Temas desarrollados: Ghoso,
Carta a los hermanos. Citas. Antecedentes. Hilo conductor de toda la carta.
EL SUTRA DEL Loto es el corazón de las ochenta mil enseñanzas [1]
y la esencia de las doce clases de sutras.[2]
Todos los budas, ya sean del pasado, el presente o el futuro,
obtienen la iluminación, porque adoptan este sutra como maestro. En todo el
universo, ellos conducen a la gente con la visión que han obtenido de este
vehículo supremo. Al ingresar en el reservorio de los sutras y examinar la
colección completa que allí se atesoraba, pude ver que existían dos versiones
de los Sutras y los tratados llevados a la China entre la era Yung-p'ing, de la
dinastía Han tardía, y el final de la dinastía T'ang.[3]
Había 5048 volúmenes de las traducciones más antiguas [4] y 7399
volúmenes de las más recientes.[5] Cada sutra, en virtud de su contenido,
sostenía ser la enseñanza más elevada de todas. Sin embargo, la comparación
revela que el Sutra del Loto es superior a todos los demás sutras, así como el
cielo lo es a la tierra. Se erige sobre ellos como una nube sobre el suelo. Si
comparásemos los demás sutras con las estrellas, el Sutra del Loto sería como
la Luna. Si aquellos fueran antorchas, estrellas o incluso la Luna, el Sutra
del Loto sería brillante como el Sol.
Específicamente, el Sutra del Loto contiene veinte principios
fundamentales. Los dos primeros son las enseñanzas de sanzen-jintengo y de gohyaku-jintengo.
Sanzen-jintengo se explica en el capítulo séptimo, titulado "Kejoyu".
Supongamos que alguien muele una galaxia hasta reducirla a polvo. Entonces, se
lleva consigo ese polvo y se traslada mil galaxias hacía el este, donde deja
caer una mota. Luego sigue avanzando otras mil galaxias hacia el este y allí
arroja la segunda partícula. Y repite este procedimiento con una partícula tras
otra, hasta terminar con todas las motas de polvo que componían su galaxia.
Luego reúne todas las galaxias que recorrió en su trayecto, hayan recibido una
mota de polvo o no, y, a su vez, las reduce a polvo. Dispone estas partículas
en hilera y deja pasar un eón entero entre mota y mota. Cuando pasa el primer
eón, ubica la segunda partícula y, luego, la tercera, hasta que hayan
transcurrido tantos eones como motas de polvo había. El lapso transcurrido
durante el pasaje de todos estos eones se denomina sanzen jintengo.
En este pasado remoto, indicado por sanzen jintengo, los tres
grupos de discípulos de Shakyamuni, que eran hombres de Aprendizaje .entre
ellos, Shariputra, Mahakashyapa, Ananda y Rahula., aprendieron el Sutra del
Loto de un bodhisattva que había sido el decimosexto hijo del buda Daitsu. Sin
embargo, engañados por personas malévolas, con el tiempo abandonaron el Sutra
del Loto. Descendieron a las doctrinas de los
sutras Kegon, Hannya, Daijuku o del Nirvana, e inclusive hasta los
sutras Dainichi, Jimmitsu o Kammuryoju o a las enseñanzas del Hinayana,
representadas por los sutras Agón. Prosiguieron con su declinación y, de los
estados relativamente benéficos de Éxtasis o de Tranquilidad, finalmente
cayeron en los malos caminos. Durante este período de sanzen-jintengo, muy a
menudo tuvieron que nacer en el infierno del sufrimiento incesante. A veces, lo
hicieron en los siete infiernos principales y, con menor frecuencia, en los
cien infiernos o en algunos otros.[6] En muy escasas ocasiones, nacieron en los
estados de Hambre, Animalidad o Ira, y sólo al cabo de miríadas de eones pudieron
volver a nacer nuevamente como seres humanos, en los estados de Tranquilidad o
de Éxtasis.
El tercer capítulo del Sutra del Loto dice: "Habitan en el
infierno por un tiempo tan prolongado, que termina por ser algo tan natural
como jugar en un jardín, y los otros malos caminos les parecen tan familiares
como su propio hogar". Los que cometen las diez faltas graves [7] caen en
el infierno de Tokatsu o de Kokujo y, allí, deben pasar quinientas existencias
o mil años medidos según el tiempo del infierno. Los que cometen las cinco faltas cardinales caen en el
infierno del sufrimiento incesante y, tras permanecer allí durante medio eón,
vuelven a nacer en el estado de Tranquilidad.
Entonces, ¿por qué razón los que abandonan el Sutra del Loto
deben caer en el infierno del sufrimiento incesante y permanecer allí durante
un número de eones tan inconcebiblemente grande?
La grave causa de desechar la fe en el sutra tal vez en estos
momentos no parezca ser tan terrible como la de matar a los propios padres. Sin
embargo, aun cuando uno matase a sus padres en una, dos, diez, cien, mil, diez
mil, cien mil, un millón o mil millones de existencias, no tendría que
permanecer en el infierno durante el lapso que dura sanzen-jintengo. Aun cuando
uno asesinase a uno, dos, diez, cien, mil, diez mil o hasta mil millones de
budas, ¿tendría que habitar en el infierno del sufrimiento incesante por un
período tan largo como gohyaku-jintengo? No obstante, los tres grupos de
hombres de Aprendizaje tuvieron que sufrir durante todo el período de
sanzen-jintengo, y los grandes bodhisattvas, durante el tiempo de
gohyaku-jintengo, a raíz de la grave falta que habían cometido al descartar el
Sutra del Loto. Esto muestra cuan terrible e inconcebible es esta mala causa.
