Shijo Kingo
era un modelo digno de seguir en muchos sentidos. Las cartas (se
han conservado treinta y siete) que recibió del Daishonin siempre tocan puntos
fundamentales para la vida cotidiana, como el matrimonio, el trabajo, el
comportamiento en la sociedad, la actitud hacia los demás creyentes, los hijos.
Por lo tanto, Shijo Kingo es tomado como ejemplo de creyente que aplica la fe en
sus circunstancias personales.
Su
espíritu de búsqueda era proverbial. Ante cada situación que le tocaba vivir,
lo primero que hacía era consultar con el Daishonin cuál era la manera correcta
de orar y de actuar basado en el Sutra del Loto. Probablemente por esta
postura, también fue ejemplo de fe victoriosa: triunfó en todas las
dificultades que le tocó padecer, sin una sola excepción.
Otro
aspecto en el cual se destacó fue en su coraje. Es uno de los creyentes que más
dificultades y persecuciones soportó. Sin embargo, nunca abandonó la fe; nunca
se entregó a la derrota, aun cuando, a veces, su propia situación llegó al
extremo de lo intolerable e, incluso, sufrió emboscadas que casi le costaron la
vida. Perseveró frente a la adversidad y finalmente revirtió todos los
obstáculos. Además, su lazo con el Daishonin era inseparable.
El
Daishonin sabía que podía contar con Shijo Kingo, como "hombre capaz de
heredar el alma del Sutra del Loto".(1) En el mismo gosho en que formula
esta observación, declara que, desde su juventud, el Daishonin nunca había
orado por asuntos seculares, sino que su único propósito había sido llegar a
ser un buda. Pero que, sin embargo, siempre oraba por Shijo Kingo, porque
consideraba a su seguidor laico como un individuo que transmitiría la vida del
Sutra del Loto.
Se
observa que el Daishonin elogiaba siempre, de todo corazón, a los valerosos
creyentes que mantenían la fe pura y sincera. A Shijo Kingo, quien realizó
muchas veces el largo y difícil trayecto a través de montañas y ríos, a través
del oleaje traicionero, para visitar al Daishonin en Sado, llegó incluso a
decirle: "¿Cómo podría su determinación ser inferior [a la de Sessen
Doji]?''.(2)
Pero
Kingo también tenía un carácter colérico e impaciente.
Muchas
veces, el Daishonin mostró preocupación por la naturaleza impetuosa de Shijo
Kingo; le aconsejó que se esforzara por controlar mejor su temperamento y por
manejar sus asuntos cotidianos de un modo circunspecto. El 59° sumo prelado
Nichiko escribió al respecto: "Las cartas de enseñanza que nuestro
fundador Nichiren Daishonin enviaba a sus discípulos y creyentes laicos se
ajustaban con perfecta precisión al temperamento, situación y circunstancias de
cada persona. Ya fuera que se tratase de problemas graves o pequeños, la penetración
de su sabiduría es, realmente, merecedora de respeto y de asombro. La suya
hubiera sido una tarea imposible, de no haber recurrido ala visión del Buda, a
la sabiduría del Buda y a la gran misericordia del Buda original.
Particularmente,
en sus cartas a Shijo Kingo, uno puede discernir con toda claridad la
misericordia profunda de Nichiren Daishonin".(3)
Como el
Daishonin había estudiado cuidadosamente las debilidades de la personalidad de
Shijo Kingo, podía darle instrucciones cálidas y detalladas para que no fuera
el causante de su propia aflicción. ¿No sentimos, casi, cómo el aliento del
Daishonin, desbordante de misericordia ilimitada, habrá serenado las emociones
tumultuosas de Kingo y le habrá dado una perspectiva mucho más elevada de sus
problemas?
Otro
punto que mereció elogios del Daishonin fue la actitud de propagación constante
que tenía Shijo Kingo en la sociedad. El Daishonin le dice, en una carta:
"Usted está siguiéndome como devoto del Sutra del Loto y también habla con
los demás acerca de esta Ley [Nam-myoho-renge-kyo]. ¿Qué puede ser esto, acaso,
sino la transmisión de la
Ley Mística?".(4)
A
medida que los creyentes del Daishonin fueron desplegando una mayor actividad,
debieron hacer frente a diversas persecuciones y dificultades.
