SOBRE EL LOGRO DE LA BUDEIDAD EN ESTA EXISTENCIA. por Katsuji Saito, Jefe del Departamento de Estudio de la SGI.
Los antecedentes, puntos clave y la conferencia, fueron dados por el Sr. Katsuji Saito, Jefe del Departamento de Estudio de la SGI. (Material de Estudio del mes de Octubre 2006 - USA)
(The writings of Nichiren Daishonin—“Los Principales Escritos de Nichiren Daishonin”, págs. 3-4; Gosho Zenshu, pág. 383)
“Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y de la muerte que ha venido soportando a lo largo de la eternidad y lograr la iluminación suprema en esta existencia, debe percibir la verdad mística que siempre ha existido dentro de su vida. Esta verdad es Myoho-renge-kyo. Por ende, invocar Myoho-renge-kyo, le permitirá captar la verdad mística en su interior” […]
“Sin embargo, aun cuando usted invoque Myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley se encuentra fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino cualquier otra enseñanza inferior. “Enseñanza se refiere a todas las que no son este sutra, que constituyen doctrinas provisionales y transitorias. No hay ninguna enseñanza inferior que conduzca directamente a la iluminación, y, sin un camino directo hacia la iluminación, usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia, a lo largo de innumerables eones. De tal modo lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Entonces, cuando invoque le Ley Mística y recite el Sutra del Loto, tiene que llegar a sentir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida.
Jamás busque fuera de usted mismo ninguna de las ochenta mil enseñanzas de Shakyamuni o de los budas y bodhisattvas del universo. Aunque aprenda las enseñanzas budistas, ello no le evitará en absoluto sufrir como cualquier mortal común, si no percibe la naturaleza de su propia vida. Si busca la iluminación fuera de usted mismo, toda buena acción o disciplina perderá significado. Por ejemplo, el pobre es incapaz de juntar un solo centavo si se limita a contar la fortuna de su vecino, aunque lo haga noche y día. Por eso, Miao-lo señala: “A menos que uno perciba la naturaleza de su vida, no podrá erradicar el karma negativo”.[1] Lo que quiere decir es que nuestra práctica se convertirá en una interminable, penosa austeridad, a menos que percibamos la naturaleza de nuestra vida. Por lo tanto, Miao-lo condena a estos estudiosos del Budismo y los llama “no budistas”. Se refiere al fragmento del Maka Shikan que dice: “Aunque ellos estudien el Budismo, sus conceptos equivalen a los de personas no budistas”.
ANTECEDENTES
Se presume que Nichiren Daishonin escribió esta carta cuando tenía 34 años, en el año de 1255, dos años después de haber establecido su enseñanza. Fue dirigida a Toki Jonin.
Nichiren estableció su enseñanza en 1253, a los treinta y dos años de edad. Esta carta fue escrita dos años mas tarde, al mismo tiempo que comenzó a propagar sus enseñanzas en Kamakura, la capital y centro del gobierno del Shogun. En la carta, el explica el significado de Nam myoho-renge-kyo, que recientemente había comenzado a propagar.
Para ese entonces, muchos creyentes ya habían abrazado la fe en la enseñanza de Nichiren, incluyendo a Shijo Kingo, los hermanos Ikegami, Kudo Yoshitaka, entre otros. En cuanto a Toki Jonin, el primero de muchos que seguirían, abrazó la fe alrededor de 1254.
Toki Jonin servía al Señor Chiba, guardia de la Provincia de Shimosa, como secretario o ayudante para la familia Chiba. Toki Shonin era muy culto, recibió varios escritos importantes de Nichiren Daishonin, incluyendo, “El Verdadero Objeto de Veneración”, “La Esencia del Sutra del Loto” y “Sobre las cuatro etapas de la fe y las cinco etapas de la Practica”.
PUNTOS CLAVE
En esta carta, el Daishonin explica que invocar Nam-myoho-renge-kyo equivale a percibir la “verdad mística” inherente en nuestra vida. Por hacerlo, dice, la gente puede hacer surgir su Budeidad innata y purificar su vida, logrando así la Iluminación en esta existencia.
Sin embargo, el Daishonin nos advierte que si buscamos a la Ley fuera de nosotros mismos, entonces, por más que invoquemos Nam-myoho-renge-kyo, no podremos lograr la Budeidad.
Es más, el Daishonin explica que invocar Nam-myoho-renge-kyo es entrenar y pulir nuestra vida, por lo tanto, nos enfatiza en que tengamos una fe profunda y que nos esforcemos en la práctica de invocar Nam-myoho-renge-kyo.
Al final, el Daishonin explica el profundo significado de Myoho-renge-kyo como la Ley innata a la vida; dice que la Ley existe en nuestra vida. Concluye su carta declarando: “Mantenga su fe y logre su Iluminación en esta existencia. Nam-myoho-renge-kyo, Nam-myoho-renge-kyo” (“WND”, Pág. 4). El Daishonin deja en claro que lo más importante en el Budismo de Nichiren es desarrollar la fe para lograr la Iluminación en esta existencia.
Para decirlo en forma sencilla, (Punto Clave No. 1) El Budismo enseña sobre la Ley innata a la vida para que la gente pueda establecer correctamente su modo de vivir. En la medida en que creamos en Nam-myoho-renge-kyo como la Ley que existe dentro de nuestras vidas y continuemos invocándola, es en la misma medida en que podremos pulir nuestras vidas y lograr, definitivamente, la Budeidad en esta existencia. Este es el punto básico de esta carta.
Nam-myoho-renge-kyo ha sido la enseñanza central en el Budismo de Nichiren desde sus inicios, cuando el Daishonin comenzó a propagar sus enseñazas. Él mismo invocó Nam-myoho-renge-kyo durante toda su existencia. También les confió a sus discípulos la tarea de propagar esta gran Ley en el Japón y en el resto del mundo para salvar a todas las personas del Último Día de la Ley. A partir de su despertar a la máxima enseñaza del Budismo, el Daishonin comenzó a propagar su esencia: la Ley de Nam-myoho-renge-kyo.
En “Sobre Lograr la Iluminación en esta Existencia”, dos años después de haber declarado su enseñanza, el Daishonin aclaró el significado de Nam-myoho-renge-kyo. Este es el propósito esencial de esta carta. Así que estudiemos este escrito y profundicemos nuestra convicción para compartir el poder de Nam-myoho-renge-kyo con quienes aún no la conocen.
Por lo tanto, me gustaría comenzar leyendo el primer pasaje de esta carta
DISERTACIÓN
1) Superando los sufrimientos de la vida y la muerte
“Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y de la muerte que ha venido soportando a lo largo de la eternidad y lograr la iluminación suprema en esta existencia, debe percibir la verdad mística que siempre ha existido dentro de su vida. Esta verdad es Myoho-renge-kyo. Por ende, invocar Myoho-renge-kyo, le permitirá captar la verdad mística en su interior.”
En este primer pasaje el Daishonin explica que para uno liberarse de los sufrimientos de nacer y de morir, uno debe percibir la verdad mística inherente en todos los seres vivientes y para esto, dice que uno debe invocar Myoho-rengue-kyo.
“Nacer y morir que ha padecido desde el tiempo sin comienzo” significa la repetición eterna de la vida y la muerte. Este proceso de dejar de existir y de volver a existir o reencarnación, no tiene ni principio ni fin, es interminable. Si uno no comprende el significado de la vida y de la muerte, entonces esta repetición interminable se convierte en una serie sin fin de sufrimiento. Esto sería insoportable. Por esta razón, en la tradición budista “nacer y morir” o “la vida y la muerte” son sinónimos del sufrimiento.
Cuando las personas sufren muchísimo en una existencia dada, les es insoportable pensar en repetir una vida así, tan llena de dolor por toda la eternidad. Por lo tanto, desean detener este proceso de nacer y morir e irse a otro lugar para disfrutar la paz y seguridad.
El Daishonin también escribe: “Si Usted desea… y lograr sin falla la Iluminación Suprema en esta existencia”. Al decir: “en esta existencia”, el Daishonin enfatiza a esta existencia presente en particular, por encima de las incontables existencias que hemos vivido hasta ahora. “Iluminación Suprema” significa un buda de Iluminación Suprema. Un buda es alguien que ha despertado a la verdad y por lo tanto es capaz de trascender los sufrimientos de nacer y morir.
En la repetición interminable de nacer y morir uno nació como un ser humano y si uno quiere tomar esta gran oportunidad para detener en esta existencia el ciclo interminable de sufrir y lograr la misma suprema Iluminación del buda, entonces, dice el Daishonin, uno debe percibir “la verdad mística que es originalmente inherente en todos los seres vivientes“.
La verdad mística, originalmente inherente en todos los seres vivientes.
La “verdad mística, originalmente inherente en todos los seres vivientes” significa la verdad maravillosa que existe en toda vida.
Esta verdad mística es la Ley esencial del Universo que sustenta a todas las cosas. Un buda es una persona que ha logrado la Iluminación por darse cuenta que en la raíz de su vida existe esta Ley. En otras palabras, lo que da surgimiento a un buda—es decir, la semilla de la Budeidad— es esta verdad mística.