En términos simples, si uno descarga un golpe al aire, el puño no
le dolerá, pero si lo hace contra una roca, sentirá dolor. La causa de asesinar a una
persona maligna es comparativamente menos grave que la de matar a alguien
bueno, que sí sería una causa muy negativa. Matar a alguien que no es de
su clan es como golpear el puño contra el barro, mientras que asesinar a los
padres es como embestir una roca. Un perro puede ladrar a un ciervo sin que se
le parta el cráneo, pero si ladra a un león, se le pudrirán los intestinos. El
ashura trató de devorar al Sol y a la Luna, y la cabeza se le partió en siete
pedazos. Como Devadatta hirió al Buda, la tierra se abrió y se lo tragó vivo.
La gravedad de una causa depende de a quién perjudica.
El Sutra del Loto es el ojo de todos los budas. Es el maestro
eterno, incluso de Shakyamuni. Si uno descarta un ideograma o hasta un punto de
él, su falta será tan grave como si hubiera asesinado a sus padres diez
millones de veces o como si hubiese derramado sangre de los budas de todo el universo.
Por eso, los que abandonaron el Sutra del Loto tuvieron que sufrir durante un
tiempo tan largo como sanzen-jintengo o gohyaku-jintengo. Por otra parte, es
sumamente difícil encontrar a alguien que enseñe el sutra tal como éste afirma.
Menos difícil sería que una tortuga tuerta encontrara un fragmento de sándalo a
flote en las aguas o que alguien suspendiera el monte Sumeru del cielo con una
fibra extraída del tallo de un loto.
El gran maestro Tz'u-en [8] fue discípulo del sacerdote
Hsüan-chuang y maestro del emperador T'ai-tsung. Fue un hombre venerable que,
además de ser versado en las escrituras sánscritas y chinas, había memorizado
todos los sutras del Buda. Se dice que, de la punta de su pincel, caían cenizas
del Buda y que, de sus dientes, emanaba luz. Sus contemporáneos lo respetaban
como si fuera el Sol y la Luna, y los hombres de las épocas posteriores lo
admiraron y tomaron como guía esencial para su vida. Aun así, el gran maestro
Dengyo lo denunció, con estas palabras: "Aunque alaba el Sutra del Loto,
destruye su propósito".[9] La cita significa que aunque uno intenta alabar
el Sutra del Loto, finalmente acaba por destruirlo.
El sacerdote Shan-wu-wei fue rey de Udyana, en la India. Abdicó
el trono, se hizo sacerdote y, en el curso de su práctica budista, recorrió más
de cincuenta países de la región de la India. Finalmente, llegó a dominar todas
las enseñanzas esotéricas y exotéricas del Budismo. Más tarde, fue hasta la
China y pasó a ser maestro del emperador Hsüan-tsung. Desde entonces, cada uno
de los sacerdotes que practicaron el Shingon, tanto en la China como en el
Japón, se convirtieron en sus seguidores. A pesar de que fue una noble persona,
falleció de repente, atormentado por Emma, rey del infierno, y nadie sabe por
qué.
Yo, Nichiren, considero que esto ocurrió porque Shan-wu-wei fue,
al principio, devoto del Sutra del Loto, pero cuando leyó el Sutra Dainichi lo
consideró superior a aquel. Del mismo modo, si Shariputra, Maudgalyayana y
otros fueron condenados a vagar por los malos caminos, no fue a causa de haber
cometido las cinco faltas cardinales o las diez faltas graves ni fue por haber
cometido ninguno de los ocho actos de rebelión.[10] En cambio, tuvieron esa
retribución porque conocieron a un mal amigo que ejerció su influencia y
descartaron el Sutra del Loto para abrazar la fe en enseñanzas provisionales.
Según el gran maestro T'ien-t'ai, "si uno entabla amistad
con alguien perverso, su vida se corromperá".[11] Aquí, "vida"
se refiere al corazón que cree en el Sutra del Loto, mientras que
"corromperse" significa traicionar la fe en el Sutra del Loto para
seguir otras enseñanzas. El Sutra del Loto señala: "... pero cuando se les
da la medicina, rehúsan tomarla".[12] El gran maestro T'ien-t'ai señaló: "Los
que dejaron que su vida se corrompiera no aceptaron la excelente medicina, aun
cuando se les ofrecía. Perdidos en el sufrimiento, huyeron a otros
países".[13]
Como esto es así, para los creyentes en el Sutra del Loto, los
que hostigan su práctica deberían ser más temibles que los bandidos, ladrones,
asesinos nocturnos, tigres, lobos o leones. Más temibles, aun, que la invasión
de los mongoles. Este mundo es el territorio del Demonio del Sexto Cielo. Todo
el pueblo ha tenido relación con él desde el tiempo sin comienzo. Dicho demonio
no sólo construyó la prisión de veinticinco reinos [14] dentro de los seis
senderos y confinó allí a toda la humanidad, sino que convirtió a las esposas y
a los hijos en grilletes, y a los padres y soberanos, en redes que impiden ver
los cielos. Para confundir la naturaleza de Buda, que es la verdadera mente de
todas las personas, les hace beber el vino de la codicia, la furia y la
estupidez, y sólo los alimenta con platos ponzoñosos que los dejan postrados
sobre el suelo de los tres malos caminos.
Cuando se topa con alguien que tiene espíritu de búsqueda,
procede a interponerse. Si se ve impotente para sumir en el mal a un devoto del
Sutra del Loto, trata de engañarlo gradualmente, tentándolo hacia el Sutra
Kegon, que se asemeja al Sutra del Loto. Eso hicieron los sacerdotes Tu-shun,
Chih-yen, Fa-tsang y Ch'eng-kuan.[15] Entonces, los sacerdotes Chia-hsiang y
Seng-ch'üan,[16] con astucia, engañaron a los creyentes en el Sutra del Loto
para que depositaran su fe en los sutras Hannya. Hsüan-chuang y Tz'u-en los
condujeron al Sutra Jimmitsu, mientras que Shan-wu-wei, Chin-kang-chih,
Pu-k'ung, Kobo, Jikaku y Chisho los incitaron mediante engaños a
creer en el Sutra Dainichi. Bodhidharma y Hui-k'o [17] los desviaron hacia la
escuela Zen, mientras que Shan-tao y Honen los llevaron, con engaños, a creer
en el Sutra Kammuryoju. En cada uno de estos casos, el Demonio del Sexto Cielo
se apoderó de estos eruditos budistas para confundir a los creyentes en el
Sutra del Loto, tal como predijo el capítulo "Kanji": "El diablo
entra en el cuerpo".
