¿QUÉ ES LA FE? LA FE ABARCA LA VERDAD, EL CORAJE, LA SABIDURÍA Y LA BUENA FORTUNA. INCLUYE LA COMPASIÓN Y LA HUMANIDAD, ASÍ COMO LA PAZ, LA CULTURA Y LA FELICIDAD. LA FE ES ESPERANZA ETERNA; ES EL SECRETO PARA EL AUTO-DESARROLLO SIN LÍMITES. LA FE ES EL PRINCIPIO BÁSICO DE CRECIMIENTO. (LAS DISCUSIONES SOBRE LA JUVENTUD, VOLUMEN 2, PÁGINAS 163/64).

¿QUÉ ES EL BUDISMO? ES EL NOMBRE DADO A LAS ENSEÑANZAS DE UN BUDA. "BUDA" SIGNIFICA "EL ILUMINADO”; ALGUIEN QUE PERCIBE LA ESENCIA O REALIDAD DE LA VIDA EN SU INTERIOR, ES UN SER ILUMINADO A LA VERDAD DE LA VIDA Y DEL UNIVERSO. A DIFERENCIA DE OTRAS RELIGIONES, EL BUDISMO NO ALEGA UNA REVELACIÓN DIVINA. COMIENZA CON UN HOMBRE, QUE A TRAVÉS DE SUS PROPIOS ESFUERZOS Y PERSEVERANCIA, DESCUBRIÓ LA REALIDAD DENTRO DE SÍ Y ENSEÑÓ QUE TODOS PODÍAN HACER LO MISMO. EL BUDA NO PUEDE SER DEFINIDO, COMO UN SER TRASCENDENTAL O SUPREMO. EN ESTE SENTIDO, EL BUDISMO, NO SOLO ES LA ENSEÑANZA DE UN BUDA, SINO LA ENSEÑANZA QUE POSIBILITA A TODAS LAS PERSONAS REVELAR SU NATURALEZA DE BUDA. EL BUDISMO ES UN SISTEMA PRÁCTICO DE ENSEÑANZA QUE NOS PERMITE CONCRETAR EL ESTADO IDEAL DE LA BUDEIDAD… LA PROPIA PERFECCIÓN.

¿QUE ES EL KOSEN-RUFU? “ES LA LUCHA PARA TRANSFORMAR LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS, REVIRTIENDO LA OSCURIDAD QUE RESIDE EN EL INTERIOR DE SU VIDA, HACIENDOLO TOMAR CONCIENCIA DE SU NATURALEZA DE BUDA INHERENTE". LA ESENCIA DE “ESTABLECER LA ENSEÑANZA CORRECTA PARA ASEGURAR LA PAZ EN LA TIERRA” ESCRITO POR NICHIREN DAISHONIN, RADICA EN CONSTRUIR UNA RED DE PERSONAS DEDICADAS AL BIEN. PERO COMO ESTA CONTIENDA IMPLICA TRANSFORMAR DE RAÍZ LA VIDA DE LAS PERSONAS PROVOCARA RESISTENCIA EN CIERTOS SECTORES… ESTA GRAN BATALLA ES LA CLAVE PARA CREAR UN MUNDO DE PAZ Y DE FELICIDAD VERDADERAS, UNA TIERRA DE BUDAS.

YIGUIO Y KETA. PRÁCTICA PARA UNO MISMO Y PRÁCTICA PARA LOS DEMÁS. ESTOS ASPECTOS DEL BUDISMO VERDADERO SON: YIGUIO (PRÁCTICA PARA UNO MISMO) Y KETA (PRÁCTICA POR EL BIEN DE OTROS). AMBOS CONSTITUYEN UNA PRÁCTICA COMPLETA. SON COMO DOS RUEDAS QUE FUNCIONAN AL UNÍSONO PARA ADELANTAR NUESTRAS VIDAS, PARA MANIFESTAR NUESTRA ILUMINACIÓN INHERENTE.

¿QUE ES LA SOKA GAKKAI INTERNACIONAL (SGI)?...ES UNA ORGANIZACIÓN BASADA EN EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN, INSPIRADA EN EL RESPETO A LA VIDA, LA CONCIENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, BUSCANDO DESPERTAR EN LAS PERSONAS EL ESPÍRITU DE RECONOCER, RESPETAR Y APRECIAR LAS SEMEJANZAS Y LAS DIFERENCIAS, PERMITIENDOLES FORTALECERSE Y TRANSFORMAR SU INTERIOR PARA DESARROLLAR SU MÁXIMO POTENCIAL, ASUMIENDO LA RESPONSABILIDAD DE SU PROPIA VIDA Y COMPROMETIENDOSE CON LA SOCIEDAD, EMPRENDER ACTIVIDADES EN SU VIDA COTIDIANA, PARA DESPLEGAR LA CAPACIDAD DE VIVIR CON CONFIANZA, CREANDO VALOR EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA Y CONTRIBUYENDO AL BIENESTAR DE AMIGOS, FAMILIARES Y SU COMUNIDAD…

…UNA DE LAS DIFICULTADES QUE LOS LATINOS TIENEN PARA COMPRENDER EL BUDISMO, radica en lo que el término "religión" significa en su ámbito social… Las religiones occidentales tienen sistemas jerárquicos en los que las reglas y los dogmas se establecen desde arriba hacia abajo… Ellas están basadas en la creencia de una deidad sobrenatural… La relación entre el maestro y el discípulo es interpretada como la de una persona que ciegamente, sigue a otra… VER MAS…

EL ESFUERZO DE NO RENDIRSE JAMAS. Vivimos una vida fragmentada y llena de conflictos. Estamos divididos en centenas de grupos de seres humanos, limitados por el miedo, la vergüenza, la culpa, la ira, las obsesiones y las emociones… esta lucha interna hace que no nos podamos entender… ¿Por que pasa esto...? VER MAS…

LA RECITACION DE LOS CAPITULOS “MEDIOS HABILES” Y “DURACION DE LA VIDA”. Carta a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Este Ghoso, nos acerca a un precepto conocido como “seguir las costumbres de la región”. El significa que, mientras no esté en juego ninguna trasgresión grave, no se debe ir contra las tradiciones y costumbres de un país, región o comunidad, aunque debamos apartarnos ligeramente de las enseñanzas. Este criterio fue establecido por el Buda... VER MAS…

LAS REUNIONES DE DIALOGO O ZADANKAI, SON UN OASIS…En la actualidad, el egoísmo desmedido, provoca profundos trastornos en el corazón humano y estamos perdiendo la coexistencia con la naturaleza; por ello estos mini cónclaves de miembros de todas las edades, razas, intereses y antecedentes, son un foro de intercambio rico y refrescante. En un mundo afectado por la "DESERTIFICACION SOCIAL", estas reuniones son un oasis, en el que los seres humanos en forma individual, se esfuerzan en concretar la paz mundial y la prosperidad de la sociedad humana. ...Como budistas, al establecer una condición de paz interior en la vida cotidiana, contribuimos con la paz del mundo, posibilitando a cada uno, desarrollar su potencial inherente... VER MAS…

TSUNESABURO MAKIGUCHI Y SU TEORÍA DEL ESTADO. Por Koichi Miyata.