Esta verdad es difícil de percibir con claridad o de ser entendida por el intelecto, por lo que se la llama “mística”. La verdad mística, por lo tanto, significa la Ley inescrutable o en otras palabras, la Ley Mística.
La Ley Mística es el principio fundamental que sustenta al universo y le da surgimiento a todas las cosas. La palabra Ley en el ámbito del Budismo, deriva de la palabra sánscrita dharma. Uno de los significados de esta palabra es “sustentar”.
Por ejemplo, en la sociedad existe una ley que fundamenta el sistema de tránsito. También hay una ley que sustenta las transacciones comerciales.
También hay una ley que sustenta a muchas otras leyes y en Japón se llama la Constitución. Creo que es igual en los Estados Unidos.
En este sentido, podemos decir que una ley tiene la función de sustentar el orden o valores.
Es más, aparte de las leyes hechas por los seres humanos para realizar sus actividades, existen muchas otras leyes que gobiernan los diferentes aspectos de naturaleza y de la vida, tales como las leyes de la Física, de la Biología, de las Ciencias Sociales y las de los idiomas.
Lo que da surgimiento a estas leyes es la Ley Mística. Es la ley esencial que sustenta todas las cosas. Es difícil entender esta ley, por lo que se le llama mística o más allá de la comprensión. También se la llama maravillosa.
En el centro del Nam-myoho-renge-kyo que entonamos está la Ley Mística myoho.
La Ley Mística sustenta a todas las cosas, incluso a los seres vivientes. En otras palabras, la Ley Mística existe en nuestras propias vidas. Es por esto que el Daishonin la llama “verdad mística que es originalmente inherente en todos los seres vivientes”. Él nos explica que si no percibimos esta verdad mística no podemos lograr la Iluminación Suprema del buda y no podremos detener el sufrimiento interminable de nacer y morir.
Las personas deben percibir la Ley Mística, la cual es difícil de percibir. Muchas podrán pensar: “Nosotros somos personas comunes que no podemos lograr algo tan difícil. Un buda es un individuo extremadamente especial que sí puede realizar una tarea tan difícil”. Esta es la manera en que la gente tiende a pensar al respecto.
En muchas de las religiones del mundo, la mayoría de las personas tienden a pensar en este contexto: “Shakyamuni y Nichiren Daishonin o Jesucristo podían percibir la Ley Mística o a Dios porque ellos eran seres especiales”.
Sin embargo, en este pasaje, el Daishonin dice algo extraordinario. Dice que en esta existencia presente, como ser humano común, cualquier persona puede percibir la verdad mística inherente en todas las personas, dentro de sus propias vidas, liberándonos así, nosotros mismos, de los sufrimientos de la vida y de la muerte. Esta aseveración es asombrosa.
El Daishonin nos explica esto: lo que en la mayoría de las religiones está reservado solo para personas especiales es lo que cada uno de nosotros puede tener en esta existencia presente. A partir de este primer pasaje, el Daishonin está declarando una gran enseñanza religiosa.
El significado de Myoho-renge-kyo
Lo que es más asombroso aún es que el Daishonin identifica a esta verdad mística, inherente en todos los seres vivientes, como Myoho-renge-kyo. Revela el nombre de la Ley esencial, por lo tanto, nos dice que cuando uno invoca su nombre, esto es lo mismo que percibir la verdad mística inherente en toda vida. Esto también es extraordinario.
Shakyamuni percibió la Ley Mística mediante su sabiduría y trató de enseñarles a sus discípulos la práctica para lograr dicha sabiduría. Por el contrario, el Daishonin nos enseña a invocar Nam-myoho-renge-kyo con la confianza de que esta Ley existe dentro de nosotros.
El Daishonin dice: “Por lo tanto, invocar Myoho-renge-kyo le permitirá captar la verdad mística innata a toda vida”. En otras palabras, invocar Myoho-rengue-kyo es igual a percibir la verdad mística. Fue por esto que nació la religión de Nichiren Daishonin. Mediante la invocación de Myoho-renge-kyo, que es el nombre de la Ley, cualquiera puede percibir la verdad mística inherente en toda vida. Invocar el nombre de esta Ley es igual a percibir esta verdad. Por invocarla, uno puede vivir del mismo modo en que lo hace quién percibe esta verdad. La grandeza del Budismo de Nichiren yace en el descubrimiento de esta vía a la Máxima Realidad.
Antes del advenimiento de Nichiren Daishonin, se indicaba a la Ley Mística mediante metáforas debido a que las personas no podían percibirla directamente.
Así mismo, se enfatizaba la grandeza del buda que había despertado a esta Ley, con el fin de motivar el espíritu de búsqueda de las personas. A diferencia de estos intentos anteriores, el Daishonin abrió la vía para que todas las personas manifiesten esta verdad mística en sus vidas—es decir—desarrollar la convicción de que esta Ley ya existe previamente dentro de sus vidas e invocar su nombre.
Cuando esta verdad mística se activa en la vida humana se convierte en la existencia de la Budeidad. El poder ilimitado de la Ley Mística comienza a funcionar, sin obstrucciones e irrestrictamente, manifestándose a sí misma como las diversas cualidades o puntos fuertes de un ser humano.
Por ejemplo, la Ley Mística se manifiesta en el ser humano como valentía; perseverancia; sabiduría para traspasar los obstáculos y en la misericordia de considerar y cuidar a los demás. Estos diversos poderes, descritos como atributos de la vida del buda, surgen de inmediato desde dentro de nuestras vidas. Por invocar el Daimoku (Nam-myoho-renge-kyo) confiando en su existencia, esta verdad mística, y con ella la existencia de la Budeidad surgirá desde dentro de nosotros. Ciertamente, Nam-myoho-renge-kyo es el maravilloso nombre de la Ley Mística. Es el sonido o palabra que puede, libremente, hacer surgir el poder de la Ley Mística.
Sin embargo, hay que resaltar que lo que detiene usualmente la manifestación del poder de la Ley Mística es nuestra propia ilusión o ignorancia, es decir, la Oscuridad Fundamental.
La Oscuridad Fundamental es la ignorancia primordial de la Ley Mística. Debido a esta ignorancia la vida cae en estado de confusión, bajo la influencia de sus impulsos oscuros, conduciéndonos así hacia la infelicidad. En otras palabras, en la raíz de todo sufrimiento y dolor yace la Oscuridad Fundamental.
Por esta razón, cuando despertamos a la Ley Mística se despeja esta Oscuridad Fundamental. Para dar un ejemplo ilustrativo estos beneficios y valores positivos que se tornan manifiestos por la Ley Mística se comparan con el florecer del Loto o renge. Dicho sencillamente, la vida que se ha tornado una sola con la Ley Mística y que por ende se torna capaz de crear valores positivos es Myoho-renge-kyo.
Aunque todas las personas son entidades de la Ley Mística y están dotadas originalmente de la Budeidad, a menos que luchen contra las oscuras nubes de la ignorancia, en realidad su Budeidad no se manifestará. Invocar simplemente Nam-myoho-renge-kyo, como si se tratase de un encantamiento mágico, no nos capacitará de ninguna manera para manifestar nuestra Budeidad innata.
Debe haber un elemento de espíritu de lucha en nuestra práctica.
Myoho-renge-kyo expresa la Ley fundamental del Universo y la grandeza del Budismo de Nichiren yace en crear esta vía de práctica budista: invocar su nombre. Sin embargo, para establecer este sendero firmemente, el practicante que invoca ha de ganar una lucha interior contra la Oscuridad Fundamental, la cual es nuestra propia confusión interior. Así que esta batalla ha de tener lugar dentro de nuestro corazón. En una sola palabra, la descripción de esta lucha interior es fe.
El Daishonin, basándose en el Sutra del Loto, que revela la Iluminación del Buda, descubrió en su propia vida a Myoho-renge-kyo, es decir, la existencia de la Budeidad. Mediante su propia lucha, el Daishonin confirmó y demostró la existencia de esta Ley dentro de uno mismo. Por lo tanto, para manifestar a Myoho-renge-kyo desde dentro de uno mismo, debemos entonar o invocar Nam-myoho-renge-kyo del mismo modo en que lo hizo el Daishonin
La Oscuridad Fundamental se presenta de varias formas diversas, tales como: dudas, inseguridad, sufrimientos, etc. Sólo con el poder de la fe y la confianza es que podemos derrotarlas. Es por esto que el Daishonin enfatiza a menudo la fe libre de dudas.
El Daishonin también dice: “La sola palabra ‘creer es la espada afilada con la cual uno confronta y vence a la Oscuridad Fundamental o Ignorancia”. (“The Record of the Orally Transmitted Teachings”, Págs. 119 y 120).
Lo que más necesitamos es la “espada afilada” de la fe. Esencialmente, retar a nuestras funciones diabólicas significa batallar contra la Oscuridad Fundamental.
Así mismo, cada vez que retamos los diversos obstáculos que se nos presentan en nuestra existencia, estamos, esencialmente, retando a la Oscuridad Fundamental. Si perdemos fe o confianza, es decir, nuestra convicción en nuestra felicidad, en nuestra Budeidad, en lograr el kosen-rufu, sucumbiremos ante los obstáculos que se nos presenten, en la medida que trabajamos por kosen-rufu: Sucumbiremos ante los obstáculos que experimentamos en nuestra vida. Si nos retiramos antes de enfrentarlos, entonces esto ya es una señal de derrota.