Alrededor
de 1274, luego de que el Daishonin regresara de su exilio en la isla de Sado y
se retirara al monte Minobu, Shijo Kingo trató de transmitirle las enseñanzas
del Daishonin a su señor feudal, Ema Chikatoki, seguidor del sacerdote Ryokan,
del templo Gokuraku-ji. El señor feudal Ema no veía con buenos ojos la fe de su
vasallo en el Sutra del Loto y lo hostigaba de las maneras más diversas. En
determinado momento, influido por informes maliciosos que le acercaban los
colegas samuráis de Shijo Kingo, movidos por la envidia, el señor feudal Ema
amenazó con reducirle las tierras a su cargo y hasta con transferirlo a la
distante provincia de Echigo, si no renunciaba a la fe.
Cuando
sobrevino esta calamidad, el Daishonin le enseñó que uno no debía lamentarse en
horas de adversidad, sino perfeccionarse y crecer como ser humano. Ésta, le
decía, era la forma correcta de vivir, tanto para un hombre como para n
creyente budista. Le explicó a Shijo Kingo que aunque uno debiera soportar
calumnias infundadas o persecuciones, la clave estaba en no dejarse influir por
la rabia y vivir siempre de la manera correcta. Pues la persona capaz de tener
ese autocontrol, sin falta termina ganando el respeto y la admiración de todos,
cuando la marea se calma.
Uno de
los goshos más conocidos que le dirigió a Shijo Kingo, "Las tres clases de
tesoros", dice: "El verdadero significado del advenimiento del Buda
Shakyamuni a este mundo yace en su comportamiento como ser humano".(5)
El
Daishonin le quiere enseñar que el Budismo cobra vida y se demuestra,
precisamente, en nuestra conducta como seres humanos. La conducta respetable y
digna es expresión de una fe correcta.
En
junio de 1277, Shijo Kingo participó en un debate religioso que se llevó a cabo
en Kamakura, donde un sacerdote seguidor del Daishonin, llamado Sammi-bo,
derrotó al monje Ryuzo-bo, protegido de Ryokan. Otros vasallos del señor Ema,
celosos de Kingo, vieron en estos acontecimientos una oportunidad de causarle
perjuicio; dieron, entonces, a su amo feudal un falso informe, diciendo que
Kingo había perturbado el debate mediante el uso de la fuerza. Esto encendió la
ira de Ema, quien optó por implementar medidas en contra de Kingo.
Así las
cosas, Nichiren Daishonin redactó una apelación dirigida al señor Ema, en nombre
de Shijo Kingo, y se la envió para que éste la presentara ante su amo cuando
encontrase una oportunidad favorable. Este documento se conoce como "La
petición de Yorimoto".
Algo
muy importante que el Daishonin le inculcó a Shijo Kingo fue la postura de ver
los cambios como oportunidades de crecimiento. A raíz del traslado de Kingo a
feudos de menor categoría y superficie, el Daishonin le dice: "Aunque le
confisquen las tierras o lo dejen a un lado, piense que se debe a la función de
las Diez Deidades, y confíese a ellas de todo corazón. Si yo, Nichiren, me
hubiera quedado en Kamakura en lugar de haber sido desterrado, seguramente
habría muerto en la batalla. Del mismo modo, como permanecer al servicio de su
amo tal vez hubiese resultado perjudicial para usted, seguramente el Buda
Shakyamuni planeó así las cosas [para que usted se vea obligado a partir]"(.6)
Las
persecuciones que Shijo Kingo estaba enfrentando de parte de su señor feudal
eran muy severas. Kingo había recibido por escrito, de su amo, una orden de
dejar sus tierras a cambio de otras, mucho menos valiosas, en la lejana
provincia de Echigo (en lo que hoy es la prefectura de Niigata), si no juraba
abandonar la fe en el Budismo del Daishonin. Como no quiso obedecer la orden de
su amo, se sugirió que las tierras que administraba le fuesen confiscadas de
inmediato.
