ALEGRIA - LOS DIEZ ESTADOS
El origen del nombre.
Conocido también como estado de “cielo”, o “mundo de los dioses”. El termino cielo (ten, en japonés) es la traducción del sánscrito deva, un reino en el cual habitan seres celestiales. El mismo término es traducido también como divinidad, que originalmente significa brillar, en el sentido de una luz radiante.
No es un lugar.
En el budismo, el cielo no es considerado como un lugar para donde las personas van después de la muerte. Es un estado de vida que podemos experimentar de momento a momento. Los términos cielo y divinidades se refieren a las funciones de una fuerza universal.
El origen de la religión.
El concepto de cielo sugiere la percepción de las personas de que había una grandiosa existencia que trascendía de los seres humanos. Sus aspiraciones eran dirigidas hacia el cielo. En ese sentido, el resplandeciente cielo debe haberse tornado un tipo de ideal o un modo de vida para ser conquistado. Este modo de vida es el estado de Alegría. La oración y, posteriormente la religión, surgieron de ese deseo de los seres humanos de vivir en el estado de Alegría y del miedo del cielo.
¿ Por qué miedo?
Porque en el Budismo, el estado de Alegría también es conocido como la “morada del demonio”. En general, la practica religiosa puede tender a dos extremos: satisfacer los deseos o negarlos. En el caso del budismo de Daishonin, ofrece el camino del medio.
“Morada del demonio”.
¿Cuándo ese estado se torna la morada del demonio?
Cuando hacemos todo para preservar o conquistar esa condición, sin medir las consecuencias. Es cuando esa busca desenfrenada por la satisfacción de los deseos nos lleva a un punto muerto. Un ejemplo es el mundo actual. Debido al consumismo—satisfacción de todos los deseos—nuestro planeta sufre las devastadoras consecuencias. ¿ Cómo salir de esta encrucijada? (punto muerto). No es injusto que unos pocos se satisfagan y el resto no?(otro punto muerto).
La respuesta se encuentra en el principio de la revolución humana. Por ahora, regresaremos al estado de Alegría.
“ Morada de los dioses”.
La Alegría es la “morada de los dioses” cuando nos sentimos leve, con la sensación de que podemos volar. Nuestra vida fluye como un comercial de margarina. Esta alegría aumenta en una increíble sensación de bienestar, total armonía con el mundo, después de todo, es la sensación de que nada puede perturbar nuestra alegría.
Dejándolo más claro.
No hay nada de malo en desear el placer, el bienestar, buenas condiciones financieras y de salud, etc. En general, lo que motiva un político corrupto, un bandido y un trabajador honesto son mejores condiciones financieras, comodidad, bienestar. Los medios de cómo vamos a lograrlos es que hace la diferencia. Y esa diferencia es sutil, tan sutil que, sin percibir, podemos comprometer o modificar una existencia entera solo para conseguir un minuto de éxtasis. Ejemplos de los que cometen crímenes, una situación de embarazo no planeado, adulterio, etc.
Diferentes tipos de Alegría.
Diferentes tipos de alegría acompañan la satisfacción de diferentes deseos.
Hay por ejemplo, el deseo puramente intelectual que transciende el “mundo del deseo”; el deseo de la belleza, y el deseo espiritual de lograr un sublime estado de vida. Nichiren Daishonin afirma: “ Estar contento es Alegría”. (Cf. END, vol.1 pag 57)
Alegría vs estado de Buda.
Felicidad relativa es Alegría. Y felicidad absoluta es el estado de Buda.
Conclusiones.
El estado de Alegría se concentra en factores externos. Y esos factores externos no nos acompañan en la hora de la muerte. Por eso, sufrimos con la vejez, la enfermedad y la muerte. La alegría del estado de Buda trasciende la muerte. El budismo enseña que es posible vivir en esta condición a cualquier persona. Por eso, por medio de la practica budista vencemos los cuatro sufrimientos. El budismo transciende la Alegría porque es capaz de conducirnos al estado de Buda.
Cuando la barca empieza a volcarse.
Como el foco está en lo externo, los “Alegres” pasan a ignorar su vida interior, y enfocan únicamente en las cosas materiales y externas. Desvían sus ojos de los sufrimientos universales de nacimiento, vejez, enfermedad y muerte, los cuales constituyen los problemas fundamentales de la existencia humana. Mientras la casa está en llama, estamos dentro de dicha casa entretenidos, ignorando el hecho de que seremos quemados también.