En otras palabras, la base de invocar Nam-myoho-renge-kyo es la confianza. Hay dos aspectos en cuanto a invocar Nam-myoho-renge-kyo: la fe y la práctica. En términos de nuestra actitud al invocar Nam-myoho-renge-kyo, la fe es un factor crucial. Y, como afirmación del desarrollo de nuestra fe, físicamente invocamos Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon. Este es el aspecto “práctico” de invocar.
2) Mi vida es un entidad de la Ley Mística
“Sin embargo, aun cuando usted invoque Myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley se encuentra fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino cualquier otra enseñanza inferior. “Enseñanza se refiere a todas las que no son este sutra, que constituyen doctrinas provisionales y transitorias. No hay ninguna enseñanza inferior que conduzca directamente a la iluminación, y, sin un camino directo hacia la iluminación, usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia, a lo largo de innumerables eones. De tal modo lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Entonces, cuando invoque le Ley Mística y recite el Sutra del Loto, tiene que llegar a sentir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida”.
Aquí, el Daishonin nos advierte que aunque invoquemos Nam-myoho-renge-kyo, si pensamos que Myoho-renge-kyo existe fuera de nosotros, entonces, lo que estamos practicando ya no es la Ley Mística. Sería una enseñanza incompleta, por lo tanto, no podríamos lograr la Budeidad en esta existencia.
Por esta razón, el Daishonin nos enseña que cada uno de nosotros debe desarrollar la convicción de que “en cada instante, mi vida es Myoho-renge-kyo,” de que “Myoho-renge-kyo es mi vida misma”, y de que “el nombre de mi vida es Myoho-renge-kyo.” Con esta confianza, nos dice, debemos invocar Nam-myoho-renge-kyo, entonces, nuestro daimoku será el daimoku que nos permite lograr la Budeidad en esta existencia.
El Daishonin dice: “Si piensa que la Ley está fuera de usted mismo....” Aquí, el Daishonin se refiere a las personas que ven al Budismo como una enseñanza que trata de lo externo, como una enseñaza concerniente a cualquiera, menos a uno mismo. Por ejemplo, muchos pueden pensar que los budas y bodhisattvas son grandes y maravillosos, a la vez que piensan que sus propias vidas son insignificantes o bajas. Este es un punto de vista totalmente equivocado, pues aunque parezcan tener una fe fuerte, están viendo a los budas y bodhisattvas como entidades separadas, a la vez que se menosprecian a si mismos. Por esta razón, piensan, efectivamente, que sus vidas nada tienen que ver Myoho-renge-kyo, (la cual se puede describir como el nombre de la Iluminación del Buda o el nombre de la vida del Buda). Esta manera de pensar es la que el Daishonin describe cuando dice: “Si piensa que la Ley está fuera de usted mismo...”
La enseñanza de la “Tierra Pura” es representativa de esta manera de pensar, pues enseña que el Buda Amida vive en la Tierra Pura de la Dicha Perfecta, situada a lo lejos en el este y que se llevará allí a los fieles creyentes cuando éstos mueran. El Budismo de La Tierra Pura enseña que el buda no existe dentro de la vida de uno ni en este mundo. Según esta concepción, los budas y bodhisattvas no tienen relación directa con quienes estamos viviendo en el aquí y ahora.
El enfoque de cualquier religión que trata con lo absoluto tiende a centrarse en lo que está muy separado o alejado de la gente común. Este tipo de religión tiende a promover una fe que venera a lo absoluto y que busca allí su salvación.
Es más, estas religiones tienden a darle lugar a intermediarios entre lo absoluto- bien sea el Buda o Dios- y la gente común. El clero está mas cerca del Buda o de Dios, por lo tanto, el clero es superior a la gente común. Sin embargo, esto se relaciona con el modo de pensar que el Daishonin describe como: “Si usted piensa que la Ley está fuera de usted mismo...”
El Daishonin aclara que si uno invoca Nam-myoho-renge-kyo con esa manera de pensar, ello no constituye la práctica correcta que le permite a uno lograr la Budeidad en esta existencia.
Por el contrario, desde el inicio de la Soka Gakkai en tiempos del Sr. Makiguchi, su primer presidente, los miembros de la SGI han considerado al Budismo como una enseñaza que atañe a sus propias vidas, a su logro de la Budeidad y al establecimiento de la paz en este mundo. Los miembros de la SGI, basados en esta concepción del Budismo, han estado desarrollando su fe e invocando Nam-myoho-renge-kyo. A esto se debe que el kosen-rufu esté progresado enormemente.
Durante la época feudal del Japón había un sistema de parroquias auspiciado por el gobierno que alentó a los sacerdotes budistas a ejercer una gran autoridad en la gente común. Este sistema promovía una relación servil de los creyentes laicos para con los sacerdotes.
Con relación a esto, el Daishonin dice: “Si usted piensa que la Ley está fuera de usted mismo, no estará abrazando a la Ley Mística, sino a una enseñanza inferior.” Aquí, “enseñanza inferior” significa una enseñanza parcial (incompleta) o engañosa..
En general, la religión tiende a centrarse en el clero. Pero el Daishonin era diferente. Basado en el ideal esencial del Sutra del Loto de que todas las personas pueden lograr la Budeidad, el Daishonin trascendió la tendencia innata a la religión de centrarse en el clero y de convertirse en autoritarismo. Desde el comienzo, el Budismo de Nichiren ha tenido esta orientación reformista hacia la religión. A los fines de una reforma religiosa, el Daishonin estableció su enseñanza central en la invocación de Nam-myoho-renge-kyo como la vía para que todas las personas logren la Budeidad.
En esta carta, el Daishonin explica el significado de invocar Nam-myoho-renge-kyo, lo cual constituye la enseñanza y práctica básica del Budismo de Nichiren. Pero repetidamente nos advierte de no buscar a la Ley fuera de nosotros mismos, porque el punto extremadamente importante para nosotros es trascender el destino de las religiones, en cuanto a caer en el formalismo y autoritarismo.
En este sentido, lo que sea necesario para mantener la autoridad y la vida del clero tiende a tomar el lugar central en la práctica de la religión, pero la advertencia del Daishonin en esta carta es de no buscar a la Ley fuera de nosotros mismos, por lo que esto es una refutación general de esta tendencia negativa de la religión.
En nuestra práctica nos esforzamos por invocar Nam-myoho-renge-kyo con la confianza de que Myoho-renge-kyo es nuestra vida misma. Nos retamos para invocar Nam-myoho-renge-kyo con firme convicción en nuestra felicidad y en que lograremos la Budeidad en esta existencia. Es más, nos esforzamos por practicar para la felicidad de los demás, porque no sólo creemos en nuestra felicidad, sino también en la de nuestros amigos. Esta ha sido la orientación de los miembros de la Soka Gakkai desde sus inicios. Esto puede parecer fácil, pero en realidad, es extremadamente difícil. Sin embargo, la SGI ha estado continuamente llevando a cabo estos esfuerzos.
En relación a este pasaje, el Presidente Ikeda comenta lo siguiente: Nos está urgiendo a decidir y creer en que nosotros mismos somos entidades de Myoho-renge-kyo. La Ley Mística es la gran medicina benéfica para aliviar los sufrimientos de todas las personas. También es el maravilloso tesoro a ser descubierto para lograr la felicidad humana. Necesitamos vivir nuestras vidas basados en la Ley Mística y dedicados a ella. Necesitamos llenar y fortalecer a nuestras vidas con esta gran Ley.
“Yo soy Myoho-rengue-kyo”, así ha de decidirlo cada quién. Eso es lo que el Presidente Ikeda dice aquí. Depende de usted. Es usted quién hace que su vida sea una sola con la Ley Mística. Era esto lo que estaba en el corazón del Daishonin cuando enseñó Myoho-renge-kyo. Con esta Ley de Myoho-renge-kyo nos hacemos felices y ayudamos a los demás a lograr ser felices. Traemos paz a nuestras naciones y al mundo entero. Esto es el Budismo de Nichiren La base de todo esto es Myoho-renge-kyo (El Mundo de Nichiren Daishonin, Living Buddhism, septiembre de 2002, Pág. 11).
La Ley Mística es eterna. Es la fuente de todas las cosas. Cuando percibimos que nuestra vida es una sola con la Ley Mística, experimentamos la eternidad de la vida y surge una energía ilimitada Nada puede destruir esto. Pase lo que pase, disfrutamos de un estado de libertad completa. Este es el Estado de vida de la Budeidad. Aquí yace el significado profundo de invocar Myoho-renge-kyo.
Myoho-renge-kyo es la Ley fundamental del universo y es eterna. Todos los fenómenos surgen del gran océano llamado la Ley Mística y retornan a ella. Todas las cosas están en un estado de flujo constante. Lo único eterno es la Ley Mística la cual da surgimiento a todas las cosas y las abraza. El Estado de Buda es el que nos permite manifestar libremente el poder ilimitado de la Ley Mística en nuestras vidas y en nuestras acciones. Nuestras vidas son inherentemente una sola con la Ley Mística. La razón de la enseñanza de Myoho-rengue-kyo es ayudar a todas las personas a experimentar el beneficio de ser uno solo con la Ley Mística.
