¿QUÉ ES LA FE? LA FE ABARCA LA VERDAD, EL CORAJE, LA SABIDURÍA Y LA BUENA FORTUNA. INCLUYE LA COMPASIÓN Y LA HUMANIDAD, ASÍ COMO LA PAZ, LA CULTURA Y LA FELICIDAD. LA FE ES ESPERANZA ETERNA; ES EL SECRETO PARA EL AUTO-DESARROLLO SIN LÍMITES. LA FE ES EL PRINCIPIO BÁSICO DE CRECIMIENTO. (LAS DISCUSIONES SOBRE LA JUVENTUD, VOLUMEN 2, PÁGINAS 163/64).

¿QUÉ ES EL BUDISMO? ES EL NOMBRE DADO A LAS ENSEÑANZAS DE UN BUDA. "BUDA" SIGNIFICA "EL ILUMINADO”; ALGUIEN QUE PERCIBE LA ESENCIA O REALIDAD DE LA VIDA EN SU INTERIOR, ES UN SER ILUMINADO A LA VERDAD DE LA VIDA Y DEL UNIVERSO. A DIFERENCIA DE OTRAS RELIGIONES, EL BUDISMO NO ALEGA UNA REVELACIÓN DIVINA. COMIENZA CON UN HOMBRE, QUE A TRAVÉS DE SUS PROPIOS ESFUERZOS Y PERSEVERANCIA, DESCUBRIÓ LA REALIDAD DENTRO DE SÍ Y ENSEÑÓ QUE TODOS PODÍAN HACER LO MISMO. EL BUDA NO PUEDE SER DEFINIDO, COMO UN SER TRASCENDENTAL O SUPREMO. EN ESTE SENTIDO, EL BUDISMO, NO SOLO ES LA ENSEÑANZA DE UN BUDA, SINO LA ENSEÑANZA QUE POSIBILITA A TODAS LAS PERSONAS REVELAR SU NATURALEZA DE BUDA. EL BUDISMO ES UN SISTEMA PRÁCTICO DE ENSEÑANZA QUE NOS PERMITE CONCRETAR EL ESTADO IDEAL DE LA BUDEIDAD… LA PROPIA PERFECCIÓN.

¿QUE ES EL KOSEN-RUFU? “ES LA LUCHA PARA TRANSFORMAR LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS, REVIRTIENDO LA OSCURIDAD QUE RESIDE EN EL INTERIOR DE SU VIDA, HACIENDOLO TOMAR CONCIENCIA DE SU NATURALEZA DE BUDA INHERENTE". LA ESENCIA DE “ESTABLECER LA ENSEÑANZA CORRECTA PARA ASEGURAR LA PAZ EN LA TIERRA” ESCRITO POR NICHIREN DAISHONIN, RADICA EN CONSTRUIR UNA RED DE PERSONAS DEDICADAS AL BIEN. PERO COMO ESTA CONTIENDA IMPLICA TRANSFORMAR DE RAÍZ LA VIDA DE LAS PERSONAS PROVOCARA RESISTENCIA EN CIERTOS SECTORES… ESTA GRAN BATALLA ES LA CLAVE PARA CREAR UN MUNDO DE PAZ Y DE FELICIDAD VERDADERAS, UNA TIERRA DE BUDAS.

YIGUIO Y KETA. PRÁCTICA PARA UNO MISMO Y PRÁCTICA PARA LOS DEMÁS. ESTOS ASPECTOS DEL BUDISMO VERDADERO SON: YIGUIO (PRÁCTICA PARA UNO MISMO) Y KETA (PRÁCTICA POR EL BIEN DE OTROS). AMBOS CONSTITUYEN UNA PRÁCTICA COMPLETA. SON COMO DOS RUEDAS QUE FUNCIONAN AL UNÍSONO PARA ADELANTAR NUESTRAS VIDAS, PARA MANIFESTAR NUESTRA ILUMINACIÓN INHERENTE.

¿QUE ES LA SOKA GAKKAI INTERNACIONAL (SGI)?...ES UNA ORGANIZACIÓN BASADA EN EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN, INSPIRADA EN EL RESPETO A LA VIDA, LA CONCIENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, BUSCANDO DESPERTAR EN LAS PERSONAS EL ESPÍRITU DE RECONOCER, RESPETAR Y APRECIAR LAS SEMEJANZAS Y LAS DIFERENCIAS, PERMITIENDOLES FORTALECERSE Y TRANSFORMAR SU INTERIOR PARA DESARROLLAR SU MÁXIMO POTENCIAL, ASUMIENDO LA RESPONSABILIDAD DE SU PROPIA VIDA Y COMPROMETIENDOSE CON LA SOCIEDAD, EMPRENDER ACTIVIDADES EN SU VIDA COTIDIANA, PARA DESPLEGAR LA CAPACIDAD DE VIVIR CON CONFIANZA, CREANDO VALOR EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA Y CONTRIBUYENDO AL BIENESTAR DE AMIGOS, FAMILIARES Y SU COMUNIDAD…

…UNA DE LAS DIFICULTADES QUE LOS LATINOS TIENEN PARA COMPRENDER EL BUDISMO, radica en lo que el término "religión" significa en su ámbito social… Las religiones occidentales tienen sistemas jerárquicos en los que las reglas y los dogmas se establecen desde arriba hacia abajo… Ellas están basadas en la creencia de una deidad sobrenatural… La relación entre el maestro y el discípulo es interpretada como la de una persona que ciegamente, sigue a otra… VER MAS…

EL ESFUERZO DE NO RENDIRSE JAMAS. Vivimos una vida fragmentada y llena de conflictos. Estamos divididos en centenas de grupos de seres humanos, limitados por el miedo, la vergüenza, la culpa, la ira, las obsesiones y las emociones… esta lucha interna hace que no nos podamos entender… ¿Por que pasa esto...? VER MAS…

LA RECITACION DE LOS CAPITULOS “MEDIOS HABILES” Y “DURACION DE LA VIDA”. Carta a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Este Ghoso, nos acerca a un precepto conocido como “seguir las costumbres de la región”. El significa que, mientras no esté en juego ninguna trasgresión grave, no se debe ir contra las tradiciones y costumbres de un país, región o comunidad, aunque debamos apartarnos ligeramente de las enseñanzas. Este criterio fue establecido por el Buda... VER MAS…

LAS REUNIONES DE DIALOGO O ZADANKAI, SON UN OASIS…En la actualidad, el egoísmo desmedido, provoca profundos trastornos en el corazón humano y estamos perdiendo la coexistencia con la naturaleza; por ello estos mini cónclaves de miembros de todas las edades, razas, intereses y antecedentes, son un foro de intercambio rico y refrescante. En un mundo afectado por la "DESERTIFICACION SOCIAL", estas reuniones son un oasis, en el que los seres humanos en forma individual, se esfuerzan en concretar la paz mundial y la prosperidad de la sociedad humana. ...Como budistas, al establecer una condición de paz interior en la vida cotidiana, contribuimos con la paz del mundo, posibilitando a cada uno, desarrollar su potencial inherente... VER MAS…

RECORRER EL CAMINO DE LA FE DENTRO DE UNO MISMO. Refutando los reclamos de la Nichiren Shoshu sobre las peregrinaciones. Fuente Soka Spirit SGI-USA.