Citando el Sutra del Loto.
“ Aún estando sumergidos en ese mar de sufrimientos, los seres humanos se divierten, inconscientes, ignorantes, sin miedo ni temor. No sienten repugnancia ni intentan escapar de eso. En esa casa en llamas, que equivale al mundo tríplice, ellos corren de Este para el Oeste, y aunque encuentren grandes sufrimientos, no se afligen con eso.”
(LS 3.pag. 59).
La frase del título.
En el estado de Alegría, existe una tendencia a la oferta; quien quiere reír tiene que hacer reír! La satisfacción de los deseos (“quien quiere reír) está vinculada y dependiente de los factores externos (“ hacer reír”).
En el estado de Buda es diferente, pues se es naturalmente feliz y conduce a los otros a esa felicidad. No como negocio, es porque hace parte de la persona. En el estado de buda, la persona esta riendo y hace que los otros rían también, espontáneamente.
En una sala oscura, cuando una persona ilumina con una vela, todos los presentes se benefician de la luz.
Deseos mundanos llevan a la iluminación.
Cuando elevamos nuestros deseos, el foco permanece en nuestra vida interior. Cuanto mayor el deseo, mayor la iluminación. Todos los deseos son válidos.
Lo importante es el valor que creamos a partir de los deseos. Es desear el Kosen Rufu con la misma naturalidad y empeño con que se desea un buen empleo, una buena salud, etc. No se debe desear el Kosen Rufu como forma de oferta para realizar deseos personales.
La ambición como trampolín.
El budismo Nichiren enseña que se debe usar la ambición como un trampolín para establecer el camino indestructible para la felicidad. Nuestros deseos de tener las mejores calificaciones en la escuela y llevar una vida tranquila son también deseos mundanos. El ardiente deseo de salvar el Japón y de realizar la paz mundial son también deseos mundanos, una gran ambición. Si tenemos como base la practica de la fe, no habrá problema en desear tales deseos mundanos. Al contrario, cuanto mayor sea el esfuerzo, mayor será la sabiduría del Buda. Ese es el verdadero espíritu del Budismo. (Nueva Revolución Humana. Vol. 6 pag 225)
Brasil Seikyo # 2056 23 de Octubre 2010
Conocido también como estado de “cielo”, o “mundo de los dioses”. El termino cielo (ten, en japonés) es la traducción del sánscrito deva, un reino en el cual habitan seres celestiales. El mismo término es traducido también como divinidad, que originalmente significa brillar, en el sentido de una luz radiante.
No es un lugar.
En el budismo, el cielo no es considerado como un lugar para donde las personas van después de la muerte. Es un estado de vida que podemos experimentar de momento a momento. Los términos cielo y divinidades se refieren a las funciones de una fuerza universal.
El origen de la religión.
El concepto de cielo sugiere la percepción de las personas de que había una grandiosa existencia que trascendía de los seres humanos. Sus aspiraciones eran dirigidas hacia el cielo. En ese sentido, el resplandeciente cielo debe haberse tornado un tipo de ideal o un modo de vida para ser conquistado. Este modo de vida es el estado de Alegría. La oración y, posteriormente la religión, surgieron de ese deseo de los seres humanos de vivir en el estado de Alegría y del miedo del cielo.
¿ Por qué miedo?
Porque en el Budismo, el estado de Alegría también es conocido como la “morada del demonio”. En general, la practica religiosa puede tender a dos extremos: satisfacer los deseos o negarlos. En el caso del budismo de Daishonin, ofrece el camino del medio.
“Morada del demonio”.
¿Cuándo ese estado se torna la morada del demonio?
Cuando hacemos todo para preservar o conquistar esa condición, sin medir las consecuencias. Es cuando esa busca desenfrenada por la satisfacción de los deseos nos lleva a un punto muerto. Un ejemplo es el mundo actual. Debido al consumismo—satisfacción de todos los deseos—nuestro planeta sufre las devastadoras consecuencias. ¿ Cómo salir de esta encrucijada? (punto muerto). No es injusto que unos pocos se satisfagan y el resto no?(otro punto muerto).
La respuesta se encuentra en el principio de la revolución humana. Por ahora, regresaremos al estado de Alegría.
“ Morada de los dioses”.
