LA FAMILIA CREATIVA (Cap. III). Daisaku Ikeda.
Temas desarrollados: EL DIALOGO: PRIMER PASO HACIA UNA “FAMILIA ABIERTA”. COMENCEMOS A DIALOGAR. DIALOGO PARA LLEGAR A UN ENTENDIMIENTO MUTUO. LA VERDAD DE LA VIDA RESIDE PRECISAMENTE AQUÍ. EL AMA DE CASA BONDADOSA Y SABIA.
EL DIALOGO: PRIMER PASO HACIA UNA “FAMILIA ABIERTA”
El día de Año Nuevo es como cualquier otro día, como ayer o mañana, pero de algún modo uno quiere recibirlo una vez más, y comenzar esa jornada con espíritu renovado. El tiempo es una eterna corriente interminable, sin interrupciones ni marcas. Pero el corazón se anima espontáneamente con la llegada del Año Nuevo, que señala un punto en el fluir del tiempo. Cuando el calendario finaliza su vuelta de 365 días, uno reflexiona sobre el tiempo malgastado durante el año pasado y siente la angustia de una honesta culpa. “Así no va. ¡Este año voy a hacer algo, pase lo que pase!”. Y se da ánimo con la fresca determinación de hacer que los doce meses venideros sean trascendentes. La determinación del día de Año Nuevo es el trampolín para comenzar una vida creativa. En el día de Año Nuevo de 1976 exhorté a los miembros de la Soka Gakkai a hacer de 1976 el “Año de la Salud y la Juventud”, pues creo que la salud y el espíritu juvenil de todos es el primer paso hacia la restauración de esta sociedad acosada por los problemas. Espero que este espíritu se expanda y que el año 1976 vea crecer una sociedad más considerada para con sus integrantes.
Mil novecientos setenta y cinco fue el Año Internacional de la Mujer. Las reacciones frente al movimiento fueron diversas: algunos dicen que fue significativo que las mujeres se unieran a nivel mundial para fortalecer su posición social; otros sostienen que no hubo ningún progreso concreto y que el movimiento no tuvo repercusión en las circunstancias individuales de la mujer. Sin embargo, aún es demasiado pronto para juzgar la trascendencia del Año Internacional de la Mujer; debemos observar cómo se desarrolla a partir de ese año. Ya se han realizado esfuerzos para erradicar la discriminación sexual y elevar la conciencia de la mujer. Pero tales esfuerzos han de continuarse y aumentarse. Si el surgimiento de actividades concretas quedara limitado al año que transcurrió, entonces el Año Internacional de la Mujer sería poco más que una mera denominación.
El año pasado tuvieron lugar incontables reuniones centralizadas en la liberación de la mujer. Los esfuerzos fueron loables, pero una cosa me molestó: los debates trataron casi exclusivamente el caso de la mujer que trabaja fuera de su casa, sus escalafones, salarios, el cuidado de los niños, los problemas de la guardería y la licencia establecida por nacimiento y lactancia. Estos temas no convocan la atención de las mujeres consagradas a los quehaceres domésticos y al cuidado y la educación de los hijos en el hogar. Además, sea cual fuera la situación futura, la ocupación principal de la mujer en la actualidad sigue siendo la de ama de casa.
Es de crucial importancia eliminar la discriminación con respecto a la posición social de la mujer. Este punto puede ser irrebatible, pero también es cierto que no reside allí todo lo referente a la liberación de la mujer. Cuando un ama de casa pregunta: “ ¿Entonces, qué debo hacer?”, hay que tener preparada una respuesta. La liberación en sí misma es en realidad más importante que liberarse de las restricciones del medio que la rodea.