TEMAS DESARROLLADOS: LA BUSQUEDA DE LA FELICIDAD. PROTEGER LA INTEGRIDAD DEL BUDISMO DEL DAISHONIN. DAR LA ESPALDA A LA “OFENSA POR COMPLICIDAD EN LA CALUMNIA”. EL GOHONZON EN NUESTROS HOGARES ES EL MISMO QUE EL DAI-GOHONZON. EL SUMO PRELADO NO ES EL GOHONZON. PRACTICAR EN CONSONANCIA CON EL ESPÍRITU E INTENCIÓN DEL DAI-GOHONZON.
Han pasado más de dos décadas desde que los miembros de la SGI fueron excomulgados por el sacerdocio de la Nichiren Shoshu en 1991, y en consecuencia, también se les negó el acceso al Dai-Gohonzon. El estudiar los hechos que han surgido como resultado de esta situación nos ha dado la invalorable oportunidad de comprender más profundamente el espíritu y la práctica del Budismo de Nichiren Daishonin.
Shin Yatomi, vice responsable del Departamento de Estudio de la SGI-USA revisa el asunto del peregrinaje y discute el significado de nuestra fe y
de nuestra práctica. Esperamos que este ensayo pueda ayudar a aquéllos que deseen practicar el Budismo de Nichiren Daishonin mediante la aclaración del verdadero significado de la fe y práctica, tal como fue su intención.
La búsqueda de la felicidad fuera de uno es la causa de la infelicidad interior.
   “Su resolución de perseverar se demuestra en su larga jornada hasta aquí” (Carta a la Madre de la Dama Oto”, Gosho Zenshu, Pág. 1223). Con estas calurosas palabras Nichiren Daishonin alienta a una madre soltera que ha viajado con su pequeña hija desde Kamakura hasta la Isla de Sado, a fin de visitar a su amado maestro en exilio.
    La jornada emprendida por esta mujer cuyo nombre se desconoce es una expresión de su sinceridad en apoyar al Daishonin y buscar sus enseñanzas.
    La esencia de las enseñanzas del Daishonin se encuentra en el concepto de la universalidad de la budeidad dentro de las vidas de todas las personas. Por lo tanto, cualquier idea que busque la iluminación fuera de uno mismo, en algún lugar sagrado o en la persona de un supuesto santo, nos  resulta absurda. Si la palabra peregrinaje es entendida como una jornada en busca de bendiciones en un santuario distante o templo o de manos de un hombre sagrado que vive en reclusión, entonces no cabe lugar para la peregrinación en el budismo del Daishonin.
    Algunos podrían argumentar que cualquier viaje que se emprenda como expresión de devoción religiosa, por ejemplo: las arduas jornadas realizadas por los discípulos del Daishonin para visitarle, son  peregrinaciones.
    De ser así, entonces, el corazón de tales acciones palpita en nuestra determinación ardiente de buscar la verdad del budismo que existe dentro de nuestras vidas. Una jornada de fe, debe ser, por lo tanto, la expresión externa de la búsqueda interior de nuestra budeidad.
    El valor de tal jornada no es absoluto; él es relativo a nuestra decisión de perseverar en la búsqueda de la gema de la budeidad sepultada en lo profundo de nuestras vidas, por nuestra percepción ilusoria que se traduce en el menosprecio de uno mismo.
    Para los discípulos del Daishonin los viajes a visitar a su maestro no eran un fin en si mismos; por el contrario, eran la expresión de su aprecio y apoyo hacia el Daishonin y el vehículo que les permitía revelar el tesoro de la budeidad que ya existía en sus corazones.
    En el contexto del Budismo del Daishonin, ausentarnos de casa en una larga jornada, cuyo propósito es de fe, tiene significado en la medida en que el mismo alimenta y da forma concreta al proceso de descubrirse a si mismo. Pero si nos lanzamos en dicha jornada en busca de algo en algún lugar de lo cual pensamos depende nuestra felicidad, entonces, en efecto, “pensamos que la Ley está fuera”.
    Bajo tales circunstancias, el Daishonin sugiere, nuestra práctica budista se convertirá en “una interminable y dolorosa austeridad” (Sobre el logro de la Budeidad en esta existencia”, Los Escritos de Nichiren Daishonin, Págs. 3-4).
    Desde la excomunión en 1991, la Nichiren Shoshu ha negado a los miembros de la SGI acceso al Dai-Gohonzon, el cual se encuentra entronizado en el templo principal en Taiseki-ji en Japón, en tanto que, por otra parte, ha continuado criticando a los miembros de la SGI por no visitar el templo principal, en consecuencia, según ellos, no profesan fe en el Dai-Gohonzon.
    Así, de acuerdo con el clero, “al dar a sus miembros la orientación de que no deben adorar al Dai-Gohonzon, la Soka Gakkai se ha convertido en una organización malvada”. Con tales comentarios insidiosos, uno se pregunta cual es la verdadera intención del sacerdocio al acusar a los creyentes de no hacer aquello que se les ha prohibido hacer.
    Lo que el sacerdocio enseña al respecto, sin embargo, equivale a buscar la iluminación fuera de si mismo. En tal sentido el sacerdocio afirma específicamente, que el sumo prelado personalmente posee el atributo de decidir quien logra la iluminación y quien no: “El maestro sanciona la iluminación del discípulo…, la validación del objeto de veneración por el Sumo Prelado, quien es la única persona investida con el legado del Budismo del Daishonin, es lo que hace posible el logro de la iluminación….”
    En vez de alentarnos a buscar y revelar la Ley Mística dentro de nuestras vidas, como hizo Nichiren Daishonin, el sacerdocio confina la Ley Mística a la forma física del Dai-Gohonzon y a la posesión del sumo prelado. El sacerdocio aduce que la Ley Mística no es universal, ni es inherente a nuestras vidas: “El mándala (el objeto de veneración) es el Daishonin mismo. No existe la Ley Mística fuera del Daishonin”.
    Al respecto, el sacerdocio afirma: “Es un gran error pensar que la Ley Mística existe fuera del cuerpo de carne y hueso del Daishonin. Aquéllos que abrazan la fe en esta secta no pueden y no deben pensar de ninguna otra forma en lo que respecta a este material”.