El Presidente Toda y el Presidente Ikeda enfatizan la importancia de confiar en que nuestras vidas son Myoho renge kyo; en que Myoho renge kyo es nuestra vida misma.
Por el contrario, si la gente le teme a los obstáculos y se queja de ellos, está cayendo en el enfoque: “Si piensa que la Ley está fuera de usted mismo...” ¡Cada uno de nosotros ha de tener cuidado de no caer en esta trampa!
¡Vencer nuestra cobardía y hacer surgir la valentía de retar a cada obstáculo! Esto es de máxima importancia. No importa cuales, ni cuanta negatividad surja, debemos retarlas a todas y sin retroceder ni un solo paso. Cuando desarrollamos la profunda confianza de que tenemos suficiente poder para hacerlo, es decir, el poder de Myoho-renge-kyo, seremos capaces de ello.
El Daishonin escribe: “Los discípulos de Nichiren nada podrán lograr si son cobardes” (“WND”, Pág. 481). También habla de tener el “coraje del rey león” (“WND”, Pág. 997).
Lo más importante es desarrollar el coraje o valentía basados en la fe. Como dije antes, cuando se despejan las oscuras nubes, el sol que ha estado siempre ahí, aparece, iluminando al mundo entero. Igualmente, cuando retamos a todos los obstáculos por hacer surgir valentía con la fe, nuestra naturaleza de Buda emerge. Nam-myoho-renge-kyo es la fe valiente, es la existencia de la Budeidad que surge mediante la fe valiente. La fe es la causa y la Budeidad su efecto. Esta causa y efecto son una sola. La causalidad total de la Budeidad se llama Nam-myoho-renge-kyo.
En esta carta, el Daishonin escribe: “Usted debe hacer acopio de una fe profunda de que Myoho-renge-kyo es su vida misma” (“WND” Pág. 3). Aquí, “hacer acopio de una fe profunda” significa tener valentía y luchar.
Si no invocamos Nam-myoho-renge-kyo con semejante fe, no podemos practicar el Myoho-renge-kyo que el Daishonin enseñó y propagó.
3) La naturaleza de nuestra vida
“Usted nunca debe pensar que alguna de las Ochenta Mil Enseñanzas sagradas expuestas por el buda Shakyamuni durante su existencia, ni que alguno de los budas y bodhisattvas de las Diez Direcciones y de las Tres Existencias está fuera de usted mismo. Su práctica de las enseñanzas budistas no le aliviará en lo más mínimo de los sufrimientos de nacer y morir, a menos que usted perciba la verdadera naturaleza de su propia vida. Si busca la Iluminación fuera de usted mismo, entonces, es en vano el que lleve a cabo diez mil prácticas y diez mil actos virtuosos. Será como el caso del hombre pobre, que se pasa los días y las noches contando la riqueza de su vecino, pero que no obtiene por ello ni un solo centavo. Es por esto que la escuela de T’ien-t’ai hace el siguiente comentario: “A menos que uno perciba la naturaleza de su propia vida, uno no podrá erradicar sus graves ofensas “. Este pasaje implica que, a menos que uno perciba la naturaleza de su propia vida, su práctica se tornará en una austeridad dolorosa e interminable. Por lo tanto, tal tipo de aprendices del Budismo son condenados como no budistas. La Gran Concentración y Percepción afirma que: “Aunque estudian el Budismo, su concepción no difiere de la de los no budistas.”
En este pasaje, nuevamente el Daishonin nos advierte que no veamos al Budismo fuera de nuestras propias vidas. Si buscamos al Budismo fuera de nuestras vidas, entonces, dice el Daishonin, aunque: “llevemos a cabo diez mil prácticas y diez mil actos virtuosos”, no seremos capaces de liberarnos del sufrimiento. Esto es semejante a contar la riqueza de nuestro vecino. Al final se perderán todos nuestros esfuerzos.
También explica que mientras uno se mantenga buscando a la Ley fuera de uno mismo, nuestros esfuerzos serán “una austeridad dolorosa e interminable” debido a que no podremos encontrarla, por más duro que luchemos por ello.
Todos los esfuerzos serán en vano y como el karma permanecerá igual, sin el más mínimo cambio, todo se convertirá en la causa de posterior sufrimiento, por lo tanto, será una “austeridad dolorosa e interminable”.
Al mantener la actitud de que el Budismo sólo se aplica a los demás o a cosas externas, estamos limitando o trivializando nuestra propia vida. Como fue mencionado anteriormente, algunos piensan que existen budas y bodhisattvas maravillosos en lugares remotos, alejados del lugar donde ellos mismos se encuentran. Otros creen que nacerán en otro mundo o paraíso. Estas perspectivas corresponden a la creencia que la ley esta fuera de uno mismo.
Sin embargo, el Sutra del Loto enseña que la Ley Mística se revela en nuestras vidas. Los Budas y las tierras de buda no existen en ningún otro lugar, salvo en nuestro interior. No existen en un lugar distante. El Budismo de Nichiren Daishonin—más específicamente, la práctica de invocar Nam myoho-renge-kyo—ayuda a que las personas cultiven su capacidad de Buda al máximo.
Una de las siete parábolas del Sutra del Loto es la de la joya en la túnica: un hombre pobre visita la casa de su amigo, se emborracha con vino y se queda dormido. Su amigo debe irse en un viaje de negocios. Preocupado por el hombre pobre, antes de partir, le cose una joya preciosa en el forro de la túnica. El hombre pobre finalmente se va, viaja por muchos territorios, sufriendo gran pobreza, inconsciente del gesto generoso de su amigo. (Véase The Lotus Sutra, págs. 150-151.)
Este cuento, por supuesto, simboliza las personas que van por la vida sin dirección, y sin saber de la existencia de la ilimitada fuente de tesoros que existe en su interior. A eso se refiere Nichiren cuando escribe: “Si piensa que la ley se encuentra fuera de usted mismo…” (Los Escritos de Nichiren Daishonin, pág. 2). Las personas buscan la Ley en todos lados menos en donde realmente existe—dentro de su propia vida—es por eso que sufren.
Cuando invocamos Nam myoho-renge-kyo, la Ley que existe en nuestro interior, debemos evitar cometer esta falta. Al enfrentar un obstáculo, debemos aceptarlo como nuestro desafío sin culpar a los demás. De ese modo, podemos saborear el poder del Myoho-renge-kyo y experimentar la felicidad que nosotros mismos hemos construido. Basados en esta perspectiva, practicando el Budismo exactamente como Nichiren lo propagó, nosotros, los miembros de la SGI, hoy somos conscientes del inmenso beneficio de invocar Nam myoho-renge-kyo.
Por esta razón, mientras practiquemos la fe como la enseña la SGI, ninguno de nuestros esfuerzos se perderá jamás. Nunca tendremos que pasar por una “austeridad dolorosa e interminable”. Esto se debe a que nosotros nos retamos para invocar sinceramente Nam-myoho-renge-kyo, disfrutar el beneficio de la práctica budista, a la vez que compartimos la Ley Mística con muchos de nuestros amigos, exactamente conforme con la advertencia del Daishonin: “Un cobarde no puede lograr que alguna de sus oraciones sean respondidas” (“WND”, Pág. 1001).
Como nos lo dice el Daishonin si uno busca la Ley fuera de uno mismo, nuestra práctica se tornará en una “austeridad dolorosa e interminable” y más aún, nos dice que nuestra práctica no será diferente, a pesar de parecerlo, de la práctica de una enseñanza no budista.
Esto es exactamente como lo explica el tratado de T’ien-t’ai La Gran Concentración y Percepción que dice: “Aunque estudian el Budismo, su concepción no difiere de la de los no budistas” (“WND”, Pág. 4). Aquí, “no budistas” se refiere a quienes aparentan creer en el Budismo pero caen en concepciones no budistas.
De este modo, el Daishonin nos advierte repetidamente de no buscar a la Ley fuera de nosotros mismos, así que cada uno de nosotros debe grabarse esta advertencia en el corazón. Si no tomamos esto como nuestro propio reto y en vez de ello, tratamos de escapar de nuestros obstáculos, entonces nuestra práctica no será diferente a la de un no budista.
Nichiren nos advierte repetidamente que no busquemos la ley fuera de nosotros mismos, cada uno de nosotros debe tomar esta advertencia seriamente y grabarla en nuestro corazón. Si escapamos de nuestros obstáculos, y esperamos un tipo de salvación externa, entonces nuestra práctica no se diferencia en nada cuando se compara con la de un no budista. A pesar de que Nichiren enfatiza la importancia de invocar “daimoku de lucha”, en ocasiones las personas invocan Nam myoho-renge-kyo como si se estuvieran quejando. Pero si invocamos daimoku llenos de quejas, el beneficio será mínimo. Invoquemos siempre con gran convicción de que definitivamente vamos a concretar beneficios y de que alcanzaremos la victoria sin falta. Invocar de ese modo es invocar el “daimoku de lucha” que Nichiren nos enseñó.