Temas desarrollados: Introducción. La teoría de la evolución como base del pensamiento. Los cuatro procesos que conducen a un sentido global de la coexistencia. La realidad: un mundo centrado en la guerra económica. La comunidad, la nación y el mundo. Los cuatro deberes del estado. La evolución del objetivo del estado: de ciudadanos nacionales a ciudadanos globales. El sentido comunitario en el sistema pedagógico para la creación de valor. 

INTRODUCCIÓN
La Geografía de la vida humana fue publicada en diciembre de 1903, inmediatamente antes del estallido de la Guerra Ruso-japonesa. En ella Tsunesaburo Makiguchi expone sus observaciones acerca del Estado y de la guerra. La obra se destaca entre el resto de los escritos sobre el tema realizados por el autor, por el modo organizado de su presentación. Para poder apreciar a cabalidad la Teoría del Estado de Makiguchi, este trabajo debería ser consultado como fuente principal que puede ser complementada con lo que está expuesto en el resto de sus obras.


Las ideas de Makiguchi pueden ser malentendidas con facilidad si, además, no se le presta la debida consideración a la relevancia contextual de la Guerra Ruso-japonesa, una encrucijada que llegaría a determinar si Japón se convertiría en una colonia asiática más o si pasaría a ser un Estado imperialista rival de Occidente.


Una importante característica en cuanto al modo en que Makiguchi solía dar forma a sus ideas era que lo hacía tras una cuidadosa observación de los indicadores sociales. Sus propuestas tienden a lo complejo en su análisis y a la proyección de realidades prácticas dentro de las posibilidades futuras.


Intentar aplicar o hacer una abstracción de sus ideas fuera de su marco contextual sólo sirve para distorsionar sus verdaderos objetivos. Esto es válido igualmente cuando se examina su visión acerca del Estado y de la guerra.


El período en el que Makiguchi vivió se extiende desde la restauración Meiji (1868) hasta la Segunda Guerra Mundial. La imperiosa necesidad del Estado moderno por la expansión imperial estaba en su punto más alto, los estados occidentales competían intensamente por la hegemonía en el mundo. En este escenario, el Estado soberano luchaba por asegurarse para sí un lugar reconocido en el mundo, y por asegurarle a su gente un estándar de vida tolerable.


Makiguchi recalcaba que no era posible asegurar el derecho de los pueblos a la libertad, a la vida y a la propiedad si no se aseguraba la independencia del Estado. En un período expansionista, el papel del Estado era fundamental:

Nosotros le debemos enteramente a nuestra nación el poder disfrutar de condiciones de vida pacíficas y seguras, gracias a la defensa que ésta ejerce frente a la agresión externa de los grandes poderes, y gracias el respeto a nuestra libertad individual y a nuestras vidas y propiedades. Sin duda alguna, del mismo modo en que debería evitarse un nacionalismo caracterizado por la estrechez mental, tampoco debería adoptarse el otro extremo, es decir, una posición cosmopolita que sea vacía e hipócrita. (La geografía, 1: 28)


Makiguchi describió el conjunto de países asiáticos que sucesivamente habían sido colonizados por los países occidentales y la consecuente pérdida de orgullo por las tradiciones históricas y culturales de estos pueblos:

La India, ya una gran nación con una población de doscientos millones de habitantes cuya cultura derramó una luz esclarecedora sobre el resto del mundo hace tres mil años, está ahora bajo el dominio de Gran Bretaña, una nación que sólo tiene treinta y ocho millones de habitantes. Países de diversos tamaños al este y al sur de Asia, tales como Birmania y Vietnam, mantuvieron la dignidad de sus independencia hasta hace poco pero han llegado a la ruina. China, Corea y Tailandia sólo siguen siendo estados soberanos nominalmente, y también han colapsado. (La geografía, 2: 96)


A la luz de las tendencias mundiales, Makiguchi señalaba que Japón también estaba enfrentando la colonización:

Nuestro país está rodeado de enemigos por todas partes. No estuvo lejos de ser un milagro lo que permitió que Japón apenas lograra escapar a la colonización tras haber abierto sus puertas al resto del mundo. (La geografía, 2: 97)


Los desiguales tratados internacionales que fueron impuestos al gobierno militar del shogunato de Tokugawa, en gran parte gracias a la influencia de la insuperable demostración de poder militar por parte de las naciones occidentales, hizo que, en nombre de la extraterritorialidad, los residentes extranjeros gozaran de inmunidad ante las leyes civiles japonesas, y esto privó a Japón de la autonomía de regular sus impuestos aduaneros, una herramienta de protección y desarrollo de la industria nacional.


El gobierno Meiji, establecido luego del derrocamiento de los Tokugawa, se esforzó por emular al mundo occidental mediante un incremento en la riqueza nacional y la fuerza militar. Fue un medio para salvaguardar la independencia de Japón de la amenaza de ser colonizado por el mundo occidental. Japón no abolió los derechos extraterritoriales otorgados a las fuerzas extranjeras hasta 1894, justo antes de la Guerra Chino-japonesa, ni restauró el derecho a exigirles el pago de los impuestos hasta el año 1911, umbral de la Primera Guerra Mundial.


Éstas eran las circunstancias bajo las cuales Makiguchi desarrolló sus ideas acerca del Estado y de la guerra y escribió La Geografía de la vida humana. Para comenzar, presenta un bosquejo de sus planteamientos acerca de la evolución de la civilización y los procesos históricos que conducirían a los problemas mundiales contemporáneos. Aunque Makiguchi se mostraba inclinado a resaltar el papel del Estado en el clima del expansionismo imperial, también exploró papeles alternos que el Estado podía llegar a ejercer en tiempos posteriores al sistema imperial.


LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN COMO BASE DEL PENSAMIENTO.

En La Geografía de la vida humana, Makiguchi habla sobre la civilización utilizando la teoría de la evolución como marco de referencia.