El demonio de la oscuridad
fundamental puede incluso entrar en la vida de un bodhisattva que ha llegado
hasta el nivel más elevado de su práctica e impedirle lograr el beneficio
supremo del Sutra del Loto: la Budeidad. Por eso, le es fácil obstaculizar a
cualquiera que se encuentre en los niveles inferiores de la práctica. El
Demonio del Sexto Cielo se apodera de la vida de la esposa y de los hijos de un
hombre para confundirlo. También posee al soberano, para amenazar al devoto del
Sutra del Loto, o hace que los padres se opongan a la fe de sus hijos
creyentes.
El príncipe Siddhartha quiso renunciar a su título, pero su hijo,
Rahula, ya había sido concebido. Su padre, el rey Shuddhodana, le advirtió que
aguardara a que el niño naciese, antes de partir para iniciar su vida como
monje. Sin embargo, un demonio retrasó el nacimiento del niño durante seis
años.
En el distante pasado, Shariputra comenzó a practicar
austeridades de bodhisattva durante el Último Día del buda Sendara. Ya había
practicado durante sesenta eones, cuando el Demonio del Sexto Cielo se
preocupó: si mantenía su práctica durante cuarenta eones más, Shariputra
concluiría su práctica de bodhisattva. El diablo se disfrazó de brahmán e
imploró a Shariputra que le diese uno de sus ojos. Shariputra se lo dio, pero,
desde ese momento, perdió la voluntad de practicar y se rindió. Por ello, tuvo
que permanecer en el infierno del sufrimiento incesante durante incontables
eones. El sacerdote Kugan y otros tres monjes más engañaron a sesenta y ocho
millones de creyentes, durante el Ultimo Día del buda Daishogon, para que
denunciaran al sacerdote Fuji.[18] Y, como resultado, cayeron en el mismo
infierno durante tantos eones como partículas de polvo hay sobre la tierra. Los
hombres y mujeres del Último Día del buda Shishionno siguieron al sacerdote
Shoi,[19] quien observó los preceptos, pero se mofaron de Kikon y, también,
tuvieron que permanecer en el infierno durante interminables eones.
Lo mismo ocurre con los discípulos de Nichiren. El Sutra del Loto
señala: "Si los celos y el odio abundan aun durante la vida del Buda,
¿cuánto peor será [lo que ocurra] en el mundo después de su muerte?".[20]
También dice: "La gente mostrará suma hostilidad [al Buda], y creer será
algo extremadamente difícil".[21] El Sutra del Nirvana explica: "No tendrá que caer en
el infierno, gracias a que sufrirá muerte repentina, torturas, calumnias,
humillaciones, azotes con látigos y con correas, prisión, hambre, adversidad u
otras penurias relativamente menores". El Sutra Hatsunaion señala:
"Seréis pobremente vestidos y alimentados, buscaréis riquezas en vano,
naceréis en una familia pobre o herética, o seréis perseguidos por vuestro
soberano. Uno puede disminuir su sufrimiento y su retribución en esta
existencia gracias a los beneficios que se obtienen al proteger la Ley".
Esto significa que nosotros, los que ahora creemos en la Ley
verdadera, alguna vez en el pasado hemos cometido la grave causa de perseguir a
su devoto y, por lo tanto, tendríamos que estar sujetos a caer en un terrible
infierno, en el futuro. Sin embargo, los beneficios que se obtienen al
practicar la Ley verdadera son tan inmensos, que podemos transformar
nuestro karma de terribles sufrimientos
futuros, si enfrentamos penurias relativamente menores en esta existencia. Como describe el sutra, los
actos contra la Ley que uno cometió en el pasado pueden hacer que nazca en una
familia pobre o herética, o que sea perseguido por el soberano. "Familia
herética" es la que actúa contra la Ley verdadera, y "ser perseguido
por el soberano" se refiere a vivir bajo el régimen de un monarca
perverso. Estos son los dos sufrimientos que hoy les toca enfrentar a ustedes.
Para expiar sus acciones contra la Ley cometidas en el pasado, deben hacer
frente a la oposición de sus padres, que albergan puntos de vista heréticos, y
vivir en una época cuyo soberano persigue al devoto del Sutra del Loto. El
sutra lo esclarece de un modo inequívoco. Alejen de sí mismos todo pensamiento
contrario. Si dudan de que cometieron actos contra la Ley en el pasado, no
podrán resistir los sufrimientos menores que tendrán que pasar en esta vida. En
tal caso, quizá cedan ante la oposición de su padre y abandonen el Sutra del
Loto, aunque no quieran hacerlo. Recuerden que, si esto sucede, caerán en el
infierno del sufrimiento incesante con toda certeza e, incluso, arrastrarán a
él a sus padres, con lo cual todos padecerán un dolor indescriptible. Tener un
firme espíritu de búsqueda, justamente, significa mantener una práctica
correcta, basada en esta grandiosa visión.
Cada uno de ustedes ha mantenido su fe en el Sutra del Loto; por
eso, pueden librarse de las pesadas causas negativas cometidas en el pasado.
