TSUNESABURO MAKIGUCHI. VIDA DE UN REVOLUCIONARIO QUE DEDICO SU VIDA A LA FELICIDAD DE SUS ESTUDIANTES. UN BUDISTA CONSAGRADO. Publicado en el Living Buddhism, Agosto de 2000.
Temas desarrollados: Introducción. El legado de Makiguchi. Los primeros
años de la vida de Makiguchi y su entorno. el telón de fondo del nacionalismo.
La geografía de la vida y la idea de la ciudadanía mundial. En el salón de
clases. Características de las ideas de Makiguchi y del sistema pedagógico para
la creación de valores. El encuentro de Makiguchi con el budismo. La Soka
Kyoiku Gakkai. Arresto y muerte en prisión. Referencias.
Nota adicional para una más amplia comprensión: Instrucciones
del imperio, sobre la enseñanza.
INTRODUCCIÓN
Cuando,
el 18 de noviembre de 1930, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda publicaron el
primer volumen del Soka Kyoiku Taikei (Sistema pedagógico para la creación de
valores), el nombre Soka Kyoiku Gakkai (Sociedad Pedagógica para la Creación de
Valores) fue usado oficialmente por primera vez, como editorial dedicada a la
pedagogía. (Todai Hokekyo, 49)
Fue
asì como surgió la organización, aunque en esta etapa era sólo nominal.
Hacia
1941 la sociedad promulgaba una reforma religiosa y educativa y contaba con una
amplia base de tres mil miembros. (Todai Hokekyo, 56)
Hacia
fines de la Segunda Guerra Mundial Makiguchi había fallecido y la organización,
de nuevo, era nominal. Sólo contaba con Josei Toda. Encendido por la feroz determinación de hacer
realidad los ideales y la visión de su mentor, Toda comenzó el trabajo de
reconstruir la organización, a la cual dio el nuevo nombre de Soka Gakkai.
Para
el momento de su muerte en 1958, Toda había construido una organización que
crecía con vibrante energía con una membresía de más de setecientas cincuenta
mil familias. Su sucesor, Daisaku Ikeda, expandió el alcance de las actividades
de la organización a los campos de la
cultura, la educación y la defensa de la paz, mientras que, al mismo tiempo, le
dio a éstas una dimensión internacional. En el presente, hay miembros activos
de la Soka Gakkai Internacional (SGI) en 163 países y territorios del mundo
entero.
Los
miembros de la Soka Gakkai han designado el 18 de noviembre de 1930 como la
fecha de la fundación de la organización, y por ello, la del inicio de las
actividades del movimiento. De
igual modo, ven las ideas y la vida de Tsunesaburo Makiguchi como fuente de
inspiración, como el ejemplo de un dedicado educador, un reformador social y un
budista consagrado.
Por
todo ello, para comprender el desarrollo posterior de la Soka Gakkai en el
Japón y de la SGI en el mundo entero, resulta esencial el entendimiento de la
visión filosófica de Makiguchi.
Dos
años antes de la publicación de la Pedagogía, en 1928, ocurrieron otros dos
importantes eventos.
Primero,
Makiguchi fue transferido de su puesto en la Escuela Primaria en Shirogane a la
Escuela Primaria Niibori, una escuela que iba a ser cerrada al año siguiente.
(Todai Hokekyo, 26) De este modo,
Makiguchi, cuyas relaciones con las autoridades educativas habían sido siempre
tensas fue, en efecto, separado de la arena educativa.
El
año 1928 también fue el año en el que Makiguchi, impresionado por su encuentro
con Sokei Mitani, decidió abrazar el budismo de Nichiren. (Todai Hokekyo,
42-43)
Visto
en retrospectiva, aunque Makiguchi debe haber considerado su violento retiro
como un evento amargamente desafortunado, este período de su vida representó
también el momento para cambios decisivos, así como el inicio de la verdadera
cristalización de sus ideas acerca de una enorme reforma social.
EL LEGADO DE MAKIGUCHI
Uno
de los aspectos claves de la interpretación del budismo de la Soka Gakkai se
encuentra en esta orientación secular y pragmática. El movimiento invita a sus practicantes a
comprometerse plenamente con su realidad diaria, recalcando que el propósito de
la práctica budista es desarrollar la sabiduría, la compasión, la energía y el
coraje que les permite responsabilizarse plena y creativamente con los cambios
y las oportunidades de la vida diaria.
Promueve la perspectiva de que, en lugar de ser un escape transcendental
de la realidad, el reto de vivir está en el desarrollo del tipo de carácter y fortaleza
personal que permite la transformación de la realidad. Huellas de estas ideas pueden ser encontradas
en la propia filosofía de la creación de valor desarrollada por Makiguchi, la
cual dio forma a su captación de la filosofía y la práctica religiosa
budistas.
Desde
esta perspectiva, resulta esclarecedor explorar la sinergia existente entre el
desarrollo del pensamiento de Makiguchi, su encuentro y su acercamiento con el
budismo de Nichiren, y el subsecuente desarrollo de la filosofía reformista que
él creó.
Mucho
antes de su conversión al budismo, Makiguchi tenía un fuerte compromiso con
reformas educativas y sociales orientadas a restaurar el foco de los esfuerzos,
hacia la felicidad de los propios individuos vivientes, y no hacia el estado o
hacia otra autoridad u objetivo abstracto.
El liderazgo de la Soka Gakkai ha aseverado constantemente que la
interpretación de Makiguchi acerca las enseñanzas de Nichiren dentro de esta
orientación secular representan un retorno a su espíritu y objetivo originales
de desarrollar el poder inherente del ser humano y de transformar la sociedad.
Ellos
han sido especialmente francos al declarar las extraordinarias contribuciones
de la Soka Gakkai para dar un nuevo vigor al budismo de Nichiren y una
relevancia en el mundo moderno luego de la decisiva separación de la
organización con el clero de la Nichiren Shoshu en 1991.
LOS PRIMEROS AÑOS DE LA VIDA DE MAKIGUCHI
Y SU ENTORNO
Makiguchi
nació el 6 de junio de 1871 en una pequeña y empobrecida villa de la aislada
prefectura de Niigata ubicada en el Mar de Japón. El nombre de su villa, Arahama (“playa
desolada”) sugiere la dureza del entorno en el que transcurrió su infancia.
(Bethel, 1973: 26) Según las fotografías
que existen de Makiguchi, tal vez lo que más resalta de su aspecto físico es su
recia compostura. Quienes lo conocieron, sin embargo, lo han descrito como un
hombre cálido y de buen corazón. Es
probable que las dificultades y los sufrimientos que experimentó desde su
juventud, así como su prolongada relación con los menos afortunados de la
sociedad japonesa, hayan dado forma en él a estas dos cualidades.
Abandonado
por su padre a los tres años de edad, fue llevado a vivir con un tío. La
pobreza de su familia adoptiva, y la necesidad de trabajar para ayudarlos a
subsistir, lo forzaron a abandonar los estudios al terminar la escuela
elemental.
A
los catorce años de edad Makiguchi se marchó solo para Hokkaido, una región
fronteriza del Japón en aquella época.
Hokkaido era un centro del pensamiento progresivo en el Japón del
momento. Muchos de los pensadores más abiertos y más orientados hacia lo
internacional, entre ellos el pacifista cristiano Kanzo Uchimura (1861-1930) e
Inazo Nitobe (1862-1932), quien sirvió como subsecretario general de la Liga de
Naciones entre 1920-27, surgieron de esa región. De igual modo, el pensamiento de Makiguchi
lleva el sello de la mentalidad abierta y fronteriza de Hokkaido, un contraste
fuerte y, con frecuencia, conflictivo con el nacionalismo cada vez más
restrictivo que llegó a predominar en el Japón en los inicios del Siglo XX.
(Yamashita, 148-157).
En
Hokkaido, Makiguchi encontró trabajo como mensajero en el departamento de
policía de la localidad e intentó continuar sus estudios. Reconociendo sus
talentos, sus compañeros de trabajo recolectaron el suficiente dinero que le
permitió ingresar a la Escuela Normal de Hokkaido, una institución
universitaria para la formación de maestros.