COMENCEMOS A DIALOGAR
¿Cómo debe ser la vida de un ama de casa? Es fácil mofarse diciendo: “Dejemos a un lado un asunto tan anticuado”. Pero si aspiramos a que la mujer ocupe un lugar más destacado en la sociedad, no hay problema que urja más. Pedirle a una mujer casada, dedicada a las tareas domésticas y a los chicos, que realice algún tipo de contribución fuera de su casa, o que se comprometa con alguna actividad afuera no siempre es fácil. Ella bien puede desear trabajar, pero la sociedad no ayuda. El trabajo de la casa, que es verdaderamente duro, hace casi imposible tomar un trabajo extra. Posiblemente ella sepa que es bueno participar en actividades en su comunidad, pero está alejada de sus vecinos, no logra armarse del coraje suficiente para hacer propuestas, y finalmente desiste. Convertirse en ama de casa es fácil, pero una vez que la mujer se hubo establecido como tal, es muy difícil que deje el apacible ambiente del hogar.
En todas las épocas producir cambios requiere energía. En vez de sentarse con los brazos cruzados a esperar, es necesario participar positivamente en la creación de una nueva era. Para que el hogar no sea un castillo sino un ámbito abierto a la sociedad, es preciso que las amas de casa desarrollen una nueva conciencia. Sólo cuando esa conciencia emerja se logrará la liberación de la mujer.
¿Cuál es el primer paso? El método más factible y efectivo es el diálogo. ¡Qué fácil, y sin embargo qué importante!
Nadie subestima tanto la importancia del diálogo y es menos conversador que el japonés. En la oficina trabaja en silencio; tampoco habla en el camino hacia o desde el trabajo, excepto cuando por casualidad encuentra un amigo, un compañero de oficina o algún conocido. Ya en su casa, lee el diario o mira la televisión. Los niños también suelen estar durante horas sentados delante del televisor. No hay tiempo para el diálogo entre los miembros de la familia. Muchos son los factores que cuentan en el problema doméstico y la brecha entre padres e hijos, pero el más importante es la falta de conversación. Subsanar esta carencia es el primer paso hacia una familia abierta.
“ ¡Mira demasiada televisión y te crecerá la cola!” dice con cinismo un comercial que critica la cultura televisiva. No puede esperarse la creatividad propia de una familia abierta en una familia que sólo lo es formalmente, pues todos sus miembros están capturados por la pantalla del televisor. Me agradaría tanto ver que se inicia un diálogo familiar... Al hablar de los asuntos cotidianos de la escuela puede dialogarse sobre problemas educativos. Un tema sobre compras puede derivar en una charla sobre mecanismos de comercialización de productos. Aunque no sean profesionales en economía, por lo menos conversan y esto puede ser un estímulo para pensar.
DIALOGO PARA LLEGAR A UN ENTENDIMIENTO MUTUO
El lenguaje es la forma de transmitir pensamientos. La mayoría de nosotros no tenemos la facultad de la telepatía, ni sabemos expresarnos plenamente por medio del movimiento del cuerpo o de las manos; ni siquiera con los ojos, que según se dice a veces, son “tan elocuentes como la boca”. La raza humana se ha comunicado por medio del lenguaje oral desde mucho antes del advenimiento de la escritura, que después de todo tiene unos pocos miles de años. En Europa y en los Estados Unidos se da mucha importancia a la conversación. La hora de la comida es una de las mejores oportunidades, y hay quienes dedican la sobremesa casi dos horas después de cenar. En esos momentos salen a relucir muchos temas y noticias que dan lugar al diálogo, los comentarios y hasta el debate. A diferencia de los japoneses, que comen en diez o quince minutos, los europeos y los americanos piensan que la hora de la cena es un momento precioso para absorber conocimientos y profundizar las relaciones sociales.
¿Por qué medios aprendemos? Nos llega información por medio de los periódicos, las revistas y los libros o por la televisión y la radio. Pero la información fluye sólo en una dirección: del medio a los lectores y televidentes, y no en sentido inverso; nos llegan interminables corrientes de información sin tener en cuenta si las entendemos o no. Nunca se puede preguntar ni presentar objeciones.