Por ejemplo, cuando el hierro es forjado al rojo, las impurezas del metal
afloran a la superficie. Cuando una roca es expuesta a las llamas, se reduce a
cenizas, pero, bajo el fuego, el oro alcanza su punto de pureza. Esta
persecución, más que nada, demostrará que la fe de ustedes es genuina, y, sin
falta, las Diez Deidades del Sutra del Loto (jurasetsu) los protegerán. El
demonio que se presentó ante Sessen Doji para someterlo a prueba fue, en
realidad, Taishaku. La paloma que salvó el rey Shibi fue Bishamon. Incluso es
posible que las Diez Deidades hayan poseído a sus padres para poner a prueba la
fe de ustedes. Cualquier debilidad será causa de arrepentimientos. El carro que
vuelca en el camino es una advertencia para los que vienen detrás.
En una época como ésta, lo único que puede hacerse es buscar el
camino verdadero con todas las ansias. Uno puede aborrecer de este mundo, pero
no escapar de él. Todos los japoneses, sin falta, tendrán que vérselas con una
terrible calamidad en el futuro cercano. La asonada [22] que estalló el
undécimo día del segundo mes, en el noveno año de Bun'ei (1272), fue como una
lluvia de flores que vuelan con la tormenta o como rollos de seda que arden en
un infierno. ¿Hay alguien que pueda no abominar de un mundo como el nuestro?
En el décimo mes del undécimo año de Bun'ei (1274), el pueblo de
las islas de Iki y de Tsushima fue aniquilado de un golpe. ¿Cómo podemos decir
que no es asunto de nuestra incumbencia? ¡Qué congoja habrán sentido los
soldados que partieron para enfrentar al invasor! Tuvieron que alejarse de sus
padres ancianos, de sus hijos pequeños, de sus jóvenes esposas y de sus hogares
añorados, para ir al frente a defender un mar extraño y amenazador. Veían nubes
sobre el horizonte e imaginaban que eran los estandartes del enemigo. Veían
barcos pesqueros y, paralizados de miedo, creían que eran los navíos de guerra
de los mongoles. Una o dos veces al día, escalaban las colinas para otear el
mar. Tres o cuatro veces durante la noche, ensillaban y desensillaban los
caballos. Sentían, en su propia vida, la tenebrosa realidad de shura.[23] Todo
esto, y las persecuciones que también ustedes sufrieron, debe atribuirse, en
definitiva, al hecho de que el soberano de este país se ha convertido en
enemigo del Sutra del Loto. Su oposición fue instigada por los sacerdotes
calumniadores que siguen los preceptos del Ritsu, el Hinayana, el Nembutsu o
las doctrinas del Shingon. Deben soportar esta prueba y lograr los beneficios
del Sutra del Loto. Yo, Nichiren, también llamaré a las deidades budistas a
viva voz. Ahora, más que nunca, no deben sentir ni demostrar el mínimo temor.
Las mujeres poseen
determinación débil; probablemente sus esposas ya se hayan rendido. Pero
ustedes tienen que apretar los dientes y no dejar que su determinación se
debilite. Sean tan resueltos como yo, Nichiren, cuando enfrenté a Hei no
Saemon.
A pesar de que no transitaban el camino de la iluminación, los hijos de los
señores feudales de Wada y de Wakasa,[24] así como los guerreros que siguieron
a Masakado [25] y a Sadato,[26] lucharon hasta morir, con tal de preservar su
honor. La muerte nos llega a todos, aunque no suceda ninguna calamidad. Por lo
tanto, nunca deben ser cobardes ni ponerse en ridículo.
Estoy sumamente preocupado por ustedes dos. Por eso, relataré una
historia que les será importante conocer. Se trata de dos príncipes llamados
Po-i y Shu-ch'i, hijos del rey de Hu-chu, en la China. El padre había concedido
la corona al hermano menor, Shu-ch'i. Sin embargo, muerto el rey, Shu-ch'i
rehusó ascender al trono. Po-i lo instó a que aceptara, pero Shu-ch'i insistió
en que la corona debía ser para Po-i, el hermano mayor. Po-i insistió,
preguntando cómo podía ser que Shu-ch'i contrariase la voluntad de su padre.
Aunque el menor aceptaba que el Rey lo había designado a él como sucesor, sin
lugar a dudas, seguía negándose a aceptar el trono, con el argumento de que no
podía dejar a un lado a su hermano mayor. Ambos abandonaron el reino de sus
padres y viajaron a otro, donde ingresaron en el servicio del rey Wen, de la
dinastía Chou. Al poco tiempo, este reino fue atacado y el rey Wen murió a
manos del rey Chou, de la dinastía Yin. Antes de que transcurrieran cien días
desde la muerte de su padre, el hijo de Wen, el rey Wu, se preparó para librar
batalla contra el rey Chou. Pero Po-i y Shu-ch'i, tirando de las riendas de su
caballo, trataron de disuadirlo. "Debes guardar duelo durante tres años, a
partir de la muerte de tu padre. Si ahora inicias una guerra, deshonrarás su
nombre". El rey Wu se enfureció al escuchar esto y se dispuso a matarlos a
ambos, cuando se lo impidió T'ai-kung Wang, ministro de su padre fallecido.
Los dos sintieron tal desencanto, que no quisieron tener nada más
que ver con este rey. Por eso, partieron al monte Shou-yang a recluirse, y allí
subsistieron a fuerza de comer helechos. Un día, una persona llamada Ma-tzu
pasó por el lugar y les preguntó: "¿Por qué os habéis recluido en un sitio
así?". Ellos le contaron la historia, y Ma-tzu respondió: "Pero, si
eso es verdad, ¿no pensaron que estos helechos también pertenecen al
Rey?". Al oír este reproche, de inmediato dejaron de comer las plantas.