A pesar de la falta de educación intermedia, Makiguchi se graduó en 1893 a los veintiún años de
edad, y le fue ofrecida una posición en la escuela primaria anexa a la
universidad. Ocupó esta posición por
ocho años, y llegó a ser conocido por su carácter dedicado y abierto. Estando allí también se volvió cada vez más
crítico de las prácticas educacionales de la época, particularmente al punto de
que percibía que éstas oprimían en lugar de incentivar el desarrollo del
potencial creativo de los niños. (Bethel, 1973: 32).
EL TELÓN DE FONDO DEL NACIONALISMO
Tres años antes del nacimiento de
Makiguchi, comenzó el período Meiji y el Japón entró en un período de frenético
aprendizaje y absorción de lo occidental en un esfuerzo por restablecerse como
una nación/estado moderna e industrial.
Particularmente
luego de su victoria en la guerra chino-japonesa (1894-5), el Japón comenzó a
buscar una política nacional de expansión imperial que estaba expresado el lema
“riqueza nacional y fuerza militar” (en japonés fokuku kyohei ). Esta tendencia
sólo sirvió para acelerar la llegada de la guerra ruso-japonesa (1904-5). A lo
largo de este período, la educación fue integral para el desarrollo de un
sentido de identidad nacional y de la forja de ciudadanos comprometidos a hacer
realidad los objetivos del estado. (Saito, 774-5)
El
Decreto Imperial sobre la Educación, emitido en 1890, proporciona un ejemplo de
cómo el gobierno ejecutó activamente este adoctrinamiento político. El documento instruía a los súbditos
japoneses a que cultivaran la lealtad y la piedad filial hacia la casa
imperial. Presentaba al Japón como una
potencia extraordinaria fundamentada en los lazos históricos de sus
benevolentes gobernantes y sus leales súbditos. En las escuelas de todo el país
eran repartidas copias certificadas del Decreto que eran leídas en medio de una
gran ceremonia en todos los eventos escolares importantes. A los estudiantes se les exigía que
estudiaran y memorizaran su texto para sus clases de educación moral. La negativa de Kanzo Uchimura de mostrar el
adecuado respeto al Decreto y su resultante expulsión de su profesión de
educador fue un incidente que provocó olas de conmoción en todos los ámbitos de
la educación japonesa. (Yamashita, 158).
La
actitud de Makiguchi hacia el Decreto Imperial sobre la Educación fue también
menos que reverente. En su Sistema pedagógico para la creación de valores,
Makiguchi describe el Decreto como algo que sólo proporcionaba “un principio
moral mínimo.” Este contexto es clave para entender los activos intentos de
Makiguchi como educador y su deseo de realizar reformas. Bethel lo expresa de
la siguiente manera: “La vida y la carrera profesional de Makiguchi debe ser
vista y evaluada con este debate [sobre la educación] y sus resultados como
telón de fondo… toda su carrera
educativa fue una protesta contra la producción de súbditos.” (Bethel,
1973:29)
LA GEOGRAFÍA DE LA VIDA Y LA IDEA DE LA
CIUDADANÍA MUNDIAL
El
punto central de la filosofía educativa de Makiguchi era el reconocimiento de
la necesidad de despertar en los
estudiantes una captación de su interconexión con su entorno social y el mundo
en general. Makiguchi propuso un esquema de identidad o ciudadanía de tres
capas, declarando que la educación debería desarrollar un sentido de
pertenencia y compromiso con la comunidad, con la nación y con el mundo.
(Makiguchi, 1:227).
Posteriormente
escribió: “Si no se
establece el máximo objetivo, no se pueden fijar los objetivos intermedios. Si
no se percibe el mundo, no se puede comprender la nación. Si no se comprende la
vida de la nación, no se puede asegurar la vida individual. Por lo tanto si
pretendemos alcanzar la estabilidad de la vida individual en cada hogar, debe
establecerse primero la de la nación.
Sin el bienestar del mundo, no se puede asegurar el bienestar de la
nación.” (Makiguchi, 10:7).
Makiguchi
percibió que la responsabilidad clave de la educación era desarrollar personas
responsables y de mentalidad global, que aunque enraizadas en la comunidad
local, puedan mantener un compromiso empático con el mundo. Makiguchi estaba
profundamente interesado en el estudio de la geografía. Su interés en
particular estaba en la mutua relación que tienen las personas con su entorno
físico, y el efecto que esto tiene en la cultura. Según Makiguchi muchos de los problemas y
fallas de la educación podrían ser superados al hacer de la geografía el punto
central alrededor del cual se estructurase e integrase todo el currículum de la
escuela elemental. (Bethel, 1973:33).
En
consecuencia, comenzó a trabajar en un libro de geografía para maestros de la
escuela elemental. El resultado fue su
obra del año 1903, Jinsei Chirigaku (La Geografía de la vida humana). Dos años antes, Makiguchi había sido forzado
a renunciar de la Escuela Normal de Hokkaido en Sapporo, luego de haber sido
declarado responsable de una aparente ruptura de la disciplina en un dormitorio
de muchachos.
Existen
muchas razones para creer que Makiguchi, como maestro de poca experiencia, fue
forzado a asumir la responsabilidad de un incidente en el que, en el peor de
los casos, se había visto involucrado de un modo muy indirecto. (Saito,
765) En todo caso, su renuncia le
proporcionó a Makiguchi una razón para mudarse a Tokio, el corazón de la vida
intelectual del Japón.
El
libro de Makiguchi está lleno de observaciones que sólo pueden ser calificadas
de destacadas si se consideran el entorno histórico en el cual fue escrito. Tal
como fuera mencionado, una preocupación central del libro es la relación mutua
existente entre la sociedad humana y el mundo natural. Por ello, ha sido alabado como una obra
pionera de la “ecología social” (Murao, 114).
La Geografía critica muchos aspectos de la concepción reinante acerca de
la naturaleza del estado japonés, la cual fue siendo objeto de un carácter cada
vez más sagrado en la persona del Emperador. Por ejemplo, Makiguchi establece
claramente su punto de vista de que el propósito del estado es mejorar la
calidad de vida de sus ciudadanos. Una vez más, encontramos el tema de la
felicidad como genuino objetivo de los esfuerzos del ser humano.
Makiguchi
declara además “la
libertad y los derechos de los individuos son sagrados e inviolables.”
(Makiguchi, 2:339). Resulta muy significativo, que éstas sean las mismas
palabras utilizadas en la Constitución Meiji de 1889 para describir a la
persona del Emperador. Son este tipo de
declaraciones lo que llevó al crítico social y literario Shoji Saito a
describir a Makiguchi como un “radical en el estricto sentido de la palabra.”
(Saito, 757). También es significativo notar que Makiguchi publicó sus ideales
sobre el desarrollo de los ciudadanos globales en el mismo momento en el que
otros destacados eruditos japoneses estaban incitando activamente el entusiasmo
del público para entrar en guerra con Rusia.
La
publicación de la Geografía de Makiguchi contó con un importante
reconocimiento, y se convirtió en una referencia estándar para los estudiantes
que se estaban preparando para tomar el examen de admisión gubernamental para
maestros, sin embargo, esto tampoco dio pie a mejoras materiales o sociales.
EN EL SALÓN DE CLASES
En
los años siguientes Makiguchi luchó intensamente contra la pobreza y también
contra una seria enfermedad. Durante esta época continuó combatiendo los
problemas filosóficos y pedagógicos que fueron presentados en la Geografía.
Desarrolló un profundo interés en la sociología y en la antropología,
particularmente en las obras del pionero sociólogo estadounidense Ward. En 1912 publicó su segundo libro, Kyodoka
Kenkyu (Estudios de investigación sobre cultura folclórica). Su preocupación primordial, una vez más, era
las implicaciones educativas del estudio de la cultura folclórica de las
comunidades locales. Uno de los aspectos que se distinguen en este libro fue el
énfasis puesto en las observaciones directas y empíricas de las condiciones de
vida de los pueblos. En contraste, mucha de la energía de los antropólogos
japoneses fue dedicada a alabar de un modo lírico y casi mitológico el carácter
y las virtudes singulares del pueblo japonés. (Murao, 34-36)
En
1913, a
los cuarenta y dos años de edad, Makiguchi volvió a sus funciones de educador
como director de una escuela primaria en Tokio.