    Esto constituye un contraste rígido visto a la luz de la clara afirmación del propio Daishonin: “Usted debe percibir la verdad mística que es inherente a todos los seres vivientes”. (Sobre el Logro de la Budeidad en esta Existencia”, WND, Pág. 3)
    Según la lógica del sacerdocio, como el Daishonin hace mucho que partió, el sumo prelado actual se convierte en el objeto de veneración: “Cuando los sacerdotes y creyentes laicos de la fe de la Nichiren Shoshu se encuentren en la presencia del Sumo Sacerdote, con las palmas unidas devotamente en sincera gratitud, deben ofrecer sus oraciones a él reverentemente como el Maestro que representa la Esencia viviente del Cuerpo de la totalidad de Ley de toda existencia, la cual le ha sido transferida a través de generaciones desde los tiempos del Daishonin”.
    El sacerdocio evidentemente quiere hacernos creer que nuestras vidas carecen de la Ley Mística, y por lo tanto, debemos buscar la iluminación fuera, en la persona y en la aprobación del Sumo Prelado Nikken.
    Hoy por hoy, nadie en el templo parece escuchar al Daishonin cuando él afirma: “La entidad de nuestra vida…es en realidad la entidad de la Ley Mística (Sobre el logro de la Budeidad en esta existencia”, WND, p. 4).
    A la luz de las presentes circunstancias, nuestra decisión de no ir en peregrinación al templo principal es la elección que está en total acuerdo con las enseñanzas del Daishonin y con el verdadero significado de la peregrinación, si tal noción tuviese cabida dentro de nuestra fe.
    Es el curso de acción más sabio a tomar para todos nosotros que deseamos practicar el Budismo de Nichiren Daishonin correctamente y disfrutar de los grandes beneficios que él promete. Ello se debe a que, al visitar el templo principal, en ese preciso momento, se anula el propósito de dicho viaje, es decir, encontrar la budeidad dentro de nosotros.
    Al mismo tiempo, al tomar la postura de no visitar el templo principal, estamos efectivamente rechazando y refutando la distorsión del clero de las enseñanzas del Daishonin.
    Estamos afirmando que el camino a la iluminación no se encuentra fuera, o en algún lugar, sino en la jornada interior para despertar nuestra naturaleza de buda innata y activar la Ley Mística dentro de nuestras vidas. Por el contrario, realizar peregrinación
a Taiseki-ji, en estos momentos constituiría un obstáculo a nuestra jornada espiritual en busca de la gema de la budeidad dentro.
Las razones al respecto son presentadas en mayor detalle a continuación.
PROTEGER LA INTEGRIDAD DEL BUDISMO DEL DAISHONIN.
      El clero actual de la Nichiren Shoshu, dirigido por su Sumo Prelado Nikken, promueve “la absoluta fe y obediencia en el Sumo Prelado”, una enseñanza ajena por completo al Daishonin y a Nikko Shonin.
    El clero aduce: “Aún si se posee un Gohonzon tradicional, si la persona que le venera, calumnia al Sumo Prelado…no recibirá beneficios”. En palabras simples, el clero considera la obediencia al sumo sacerdote como un asunto de mayor importancia que la fe en el Gohonzon.
    El clero, igualmente declara: “El principio fundamental supremo del Budismo de Nichiren Daishonin descansa en la obediencia y observancia de las directrices del Sumo Prelado, la única persona en quien la Ley ha sido investida y encomendada, para la transmisión correcta del Budismo del Daishonin.
    Fe en la Nichiren Shoshu significa observancia estricta acerca de la calumnia, y debemos saber, por tanto, que solamente el Sumo Prelado, el protector de la Herencia de la Ley, es quien puede juzgar si la forma y el contenido de la enseñanza están en consonancia con el Budismo del Daishonin; y es él quien juzga lo que es correcto y lo que es incorrecto.
   Por lo tanto, se desprende que una persona a quien el sacerdocio ha señalado su error, debe arrepentirse sinceramente y confesar, su error, erradicando de esta forma la falta. Esta es la actitud fundamental de la fe en la Nichiren Shoshu….” De acuerdo con la Nichiren Shoshu el sumo prelado es la única persona que puede comprender los escritos del Daishonin.
    La misión primordial del creyente, entonces, no es la búsqueda y estudio de las enseñanzas del Daishonin, sino la obediencia al sumo sacerdote.
    Una vez que un creyente ha sido encontrado culpable de “calumnia” por el clero su único recurso estriba en el “arrepentimiento” y la “confesión”.
    La virtud suprema de un creyente, de acuerdo a la Nichiren Shoshu, es su obediencia ciega al sumo prelado, en consecuencia, el pecado mayor es la desobediencia al mismo.
    Estos puntos de vista contradicen la enseñanza fundamental del Daishonin, cuando él afirma: “Lo más importante es que, al invocar Nam-myoho-renge-kyo, usted puede lograr la budeidad. Ello dependerá, sin duda, de la fortaleza de su fe.
    Tener fe es la base del Budismo”. (El Verdadero aspecto del Gohonzon”, WND, Pág. 832) Contrario a lo aducido por el clero, el Daishonin expresa claramente que la virtud suprema de un creyente es la fe en la Ley y en la realización del potencial supremo de la budeidad.
    La obediencia a la autoridad religiosa pertenece a la Nichiren Shoshu, no al Budismo de Nichiren Daishonin.
El Daishonin hace énfasis en la práctica y el estudio del creyente como expresiones y soporte de su fe en el Gohonzon: “Crea en el Gohonzon, el supremo objeto de devoción en todo Jambudvipa. Asegúrese de fortalecer su fe…. Ejercítese en los dos caminos de la práctica y el estudio. Sin práctica y estudio no puede haber budismo”. (El Verdadero Aspecto de todos los Fenómenos”, WND, Pág. 386).
Estas declaraciones, y muchas otras similares, dejan en claro que nuestra fe en el Gohonzon, fundamentadas en la práctica y el estudio del ser humano, es el fundamento de su budismo.
    En ninguna parte en sus escritos el Daishonin afirma que “fe y obediencia absoluta en el sumo prelado” son esenciales para nuestra felicidad.
    El intento del clero de subordinar la fe en el Gohonzon a la obediencia al sumo sacerdote, obscureciendo de esta manera la enseñanza esencial del budismo del Daishonin, equivale claramente a calumniar la Ley.
    Cuando reconocemos esta transgresión al budismo, es importante retirar el apoyo a aquéllos que la propugnan.
    Al respecto el Daishonin dice: “Es característico que el gran mal asuma la forma de un monje venerable…. Sin importar lo que digan, y cuan astutamente traten de engañarle, para que deseche la Ley, no lo acepte”. (“Aliento a una persona enferma”, WND, Pág. 81).
    Aquí el Daishonin nos advierte que la influencia de la autoridad, especialmente del clero, a menudo intenta disuadirnos de nuestra fe en Gohonzon, que es el Sutra del Loto del Último Día de la Ley. El Daishonin nos urge a no condonar ni apoyar dicha influencia negativa.
