TSUNESABURO MAKIGUCHI (1871-1944). Presidente fundador de la Soka Gakkai.
"¿Cuál es pues, el propósito
de la educación nacional? En lugar de idear interpretaciones teóricas
complejas, sería mejor empezar a mirar al adorable niño que se sienta en sus
rodillas y preguntarse a sí mismo: ¿Qué puedo hacer para asegurarme de que este
niño será capaz de llevar una vida lo más feliz posible?"
Tsunesaburo Makiguchi
Maestro de primaria, director de
muchas escuelas y miembro del Consejo de administración de la Sociedad para la
educación de Hokkaido. Había nacido en 1871 en una pequeña villa costera. En
los días más laboriosos, cuando ayudaba en el negocio familiar, no podía ir a
la escuela y en ocasiones tenía que faltar a clases por varios días seguidos.
Pero siempre le preguntaba a un amigo sobre la lección del día. Y si su amigo
tenía que ayudar a su vez en el negocio de su familia, Makiguchi le decía:
"yo haré tu trabajo, si tú me dices lo que aprendiste hoy en la
escuela". Él hacia la parte del trabajo que le correspondía a su amigo y
lo esperaba en la playa a que regresara del colegio. Se sentaban, y usando la
arena como pizarrón, repasaban la lección del día hasta que el sol se ponía.
Esta experiencia lo dejó extremadamente consciente de los problemas que
enfrentaban sus estudiantes más pobres, una vez que él mismo se convirtió en maestro de la escuela
primaria. Se dedicó al crecimiento de jóvenes capaces, tratando de infundirle
confianza y determinación, enfrentándose al rígido sistema escolar de la época.
En determinada ocasión, siendo
director de una escuela en una zona muy pobre, como sentía gran preocupación
por aquellos niños cuyas familias no podían proveerles sus almuerzos, él se
ocupaba de alimentarlos. Pero su preocupación iba más allá del bienestar físico
de los niños. Para preservar su sentido de dignidad, él dejaba los almuerzos en
un cuarto donde los estudiantes necesitados podían recogerlos sin atraer la
atención de los demás.
La experiencia inicial de Makiguchi como maestro fue en una remota
región rural donde enseño en una casa-escuela de una sola habitación. Los niños
eran pobres y las costumbres que traían de sus empobrecidos hogares eran
toscas. Pero Makiguchi era insistente: "Desde el punto de vista de la educación,
¿qué diferencia puede haber entre éstos y otros estudiantes? Aún cuando ellos
pudieran estar cubiertos de polvo o suciedad, la brillante luz de la vida brota
de sus sucias ropas. ¿Por qué nadie trata de ver esto? El único que puede
defenderlos de la cruel discriminación de la sociedad es el maestro".
Deseaba desesperadamente liberar
a los niños del sistema de enseñanza japonés basado en el aprendizaje mecánico,
el cual inhibía su individualidad. Creía que la educación nunca debía forzarse
y la veía como un medio para iluminar a tanta gente como fuera posible,
proveyéndolos con la llave para penetrar por sí mismos el tesoro de su
sabiduría. A partir de su propia experiencia práctica en el aula, Makiguchi
desarrolló su teoría Educación para la Creación de Valores. Para él, el
propósito de la educación era la felicidad y la esencia de ésta radicaba en la
Creación de Valor - Soka en japonés. Definió el concepto de valor basándose en
tres categorías: belleza, beneficio y bien social.