Durante los siguientes veinte años prestó servicios en esta misma
posición en diversas escuelas públicas de Tokio.
Quienes han dejado relatos sobre
Makiguchi durante este período lo recuerdan como un hombre estricto y digno,
extremadamente trabajador, pero también como una persona de gran generosidad
que tomaba con interés personal el bienestar de sus estudiantes. Un
ejemplo de esto viene del período de Makiguchi como director de una escuela
primaria en la que la mayoría de los estudiantes eran niños pobres. Haciendo uso de su propio dinero, les
preparaba los envases para el almuerzo a los niños que no podían costeárselo y,
para no herir sus sentimientos, se los dejaban en el salón del conserje para
que fueran tomadas libremente por el niño que las deseara. (Todai Hokekyo,
24-25).
Los
esfuerzos educativos de Makiguchi y toda su carrera como educador estuvieron
centrados en su principal preocupación de hacer de cada aprendiz el centro de
la teoría y la práctica educativa. Tal
como lo elaborara posteriormente en su
Sistema pedagógico para la creación de valores, siempre percibió que el
propósito de la educación era la felicidad de cada uno de los estudiantes a lo
largo de toda su vida. Se sentía profundamente perturbado por el modo en el que
el potencial creativo de los niños y su amor natural hacia el aprendizaje estaban
siendo destruidos por los conceptos y los métodos pedagógicos
prevalecientes. En esa época, en el Japón, la educación era vista
como la transmisión de conocimiento desde quienes eran percibidos como los
autoritarios guardianes de ese conocimiento, hacia los estudiantes, quienes
eran vehículos vacíos a los que se les tenía que inculcar la información
necesaria mediante un aprendizaje mecánico por repetición. Makiguchi
argumentaba que la educación “no es el mercadeo de información de lo que sobra;
es dar las llaves que le permitan a las personas desbloquear por sí mismas el
amplio tesoro del conocimiento. No
consiste en robar la propiedad intelectual que está en manos de otras personas,
sin el uso de esfuerzos adicionales de nuestra parte; por el contrario, coloca
a las personas en su propio camino para el descubrimiento y la invención.” (Makiguchi, 6:285).
Makiguchi hizo un llamado a los
maestros para que “se bajaran del trono en el que se habían instalado como
objeto de veneración y se convirtieran en servidores públicos que ofrecieran
orientación a los que buscan ascender al trono del aprendizaje. No
deberían ser amos que se presentan a sí mismos como parangones, sino asociados
en el descubrimiento de los nuevos modelos.” (Makiguchi, 6:289). Makiguchi
describe su propio sentido de urgencia en el prefacio de la Pedagogía. “Lo que me mueve es el intenso
deseo de detener la deplorable situación actual, es decir, que diez millones de
nuestros niños y estudiantes sean forzados a resistir las agonías de la
competencia asesina, y que la dificultad de llegar a buenas escuelas, el
‘infierno de los exámenes‘, y la lucha por obtener empleos después de la
graduación, siga afligiendo a la próxima generación.” (Makiguchi, 5: 8)
La
determinación con la cual él defendió sus principios condujo a Makiguchi en
diversas ocasiones a conflictos con las autoridades educativas. Esto hizo que
fuera transferido de una escuela a otra. (Todai Hokekyo, 24-5) Él se oponía en particular a la generalizada
costumbre de aquella época de otorgar tratamiento especial a los niños de las
familias pudientes. Fue esta negativa a
adular a los poderosos que con el tiempo
lo llevó a un retiro forzoso en 1929.
Aunque su posición ética despertó la ira de las autoridades, también dio
lugar al respaldo y admiración de muchos de sus colegas. De hecho, en una
oportunidad, cuando Makiguchi fue transferido de la Escuela Elemental
Nishimachi, fue organizado un boicot escolar en protesta (Ikeda, 9).
A la cabeza de quienes apoyaban
a Makiguchi se encontraba un joven educador llamado Jogai Toda,posteriormente
Josei Toda.
Toda
llegó a convertirse en un defensor tan ardiente de Makiguchi que cuando éste
salió de Nishimachi, Toda renunció a su cargo en la escuela. Posteriormente abrió su propia escuela en la
cual puso en práctica la teoría educativa de Makiguchi con un considerable
éxito (Todai Hokekyo, 46-47). Toda y Makiguchi continuaron trabajando muy cerca
el uno del otro hasta que fueron arrestados en 1943 por oponerse a las
políticas militaristas estatales del Japón.
CARACTERÍSTICAS DE LAS IDEAS DE MAKIGUCHI
Y DEL SISTEMA PEDAGÓGICO PARA LA CREACIÓN DE VALORES
A
medida que su carrera educativa se fue acercando a su final, Makiguchi comenzó
a prepararse para la publicación de los métodos educativos y las ideas que
había desarrollado durante sus primeros años como profesional. En primer lugar,
las ideas de Makiguchi estaban fundamentadas en el paradigma intelectual de su
época. Adoptó una visión positivista de la realidad, creyendo que las
conclusiones deberían fundamentarse en la inducción científica. Él estaba particularmente atento a las ideas
que no habían sido validadas como útiles mediante la experiencia y la práctica
real. “El Positivismo dice que debemos tomar las realidades cotidianas que se
presentan ante nosotros en la educación como conocimiento laboral y luego hacer
uso del escrupuloso escalpelo del científico para diseccionar la teoría
educativa; es decir, obtener verdades constantes en la raíz de la práctica
educativa. Sólo entonces la educación
abrazará un cuerpo de conocimiento sistematizado integralmente.” (Bethel,
1989:7-8).
Sus
ideas, entonces, pueden tal vez ser catalogadas bajo dos temas amplios aunque
relacionados entre sí. Uno de sus esfuerzos es desarrollar una “pedagogía
científica” fundamentada en un enfoque educativo científico y positivista.
Según lo evidencia la cita anterior, Makiguchi sentía fuertemente que, en lugar
de teorías pedagógicas abstractas, importadas y traducidas a los escenarios
japoneses, las experiencias concretas vividas por los maestros tenían que ser
analizadas en busca de lecciones y verdades.
El
otro tema es la base filosófica específica que sustentaba a su pedagogía pero
que iba más allá de la educación hasta examinar el significado de la vida
humana. En cuanto a esto, su preocupación central eran los valores y la
extraordinaria capacidad del ser humano para crearlos. Makiguchi consideraba que la verdadera misión
de la educación estaba en el trabajo de capacitar a los jóvenes para la
creación de valor (felicidad) a lo largo de sus vidas.
El
Soka Kyoiku Taikei, o Sistema pedagógico para la creación de valores es una
explicación de estas metas. Estos dos temas o intereses estaban íntimamente
relacionados. Bethel escribe que Makiguchi puede ser entendido en términos de
su búsqueda de “un orden subyacente, valores humanos comunes, significado y
propósito,” y esto fue lo que lo llevó a “formular concepciones pragmáticas
acerca del hombre y del mundo que incorporan las implicaciones revolucionarias
de la ciencia y la evolución.” (Bethel, 1973:20).
Desde
sus primeros años como maestro Makiguchi recopiló las anotaciones que había ido
haciendo acerca de sus ideas sobre la educación, llegando a ser conocido por el
lápiz desgastado y la libreta de notas que constantemente llevaba consigo para
resumir sus ideas a medida que se le venían a la mente. La edición y la
organización de estas ideas en un tratado presentable fue una tarea monumental.
En la introducción de su Pedagogía, Makiguchi expresa su pesar por no haber
tenido tiempo previamente para hacerlo, también expresó su agradecimiento hacia
su joven discípulo Josei Toda, por su generosidad al respaldar este proyecto.
En
1930, fue publicado el primer volumen de la Pedagogía. En un principio
Makiguchi tuvo la idea de publicar doce volúmenes; aunque al final sólo fueron
producidos cuatro.