    Asistir a una peregrinación al templo principal, en este momento, por lo tanto, equivaldría a brindar nuestro apoyo al clero de la Nichiren Shoshu, el cual reduce la importancia de la fe en el Dai-Gohonzon a un asunto trivial, a fin de resaltar y fortalecer la autoridad del sumo prelado. Esto implica no sólo ofrecer apoyo espiritual a la calumnia del clero, sino también apoyo material, ya que los participantes en la peregrinación tienen que dar una contribución financiera al templo principal.
    Al respecto, el Daishonin enfatiza la importancia de abstenerse en dar contribuciones financieras a sacerdotes errados: “Ahora si todas las cuatro categorías de creyentes, a lo largo de las diez mil tierras y de los cuatro mares, dejaran de dar limosnas a los sacerdotes que actúan contra la Ley, y en cambio se sumaran a las filas del bien, ¿cómo sería posible que siguiéramos padeciendo calamidades y enfrentando desastres?” (“La Pacificación de la tierra mediante la propagación del Budismo Verdadero”, WND, Pág. 23).
    Nuestra decisión de no efectuar una peregrinación al templo principal no es meramente un acto de resistencia pasiva ante las enseñanzas erróneas del sacerdocio; por el contrario, es un acto de valentía para proteger la integridad del Budismo del Daishonin; una causa que nos permitirá acumular buena fortuna y beneficios.
Nuestra postura valiente al “Decir no” a los intentos del clero de fomentar la obediencia en el sumo prelado en contraposición al Gohonzon contribuirá a proteger la enseñanza esencial del Daishonin en relación con el Gohonzon.
    El Daishonin, a menudo pone de relieve, en sus escritos que podemos erradicar nuestro karma negativo del pasado mediante “las bendiciones obtenidas al proteger la Ley”. (Carta de Sado”, WND, Pág. 305).
    Aquéllos que protegen el Gohonzon obtendrán la protección del Gohonzon y disfrutarán de innumerables poderes benéficos. Tal como el Daishonin expresa en su carta a la Dama Nichinyo: “Una mujer que hace ofrendas al Gohonzon invita la felicidad en esta vida, y en su próxima, el Gohonzon estará junto a ella y la protegerá siempre” (El Verdadero Aspecto del Gohonzon”, WND, Pág. 832).
   Al no participar en la peregrinación, protegemos la esencia de la enseñanza del Gohonzon. Ello equivale a proteger y fomentar el “Gohonzon dentro de nuestras vidas”, es decir, de nuestra propia budeidad.
DAR LA ESPALDA A LA “OFENSA POR COMPLICIDAD EN LA CALUMNIA”.
No importa cuan sinceros seamos en nuestro deseo de ver al Dai-Gohonzon, si fuésemos en peregrinación al templo principal en este momento, nuestra acción constituiría un endoso a las enseñanzas erróneas del clero.
    Respaldar a aquéllos que intentan confundir o distorsionar la verdad del budismo es cometer lo que el Daishonin denomina “ofensa por complicidad en la calumnia” y, de esta manera, somos partícipes en la responsabilidad que cabe a dichas acciones contra la Ley. (Recomendando esta enseñanza a su señor y evitando así la ofensa por complicidad en la calumnia”, WND, Pág. 461).
    La sinceridad es importante, pero debe ser atemperada por la razón y el entendimiento. De lo contrario, podría ser fácilmente explotada por aquéllos, cuyas intenciones son servirse a si mismos. Nuestra sinceridad podría, entonces, convertirse en causa de nuestra miseria y sufrimiento.
    Hay quienes asocian sinceridad con ingenuidad, y conocimiento y experiencia con orgullo y arrogancia.
    La sinceridad genuina, sin embargo, es puesta a prueba por la experiencia y fortificada por el conocimiento y la comprensión. Es por ello que el Daishonin nos advierte: “Aún cuando uno pueda realizar actos meritorios, si los mismos estuviesen dirigidos a aquello que es falso, entonces esos actos acarrearán gran mal, y jamás darán como resultado el bien”. (Los cuerpos y mentes de las personas comunes”, WND, Pág. 1134).
    Del mismo tenor, nos amonesta Nikko Shonin: “No debe sentarse junto a calumniadores de la Ley. Debe temer el acto de la calumnia por complicidad”. (Las 26 amonestaciones de Nikko”, GZ, Pág. 1618).
    Participar en una peregrinación auspiciada por el clero, que se ha dedicado a desvirtuar el Budismo del Daishonin para satisfacer sus propios fines, es perderse en bosques de confusión en la jornada destinada a encontrar la felicidad.
EL GOHONZON EN NUESTROS HOGARES ES EL MISMO QUE EL DAI-GOHONZON.
Los Gohonzon entronizados en nuestros hogares son transcripciones del
Dai-Gohonzon, y son exactamente lo mismo que el Dai-Gohonzon, en lo que se refiere a su poder benéfico. Ello se basa en el principio de la “dispersión del cuerpo del Buda” (Jpn bunshin santai).
    El Sutra de los Significados Infinitos, el cual es considerado como el prólogo del Sutra del Loto, explica que el Buda “esparció” su cuerpo en muchas tierras, a fin de conducir a todos los seres vivientes por igual hacia la iluminación.
    Este concepto implica la universalidad de la misericordia y de la budeidad. El budismo es una enseñanza universal sin ataduras a un lugar específico. El budismo permite a las personas lograr la iluminación independientemente de donde se encuentren localizadas. Basados en este principio, el Gohonzon ha sido reproducido de manera que los creyentes puedan disfrutar del mismo beneficio que obtendrían si estuviesen orando directamente frente al Dai-Gohonzon; es decir, dondequiera que ellos practiquen. Por lo tanto, siempre ha sido entendido que cuando oramos al Gohonzon entronizado en nuestros hogares, ello es lo mismo que orar directamente al Dai-Gohonzon.
    El clero, sin embargo, en este momento aduce que debemos “pensar en el Dai-Gohonzon como la raíz, y en todos los otros Gohonzon como las hojas”. Con ello pretenden sugerir que hay una diferencia fundamental en la calidad o efectividad del Dai-Gohonzon y el Gohonzon entronizado en nuestros hogares.
    El clero asegura también, que debemos venerar al Dai-Gohonzon directamente, a fin de disfrutar el beneficio derivado de nuestra práctica: “No existe absolutamente ningún beneficio si se rehúsa visitar al Dai-Gohonzon… y en venerar un simple Gohonzon entronizado en casa, el cual es una transcripción del Dai-Gohonzon”.   
    Todo parece indicar que el clero ignora por completo el principio de “la dispersión del cuerpo del Buda”. De la misma manera en que el mismo Buda aparece en muchas tierras en el Sutra del Significado Infinito, el mismo Dai-Gohonzon está entronizado en cada uno de nuestros hogares alrededor del mundo. El clero parece, estar igualmente confundido, acerca del fundamento de lo que ellos denominan la “raíz” del Gohonzon.   