[1] Anotaciones de T’ien-t’ai sobre “Great Concentration and Insight” (Gran Concentración y Percepción).
(The writings of Nichiren Daishonin—“Los Principales Escritos de Nichiren Daishonin”, págs. 3-4; Gosho Zenshu, pág. 383)
“Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y de la muerte que ha venido soportando a lo largo de la eternidad y lograr la iluminación suprema en esta existencia, debe percibir la verdad mística que siempre ha existido dentro de su vida. Esta verdad es Myoho-renge-kyo. Por ende, invocar Myoho-renge-kyo, le permitirá captar la verdad mística en su interior” […]
“Sin embargo, aun cuando usted invoque Myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley se encuentra fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino cualquier otra enseñanza inferior. “Enseñanza se refiere a todas las que no son este sutra, que constituyen doctrinas provisionales y transitorias. No hay ninguna enseñanza inferior que conduzca directamente a la iluminación, y, sin un camino directo hacia la iluminación, usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia, a lo largo de innumerables eones. De tal modo lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Entonces, cuando invoque le Ley Mística y recite el Sutra del Loto, tiene que llegar a sentir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida.
Jamás busque fuera de usted mismo ninguna de las ochenta mil enseñanzas de Shakyamuni o de los budas y bodhisattvas del universo. Aunque aprenda las enseñanzas budistas, ello no le evitará en absoluto sufrir como cualquier mortal común, si no percibe la naturaleza de su propia vida. Si busca la iluminación fuera de usted mismo, toda buena acción o disciplina perderá significado. Por ejemplo, el pobre es incapaz de juntar un solo centavo si se limita a contar la fortuna de su vecino, aunque lo haga noche y día. Por eso, Miao-lo señala: “A menos que uno perciba la naturaleza de su vida, no podrá erradicar el karma negativo”.[1] Lo que quiere decir es que nuestra práctica se convertirá en una interminable, penosa austeridad, a menos que percibamos la naturaleza de nuestra vida. Por lo tanto, Miao-lo condena a estos estudiosos del Budismo y los llama “no budistas”. Se refiere al fragmento del Maka Shikan que dice: “Aunque ellos estudien el Budismo, sus conceptos equivalen a los de personas no budistas”.
ANTECEDENTES
Se presume que Nichiren Daishonin escribió esta carta cuando tenía 34 años, en el año de 1255, dos años después de haber establecido su enseñanza. Fue dirigida a Toki Jonin.
Nichiren estableció su enseñanza en 1253, a los treinta y dos años de edad. Esta carta fue escrita dos años mas tarde, al mismo tiempo que comenzó a propagar sus enseñanzas en Kamakura, la capital y centro del gobierno del Shogun. En la carta, el explica el significado de Nam myoho-renge-kyo, que recientemente había comenzado a propagar.
Para ese entonces, muchos creyentes ya habían abrazado la fe en la enseñanza de Nichiren, incluyendo a Shijo Kingo, los hermanos Ikegami, Kudo Yoshitaka, entre otros. En cuanto a Toki Jonin, el primero de muchos que seguirían, abrazó la fe alrededor de 1254.
Toki Jonin servía al Señor Chiba, guardia de la Provincia de Shimosa, como secretario o ayudante para la familia Chiba. Toki Shonin era muy culto, recibió varios escritos importantes de Nichiren Daishonin, incluyendo, “El Verdadero Objeto de Veneración”, “La Esencia del Sutra del Loto” y “Sobre las cuatro etapas de la fe y las cinco etapas de la Practica”.
PUNTOS CLAVE
En esta carta, el Daishonin explica que invocar Nam-myoho-renge-kyo equivale a percibir la “verdad mística” inherente en nuestra vida. Por hacerlo, dice, la gente puede hacer surgir su Budeidad innata y purificar su vida, logrando así la Iluminación en esta existencia.
Sin embargo, el Daishonin nos advierte que si buscamos a la Ley fuera de nosotros mismos, entonces, por más que invoquemos Nam-myoho-renge-kyo, no podremos lograr la Budeidad.
Es más, el Daishonin explica que invocar Nam-myoho-renge-kyo es entrenar y pulir nuestra vida, por lo tanto, nos enfatiza en que tengamos una fe profunda y que nos esforcemos en la práctica de invocar Nam-myoho-renge-kyo.
Al final, el Daishonin explica el profundo significado de Myoho-renge-kyo como la Ley innata a la vida; dice que la Ley existe en nuestra vida. Concluye su carta declarando: “Mantenga su fe y logre su Iluminación en esta existencia. Nam-myoho-renge-kyo, Nam-myoho-renge-kyo” (“WND”, Pág. 4). El Daishonin deja en claro que lo más importante en el Budismo de Nichiren es desarrollar la fe para lograr la Iluminación en esta existencia.
Para decirlo en forma sencilla, (Punto Clave No. 1) El Budismo enseña sobre la Ley innata a la vida para que la gente pueda establecer correctamente su modo de vivir. En la medida en que creamos en Nam-myoho-renge-kyo como la Ley que existe dentro de nuestras vidas y continuemos invocándola, es en la misma medida en que podremos pulir nuestras vidas y lograr, definitivamente, la Budeidad en esta existencia. Este es el punto básico de esta carta.
Nam-myoho-renge-kyo ha sido la enseñanza central en el Budismo de Nichiren desde sus inicios, cuando el Daishonin comenzó a propagar sus enseñazas. Él mismo invocó Nam-myoho-renge-kyo durante toda su existencia. También les confió a sus discípulos la tarea de propagar esta gran Ley en el Japón y en el resto del mundo para salvar a todas las personas del Último Día de la Ley. A partir de su despertar a la máxima enseñaza del Budismo, el Daishonin comenzó a propagar su esencia: la Ley de Nam-myoho-renge-kyo.
En “Sobre Lograr la Iluminación en esta Existencia”, dos años después de haber declarado su enseñanza, el Daishonin aclaró el significado de Nam-myoho-renge-kyo. Este es el propósito esencial de esta carta. Así que estudiemos este escrito y profundicemos nuestra convicción para compartir el poder de Nam-myoho-renge-kyo con quienes aún no la conocen.
Por lo tanto, me gustaría comenzar leyendo el primer pasaje de esta carta
DISERTACIÓN
1) Superando los sufrimientos de la vida y la muerte
“Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y de la muerte que ha venido soportando a lo largo de la eternidad y lograr la iluminación suprema en esta existencia, debe percibir la verdad mística que siempre ha existido dentro de su vida. Esta verdad es Myoho-renge-kyo. Por ende, invocar Myoho-renge-kyo, le permitirá captar la verdad mística en su interior.”
En este primer pasaje el Daishonin explica que para uno liberarse de los sufrimientos de nacer y de morir, uno debe percibir la verdad mística inherente en todos los seres vivientes y para esto, dice que uno debe invocar Myoho-rengue-kyo.
“Nacer y morir que ha padecido desde el tiempo sin comienzo” significa la repetición eterna de la vida y la muerte. Este proceso de dejar de existir y de volver a existir o reencarnación, no tiene ni principio ni fin, es interminable. Si uno no comprende el significado de la vida y de la muerte, entonces esta repetición interminable se convierte en una serie sin fin de sufrimiento. Esto sería insoportable. Por esta razón, en la tradición budista “nacer y morir” o “la vida y la muerte” son sinónimos del sufrimiento.
Cuando las personas sufren muchísimo en una existencia dada, les es insoportable pensar en repetir una vida así, tan llena de dolor por toda la eternidad. Por lo tanto, desean detener este proceso de nacer y morir e irse a otro lugar para disfrutar la paz y seguridad.
El Daishonin también escribe: “Si Usted desea… y lograr sin falla la Iluminación Suprema en esta existencia”. Al decir: “en esta existencia”, el Daishonin enfatiza a esta existencia presente en particular, por encima de las incontables existencias que hemos vivido hasta ahora. “Iluminación Suprema” significa un buda de Iluminación Suprema. Un buda es alguien que ha despertado a la verdad y por lo tanto es capaz de trascender los sufrimientos de nacer y morir.
En la repetición interminable de nacer y morir uno nació como un ser humano y si uno quiere tomar esta gran oportunidad para detener en esta existencia el ciclo interminable de sufrir y lograr la misma suprema Iluminación del buda, entonces, dice el Daishonin, uno debe percibir “la verdad mística que es originalmente inherente en todos los seres vivientes“.
La verdad mística, originalmente inherente en todos los seres vivientes.
La “verdad mística, originalmente inherente en todos los seres vivientes” significa la verdad maravillosa que existe en toda vida.
Esta verdad mística es la Ley esencial del Universo que sustenta a todas las cosas. Un buda es una persona que ha logrado la Iluminación por darse cuenta que en la raíz de su vida existe esta Ley. En otras palabras, lo que da surgimiento a un buda—es decir, la semilla de la Budeidad— es esta verdad mística.
Esta verdad es difícil de percibir con claridad o de ser entendida por el intelecto, por lo que se la llama “mística”. La verdad mística, por lo tanto, significa la Ley inescrutable o en otras palabras, la Ley Mística.
