RECORRER EL CAMINO DE LA FE DENTRO DE UNO MISMO. Refutando los reclamos de la Nichiren Shoshu sobre las peregrinaciones. Fuente Soka Spirit SGI-USA.
TEMAS DESARROLLADOS: LA BUSQUEDA DE LA
FELICIDAD. PROTEGER LA
INTEGRIDAD DEL BUDISMO DEL DAISHONIN. DAR LA ESPALDA A LA “OFENSA POR
COMPLICIDAD EN LA CALUMNIA ”.
EL GOHONZON EN NUESTROS HOGARES ES EL MISMO QUE EL DAI-GOHONZON. EL SUMO
PRELADO NO ES EL GOHONZON. PRACTICAR EN CONSONANCIA CON EL ESPÍRITU E INTENCIÓN
DEL DAI-GOHONZON.
Han pasado más de dos
décadas desde que los miembros de la SGI fueron excomulgados por el sacerdocio
de la Nichiren Shoshu en 1991, y en consecuencia, también se les negó el acceso
al Dai-Gohonzon. El estudiar los hechos que han
surgido como resultado de esta situación nos ha dado la invalorable oportunidad
de comprender más profundamente el espíritu y la práctica del Budismo
de Nichiren Daishonin.
Shin Yatomi, vice
responsable del Departamento de Estudio de la SGI-USA revisa el asunto del
peregrinaje y discute el significado de nuestra fe y
de nuestra práctica.
Esperamos que este ensayo pueda ayudar a aquéllos que deseen practicar el
Budismo de Nichiren Daishonin mediante la aclaración del verdadero significado
de la fe y práctica, tal como fue su intención.
La búsqueda de la felicidad fuera de uno es
la causa de la infelicidad interior.
“Su resolución de
perseverar se demuestra en su larga jornada hasta aquí” (Carta a la Madre de la Dama Oto ”, Gosho Zenshu,
Pág. 1223). Con estas calurosas palabras Nichiren Daishonin alienta a una madre
soltera que ha viajado con su pequeña hija desde Kamakura hasta la Isla de Sado, a fin de
visitar a su amado maestro en exilio.
La jornada emprendida
por esta mujer cuyo nombre se desconoce es una expresión de su sinceridad en
apoyar al Daishonin y buscar sus enseñanzas.
La esencia de las
enseñanzas del Daishonin se encuentra en el concepto de la universalidad de la
budeidad dentro de las vidas de todas las personas. Por lo tanto, cualquier
idea que busque la iluminación fuera de uno mismo, en algún lugar sagrado o en
la persona de un supuesto santo, nos
resulta absurda. Si la palabra peregrinaje es entendida como una jornada
en busca de bendiciones en un santuario distante o templo o de manos de un
hombre sagrado que vive en reclusión, entonces no cabe lugar para la peregrinación
en el budismo del Daishonin.
Algunos podrían
argumentar que cualquier viaje que se emprenda como expresión de devoción
religiosa, por ejemplo: las arduas jornadas realizadas por los discípulos del Daishonin
para visitarle, son peregrinaciones.
De ser así, entonces,
el corazón de tales acciones palpita en nuestra determinación ardiente de
buscar la verdad del budismo que existe dentro de nuestras vidas. Una jornada
de fe, debe ser, por lo tanto, la expresión externa de la búsqueda interior de
nuestra budeidad.
El valor de tal jornada
no es absoluto; él es relativo a nuestra decisión de perseverar en la búsqueda
de la gema de la budeidad sepultada en lo profundo de nuestras vidas, por
nuestra percepción ilusoria que se traduce en el menosprecio de uno mismo.
Para los discípulos del
Daishonin los viajes a visitar a su maestro no eran un fin en si mismos; por el
contrario, eran la expresión de su aprecio y apoyo hacia el Daishonin y el vehículo
que les permitía revelar el tesoro de la budeidad que ya existía en sus
corazones.
En el contexto del
Budismo del Daishonin, ausentarnos de casa en una larga jornada, cuyo propósito
es de fe, tiene significado en la medida en que el mismo alimenta y da forma
concreta al proceso de descubrirse a si mismo. Pero si nos lanzamos en dicha
jornada en busca de algo en algún lugar de lo cual pensamos depende nuestra
felicidad, entonces, en efecto, “pensamos que la Ley está fuera”.
Bajo tales circunstancias,
el Daishonin sugiere, nuestra práctica budista se convertirá en “una
interminable y dolorosa austeridad” (Sobre el logro de la Budeidad en esta
existencia”, Los Escritos de Nichiren Daishonin, Págs. 3-4).
Desde la excomunión en
1991, la Nichiren Shoshu
ha negado a los miembros de la SGI
acceso al Dai-Gohonzon, el cual se encuentra entronizado en el templo principal
en Taiseki-ji en Japón, en tanto que, por otra parte, ha continuado criticando
a los miembros de la SGI
por no visitar el templo principal, en consecuencia, según ellos, no profesan
fe en el Dai-Gohonzon.
Así, de acuerdo con el clero,
“al dar a sus miembros la orientación de que no deben adorar al Dai-Gohonzon, la
Soka Gakkai se ha convertido en una
organización malvada”. Con tales comentarios insidiosos, uno se pregunta cual
es la verdadera intención del sacerdocio al acusar a los creyentes de no hacer
aquello que se les ha prohibido hacer.
Lo que el sacerdocio
enseña al respecto, sin embargo, equivale a buscar la iluminación fuera de si
mismo. En tal sentido el sacerdocio afirma específicamente, que el sumo prelado
personalmente posee el atributo de decidir quien logra la iluminación y quien
no: “El maestro sanciona la iluminación del discípulo…, la validación del objeto
de veneración por el Sumo Prelado, quien es la única persona investida con el
legado del Budismo del Daishonin, es lo que hace posible el logro de la iluminación….”
En vez de alentarnos a
buscar y revelar la Ley Mística
dentro de nuestras vidas, como hizo Nichiren Daishonin, el sacerdocio confina la Ley Mística a la forma
física del Dai-Gohonzon y a la posesión del sumo prelado. El sacerdocio aduce
que la Ley Mística
no es universal, ni es inherente a nuestras vidas: “El mándala (el objeto de
veneración) es el Daishonin mismo. No existe la Ley Mística fuera del
Daishonin”.
