estas dos partes. Los
veintiséis capítulos restantes son como la sombra que sigue al cuerpo o como el
valor inherente a una joya. Si recita los capítulos “Medios Hábiles” y “Duración de la vida”, los otros restantes
naturalmente estarán incluidos, aunque usted no los recite. Es cierto que los
capítulos “Rey de la Medicina” y “Davadatta” exponen en forma específica el
logro de la Budeidad en las mujeres y el renacimiento de estas en la tierra
pura [del Pico del Águila]. Pero el capítulo “Davadatta” es como una rama y una
hoja del capítulo “Medios hábiles” y el capítulo “Rey de la medicina” es como
una rama y una hoja de los capítulos “Medios hábiles” y “Duración de la vida”.
(10) Por lo tanto, debe recitar en forma asidua estos dos capítulos: “Medios
hábiles”. Y en lo que respecta a los restantes, puede volver a ellos de tanto
en tanto, cuando tenga un momento libre.
Al mismo tiempo, en su
carta dice que tres veces por día se inclina con reverencia ante los siete
caracteres del daimoku (11), y y que cada día repite las palabras Namu-ichijo-myoten (12) diez mil veces.
Me cuenta, que sin embargo, durante los dias de su ciclo menstrual se abstiene
de leer el sutra, y me pregunta si, en esos días, es impropio inclinarse con
reverencia ante los siete ideogramas o recitar Manu-ichijo-myoten sin enfrentar
[al gohonzon], o si, cuando menstrúa, ni siquiera debería hacer estas cosas.
Asimismo me pregunta cuántos días debe esperar, una vez finalizado el período,
para reanudar la recitación del sutra.
Este es un asunto que
concierne a todas las mujeres, y sobre el cual siempre preguntan. En el pasado
también hubo muchos que trataron esta cuestión relacionada con el sexo
femenino. Pero como las enseñanzas sagradas expuestas por el Buda en el
transcurso de su existencia no menciona este tema, nadie ha podido presentar
pruebas documentales que fundamenten su respuesta. En mi propio estudio de la
enseñanza sagrada, nunca encontré un solo pasaje de los sutras o tratados que
hablara de abstinencias derivadas de la menstruación, aún cuando halle claras
prohibiciones en ciertos días del mes referidas a impurezas de la carne o el
vino, de los cinco alimentos de sabor intenso o de los actos sexuales.
Mientras el Buda vivió
en este mundo, muchas mujeres tomaron los hábitos en su época de juventud y se
consagraron a las enseñanzas del Buda, pero nunca fueron objeto de rechazo a
causa de sus ciclos menstruales. A juzgar por esto, diría que la menstruación
no representa ninguna clase de impureza derivada de una fuente externa. Es,
sencillamente, una característica del sexo femenino, un fenómeno relacionado
con la perpetuación de la semilla del nacimiento y la muerte. O, en otro
sentido, podría ser vista como una suerte de afección crónica o recurrente. En
el caso de las deposiciones o la orina, son sustancias producidas por el
cuerpo, pero mientras uno observa normas correctas de higiene no hay ninguna
prohibición especial atinente a ellas. El mismo criterio, entonces, habría que
adoptar con respecto a la menstruación. Por eso, creo yo, hemos sabido de
reglas particulares que impusieran abstenciones en este sentido, ni en la India
ni en la China.
Sin embargo, el Japón es
una tierra de deidades. Y, curiosamente, aunque los budas y bodhisattvas aquí
se ha manifestado en forma de dioses (13), parece ser típico de ellos, en
muchos casos, no adecuarse a los sutras tratados. No obstante, si uno actúa en
contra de ellos, genera una retribución negativa real.
Cuando escrutamos los sutras y tratamos con
atención, hallamos una enseñanza referida a un precepto que se conoce como
“seguir las costumbres de la región” (14) y que podría muy bien aplicarse al
caso que nos ocupa. Este precepto significa que, mientras no esté en juego
ninguna trasgresión grave, no se deberían contrariar las tradiciones y
costumbres de un país, aún cuando para ello debamos apartarnos ligeramente de
las enseñanzas budistas. Este es un criterio establecido por el Buda. Pero
parece ser que algunos hombres sabios, ignorantes de este precepto sostienen
posturas extremas y dicen, por ejemplo, que como las deidades son seres
semejantes a los demonios no debería ser respetada. Y esto ha ofendido a muchos
practicantes laicos.