La Ley Mística es el principio fundamental que sustenta al universo y le da surgimiento a todas las cosas. La palabra Ley en el ámbito del Budismo, deriva de la palabra sánscrita dharma. Uno de los significados de esta palabra es “sustentar”.
Por ejemplo, en la sociedad existe una ley que fundamenta el sistema de tránsito. También hay una ley que sustenta las transacciones comerciales.
También hay una ley que sustenta a muchas otras leyes y en Japón se llama la Constitución. Creo que es igual en los Estados Unidos.
En este sentido, podemos decir que una ley tiene la función de sustentar el orden o valores.
Es más, aparte de las leyes hechas por los seres humanos para realizar sus actividades, existen muchas otras leyes que gobiernan los diferentes aspectos de naturaleza y de la vida, tales como las leyes de la Física, de la Biología, de las Ciencias Sociales y las de los idiomas.
Lo que da surgimiento a estas leyes es la Ley Mística. Es la ley esencial que sustenta todas las cosas. Es difícil entender esta ley, por lo que se le llama mística o más allá de la comprensión. También se la llama maravillosa.
En el centro del Nam-myoho-renge-kyo que entonamos está la Ley Mística myoho.
La Ley Mística sustenta a todas las cosas, incluso a los seres vivientes. En otras palabras, la Ley Mística existe en nuestras propias vidas. Es por esto que el Daishonin la llama “verdad mística que es originalmente inherente en todos los seres vivientes”. Él nos explica que si no percibimos esta verdad mística no podemos lograr la Iluminación Suprema del buda y no podremos detener el sufrimiento interminable de nacer y morir.
Las personas deben percibir la Ley Mística, la cual es difícil de percibir. Muchas podrán pensar: “Nosotros somos personas comunes que no podemos lograr algo tan difícil. Un buda es un individuo extremadamente especial que sí puede realizar una tarea tan difícil”. Esta es la manera en que la gente tiende a pensar al respecto.
En muchas de las religiones del mundo, la mayoría de las personas tienden a pensar en este contexto: “Shakyamuni y Nichiren Daishonin o Jesucristo podían percibir la Ley Mística o a Dios porque ellos eran seres especiales”.
Sin embargo, en este pasaje, el Daishonin dice algo extraordinario. Dice que en esta existencia presente, como ser humano común, cualquier persona puede percibir la verdad mística inherente en todas las personas, dentro de sus propias vidas, liberándonos así, nosotros mismos, de los sufrimientos de la vida y de la muerte. Esta aseveración es asombrosa.
El Daishonin nos explica esto: lo que en la mayoría de las religiones está reservado solo para personas especiales es lo que cada uno de nosotros puede tener en esta existencia presente. A partir de este primer pasaje, el Daishonin está declarando una gran enseñanza religiosa.
El significado de Myoho-renge-kyo
Lo que es más asombroso aún es que el Daishonin identifica a esta verdad mística, inherente en todos los seres vivientes, como Myoho-renge-kyo. Revela el nombre de la Ley esencial, por lo tanto, nos dice que cuando uno invoca su nombre, esto es lo mismo que percibir la verdad mística inherente en toda vida. Esto también es extraordinario.
Shakyamuni percibió la Ley Mística mediante su sabiduría y trató de enseñarles a sus discípulos la práctica para lograr dicha sabiduría. Por el contrario, el Daishonin nos enseña a invocar Nam-myoho-renge-kyo con la confianza de que esta Ley existe dentro de nosotros.
El Daishonin dice: “Por lo tanto, invocar Myoho-renge-kyo le permitirá captar la verdad mística innata a toda vida”. En otras palabras, invocar Myoho-rengue-kyo es igual a percibir la verdad mística. Fue por esto que nació la religión de Nichiren Daishonin. Mediante la invocación de Myoho-renge-kyo, que es el nombre de la Ley, cualquiera puede percibir la verdad mística inherente en toda vida. Invocar el nombre de esta Ley es igual a percibir esta verdad. Por invocarla, uno puede vivir del mismo modo en que lo hace quién percibe esta verdad. La grandeza del Budismo de Nichiren yace en el descubrimiento de esta vía a la Máxima Realidad.
Antes del advenimiento de Nichiren Daishonin, se indicaba a la Ley Mística mediante metáforas debido a que las personas no podían percibirla directamente.
Así mismo, se enfatizaba la grandeza del buda que había despertado a esta Ley, con el fin de motivar el espíritu de búsqueda de las personas. A diferencia de estos intentos anteriores, el Daishonin abrió la vía para que todas las personas manifiesten esta verdad mística en sus vidas—es decir—desarrollar la convicción de que esta Ley ya existe previamente dentro de sus vidas e invocar su nombre.
Cuando esta verdad mística se activa en la vida humana se convierte en la existencia de la Budeidad. El poder ilimitado de la Ley Mística comienza a funcionar, sin obstrucciones e irrestrictamente, manifestándose a sí misma como las diversas cualidades o puntos fuertes de un ser humano.
Por ejemplo, la Ley Mística se manifiesta en el ser humano como valentía; perseverancia; sabiduría para traspasar los obstáculos y en la misericordia de considerar y cuidar a los demás. Estos diversos poderes, descritos como atributos de la vida del buda, surgen de inmediato desde dentro de nuestras vidas. Por invocar el Daimoku (Nam-myoho-renge-kyo) confiando en su existencia, esta verdad mística, y con ella la existencia de la Budeidad surgirá desde dentro de nosotros. Ciertamente, Nam-myoho-renge-kyo es el maravilloso nombre de la Ley Mística. Es el sonido o palabra que puede, libremente, hacer surgir el poder de la Ley Mística.
Sin embargo, hay que resaltar que lo que detiene usualmente la manifestación del poder de la Ley Mística es nuestra propia ilusión o ignorancia, es decir, la Oscuridad Fundamental.
La Oscuridad Fundamental es la ignorancia primordial de la Ley Mística. Debido a esta ignorancia la vida cae en estado de confusión, bajo la influencia de sus impulsos oscuros, conduciéndonos así hacia la infelicidad. En otras palabras, en la raíz de todo sufrimiento y dolor yace la Oscuridad Fundamental.
Por esta razón, cuando despertamos a la Ley Mística se despeja esta Oscuridad Fundamental. Para dar un ejemplo ilustrativo estos beneficios y valores positivos que se tornan manifiestos por la Ley Mística se comparan con el florecer del Loto o renge. Dicho sencillamente, la vida que se ha tornado una sola con la Ley Mística y que por ende se torna capaz de crear valores positivos es Myoho-renge-kyo.
Aunque todas las personas son entidades de la Ley Mística y están dotadas originalmente de la Budeidad, a menos que luchen contra las oscuras nubes de la ignorancia, en realidad su Budeidad no se manifestará. Invocar simplemente Nam-myoho-renge-kyo, como si se tratase de un encantamiento mágico, no nos capacitará de ninguna manera para manifestar nuestra Budeidad innata.
Debe haber un elemento de espíritu de lucha en nuestra práctica.
Myoho-renge-kyo expresa la Ley fundamental del Universo y la grandeza del Budismo de Nichiren yace en crear esta vía de práctica budista: invocar su nombre. Sin embargo, para establecer este sendero firmemente, el practicante que invoca ha de ganar una lucha interior contra la Oscuridad Fundamental, la cual es nuestra propia confusión interior. Así que esta batalla ha de tener lugar dentro de nuestro corazón. En una sola palabra, la descripción de esta lucha interior es fe.
El Daishonin, basándose en el Sutra del Loto, que revela la Iluminación del Buda, descubrió en su propia vida a Myoho-renge-kyo, es decir, la existencia de la Budeidad. Mediante su propia lucha, el Daishonin confirmó y demostró la existencia de esta Ley dentro de uno mismo. Por lo tanto, para manifestar a Myoho-renge-kyo desde dentro de uno mismo, debemos entonar o invocar Nam-myoho-renge-kyo del mismo modo en que lo hizo el Daishonin
La Oscuridad Fundamental se presenta de varias formas diversas, tales como: dudas, inseguridad, sufrimientos, etc. Sólo con el poder de la fe y la confianza es que podemos derrotarlas. Es por esto que el Daishonin enfatiza a menudo la fe libre de dudas.
El Daishonin también dice: “La sola palabra ‘creer es la espada afilada con la cual uno confronta y vence a la Oscuridad Fundamental o Ignorancia”. (“The Record of the Orally Transmitted Teachings”, Págs. 119 y 120).
Lo que más necesitamos es la “espada afilada” de la fe. Esencialmente, retar a nuestras funciones diabólicas significa batallar contra la Oscuridad Fundamental.
Así mismo, cada vez que retamos los diversos obstáculos que se nos presentan en nuestra existencia, estamos, esencialmente, retando a la Oscuridad Fundamental. Si perdemos fe o confianza, es decir, nuestra convicción en nuestra felicidad, en nuestra Budeidad, en lograr el kosen-rufu, sucumbiremos ante los obstáculos que se nos presenten, en la medida que trabajamos por kosen-rufu: Sucumbiremos ante los obstáculos que experimentamos en nuestra vida. Si nos retiramos antes de enfrentarlos, entonces esto ya es una señal de derrota.