No es propio del cielo abandonar a los hombres sabios. Por tal
razón, en ese momento apareció una deidad celestial, con la forma de una cierva
blanca, y les ofreció beber su leche. Cuando el animal se marchó, Shu-ch'i
dijo: "¡Si la leche de la cierva blanca es tan dulce, su carne debe saber
todavía mejor!" Po-i trató de hacerlo callar, pero el cielo ya había oído
sus palabras y los abandonó de inmediato. Y, por eso, con el tiempo se murieron
de hambre. Aunque una persona actúe sabiamente durante toda la vida, una sola
palabra imprudente puede ocasionarle la ruina. Como ignoro qué pensamientos
pueden poblar su corazón, me preocupo seriamente por ustedes.
Cuando el buda Shakyamuni era príncipe, su padre, el rey
Shuddhodana, no pudo tolerar la pérdida de su único heredero y, por lo tanto,
no le permitió renunciar a su estirpe real. El Rey mantuvo dos mil soldados
apostados en los cuatro portales de la ciudad para impedirle que se marchara.
No obstante, el príncipe finalmente se fue del palacio, contra la voluntad de
su padre. En general, el deber de un hijo es obedecer a sus progenitores, pero,
en el camino hacia la Budeidad, no seguirlos puede, a la larga, ser la forma de
retribuirles de verdad lo que ellos han hecho por uno. El Sutra Shinjikan
explica la esencia de la piedad filial del siguiente modo: "Al renunciar a
las obligaciones e ingresar en el nirvana, uno puede saldar completamente sus
deudas de gratitud". Es decir que, para entrar en el camino verdadero, uno
deja su hogar, contra la voluntad de sus padres, y alcanza la Budeidad. Así,
puede retribuir de verdad los favores recibidos de ellos.
Del mismo modo, en los asuntos mundanos, si los padres de uno
instigan a la rebelión, no es propicio seguirlos. Esto se menciona en la
escritura confuciana Clásico sobre la piedad filial. Cuando el gran maestro
T'ien-t'ai comenzó a meditar sobre el Sutra del Loto, las apariciones de sus
padres fallecidos se le posaron sobre las rodillas y trataron de impedir su
práctica del Budismo. Esto fue obra del Demonio del Sexto Cielo, que adoptó la
forma de su padre y de su madre para oponerse a él.
Acabo de citar la historia de Po-i y de Shu-ch'i. Hay una lección
más que tendrían que aprender de la Historia. El emperador Ojin, quien ahora es
el bodhisattva Hachiman, fue el decimosexto gobernante del Japón. El emperador
Ojin tuvo dos hijos: el primero fue el príncipe Nintoku, y el segundo, el
príncipe Uji. El emperador transfirió la corona a Uji, el hermano menor. Cuando
el padre falleció, Uji pidió a su hermano mayor que ocupara el trono, pero éste
le reprochó la actitud, con estas palabras: "¿Cómo te niegas a cumplir con
la voluntad de nuestro padre?".
Discutieron una y otra vez, y por tres años nadie se hizo cargo
del trono. A raíz de esto, el pueblo padecía un dolor indescriptible. Era como
una maldición que se cernía sobre el país, hasta que, un día, el príncipe Uji
pensó: "Mientras yo viva, mi hermano no ocupará el trono". Entonces,
se suicidó. Frente a esto, el príncipe Nintoku se vio desgarrado por el pesar,
y su vida se sumió en la angustia. Al ver esto, el príncipe Uji regresó a la
vida, para dar aliento a su hermano, y luego volvió a morir. Se dice que,
cuando por fin Nintoku se hizo cargo del trono, el pueblo retornó a la paz y
recibió ochenta barcos cargados de tributos, de los tres reinos coreanos de
Silla, Paekche y Koguryo.
En otros casos, la relación entre los hijos de sabios reyes no
fue tan armoniosa. ¿Qué vínculos les han permitido a ustedes, hermanos,
continuar en tan buenos términos? ¿Serán la manifestación de los príncipes Jozo
y Jogen, o de los bodhisattvas Yakuo y Yakujo?[27] Cuando su padre desheredó a
Munenaka, supuse que Munenaga se negaría a ponerse del lado de su hermano, con
lo cual sería mucho más difícil reconciliar al padre con Munenaka. No obstante,
si lo que me dijo Tsuruo es cierto, los dos han tomado la decisión de resolver
esto juntos. No encuentro palabras para manifestar mi alegría ante esta noticia
sorprendente, como ya les dije en mi carta anterior. ¿Podría haber una historia
más maravillosa que la de ustedes?
El Registro de las regiones occidentales habla de un ermitaño que
vivió en el Parque de los Ciervos, en Benares, India, con la esperanza de
adquirir poderes ocultos. Aprendió a convertir piedras en joyas y a cambiar la
forma de los hombres y de los animales, pero no conseguía montar sobre las
nubes ni viajar al Palacio de los Inmortales. Para lograr estos objetivos, tomó
por discípulo a un hombre de gran integridad. Le dio una larga espada, lo hizo
ponerse de pie en una esquina de la plataforma de meditación y le dijo que
retuviera el aliento sin pronunciar una sola palabra. Si el discípulo conseguía
mantener silencio durante toda la noche, hasta el amanecer, el ermitaño podría
adquirir esos poderes ocultos. Decidido, se sentó en el centro de la
plataforma, con otra larga espada en la mano, a cantar sus invocaciones. Pero
primero, hizo que el aprendiz pronunciara un juramento: "Aunque te cueste
la vida, no dirás nada". El hombre respondió: "Aunque muera, ni una
palabra saldrá de estos labios".
De este modo pasó la noche hasta que, cuando el sol iba a asomar,
el aprendiz gritó, de pronto, y el ermitaño fracasó en su intento de inmediato.