La lucha por la supervivencia es un principio que impregna toda forma de vida y que da origen a la selección natural y a la evolución. Como prueba de ello todos los organismos producen una descendencia que excede su propio número, en una proporción exponencial que les permite perpetuar su existencia. (La geografía, 5: 173)


Makiguchi no sólo extrae ideas de la lucha por la existencia planteada por Darwin, que para entonces estaba tan de moda, sino también de la evolución social planteada por Spencer según la cual la competencia daba pie al progreso evolutivo.


El origen y el desarrollo de una sociedad y el avance de todos sus elementos son determinados por el grado de competencia por la supervivencia que ocurre dentro de dicha sociedad. En los países insulares, al parecer, ocurre lo contrario, pues preservan todavía criaturas, maneras, costumbres, rituales y tradiciones de otras épocas, que ya no están presentes en los continentes. Las ciudades están culturalmente mucho más adelantadas que el interior del país [Japón]. Las naciones occidentales muestran un alto desarrollo si se comparan con los niveles actuales de desarrollo en los cuales aún permanecen Japón y otras naciones orientales. Todo esto puede ser explicado por la intensidad de la competencia. Esto demuestra que hay progreso donde hay una fuerte competencia, y que un bloqueo natural o artificial de la libre competencia conducen al estancamiento, a la inactividad y al retroceso.  (La geografía, 5: 187)


Habiendo ganado la competencia por la existencia con otras especies, el ser humano estaba enfrentando un enfrentamiento mayor dentro de su propia especie. Además, con el paso del tiempo y el crecimiento demográfico de la sociedad, el locus de las actividades competitivas seguía pasando de individuos y familias, a tribus y culturas y, más recientemente, a estados.


Makiguchi, sin embargo, no abrió sus brazos incondicionalmente al aparente progreso de la civilización. Arrojando una luz sobre el lado oscuro y salvaje de este avance, advirtió que esta tendencia progresiva había dado lugar al colonialismo.


La civilización moderna ha hecho que el radio de acción de la humanidad en su lucha por la supervivencia haya sido extendido a cada rincón del planeta. Los tipos más importantes de energía motor, el vapor y la electricidad, han hecho que la Tierra sea más pequeña en distancia y tiempo, y la han convertido en un solo mundo. Lo que antes eran luchas de pequeño alcance entre las tribus ahora se ha convertido en una competencia internacional a gran escala. En este punto, todos los países y razas están compitiendo unos contra otros, en busca de cualquier oportunidad por conquistarse, para lo cual acudirán, sin dudar, a medios violentos y brutales. Ésta es la naturaleza del imperialismo.  (La geografía, 1: 27)


Aunque Makiguchi admitía que la competencia había ejercido su influencia en la sociedad, se negaba a considerarla su único principio regulador. Buscaba una transición del principio de competencia al de coexistencia como etapa final del progreso social.


LOS CUATRO PROCESOS QUE CONDUCEN A UN SENTIDO GLOBAL DE LA COEXISTENCIA.
El hecho de que la lucha por la competencia le hubiese abierto el paso al progreso de la civilización, y que haya dado pie a un cambio en el locus de competencia, evidenció para Makiguchi la aparición progresiva de otros modos de competencia. Él identificó cuatro etapas de competencia: la militarista, la política, la económica y, finalmente, la humanitaria. Aunque la transición de un modo al otro estaba ocurriendo gradualmente, estos cuatro modos se encontraban simultáneamente presentes dentro de los eventos del progreso de las civilizaciones.


A) EL MODO DE LA COMPETENCIA MILITARISTA:
Según Makiguchi, la sofisticación progresiva de las armas utilizadas para la supervivencia humana, había traído como consecuencia un aumento en la intensidad, brutalidad y magnitud de la competencia militar. Makiguchi sostenía que la guerra, inseparable de las políticas internacionales, no podía ser totalmente resuelta por el enorme poder militar del agresor. Las ganancias reportadas por el triunfo armado eran extremadamente limitadas mientras que las pérdidas eran mucho mayores.


Con el cambio de los tiempos, las naciones del mundo ya no dejarán los ajustes finales de las guerras a los beligerantes, tampoco tolerarán las interminables demandas de un vencedor sobre una nación vencida. Si una de las partes en conflicto alcanza la victoria total en una guerra, al final, sus ganancias jamás podrán compensar sus pérdidas. 
(La geografía, 5: 178).


Es muy posible que Makiguchi haya tenido en mente la intervención tripartita de Rusia, Alemania y Francia que presionó a Japón a que renunciara a la Península de Liaodong de la cual había despojado a China en 1895 tras la Guerra Chino-japonesa. A causa de la presión política internacional, Japón perdió un territorio que había obtenido por la fuerza militar.


Debido a que los agresores en guerra habían desarrollado armas más novedosas y más efectivas, alcanzar una victoria final por la fuerza había pasado a ser cada vez más difícil:
Una guerra prolongada afecta a un país en todos sus ámbitos. La fortaleza de una nación, inevitablemente, se debilita al final. Con el tiempo, el público reconoce que lo que se pierde en la guerra no puede ser recompensado fácilmente por lo que se gana con la guerra.  (La geografía, 5: 178)


La observación anterior predijo el verdadero resultado de la Guerra Ruso-japonesa. Makiguchi recalcó que la acción militar tendría como resultado grandes pérdidas para el Estado y para su pueblo desde el punto de vista económico.


Makiguchi señaló una y otra vez que mientras más se percata el público de las pérdidas económicas que sufre como consecuencia de la guerra, más se niega la nación a usar la fuerza como medio para obtener la victoria en una competencia.


Las naciones ahora evitan y se abstienen de movilizar de inmediato sus tropas. Buscan ganar mediante vías pacíficas antes de intentar derrotar a sus enemigos por la fuerza de las armas. Así, el triunfador en una guerra es determinado hoy en día por el grado de armamentos más que por el resultado del combate en sí mismo. (La geografía, 5: 179).


B) EL MODO DE LA COMPETENCIA POLÍTICA.
La acción militar ya no sería efectiva para el logro de un objetivo nacional. Con esta captación, los estados modernos lograrían sus intereses haciendo uso de la diplomacia en la arena de la política internacional.