En otras palabras, la base de invocar Nam-myoho-renge-kyo es la confianza. Hay dos aspectos en cuanto a invocar Nam-myoho-renge-kyo: la fe y la práctica. En términos de nuestra actitud al invocar Nam-myoho-renge-kyo, la fe es un factor crucial. Y, como afirmación del desarrollo de nuestra fe, físicamente invocamos Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon. Este es el aspecto “práctico” de invocar.
2) Mi vida es un entidad de la Ley Mística
“Sin embargo, aun cuando usted invoque Myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley se encuentra fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino cualquier otra enseñanza inferior. “Enseñanza se refiere a todas las que no son este sutra, que constituyen doctrinas provisionales y transitorias. No hay ninguna enseñanza inferior que conduzca directamente a la iluminación, y, sin un camino directo hacia la iluminación, usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia, a lo largo de innumerables eones. De tal modo lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Entonces, cuando invoque le Ley Mística y recite el Sutra del Loto, tiene que llegar a sentir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida”.
Aquí, el Daishonin nos advierte que aunque invoquemos Nam-myoho-renge-kyo, si pensamos que Myoho-renge-kyo existe fuera de nosotros, entonces, lo que estamos practicando ya no es la Ley Mística. Sería una enseñanza incompleta, por lo tanto, no podríamos lograr la Budeidad en esta existencia.
Por esta razón, el Daishonin nos enseña que cada uno de nosotros debe desarrollar la convicción de que “en cada instante, mi vida es Myoho-renge-kyo,” de que “Myoho-renge-kyo es mi vida misma”, y de que “el nombre de mi vida es Myoho-renge-kyo.” Con esta confianza, nos dice, debemos invocar Nam-myoho-renge-kyo, entonces, nuestro daimoku será el daimoku que nos permite lograr la Budeidad en esta existencia.
El Daishonin dice: “Si piensa que la Ley está fuera de usted mismo....” Aquí, el Daishonin se refiere a las personas que ven al Budismo como una enseñanza que trata de lo externo, como una enseñaza concerniente a cualquiera, menos a uno mismo. Por ejemplo, muchos pueden pensar que los budas y bodhisattvas son grandes y maravillosos, a la vez que piensan que sus propias vidas son insignificantes o bajas. Este es un punto de vista totalmente equivocado, pues aunque parezcan tener una fe fuerte, están viendo a los budas y bodhisattvas como entidades separadas, a la vez que se menosprecian a si mismos. Por esta razón, piensan, efectivamente, que sus vidas nada tienen que ver Myoho-renge-kyo, (la cual se puede describir como el nombre de la Iluminación del Buda o el nombre de la vida del Buda). Esta manera de pensar es la que el Daishonin describe cuando dice: “Si piensa que la Ley está fuera de usted mismo...”
La enseñanza de la “Tierra Pura” es representativa de esta manera de pensar, pues enseña que el Buda Amida vive en la Tierra Pura de la Dicha Perfecta, situada a lo lejos en el este y que se llevará allí a los fieles creyentes cuando éstos mueran. El Budismo de La Tierra Pura enseña que el buda no existe dentro de la vida de uno ni en este mundo. Según esta concepción, los budas y bodhisattvas no tienen relación directa con quienes estamos viviendo en el aquí y ahora.
El enfoque de cualquier religión que trata con lo absoluto tiende a centrarse en lo que está muy separado o alejado de la gente común. Este tipo de religión tiende a promover una fe que venera a lo absoluto y que busca allí su salvación.
Es más, estas religiones tienden a darle lugar a intermediarios entre lo absoluto- bien sea el Buda o Dios- y la gente común. El clero está mas cerca del Buda o de Dios, por lo tanto, el clero es superior a la gente común. Sin embargo, esto se relaciona con el modo de pensar que el Daishonin describe como: “Si usted piensa que la Ley está fuera de usted mismo...”
El Daishonin aclara que si uno invoca Nam-myoho-renge-kyo con esa manera de pensar, ello no constituye la práctica correcta que le permite a uno lograr la Budeidad en esta existencia.
Por el contrario, desde el inicio de la Soka Gakkai en tiempos del Sr. Makiguchi, su primer presidente, los miembros de la SGI han considerado al Budismo como una enseñaza que atañe a sus propias vidas, a su logro de la Budeidad y al establecimiento de la paz en este mundo. Los miembros de la SGI, basados en esta concepción del Budismo, han estado desarrollando su fe e invocando Nam-myoho-renge-kyo. A esto se debe que el kosen-rufu esté progresado enormemente.
Durante la época feudal del Japón había un sistema de parroquias auspiciado por el gobierno que alentó a los sacerdotes budistas a ejercer una gran autoridad en la gente común. Este sistema promovía una relación servil de los creyentes laicos para con los sacerdotes.
Con relación a esto, el Daishonin dice: “Si usted piensa que la Ley está fuera de usted mismo, no estará abrazando a la Ley Mística, sino a una enseñanza inferior.” Aquí, “enseñanza inferior” significa una enseñanza parcial (incompleta) o engañosa..
En general, la religión tiende a centrarse en el clero. Pero el Daishonin era diferente. Basado en el ideal esencial del Sutra del Loto de que todas las personas pueden lograr la Budeidad, el Daishonin trascendió la tendencia innata a la religión de centrarse en el clero y de convertirse en autoritarismo. Desde el comienzo, el Budismo de Nichiren ha tenido esta orientación reformista hacia la religión. A los fines de una reforma religiosa, el Daishonin estableció su enseñanza central en la invocación de Nam-myoho-renge-kyo como la vía para que todas las personas logren la Budeidad.
En esta carta, el Daishonin explica el significado de invocar Nam-myoho-renge-kyo, lo cual constituye la enseñanza y práctica básica del Budismo de Nichiren. Pero repetidamente nos advierte de no buscar a la Ley fuera de nosotros mismos, porque el punto extremadamente importante para nosotros es trascender el destino de las religiones, en cuanto a caer en el formalismo y autoritarismo.
En este sentido, lo que sea necesario para mantener la autoridad y la vida del clero tiende a tomar el lugar central en la práctica de la religión, pero la advertencia del Daishonin en esta carta es de no buscar a la Ley fuera de nosotros mismos, por lo que esto es una refutación general de esta tendencia negativa de la religión.
En nuestra práctica nos esforzamos por invocar Nam-myoho-renge-kyo con la confianza de que Myoho-renge-kyo es nuestra vida misma. Nos retamos para invocar Nam-myoho-renge-kyo con firme convicción en nuestra felicidad y en que lograremos la Budeidad en esta existencia. Es más, nos esforzamos por practicar para la felicidad de los demás, porque no sólo creemos en nuestra felicidad, sino también en la de nuestros amigos. Esta ha sido la orientación de los miembros de la Soka Gakkai desde sus inicios. Esto puede parecer fácil, pero en realidad, es extremadamente difícil. Sin embargo, la SGI ha estado continuamente llevando a cabo estos esfuerzos.
En relación a este pasaje, el Presidente Ikeda comenta lo siguiente: Nos está urgiendo a decidir y creer en que nosotros mismos somos entidades de Myoho-renge-kyo. La Ley Mística es la gran medicina benéfica para aliviar los sufrimientos de todas las personas. También es el maravilloso tesoro a ser descubierto para lograr la felicidad humana. Necesitamos vivir nuestras vidas basados en la Ley Mística y dedicados a ella. Necesitamos llenar y fortalecer a nuestras vidas con esta gran Ley.
“Yo soy Myoho-rengue-kyo”, así ha de decidirlo cada quién. Eso es lo que el Presidente Ikeda dice aquí. Depende de usted. Es usted quién hace que su vida sea una sola con la Ley Mística. Era esto lo que estaba en el corazón del Daishonin cuando enseñó Myoho-renge-kyo. Con esta Ley de Myoho-renge-kyo nos hacemos felices y ayudamos a los demás a lograr ser felices. Traemos paz a nuestras naciones y al mundo entero. Esto es el Budismo de Nichiren La base de todo esto es Myoho-renge-kyo (El Mundo de Nichiren Daishonin, Living Buddhism, septiembre de 2002, Pág. 11).
La Ley Mística es eterna. Es la fuente de todas las cosas. Cuando percibimos que nuestra vida es una sola con la Ley Mística, experimentamos la eternidad de la vida y surge una energía ilimitada Nada puede destruir esto. Pase lo que pase, disfrutamos de un estado de libertad completa. Este es el Estado de vida de la Budeidad. Aquí yace el significado profundo de invocar Myoho-renge-kyo.
Myoho-renge-kyo es la Ley fundamental del universo y es eterna. Todos los fenómenos surgen del gran océano llamado la Ley Mística y retornan a ella. Todas las cosas están en un estado de flujo constante. Lo único eterno es la Ley Mística la cual da surgimiento a todas las cosas y las abraza. El Estado de Buda es el que nos permite manifestar libremente el poder ilimitado de la Ley Mística en nuestras vidas y en nuestras acciones. Nuestras vidas son inherentemente una sola con la Ley Mística. La razón de la enseñanza de Myoho-rengue-kyo es ayudar a todas las personas a experimentar el beneficio de ser uno solo con la Ley Mística.