    Nuestra fe en nuestra budeidad innata es la fuente del poder benéfico del Gohonzon. Tal como afirma el Daishonin: “Nunca busque este Gohonzon fuera de usted mismo. El Gohonzon existe solo dentro del cuerpo de aquéllos que abrazan el Sutra del Loto e invocan Nam-myoho-renge-kyo…. Este Gohonzon se encuentra solamente en los dos caracteres de la palabra fe”. (El Verdadero Aspecto del Gohonzon”, WND, Pág. 832)  
    Cuando oramos al Gohonzon en nuestros hogares con fervorosa fe, de forma natural disfrutaremos a plenitud el beneficio de practicar el budismo del Daishonin. Buscar la Ley Mística fuera de nosotros, indica el Daishonin, es una tontería, como en el caso del “hombre pobre que pasa la noche y el día contando la riqueza de su vecino, sin que ello le produzca un solo centavo”. (Sobre el logro de la budeidad en esta vida”, WND, Pág. 3). Además, el énfasis del clero en la veneración directa del Dai-Gohonzon con prelación sobre el Gohonzon personal, contradice completamente su propia tradición.
    A lo largo de la historia de Taiseki-ji, los sucesivos sumo prelados transcribieron el Gohonzon, de forma que, los creyentes pudiesen practicar el Budismo del Daishonin, sin tener que, orar directamente frente al Dai-Gohonzon. Hori Nichiko, el cincuenta y nueveavo sumo prelado, y reconocido erudito en material de la historia del Budismo de Nichiren, explicó que la intención fue mantener “en secreto el Dai-Gohonzon hasta llegado el momento del kosen-rufu”.
    El sumo sacerdote Nichiko, también escribió: “En los primeros tiempos, este asunto [el Dai-Gohonzon] no fue dado a conocer ni dentro de nuestra escuela ni fuera de ella”. Si el orar frente al Dai-Gohonzon hubiese sido un asunto tan importante para el logro de nuestra budeidad, cómo fue posible, entonces, que el sacerdocio anterior hubiese mantenido escondida su existencia de los creyentes y, en apariencia, incluso de sus propios sacerdotes?
    De acuerdo a los registros históricos, muchos creyentes desconocían la existencia del Dai-Gohonzon. El Sumo Prelado Nichiko explicó que sólo “aquéllos de fe fuerte y conexión especial”, y lo suficientemente afortunados de enterarse del secreto celosamente guardado por el clero, se les permitió “adorar al Dai-Gohonzon”, a pesar de la reticencia del sacerdocio”.
    Tenemos que asumir que los sacerdotes de aquél entonces, no pretendían impedir la iluminación a los creyentes al esconder el Dai-Gohonzon; sino que por el contrario, este hecho pone claramente de manifiesto que el dogma del sacerdocio actual, de que debemos orar directamente al Dai-Gohonzon, constituye una fabricación reciente.
EL SUMO PRELADO NO ES EL GOHONZON.
El clero aduce, “Al hacer esta peregrinación, podemos cambiar cualquier sufrimiento con nuestro deseo de ver al Dai-Gohonzon, la representación del Daishonin mismo, y ver al sumo prelado, el legítimo sucesor de Nichiren Daishonin”.
    Además, el clero afirma que el sumo prelado “posee la iluminación del Daishonin como el Buda Verdadero”.
    ¿Alguna vez el Daishonin dijo que teníamos que ver al sumo prelado para eliminar nuestros sufrimientos? Ciertamente no. Por el contrario, el Daishonin siempre hizo énfasis en mantener la fe frente a la adversidad. Por ejemplo, él alentó a Shijo Kingo de la siguiente manera: “Considere tanto el sufrimiento como el júbilo como hechos de la vida, y continúe invocando Nam-myoho-renge-kyo, no importa lo que suceda. ¿Cómo podría esto ser otra cosa, sino el júbilo infinito de la Ley? Fortalezca el poder de su fe, ahora más que nunca”. (La felicidad en este mundo”, WND, Pág. 681).
    El Daishonin hace énfasis en la importancia de la fe para poder recibir o heredar su budismo. El jamás describió su enseñanza como algo que tendría que transferirse mediante una herencia exclusiva o vehículo sanguíneo “recibido por una sola persona”, como afirma el clero. Para el Daishonin, la verdadera herencia del budismo no es otra cosa que la fe, y él luchó para compartirla con todas las personas por igual.
    Por ejemplo, el Daishonin escribió: “Nichiren ha tratado de despertar a toda la gente del Japón a la fe en el Sutra del Loto, de manera que ellos, igualmente, puedan compartir su herencia y lograr la budeidad”. (La Herencia de la Ley Fundamental de la vida”, WND, Pág. 217). De hecho, el Daishonin concluye la carta antes mencionada diciendo: “Aún abrazar el Sutra del Loto sería inútil sin la herencia de la fe”. (WND, Pág. 218). Lo que hace falta para lograr nuestra felicidad es la herencia de la fe, no la herencia esotérica del sumo prelado. Ni el ver al sumo prelado, ni la obediencia al mismo, tienen cabida en el Budismo del Daishonin o en nuestra iluminación.
    El sumo sacerdote, después de todo, no es el objeto de devoción.
‘NO HAY DOS TIERRAS, PURA E IMPURA’.
Poner los pies en Taiseki-ji donde el Dai-Gohonzon está entronizado y donde Nikko Shonin se afanó en restaurar las enseñanzas de su maestro después de la traición de los cinco sacerdotes mayores, podría darnos un sentido de la historia y un aire de un lugar sagrado.
    Pero no debemos permitir que estos sentimientos humanos comprensibles nos lleven a dar nuestro apoyo a la idea de que los predios del templo principal son sagrados por si mismos, y que el mero hecho de ir allí, nos garantiza la iluminación o nos otorga el beneficio.
    Al respecto, el Daishonin afirma: “Si las mentes de las personas son impuras, su tierra también es impura. No existen dos tierras, pura e impura por si misma. La diferencia estriba únicamente en la bondad o maldad de nuestras mentes”. (Como lograr el estado de buda, WND, Pág. 4). Aquí el Daishonin sugiere que no cambiamos nuestras vidas yendo de un lugar a otro. Transformamos nuestro sufrimiento en un trampolín para el crecimiento y la felicidad mediante la fe y la práctica.
    Nichiren Daishonin pasó sus últimos días en el Monte Minobu, donde entrenó a sus jóvenes discípulos a pesar de las adversas condiciones que la vida presentaba en dicho lugar y su delicada salud. El Monte Minobu ocupó un lugar especial en el corazón de Nikko Shonin. Allí forjó imborrables recuerdos de las luchas compartidas con su amado maestro y sus esfuerzos por propagar la Ley Mística.