Otro medio para absorber información es el diálogo. Permite al receptor comunicarse con el emisor y, si es necesario, preguntar o disentir. No es un mero intercambio de información: es un debate. Quien informa puede estar equivocado y algunas veces puede recibir del receptor una información más esclarecedora. En realidad, no es en absoluto una relación en la que se da y se recibe por igual. En el diálogo surge la “sublimación”, que según creo es muy importante; es el proceso de elevación del nivel de compromiso con el medio de la constante búsqueda de estudio, la apreciación y la comprensión. El diálogo en familia sirve para educar a los hijos del modo más natural. La educación familiar nunca tiene que ser rígida o formal, y por esta razón resulta significativa.
Si las olas del diálogo llegan hasta los vecinos, no puede haber movimiento local más poderoso, y es entonces cuando realmente comienza la liberación de la mujer. Sin embargo, si el diálogo entre vecinos termina en cháchara, de allí no saldrá nada.
Por lo general, las mujeres tienen más oportunidad de conversar con los vecinos, y están en mejor situación para desempeñar la tarea de expandir un enorme movimiento de diálogo en el que se intercambien ideas sobre la subsistencia, se examinen las situaciones sociales y se haga de la vida y el universo una preocupación de todos. Eso no sólo significará la “liberación” para la mujer, sino que le dará la posibilidad de tomar la iniciativa en la sociedad.
LA VERDAD DE LA VIDA RESIDE PRECISAMENTE AQUÍ
Muchos piensan que los habitantes de la India, tierra donde surgió el Budismo, son introvertidos, pero en realidad no es así. Nakane Chie, profesor de la Universidad de Tokio, visitó la India y encontró que la conversación era allí el centro de la vida. Después de todo, las escrituras budistas son la compilación de los diálogos entre la gente y el Buda. El Budismo no es un plan de estudios, sino la cristalización de las palabras y los actos de Shakyamuni, de sus conversaciones con las personas que sufrían enfermedades, pobreza y temor a la muerte.
Entre las leyendas budistas hay una historia famosa conocida como “la alegoría de la flecha envenenada”. Los filósofos de la antigua India debatían sobre preguntas tales como “ ¿el universo es finito o infinito?” y “ ¿cuál es la sustancia del alma?”. Shakyamuni no se unía a esos debates. En cambio, hacía frente a los sufrimientos de la vida. Uno de sus discípulos que estaba en desacuerdo con esto preguntó el porqué de tal actitud. Shakyamuni respondió:
“Supongan que un hombre tiene en el cuerpo una flecha envenenada. De inmediato manda a llamar a un médico. Pero ¿qué ocurre si hacen esperar al doctor hasta averiguar quién la disparó, qué clase de arco se usó, de qué material está hecha la flecha? El hombre herido moriría antes de que todas estas preguntas pudieran ser contestadas. Lo importante es extirpar la flecha de inmediato. Lo mismo se aplica a los que hoy sucede. Ningún diálogo abstracto resolverá el problema de los Sufrimientos de la vida. Lo más importante es encontrar dónde está el sufrimiento y cómo liberarse de él”.
Creo que en este relato aparece muy claro el aspecto humanitario del Budismo. Casi puedo escuchar a Shakyamuni diciendo a sus discípulos que la verdad de la vida está precisamente en nuestro alrededor inmediato, no en discusiones teóricas y sin importancia alguna.
Shikishin-funi es un importante principio del Budismo. Significa que shiki (lo físico) y shin (lo espiritual) son dos aspectos inseparables. Shiki es lo tangible, mientras que shin es lo que está detrás de shiki. De acuerdo con este principio, el cuerpo o materia y el espíritu actúan sutilmente en relación recíproca. Algunas veces shiki influye en shin y otras shin afecta a shiki. Así, el principio de shikishin-funi sostiene que la riqueza espiritual y la sabiduría pueden transformar nuestro ambiente de un modo categórico. El diálogo es la única actividad humana que puede hacer que una familia sea brillante y cálida. ¡Qué maravilloso sería que una actividad así comenzara en el hogar y se expandiera a toda la sociedad!. Estoy firmemente convencido de que el diálogo es el modo concreto de poner en práctica el principio de shikishin-funi.