Al respecto, el
sacerdocio afirma: “Es un gran error pensar que la Ley Mística existe
fuera del cuerpo de carne y hueso del Daishonin. Aquéllos que abrazan la fe en
esta secta no pueden y no deben pensar de ninguna otra forma en lo que respecta
a este material”.
Esto constituye un
contraste rígido visto a la luz de la clara afirmación del propio Daishonin:
“Usted debe percibir la verdad mística que es inherente a todos los seres vivientes”.
(Sobre el Logro de la
Budeidad en esta Existencia”, WND, Pág. 3)
Según la lógica del
sacerdocio, como el Daishonin hace mucho que partió, el sumo prelado actual se
convierte en el objeto de veneración: “Cuando los sacerdotes y creyentes laicos
de la fe de la
Nichiren Shoshu se encuentren en la presencia del Sumo
Sacerdote, con las palmas unidas devotamente en sincera gratitud, deben ofrecer
sus oraciones a él reverentemente como el Maestro que representa la Esencia viviente del
Cuerpo de la totalidad de Ley de toda existencia, la cual le ha sido
transferida a través de generaciones desde los tiempos del Daishonin”.
El sacerdocio evidentemente quiere hacernos
creer que nuestras vidas carecen de la Ley Mística , y por lo tanto, debemos buscar la
iluminación fuera, en la persona y en la aprobación del Sumo Prelado Nikken.
Hoy por hoy, nadie en
el templo parece escuchar al Daishonin cuando él afirma: “La entidad de nuestra
vida…es en realidad la entidad de la Ley Mística (Sobre el logro de la Budeidad en esta
existencia”, WND, p. 4).
A la luz de las
presentes circunstancias, nuestra decisión de no ir en peregrinación al templo principal
es la elección que está en total acuerdo con las enseñanzas del Daishonin y con
el verdadero significado de la peregrinación, si tal noción tuviese cabida
dentro de nuestra fe.
Es el curso de acción
más sabio a tomar para todos nosotros que deseamos practicar el Budismo de Nichiren
Daishonin correctamente y disfrutar de los grandes beneficios que él promete.
Ello se debe a que, al visitar el templo principal, en ese preciso momento, se
anula el propósito de dicho viaje, es decir, encontrar la budeidad dentro de nosotros.
Al mismo tiempo, al
tomar la postura de no visitar el templo principal, estamos efectivamente rechazando
y refutando la distorsión del clero de las enseñanzas del Daishonin.
Estamos afirmando que
el camino a la iluminación no se encuentra fuera, o en algún lugar, sino en la
jornada interior para despertar nuestra naturaleza de buda innata y activar la Ley Mística dentro de
nuestras vidas. Por el contrario, realizar peregrinación
a Taiseki-ji, en estos momentos constituiría un obstáculo a
nuestra jornada espiritual en busca de la gema de la budeidad dentro.
Las razones al respecto
son presentadas en mayor detalle a continuación.
PROTEGER LA INTEGRIDAD DEL
BUDISMO DEL DAISHONIN.
El clero actual de la Nichiren Shoshu , dirigido por su Sumo Prelado
Nikken, promueve “la absoluta fe y obediencia en el Sumo Prelado”, una enseñanza
ajena por completo al Daishonin y a Nikko Shonin.
El clero aduce: “Aún si
se posee un Gohonzon tradicional, si la persona que le venera, calumnia al Sumo
Prelado…no recibirá beneficios”. En palabras simples, el clero considera la
obediencia al sumo sacerdote como un asunto de mayor importancia que la fe en
el Gohonzon.
El clero, igualmente
declara: “El principio fundamental supremo del Budismo de Nichiren Daishonin
descansa en la obediencia y observancia de las directrices del Sumo Prelado, la
única persona en quien la Ley
ha sido investida y encomendada, para la transmisión correcta del Budismo del
Daishonin.
Fe en la Nichiren Shoshu significa
observancia estricta acerca de la calumnia, y debemos saber, por tanto, que solamente
el Sumo Prelado, el protector de la Herencia de la Ley , es quien puede juzgar si
la forma y el contenido de la enseñanza están en consonancia con el Budismo del
Daishonin; y es él quien juzga lo que es correcto y lo que es incorrecto.
Por lo tanto, se
desprende que una persona a quien el sacerdocio ha señalado su error, debe
arrepentirse sinceramente y confesar, su error, erradicando de esta forma la
falta. Esta es la actitud fundamental de la fe en la Nichiren Shoshu ….” De acuerdo
con la Nichiren Shoshu
el sumo prelado es la única persona que puede comprender los escritos del
Daishonin.
La misión primordial
del creyente, entonces, no es la búsqueda y estudio de las enseñanzas del
Daishonin, sino la obediencia al sumo sacerdote.
Una vez que un creyente
ha sido encontrado culpable de “calumnia” por el clero su único recurso estriba
en el “arrepentimiento” y la “confesión”.
La virtud suprema de un
creyente, de acuerdo a la
Nichiren Shoshu , es su obediencia ciega al sumo prelado, en
consecuencia, el pecado mayor es la desobediencia al mismo.
Estos puntos de vista
contradicen la enseñanza fundamental del Daishonin, cuando él afirma: “Lo más
importante es que, al invocar Nam-myoho-renge-kyo, usted puede lograr la budeidad.
Ello dependerá, sin duda, de la fortaleza de su fe.
Tener fe es la base del
Budismo”. (El Verdadero aspecto del Gohonzon”, WND, Pág. 832) Contrario a lo
aducido por el clero, el Daishonin expresa claramente que la virtud suprema de
un creyente es la fe en la Ley
y en la realización del potencial supremo de la budeidad.
La obediencia a la
autoridad religiosa pertenece a la Nichiren Shoshu , no al Budismo de Nichiren
Daishonin.
El Daishonin hace énfasis en la práctica y el estudio del
creyente como expresiones y soporte de su fe en el Gohonzon: “Crea en el
Gohonzon, el supremo objeto de devoción en todo Jambudvipa. Asegúrese de
fortalecer su fe…. Ejercítese en los dos caminos de la práctica y el estudio.