En
el corazón de la Pedagogía de Makiguchi está su teoría del valor. La verdadera
felicidad, llegó a concluir, surge de la creación de valor. Los seres humanos
no pueden crear materia, pero tienen la capacidad para crear valor; en esto
yace el singular significado de la vida humana. Según las propias palabras de
Makiguchi, “el más alto y supremo objetivo de la vida es la felicidad... Una vida feliz no es otra cosa que el estado
de existencia en el cual uno es capaz de obtener y crear valor pleno.” (Bethel,
1973:50).
En
el segundo volumen de su Pedagogía relató que durante más de diez años había
estado “pensando constantemente sobre el difícil tema del valor,” hasta llegó a
comparar la presencia de esta idea en su mente con una especie de tumor.
Makiguchi
intentó dejar claro lo que él quería decir cuando se refería al término
“valor”. Para ello contrastó valor con verdad, substituyendo verdad por
beneficio en el sistema de valores neokantianos de verdad, belleza y bien, los
cuales dominaban en el Japón de la época.
La verdad tiene que ver con la identificación, una declaración
epistemológica sobre un objeto o un evento. El valor, por otra parte, relaciona
al objeto con la vida humana, es una medida del impacto subjetivo que tiene un
objeto o un evento en nosotros y en nuestras vidas. El valor, por lo tanto,
puede ser aumentado o creado, mientras que la verdad no.
La vida, escribió Makiguchi, “es
un proceso de creación de valor, y la educación nos debería guiar hacia ese
objetivo.” (Bethel, 1989:56) La
educación, creía él, debería dar rienda suelta, forjar, y estar fundamentada en
la alegría de aprender y descubrir lo que es natural para los niños. Debería
inspirar y desarrollar el poder inherente que hay en ellos para que continúen
expandiendo sus vidas.
Su
interés en el muy práctico reto de alcanzar este objetivo con sus estudiantes
lo hacía impacientarse ante la teorización abstracta. La siguiente cita, con
toda su simplicidad, dice mucho acerca de la naturaleza de sus inquietudes y
enfoques: “¿Cuál es el propósito de la educación nacional? En vez de divisar complejas interpretaciones
teóricas, es preferible que comencemos por observar al adorable niño que se
sienta en nuestras rodillas y que nos hagamos la pregunta: ¿Qué puedo hacer
para asegurarme que este niño viva la vida más feliz posible?” (Makiguchi,
4:27).
Uno
podría argumentar, por lo tanto, que el acercamiento de Makiguchi a la religión
fue una extensión, además de un resultado, de sus esfuerzos por comprender y
explicar la felicidad y los valores del ser humano.
EL ENCUENTRO DE MAKIGUCHI CON EL BUDISMO.
Como
fuera mencionado al principio, la publicación de la Pedagogía también marcó el
nacimiento de la Soka Kyoiku Gakkai (Sociedad Educativa para la Creación de
Valores), la organización educativa reformista que dio lugar a la Soka Gakkai
de la postguerra. No se puede entender
el desarrollo de esta organización sin entender la influencia del budismo de Nichiren
sobre las ideas de Makiguchi.
Makiguchi era un racionalista comprometido. Él
creía firmemente en el valor de la experiencia y de que los principios fuesen
extraídos de la observación misma, más que de los intentos por imponer
estructuras teóricas sobre la incontrolable realidad. Makiguchi creía en el
valor del método científico como medio para confirmar una observación y para
declarar la validez de un conocimiento.
Con
este telón de fondo, su tardía conversión (a los 57 años de edad) al budismo de
Nichiren (Nichiren Shoshu) puede parecer fuera de lo normal.
Cuando
se analiza la historia y el desarrollo de la Soka Kyoiku Gakkai y el cambio que
ésta experimentó cuando dejó de ser un grupo de investigación educativa para
convertirse en una organización religiosa, surgen inevitablemente ciertas
preguntas: ¿Cómo y cuándo, exactamente, surgió en Makiguchi la
convicción acerca de la importancia de la religión? ¿Percibió él el budismo como una especie de
medio adecuado y práctico, compatible con su propia filosofía, que podía
proporcionar una base más popular para hacer efectiva una reforma social? ¿O
percibió en el budismo de Nichiren algo más completo y holístico que las ideas
que había desarrollado hasta ese punto? ¿Sintió que esta religión era el “orden
subyacente” que él había estado buscando? ¿Cuál fue, para Makiguchi, la
relación esencial existente entre la religión del budismo de Nichiren y sus
propias ideas y actividades reformistas?
Si
revisamos los escritos de Makiguchi y nos remontamos, al menos, hasta su obra
Las montañas y la vida humana (1899) uno descubre una marcada consistencia en
su posición con relación a la religión. En este ensayo, Makiguchi describe el
impacto que ejercen las montañas sobre el espíritu humano, cuando escribe que
estas nos permiten inmediatamente comunicarnos con el cosmos y percatarnos de
nuestra pequeñez y fragilidad frente a las enormes fuerzas de la naturaleza; y
que esta experiencia da lugar al interés en lo religioso. (Makiguchi, 7:344).
De
igual modo, en la Geografía de la vida humana (1903), Makiguchi describe la
experiencia religiosa con la sensación de asombro que nos producen tanto las
fuerzas que están más allá del alcance de nuestras vidas individuales como el
orden subyacente dentro del cual todos existimos. (Makiguchi, 1:36).
De
este modo, aunque siempre se mostraba escéptico a los planteamientos de las
distintas religiones, y convencido de que éstas debían ser objeto de cuidadosos
análisis, Makiguchi nunca negó el valor de la religión o de las experiencias
religiosas per se.
Desde
niño, Makiguchi estuvo en contacto con diversas corrientes de la fe. Nacido
dentro del seno de una familia budista Zen, su familia adoptiva practicaba una
forma del budismo de Nichiren y tenía muchos amigos cercanos que eran
cristianos, entre ellos el famoso diplomático Inazo Nitobe. Hasta su conversión al budismo de Nichiren,
Makiguchi continuó explorando activamente varias prácticas religiosas. Haciendo
un resumen de su experiencia con varias prácticas religiosas, Makiguchi
declara: “en ninguna de ellas pude sentir que hubiera algo que pudiera vencer
mi orientación científica y filosófica, o armonizar con ella.” (Makiguchi,
5:405) Miyata hasta llega a interpretar
la experiencia de Makiguchi con varias corrientes religiosas de la fe como una
búsqueda de una que concordara con sus estrictos criterios propios. (Miyata,
72)
En
1928, Makiguchi conoció a Sotei Mitani, quien era director de una escuela
vocacional y practicante laico de la Nichiren Shoshu. Años antes Makiguchi había asistido a una disertación
sobre el budismo de Nichiren realizada por el nacionalista Chigaku Tanaka,
quien le había causado poca impresión.
Su encuentro con Mitani produjo un efecto completamente diferente en él. Makiguchi se sintió profundamente
impresionado con la explicación de Mitani acerca de cómo la religión estaba
integrada y relacionada con la realidad diaria de las vidas de las personas.
Mitani explicaba el budismo desde la perspectiva de Nichiren Daishonin de que,
“‘ningún aspecto de la vida o del trabajo es, en modo alguno, diferente de la
máxima realidad.’ Una persona de
sabiduría no es aquél que practica el budismo lejos de los asuntos
seculares...” Explicaba la existencia
una “ley” máxima que no es ni transcendente ni antropomórfica, la cual no
existe por encima o más allá de la realidad, sino dentro de ella.
(Posteriormente, Makiguchi rompió su relación con Mitani por razones
personales, pero también filosóficas. Al parecer, Mitani insistía en lo que
podría ser denominado un enfoque “fundamentalista” hacia el budismo sintiendo
que, si los textos sagrados describían a los seres con cabezas humanas y
cuerpos de animales, estos deberían existir. Makiguchi no podía llegar a
aceptar este tipo de enfoque tan contrario a la ciencia.)