Recriminó al discípulo su conducta, a voz en cuello: "¿Cómo pudiste
quebrar tu juramento? ¡Es deplorable!". El discípulo, profundamente
arrepentido, contó: "Me dormí un rato y, en mi sueño, mi anterior maestro
se me apareció para amonestarme. Sin embargo, lo resistí sin decir palabra,
pues la deuda de gratitud que tengo con usted es mucho mayor. Mi anterior
maestro se enfureció y amenazó con decapitarme, pero así y todo no dije nada.
Finalmente me decapitó, y cuando vi mi propio cadáver en el viaje de la muerte,
sentí una aflicción indescriptible. Y, sin embargo, no hablé. Más tarde, renací
en una familia de brahmanes, al sur de la India. El dolor que sentí al entrar
en el útero y al salir de él fue intolerable, pero contuve el aliento y no
lloré. Crecí y, cuando fui joven, contraje matrimonio. Mis padres murieron,
nació mi hijo. Sentí dolor y alegría, pero no dije una sola palabra. Así viví,
hasta llegar a los sesenta y cinco años. Entonces, mi esposa me dijo: 'Si
sigues negándote a hablar, mataré a tu amado hijo'. Pasó por mi mente la idea de
que estaba en los últimos años de mi vida y que, si mi hijo moría, no podría
concebir otro. Sentí que debía gritar y, de pronto..., desperté".
El ermitaño dijo: "No hemos sido lo bastante fuertes. Tú y
yo nos dejamos engañar por un demonio. Nuestra tarea ha concluido en el
fracaso". El discípulo se lamentó: "Fui tan débil, que mi maestro no
pudo adquirir los poderes ocultos". Pero el ermitaño repuso: "La
culpa ha sido mía, pues no te advertí lo suficiente antes de comenzar". Sin
embargo, según cuenta la historia, el discípulo sintió tal aflicción por no
poder retribuir los favores al maestro, que su dolor lo hizo morir
miserablemente.
En China, los poderes ocultos fueron consecuencia del
Confucianismo, y en la India se los encuentra en las enseñanzas de los
brahmanes. Por eso, ni siquiera se aproximan a las primitivas doctrinas Agón
del Budismo Hinayana ni, por supuesto, a las enseñanzas de tsugyo, bekkyo o
engyo. Entonces, ¿Cómo podrían compararse con el Sutra del Loto?
Los cuatro demonios [28]
se oponen ferozmente incluso al logro de cosas tan superficiales. Así, pues,
cuánto mayores son las tribulaciones que deberán enfrentar los discípulos del
devoto del Sutra del Loto, pues éste es el primero en abrazar y el primero en
propagar Nam-myoho-renge-kyo, el principio supremo del Sutra del Loto, en el
Japón. Es algo imposible de imaginar o de describir con palabras.
El Maka Shikan es la obra suprema del gran maestro T'ien-t'ai y
contiene la esencia de todos los sutras budistas. Durante los quinientos años
posteriores a la introducción del Budismo en la China, aparecieron siete
grandes maestros al norte del río Yangtzé y tres, al sur. Su sabiduría era
brillante como el Sol y la Luna, y su virtud descollaba a lo ancho y a lo
largo; sin embargo, tenían una gran confusión con respecto a cuales sutras eran
profundos y cuales, superficiales; cuales, inferiores o superiores, o en qué
orden habían sido enseñados. El gran maestro T'ien-t'ai no sólo esclareció las
enseñanzas del Budismo, sino que, también, extrajo del repositorio de
Myoho-renge-kyo la joya que concede los deseos, llamada ichinen sanzen, y la
concedió a los pueblos de los tres países.[29] Esta enseñanza se originó en la
China. Ni siquiera los grandes eruditos de la India pudieron formular un
concepto así. Por eso, el gran maestro Changan escribió: "Nunca antes
hemos oído una enseñanza tan lúcida como el Maka Shikan" [30] y "Ni
los grandes maestros de la India se podían comparar con él".[31] La
doctrina de ichinen sanzen revelada en el quinto volumen del Maka Shikan es
particularmente profunda. Si ustedes la propagan, los demonios surgirán sin
falta. Si no fuera por ellos, no habría forma de saber que ésta es la verdadera
enseñanza. Un pasaje del mismo volumen señala: "A medida que la práctica
avanza y crece la comprensión, surgen los tres obstáculos y los cuatro
demonios, y compiten entre sí para interponerse. [...] No deben permitir que
los atemoricen ni que influyan en ustedes. Si caen bajo su influencia, se verán
conducidos a los malos caminos. Si se dejan atemorizar por ellos, no podrán
practicar el Budismo verdadero". Esta cita no sólo se aplica a mí,
Nichiren, sino que constituye una guía para mis discípulos. Con el mayor
respeto, incorporen esta enseñanza en su vida y transmítanla como axioma de fe
para las generaciones futuras.
Los tres obstáculos a los
que se refiere esta cita son bonno-sho, go-sho y ho-sho. Bonno-sho son los
obstáculos a la práctica que se originan en la furia, la codicia y la
estupidez; go-sho son los obstáculos que presentan la esposa o los hijos, y
ho-sho son los impedimentos provocados por el soberano o los padres. De los
cuatro demonios, la función del Demonio del Sexto Cielo es de esta última
índole.
En el Japón de hoy, ¿hay alguien que realmente se haya enfrentado a los tres
obstáculos y a los cuatro demonios?
Sin embargo, muchos dicen dominar el Maka Shikan. La cita
"...si caen bajo su influencia, se verán conducidos a los malos
caminos" no sólo hace referencia a los tres estados inferiores, sino
también a los de Tranquilidad y de Éxtasis y, en general, a los nueve estados.