Como educador, veía su trabajo como la capacitación de la gente joven
para crear este tipo de valores por sí mismos. Profesor de geografía, fue un
notable educador, cuyos métodos pedagógicos inspiran actualmente varias
escuelas en el Japón, en EEUU, en Brasil, en Corea. Por lo tanto, pocas son las
personas que tuvieron la ocasión de leer sus escritos, su primera obra fue "La geografía de la
vida humana (Yinsei Chirigaku),
publicada a los 32 anos, en octubre 1903, antes de encontrar el budismo
de Nichiren Daishonin y de fundar la Soka Gakkai) [1]
Algunas veces, la teoría educativa de Makiguchi era criticada por ser
demasiado realista. Él replicaba: "Eso es apenas algo natural, debido a
que los métodos de enseñanza que yo sigo provienen de las dificultades que yo
mismo tuve que enfrentar en el salón de clases. La mía no es la teoría débil de
un académico encerrado en su oficina". Su enfoque humanista contradecía la
visión del sistema educativo japonés. De hecho, en aquellos días, era común
para directores y maestros brindar especial atención a los niños de familias
prominentes, visitarlos y ofrecerles sus respetos. Makiguchi se rehusó a seguir
estas prácticas corruptas y desanimaba fuertemente a otros maestros a
seguirlas. Como resultado, aun cuando era extremadamente popular entre sus
estudiantes, era transferido de una escuela a otra. Finalmente, fue forzado a
dejar su condición de maestro activo. Para ese momento, el sistema educativo de
Japón estaba enfocado únicamente hacia la formación de sujetos serviles y
obedientes a los intereses del estado, en lugar de formar individuos capaces de
emitir juicios y pensamientos independientes.
Mientras toda la nación japonesa avanzaba hacia el nacionalismo,
Makiguchi incitaba a sus estudiantes a que dedicaran sus vidas al logro de la
paz duradera en el mundo entero. Su encuentro con el Budismo ocurrió en la
segunda mitad de los años veinte: había perdido ya tres de sus cinco hijos
cuando, agobiado por la misteriosa cuestión de la vida y la muerte, conoció las
enseñanzas de Nichiren Daishonin. En junio de 1928, a la edad de 57 años,
ingresó como miembro budista en la escuela Nichiren Shoshu, arrastrando en esta
aventura a un joven docente contratado ocho años atrás en la escuela de la cual
en aquel tiempo era director y que desde entonces lo sigue, convencido de haber
encontrado el muy buscado maestro de vida: Josei Toda.
El maestro Makiguchi enseñaba: Debemos distinguir claramente entre
creyentes y practicantes. Más allá de que la persona que cree [en la Ley
Mística] concretará beneficios y verá respondidas sus oraciones, esto no
constituye, de por sí, la práctica del bodhisattva. No existen los budas
egocéntricos, que se limitan a acumular beneficios y no trabajan por el
bienestar de los demás. Pero uno no puede llegar a ser un buda si no lleva a
cabo la práctica del bodhisattva. En otras palabras, la persona de auténtica fe
es un practicante, que sirve a los demás con el corazón de un padre. Sin
embargo, cuando iniciamos esta clase de práctica, las funciones negativas
pugnan por impedírnoslo. [.] La persona comprometida con el bien menor, que
vive sólo para sí mismo, no será atacada por esta clase de funciones. En
cambio, cuando optamos por una vida dedicada al gran bien, y nos comprometemos
con la práctica del bodhisattva, sin falta surgirán las funciones demoníacas.
Justamente por la aparición de las
funciones negativas podemos decir si alguien es un practicante genuino.[2]
En 1930 Makiguchi publicó su principal obra, Soka Kyoikugaku Taikei (El sistema de la pedagogía creadora de
valor), en la cual explica las teorías maduradas durante sus treinta y siete
años de enseñanza y critica duramente al sistema educativo de su época porque
no suministraba sólidas bases filosóficas. Decide entonces crear un grupo para
la conducción tanto de actividades religiosas como para el estudio de la
pedagogía. Nació así, en el Noviembre de 1930, la Soka Kyoiku Gakkai: Makiguchi
sería elegido como primer presidente de la nueva organización y Toda se
convertiría en el director general. "El presidente Makiguchi dijo: 'Aunque
se dice que las partículas de polvo se acumulan hasta formar montañas, en
realidad no hay montañas creadas a partir de la simple acumulación de polvo. A
lo sumo, esto formará una pequeña colina. Las montañas de verdad se forman a través
de grandes plegamientos en la corteza terrestre. Del mismo modo, si uno se
limita a acumular el bien en menor medida, jamás logrará crear un gran