Cuando
comenzó a estudiar el Sutra del Loto, texto clave del budismo Mahayana, así
como la interpretación de Nichiren acerca del mismo, Makiguchi se sintió
sacudido por lo mucho que estos textos concordaban con sus principios
racionalistas. “No obstante, cuando yo llegué al punto de encontrarme con el
Sutra del Loto, me sentí sorprendido de descubrir que éste, en modo alguno,
contradecía los principios científicos y filosóficos que forman las bases para
nuestra vida diaria, y que difería fundamentalmente de todas las prácticas religiosas
y morales que yo había estudiado hasta la fecha. Y, justamente, cuando me
encontré a mí mismo motivado por este descubrimiento, experimenté gran cantidad
de fenómenos inexplicables en mi cotidianidad, que coincidían exactamente con
las enseñanzas del Sutra del Loto... Con
una alegría cuya definición está más allá del poder de las palabras, he
renovado completamente el modo de vida que yo había buscado vivir durante casi
sesenta años.” (Makiguchi, 8:405).
Seguidamente
describió que su encuentro con el budismo había dado nueva vida a su teoría del
valor. (Ikeda, 10). De este modo, aunque
Makiguchi no hace referencia a cuáles aspectos de su filosofía previa a su
conversión fueron “revertidas” hacia el budismo y cuáles fueron “armonizadas”
por el budismo, parece claro que, desde su perspectiva, la experiencia fue
sobrecogedoramente armonizante. En el budismo, encontró un sistema de creencias
que renovaron y dieron profundidad a sus antiguas convicciones sobre la
importancia central del desarrollo del poder inherente en los individuos. Esto se refleja en un cambio
gradual en cuando a la retórica de la organización que él había fundado pasando
de un enfoque puesto en la “reforma educativa,” a otro puesto en la “reforma
religiosa.”
No
parece ilógico especular que la conversión de Makiguchi representó una profunda
armonización entre la tradición científico-racionalista de occidente, en la
cual estaba él inmerso y a la cual se había dedicado, y la valoración intuitiva
de los procesos de vida internos propia de las tradiciones asiáticas
religiosas. Tampoco parece descabellado
sugerir que los aspectos que distinguen a la Soka Gakkai pueden ser localizados
en la consistencia presente en las ideas de Makiguchi antes y después de su
conversión, en especial en cuanto al tema del valor. El pragmatismo de Makiguchi, su enfoque secular en cuanto a la práctica
religiosa como base generadora del raciocinio y la energía mediante los cuales
las personas pueden crear valor en medio de las necesidades y pruebas de la
vida diaria, ha sido transmitido por los subsecuentes líderes de la
organización. Parece razonable especular
que este enfoque ha jugado un papel importante en el grado de aceptación que ha
disfrutado el movimiento de la Soka Gakkai hacia finales del Siglo XX en el
Japón, así como en entornos culturales que han sido poco expuestos al
budismo.
¿Cuáles
fueron, entonces, los aspectos específicos del budismo de Nichiren que
atrajeron a Makiguchi?
Miyata
describe tres características que Makiguchi encontró especialmente atractivas:
1) El énfasis puesto en la experiencia
empírica y la concordancia con el método científico.
2) El hecho de que el foco central de la
fe está en una ley o principio universal y no en un ser o una deidad
antropomorfos.
3) El énfasis colocado en la identidad de
los ámbitos seculares y budistas, y la postura de usar la contribución de la
religión a la sociedad como medida de su validez. (Miyata, 75).
En
la Pedagogía, Makiguchi aclaró además su visión acerca del valor de la religión.
Rechazando
la idea de que “lo sagrado” representa una categoría independiente de valor,
Makiguchi declara que la religión genera el valor del beneficio o la ganancia
sólo cuando ésta mejora las vidas de los individuos. La religión crea el valor
del “bien” en la medida en que contribuye con el avance de la sociedad. El beneficio o ganancia (ri) y el bien (zen),
junto con la belleza (bi) forman la médula del sistema de valores de Makiguchi. Como Ikeda lo ha descrito, la constante
posición de Makiguchi era que la religión debe servir a la humanidad; la
humanidad no existe para servir a la religión. (Ikeda, 15).
LA SOKA KYOIKU GAKKAI
Alrededor
de la época en que la Pedagogía fue publicada, y con la libertad que le
permitió su retiro forzado, Makiguchi comenzó el trabajo de organizar el apoyo
de su visión acerca de la reforma educativa y social. Este fue el inicio de la
Soka Kyoiku Gakkai (SKG), la cual, después de la guerra, llegaría a convertirse
en la Soka Gakkai. Tal vez el aspecto más interesante del desarrollo de esta
organización en este punto de su historia es el dramático cambio que vivió, en
sólo unos pocos años, cuando dejó de ser una organización para intelectuales
interesados en una reforma educativa y pedagógica, para convertirse en un
movimiento religioso de amplia base.
Lamentablemente,
la información acerca de la historia SKG antes de la guerra, la naturaleza de
sus actividades, el crecimiento de su membresía y, particularmente, cómo
ocurrió la transición de su cambio de objetivo, es limitada. Mucho de lo que sabemos sobre esta historia
debe ser obtenido del contenido de los periódicos de la organización.
Aparentemente, para el momento de su aparición, la SKG abrazó un plan definitivamente
pedagógico.
En
el prefacio de la Pedagogía, Makiguchi escribió: “Hay muchos asuntos urgentes
con los que tenemos que lidiar en nuestro movimiento por la reforma educativa.
La Soka Kyoiku Gakkai tiene por objeto atacar estos asuntos en un esfuerzo
cooperativo entre quienes comparten la misma aspiración.” (Makiguchi 5;10). El
Kankyo (Medio Ambiente), la primera revista producida por Makiguchi y Toda (en
1930) fue, por lo tanto, publicada con el objetivo de proporcionar a los
educadores “material de enseñanza relativo a la vida diaria” y para animarlos a
desarrollar una pedagogía más científica o sistemática.
De
este modo, para el momento de su fundación, el enfoque primordial de la
organización se centraba en torno al cambio social mediante la reforma
educativa. El aspecto religioso llegaría a ser prominente pero en este punto
era secundario o, al menos, tenía una importancia secundaria.
Bethel
sugiere que la motivación de Makiguchi a cambiar el énfasis hacia la reforma
religiosa era una especie de frustración en cuanto al progreso de sus esfuerzos
para efectuar una reforma educativa (Bethel, 1973:90). Los propios escritos de
Makiguchi proporcionan la evidencia que respalda este punto de vista. En 1937,
al reflexionar sobre los siete años que habían transcurrido desde que fuera publicado
el primer volumen de la Pedagogía, Makiguchi señaló que aunque esto tal vez era
el resultado inevitable del hecho de que su pedagogía había sido construida
sobre una nueva teoría del valor, era imposible no estar descontento por la
falta de respuesta por parte de las autoridades educativas nacionales.
(Makiguchi, 9:234)
Cualquiera
haya sido la motivación, hacia 1935 se hace manifiesta la evidencia de una
transición desde un enfoque educativo hacia uno religioso. La Soka Kyoiku Gaku
Taikei Kogai (Sinopsis del sistema pedagógico para la creación de valores) es
un panfleto que define los principios de la pedagogía de Makiguchi publicada en
ese año.
Éste
adopta el objetivo de la SKG como un reforma educativa fundamentada en los
principios de la pedagogía de Makiguchi para la creación de valores e incluye
gran número de propuestas y metas específicas. No obstante, en el Shinkyo
(Nuevas enseñanzas), la publicación de la sociedad desde 1935 hasta 1936,
aparecen muchos artículos sobre las actividades religiosas de la sociedad así
como lemas en sus portadas que promueven la reforma religiosa. (Miyata, 15)
Al
parecer, el grupo también realizaba reuniones de diálogo en los que se
discutían tanto temas religiosos como educativos y en agosto de 1935 llevó a
cabo su primera sesión de verano en Taisekiji, templo principal de la Nichiren
Shoshu. (Todai Hokekyo, 50).