Por lo tanto, todos los Sutras, salvo el del Loto .inclusive los Sutras Kegon,
Agón, Hodo y Hannya.[32] así como los del Nirvana y Dainichi conducirán a las
personas hacia los malos caminos. También, con excepción de la escuela Tendai,
los adeptos de las otras siete escuelas budistas principales [33] son, en
realidad, agentes del infierno que conducen a los demás hacia los caminos del
mal. Hasta en la escuela Tendai hay quienes profesan la fe en el Sutra del Loto
pero, en verdad, desvían a otros hacia las enseñanzas anteriores a este sutra.
También ellos son emisarios del Infierno, que hacen caer a la gente en los
malos senderos.
Ustedes dos, hermanos, son como el ermitaño y su discípulo. Si
alguno de los dos se da por vencido en mitad del camino, ninguno podrá alcanzar
la Budeidad. Son como las dos alas de un pájaro o los dos ojos de un hombre. Y
sus esposas son su sostén. Las mujeres apoyan a los demás y, de ese modo,
consiguen que les den apoyo. Cuando un marido es feliz, su esposa se siente
colmada. Cuando un hombre es ladrón, su esposa también termina por serlo. Esto
no sólo es un hecho limitado a esta existencia. El marido y la mujer tienen una
relación tan íntima como el cuerpo y la sombra, como la flor y el fruto, como
la raíz y las hojas, en cada existencia de la vida. Los insectos se alimentan
de los árboles en que viven, y los peces beben el agua en que nadan. Si la
hierba se marchita, las orquídeas se lamentan; si los pinos crecen frondosos, los
robles se regocijan. Hasta los árboles y la hierba mantienen una relación tan
estrecha. El hiyoku es un ave de un cuerpo y dos cabezas. Ambos picos alimentan
un mismo cuerpo.
Los hiboku son peces que poseen un solo ojo. Por eso el macho y
la hembra deben permanecer juntos durante toda la vida. El marido y la mujer
tendrían que ser así. Ustedes dos, esposas, no deberían lamentarse, aun si sus
esposos las hostigaran a causa de su fe en esta enseñanza. Si ambas se unen
para alentar la fe de ellos, seguirán el camino de la hija del Rey Dragón y
serán un ejemplo de mujeres que alcancen la iluminación en el corrupto Ultimo
Día de la Ley. Mientras puedan comportarse de este modo, pase lo que pase, yo,
Nichiren, diré a los dos venerables, a las dos deidades celestiales, a las Diez
Deidades y a los budas Shakyamuni y Taho que les permitan nacer como budas en
cada una de sus futuras existencias. El Sutra Rokuharamitsu señala que uno
debería ser amo de su mente, en lugar de dejar que su mente lo dominara.
Sea cual fuere el problema que surja, consideren que es pasajero
como un sueño y sólo piensen en el Sutra del Loto. La enseñanza de Nichiren fue
particularmente difícil de creer, al principio, pero ahora que mis profecías se
han cumplido, los que me calumniaron sin razón han llegado a arrepentirse. Si
otros hombres y mujeres se convierten en mis discípulos en el futuro, nunca
ocuparán el lugar que ustedes poseen en mi corazón. Entre todos los que
abrazaron la fe desde un principio, muchos la abandonaron luego, por miedo al
repudio de la sociedad. Entre ellos, algunos se me opusieron con más ferocidad
que los que habían actuado contra la Ley desde un primer momento. Durante la
vida de Shakyamuni, el sacerdote Sunakshatra al principio creyó en el Buda,
pero luego, tras abandonar la fe, calumnió con tal insidia, que ni siquiera el
Buda pudo salvarlo del infierno del sufrimiento incesante. Esta carta ha sido
escrita especialmente para Munenaga. También deberá ser leída a su esposa y a
la de Munenaka.
Nam-myoho-renge-kyo. Nam-myoho-renge-kyo.
Nichiren. De mi puño y letra.
En el decimosexto día del cuarto mes, en el duodécimo año de
Bun'ei (1275).
CITAS:
[1] Ochenta mil enseñanzas: Todas las enseñanzas de Shakyamuni.
No es una cifra exacta, sino que se utiliza este número para indicar totalidad.
[2] Doce clases de sutras: Método de clasificación de las
enseñanzas de Shakyamuni, según el contenido y el estilo de la exposición.
Indica la totalidad de los sutras.
[3] La era Yung-p'ing comenzó en el año 58. La dinastía T'ang
concluyó en 907.
[4] Se trata de los sutras traducidos inicialmente al chino por
Kumarajiva (344-409) y Paramartha (499-569), que hacían hincapié en la
transmisión del verdadero significado.
[5] Realizadas por Hsüan-chuang (602-664), quien puso mayor
énfasis en la traducción literal.
[6] En el volumen 6 de su Hokke Gengi, T'ien-t'ai explica las
ciento treinta y seis clases de infiernos: ocho infiernos principales, cada uno
de los cuales posee dieciséis infiernos subsidiarios. El último y más atroz de
todos es el infierno del sufrimiento incesante. El sufrimiento de uno difiere
según la naturaleza y el grado de sus malas causas.
[7] Diez faltas graves: Actos expuestos en el Kusha Ron, que
abarcan los tres males físicos (matar, robar y cometer adulterio), los cuatro
males verbales (mentir, adular, calumniar y hablar en forma hipócrita) y los
tres males mentales (codicia, furia y estupidez).
[8] Tz'u-en (632-682): Sacerdote de la dinastía T'ang y sucesor
directo de Hsüan-chuang, fundador de la secta Fa-hsiang (Hosso).
[9] Hokke Shuku.
[10] Ocho actos de rebelión: Crímenes enumerados en el estatuto
Taiho, que entró en vigencia en el siglo VIII en el Japón. 1) Perpetrar
atentados contra la vida del Emperador, 2) conspirar para destruir las tumbas o
los palacios imperiales, 3) cometer traición, 4) asesinar a un antecesor, tal
como los abuelos, los padres o los hermanos mayores, 5) asesinar a otros
parientes o al cónyuge, 6) incurrir en falta de respeto al Emperador o a los
santuarios imperiales, 7) cometer actos contrarios al deber filial con respecto
a los abuelos y 8) asesinar al maestro, al mentor o a un superior.