Sin práctica y estudio no puede haber budismo”. (El Verdadero Aspecto de todos los
Fenómenos”, WND, Pág. 386).
Estas declaraciones, y muchas otras similares, dejan en claro que
nuestra fe en el Gohonzon, fundamentadas en la práctica y el estudio del ser
humano, es el fundamento de su budismo.
En ninguna parte en sus
escritos el Daishonin afirma que “fe y obediencia absoluta en el sumo prelado” son esenciales para nuestra
felicidad.
El intento del clero de
subordinar la fe en el Gohonzon a la obediencia al sumo sacerdote,
obscureciendo de esta manera la enseñanza esencial del budismo del Daishonin,
equivale claramente a calumniar la
Ley.
Cuando reconocemos esta
transgresión al budismo, es importante retirar el apoyo a aquéllos que la
propugnan.
Al respecto el
Daishonin dice: “Es característico que el gran mal asuma la forma de un monje
venerable…. Sin importar lo que digan, y cuan astutamente traten de engañarle, para
que deseche la Ley ,
no lo acepte”. (“Aliento a una persona enferma”, WND, Pág. 81).
Aquí el Daishonin nos advierte
que la influencia de la autoridad, especialmente del clero, a menudo intenta
disuadirnos de nuestra fe en Gohonzon, que es el Sutra del Loto del Último Día
de la Ley. El
Daishonin nos urge a no condonar ni apoyar dicha influencia negativa.
Asistir a una
peregrinación al templo principal, en este momento, por lo tanto, equivaldría a
brindar nuestro apoyo al clero de la Nichiren Shoshu , el cual reduce la importancia de
la fe en el Dai-Gohonzon a un asunto trivial, a fin de resaltar y fortalecer la
autoridad del sumo prelado. Esto implica no sólo ofrecer apoyo espiritual a la calumnia
del clero, sino también apoyo material, ya que los participantes en la peregrinación
tienen que dar una contribución financiera al templo principal.
Al respecto, el
Daishonin enfatiza la importancia de abstenerse en dar contribuciones financieras
a sacerdotes errados: “Ahora si todas las cuatro categorías de creyentes, a lo
largo de las diez mil tierras y de los cuatro mares, dejaran de dar limosnas a
los sacerdotes que actúan contra la
Ley , y en cambio se sumaran a las filas del bien, ¿cómo sería
posible que siguiéramos padeciendo calamidades y enfrentando desastres?” (“La Pacificación de la tierra
mediante la propagación del Budismo Verdadero”, WND, Pág. 23).
Nuestra decisión de no
efectuar una peregrinación al templo principal no es meramente un acto de
resistencia pasiva ante las enseñanzas erróneas del sacerdocio; por el
contrario, es un acto de valentía para proteger la integridad del Budismo del
Daishonin; una causa que nos permitirá acumular buena fortuna y beneficios.
Nuestra postura valiente al “Decir no” a los intentos del clero
de fomentar la obediencia en el sumo prelado en contraposición al Gohonzon
contribuirá a proteger la enseñanza esencial del Daishonin en relación con el
Gohonzon.
El Daishonin, a menudo
pone de relieve, en sus escritos que podemos erradicar nuestro karma negativo
del pasado mediante “las bendiciones obtenidas al proteger la Ley ”. (Carta de Sado”, WND,
Pág. 305).
Aquéllos que protegen
el Gohonzon obtendrán la protección del Gohonzon y disfrutarán de innumerables
poderes benéficos. Tal como el Daishonin expresa en su carta a la Dama Nichinyo : “Una
mujer que hace ofrendas al Gohonzon invita la felicidad en esta vida, y en su
próxima, el Gohonzon estará junto a ella y la protegerá siempre” (El Verdadero
Aspecto del Gohonzon”, WND, Pág. 832).
Al no participar en la
peregrinación, protegemos la esencia de la enseñanza del Gohonzon. Ello
equivale a proteger y fomentar el “Gohonzon dentro de nuestras vidas”, es
decir, de nuestra propia budeidad.
DAR LA ESPALDA A LA “OFENSA POR
COMPLICIDAD EN LA CALUMNIA ”.
No importa cuan sinceros
seamos en nuestro deseo de ver al Dai-Gohonzon, si fuésemos en peregrinación al
templo principal en este momento, nuestra acción constituiría un endoso a las enseñanzas
erróneas del clero.
Respaldar a aquéllos
que intentan confundir o distorsionar la verdad del budismo es cometer lo que
el Daishonin denomina “ofensa por complicidad en la calumnia” y, de esta
manera, somos partícipes en la responsabilidad que cabe a dichas acciones
contra la Ley.
(Recomendando esta enseñanza a su señor y evitando así la ofensa por
complicidad en la calumnia”, WND, Pág. 461).
La sinceridad es
importante, pero debe ser atemperada por la razón y el entendimiento. De lo
contrario, podría ser fácilmente explotada por aquéllos, cuyas intenciones son
servirse a si mismos. Nuestra sinceridad podría, entonces, convertirse en causa
de nuestra miseria y sufrimiento.
Hay quienes asocian
sinceridad con ingenuidad, y conocimiento y experiencia con orgullo y
arrogancia.
La sinceridad genuina,
sin embargo, es puesta a prueba por la experiencia y fortificada por el
conocimiento y la comprensión. Es por ello que el Daishonin nos advierte: “Aún
cuando uno pueda realizar actos meritorios, si los mismos estuviesen dirigidos
a aquello que es falso, entonces esos actos acarrearán gran mal, y jamás darán
como resultado el bien”. (Los cuerpos y mentes de las personas comunes”, WND,
Pág. 1134).
Del mismo tenor, nos amonesta
Nikko Shonin: “No debe sentarse junto a calumniadores de la Ley. Debe temer el
acto de la calumnia por complicidad”. (Las 26 amonestaciones de Nikko”, GZ,
Pág. 1618).