Del
mismo modo, la edición de diciembre de 1935 del Shinkyo contiene las siguientes
declaraciones que reflejan claramente cómo veía Makiguchi la relación entre la
religión y otras formas de actividades institucionalizadas: “Las reformas de
los asuntos seculares tales como la política o la economía, son los adornos de
las ramas y de las hojas mientras que las reformas educativas y religiosas
nutren la raíz.” (Todai Hokekyo, 51). Makiguchi también declaró que las
reformas educativas deberían fundamentarse en las reformas religiosas y
escribió que, sin una transformación interior fundamental de los seres humanos,
el caos que plaga los asuntos relacionados con la humanidad jamás llegarán a su
final (Ibid.). Parece ser, por lo tanto
que, al menos hacia 1935, la organización ya incluía un significativo enfoque
religioso.
En
1936 la plataforma de la organización fue revisada con la intención de “reflejar mejor la realidad del movimiento.”
(Miyata, 15) Para entonces quedó expresado específicamente el enfoque religioso
de la organización, estableciendo que, a la par de su objetivo de hacer
efectiva una reforma educativa en todo el país mediante “estudios pedagógicos
centrados en el sistema pedagógico para la creación de valores. También tendrá como fin alcanzar la
revolución religiosa esencial que se requiere para llevar a cabo la reforma
educativa.” (Ibid.)
En
1937 el grupo realizó una “reunión inaugural,” con la asistencia de 60
personas. En esta reunión Makiguchi fue electo formalmente presidente de la
organización. Los miembros continuaron reuniéndose para reportar los resultados
de sus programas de investigación y sus experiencias personales hasta que el
gobierno disolvió la organización en 1943. (Bethel, 1973:97)
En
1939, cuando el mundo se encontraba en suspenso ante al borde de una guerra
total, se realizó otra reunión general de la SKG. El tema central de esta
reunión fue casi completamente religioso. En julio de 1941 el nuevo periódico
mensual de la organización, Kachi Sozo (Creación de Valor), comenzó a publicar
la ideología de la organización, sus reglas, regulaciones y propósitos. Esto revela que había ocurrido un cambio
dramático en la organización, y que su enfoque era ahora poderosamente
religioso.
En
la cuarta edición, fue definido el propósito de la SKG como la experimentación
y la demostración científica de una vida de supremo valor fundamentada en la
práctica budista:
Nuestra organización, formada por quienes
abrazan la fe, en las Tres Grandes Leyes Secretas, esencia del Sutra del Loto,
lucha por alcanzar la paz y la tranquilidad para todos. Esto será hecho
realidad mediante la puesta en práctica de la fe en la vida diaria para
observar científicamente la relación entre la religión y el vivir, y para
servir de testimonio de la presencia y el grado de valor que hay en dicha
relación. Hemos buscado alcanzar efectos supremos en la educación y la vida en
general, y llegamos a las causas fundamentales para hacerlas realidad. Hemos
establecido un método de enseñanza fundamentado en la orientación, y hemos
utilizado este método para probar científicamente los medios para alcanzar la
máxima felicidad para todos. Durante la
pasada década, hemos agrupado ejemplos sin precedentes en el mundo al demostrar
la prueba real del experimento gracias a la total dedicación y práctica de
nuestros camaradas. Así hemos tomado la
iniciativa de traspasar la barrera que están confrontando el mundo y nuestro
país. (Miyata, 16).
Esto
fue seguido por seis propuestas concretas:
1. Reforma de la metodología educativa.
2. Reforma del estilo de vida.
3. Reforma del método investigativo.
4. Reforma de la moralidad.
5. Reforma de la filosofía.
6. Reforma de la religión.(Ibid.)
El
periódico Kachi Sozo continuó presentando artículos sobre temas pedagógicos. No
obstante, la mayor parte de lo que publicaba, se refería a testimonios de
miembros que no tenían lazos en particular con el campo de la educación, sobre
los beneficios que ellos habían derivado de su práctica del budismo de
Nichiren. (Bethel 1973, 97)
El
Kachi Sozo fue publicado durante menos de un año, desde julio de 1941 hasta
mayo de 1942, cuando recibió una orden oficial de cese de publicaciones. Su
corta vida coincide con un período crucial en la historia de la Segunda Guerra
Mundial, incluyendo el ataque a Pearl Harbor en 1941, y la invasión de las
Filipinas, Hong Kong y Singapur. Los
escritos de Makiguchi a lo largo de este período están impregnados de un
creciente sentido de urgencia. Resulta
claro que Makiguchi estaba cada vez más convencido de que solamente el tipo de
renovación fundamental y espiritual que él había encontrado en su propia
experiencia religiosa podría permitirle al Japón y al mundo evitar el desastre
hacia el cual se estaba encaminando.
Este
cambio en el enfoque de la organización también comenzó a verse reflejado en la
membresía de la organización. La organización ya no estaba formada solamente
por intelectuales interesados en la reforma sino que comenzó a incluir a cada
vez más y más personas de esferas mucho más amplias de la sociedad que se
habían sentido atraídas por los temas religiosos más amplios sobre los que
Makiguchi ahora estaba dialogando. No
existe información detallada que pudiera definir un perfil de la membresía de
la organización, o del cambio que ésta experimentó cuando dejó de ser una
organización básicamente de educadores para llegar a ser más un reflejo de la
población en general. No obstante, en la historia novelada de Toda sobre la
organización, Ningen Kakumei (La revolución humana), Makiguchi es descrito como
una persona involucrada en actividades de propagación entre el proletariado
urbano del Japón; y muchos de sus seguidores eran mujeres que buscaban alivio
para su “carga kármica” de pobreza y de relaciones abusivas.
En
términos de su tamaño, la organización había aumentado de 500 personas en 1940, a 3.000 al año
siguiente. (Todai Hokekyo, 1:56) Es
evidente que, a partir de 1939, Makiguchi inició un movimiento social cuya base
era mucho más amplia.
ARRESTO Y MUERTE EN PRISIÓN
A
medida que se intensificaron las acciones del Japón hacia la guerra, el
gobierno se mostró cada vez más alerta y represivo hacia las voces de protesta. Al concentrar sus esfuerzos en un intento por
reunir a sus súbditos a favor de la causa de su guerra expansionista, se volvió
cada vez menos y menos tolerante ante cualquier expresión de ideas
independientes.
En
abril de 1939 el estado dictaminó la Ley de Organizaciones Religiosas que le
permitió disolver cualquier organización religiosa que contradijera el “Método
Imperial.” De igual modo, en 1940, fue
establecido un nuevo cuerpo administrativo y por primera vez, la promoción del
respeto a los dioses se convirtió en el objetivo oficial del estado. Miyata
describe esto como un indicativo de la consumación del sistema del sintoísmo
estatal (Miyata, 214.)
Según
esta ideología, el Emperador era, como descendiente de la diosa del sol, una
deidad viviente que debería ser venerada por la población. De este modo el
estado generó un patriotismo poderoso e incuestionable que servía de respaldo a
sus políticas. En cada hogar, así como en todos los lugares de devoción, tenían
que ser entronizados los talismanes sintoístas. En 1941, fue revisada la Ley
para la Preservación de la Paz (chian ijiho) de 1925, expandiendo su enfoque
original hasta prohibir, específicamente, bajo pena de muerte, todo acto o
hasta idea que fuese en desmedro de la dignidad del Emperador del sintoísmo
estatal. Fue por violación de esta ley que los líderes de la Soka Kyoiku Gakkai
fueron arrestados en 1943.
Durante
la década de los años treinta, las autoridades estatales ya habían subyugado
violentamente a un gran número de sectas y uno de los casos más destacados fue
el de la Secta Omoto en 1935. La presión para que se ajustara y aceptara la
supremacía del Sintoísmo Estatal fue sentida por la totalidad de la comunidad
religiosa del Japón y, una tras otra, las diversas escuelas revisaron sus
enseñanzas y prácticas para dar cabida a las demandas del estado. Por ejemplo,
las diversas sectas cuyo linaje se remontaba a Nichiren, incluyendo la Nichiren
Shoshu, aceptaron eliminar de sus escritos los pasajes que colocaran la
autoridad del darma budista por encima de los poderes seculares o que, de otra
manera, pudieran constituirse en blasfemias contra el Emperador.