Así las cosas, ya que en
la mayoría de los casos las deidades del Japón se han mostrado favorables a la
abstención religiosa durante los días menstruales, tal vez las mujeres nacidas
en este país respetar este tipo de prohibición de manera escrupulosa.
Sin embargo no creo que
esta restricción deba interferir en la práctica religiosa diaria de la mujer.
Me atrevería a pensar que los que le aconsejan lo contrario nunca han sido,
precisamente, personas devotas del “Sutra del Loto”. En realidad, buscan
conseguir, por uno u otro medio, que usted deje de recitar el sutra, pero no se
animan a ser francos y a decirle en forma abierta que lo abandone. Entonces
usan el pretexto de la impureza corporal para tratar de alejarla del sutra. La
intiman planteando que si usted prosigue con su devoción habitual durante los días
de impureza, estará siendo irrespetuosa con la enseñanza. Y de esa forma,
mediante engaño, tratan de inducirla a cometer una falta.
Espero que tenga en
cuenta todo lo que le he dicho con respecto a este asunto. Sobre esa base,
aunque la menstruación llegara a durar siete días, si no se siente bien pase
por alto la recitación del sutra y entone Nam-myoho-renge-kyo. Al mismo tiempo,
cuando realice su práctica no es necesario que se incline con reverencia frente
al sutra.
Por otro lado, si de
pronto usted sintiera, por ejemplo, que se aproxima la muerte, en tal caso,
aunque esté comiendo pescado o aves, (13) si puede leer el sutra será mejor que
lo haga y qué, además, entone Nam-myoho-renge-kyo. No hace falta decir que,
durante el período menstrual, debería aplicar el mismo principio.
Aunque la practica de Namu-ichijo-myoten sirve a los mismos
fines, será mejor que entone sólo Nam-myoho-renge-kyo, como hiciera el
bodhisattvas Vasubandhu y el gran maestro T’ien-t’ai (16). Se lo digo por
razones muy concretas.
Respetuosamente
Nichiren
En el decimoséptimo día
del cuarto mes, primer año de Bun’ei (1264), signo cíclico “kinoe-ne.
Enviada a la esposa de Daigaku Saburo
ANTECEDENTES
Nichiren Daishonin
escribió esta carta en 1264, cuando vivía en Kamakura, y la dirigió a la esposa
de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Este hombre había estudiado el confucianismo
en Kioto, donde prestó servicio al emperador retirado Juntoku. Luego marcho a
Kamakura, y allí fue contratado por el gobierno militar como especialista en
estudios confucianos. Se dice que se convirtió a las enseñanzas del daishonin
alrededor de 1260. Suele afirmarse que decidió adoptar la filosofía del
Daishonin luego de leer una copia de la tesis
“Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz
en la tierra”. Tanto Yoshimoto como su esposa fueron creyentes de fe firme.
Esta carta responde a
unas preguntas de la esposa de Yoshimoto sobre las formalidades que debía
observar en su práctica diaria del budismo, y sobre la recitación del Sutra y del
daimoku durante los días de su período menstrual. Por eso, a este escrito suele
llamárselo “Ghoso sobre la menstruación”.
A juzgar por el texto
parece ser que el Daishonin había establecido de manera temprana la fórmula de
recitar los capítulos “Medios hábiles” y “Duración de la vida”, como practica
diaria de apoyo a la entonación del daimoku. La esposa de Yoshimoto al
principio había seguido la practica habitual en esa época: recitar en forma
continuada la totalidad del sutra, de a un capítulo por día. Luego, tornó a
leer sólo el capítulo “Rey de la medicina”. El Daishonin elogia su esfuerzo y
sugiere que, en lugar de entonar el mantra Namu-ichijo-myoten, recite
Nam-myoho-renge-kyo y lea los capítulos “Medios Hábiles” y “Duración de la
vida”.