Participar en una
peregrinación auspiciada por el clero, que se ha dedicado a desvirtuar el
Budismo del Daishonin para satisfacer sus propios fines, es perderse en bosques
de confusión en la jornada destinada a encontrar la felicidad.
EL GOHONZON EN NUESTROS
HOGARES ES EL MISMO QUE EL DAI-GOHONZON.
Los Gohonzon entronizados en nuestros hogares son transcripciones
del
Dai-Gohonzon, y son exactamente lo mismo que el Dai-Gohonzon, en
lo que se refiere a su poder benéfico. Ello se basa en el principio de la
“dispersión del cuerpo del Buda” (Jpn bunshin santai).
El Sutra de los
Significados Infinitos, el cual es considerado como el prólogo del Sutra del
Loto, explica que el Buda “esparció” su cuerpo en muchas tierras, a fin de
conducir a todos los seres vivientes por igual hacia la iluminación.
Este concepto implica
la universalidad de la misericordia y de la budeidad. El budismo es una
enseñanza universal sin ataduras a un lugar específico. El budismo permite a
las personas lograr la iluminación independientemente de donde se encuentren
localizadas. Basados en este principio, el Gohonzon ha sido reproducido de
manera que los creyentes puedan disfrutar del mismo beneficio que obtendrían si
estuviesen orando directamente frente al Dai-Gohonzon; es decir, dondequiera
que ellos practiquen. Por lo tanto, siempre ha sido entendido que cuando oramos
al Gohonzon entronizado en nuestros hogares, ello es lo mismo que orar
directamente al Dai-Gohonzon.
El clero, sin embargo,
en este momento aduce que debemos “pensar en el Dai-Gohonzon como la raíz, y en
todos los otros Gohonzon como las hojas”. Con ello pretenden sugerir que hay
una diferencia fundamental en la calidad o efectividad del Dai-Gohonzon y el
Gohonzon entronizado en nuestros hogares.
El clero asegura
también, que debemos venerar al Dai-Gohonzon directamente, a fin de disfrutar
el beneficio derivado de nuestra práctica: “No existe absolutamente ningún
beneficio si se rehúsa visitar al Dai-Gohonzon… y en venerar un simple Gohonzon
entronizado en casa, el cual es una transcripción del Dai-Gohonzon”.
Todo parece indicar que
el clero ignora por completo el principio de “la dispersión del cuerpo del
Buda”. De la misma manera en que el mismo Buda aparece en muchas tierras en el
Sutra del Significado Infinito, el mismo Dai-Gohonzon está entronizado en cada
uno de nuestros hogares alrededor del mundo. El clero parece, estar igualmente
confundido, acerca del fundamento de lo que ellos denominan la “raíz” del
Gohonzon.
Nuestra fe en nuestra budeidad
innata es la fuente del poder benéfico del Gohonzon. Tal como afirma el Daishonin:
“Nunca busque este Gohonzon fuera de usted mismo. El Gohonzon existe solo dentro
del cuerpo de aquéllos que abrazan el Sutra del Loto e invocan Nam-myoho-renge-kyo….
Este Gohonzon se encuentra solamente en los dos caracteres de la palabra fe”.
(El Verdadero Aspecto del Gohonzon”, WND, Pág. 832)
Cuando oramos al
Gohonzon en nuestros hogares con fervorosa fe, de forma natural disfrutaremos a
plenitud el beneficio de practicar el budismo del Daishonin. Buscar la Ley
Mística fuera de nosotros, indica el Daishonin, es una tontería, como en el
caso del “hombre pobre que pasa la noche y el día contando la riqueza de su
vecino, sin que ello le produzca un solo centavo”. (Sobre el logro de la
budeidad en esta vida”, WND, Pág. 3). Además, el énfasis del clero en la
veneración directa del Dai-Gohonzon con prelación sobre el Gohonzon personal,
contradice completamente su propia tradición.
A lo largo de la
historia de Taiseki-ji, los sucesivos sumo prelados transcribieron el Gohonzon,
de forma que, los creyentes pudiesen practicar el Budismo del Daishonin, sin
tener que, orar directamente frente al Dai-Gohonzon. Hori Nichiko, el cincuenta
y nueveavo sumo prelado, y reconocido erudito en material de la historia del
Budismo de Nichiren, explicó que la intención fue mantener “en secreto el
Dai-Gohonzon hasta llegado el momento del kosen-rufu”.
El sumo sacerdote
Nichiko, también escribió: “En los primeros tiempos, este asunto [el
Dai-Gohonzon] no fue dado a conocer ni dentro de nuestra escuela ni fuera de
ella”. Si el orar frente al Dai-Gohonzon hubiese sido un asunto tan
importante para el logro de nuestra budeidad, cómo fue posible, entonces, que
el sacerdocio anterior hubiese mantenido escondida su existencia de los
creyentes y, en apariencia, incluso de sus propios sacerdotes?
De acuerdo a los
registros históricos, muchos creyentes desconocían la existencia del
Dai-Gohonzon. El Sumo Prelado Nichiko explicó que sólo “aquéllos de fe fuerte y
conexión especial”, y lo suficientemente afortunados de enterarse del secreto
celosamente guardado por el clero, se les permitió “adorar al Dai-Gohonzon”, a
pesar de la reticencia del sacerdocio”.
Tenemos que asumir que
los sacerdotes de aquél entonces, no pretendían impedir la iluminación a los
creyentes al esconder el Dai-Gohonzon; sino que por el contrario, este hecho
pone claramente de manifiesto que el dogma del sacerdocio actual, de que debemos
orar directamente al Dai-Gohonzon, constituye una fabricación reciente.
EL SUMO PRELADO NO ES
EL GOHONZON.
El clero aduce, “Al hacer esta peregrinación, podemos cambiar
cualquier sufrimiento con nuestro deseo de ver al Dai-Gohonzon, la
representación del Daishonin mismo, y ver al sumo prelado, el legítimo sucesor
de Nichiren Daishonin”.
Además, el clero afirma que el sumo prelado “posee
la iluminación del Daishonin como el Buda Verdadero”.
¿Alguna vez el
Daishonin dijo que teníamos que ver al sumo prelado para eliminar nuestros sufrimientos?