bien'.[3] Los bodhisattvas de la enseñanza teórica son como los que intentan
manifestar la budeidad en esta existencia a través de acumular actos de pequeño
bien. En cambio, los bodhisattvas de la enseñanza esencial hacen que la gran
vitalidad del estado de Buda brote desde lo más profundo de la vida, desde la
naturaleza fundamental de la Ley, que es la vertiente misma de su ser, e
irrumpa explosivamente, con la fuerza de una erupción volcánica. Los
Bodhisattvas de la Tierra son bodhisattvas que practican constantemente la Ley
Mística y que, a cada momento, viven en armonía con la vida eterna. Mientras
que adoptan la apariencia de bodhisattvas en su vida como practicantes, en
realidad su estado de vida es el de Budeidad; en este sentido son
budas".[4] Mientras tanto en todo el mundo iba apareciendo el espectro de
la guerra. En abril de 1938, coincidiendo con la aprobación de la Ley Nacional
de Movilización, la cual alistaba a todos los ciudadanos para trabajar en pos
del empeño que Japón depositaba en la guerra, Makiguchi impartió una serie de
conferencias sobre ética. Para el examen final del curso, Makiguchi sólo hizo
una pregunta: "¿Cuál es el propósito de la vida?". De las posibles
calificaciones "excelente", "bien" o "regular",
todos los estudiantes obtuvieron un "bien". Ninguno recibió la
calificación de "excelente". Cuando le pidieron que explicara el por
qué de estos resultados, Makiguchi aparentemente remarcó muy decepcionado:
"Porque no hubo ni una sola persona que mencionara la paz mundial en su
respuesta". Quizá era inevitable que Makiguchi experimentara conflictos
con las autoridades. Aun cuando Japón se volvía un país cada vez más
militarizado y fascista que invadía e imponía un sufrimiento indescriptible a
nuestros vecinos asiáticos, él continuó proclamando sus ideas. En Japón, el
gobierno militar decidía agrupar a todos los grupos religiosos en la sola
corriente religiosa gubernamental del shintoísmo, justificándolo con un
presunto interés nacional. . Solo la firme oposición de Makiguchi, determinado
a proteger las enseñanzas de Nichiren Daishonin, impidió que esto ocurriese.
En el 1943 la policía empezó a vigilar cada reunión de discusión de la
Soka Kyoiku Gakkai: quien no veneraba la diosa del sol, de hecho, era señalado
como un traidor. Makiguchi, a pesar de todo, continuaba las actividades de
propagación, lo que le costaría el arresto, el 6 de Julio de 1943, bajo el
cargo de violación de la Ley para la preservación de la paz y por falta de
respeto hacia los santuarios Shinto. También fueron arrestados Toda y otros
responsables de la organización. Makiguchi fue llevado a la cárcel de Sugamo y
sometido a un duro interrogatorio. Se le negaron todos los derechos incluyendo
el de tener un abogado. Se le encerró en una celda equipada con una sola
estera; la comida era insuficiente y de mala calidad.
"El
Daishonin dice: 'La ira es común al bien y al mal'[5]. La ira enfocada contra
el mal es buena. La ira que deriva del egoísmo es mala. Pero no puede decirse
que ella sea buena o mala de por sí. El bien y el mal son relativos. Por eso,
es importante que busquemos entablar 'buenas relaciones”.
El presidente Makiguchi siguió emprendiendo el diálogo aun en la cárcel.
Preguntaba en voz bien alta, para que los demás pudiesen escucharlo: '¿No
podría decirse, acaso, que no hacer el bien es lo mismo que hacer el mal?'[6]
De esa forma, alentaba a los demás prisioneros a pensar en lo que sucedía a su
alrededor. Por lo general, la mayoría de la gente supone que hacer el mal es
peor que no hacer el bien. Casi todo el mundo, en esta época moderna, cree que
no hay que hacer el mal, pero tampoco hay que hacer el bien.
Sin embargo, el presidente Makiguchi sostenía que no hacer el bien
equivalía a cometer el mal".[7] En la celda y con el frío, Makiguchi
envejeció rápidamente, sin embargo su determinación no se debilitó: cada día
oró al Gohonzon y leyó algo del Gosho. En la mañana del 18 de noviembre de 1944
su vida se apagó serenamente, concluyendo así, por desnutrición, una valiente
existencia de setenta y tres años: pero el recorrido que el había comenzado, la
valerosa propagación de la Ley mística a través de un sistema educativo marcado
por las enseñanzas del Daishonin, no se detuvo con su muerte. Son palabras del
maestro Makiguchi: "No
hacer el bien equivale a cometer el mal". No luchar contra el mal es el
mal en sí mismo. Sus sueños continúan vivos hoy en día. Él confió a Toda el
objetivo de crear un sistema escolar en el cual su filosofía educativa pudiera
ponerse en práctica.