Tanto la pregunta
referida a la menstruación como la explicación del Daishonin se comprenden
mejor si se encuadran en el contexto histórico del Japón, en el período
Kamakura. El sintoísmo (literalmente, “camino de los dioses”), religión
autóctona del país, ponía mucho énfasis en la observancia de la pureza ritual y
había establecido muchas prohibiciones o tabúes destinados a preservar esta
finalidad. Ciertas situaciones vitales, como la muerte, la enfermedad, las
heridas, los partos, la menstruación –entre otras- eran vistas como causas de
impureza. A la persona que se hallaba en alguna de esas situaciones se le
exigía someterse a una purificación ritual antes de llevar a cabo cualquier
acto de devoción. En consecuencia, a las mujeres se les prohibía realizar
ceremonias religiosas o asistir a ellas durante el período menstrual. Estos
tabúes estaban muy arraigados en la
conciencia popular y seguían siendo acatados
aún muchos años después de haberse introducido el budismo. Se mezclaban
tanto con las practicas budistas, que pocos tenían presente su origen no
budista. Por ejemplo, a las mujeres solía prohibírseles el ingreso a los
monasterios budistas o a sus terrenos adyacentes, en aras de evitar esta
“impureza”.
En respuesta a la
pregunta de la esposa de Yoshimoto, el Daishonin primero señala que ningún
sutra establece prohibiciones referidas a la menstruación. Además, explica que,
desde la perspectiva budista, nada da lugar a pensar que los ciclos menstruales
sean impuros, son una función natural del cuerpo.
Sin embargo, prosigue,
la costumbre de observar tales prohibiciones y tabúes ha sido hondamente
inculcada en la sociedad japonesa, y no se deberían rechazar de manera
categórica las costumbres y usos sociales tan solo porque no guarden relación
con el budismo. En tal sentido, menciona el principio budista de respetar las
costumbres regionales. De acuerdo con esta enseñanza, es importante no violar
las reglas y tradiciones sociales sin necesidad, aunque uno tenga que apartarse
de la enseñanza budista en detalles de poca importancia. Esta flexibilidad es características
del budismo, cuyo interés es permitir que la gente tome conciencia de la verdad
fundamental de todas las cosas, pero no gobernar los detalles de su vida. Por eso,
en su propagación, el budismo fue adaptando sus aspectos accesorios a la época
y al lugar, teniendo en cuenta las costumbres locales pero sin modificar su
mensaje esencial.
Con todo, aunque ciertos
detalles poco relevantes de la práctica budista puedan acomodarse a la
sociedad, los principios básicos nunca deben alterarse en nombre de la
adaptación social. Por eso, el Daishonin advierte a la esposa de Yoshimoto que
el deseo de respetar las convenciones culturales –en este caso, acatar la
prohibición referida a los ciclos menstruales- no debería interferir con su
practica diaria y correcta del budismo.
NOTAS.
1. El capítulo “Rey de
la medicina” es el vigésimo tercero del “Sutra del Loto”. Una frase dice que la
mujer que practica el “Sutra del Loto” irá directamente a la Tierra Pura
después de morir; este pasaje fue siempre muy valorado por los practicantes.
2. El Daishonin aquí se
refiere al principio de la propagación continua hasta la quincuagésima persona,
descrito en el capitulo “Los beneficios de responder con alegría” del “Sutra
del Loto”. Supongamos dice el sutra, que alguien escuchara esta enseñanza y se
alegrara, y luego la predicase a una segunda persona, que esta también se
sintiera feliz y se la trasmitiera a una tercera, y así sucesivamente hasta que
cincuenta personas escuchasen el sutra. El beneficio recibido por esta última,
a raíz de escuchar la enseñanza con júbilo, sería inmensurable, aún después de
cincuenta transmisiones sucesivas.
3. Sesenta volúmenes de
comentarios; se refiere a las tres obras principales de T’ien-t’ai –Gran concentración
e introspección, Palabras y Frases del “Sutra del Loto” y profundo significado
del “Sutra del Loto”-. Cada una de las cuales consta de diez volúmenes, mas los
tres comentarios de Miao–lo sobre dichas obras,
cada uno de los cuales también consiste de diez volúmenes.
4. Sutra del Loto, cap.
23.