Ciertamente no. Por el contrario, el Daishonin siempre hizo énfasis en mantener
la fe frente a la adversidad. Por ejemplo, él alentó a Shijo Kingo de la
siguiente manera: “Considere tanto el sufrimiento como el júbilo como hechos de
la vida, y continúe invocando Nam-myoho-renge-kyo, no importa lo que suceda.
¿Cómo podría esto ser otra cosa, sino el júbilo infinito de la Ley? Fortalezca
el poder de su fe, ahora más que nunca”. (La felicidad en este mundo”, WND,
Pág. 681).
El Daishonin hace
énfasis en la importancia de la fe para poder recibir o heredar su budismo. El
jamás describió su enseñanza como algo que tendría que transferirse mediante
una herencia exclusiva o vehículo sanguíneo “recibido por una sola persona”,
como afirma el clero. Para el Daishonin, la verdadera herencia del budismo no es
otra cosa que la fe, y él luchó para compartirla con todas las personas por
igual.
Por ejemplo, el
Daishonin escribió: “Nichiren ha tratado de despertar a toda la gente del Japón
a la fe en el Sutra del Loto, de manera que ellos, igualmente, puedan compartir
su herencia y lograr la budeidad”. (La Herencia de la Ley Fundamental de la vida”, WND, Pág. 217). De hecho, el Daishonin concluye la
carta antes mencionada diciendo: “Aún abrazar el Sutra del Loto sería inútil
sin la herencia de la fe”. (WND, Pág. 218). Lo que hace falta para lograr
nuestra felicidad es la herencia de la fe, no la herencia esotérica del sumo
prelado. Ni el ver al sumo prelado, ni la obediencia al mismo, tienen cabida en
el Budismo del Daishonin o en nuestra iluminación.
El sumo sacerdote,
después de todo, no es el objeto de devoción.
‘NO HAY DOS TIERRAS,
PURA E IMPURA’.
Poner los pies en Taiseki-ji donde el Dai-Gohonzon está
entronizado y donde Nikko Shonin se afanó en restaurar las enseñanzas de su
maestro después de la traición de los cinco sacerdotes mayores, podría darnos
un sentido de la historia y un aire de un lugar sagrado.
Pero no debemos
permitir que estos sentimientos humanos comprensibles nos lleven a dar nuestro
apoyo a la idea de que los predios del templo principal son sagrados por si
mismos, y que el mero hecho de ir allí, nos garantiza la iluminación o nos
otorga el beneficio.
Al respecto, el
Daishonin afirma: “Si las mentes de las personas son impuras, su tierra también
es impura. No existen dos tierras, pura e impura por si misma. La diferencia
estriba únicamente en la bondad o maldad de nuestras mentes”. (Como lograr el
estado de buda, WND, Pág. 4). Aquí el Daishonin sugiere que no cambiamos nuestras
vidas yendo de un lugar a otro. Transformamos nuestro sufrimiento en un
trampolín para el crecimiento y la felicidad mediante la fe y la práctica.
Nichiren Daishonin pasó
sus últimos días en el Monte Minobu, donde entrenó a sus jóvenes discípulos a
pesar de las adversas condiciones que la vida presentaba en dicho lugar y su
delicada salud. El Monte Minobu ocupó un lugar especial en el corazón de Nikko
Shonin. Allí forjó imborrables recuerdos de las luchas compartidas con su amado
maestro y sus esfuerzos por propagar la Ley Mística.
Cuando los cinco
sacerdotes mayores se desviaron de las enseñanzas del Daishonin, y Hakiri
Sanenaga, el señor de Minobu cometió una serie de acciones contra la Ley, tales
como eregir una estatua de Shakyamuni y hacer ofrecimientos a la escuela de la
Tierra Pura, Nikko Shonin supo que, el momento de abandonar el lugar había
llegado,
en consideración a las palabras de su maestro: “No viviré en este
lugar, si el señor de la provincia llegase a actuar contra la Ley”. (Respuesta
a Mimasaka-bo”, Hennentai Nichiren Daishonin Gosho, Pág. 1729).
Posteriormente Nikko
Shonin haciendo recuento de sus pensamientos y sentimientos al dejar el Monte
Minobu escribió: “Es difícil describir cuanto sentí y lamenté el haber dejado
el valle de Minobu. Después de ponderar el asunto, sin embargo, me di cuenta de
que era esencial llevar las enseñanzas del sabio Nichiren, dondequiera que yo
estuviese, y establecerlas en el mundo. Todos los demás discípulos, sin
embargo, traicionaron al maestro. Yo, Nikko, soy el único que comprendí la enseñanza
correcta del maestro original y descubrí que me toca cumplir con mi verdadero
propósito. Por lo tanto, jamás he olvidado mi intención original” (Respuesta a
Hara, Hennentai Nichiren Daishonin Gosho, Pág. 1733).
Nikko Shonin sabía que
su compromiso de proteger la integridad del Budismo del Daishonin era mucho más
importante que cualquier nostalgia o sentimentalismo que pudiese sentir del
Monte Minobu.
El sacerdocio en la
actualidad, a menudo cita el siguiente pasaje de los escritos del Daishonin
para señalar la santidad de los terrenos del templo principal: “Aquéllos que
visiten este lugar podrán instantáneamente expiar las ofensas que hayan
acumulado desde el pasado infinito y transformar el mal resultado de los tres
tipos de acciones en las tres virtudes”. (La Persona y la Ley, WND, Pág. 1097)
Ya que el contexto, a menudo determina el significado de una palabra o pasaje
en cualquier escrito, es importante conocer el contexto de este pasaje.
En primer lugar, “este
lugar” en la cita anterior, se refiere al Monte Minobu donde vivía el
Daishonin, no al templo principal actual. El Daishonin escribió esta carta a
Nanjo Tokimitsu al enterarse de su enfermedad. Al principio de la carta, él
afirma, “Espero que se recupere pronto y venga a verme”. (WND, Pág 1097).
Obviamente que el
Daishonin deseaba que su discípulo enfermo se recuperase cuanto antes; él
deseaba motivar a Tokimitsu brindándole la meta concreta de visitar el Monte Minobu.