    Cuando los cinco sacerdotes mayores se desviaron de las enseñanzas del Daishonin, y Hakiri Sanenaga, el señor de Minobu cometió una serie de acciones contra la Ley, tales como eregir una estatua de Shakyamuni y hacer ofrecimientos a la escuela de la Tierra Pura, Nikko Shonin supo que, el momento de abandonar el lugar había llegado,
en consideración a las palabras de su maestro: “No viviré en este lugar, si el señor de la provincia llegase a actuar contra la Ley”. (Respuesta a Mimasaka-bo”, Hennentai Nichiren Daishonin Gosho, Pág. 1729).
    Posteriormente Nikko Shonin haciendo recuento de sus pensamientos y sentimientos al dejar el Monte Minobu escribió: “Es difícil describir cuanto sentí y lamenté el haber dejado el valle de Minobu. Después de ponderar el asunto, sin embargo, me di cuenta de que era esencial llevar las enseñanzas del sabio Nichiren, dondequiera que yo estuviese, y establecerlas en el mundo. Todos los demás discípulos, sin embargo, traicionaron al maestro. Yo, Nikko, soy el único que comprendí la enseñanza correcta del maestro original y descubrí que me toca cumplir con mi verdadero propósito. Por lo tanto, jamás he olvidado mi intención original” (Respuesta a Hara, Hennentai Nichiren Daishonin Gosho, Pág. 1733).
    Nikko Shonin sabía que su compromiso de proteger la integridad del Budismo del Daishonin era mucho más importante que cualquier nostalgia o sentimentalismo que pudiese sentir del Monte Minobu.
    El sacerdocio en la actualidad, a menudo cita el siguiente pasaje de los escritos del Daishonin para señalar la santidad de los terrenos del templo principal: “Aquéllos que visiten este lugar podrán instantáneamente expiar las ofensas que hayan acumulado desde el pasado infinito y transformar el mal resultado de los tres tipos de acciones en las tres virtudes”. (La Persona y la Ley, WND, Pág. 1097) Ya que el contexto, a menudo determina el significado de una palabra o pasaje en cualquier escrito, es importante conocer el contexto de este pasaje.
    En primer lugar, “este lugar” en la cita anterior, se refiere al Monte Minobu donde vivía el Daishonin, no al templo principal actual. El Daishonin escribió esta carta a Nanjo Tokimitsu al enterarse de su enfermedad. Al principio de la carta, él afirma, “Espero que se recupere pronto y venga a verme”. (WND, Pág 1097).
    Obviamente que el Daishonin deseaba que su discípulo enfermo se recuperase cuanto antes; él deseaba motivar a Tokimitsu brindándole la meta concreta de visitar el Monte Minobu. En la misma carta, el Daishonin explica que el carácter y calidad del ambiente depende de las personas, y al final de cuentas, de las enseñanzas y filosofía que practican: “Ya que la Ley es maravillosa, la persona es digna de respeto; ya que la persona es digna de respeto, la tierra es sagrada”. (WND, Pág. 1097).
    A través del texto de esta carta, el Daishonin alaba a Tokimitsu por su fe y práctica inalterables a través de los años. El Daishonin deja claro que los “beneficios extraordinarios” que Tokimitsu disfrutaría se deben a su desinteresada dedicación a la propagación de las enseñanzas del Daishonin, y no a ninguna visita futura que él pudiese realizar al Daishonin. (En referencia con otro pasaje a menudo citado por el sacerdocio fuera de contexto, favor ver “Interpretando mal, a fin de desviar” ).
    El Budismo del Daishonin no está circunscrito a un lugar en particular; es una enseñanza universal destinada a mejorar nuestro estado interior y de esta manera transformar nuestro ambiente. En “Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente”, en forma sucinta él aclara este punto: “Donde usted mantenga y abrace el Sutra del Loto es el lugar de práctica. Este no se encuentra en ningún otro lugar. El lugar de la práctica es la morada de los seres vivientes de los diez mundos”. (GZ, Pág. 781).
    En “La Persecución de Tatsunokuchi”, el Daishonin explica que uno puede lograr la budeidad mediante su dedicación desinteresada al Sutra del Loto y a su devoto. El afirma, “Cualquier lugar donde Nichiren enfrenta persecución es la tierra del buda”. (WND, Pág. 196) No cualquier lugar es por si mismo y en si mismo la tierra de buda; un lugar se transforma en la tierra de buda debido a que las personas revelan su naturaleza innata de budas mediante su fe y su práctica. No es que las personas se convierten en budas porque visitan una tierra de buda; en vez de ello, una tierra se convierte en tierra de buda debido a que en ella moran budas.
    Es un asunto muy humano imaginar que nuestras dificultades desaparecerán mágicamente una vez que ponemos los pies en ‘tierra sagrada’ y respiramos ‘aire sagrado’.
    No debemos permitir, sin embargo, que tales debilidades humanas nos impidan retarnos dondequiera que nos encontremos. Cualquier noción de peregrinación que alimente una actitud escapista hacia las realidades de la vida es contraria al Budismo del Daishonin. Después de todo, si hemos de emprender una jornada hacia la felicidad genuina, ésta sería nuestra jornada interior de fe.
    Al final de cuentas, a fin de transformar nuestro ambiente en una tierra de buda, debemos en primer lugar convertirnos nosotros en budas.
    Tal como indica el Daishonin: “Ni la tierra pura, ni el infierno existen fuera de nosotros mismos; ambos existen sólo dentro de nuestros propios corazones. Despertar a esto, uno es llamado un buda; confundido sobre esto, uno es un mortal común. El Sutra del Loto revela esta verdad, y aquél que abraza el Sutra del Loto comprenderá que el infierno es la Tierra de la Luz Tranquila”. (El Infierno es la tierra de la Luz Tranquila, WND, Pág. 456).
    Lo que importa, en verdad, no es donde estamos, sino qué estado de vida construimos dentro de nosotros mismos.
PRACTICAR EN CONSONANCIA CON EL ESPÍRITU E INTENCIÓN DEL DAI-GOHONZON.
El sacerdocio interpreta erróneamente la historia, al igual que las enseñanzas del Daishonin, al afirmar: “Durante la vida de Nichiren Daishonin, tozan era la peregrinación que efectuaban los discípulos para verlo. El significado original de tozan era permitirles verle directamente y recibir sus directrices. En aquellos tiempos, la presencia misma del Daishonin era el centro de adoración basado en la fe” .
    El Daishonin jamás dijo a sus discípulos que debían verle en persona o considerarle como “centro de adoración”. Por el contrario, instaba a sus discípulos a orar al Gohonzon y contribuir a la felicidad de la gente común mediante los esfuerzos para compartir sus enseñanzas con ellos, de la misma forma que él lo hacía. Por supuesto, siempre expresó su inmensa gratitud por la fe sincera y diversas ofrendas, a aquéllos que le visitaban en Sado o en el Monte Minobu, sin las cuales su vida hubiese sido en extremo difícil.