En el
Japón feudal, el poder que un amo ejercía sobre sus vasallos era enorme. En ese
momento, si un vasallo actuaba contra las instrucciones de su señor, éste no
sólo podía confiscarle las tierras con las que mantenía a los suyos, sino que
semejante desacato ponía en peligro la vida del vasallo.
Cuando
Shijo Kingo recibió la carta oficial de Ema, le envió copia al Daishonin, que
estaba en Minobu, junto con una misiva suya donde le juraba que nunca aceptaría
renunciar a la fe, pasara lo que pasase.
El
Daishonin le respondió con un gosho titulado "Una advertencia sobre la
postura de mezquinar los feudos". Aunque no es muy largo, rebosa de
aliento a este creyente en graves dificultades.' El Daishonin elogia la firme
decisión de Kingo, que jura mantener la fe aun frente a las amenazas de su amo.
Y define la postura básica de la fe cuando advierte: "Aunque llegara a ser
el más desgraciado de los mendigos, jamás deshonre el Sutra del Loto": sea
cual fuere nuestra posición social o la adversidad que nos toque enfrentar, lo
esencial es mantener la fe y jamás perder la integridad como devotos del Sutra
del Loto.
Esto es
lo que hizo Shijo Kingo. Poco tiempo después, el señor feudal Ema cayó enfermo.
Los tratamientos fracasaron, de modo que no tuvo más remedio que: pedir ayuda a
Shijo Kingo. Esto dio al Daishonin oportunidad de enseñarle otro punto
importante: él siempre quería que sus seguidores desempeñaran un papel activo
en la sociedad, que atesoraran a las personas de su comunidad, con corazón
magnánimo y "abierto". A pesar de la tremenda enemistad que el señor
feudal: sentía por su vasallo y de todo lo que había hecho para perjudicarlo,
el Daishonin le escribió a Kingo: "Estoy sumamente preocupado por la
enfermedad de su amo. Aunque él no haya profesado la fe en el Sutra del Loto,
usted es miembro de su clan, y si usted pudo hacer ofrendas al sutra, ha sido
gracias a la consideración de él. Por lo tanto, todas sus ofrendas actúan como
oraciones por la curación de su señor feudal".'
No hay
que interpretar que el Budismo alienta los valores y las costumbres del
feudalismo... Lo digno del mayor respeto, en la orientación del Daishonin, es
el humanismo de orar incesantemente por la salud y la felicidad de todos
aquellos con quienes tenemos relación, ya sea que practiquen o no. Esto es lo
que le enseñó a Kingo y lo que éste puso en práctica, más allá de todos sus
comprensibles sentimientos.
Bajo el
tratamiento de Kingo, Ema logró recuperarse y, gracias a esta oportunidad de
conocer el corazón de su vasallo, redobló la confianza que le tenía. No sólo
admitió formalmente que no había existido nada incorrecto en la actitud de
Shijo Kingo, sino que también lo recompensó devolviéndole las antiguas tierras
y dándole, además, tres aldeas adicionales para que las administrara.
Cuando
Shijo Kingo supo que le serían restituidos y aumentados sus feudos, lo primero
que hizo fue escribirle al Daishonin para contárselo. Al saberlo, éste
respondió, muy consciente de la realidad: "Los dominios de su señor
feudal, Ema Nyudo, solían ser vastos, pero ahora han disminuido. Tiene muchos
hijos varones que podrían sucederle, y también hay muchos vasallos que le han
prestado servicio durante mucho tiempo. Estos, de tal modo, deben de haber
sido poseídos por una envidia cada vez
mayor [...]. Además, dado que usted ha desobedecido a su amo y ha contravenido
sus deseos de tanto en tanto, las calumnias que habrán hecho en su contra deben
de haber sido numerosas. Sin embargo, aun cuando usted fue obligado a ceder
feudos una y otra vez, ahora en su carta me cuenta que su amo le ha conferido
una finca".(8)
Agrega,
con maravillosa consideración: "En todo el clan de su señor feudal, no hay
nadie que haya experimentado una alegría más grande, se trate de sacerdotes o
de laicos. Al hablar así [de la concesión de nuevos feudos] uno puede dar la
impresión de sentir demasiado apego por los deseos mundanos, pero para los
mortales comunes es natural tener estos deseos. Es más, existe una forma de
llegar a ser un Buda sin tener que erradicarlos".(9) Así, el Daishonin le
indica de qué modo se aplican concretamente las doctrinas del Sutra del Loto,
según las cuales "los deseos mundanos son la iluminación" y "los
sufrimientos del nacimiento y de la muerte son el nirvana".