En la misma carta, el Daishonin explica que el carácter y calidad del ambiente
depende de las personas, y al final de cuentas, de las enseñanzas y filosofía
que practican: “Ya que la Ley es maravillosa, la persona es digna de respeto;
ya que la persona es digna de respeto, la tierra es sagrada”. (WND, Pág. 1097).
A través del texto de
esta carta, el Daishonin alaba a Tokimitsu por su fe y práctica inalterables a
través de los años. El Daishonin deja claro que los “beneficios
extraordinarios” que Tokimitsu disfrutaría se deben a su desinteresada
dedicación a la propagación de las enseñanzas del Daishonin, y no a ninguna
visita futura que él pudiese realizar al Daishonin. (En referencia con otro
pasaje a menudo citado por el sacerdocio fuera de contexto, favor ver
“Interpretando mal, a fin de desviar” ).
El Budismo del
Daishonin no está circunscrito a un lugar en particular; es una enseñanza
universal destinada a mejorar nuestro estado interior y de esta manera
transformar nuestro ambiente. En “Registro de las enseñanzas transmitidas
oralmente”, en forma sucinta él aclara este punto: “Donde usted mantenga y
abrace el Sutra del Loto es el lugar de práctica. Este no se encuentra en
ningún otro lugar. El lugar de la práctica es la morada de los seres vivientes
de los diez mundos”. (GZ, Pág. 781).
En “La Persecución de
Tatsunokuchi”, el Daishonin explica que uno puede lograr la budeidad mediante
su dedicación desinteresada al Sutra del Loto y a su devoto. El afirma,
“Cualquier lugar donde Nichiren enfrenta persecución es la tierra del buda”.
(WND, Pág. 196) No cualquier lugar es por si mismo y en si mismo la tierra de
buda; un lugar se transforma en la tierra de buda debido a que las personas
revelan su naturaleza innata de budas mediante su fe y su práctica. No es que
las personas se convierten en budas porque visitan una tierra de buda; en vez
de ello, una tierra se convierte en tierra de buda debido a que en ella moran
budas.
Es un asunto muy humano
imaginar que nuestras dificultades desaparecerán mágicamente una vez que
ponemos los pies en ‘tierra sagrada’ y respiramos ‘aire sagrado’.
No debemos permitir,
sin embargo, que tales debilidades humanas nos impidan retarnos dondequiera que
nos encontremos. Cualquier noción de peregrinación que alimente una actitud
escapista hacia las realidades de la vida es contraria al Budismo del
Daishonin. Después de todo, si hemos de emprender una jornada hacia la
felicidad genuina, ésta sería nuestra jornada interior de fe.
Al final de cuentas, a
fin de transformar nuestro ambiente en una tierra de buda, debemos en primer
lugar convertirnos nosotros en budas.
Tal como indica el
Daishonin: “Ni la tierra pura, ni el infierno existen fuera de nosotros mismos;
ambos existen sólo dentro de nuestros propios corazones. Despertar a esto, uno
es llamado un buda; confundido sobre esto, uno es un mortal común. El Sutra del
Loto revela esta verdad, y aquél que abraza el Sutra del Loto comprenderá que
el infierno es la Tierra de la Luz Tranquila”. (El Infierno es la tierra de la
Luz Tranquila, WND, Pág. 456).
Lo que importa, en
verdad, no es donde estamos, sino qué estado de vida construimos dentro de
nosotros mismos.
PRACTICAR EN
CONSONANCIA CON EL ESPÍRITU E INTENCIÓN DEL DAI-GOHONZON.
El sacerdocio interpreta erróneamente la historia, al igual que
las enseñanzas del Daishonin, al afirmar: “Durante la vida de Nichiren
Daishonin, tozan era la peregrinación que efectuaban los discípulos para verlo.
El significado original de tozan era permitirles verle directamente y recibir
sus directrices. En aquellos tiempos, la presencia misma del Daishonin era el
centro de adoración basado en la fe” .
El Daishonin jamás dijo
a sus discípulos que debían verle en persona o considerarle como “centro de
adoración”. Por el contrario, instaba a sus discípulos a orar al Gohonzon y contribuir
a la felicidad de la gente común mediante los esfuerzos para compartir sus
enseñanzas con ellos, de la misma forma que él lo hacía. Por supuesto, siempre
expresó su inmensa gratitud por la fe sincera y diversas ofrendas, a aquéllos
que le visitaban en Sado o en el Monte Minobu, sin las cuales su vida hubiese sido
en extremo difícil.
Sin embargo, jamás
forzó a sus discípulos a visitarle. Por el contrario, escribió de la siguiente
manera a uno de sus discípulos: “¿Cómo es posible que tenga fe, a pesar de que
nunca nos hemos conocido? Es, sin duda, el resultado de su karma del pasado. En
vista de que el tiempo ha llegado para que usted asegure el logro de su
iluminación en su próxima vida, usted ahora ha despertado a la fe”. (Carta a
Lord Matsuno, GZ, Pág. 1379).
Durante toda su vida,
consistentemente señaló la importancia de la fe en el logro de la budeidad. En
el Budismo del Daishonin, la distancia no plantea un obstáculo a la fe. Al
respecto, el Daishonin afirma: “Por lo tanto, dondequiera que usted more y
practique el vehículo único, ese lugar será la Ciudad de la Luz Eternamente
Tranquila. Y, sin tener que dar un paso, aquéllos que son nuestros discípulos y
partidarios pueden ver el Pico del Aguila en la India día y noche, ir y volver
a la Tierra de la Luz Eternamente Tranquila que ha existido por siempre. Qué
júbilo verdaderamente inexpresable éste es” (Respuesta a Sairen-bo, WND, Pág.
313).
La libertad verdadera
que el Daishonin expresa aquí, no es ir a algún lugar, sino convertirse en la
clase de persona que siempre puede sentirse feliz de ser quien es,
independientemente de las circunstancias externas. El júbilo que se deriva de
practicar el Budismo del Daishonin, es por tanto, la alegría de encontrarse a
si mismo. Después de todo, la Ley Mística que buscamos es la esencia de
nuestras vidas. Como explica el Daishonin, “Por tanto, cuando invoca myoho y
recita renge, debe hacer acopio de la profunda convicción de que
Myoho-renge-kyo es su vida misma” (Como lograr el estado de buda, WND, Pág. 3).