EL AMA DE CASA BONDADOSA Y SABIA
En un sutra budista aparece la historia de una mujer llamada Patachara. Se había casado con el hombre que amaba, a pesar de la oposición de sus padres. Cuando Patachara dio a luz a su segundo hijo, persuadió a su esposo de que la acompañara y partió con su familia a ver a sus padres. En el camino fueron alcanzados por una tormenta y el marido murió por la mordedura de una serpiente venenosa. Además, un hijo le fue arrebatado por un buitre y el otro se ahogó en un río. Cuando llegó sola a la casa de sus padres, se encontró con que tanto sus padres como su hermano mayor habían muerto. Estaba tan apesadumbrada que casi se volvió loca. Entonces aprendió del Buda que la muerte es ineludible y que nada surge del dolor por ella. Lo importante es cómo afrontarla. Así iluminada, Patachara comenzó a hablar con la gente sobre los problemas de la vida. Sentía particular interés en hablar con las mujeres, de una tendencia muy común a ella: perder la propia identidad y ceder a las pasiones. Utilizó su propia tendencia para ilustrar esta debilidad y les enseñó a superar el pequeño yo para vivir en contacto con el yo más amplio. Chanda, Uttma y muchas otras mujeres se convirtieron gracias a ella y abrazaron la fe budista. La devoción de Patachara generó la formación de una hermandad de religiosas. Me sentí conmovido por el modo en que ella superó su profunda tristeza y se transformó en líder de los que sufrían. La historia nos enseña que cualquier persona común puede llegar a tener una enorme fortaleza una vez que hace su revolución humana.
El ama de casa de sincera amabilidad y sabiduría generalmente irradia felicidad. Si su actitud hacia la vida es feliz y positiva, y lo trasluce en su conversación, sus hijos naturalmente sentirán respeto y admiración por ella y a su vez ella, será una guía para toda su familia. Me gustaría sugerir a todas las amas de casa que propicien la conversación familiar a la hora de cenar como un valioso recurso.
Las amas de casa deben comprender que las actitudes positivas o negativas del resto de la familia dependen en gran parte de ellas. Si la mujer es melancólica, disconforme y vulgar, pierde el deseo de actuar constructivamente. Así, por ejemplo, una vez que algo le angustia tal vez comience a odiarlo con tal intensidad que, si se descuida, puede llegar a hacer de ello una obsesión. Su deber es guiar a la familia hacia asuntos agradables, hacer que crean en el futuro y dirijan su atención hacia la sociedad. Por esta razón he mencionado el principio de shikishin-funi: porque puede cambiar radicalmente el carácter de la familia. Un espejo tiene dos caras, anverso y reverso. Si no hubiera frente, no podría haber parte de atrás. Pero por mucho que uno mire la parte de atrás del espejo, no podrá verse la cara, pues para eso hay que mirar el espejo de frente. El frente del espejo representa los puntos fuertes de una persona, y la parte de atrás sus puntos débiles. Tanto el hombre como la mujer poseen puntos fuertes y débiles.
Según los estereotipos, los hombres son francos y sinceros y pueden mirar las cosas con amplitud, pero son descuidados y tienden a ser demasiado optimistas, mientras que las mujeres son aplicadas y honestas, pero tal vez tengan una mentalidad estrecha, que las lleva a ver los árboles pero no el bosque.
Creo que por medio del diálogo, hombres y mujeres pueden compensar sus respectivos puntos débiles, cualesquiera que sean. Es imposible mejorar si no hay alguien que nos ayude a darnos cuenta de que inconscientemente estamos mirando la parte de atrás del espejo. Creo que el diálogo y las ideas compartidas son el último y el primer paso para intentar escalar el pico de la montaña más alta del hombre, la liberación femenina o la liberación humana.
Me gusta hablar con la gente más que ninguna otra cosa, porque hablar con una persona es una oportunidad para conocer más acerca de ella y hacer que esa persona sea parte de uno.