    Sin embargo, jamás forzó a sus discípulos a visitarle. Por el contrario, escribió de la siguiente manera a uno de sus discípulos: “¿Cómo es posible que tenga fe, a pesar de que nunca nos hemos conocido? Es, sin duda, el resultado de su karma del pasado. En vista de que el tiempo ha llegado para que usted asegure el logro de su iluminación en su próxima vida, usted ahora ha despertado a la fe”. (Carta a Lord Matsuno, GZ, Pág. 1379).
    Durante toda su vida, consistentemente señaló la importancia de la fe en el logro de la budeidad. En el Budismo del Daishonin, la distancia no plantea un obstáculo a la fe. Al respecto, el Daishonin afirma: “Por lo tanto, dondequiera que usted more y practique el vehículo único, ese lugar será la Ciudad de la Luz Eternamente Tranquila. Y, sin tener que dar un paso, aquéllos que son nuestros discípulos y partidarios pueden ver el Pico del Aguila en la India día y noche, ir y volver a la Tierra de la Luz Eternamente Tranquila que ha existido por siempre. Qué júbilo verdaderamente inexpresable éste es” (Respuesta a Sairen-bo, WND, Pág. 313).
    La libertad verdadera que el Daishonin expresa aquí, no es ir a algún lugar, sino convertirse en la clase de persona que siempre puede sentirse feliz de ser quien es, independientemente de las circunstancias externas. El júbilo que se deriva de practicar el Budismo del Daishonin, es por tanto, la alegría de encontrarse a si mismo. Después de todo, la Ley Mística que buscamos es la esencia de nuestras vidas. Como explica el Daishonin, “Por tanto, cuando invoca myoho y recita renge, debe hacer acopio de la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su vida misma” (Como lograr el estado de buda, WND, Pág. 3). Conectarse verdaderamente con el Dai-Gohonzon es practicar de acuerdo con su intención, más que meramente orar frente a él. 
    El Dai-Gohonzon no es un ídolo representando un poder exterior o una reliquia de un Salvador que hoy está muerto.
    El Daishonin inscribió el Dai-Gohonzon para que toda la gente pudiese vencer sus sufrimientos y vivir existencias felices. Orar y luchar por la propagación mundial del Budismo del Daishonin, es por tanto, practicar de acuerdo con el espíritu del Dai-Gohonzon.
    Como indica el Daishonin: “Ahora, no importa lo que suceda, esfuércese en la fe y hágase conocer como un devoto del Sutra del Loto, y siga siendo mi discípulo el resto de su vida. Si usted es de la misma mente que Nichiren, entonces usted debe ser un Bodhisattva de la Tierra”. (El Verdadero de todos los Fenómenos, WND, Pág. 385).
    Haber visto al Daishonin en persona debe haber sido una oportunidad grandiosa y enriquecedora para aquéllos que pudieron hacerlo, pero ello nunca fue más importante que practicar sinceramente para uno mismo y para los demás, tal como él lo enseñó.
    Por cierto, entre quienes le conocieron, incluyendo los cinco sacerdotes mayores, algunos a final de cuentas, se tornaron en su contra. De la misma forma, ver al Dai-Gohonzon puede sonar muy atractivo, pero ante todo debemos ponderar el significado de practicar basados en el Dai-Gohonzon.
    Orar ante la presencia física del Dai-Gohonzon no constituye garantía de que nuestra fe se mantendrá pura y correcta. Esta es nuestra responsabilidad personal. El hecho cierto es que, a pesar de que el sacerdocio tiene acceso directo al Dai-Gohonzon, ellos se han desviado del espíritu correcto de la fe.
    Quizás su complacencia al creer que el hecho de encontrarse en posesión del Dai-Gohonzon, les confiere un status especial en el mundo de la fe, es lo que ha causado que su fe se haya deteriorado.
    Debido a que el sacerdocio actual distorsiona el budismo del Daishonin en sus esfuerzos por apoyar la autoridad del sumo prelado, el elegir no ver al Dai-Gohonzon concuerda exactamente con la intención y espíritu del Daishonin. Si “Nichiren Daishonin reside en Taiseki-ji… al igual que el Dai-Gohonzon”, como dice el clero, el Daishonin ciertamente querría que practicásemos tal como él enseñó, en lugar de violar el espíritu de sus enseñanzas simplemente para verlo en persona.
HACIA UNA JORNADA DE FE INTERIOR
A través de muchos de sus escritos, como indicamos antes, el Daishonin deja claro que en gran medida mucha de nuestra infelicidad proviene de la búsqueda de la misma en el exterior.
    Vale la pena citar al Daishonin nuevamente cuando él amonesta contra la trágica tontería de “un hombre pobre que pasa la noche y el día contando la riqueza de su vecino, sin que ello le produzca un solo centavo”  (Como lograr el estado de buda, WND, Pág. 3).
    Aquéllos que piensan que deben participar en la peregrinación de la Nichiren Shoshu son como el hombre pobre contando en vano las riquezas de su vecino. Ellos participan de la ilusión creada por el clero de que su felicidad se encuentra fuera de ellos, en el objeto físico del Dai-Gohonzon y en la aprobación del sumo prelado. Sin la refutación consciente y clara de esta concepción equivocada de la felicidad, sería virtualmente
imposible aceptar la verdadera felicidad, tal como la misma es expuesta por el Daishonin. Cada intento de buscar la felicidad fuera se inicia con la presunción de que la gente es capaz de construir su propia felicidad y termina con el fracaso preestablecido, seguido por la auto calumnia de que no se es suficientemente bueno, reforzando, de esta manera, la presunción original. Así, este círculo vicioso continúa hasta el punto en que la presunción se convierte en convicción.
    La verdadera senda hacia la felicidad, por otra parte, comienza con la convicción de que somos completamente capaces de construir nuestra felicidad y es seguida por el descubrimiento interior y la experiencia de la budeidad.
    Cada vez que nos retamos a nosotros mismos en esta dirección, y profundizamos nuestra fe en la budeidad, ello nos prepara para enfrentar el próximo obstáculo. De esta forma, nuestras vidas se convierten en jornadas jubilosas de auto encuentro, en las cuales la felicidad crece y se profundiza en nuestra confianza y en nuestra capacidad para albergar con nuestra misericordia a los demás. Por lo tanto, podemos iniciar esta jornada de fe rechazando la idea errónea de que la felicidad, iluminación o budeidad puede encontrarse en un lugar y reemplazarla con la convicción de que nuestras vidas son mucho más fuertes y hermosas de que lo que jamás imaginamos.
PUNTOS CLAVES I:
LAS DOS CALUMNIAS PRINCIPALES.