Dentro
de este contexto, Makiguchi se mantuvo firme. Según la acusación que le fue
hecha durante los dos años anteriores a su arresto, Makiguchi asistió a más de
doscientas cuarenta pequeñas reuniones de diálogo o zadankai. (Este tipo de
reuniones siguen siendo el principal campo de acción para las actividades de la
membresía de la SGI en el mundo entero.)
Muchas de estas reuniones fueron llevadas a cabo bajo la vigilancia
directa de la Alta Policía Especial (tokko). Los participantes relatan que
Makiguchi era cortado abruptamente por la policía tan pronto como el tema se
tornaba hacia el sintoísmo estatal. (Ikeda, 12)
Makiguchi
también expresaba sus ideas en forma escrita. Por ejemplo, en la edición del 20
de diciembre de 1941 del Kachi Sozo, Makiguchi escribió lo siguiente: “Debemos
evitar estrictamente seguir las ideologías de origen incierto que no pueden ser
substanciadas por la prueba real, aunque éstas puedan pertenecer a las
tradiciones más respetadas a lo largo de los tiempos, para con ello sacrificar
la inestimable vida de la comunidad entera del yo y los demás. En este sentido, la cuestión de [venerar por
obligación] los santuarios sintoístas debe ser reexaminada como un asunto de
gran urgencia.” (Makiguchi, 10:26.) Lo
oportuno de esta declaración, apenas unas semanas después del ataque a Pearl
Harbor, sugiere el coraje que se requería para expresar públicamente estos
puntos de vista. Como fuera mencionado,
cinco meses después, en mayo de 1942, las publicaciones del Kachi Sozo fueron
interrumpidas por la fuerza.
En
junio de 1941, Makiguchi fue convocado al templo principal de la Nichiren
Shoshu. Allí, ante la presencia del sumo prelado de ese momento y de dos
anteriores, le fue solicitado que aceptara
el talismán sintoísta y que animara a los miembros de la Soka Kyoiku
Gakkai a que hicieran lo mismo. Makiguchi se negó a aceptar esta
materialización simbólica del estado sagrado.
En sus escritos posteriores a la guerra, Toda lo recuerda cuando
declaró, “¿A qué tanto le temen ellos [el sacerdocio]? Éste es el momento para amonestar al
estado.”
En
julio de 1943, Makiguchi, Toda y otros diecinueve líderes de la SKG fueron
arrestados. El Tokko Geppo (Reporte mensual de la Alta Policía Especial)
informa sobre el arresto de Makiguchi: “Las ideas y creencias de las personas
relacionadas [con la Soka Kyoiku Gakkai] centradas en torno al presidente
Makiguchi manifiestan gran número de elementos subversivos y revolucionarios.
Luego de investigaciones secretas realizadas por la Agencia de Policía así como
por el Departamento de la Alta Policía Especial de la Prefectura de Fukuoka, el
día 7 de este mes la Agencia arrestó e interrogó a Tsunesaburo Makiguchi y a
otras cinco personas bajo la sospecha de blasfemia a la dignidad del Gran
Santuario Imperial y lesa majestad.”
Makiguchi fue acusado por
expresar opiniones tales como: “El emperador es un mortal común (bompu)”; “El
emperador no debería demandar la lealtad [del pueblo]”; y “No hay necesidad de
venerar el Gran Santuario de Ise”, un lugar fuertemente conectado con la casa
imperial. (Tokko Geppo, Julio de 1943: 27-28)
Makiguchi
pasó el resto de su vida, unos quinientos días, en prisión, gran parte de este
tiempo en detención solitaria. Allí
continuó expresando sus ideas religiosas y filosóficas, plenamente consciente
de que la continua adherencia a estas ideas impedirían su liberación. Para las
autoridades, una retractación (tenko) seguida de la liberación era, por
supuesto, el desenlace preferido cuando se trataba con “criminales
ideológicos.” Ellos habían desarrollado
técnicas para la aplicación de presión física y psicológica que daban como
resultado un porcentaje extremadamente alto de retractaciones. A excepción de
Makiguchi, Toda y otra persona, todos los líderes de la Soka Kyoiku Gakkai que
habían sido arrestados, se retractaron y fueron liberados.
Makiguchi
y Toda estaban entre los pocos disidentes ideológicos que se mantuvieron fieles
a sus creencias hasta el mismo final, los demás eran primordialmente cristianos
y comunistas.
Una
versión de extractos de las respuestas escritas de Makiguchi a sus
interrogadores fue publicada en el Tokko Geppo (Informe mensual de la Alta
Policía Especial); son documentos existentes como lo son las cartas que le
permitían escribir a su casa una vez cada diez días. Estos escritos revelan a Makiguchi como una
persona extraordinariamente controlada. En los archivos de los interrogatorios,
por ejemplo, repite y elabora aquellas ideas relativas al sintoísmo estatal y
al Emperador que habían causado su arresto. Hay una calma casi socrática con
relación al modo en el cual Makiguchi tomó en sus manos lo que tal vez captó
era su última oportunidad para dar plena expresión a sus ideas.
Antes
que nada describe la práctica religiosa de la Soka Kyoiku Gakkai como una
fusión de las enseñanzas de Nichiren transmitidas dentro de la Nichiren Shoshu
y de su propia teoría del valor. Seguidamente explica por qué en lugar de
escoger convertirse en sacerdote de la Nichiren Shoshu permaneció siendo un
creyente laico. “Si yo hubiere de ordenarme y tener un templo, estaría
confinado en mis acciones a las enseñanzas de la Nichiren Shoshu. Sería muy
poco apropiado para mí promover mi teoría de valor desde un templo. Creo que mi
verdadero objetivo es alcanzado al seguir siendo un creyente laico e introducir
mi teoría del valor dentro de los principios de la fe de la Nichiren Shoshu. Es en esto donde pueden hallarse las
características que le son únicas a la Soka Kyoiku Gakkai.” (Tokko Geppo,
agosto 1943:140).
En
toda la información recopilada, Makiguchi demuestra una independencia en sus
ideas y en su interpretación que subraya la distancia y las tensiones con la
Nichiren Shoshu. Antes de su encarcelamiento, numerosos artículos que
aparecieron en el Kachi Sozo, no todos necesariamente escritos por Makiguchi,
habían expresado críticas a la fe al “viejo estilo” de los sacerdotes y los
seguidores tradicionales de la Nichiren Shoshu cuya falta de entusiasmo para
las actividades de propagación se sentía reflejada en una egoísta falta de disposición para
compartir el “gran bien” del budismo con los demás y con la sociedad en su
conjunto.
Tal como Makiguchi aclara en los
documentos registrados, la Ley Budista o darma no es algo que puede ser
“poseída” por un individuo o secta. Para
él, antes que nada y por encima de todo es una ley universal de causalidad. “El budismo no es algo inventado o creado por
Shakyamuni. Es una ley sin principio ni
final, que gobierna y da vitalidad al flujo constante de todos los fenómenos
desde los tiempos sin comienzo. Lo que es denominado budismo son simples actos
y prácticas que concuerdan con esta ley o principio ya existente.” (Tokko
Geppo, agosto 1943:145).
Makiguchi
describe la guerra que se estaba librando en ese momento como un “desastre
nacional” que surgió de la adherencia a ideologías erradas. En aquel momento,
la guerra era casi universalmente descrita como una “guerra santa” (seisen).
Makiguchi también repetía su aseveración de que el emperador era un mortal
común y que no era infalible. También
declaró que el emperador debía obedecer la ley de causa y efecto y que si
abrazaba el budismo, “Su Majestad desarrollaría de un modo natural el tipo de
sabiduría que le permitiría llevar a cabo acciones políticas sin error.” (Tokko
Geppo, agosto 1943: 152,156).
Las
cartas que Makiguchi escribió desde la prisión a su esposa y a su nuera ofrecen
un retrato de la trascendencia
filosófica de las dificultades que estaba sufriendo en ese momento combinadas
con un inquebrantable compromiso con la acción pragmática. Makiguchi compara su
vida en una celda solitaria de tres tatami (un total de aproximadamente 1,80 m x 2,70 m ) con “vivir en un
pequeño apartamento en el que puedo leer libros y no me falta nada.” En la
misma carta, escribe, “Hagamos que la fe sea nuestra primera prioridad.