En la actualidad el sistema escolar Soka ha sido establecido en Japón,
incluyendo escuelas en Hong Kong, Singapur y Malasia y una universidad en los
Estados Unidos. Este sistema abarca desde el jardín de infancia hasta el nivel
universitario. La obra de Makiguchi Educación para una Vida Creativa ha sido
traducida a cuatro idiomas. Tanto en Brasil como en Estados Unidos varias
escuelas importantes han incorporado las ideas del señor Makiguchi a sus
métodos de enseñanza, y en todos los casos se han obtenido resultados
extraordinarios.
La prioridad de Makiguchi siempre
fue la gente, los seres humanos individuales. Makiguchi le pedía a la gente una
y otra vez que se hicieran sabios, que despertaran, que encontraran coraje y
unieran fuerzas. Sostenía que a medida que cada uno de nosotros nos
desarrollamos y elevamos nuestra condición de vida de un estado de dependencia
a uno de autoconfianza y posteriormente, a uno de contribución con los demás,
seremos capaces de manifestar nuestro brillo como seres humanos al máximo.
Tsunesaburo Makiguchi pensaba que la base sobre la cual será posible
crear una sociedad en paz, es el diálogo, la confianza y la colaboración,
basados en la competencia humanística, es decir, una competencia en pos de la
autodisciplina.
Proponía un cambio fundamental en la forma de vida del ser humano,
manifestaba que debíamos apartarnos de la competencia centrada en el conflicto,
donde los fuertes devoran a los débiles, para dirigirnos a una competición
cooperativa, de convivencia y florecimiento mancomunado en todos los campos,
incluidas la política, la economía y la vida militar. Invitaba a construir una
sociedad global, una civilización global que diera lugar a la felicidad del yo
individual y de los semejantes.
Además no estaba de acuerdo con las posturas pasivas y dependientes
hacia la vida e, incluso, decía que ni siquiera bastaba con una vida
independiente y activa. Para él, se debía desarrollar un modo de existencia
conscientemente interactivo e interdependiente. Esta forma de vivir se centra
en lo que hoy llamaríamos un proceso de fortalecimiento y de desarrollo;
especialmente, ayudar a que los demás se fortalezcan a través de inculcarles
convicción, esperanza y coraje. Esta forma de vivir es cooperadora y creadora
de valor, y aspira a construir una felicidad verdadera, tanto en la vida
personal como en la vida de los semejantes.
Si esta actitud hacia la vida
echa raíces en miles y miles de individuos, tiene el poder de transformar
comunidades enteras y, en verdad, de cambiar el mundo entero, transformando la
marea de la historia en dirección realmente creativa y pacífica.
NOTAS:
[1] MAKIGUCHI, Tsunesaburo, "La
relación entre la Tierra y los Hombres", traducción no oficial, de
"La geografía de la vida", revista Tercera Civilización, Paris, mayo
2003, p. 21.
[2] Makiguchi Tsunesaburo Zenshu, Tokio,
Daisan Bummeisha, 1987, vol. 10, pp. 151-152, texto citado por Katsuji Saito en
IKEDA, Daisaku y otros: El mundo de los escritos de Nichiren Daishonin,
Fascículo 1, 2: "El Daishonin, una vida entera dedicada a cumplir su
juramento", Buenos Aires, SGIAR, pp. 33-34
[3] Makiguchi Tsunesaburo Shingesu
(Recopilación de frases de Tsunesaburo Makiguchi), Takehisa Tsuji, Daisan
Bummeisha, Tokio, 1979, p. 23
[4] IKEDA, Daisaku; La sabiduría del
Sutra del Loto: Diálogo sobre la religión en el siglo XXI, Sección 25,
fascículo 13, p. 12
[5] Gosho Zenshu, p. 584
[6] Makiguchi Tsunesaburo Zenshu
(Escritos compilados de Tsunesaburo Makiguchi), Daisan Bunmeisha, Tokio, 1987,
vol. 10, p. 30
[7] IKEDA, Daisaku; La sabiduría del
Sutra del Loto: Diálogo sobre la religión en el siglo XXI, Sección 19,
fascículo 10, p. 21.