No sólo durante este año, sino por el resto de mi vida palmearé al hombro a mis amigos y conversaremos como en el pasado. Y cuando el diálogo sea una parte activa de la vida social, nuestro mundo será mucho mejor, un lugar de mayor comprensión. Mi sueño para este día de Año Nuevo es ilimitado.
EL DIALOGO: PRIMER PASO HACIA UNA “FAMILIA ABIERTA”
El día de Año Nuevo es como cualquier otro día, como ayer o mañana, pero de algún modo uno quiere recibirlo una vez más, y comenzar esa jornada con espíritu renovado. El tiempo es una eterna corriente interminable, sin interrupciones ni marcas. Pero el corazón se anima espontáneamente con la llegada del Año Nuevo, que señala un punto en el fluir del tiempo. Cuando el calendario finaliza su vuelta de 365 días, uno reflexiona sobre el tiempo malgastado durante el año pasado y siente la angustia de una honesta culpa. “Así no va. ¡Este año voy a hacer algo, pase lo que pase!”. Y se da ánimo con la fresca determinación de hacer que los doce meses venideros sean trascendentes. La determinación del día de Año Nuevo es el trampolín para comenzar una vida creativa. En el día de Año Nuevo de 1976 exhorté a los miembros de la Soka Gakkai a hacer de 1976 el “Año de la Salud y la Juventud”, pues creo que la salud y el espíritu juvenil de todos es el primer paso hacia la restauración de esta sociedad acosada por los problemas. Espero que este espíritu se expanda y que el año 1976 vea crecer una sociedad más considerada para con sus integrantes.
Mil novecientos setenta y cinco fue el Año Internacional de la Mujer. Las reacciones frente al movimiento fueron diversas: algunos dicen que fue significativo que las mujeres se unieran a nivel mundial para fortalecer su posición social; otros sostienen que no hubo ningún progreso concreto y que el movimiento no tuvo repercusión en las circunstancias individuales de la mujer. Sin embargo, aún es demasiado pronto para juzgar la trascendencia del Año Internacional de la Mujer; debemos observar cómo se desarrolla a partir de ese año. Ya se han realizado esfuerzos para erradicar la discriminación sexual y elevar la conciencia de la mujer. Pero tales esfuerzos han de continuarse y aumentarse. Si el surgimiento de actividades concretas quedara limitado al año que transcurrió, entonces el Año Internacional de la Mujer sería poco más que una mera denominación.
El año pasado tuvieron lugar incontables reuniones centralizadas en la liberación de la mujer. Los esfuerzos fueron loables, pero una cosa me molestó: los debates trataron casi exclusivamente el caso de la mujer que trabaja fuera de su casa, sus escalafones, salarios, el cuidado de los niños, los problemas de la guardería y la licencia establecida por nacimiento y lactancia. Estos temas no convocan la atención de las mujeres consagradas a los quehaceres domésticos y al cuidado y la educación de los hijos en el hogar. Además, sea cual fuera la situación futura, la ocupación principal de la mujer en la actualidad sigue siendo la de ama de casa.
Es de crucial importancia eliminar la discriminación con respecto a la posición social de la mujer. Este punto puede ser irrebatible, pero también es cierto que no reside allí todo lo referente a la liberación de la mujer. Cuando un ama de casa pregunta: “ ¿Entonces, qué debo hacer?”, hay que tener preparada una respuesta. La liberación en sí misma es en realidad más importante que liberarse de las restricciones del medio que la rodea.
COMENCEMOS A DIALOGAR
¿Cómo debe ser la vida de un ama de casa? Es fácil mofarse diciendo: “Dejemos a un lado un asunto tan anticuado”. Pero si aspiramos a que la mujer ocupe un lugar más destacado en la sociedad, no hay problema que urja más. Pedirle a una mujer casada, dedicada a las tareas domésticas y a los chicos, que realice algún tipo de contribución fuera de su casa, o que se comprometa con alguna actividad afuera no siempre es fácil. Ella bien puede desear trabajar, pero la sociedad no ayuda. El trabajo de la casa, que es verdaderamente duro, hace casi imposible tomar un trabajo extra. Posiblemente ella sepa que es bueno participar en actividades en su comunidad, pero está alejada de sus vecinos, no logra armarse del coraje suficiente para hacer propuestas, y finalmente desiste. Convertirse en ama de casa es fácil, pero una vez que la mujer se hubo establecido como tal, es muy difícil que deje el apacible ambiente del hogar.