Conectarse verdaderamente con el Dai-Gohonzon es practicar de acuerdo con su
intención, más que meramente orar frente a él.
El Dai-Gohonzon no es
un ídolo representando un poder exterior o una reliquia de un Salvador que hoy
está muerto.
El Daishonin inscribió
el Dai-Gohonzon para que toda la gente pudiese vencer sus sufrimientos y vivir
existencias felices. Orar y luchar por la propagación mundial del Budismo del
Daishonin, es por tanto, practicar de acuerdo con el espíritu del Dai-Gohonzon.
Como indica el
Daishonin: “Ahora, no importa lo que suceda, esfuércese en la fe y hágase
conocer como un devoto del Sutra del Loto, y siga siendo mi discípulo el resto
de su vida. Si usted es de la misma mente que Nichiren, entonces usted debe ser
un Bodhisattva de la Tierra”. (El Verdadero de todos los Fenómenos, WND, Pág.
385).
Haber visto al
Daishonin en persona debe haber sido una oportunidad grandiosa y enriquecedora
para aquéllos que pudieron hacerlo, pero ello nunca fue más importante que
practicar sinceramente para uno mismo y para los demás, tal como él lo enseñó.
Por cierto, entre
quienes le conocieron, incluyendo los cinco sacerdotes mayores, algunos a final
de cuentas, se tornaron en su contra. De la misma forma, ver al Dai-Gohonzon
puede sonar muy atractivo, pero ante todo debemos ponderar el significado de
practicar basados en el Dai-Gohonzon.
Orar ante la presencia
física del Dai-Gohonzon no constituye garantía de que nuestra fe se mantendrá
pura y correcta. Esta es nuestra responsabilidad personal. El hecho cierto es
que, a pesar de que el sacerdocio tiene acceso directo al Dai-Gohonzon, ellos
se han desviado del espíritu correcto de la fe.
Quizás su complacencia
al creer que el hecho de encontrarse en posesión del Dai-Gohonzon, les confiere
un status especial en el mundo de la fe, es lo que ha causado que su fe se haya
deteriorado.
Debido a que el
sacerdocio actual distorsiona el budismo del Daishonin en sus esfuerzos por
apoyar la autoridad del sumo prelado, el elegir no ver al Dai-Gohonzon
concuerda exactamente con la intención y espíritu del Daishonin. Si “Nichiren
Daishonin reside en Taiseki-ji… al igual que el Dai-Gohonzon”, como dice el
clero, el Daishonin ciertamente querría que practicásemos tal como él enseñó,
en lugar de violar el espíritu de sus enseñanzas simplemente para verlo en
persona.
HACIA UNA JORNADA DE FE
INTERIOR
A través de muchos de sus escritos, como indicamos antes, el
Daishonin deja claro que en gran medida mucha de nuestra infelicidad proviene
de la búsqueda de la misma en el exterior.
Vale la pena citar al
Daishonin nuevamente cuando él amonesta contra la trágica tontería de “un
hombre pobre que pasa la noche y el día contando la riqueza de su vecino, sin
que ello le produzca un solo centavo”
(Como lograr el estado de buda, WND, Pág. 3).
Aquéllos que piensan
que deben participar en la peregrinación de la Nichiren Shoshu son como el
hombre pobre contando en vano las riquezas de su vecino. Ellos participan de la
ilusión creada por el clero de que su felicidad se encuentra fuera de ellos, en
el objeto físico del Dai-Gohonzon y en la aprobación del sumo prelado. Sin la
refutación consciente y clara de esta concepción equivocada de la felicidad,
sería virtualmente
imposible aceptar la verdadera felicidad, tal como la misma es
expuesta por el Daishonin. Cada intento de buscar la felicidad fuera se inicia
con la presunción de que la gente es capaz de construir su propia felicidad y
termina con el fracaso preestablecido, seguido por la auto calumnia de que no
se es suficientemente bueno, reforzando, de esta manera, la presunción
original. Así, este círculo vicioso continúa hasta el punto en que la
presunción se convierte en convicción.
La verdadera senda
hacia la felicidad, por otra parte, comienza con la convicción de que somos
completamente capaces de construir nuestra felicidad y es seguida por el
descubrimiento interior y la experiencia de la budeidad.
Cada vez que nos
retamos a nosotros mismos en esta dirección, y profundizamos nuestra fe en la
budeidad, ello nos prepara para enfrentar el próximo obstáculo. De esta forma,
nuestras vidas se convierten en jornadas jubilosas de auto encuentro, en las
cuales la felicidad crece y se profundiza en nuestra confianza y en nuestra
capacidad para albergar con nuestra misericordia a los demás. Por lo tanto,
podemos iniciar esta jornada de fe rechazando la idea errónea de que la
felicidad, iluminación o budeidad puede encontrarse en un lugar y reemplazarla
con la convicción de que nuestras vidas son mucho más fuertes y hermosas de que
lo que jamás imaginamos.
PUNTOS CLAVES I:
LAS DOS CALUMNIAS
PRINCIPALES.
LAS DOS GRAVES ACCIONES CONTRA LA LEY QUE EL CLERO HA COMETIDO.
(1) Romper la unidad de los creyentes: En 1991, el clero exigió
la disolución de la Soka Gakkai, procediendo a su excomunión. Previo a la misma
y posterior a la excomunión, el clero tomó diversas medidas tendientes a
obstruir los esfuerzos de la SGI, tales como rehusar Gohonzon a los miembros de
la SGI y negarles el libre acceso al
Dai-Gohonzon. Un intento de destruir una agrupación de creyentes
dedicados a la propagación de las enseñanzas del Buda, lo cual constituye uno
de las más serias ofensas cardinales en budismo.