La Alegría es la “morada de los dioses” cuando nos sentimos leve, con la sensación de que podemos volar. Nuestra vida fluye como un comercial de margarina. Esta alegría aumenta en una increíble sensación de bienestar, total armonía con el mundo, después de todo, es la sensación de que nada puede perturbar nuestra alegría.
Dejándolo más claro.
No hay nada de malo en desear el placer, el bienestar, buenas condiciones financieras y de salud, etc. En general, lo que motiva un político corrupto, un bandido y un trabajador honesto son mejores condiciones financieras, comodidad, bienestar. Los medios de cómo vamos a lograrlos es que hace la diferencia. Y esa diferencia es sutil, tan sutil que, sin percibir, podemos comprometer o modificar una existencia entera solo para conseguir un minuto de éxtasis. Ejemplos de los que cometen crímenes, una situación de embarazo no planeado, adulterio, etc.
Diferentes tipos de Alegría.
Diferentes tipos de alegría acompañan la satisfacción de diferentes deseos.
Hay por ejemplo, el deseo puramente intelectual que transciende el “mundo del deseo”; el deseo de la belleza, y el deseo espiritual de lograr un sublime estado de vida. Nichiren Daishonin afirma: “ Estar contento es Alegría”. (Cf. END, vol.1 pag 57)
Alegría vs estado de Buda.
Felicidad relativa es Alegría. Y felicidad absoluta es el estado de Buda.
Conclusiones.
El estado de Alegría se concentra en factores externos. Y esos factores externos no nos acompañan en la hora de la muerte. Por eso, sufrimos con la vejez, la enfermedad y la muerte. La alegría del estado de Buda trasciende la muerte. El budismo enseña que es posible vivir en esta condición a cualquier persona. Por eso, por medio de la practica budista vencemos los cuatro sufrimientos. El budismo transciende la Alegría porque es capaz de conducirnos al estado de Buda.
Cuando la barca empieza a volcarse.
Como el foco está en lo externo, los “Alegres” pasan a ignorar su vida interior, y enfocan únicamente en las cosas materiales y externas. Desvían sus ojos de los sufrimientos universales de nacimiento, vejez, enfermedad y muerte, los cuales constituyen los problemas fundamentales de la existencia humana. Mientras la casa está en llama, estamos dentro de dicha casa entretenidos, ignorando el hecho de que seremos quemados también.
Citando el Sutra del Loto.
“ Aún estando sumergidos en ese mar de sufrimientos, los seres humanos se divierten, inconscientes, ignorantes, sin miedo ni temor. No sienten repugnancia ni intentan escapar de eso. En esa casa en llamas, que equivale al mundo tríplice, ellos corren de Este para el Oeste, y aunque encuentren grandes sufrimientos, no se afligen con eso.”
(LS 3.pag. 59).
La frase del título.
En el estado de Alegría, existe una tendencia a la oferta; quien quiere reír tiene que hacer reír! La satisfacción de los deseos (“quien quiere reír) está vinculada y dependiente de los factores externos (“ hacer reír”).
En el estado de Buda es diferente, pues se es naturalmente feliz y conduce a los otros a esa felicidad. No como negocio, es porque hace parte de la persona. En el estado de buda, la persona esta riendo y hace que los otros rían también, espontáneamente.
En una sala oscura, cuando una persona ilumina con una vela, todos los presentes se benefician de la luz.
Deseos mundanos llevan a la iluminación.
Cuando elevamos nuestros deseos, el foco permanece en nuestra vida interior. Cuanto mayor el deseo, mayor la iluminación. Todos los deseos son válidos.
Lo importante es el valor que creamos a partir de los deseos. Es desear el Kosen Rufu con la misma naturalidad y empeño con que se desea un buen empleo, una buena salud, etc. No se debe desear el Kosen Rufu como forma de oferta para realizar deseos personales.
La ambición como trampolín.
El budismo Nichiren enseña que se debe usar la ambición como un trampolín para establecer el camino indestructible para la felicidad. Nuestros deseos de tener las mejores calificaciones en la escuela y llevar una vida tranquila son también deseos mundanos. El ardiente deseo de salvar el Japón y de realizar la paz mundial son también deseos mundanos, una gran ambición. Si tenemos como base la practica de la fe, no habrá problema en desear tales deseos mundanos. Al contrario, cuanto mayor sea el esfuerzo, mayor será la sabiduría del Buda. Ese es el verdadero espíritu del Budismo. (Nueva Revolución Humana. Vol. 6 pag 225)
Brasil Seikyo # 2056 23 de Octubre 2010