En todas las épocas producir cambios requiere energía. En vez de sentarse con los brazos cruzados a esperar, es necesario participar positivamente en la creación de una nueva era. Para que el hogar no sea un castillo sino un ámbito abierto a la sociedad, es preciso que las amas de casa desarrollen una nueva conciencia. Sólo cuando esa conciencia emerja se logrará la liberación de la mujer.
¿Cuál es el primer paso? El método más factible y efectivo es el diálogo. ¡Qué fácil, y sin embargo qué importante!
Nadie subestima tanto la importancia del diálogo y es menos conversador que el japonés. En la oficina trabaja en silencio; tampoco habla en el camino hacia o desde el trabajo, excepto cuando por casualidad encuentra un amigo, un compañero de oficina o algún conocido. Ya en su casa, lee el diario o mira la televisión. Los niños también suelen estar durante horas sentados delante del televisor. No hay tiempo para el diálogo entre los miembros de la familia. Muchos son los factores que cuentan en el problema doméstico y la brecha entre padres e hijos, pero el más importante es la falta de conversación. Subsanar esta carencia es el primer paso hacia una familia abierta.
“ ¡Mira demasiada televisión y te crecerá la cola!” dice con cinismo un comercial que critica la cultura televisiva. No puede esperarse la creatividad propia de una familia abierta en una familia que sólo lo es formalmente, pues todos sus miembros están capturados por la pantalla del televisor. Me agradaría tanto ver que se inicia un diálogo familiar... Al hablar de los asuntos cotidianos de la escuela puede dialogarse sobre problemas educativos. Un tema sobre compras puede derivar en una charla sobre mecanismos de comercialización de productos. Aunque no sean profesionales en economía, por lo menos conversan y esto puede ser un estímulo para pensar.
DIALOGO PARA LLEGAR A UN ENTENDIMIENTO MUTUO
El lenguaje es la forma de transmitir pensamientos. La mayoría de nosotros no tenemos la facultad de la telepatía, ni sabemos expresarnos plenamente por medio del movimiento del cuerpo o de las manos; ni siquiera con los ojos, que según se dice a veces, son “tan elocuentes como la boca”. La raza humana se ha comunicado por medio del lenguaje oral desde mucho antes del advenimiento de la escritura, que después de todo tiene unos pocos miles de años. En Europa y en los Estados Unidos se da mucha importancia a la conversación. La hora de la comida es una de las mejores oportunidades, y hay quienes dedican la sobremesa casi dos horas después de cenar. En esos momentos salen a relucir muchos temas y noticias que dan lugar al diálogo, los comentarios y hasta el debate. A diferencia de los japoneses, que comen en diez o quince minutos, los europeos y los americanos piensan que la hora de la cena es un momento precioso para absorber conocimientos y profundizar las relaciones sociales.
¿Por qué medios aprendemos? Nos llega información por medio de los periódicos, las revistas y los libros o por la televisión y la radio. Pero la información fluye sólo en una dirección: del medio a los lectores y televidentes, y no en sentido inverso; nos llegan interminables corrientes de información sin tener en cuenta si las entendemos o no. Nunca se puede preguntar ni presentar objeciones.
Otro medio para absorber información es el diálogo. Permite al receptor comunicarse con el emisor y, si es necesario, preguntar o disentir. No es un mero intercambio de información: es un debate. Quien informa puede estar equivocado y algunas veces puede recibir del receptor una información más esclarecedora. En realidad, no es en absoluto una relación en la que se da y se recibe por igual. En el diálogo surge la “sublimación”, que según creo es muy importante; es el proceso de elevación del nivel de compromiso con el medio de la constante búsqueda de estudio, la apreciación y la comprensión. El diálogo en familia sirve para educar a los hijos del modo más natural. La educación familiar nunca tiene que ser rígida o formal, y por esta razón resulta significativa.