(2) Distorsión del Budismo: A fin de justificar sus acciones
contra la SGI y silenciar las críticas de los creyentes, el clero ha promovido
la errada doctrina de la absoluta autoridad del sumo prelado. El sacerdocio
plantea que el “principio fundamental supremo del Budismo de Nichiren
Daishonin” es “obedecer las directrices del sumo
prelado”. El clero exige de los creyentes “fe y obediencia
absoluta al sumo prelado”. Ello contradice por complete el postulado de
Nichiren Daishonin de que el punto focal es la fe en el Gohonzon y la fe en
nuestra budeidad inherente, al igual que su recomendación de “dependa de la Ley
y no de las personas”.
PUNTOS CLAVES – II:
SEIS REZONES PARA NO
PARTICIPAR EN PEREGRINACIONES.
VISITAR EL TEMPLO PRINCIPAL EN ESTE MOMENTO ES UNA MALA IDEA
PORQUE…
(1) Proteger la Ley: Al rehusar ir en peregrinación a la Nichiren
Shoshu, rechazamos las acciones negativas calumniosas (Ver Puntos Claves I), y
al hacer esto, protegemos la integridad del Budismo del Daishonin.
(2) Evitar la complicidad: Mediante nuestra acción de pagar al
clero por venerar y visitar al Dai-Gohonzon, estaríamos en forma tácita
aprobando y apoyando las acciones calumniosas del sacerdocio (Ver Puntos Claves
I). Ello equivale a cometer la acción calumniosa contra la Ley, la
“complicidad”, y de esta forma, calumniar el Budismo.
(3) Nuestro Gohonzon es el mismo que el Dai-Gohonzon: El Gohonzon
en nuestros hogares es exactamente igual al Dai-Gohonzon, en lo que respecta a
su cualidad básica, es decir, su poder benéfico basado en el principio de la
“dispersión del cuerpo del buda”. Adicionalmente, de acuerdo con los principios
de las enseñanzas de Nichiren Daishonin, al igual que la historia y la
tradición de la escuela Fuji, no es necesario que los creyentes oren
directamente frente al Dai-Gohonzon.
(4) El sumo prelado no es el Gohonzon: Nichiren Daishonin jamás
enseñó que el contacto directo con un sumo prelado era necesario para nuestra
felicidad. El sumo prelado no es el objeto de devoción.
(5) No existe en Budismo un lugar intrínsicamente sagrado por si
mismo: Ningún lugar, inclusive el templo principal, es sagrado per se, y en si
mismo. La idea de que meramente por ir al sitio, ello nos traerá beneficios o
lograremos la iluminación, tal idea es ajena por completo al Budismo de
Nichiren Daishonin, quien realidad enseñó: “Tener fe es la base del budismo”.
(6) Trabajar por kosen-rufu es tener fe en el Dai-Gohonzon:
Nichiren Daishonin inscribió el Dai-Gohonzon para toda la humanidad. Tener fe
en el Dai-Gohozon, es por tanto, orar y esforzarse por la propagación de
Nam-myoho-renge-kyo. Visitar el templo principal y, de esta manera apoyar las
acciones del clero, destinadas a socavar los esfuerzos de las personas en pro
del kosen-rufu (Ver Puntos Claves I), equivaldría a traicionar la intención del
Daishonin al inscribir el Dai-Gohonzon.
PARA REFLEXIONAR
¿Parecer feliz o ser feliz? Nichiren Daishonin
enseña que la felicidad genuina y duradera viene de dentro de nuestras vidas,
al descubrir por nosotros mismos “la verdad mística que en forma original
existe en todos los seres vivientes”.
Nichiren Daishonin dice que nuestra iluminación “sin duda depende
la fortaleza de su fe”. Sin embargo, el clero aduce que el sumo prelado es
“quien hace posible el logro de la budeidad”. ¿Acaso él posee el interruptor
para encender la budeidad de todos
nosotros?
¿Tiene nuestra iluminación que ser aprobada por alguien? El clero
aduce, “El maestro da su sanción a la iluminación del discípulo”. De acuerdo
con la Nichiren Shoshu, el sumo sacerdote personalmente tiene el poder de
establecer quien logra la budeidad y quien no.
Desde el exilio Nichiren Daishonin escribió: “Deseo que aquellas
personas con mentes buscadoras lean esta carta juntas, a fin de que sean
alentadas por la misma”. Pero el sacerdocio señala, “Solo el sumo prelado…puede
juzgar lo que es correcto e incorrecto”. ¿Es él la única persona que puede leer
y comprender los escritos del Daishonin?
La fe trasciende la distancia. Así, le escribió Nichiren
Daishonin a una mujer de edad que habitaba en la Isla de Sado, “Simplemente
buscar la faz del uno y del otro, sería en si mismo insignificante. Es el
corazón lo que importa”.
Nuestra decisión de no efectuar una peregrinación al templo
principal, es un acto de valentía que protege la integridad del budismo del
Daishonin, una causa que nos permite acumular buena fortuna y beneficio.
El Sutra del Loto compara la belleza y fortaleza de los
Bodhisattvas de la Tierra a la flor del loto que florece en un estanque lodozo.
Todos nosotros poseemos el poder de crear nuestra felicidad en el aquí y en el
ahora, como dice Nichiren Daishonin, “Dondequiera que moremos y practiquemos el
único vehículo, ese lugar será la Ciudad de la Luz Eternamente Tranquila”.
No cambiamos nuestras vidas moviéndonos de un lugar a otro.
Nichiren Daishonin inscribió el Dai-Gohonzon, con el fin de que
todas las personas puedan sobreponerse a sus sufrimientos y vivir en paz y
felicidad. Orar y luchar por la propagación mundial del Budismo del Daishonin,
es por lo tanto, la práctica acorde con el espíritu del Dai-Gohonzon.
Donde usted venera y abraza el Sutra del Loto es el lugar de
práctica. No se encuentra en ningún otro lugar.
¿Se encuentra el buda demasiado cerca para que podamos verle?
Nichiren Daishonin afirma, “Nosotros, mortales comunes no podemos ver nuestras
pestañas que se encuentran tan cerca, ni el firmamento en el horizonte. De
forma similar, no vemos que la budeidad existe en nuestros corazones”.
El Daishonin señala en forma clara que mucha de nuestra
infelicidad resulta de nuestra búsqueda de la felicidad fuera de uno mismo.