En esta era, un Estado buscará la victoria colocando astutos diplomáticos en puntos estratégicos a la espera, por una parte, de que la otra nación cometa hasta los más pequeños errores, para tomar ventaja de ellos e intimidarla, y por otra, seducirla con adulaciones y dinero; sobornando a los oficiales cercanos al soberano, tentando a las personas con pequeños beneficios inmediatos para que desvíen al soberano, firmando tratados clandestinos para evitar la interferencia de otros estados, utilizando lo que luce ser una firma privada para molestar los asuntos domésticos del otro estado, expandiendo el territorio al establecer los términos de la rendición de la otra nación, etc. Fue gracias a este modo particular de competencia que Gran Bretaña aumentó su territorio en ultramar; y otras naciones europeas, en el este y en el sur de Asia. (La geografía, 5: 180)


Los poderes occidentales fueron efectivos en la manipulación de las relaciones diplomáticas destinadas a la expansión de sus colonias. Luego de la Guerra Chino-japonesa, Rusia, haciendo poco uso de la fuerza militar “arrendó” la Península de Liadong, que China había recuperado de Japón gracias a la intervención tripartita. En el mismo momento, Alemania le “dio en arriendo” a Japón el lado opuesto de la Bahía de Thao Zhou. Éste es un ejemplo de los resultados que tuvieron como base la diplomacia respaldada por la fuerza militar.


C) EL MODO DE LA COMPETENCIA ECONÓMICA.
Cuando la expansión territorial obtenida mediante las negociaciones políticas ya no representaban una ventaja económica, señaló Makiguchi, la competencia política se transformó en competencia económica.


Con el tiempo, las naciones se darán cuenta de que, a fin de cuentas, la expansión del territorio no vale la pena porque dejará de ser crucial para su supervivencia a menos que esté acompañada de beneficios reales. Además, el hacerse cargo de los pueblos de los territorios que se van adquiriendo demanda enormes recursos. Conscientes de que [las políticas expansionistas] no sólo atraen la desconfianza y las críticas de las demás naciones sino también de que el provecho obtenido es pequeño, buscarán ganancias tangibles en lugar de luchar por el prestigio y arriesgar su supervivencia. (La geografía, 5: 180)


Poseer colonias representaba una enorme carga económica para el país dominante, amén del costo del mantenimiento de las fuerzas armadas para suprimir la rebelión y la extensión de las funciones del gobierno. La competencia por las colonias como medio para la adquisición de recursos y mercados estaba perdiendo su atractivo.


Los métodos políticos creaban una competencia pacífica de armamentos y la competencia económica creaba una guerra no violenta por el poder comercial e industrial. Según Makiguchi, una guerra militar difería de una guerra económica en que el alcance de su actividad tenía definido el momento de su inicio y el momento de su final. Una guerra económica, en cambio, era perpetua, y su integración a la vida diaria, totalmente articulada. Las miserias de una guerra militar eran perceptibles a simple vista, mientras que las consecuencias de una guerra económica resultaban sombríamente trágicas.


Makiguchi llamó la atención al hecho de que en ausencia de un sistema internacional que arbitrara la competencia económica, las naciones eran vulnerables a la selección natural.


La competencia económica es, a fin de cuentas, tremendamente atroz. En la guerra militar, la paz puede ser restaurada por la negociación de los límites de duración de la guerra. Pero la guerra económica no puede ser llevada a un final tan fácilmente. Aunque la mediación de un tercero es una opción en la guerra militar, a la guerra económica se le permite totalmente que siga su propio curso. (La geografía, 5: 181)


La lucha económica regulada exclusivamente por el principio de la competencia tendía a ampliar las diferencias entre ricos y pobres, creando problemas más serios que la guerra. En cierto modo, Makiguchi previó el problema Norte-Sur que la economía mundial sigue enfrentando en nuestros días. Las exportaciones de los países en desarrollo que se estaban integrando al mercado internacional eran los bienes de producción, principalmente productos agrícolas, materia prima industrial y fuentes de energía, y esto los colocaba en desventaja ante los países industrializados. La industrialización en los países en desarrollo fue buscada mediante préstamos extranjeros. La sofisticación de la tecnología de producción fue otra desventaja de los países en desarrollo pues sólo les dejaban deudas. Tal como lo señalan muchos economistas, es difícil para los países en desarrollo sobrepasar las cargas de estas desventajas sin la ayuda internacional. Esto evidencia las profundas razones del llamado de alerta que hizo Makiguchi en cuanto a que la competencia económica en algunos casos podía llevar a los pueblos sufrimientos a más largo plazo que la competencia militar.


Con respecto al cambio, según el cual el objetivo nacional dejó de ser la victoria militar para pasar a ser la victoria económica, Makiguchi declaró:

En el pasado, el poder económico fue desarrollado con el objeto de obtener el triunfo en la competencia militar. Hoy los armamentos son sólo uno de los elementos que sirven para asegurar la victoria en la competencia económica. Las armas eran el objetivo y la economía era el medio para lograrlo. Ahora los armamentos son el medio para el poder económico. El resultado final antes era determinado por la competencia militar. En el presente, el poderío económico decide quien gana la batalla. (La geografía, 5: 181)


D) EL MODO DE LA COMPETENCIA HUMANITARIA.
Makiguchi aseguraba que la competencia internacional por los objetivos humanitarios sería posible si el modo final de la lucha entre los individuos fuese la competencia humanitaria.


El modo humanitario de la competencia no puede ser encontrado en el mundo de hoy. Pero hasta nuestros contemporáneos de ideas avanzadas y más elevadas están conscientes de que el vencedor económico no necesariamente es el máximo vencedor en la lucha por la supervivencia. Es, por lo tanto, fácil de imaginar que una era de competencia humanitaria seguirá a la de la competencia económica. (La geografía, 5: 182).


La competencia humanitaria, explicó Makiguchi, sería por la expansión de la influencia espiritual, mediante las “fuerzas” de la cultura y la moralidad:

La competencia humanitaria tiene como objeto inspirar a los demás, de un modo natural, mediante el uso de una fuerza invisible, a diferencia de la expansión convencional militar o política del territorio que tiene como objeto dominar al mayor número posible de personas, o de la expansión económica destinada a alcanzar los efectos del poder militar y político. En la competencia humanitaria, se hace uso de una fuerza invisible que, de un modo natural, ejerce su influencia, e inspira el respeto de los demás, en lugar de acudir al sometimiento por vía de la autoridad. Éste es un método de compasión y razón que persuade y atrae a los demás gracias al poder de la virtud, y que contrasta con la expansión egoísta y la conquista de territorios. Esto concuerda con el espíritu de la acción humanitaria.  (La geografía, 5: 183)


Por extensión, los demás modos de competencia serían influenciados por éste. Según el punto de vista de Makiguchi, los marginados sociales habrían de ser protegidos y beneficiados por la acción de frenar la competencia inhumana. La competencia humanitaria podría hacer efectiva la transición de un ethos orientado a la competencia a un ethos orientado a la cooperación y la coexistencia.