Si las olas del diálogo llegan hasta los vecinos, no puede haber movimiento local más poderoso, y es entonces cuando realmente comienza la liberación de la mujer. Sin embargo, si el diálogo entre vecinos termina en cháchara, de allí no saldrá nada.
Por lo general, las mujeres tienen más oportunidad de conversar con los vecinos, y están en mejor situación para desempeñar la tarea de expandir un enorme movimiento de diálogo en el que se intercambien ideas sobre la subsistencia, se examinen las situaciones sociales y se haga de la vida y el universo una preocupación de todos. Eso no sólo significará la “liberación” para la mujer, sino que le dará la posibilidad de tomar la iniciativa en la sociedad.
LA VERDAD DE LA VIDA RESIDE PRECISAMENTE AQUÍ
Muchos piensan que los habitantes de la India, tierra donde surgió el Budismo, son introvertidos, pero en realidad no es así. Nakane Chie, profesor de la Universidad de Tokio, visitó la India y encontró que la conversación era allí el centro de la vida. Después de todo, las escrituras budistas son la compilación de los diálogos entre la gente y el Buda. El Budismo no es un plan de estudios, sino la cristalización de las palabras y los actos de Shakyamuni, de sus conversaciones con las personas que sufrían enfermedades, pobreza y temor a la muerte.
Entre las leyendas budistas hay una historia famosa conocida como “la alegoría de la flecha envenenada”. Los filósofos de la antigua India debatían sobre preguntas tales como “ ¿el universo es finito o infinito?” y “ ¿cuál es la sustancia del alma?”. Shakyamuni no se unía a esos debates. En cambio, hacía frente a los sufrimientos de la vida. Uno de sus discípulos que estaba en desacuerdo con esto preguntó el porqué de tal actitud. Shakyamuni respondió:
“Supongan que un hombre tiene en el cuerpo una flecha envenenada. De inmediato manda a llamar a un médico. Pero ¿qué ocurre si hacen esperar al doctor hasta averiguar quién la disparó, qué clase de arco se usó, de qué material está hecha la flecha? El hombre herido moriría antes de que todas estas preguntas pudieran ser contestadas. Lo importante es extirpar la flecha de inmediato. Lo mismo se aplica a los que hoy sucede. Ningún diálogo abstracto resolverá el problema de los Sufrimientos de la vida. Lo más importante es encontrar dónde está el sufrimiento y cómo liberarse de él”.
Creo que en este relato aparece muy claro el aspecto humanitario del Budismo. Casi puedo escuchar a Shakyamuni diciendo a sus discípulos que la verdad de la vida está precisamente en nuestro alrededor inmediato, no en discusiones teóricas y sin importancia alguna.
Shikishin-funi es un importante principio del Budismo. Significa que shiki (lo físico) y shin (lo espiritual) son dos aspectos inseparables. Shiki es lo tangible, mientras que shin es lo que está detrás de shiki. De acuerdo con este principio, el cuerpo o materia y el espíritu actúan sutilmente en relación recíproca. Algunas veces shiki influye en shin y otras shin afecta a shiki. Así, el principio de shikishin-funi sostiene que la riqueza espiritual y la sabiduría pueden transformar nuestro ambiente de un modo categórico. El diálogo es la única actividad humana que puede hacer que una familia sea brillante y cálida. ¡Qué maravilloso sería que una actividad así comenzara en el hogar y se expandiera a toda la sociedad!. Estoy firmemente convencido de que el diálogo es el modo concreto de poner en práctica el principio de shikishin-funi.