El Presidente Toda y el Presidente Ikeda enfatizan la importancia de confiar en que nuestras vidas son Myoho renge kyo; en que Myoho renge kyo es nuestra vida misma.
Por el contrario, si la gente le teme a los obstáculos y se queja de ellos, está cayendo en el enfoque: “Si piensa que la Ley está fuera de usted mismo...” ¡Cada uno de nosotros ha de tener cuidado de no caer en esta trampa!
¡Vencer nuestra cobardía y hacer surgir la valentía de retar a cada obstáculo! Esto es de máxima importancia. No importa cuales, ni cuanta negatividad surja, debemos retarlas a todas y sin retroceder ni un solo paso. Cuando desarrollamos la profunda confianza de que tenemos suficiente poder para hacerlo, es decir, el poder de Myoho-renge-kyo, seremos capaces de ello.
El Daishonin escribe: “Los discípulos de Nichiren nada podrán lograr si son cobardes” (“WND”, Pág. 481). También habla de tener el “coraje del rey león” (“WND”, Pág. 997).
Lo más importante es desarrollar el coraje o valentía basados en la fe. Como dije antes, cuando se despejan las oscuras nubes, el sol que ha estado siempre ahí, aparece, iluminando al mundo entero. Igualmente, cuando retamos a todos los obstáculos por hacer surgir valentía con la fe, nuestra naturaleza de Buda emerge. Nam-myoho-renge-kyo es la fe valiente, es la existencia de la Budeidad que surge mediante la fe valiente. La fe es la causa y la Budeidad su efecto. Esta causa y efecto son una sola. La causalidad total de la Budeidad se llama Nam-myoho-renge-kyo.
En esta carta, el Daishonin escribe: “Usted debe hacer acopio de una fe profunda de que Myoho-renge-kyo es su vida misma” (“WND” Pág. 3). Aquí, “hacer acopio de una fe profunda” significa tener valentía y luchar.
Si no invocamos Nam-myoho-renge-kyo con semejante fe, no podemos practicar el Myoho-renge-kyo que el Daishonin enseñó y propagó.
3) La naturaleza de nuestra vida
“Usted nunca debe pensar que alguna de las Ochenta Mil Enseñanzas sagradas expuestas por el buda Shakyamuni durante su existencia, ni que alguno de los budas y bodhisattvas de las Diez Direcciones y de las Tres Existencias está fuera de usted mismo. Su práctica de las enseñanzas budistas no le aliviará en lo más mínimo de los sufrimientos de nacer y morir, a menos que usted perciba la verdadera naturaleza de su propia vida. Si busca la Iluminación fuera de usted mismo, entonces, es en vano el que lleve a cabo diez mil prácticas y diez mil actos virtuosos. Será como el caso del hombre pobre, que se pasa los días y las noches contando la riqueza de su vecino, pero que no obtiene por ello ni un solo centavo. Es por esto que la escuela de T’ien-t’ai hace el siguiente comentario: “A menos que uno perciba la naturaleza de su propia vida, uno no podrá erradicar sus graves ofensas “. Este pasaje implica que, a menos que uno perciba la naturaleza de su propia vida, su práctica se tornará en una austeridad dolorosa e interminable. Por lo tanto, tal tipo de aprendices del Budismo son condenados como no budistas. La Gran Concentración y Percepción afirma que: “Aunque estudian el Budismo, su concepción no difiere de la de los no budistas.”
En este pasaje, nuevamente el Daishonin nos advierte que no veamos al Budismo fuera de nuestras propias vidas. Si buscamos al Budismo fuera de nuestras vidas, entonces, dice el Daishonin, aunque: “llevemos a cabo diez mil prácticas y diez mil actos virtuosos”, no seremos capaces de liberarnos del sufrimiento. Esto es semejante a contar la riqueza de nuestro vecino. Al final se perderán todos nuestros esfuerzos.
También explica que mientras uno se mantenga buscando a la Ley fuera de uno mismo, nuestros esfuerzos serán “una austeridad dolorosa e interminable” debido a que no podremos encontrarla, por más duro que luchemos por ello.
Todos los esfuerzos serán en vano y como el karma permanecerá igual, sin el más mínimo cambio, todo se convertirá en la causa de posterior sufrimiento, por lo tanto, será una “austeridad dolorosa e interminable”.
Al mantener la actitud de que el Budismo sólo se aplica a los demás o a cosas externas, estamos limitando o trivializando nuestra propia vida. Como fue mencionado anteriormente, algunos piensan que existen budas y bodhisattvas maravillosos en lugares remotos, alejados del lugar donde ellos mismos se encuentran. Otros creen que nacerán en otro mundo o paraíso. Estas perspectivas corresponden a la creencia que la ley esta fuera de uno mismo.
Sin embargo, el Sutra del Loto enseña que la Ley Mística se revela en nuestras vidas. Los Budas y las tierras de buda no existen en ningún otro lugar, salvo en nuestro interior. No existen en un lugar distante. El Budismo de Nichiren Daishonin—más específicamente, la práctica de invocar Nam myoho-renge-kyo—ayuda a que las personas cultiven su capacidad de Buda al máximo.
Una de las siete parábolas del Sutra del Loto es la de la joya en la túnica: un hombre pobre visita la casa de su amigo, se emborracha con vino y se queda dormido. Su amigo debe irse en un viaje de negocios. Preocupado por el hombre pobre, antes de partir, le cose una joya preciosa en el forro de la túnica. El hombre pobre finalmente se va, viaja por muchos territorios, sufriendo gran pobreza, inconsciente del gesto generoso de su amigo. (Véase The Lotus Sutra, págs. 150-151.)
Este cuento, por supuesto, simboliza las personas que van por la vida sin dirección, y sin saber de la existencia de la ilimitada fuente de tesoros que existe en su interior. A eso se refiere Nichiren cuando escribe: “Si piensa que la ley se encuentra fuera de usted mismo…” (Los Escritos de Nichiren Daishonin, pág. 2). Las personas buscan la Ley en todos lados menos en donde realmente existe—dentro de su propia vida—es por eso que sufren.
Cuando invocamos Nam myoho-renge-kyo, la Ley que existe en nuestro interior, debemos evitar cometer esta falta. Al enfrentar un obstáculo, debemos aceptarlo como nuestro desafío sin culpar a los demás. De ese modo, podemos saborear el poder del Myoho-renge-kyo y experimentar la felicidad que nosotros mismos hemos construido. Basados en esta perspectiva, practicando el Budismo exactamente como Nichiren lo propagó, nosotros, los miembros de la SGI, hoy somos conscientes del inmenso beneficio de invocar Nam myoho-renge-kyo.
Por esta razón, mientras practiquemos la fe como la enseña la SGI, ninguno de nuestros esfuerzos se perderá jamás. Nunca tendremos que pasar por una “austeridad dolorosa e interminable”. Esto se debe a que nosotros nos retamos para invocar sinceramente Nam-myoho-renge-kyo, disfrutar el beneficio de la práctica budista, a la vez que compartimos la Ley Mística con muchos de nuestros amigos, exactamente conforme con la advertencia del Daishonin: “Un cobarde no puede lograr que alguna de sus oraciones sean respondidas” (“WND”, Pág. 1001).
Como nos lo dice el Daishonin si uno busca la Ley fuera de uno mismo, nuestra práctica se tornará en una “austeridad dolorosa e interminable” y más aún, nos dice que nuestra práctica no será diferente, a pesar de parecerlo, de la práctica de una enseñanza no budista.
Esto es exactamente como lo explica el tratado de T’ien-t’ai La Gran Concentración y Percepción que dice: “Aunque estudian el Budismo, su concepción no difiere de la de los no budistas” (“WND”, Pág. 4). Aquí, “no budistas” se refiere a quienes aparentan creer en el Budismo pero caen en concepciones no budistas.
De este modo, el Daishonin nos advierte repetidamente de no buscar a la Ley fuera de nosotros mismos, así que cada uno de nosotros debe grabarse esta advertencia en el corazón. Si no tomamos esto como nuestro propio reto y en vez de ello, tratamos de escapar de nuestros obstáculos, entonces nuestra práctica no será diferente a la de un no budista.
Nichiren nos advierte repetidamente que no busquemos la ley fuera de nosotros mismos, cada uno de nosotros debe tomar esta advertencia seriamente y grabarla en nuestro corazón. Si escapamos de nuestros obstáculos, y esperamos un tipo de salvación externa, entonces nuestra práctica no se diferencia en nada cuando se compara con la de un no budista. A pesar de que Nichiren enfatiza la importancia de invocar “daimoku de lucha”, en ocasiones las personas invocan Nam myoho-renge-kyo como si se estuvieran quejando. Pero si invocamos daimoku llenos de quejas, el beneficio será mínimo. Invoquemos siempre con gran convicción de que definitivamente vamos a concretar beneficios y de que alcanzaremos la victoria sin falta. Invocar de ese modo es invocar el “daimoku de lucha” que Nichiren nos enseñó.
[1] Anotaciones de T’ien-t’ai sobre “Great Concentration and Insight” (Gran Concentración y Percepción).