No existen métodos humanitarios simples. Estos incluyen cualquier actividad dentro del marco de la acción realizada por el bien de los demás, bien sea en lo político, en lo militar o en lo económico. Esencialmente, el objetivo debe ser salvaguardar y mejorar no sólo nuestra vida sino también la de los demás, en lugar de la sola búsqueda por el alcance de los intereses propios. En otras palabras, los métodos humanitarios no sólo producen nuestro propio beneficio sino también el de las demás personas, e inspiran la conciencia hacia la escogencia de una vida cooperativa.  (La geografía, 5: 183)


LA REALIDAD: UN MUNDO CENTRADO EN LA GUERRA ECONÓMICA.
Makiguchi se percató de que, en el presente, la competencia económica era el modo primario de interacción entre las naciones y que todos los otros modos de competencia sólo se encontraban presentes en un grado muy inferior.


Desde mi punto de vista de la naturaleza de la competencia que está ocurriendo internacionalmente en estos tiempos, las naciones parecen adoptar diferentes modos según la situación, es decir, el alcance de su capacidad para sobrevivir. Rusia aún busca expandir su territorio por las viejas vías del poder político. Otros países occidentales están buscando el verdadero beneficio mediante vías económicas. Y ya hay signos de que el método humanitario está siendo empleado por los Estados Unidos. En esencia, esta es una era de competencia económica. Por ello, todo el poder que está a la disposición de las naciones se encuentra concentrado en el crecimiento económico, sin dejar lugar para otros métodos. Es el propio interés de las naciones lo que determina las alianzas internacionales y las fisuras. (La geografía, 5: 184).


Por otra parte, la concentración de las actividades de una nación en áreas específicas de competencia económica, incluyendo la exportación de mano de obra y de bienes manufacturados y las inversiones de capital extranjero, dependían del nivel de su estabilidad y de su riqueza local.


Algunas naciones participan en la competencia económica principalmente enfocadas en la mano de obra, una clase primitiva de poder económico, debido al nivel de su desarrollo nacional. El Japón y China, por ejemplo, envían trabajadores a otros países donde obtienen salarios de obreros. Gran Bretaña y los Estados Unidos incrementan su riqueza exportando bienes, tomando ventaja de sus recursos naturales, principalmente hierro y combustible, y su ventaja competitiva en la industria. Alemania y Francia escogen invertir capital en países extranjeros; aunque la exportación de bienes sería más provechosa en cuanto a la competitividad, sus circunstancias no se lo permiten. 
(La geografía, 5: 185)


El predominio de la competencia económica desplazó a los intentos militares por la expansión territorial, y quizá hasta rivalizó con ellos. Makiguchi mantuvo que la continua política de expansión de Rusia por tomar el control de los puertos comerciales asiáticos, lo cual tenía un valor intrínseco en la lucha por las ventajas económicas, pudo desestabilizar la paz tentativa que existió hacia fines de la década de 1890. Aunque Makiguchi vislumbró la posibilidad de que la competencia humanitaria surgiera en una era posterior al sistema imperial, él no descartó que se mantuviera la fuerza de la competencia económica de la era imperialista. Con las actuales tendencias, predijo que sería inevitable un conflicto armado entre Japón y Rusia y dirigió su atención hacia una definición del papel del Estado.


LA COMUNIDAD, LA NACIÓN Y EL MUNDO.
El papel del Estado comienza a tomar forma en el bosquejo que hace Makiguchi con respecto a la identidad que tiene el individuo dentro de ese Estado. Para él era un hecho claro que los seres humanos no pueden existir apartados de la realidad social. Las interacciones dentro de la realidad social ocurren en tres esferas de la existencia de un individuo: la comunidad, la nación y el mundo.


Nos damos cuenta de que somos parte de unos cuantos centenares a varios miles de miembros de nuestras comunidades locales, de cincuenta millones de ciudadanos de nuestra nación, y de mil quinientos millones de personas en el mundo. Crecemos acunados por nuestras comunidades y vivimos en el Imperio Japonés, lugar que consideramos nuestro hogar, y desde el que nos asociamos, competimos, hacemos las paces y entramos en conflicto con las naciones vecinas como con nuestros vecinos de la casa de al lado. Con esta conciencia podemos afincar nuestras bases de un modo genuino y sólido y confirmar cuáles son nuestras verdaderas obligaciones. (La geografía, 1: 28)


Entre las tres áreas sociales de identidad individual, es decir, como miembro de una comunidad, de una nación y del mundo, Makiguchi daba máxima importancia a su carácter de miembro de la nación, ubicando como “hogar” de una persona la nación japonesa, con ello diferenciando los hogares de las naciones vecinas. Su énfasis en el ciudadano que se encuentra dentro de un Estado y en el papel de ese Estado estaba muy conectado con lo que él percibía como la situación del desarrollo en la vida social de la humanidad. Su énfasis también reflejaba su preocupación existente en ese momento respecto al sistema imperial. A continuación, veamos cómo veía Makiguchi el Estado.


LOS CUATRO DEBERES DEL ESTADO.
Makiguchi consideraba que las actividades del Estado correspondían a cuatro categorías:
1) Actividades de salvaguarda contra los problemas domésticos, tales como la prevención de una guerra civil.
2) Actividades para salvaguarda de problemas externos, tales como los conflictos armados y diplomáticos, para mantener la independencia nacional.
3) Actividades relativas a los derechos y libertades de los ciudadanos, tales como prevención del delito.
4) Actividades para promover el bienestar de la nación, como en el caso del establecimiento de un sistema económico estable.



El nivel de civilización estaba indicado por cuál de estas categorías fuese la preponderante. Después de la Guerra de Seinan (la rebelión de Satsuma) de 1877, la primera categoría pasó a ser casi irrelevante en Japón. Pero en una era imperial, la segunda categoría era de máxima importancia.