LAS DOS GRAVES ACCIONES CONTRA LA LEY QUE EL CLERO HA COMETIDO.
(1) Romper la unidad de los creyentes: En 1991, el clero exigió la disolución de la Soka Gakkai, procediendo a su excomunión. Previo a la misma y posterior a la excomunión, el clero tomó diversas medidas tendientes a obstruir los esfuerzos de la SGI, tales como rehusar Gohonzon a los miembros de la SGI y negarles el libre acceso al
Dai-Gohonzon. Un intento de destruir una agrupación de creyentes dedicados a la propagación de las enseñanzas del Buda, lo cual constituye uno de las más serias ofensas cardinales en budismo.
(2) Distorsión del Budismo: A fin de justificar sus acciones contra la SGI y silenciar las críticas de los creyentes, el clero ha promovido la errada doctrina de la absoluta autoridad del sumo prelado. El sacerdocio plantea que el “principio fundamental supremo del Budismo de Nichiren Daishonin” es “obedecer las directrices del sumo
prelado”. El clero exige de los creyentes “fe y obediencia absoluta al sumo prelado”. Ello contradice por complete el postulado de Nichiren Daishonin de que el punto focal es la fe en el Gohonzon y la fe en nuestra budeidad inherente, al igual que su recomendación de “dependa de la Ley y no de las personas”.
PUNTOS CLAVES – II:
SEIS REZONES PARA NO PARTICIPAR EN PEREGRINACIONES.
VISITAR EL TEMPLO PRINCIPAL EN ESTE MOMENTO ES UNA MALA IDEA
PORQUE…
(1) Proteger la Ley: Al rehusar ir en peregrinación a la Nichiren Shoshu, rechazamos las acciones negativas calumniosas (Ver Puntos Claves I), y al hacer esto, protegemos la integridad del Budismo del Daishonin.
(2) Evitar la complicidad: Mediante nuestra acción de pagar al clero por venerar y visitar al Dai-Gohonzon, estaríamos en forma tácita aprobando y apoyando las acciones calumniosas del sacerdocio (Ver Puntos Claves I). Ello equivale a cometer la acción calumniosa contra la Ley, la “complicidad”, y de esta forma, calumniar el Budismo.
(3) Nuestro Gohonzon es el mismo que el Dai-Gohonzon: El Gohonzon en nuestros hogares es exactamente igual al Dai-Gohonzon, en lo que respecta a su cualidad básica, es decir, su poder benéfico basado en el principio de la “dispersión del cuerpo del buda”. Adicionalmente, de acuerdo con los principios de las enseñanzas de Nichiren Daishonin, al igual que la historia y la tradición de la escuela Fuji, no es necesario que los creyentes oren directamente frente al Dai-Gohonzon.
(4) El sumo prelado no es el Gohonzon: Nichiren Daishonin jamás enseñó que el contacto directo con un sumo prelado era necesario para nuestra felicidad. El sumo prelado no es el objeto de devoción.
(5) No existe en Budismo un lugar intrínsicamente sagrado por si mismo: Ningún lugar, inclusive el templo principal, es sagrado per se, y en si mismo. La idea de que meramente por ir al sitio, ello nos traerá beneficios o lograremos la iluminación, tal idea es ajena por completo al Budismo de Nichiren Daishonin, quien realidad enseñó: “Tener fe es la base del budismo”.
(6) Trabajar por kosen-rufu es tener fe en el Dai-Gohonzon: Nichiren Daishonin inscribió el Dai-Gohonzon para toda la humanidad. Tener fe en el Dai-Gohozon, es por tanto, orar y esforzarse por la propagación de Nam-myoho-renge-kyo. Visitar el templo principal y, de esta manera apoyar las acciones del clero, destinadas a socavar los esfuerzos de las personas en pro del kosen-rufu (Ver Puntos Claves I), equivaldría a traicionar la intención del Daishonin al inscribir el Dai-Gohonzon.
PARA REFLEXIONAR
¿Parecer feliz o ser feliz? Nichiren Daishonin enseña que la felicidad genuina y duradera viene de dentro de nuestras vidas, al descubrir por nosotros mismos “la verdad mística que en forma original existe en todos los seres vivientes”.
Nichiren Daishonin dice que nuestra iluminación “sin duda depende la fortaleza de su fe”. Sin embargo, el clero aduce que el sumo prelado es “quien hace posible el logro de la budeidad”. ¿Acaso él posee el interruptor para encender la budeidad de todos
nosotros?
¿Tiene nuestra iluminación que ser aprobada por alguien? El clero aduce, “El maestro da su sanción a la iluminación del discípulo”. De acuerdo con la Nichiren Shoshu, el sumo sacerdote personalmente tiene el poder de establecer quien logra la budeidad y quien no.
Desde el exilio Nichiren Daishonin escribió: “Deseo que aquellas personas con mentes buscadoras lean esta carta juntas, a fin de que sean alentadas por la misma”. Pero el sacerdocio señala, “Solo el sumo prelado…puede juzgar lo que es correcto e incorrecto”. ¿Es él la única persona que puede leer y comprender los escritos del Daishonin?
La fe trasciende la distancia. Así, le escribió Nichiren Daishonin a una mujer de edad que habitaba en la Isla de Sado, “Simplemente buscar la faz del uno y del otro, sería en si mismo insignificante. Es el corazón lo que importa”.
Nuestra decisión de no efectuar una peregrinación al templo principal, es un acto de valentía que protege la integridad del budismo del Daishonin, una causa que nos permite acumular buena fortuna y beneficio.
El Sutra del Loto compara la belleza y fortaleza de los Bodhisattvas de la Tierra a la flor del loto que florece en un estanque lodozo. Todos nosotros poseemos el poder de crear nuestra felicidad en el aquí y en el ahora, como dice Nichiren Daishonin, “Dondequiera que moremos y practiquemos el único vehículo, ese lugar será la Ciudad de la Luz Eternamente Tranquila”.
No cambiamos nuestras vidas moviéndonos de un lugar a otro.
Nichiren Daishonin inscribió el Dai-Gohonzon, con el fin de que todas las personas puedan sobreponerse a sus sufrimientos y vivir en paz y felicidad. Orar y luchar por la propagación mundial del Budismo del Daishonin, es por lo tanto, la práctica acorde con el espíritu del Dai-Gohonzon.
Donde usted venera y abraza el Sutra del Loto es el lugar de práctica. No se encuentra en ningún otro lugar.
¿Se encuentra el buda demasiado cerca para que podamos verle? Nichiren Daishonin afirma, “Nosotros, mortales comunes no podemos ver nuestras pestañas que se encuentran tan cerca, ni el firmamento en el horizonte. De forma similar, no vemos que la budeidad existe en nuestros corazones”.
El Daishonin señala en forma clara que mucha de nuestra infelicidad resulta de nuestra búsqueda de la felicidad fuera de uno mismo.