5. Ambas son metáforas
budistas, a menudo empleadas por el Daishonin para aludir a algo que sucede muy
extraordinariamente. El udumbara es una planta legendaria que, según se afirma,
daba flor solo cada tres mil años para preanunciar el advenimiento de un rey
que hacia girar la rueda o de un Buda. La tortuga tuerta se menciona en el
capítulo “El rey Adorno Maravilloso” del “Sutra del loto”. Véase en el glosario
Tortuga Tuerta.
GLOSARIO: También Tortuga Ciega. Personaje
mencionado en el capítulo “Rey Adorno Maravilloso” del “Sutra del Loto”, para
explicar que la oportunidad de tomar contacto con el Buda y su enseñanza es tan
extraordinaria como la que tiene una tortuga tuerta de encontrar a la deriva un
tronco de sándalo con una cavidad del tamaño exacto para contener su cuerpo.
Esta mención remite a la parábola de la tortuga tuerta, mencionada en el “Sutra
agama misceláneo”: en el fondo del mar habita una tortuga tuerta, cuya vida
dura incontables palpas. Una vez cada cien años, sube a la superficie; en todo
el mar, hay un único tronco de sándalo a flote con una cavidad del tamaño
adecuado. Como la tortuga es ciega y el tronco es mecido de un lado a otro por
el viento y la marea, la probabilidad de que la tortuga lo encuentre, es
sumamente remota. Pues bien, dice Shakyamuni, mas raro aún es nacer como ser
humano; habiéndolo logrado, uno debe aprovechar la oportunidad para dominar
para dominar las cuatro nobles verdades y lograr la liberación.
6. Esta es una expresión figurada; el “Sutra
del Loto” en realidad consta de
69.384 ideogramas.
7. Sutra DEL Loto, cap. 2.
8. Ib., cap 11.
9. El capítulo “Devadatta” cuenta la historia
de la hija del Rey Dragón, quien
logró la
iluminación suprema en un solo instante gracias al poder del “Sutra
del Loto”.
Simbolizaba el potencial de la iluminación en las mujeres.
10. Referencia a la
tradición budista de dividir los sutras o porciones de ellos, de
acuerdo
con tres categorías (preparación, revelación y transmisión). En la
enseñanza
teórica (primeros catorce capítulos) del “Sutra del Loto”, el
capítulo
“Medios hábiles” se destaca como revelación, y el capítulo
“Devadatta"
es la transmisión por eso, el Daishonin dice que el último es
“una
rama y una hoja del primero. Cuando se considera el sutra entero en
función
de estas tres categorías, la revelación está dada por los capítulos
“Medios
hábiles” y “Duración de la vida”, y el capítulo “Rey de la medicina” es
la
transmisión; por eso se considera que este último capítulo es “una rama y
una hoja de los otros dos”.
11. Referencia al
Gohonzon.
12. Namu-ichijo-myoten
significa “devoción al sutra maravilloso del vehículo único”. Era una expresión
de devoción al “Sutra del Loto” entonada como cántico religioso.
13. El Daishonin se
refiere a la amplia creencia de que las deidades autóctonas japonesas eran
manifestaciones locales o encarnaciones de budas y bodhisattvas. Este concepto,
que se arraigó mucho alrededor del siglo X, reflejaba la tendencia al
sincretismo (significado sistema filosófico o religioso que trata de armonizar
corrientes de pensamiento o ideas diferentes) entre elementos budistas y sintoístas.
14. Alusión al precepto
de adaptarse a las costumbres locales. Se menciona en “Las cinco reglas de
disciplina” y en el prefacio de
“Fundamentos de las Cuatro reglas de disciplina”. El precepto señala que, en
cuestiones que el Buda no permitió o prohibió en forma explícita, uno debe
actuar de acuerdo con las costumbres locales, siempre y cuando no se violen los
principios fundamentales del budismo.
15.
Comer carne de
pescado o de ave, también era visto como una fuente de impureza.
16. El tratado sobre El
“Sutra del Loto”, atribuido a Vasubandhu, contiene un saludo de alabanza a los
tres tesoros del “Sutra del Loto” que el Daishonin puede haber interpretado
como expresión de devoción a la Ley Mística. El “Método de contrición mediante
la meditación del loto”, texto chino atribuido a T’ien-t’ai o a su maestro
Nan-yüeh, también contiene en varias partes la frase “Nam-myoho-renge-kyo.
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