Hemos entrado en una era de agresivo imperialismo donde, por propia voluntad, las naciones dedican toda su energía ante cualquier oportunidad que tengan para someter y dominar a otras con el fin de alcanzar una independencia genuina. En tales momentos, la obligación primera y primordial del Estado está en solidificar su estatus con sus vecinos. Para ello, resultan esenciales tanto el poder militar como el de las maniobras diplomáticas. Debido que no ha sido establecida internacionalmente una autoridad mediadora, no existe otra opción que una mediación militar para que cada quien proteja sus propios territorios… La mayor parte de los ingresos por concepto de impuestos se gasta en este objetivo. Esto no puede ser evitado en lo más mínimo cuando la existencia y la prosperidad del Estado están en riesgo. Estas actividades para mantener alejados los ataques externos son una condición absoluta para que el Estado cumpla otras obligaciones. (La geografía, 5: 15)


Éste fue el sentido de crisis que Makiguchi percibió en la era imperialista. Asegurar la preservación del Estado servía como base a partir de la cual la tercera y cuarta categorías de actividades podía avanzar, la segunda categoría era por lo tanto la más crucial para el momento en que él expresó su punto de vista.


Existían dos clases de funciones que los estados modernos habían iniciado para asegurar los derechos y libertades de sus ciudadanos: la protección de los derechos y libertades del individuo contra la violaciones de estos derechos (o las intrusiones) por parte de otros individuos, como en el caso de la prevención del delito; la protección de los derechos y la inviolabilidad del individuo contra la interferencia por parte del gobierno, como en el caso de la libertad de religión, y la garantía de sus derechos políticos, como en el caso del derecho al voto. Esa última es de particular importancia para Makiguchi, quien consideraba que la Constitución Meiji de 1889 ofrecía tales garantías:


La última [la garantía de los derechos políticos], finalmente establecida por la reciente promulgación de la Constitución, está constituida principalmente por el reconocimiento de la libertad de conciencia, pensamiento, palabra, religión y asociación privada con objetivos políticos, religiosos o educativos. (La geografía, 5: 15)


Si se compara con la actual Constitución de Japón, la Constitución Meiji no ofrecía suficiente protección a los derechos de los ciudadanos. Es significativo, sin embargo, que Makiguchi haya aseverado que esas libertades no habían sido otorgadas hasta la Constitución Meiji: no existía libertad de ocupación, residencia o religión bajo el régimen de Tokugawa.


Las actividades clasificadas dentro de la cuarta categoría, para promover la estabilidad de la infraestructura nacional, habían sido adoptadas recientemente por las naciones europeas. Según Makiguchi, mientras más avanzada es una nación mayor énfasis coloca en estas actividades. El objetivo esencial son las mejoras en los niveles de vida como parte integral para la que el Estado siga adelante y prospere. Ante los rápidos cambios de los modos de competencia, la existencia del Estado no podía asegurarse sólo mediante la fuerza armada. Sin un desarrollo bien redondeado y bien coordinado en todas las actividades sociales, no se podrían alcanzar la prosperidad y el bienestar de la sociedad. El Estado japonés, por lo tanto, buscó intervenir, y hasta contravenir, en un intento por regular y por ello promover el desarrollo social.


El progreso de la civilización podría ser medido por el nivel de conciencia de que una sociedad próspera y feliz era de mayor importancia para la supervivencia del Estado que el poder militar. Makiguchi otorgaba un alto valor a las demostraciones del Estado en su compromiso con estas cuatro categorías de actividades. Posteriormente las clasificó en cinco áreas de intervención:
1.    Actividades económicas para establecer una infraestructura económica, desarrollar los sistemas de transporte y comunicación, llevar a cabo empresas públicas y asegurar el bienestar de los trabajadores.
2.    Actividades educativas para desarrollar y mejorar la educación pública.
3.    Actividades morales para mantener la conducta cívica y controlar los juegos de azar.
4.    Actividades de entretenimiento para detener la indecencia.
5.    Actividades religiosas para restringir cualquier religión que “cause daño mental y físico substancial al público por tomar ventaja de la ignorancia y la superstición y por emplear varios medios materiales”. (La geografía, 5: 19)


Es evidente que Makiguchi enfocó el papel del Estado de compromiso y servicio a la seguridad, libertad y felicidad de sus ciudadanos.


De igual modo, es evidente que La geografía de la vida humana reflejaba las preocupaciones del gobierno imperial con respecto a la nación y su preocupación por el inminente conflicto con Rusia. Por esta razón, Makiguchi hacía énfasis en el papel del Estado de mantener a distancia las amenazas externas como primera prioridad para garantizar la seguridad de su pueblo.


Debe tomarse en cuenta aquí que Makiguchi también estaba en desacuerdo con que se diera prioridad, entre los deberes del Estado, a actividades que según él cambiaba según los tiempos y las circunstancias. Este planteamiento representa el telón de fondo necesario para su perspectiva sobre la relación entre el Estado y su pueblo.


LA EVOLUCIÓN DEL OBJETIVO DEL ESTADO: DE CIUDADANOS NACIONALES A CIUDADANOS GLOBALES.
A) TRES ETAPAS PROGRESIVAS
Makiguchi examinó el modo en que el Estado evolucionó con respecto al reconocimiento de sus deberes y descubrió tres etapas mediante las cuales el Estado llegaba a sus objetivos y planes nacionales.


En la primera etapa, el Estado se vería a sí mismo en el proceso de construir su identidad mediante la unificación interna y la fortificación externa. El objetivo del Estado sería establecer la autoridad nacional, y sus actividades correspondían al primer y segundo modo enumerado anteriormente.


La segunda etapa representaba el proceso por el cual el Estado pasaría a ser políticamente estable, ya habiendo adquirido un grado de reconocida autoridad dentro de sus fronteras y autonomía fuera de ellas. En esta coyuntura, la nación se habría acostumbrado al orden público.


El Estado comenzaría a permitirle a sus ciudadanos que hicieran ejercicio de su libertad, ofreciéndoles protección individual con relación a las disputas civiles y, hasta cierto punto, con relación a las fallas del Estado. Las actividades del Estado corresponderían al tercer modo enumerado en la sección anterior. Sobre la libertad individual, Makiguchi comentó:


[El Estado] entonces no sólo salvaguardará la libertad de los individuos contra infracciones cometidas por otros individuos sino que también considerará, hasta cierto punto, que el individuo es sagrado e inviolable contra faltas cometidas por del Estado mismo, y esto es considerado objetivo del Estado en este período. (La geografía, 5: 26)


El haber declarado que todo individuo es “sagrado e inviolable” en la era gobernada bajo la Constitución Meiji, cuando estas características sólo se le podían atribuir al emperador, sugiere la empatía de Makiguchi con la democracia. Makiguchi escribió en el tercer volumen de su Sistema pedagógico para la creación de valor que cuando había escrito La geografía de la vida humana, él estaba asociado a Heimin-sha (La asociación de la gente común), una organización de socialistas que respaldaba la democracia, el socialismo y el pacifismo. Makiguchi decía que él se esforzaba igualmente por el movimiento universal en favor del sufragio. (Sistema Pedagógico, 3: 30).