EL AMA DE CASA BONDADOSA Y SABIA
En un sutra budista aparece la historia de una mujer llamada Patachara. Se había casado con el hombre que amaba, a pesar de la oposición de sus padres. Cuando Patachara dio a luz a su segundo hijo, persuadió a su esposo de que la acompañara y partió con su familia a ver a sus padres. En el camino fueron alcanzados por una tormenta y el marido murió por la mordedura de una serpiente venenosa. Además, un hijo le fue arrebatado por un buitre y el otro se ahogó en un río. Cuando llegó sola a la casa de sus padres, se encontró con que tanto sus padres como su hermano mayor habían muerto. Estaba tan apesadumbrada que casi se volvió loca. Entonces aprendió del Buda que la muerte es ineludible y que nada surge del dolor por ella. Lo importante es cómo afrontarla. Así iluminada, Patachara comenzó a hablar con la gente sobre los problemas de la vida. Sentía particular interés en hablar con las mujeres, de una tendencia muy común a ella: perder la propia identidad y ceder a las pasiones. Utilizó su propia tendencia para ilustrar esta debilidad y les enseñó a superar el pequeño yo para vivir en contacto con el yo más amplio. Chanda, Uttma y muchas otras mujeres se convirtieron gracias a ella y abrazaron la fe budista. La devoción de Patachara generó la formación de una hermandad de religiosas. Me sentí conmovido por el modo en que ella superó su profunda tristeza y se transformó en líder de los que sufrían. La historia nos enseña que cualquier persona común puede llegar a tener una enorme fortaleza una vez que hace su revolución humana.
El ama de casa de sincera amabilidad y sabiduría generalmente irradia felicidad. Si su actitud hacia la vida es feliz y positiva, y lo trasluce en su conversación, sus hijos naturalmente sentirán respeto y admiración por ella y a su vez ella, será una guía para toda su familia. Me gustaría sugerir a todas las amas de casa que propicien la conversación familiar a la hora de cenar como un valioso recurso.
Las amas de casa deben comprender que las actitudes positivas o negativas del resto de la familia dependen en gran parte de ellas. Si la mujer es melancólica, disconforme y vulgar, pierde el deseo de actuar constructivamente. Así, por ejemplo, una vez que algo le angustia tal vez comience a odiarlo con tal intensidad que, si se descuida, puede llegar a hacer de ello una obsesión. Su deber es guiar a la familia hacia asuntos agradables, hacer que crean en el futuro y dirijan su atención hacia la sociedad. Por esta razón he mencionado el principio de shikishin-funi: porque puede cambiar radicalmente el carácter de la familia. Un espejo tiene dos caras, anverso y reverso. Si no hubiera frente, no podría haber parte de atrás. Pero por mucho que uno mire la parte de atrás del espejo, no podrá verse la cara, pues para eso hay que mirar el espejo de frente. El frente del espejo representa los puntos fuertes de una persona, y la parte de atrás sus puntos débiles. Tanto el hombre como la mujer poseen puntos fuertes y débiles.
Según los estereotipos, los hombres son francos y sinceros y pueden mirar las cosas con amplitud, pero son descuidados y tienden a ser demasiado optimistas, mientras que las mujeres son aplicadas y honestas, pero tal vez tengan una mentalidad estrecha, que las lleva a ver los árboles pero no el bosque.
Creo que por medio del diálogo, hombres y mujeres pueden compensar sus respectivos puntos débiles, cualesquiera que sean. Es imposible mejorar si no hay alguien que nos ayude a darnos cuenta de que inconscientemente estamos mirando la parte de atrás del espejo. Creo que el diálogo y las ideas compartidas son el último y el primer paso para intentar escalar el pico de la montaña más alta del hombre, la liberación femenina o la liberación humana.
Me gusta hablar con la gente más que ninguna otra cosa, porque hablar con una persona es una oportunidad para conocer más acerca de ella y hacer que esa persona sea parte de uno.
No sólo durante este año, sino por el resto de mi vida palmearé al hombro a mis amigos y conversaremos como en el pasado. Y cuando el diálogo sea una parte activa de la vida social, nuestro mundo será mucho mejor, un lugar de mayor comprensión. Mi sueño para este día de Año Nuevo es ilimitado.