Deberíamos fortalecer nuestra fe, conscientes de que cualesquiera que sean las
pruebas que enfrentemos, éstas carecen de significado si las comparamos con las
que enfrentó el Daishonin. Vivimos en medio de beneficios ilimitados y, de
ninguna manera, podemos sentirnos descontentos por eventos tales como los que
están ocurriendo en la actualidad. A partir de las experiencias del pasado
resulta claro que ‘el veneno se tornará en medicina’ tal como nos lo enseñan el
Sutra y el Gosho [escritos de Nichiren].” (Makiguchi, 10:278). En otra carta Makiguchi escribió, en una
línea que fue dañada por los censores: “Dependiendo de nuestra actitud, hasta
el infierno tiene sus placeres.”
Mediante
estas cartas, Makiguchi trató de proteger y animar a su familia y a sus
compañeros miembros de la Soka Kyoiku Gakkai.
Makiguchi permaneció comprometido con los problemas y retos de la vida
diaria hasta el mismo final. Por
ejemplo, en numerosas cartas llama la atención a su nuera, Sadako, por su error
de no colocarle fecha a sus cartas (para que el pudiera estimar cuanto tiempo
tomaba el proceso de censura) o para proporcionar el tipo de información
concreta y detallada que el requería.
La última carta de Makiguchi
tenía como fecha 15 de octubre, poco más de un mes antes de su muerte. Es una respuesta a una carta de Sadako en la
que le informaba a Makiguchi que su hijo (esposo de la remitente) Yozo, había
sido ultimado en el combate. “Me sentí consternado por este golpe. Pero lo que
más me preocupó fue cómo ustedes dos [Sadako y la esposa de Makiguchi, Kuma]
estaban pudiendo seguir adelante. Me
sentí aliviado al saber que ustedes están tomando esto con una firme
determinación…Por favor, infórmenle sólo a quienes estaban cerca de él, no
olviden a su tía en Hokkaido.” Luego de animarlas a ellas a aferrarse a su fe,
Makiguchi concluye con una declaración de confianza en su logro y en la validez
de las enseñanzas budistas.
“He
estado leyendo de nuevo la filosofía Kant. Está claro que yo he podido
desarrollar una teoría del valor que los filósofos han buscado en los pasados
cien años sin éxito. Al mismo tiempo he conectado esto a la fe del Sutra del
Loto, cuya verdad ha sido probada por las experiencias de varios miles de
practicantes. Corriendo el riesgo de sonar falto de modestia, me siento
asombrado ante esto. En este sentido, no es de sorprender que los tres
obstáculos y los cuatro demonios (sansho shima) se hayan levantado para
oponérsenos. Es tal como lo enseña el sutra.” (Makiguchi, 10:301).
Andrew Gebert es traductor e investigador en el Instituto de Filosofía
Oriental, y Anthony George es un escritor sudafricano que vive en Tokio, Japón.
REFERENCIAS.
Bethel, Dayle M. Makiguchi the Value Creator, (Makiguchi el
creador de valor) Weatherhill, Tokio y Nueva York, 1973.
Ikeda, Daisaku. “Makiguchi’s Lifelong
Pursuit of Justice y Humane Values,” (Makiguchi, una vida entera dedicada a la
búsqueda de la justicia y los valores humanos) conferencia dictada en el Centro
Simon Wiesenthal, 4 de junio de 1996.
Kumagaya, Kazunori. Makiguchi
Tsunesaburo, Daisanbunmei, Tokio 1978.
Makiguchi, Tsunesaburo. Makiguchi
Tsunesaburo Zenshu (Recopilación de los escritos de Tsunesaburo Makiguchi),
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Miyata, Koichi. Makiguchi Tsunesaburo No
Shukyo Undo (El movimiento religioso de Tsunesaburo Makiguchi), Daisanbunmei,
1993.
Murao, Koichi. Makiguchi Tsunesaburo No
Jinsei Chirigaku Wo Yomu (Para leer la “Geografía de la vida humana” de
Tsunesaburo Makiguchi), Ushio Shuppansha, Tokio, 1997.
Saito, Shoji. “Wakaki Makiguchi
Tsunesaburo To Gendai (El joven Tsunesaburo Makiguchi en los tiempos modernos),”
Nihonteki Shizenkan No Henka Katei (Cambiando el proceso de la visión japonesa
acerca de la naturaleza), Tokyo Denki University Press, Tokio 1989.
“Soka Kyoiku Gakkai Kaicho Makiguchi
Tsunesaburo Ni Taisuru Jinmon Chosho Bassui (Extractos de la documentación
sobre los interrogatorios al presidente de la Soka Kyoiku Gakkai Tsunesaburo
Makiguchi),” Tokko Geppo (Reporte mensual de la Alta Policía Especial), agosto
de 1943.
“Soka Kyoiku Gakkai Honbu Kankeisha No
Chianijiho Ihan Jiken Kenkyo (El arresto de personas relacionadas con la sede
central de la Soka Kyoiku Gakkai bajo el cargo de violación de la Ley para la
Preservación de la Paz).” Tokko Geppo, julio de 1943.
Toda, Josei. “Ningen Kakumei”(La
revolución humana) en Toda Josei Zenshu (Recolección de escritos de Josei
Toda), Seikyo Shimbunsha, Tokio, 1988.
Todai Hokekyo Kenkyukai ed. (Grupo de estudio de la Universidad de Tokio sobre el Sutra del Loto).
Soka Gakkai No Rinen To Zissen (Filosofía y práctica de la Soka Gakkai), Vol.
1, Seikyoshimbunsha, Tokio, 1975.
Yamashita, Hajime. Uchimura Kanzo To
Makiguchi Tsunesaburo (Kanzo Uchimura y Tsunesaburo Makiguchi), Ushio, marzo de
1996, Ushio Shuppan, Tokio.
NOTA PARA UNA MAS AMPLIA COMPRENSION: INSTRUCCIONES DEL IMPERIO SOBRE LA EDUCACION.
INSTRUCCION
IMPERIAL SOBRE LA EDUCACIÓN.
Sabed vosotros,
Nuestros Súbditos:
Nuestros Ancestros
Imperiales han fundado Nuestro Imperio sobre una base amplia y duradera, y han
profunda y firmemente implantado la virtud; Nuestros Súbditos siempre unidos en
lealtad y piedad filial de generación en generación, han ilustrado la belleza
que hay en ello. Ésta es la gloria del carácter fundamental de Nuestro Imperio,
y en él también yace la fuente de Nuestra educación.
Vosotros, Nuestros
Súbditos, sean filiales con vuestros padres, cariñosos con vuestros hermanos y
hermanas, armoniosos como esposos y esposas, verdaderos amigos, se comportarán
con modestia y moderación, extenderán su benevolencia a todos, buscarán el
aprendizaje y cultivarán las artes, y así desarrollarán facultades
intelectuales y perfectos poderes morales: más aún harán progresar el bien
público y promoverán los intereses comunes, respetarán siempre la Constitución
y cumplirán con las leyes, de presentarse una emergencia se someterán a sí
mismos con valentía al Estado, y así resguardarán y mantendrán la prosperidad
de Nuestro Trono Imperial coetáneo con el cielo y la tierra.
Así que vosotros no
sólo serán Nuestros buenos y fieles súbditos, sino que harán ilustres las
mejores tradiciones de vuestros antepasados. El Camino desde aquí en adelante
es por cierto la enseñanza legada por Nuestros Ancestros Imperiales, a ser
observada de igual forma por Sus Descendientes y por los súbditos, infalible
para todas las edades y verdadera en todos los lugares. Es Nuestro deseo
ponerlo en el corazón con toda la reverencia, junto con vosotros, Nuestros
súbditos, pudiendo así alcanzar la misma virtud.
El día 30 del 10°
mes del 23° año de Meiji
(Signo Manual
Imperial. Sello Imperial)