Esta tercera etapa sería el resultado de una era de riqueza y comercio internacional. El Estado tendría entonces un interés perentorio por asegurar su nivel de prosperidad con el fin de expandir su esfera de influencia económica al resto del mundo. Para hacerlo, buscaría más activamente ejercer su autoridad nacional en casa también. Las políticas domésticas tanto para regular y animar el desarrollo de la infraestructura social eran vistas por el Estado como la base para fortalecer su autoridad y así su bienestar. Esto se correspondía con el cuarto modo de las actividades del Estado enumeradas anteriormente.


La capacidad económica de Japón en la arena internacional tenía directa relación con su capacidad para regular todas las actividades comerciales que cruzaban sus fronteras. Para alcanzar un margen competitivo, el Estado protegía los negocios internos cargando impuestos sobre los bienes importados, creando burocracia en la administración de las aduanas, y otorgando tratamiento preferencial a los negocios internos por encima de los negocios internacionales. Hacia finales de la era Meiji, Japón aún no había adquirido una total autonomía para regular sus propias aduanas, y su progreso económico aún se arrastraba muy por detrás de otros estados modernos.


Makiguchi sostenía que existía un paralelo entre el desarrollo del Estado y la evolución de lo que las personas querían. El Estado no podía existir separado de la nación, y por ello el Estado tenía la obligación de trabajar por la concreción del bienestar del individuo. El desarrollo espiritual de la nación, por lo tanto, se reflejaba en el progreso del Estado y sus objetivos.


B) EXPLORANDO UN CAMBIO EN EL OBJETIVO DEL ESTADO: DEL IMPERIALISMO AL HUMANITARIANISMO.
Makiguchi creía que Japón estaba en la tercera etapa del desarrollo, la cual tenía como característica la búsqueda del capital y de los beneficios comerciales. Era una época imperialista, tipificada por el objetivo del Estado de dar forma y solidificar su identidad nacional y su carácter.


A este respecto planteó la siguiente pregunta: ¿Es el imperialismo, realmente, el máximo objetivo del Estado?


Según sus hallazgos, el imperialismo era mero egoísmo manifestado en un ámbito nacional, un equivalente a la etapa de desarrollo psicológico en la que el individuo está centrado en sí mismo. Sobre esto escribió: “Este [el imperialismo] no puede llenar los ideales de quienes son genuinamente avanzados y se han percatado del verdadero significado de la vida” (La geografía, 5: 28). El egoísmo jamás podría servir como máximo ideal de quien ha evolucionado espiritualmente.


Los expertos temían que el cada vez más acentuado enfoque de los poderes occidentales en la victoria sobre los objetivos económicos y militares podía conducir a consecuencias trágicas y de largo alcance. Viendo que ésta es una preocupación cada vez mayor de la humanidad, Makiguchi buscó alternativas para que el imperialismo dejase de ser el objetivo del Estado.


Él tomó en cuenta la concepción del filósofo alemán G. W. F. Hegel: “El objetivo del Estado está en la moralidad.” y la del filósofo inglés Bernard Bosanquet: “El máximo objetivo de la sociedad y el Estado es idéntico al del individuo; es decir, concretar una vida de supremo valor” (La teoría filosófica del Estado). Refiriéndose también a los escritos del educador y científico político estadounidense John William Burgess (1844-1931), Makiguchi sostenía que el máximo objetivo del Estado era la concrecion del humanismo.


Burgess afirmaba que la meta del Estado no sólo era hacer avanzar la civilización de su pueblo sino también mejorar la civilización mundial y los ideales de la humanidad. Makiguchi estaba de acuerdo con la afirmación, en que esto se correspondía con su creencia de que el ciudadano mundial debería ser el destino final en el desarrollo del Estado.


EL SENTIDO COMUNITARIO EN EL SISTEMA PEDAGÓGICO PARA LA CREACIÓN DE VALOR.
La obra Sistema pedagógico para la creación de valor fue publicada en 1930, casi 30 años después de La geografía de la vida humana. Aunque él no mencionó el papel del Estado en la última de estas dos obras, sus ideas guardaban consistencia con las de la primera. Makiguchi concluyó en La geografía de la vida humana que el imperialismo ejemplificaba el egoísmo del Estado en sus relaciones con otros estados, y luchó por una conversión a un marco de trabajo cooperativo. En el Sistema pedagógico para la creación de valor, Makiguchi planteó que un sistema cooperativo de actividad social mejoraba la sociedad y el individuo, y que el cultivo de esta conciencia social crearía un sentido comunitario que tendría como efecto la moralidad.


La lucha por la existencia es un aspecto de la vida; la vida comunitaria, el otro. La misma persona, por una parte, se comporta brutalmente en una vida de atroz competitividad y, por otra, manifiesta la compasión en la vida comunitaria. Resulta muy confuso que ambos aspectos ocurran simultáneamente tanto en la vida de los individuos como en la de la sociedad. No obstante la vida competitiva surge solamente de la conciencia individual, mientras que la vida comunitaria tiene su origen en la conciencia social. Es inútil incentivar la vida moral en un individuo cuya mentalidad está preocupada por su propia existencia. Es esencial forjar la conciencia social para promover la vida moral fundamentada en el sentido de cooperación y armonía. 
(Sistema pedagógico 1: 216) 


Si la mayoría de los ciudadanos del Estado estaba interesada solamente en la vida competitiva, tanto la estabilidad del orden social como las relaciones cooperativas con otros estados sería difícil de alcanzar. Makiguchi hizo un llamado por la educación moral enraizada en la conciencia social. 


