La relación de maestro y discípulo desempeña un papel central
dentro de la enseñanza budista; a través de este lazo, ambos avanzan unidos por
un mismo propósito: la felicidad de todos los seres humanos.
El título de esta carta,
que Nichiren escribió recordando a su fallecido mentor Dozen-bo, hace
referencia a que las acciones del discípulo (las flores de una planta) regresan
a la tierra (el maestro) en forma de semillas para volver a germinar.
… Desde entonces, no he vuelto a tener noticias de ninguno de
ustedes. Pero me alegró mucho saber que, en Kasagamori, habían leído las dos
cartas(1) que escribí en la era Kenji, en memoria del venerable Dozen-bo.
Si un árbol posee raíces profundas, sus hojas y sus ramas jamás
se marchitarán. Si la fuente es inextinguible, la corriente nunca se secará. El
fuego se apaga sin leña suficiente, así como las plantas no pueden crecer sin
tierra. Nichiren es como la planta, y mi maestro, como la tierra.
Yo, Nichiren, estoy realmente en deuda con mí venerado maestro
Dozen-bo, por el hecho de haberme convertido en devoto del Sutra del loto y de
que hoy se hable tanto de mí, Nichiren, en el mal y en el buen sentido.
Hay cuatro adalides de los Bodhisattvas de la Tierra: el primero
se denomina Prácticas Superiores (Jogyo) [...] y el cuarto, Prácticas
Consolidadas (Anryugyo).
Si el bodhisattva Prácticas Superiores aparece en el Ultimo Día
de la Ley, lo mismo debe ocurrir con el bodhisattva Prácticas Consolidadas.
La planta de arroz germina, y sus granos maduran, pero su
espíritu retorna a la tierra. Por eso, el tallo puede volver a germinar y a dar
grano nuevamente.
Los beneficios que yo, Nichiren, obtengo por propagar el Sutra
del loto retomarán a Dozen-bo. ¡Cuán sublime! Se dice que si un maestro posee
un buen discípulo, ambos lograrán la Budeidad: pero si un maestro forja a un
mal discípulo, ambos caerán en el estado de Infierno.
Si el maestro y el discípulo no comparten un mismo espíritu, no
podrán lograr nada. Luego me extenderé más sobre este tema.
Dialoguen siempre unos con otros y remonten los sufrimientos de
la vida y de la muerte, hasta llegar a la tierra pura, del Pico del Águila,(2)
donde podrán coincidir y hablar con un mismo propósito.
El sutra dice:"Manifestarán los tres venenos (3) y parecerán
abrazar doctrinas erradas. Este es el medio por el cual mis discípulos salvan
al pueblo".(4)
Cuídense de no olvidar nunca lo que he señalado hasta aquí.
Respetuosamente,
Nichiren.
De mi puño y letra.
En el cuarto mes del primer año de Koan (1278).
Para Joken-bo y Gijo-bo.
ANTECEDENTES
Nichiren Daishonin envió este mensaje desde el monte Minobu, en
abril de 1278, en ocasión de la segunda ceremonia conmemorativa del
fallecimiento de Dozen-bo.
Éste había sido prior del templo Seicho-ji, donde el Daishonin
había estudiado desde los doce años."Florecer y dar granos" fue
dirigido a Joken-bo y a Gijo-bo, quienes también eran sacerdotes de dicho
templo.
La esencia de "Florecer y dar granos" es la relación
entre maestro y discípulo. El Daishonin explica, al principio, que un discípulo
establece una deuda de gratitud con su maestro por los resultados que logra.
Dozen-bo nunca pudo avenirse a practicar las enseñanzas del
Daishonin, si bien es probable que haya estado convencido de su veracidad. Se
sentía comprometido a raíz de su posición como prior de otra escuela budista. No
obstante, Nichiren Daishonin expresa su profunda gratitud frente al maestro
fallecido que lo inició en el sacerdocio.
Al hacer referencia a los bodhisattvas Prácticas Superiores
(Jogyo) y Prácticas Consolidadas (Anryugyo), dice que, si bien Dozen-bo había
sido su maestro, en realidad el Buda original era él, Nichiren Daishonin.
A causa del profundo
vínculo que une a un maestro con su discípulo, el Budismo sostiene que las
acciones de un discípulo pueden, con el tiempo, afectar al maestro.
Por ello, Nichiren Daishonin afirma con convicción que su buena
fortuna por haber propagado la enseñanza verdadera del Budismo será transmitida
a la vida del fallecido Dozen-bo.
Al citar el pasaje del sutra que dice: "Manifestarán los
tres venenos...", Nichiren Daishonin enseña la perspectiva más elevada
desde la cual enfocar los problemas y las debilidades humanas.
Si los budistas fuesen perfectos, las demás personas no tendrían
cómo establecer contacto con ellos y no sentirían ningún aliento para practicar
por sí mismas; no habría modo de demostrar el proceso de la revolución humana.
La mayoría de las personas, cuando comienza a practicar y a
purificar su vida, considera los problemas y los defectos como mero resultado
del karma negativo. Pero, a medida que los creyentes prosiguen la práctica,
comienzan a comprender que, en otro sentido, decidieron nacer con esas
impurezas para poder demostrar, como bodhisattvas, el poder del Gohonzon.
NOTAS.
(1) Dos cartas: Se refiere a "Sobre saldar las deudas de
gratitud", escrito en el segundo año de Kenji (1276), y la carta que iba
adosada en la carátula de ese escrito.
(2) Pico del Águila: Lugar situado al noreste de Rajagriha,
capital de Magadha, en la antigua India, en el que, se dice, Shakyamuni expuso
el Sutra del Loto. El Pico del Águila también simboliza la tierra de Buda o el
estado de Budeidad.
(3) Tres venenos: Furia, codicia y estupidez. Males fundamentales
inherentes a la vida, que originan el sufrimiento humano.
(4) Sutra del Loto, cap. 84.