Como
vemos, Shijo Kingo triunfó, gracias a que supo mantener una fe imperturbable
frente á la andanada de celos e intrigas que cayeron sobre él. Específicamente,
el Daishonin dice: "[Este desenlace favorable] se debe sólo a la
protección de las deidades celestiales y al poder del Sutra del Loto".(10) Y
lo alaba diciéndole: "Se trata de algo verdaderamente prodigioso.
Precisamente a esto se refiere la afirmación, de que la virtud invisible genera
una recompensa visible. Debe haber sucedido por la profunda sinceridad con que
usted intentó conducir a su amo a la fe en el Sutra del Loto".(11)
La
victoria de Shijo Kingo es un auténtico triunfo en la fe, que se logró gracias
al ichinen o determinación basada en la sinceridad y la integridad. Esto
demostró no solo su rectitud, sino la del Daishonin.
En otra
carta, el Daishonin le cuenta lo feliz que se siente de saber que las cosas se
estaban solucionando, tanto para Kingo como para los demás creyentes que habían
sufrido persecuciones. Es una carta que nos conmueve hasta las lágrimas:
"Lo que más me alegra de las noticias que recibí sobre usted es saber que
ahora su señor feudal lo ha escogido para prestar servicio en la comitiva que
lo acompaña durante sus funciones oficiales ante el gobierno -y no sólo por un
par de días-, a pesar de que, en el pasado, él sentía tanta hostilidad por
usted. Me cuentan que usted anda tan ocupado todos los días, que apenas si
tiene un respiro. No sé qué palabras usar para transmitirle mi alegría.
Emon-noTayu
[Ikegami Munenaka, el mayor de los hermanos Ikegami, quien también era seguidor
del Daishonin] desobedeció a su padre y por ello fue desheredado, pero ahora
volvió a ocupar su lugar en la familia. Durante años, usted vivió sometido a la
animosidad de su amo feudal; según lo que escuché, el invierno pasado debió
enfrentar las peores dificultades. Ahora la situación se revirtió, y usted lo
acompaña permanentemente en sus funciones oficiales, todos los días. ¿Cómo se
han hecho realidad todas estas cosas? ¿No son, simplemente, una función de los
cielos, una manifestación del poder del Sutra del Loto?".(12)
Gracias
a esta orientación estricta pero inmensamente afectuosa del Daishonin, Shijo
Kingo, hace siete siglos y, hoy, nosotros mismos, podemos dar una magnífica
prueba real y demostrar, en medio de la realidad cotidiana, que "el
Budismo es victoria o derrota".
NOTAS
1 -The major writings of Nichiren Daishonin, vol. 3,
pág. 239.
2 -lb.,
vol. 6, pág. 308.
3
-Extraído de Reminiscencias: Cien enseñanzas budistas, escrito por Nichiko
Shonin.
4 -Los
principales escritos de Nichiren Daishonin, vol. 2, pág. 231.
5 -lb., pág. 259.
6 -The major writings of Nichiren Daishonin, vol. 4,
pág. 283.
7 -Los
principales escritos de Nichiren Daishonin, vol. 2, pág. 273.
8 -The major writings of Nichiren Daishonin, vol. 3,
pág. 286.
9 -lb., vol. 6, pág. 263.
10 -Gosho Zenshu, pág. 1175.
11 -The major writings of Nichiren Daishonin, vol. 3,
pág. 286.
12
-Gosho Zenshu, pág. 1175.