La educación moral apuntala a guiar a quienes están viviendo estilos de vida inferiores, es decir, concientes sólo de la competencia por la supervivencia, hacia una existencia más elevada, es decir, consciente de la vida comunitaria. Esto demanda el desarrollo de la conciencia social, la instrucción y la disciplina que los capacite para examinar y comparar varias formas de vida. La vida social en las escuelas proporciona un excelente entorno para esto. (Sistema pedagógico 1: 217) 


El involucrarse en la vida comunitaria requería del desarrollo de la conciencia social y del comportamiento racional:

Los japoneses parecen emocionales, altamente inclinados a evitar el pensamiento lógico. Se trata de un punto débil que la nación entera tiene que rectificar si desea conducir una vida social completa, y particularmente si desea estar en armonía con las naciones del mundo. Pero esta debilidad es perpetuada por el hecho de que ellos lo consideran una fortaleza. Desde un punto de vista objetivo, es lamentable que esta tendencia cause un conflicto emocional innecesario en un ambiente pacífico, cooperativo, haciendo que la vida comunitaria sea inquietante, incómoda y miserable, un freno a la productividad de cada uno. (Sistema pedagógico 1: 201-02)


El énfasis de Makiguchi en la vida comunitaria fundamentada en la conciencia social no puede ser interpretado como indicativo de una negación o un sacrificio de la vida privada. Muy por el contrario, cuando un Japón deprimido económicamente entró en la era Showa en 1926, y los militares tomaron gradualmente el control del gobierno, mediante una serie de medidas que fueron institucionalizadas, forzaron en el pueblo una devoción sin restricciones por la nación; Makiguchi entonces denunció firmemente este sacrificio de la vida privada que fue llevado a cabo por la política, y lo calificó de insensato e hipócrita.


Los valores que olvidan las pérdidas y las ganancias carecen de significado. Son teóricos y no pueden ser puestos en práctica. Los valores cuyo diseño carece de practicidad o que son ajenos a las realidades de la vida, no pasan de ser conceptos vacíos. Uno puede concretar el ideal de la devoción por la nación sin egoísmos sólo una vez en la vida. No tiene sentido imponer este principio moral de naturaleza extraordinaria dentro de los hogares. (El criterio de los valores).


Aquí Makiguchi hizo énfasis en que las personas que se esfuerzan por la supervivencia y por la crianza de sus descendientes no podían sacrificar sus vidas por la nación. Por lo tanto, concluyó que solicitar una devoción sin egoísmos a la nación era imposible, insensato e hipócrita.


Este tipo de críticas abiertas enfurecían a la policía de seguridad, y la publicación de la Soka Kyoiku Gakkai Kachi Sozo fue clausurada por incluir este tipo de opinión. Las medidas de la policía para suprimir el derecho a expresarse y a publicar no impidieron que Makiguchi criticara al Estado promotor de la guerra que, en pro de la guerra, se apropió de toda forma de vida privada y pública.


Makiguchi clasificó el bien en bien menor, bien mediano y gran bien. Habla de un primer estilo de vida egoísta de bien menor y mal menor que tiene como base una visión del mundo a corto plazo. El segundo es una vida de bien mediano y gran mal, que se fundamenta en una visión de largo alcance sobre el mundo. El tercero es una vida de gran bien y ningún mal, que tiene como base una visión del mundo en la cual todas las cosas son percibidas como son. (Obras completas 10: 135 )


Makiguchi denunciaba a los líderes militares como conductores de vidas de mediano bien y gran mal, y criticaba una vida que buscara el bien mediano y el gran mal:

Luchar por el bien menor es inaceptable para los valientes de corazón que no se conforman con el bien menor y el mal menor. Existen líderes en la actualidad que son respetados por el público, pero haciendo un examen minucioso, la falta de nobleza en su naturaleza resulta evidente a pesar de su magnífica apariencia externa. Por esta razón la nueva administración Konoe no logra vivir totalmente a la altura de sus ideales. No puede trascender su tendencia a sólo servir a su propio individualismo bajo la apariencia de que están procurando un bien mayor. Quienes están involucrados activamente en programas públicos hoy en día, incluyendo los partidos y los grupos políticos, los círculos educativos, las organizaciones económicas, y las organizaciones de ayuda humanitaria, quienes profesan servir los intereses del público, en realidad, muestran una conducta indescriptiblemente corrupta a puertas cerradas …. Hasta los educadores y los religiosos desconocen su propia hipocresía y su propio egoísmo pues confinan sus intereses estrechamente a sus propias escuelas, templos o círculos. Son objeto de gran respeto por parte del público por defender la devoción altruista por el gran bien, pero están envenenando la sociedad con lo que, después de todo, es el gran mal. (“La importancia y las posibilidades del ideal de la nueva administración, la vida en búsqueda del gran bien”)


Makiguchi no sólo criticaba al gobierno militarista sino también la Guerra Chino-japonesa y la Guerra del Pacífico. Sus puntos de vista están claramente documentados en los interrogatorios que le hizo la Alta Policía Especial tras su arresto, en 1925, fundamentado en la Ley de Preservación de la Seguridad Pública, por blasfemia al emperador y al Gran Trono de Ise. Sobre la base de sus creencias religiosas, Makiguchi condenó categóricamente la glorificación a la guerra hecha por el Estado, calificándola de batalla sagrada para la creación de una esfera de prosperidad de la Gran Asia Oriental. Sus palabras son citadas en el documento como sigue: “Creo que el Incidente de China y que la Guerra Mayor de Asia Oriental fue causado por las causas negativas de Japón contra la Ley Verdadera” (201). Él consideraba estas crisis tan desastrosas para el público como las hambrunas y las enfermedades epidémicas.


Makiguchi aceptaba la inevitabilidad de los estados en guerra bajo la premisa de la supervivencia de una era imperialista, donde la independencia del Estado y la seguridad, libertad y bienestar de sus ciudadanos estaban en peligro. No obstante, él creía firmemente, que la guerra podría ser evitada, dada una conversión de un marco competitivo de relaciones a un sentido cooperativo de comunidad. Para él, la lucha armada era apenas una extensión de la lucha económica. Por eso él encontraba inaceptable que el Estado entrara en guerra y devastara la vida económica de la nación.

TRABAJOS CONSULTADOS:

* Japón. Ministerio de Relaciones Interiores, Oficina de Policía y Paz Pública. Registros extraídos de los interrogatorios al presidente de la Soka Kyoiku Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi. Informes mensuales de la Alta Policía Especial. Agosto de 1943, en japonés.

* Makiguchi, Tsunesaburo. “La Geografía de la vida humana”, 5 vols. Tokio: Edición de bolsillo del Seikyo Press, 1971-80. En japonés. 

* Makiguchi, Tsunesaburo. “Sistema pedagógico para la creación de valor”, 4 vols. Tokio: Edición de bolsillo del Seikyo Press, 1972-80. En japonés.

* Makiguchi, Tsunesaburo. “El criterio de los valores.” Creación de valor, número 7. Vol. 10 de Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi. Tokio: Daisan Bunmeisha, 1987, 34. En japonés.

* Makiguchi, Tsunesaburo. “La importancia y las posibilidades del ideal de la nueva administración”, la vida del bien mayor.” Recopilaciones de testimonios de la vidas que persiguen el gran bien. Vol. 10 de Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi. Tokio: Daisan Bunmeisha, 1987, 136. En japonés.