[11] Hokke Gengi, vol. 6.
[12] Sutra del Loto, cap. 16.
[13] Hokke Gengi, vol. 6.
[14] Prisión de veinticinco reinos: Divisiones del triple mundo
del deseo, la materia y el espíritu. Otro modo de considerar los estados de
vida de los seis mundos inferiores.
[15] Tu-shun (557-640), Chih-yen (602-668), Fa-tsang (643-712) y
Ch'eng-kuan (738-839): Respectivamente, el fundador y los sucesivos sacerdotes
principales de la escuela Hua-yen (Kegon) en la China.
[16] Chia-hsiang (549-623) y Seng-ch'üan: Chia-hsiang estableció
la base de la escuela San-lun (Sanron) en la China, durante el siglo VI, pero
luego se hizo seguidor de T'ien-t'ai. Seng-ch'üang fue un sacerdote de la
escuela San-lun cuyas enseñanzas fueron transmitidas a Fa-lang y, de éste, a
Chia-hsiang.
[17] Bodhidharma y Hui-k'o (487-593): Bodhidharma (en chino,
Ta-mo) introdujo la práctica del Ch'an (Zen) en la China y fundó allí la escuela
homónima. Hui-k'o fue su sucesor.
[18] Fuji: Según el Sutra Butsuzo, vivió en el remoto pasado,
tras la muerte del buda Daishogon. Los seguidores de Daishogon se habían
dispersado en cinco escuelas. Sólo el sacerdote Fuji mantuvo correctamente sus
enseñanzas.
[19] Shoi: Vivió en el Último Día de un buda llamado Shishionno.
Se dice que cayó vivo en el estado de Infierno por calumniar al bodhisattva
Kikon, quien propagaba el Budismo.
[20] Sutra del Loto, cap. 10.
[21] Ib., cap. 14.
[22] Se refiere al incidente en el cual el regente Hojo Tokimune
despachó tropas a Kyoto e hizo matar a su medio hermano Tokisuke, ante la
sospecha de conspiración.
[23] Shura: Ira, confrontación, uno de los Diez Estados de la
vida.
[24] Wada (1147-1213) y Wakasa (fall. 1247): Wada Yoshimori fue
un oficial militar del régimen de Kamakura que se vio tentado a luchar contra
el clan Hojo y fue muerto en la batalla, junto con toda su familia. El señor
feudal Wakasa, también conocido como Miura Yasumura, fue otro oficial derrotado
por la familia Hojo. Él y más de quinientos miembros de su clan se suicidaron.
[25] Masakado (fall. 940): Distinguido guerrero del clan Taira
que ejerció el poder en la región oriental del Japón. En 939, se rebeló contra
la corte imperial y se proclamó nuevo emperador. Sin embargo, su primo, Taira
no Sadamori, aplastó sus fuerzas y lo asesinó.
[26] Sadato (1019-1062): Abe no Sadato, cabeza de una poderosa
familia en la región este del Japón. Buscó establecer la independencia del
régimen imperial, pero fue derrotado y murió combatiendo contra la armada
imperial.
[27] Yakuo y Yakujo: Hermanos que curaban a las personas de sus
males físicos y espirituales. Según el capítulo 27° del Sutra del Loto, son las
corporificaciones de Jozo y de Jogen.
[28] Cuatro demonios: Ver, en el Glosario, el nombre "Tres
obstáculos".
[29] Tres países: La India, la China y el Japón.
[30] Introducción del Maka Shikan, vol. 10.
[31] Hokke Gengi, vol. 2.
[32] Kegon, Agón, Hodo y Hannya: Sutras que señalan los primeros
cuatro de los cinco períodos.
[33] Siete escuelas budistas principales: Se trata de las tres
escuelas del Hinayana —Kusha, Jojitsu y Ritsu— y de las cuatro escuelas del
Mahayana —Hosso, Sanron, Kegon y Shingon.
ANTECEDENTES
Nichiren
Daishonin escribió “Carta a los hermanos” en Minobu el 16 de abril de 1275,
aproximadamente un año después de su retorno de la Isla de Sado.
Los dos hermanos Ikegami, Munenaka y Munenaga, se convirtieron al
Budismo verdadero en la misma época que Shijo Kingo. El mayor, Munenaka, fue el
primero en hacerlo, probablemente en 1256, y su hermano menor no tardó en
seguirlo. Ambos eran oficiales del "sogunato" de Kamakura, y su
padre, Yasumitsu, ocupaba un importante puesto dentro del sector de
construcciones del gobierno.
Fue inevitable que ambos hijos tuvieran obstáculos, dado que su
padre era un celoso seguidor de Ryokan, sacerdote principal de la escuela Ritsu
y hombre muy activo en los asuntos políticos. En abril de 1275, Yasumitsu
desheredó a su hijo mayor. Pero, por muy ofensiva que le hubiera parecido la fe
de Munenaka, seguramente hubo otras provocaciones para que tomase una medida
semejante. Desheredar a un hijo no era un asunto de poca importancia. El hijo
mayor tenía el derecho a la sucesión, no sólo en cuanto a los bienes materiales,
sino también en cuanto al prestigio social. Esta tradición poseía un profundo
arraigo en la sociedad japonesa. El individuo prácticamente no existía fuera de
su contexto familiar, y siglos de rivalidades en el seno de las familias, de
enemistades y hasta de homicidios daban testimonio de la importancia que tenía
asegurarse el primer lugar en el linaje, para tener derecho a la herencia. Las
personas desheredadas debían hacer frente a una serie de sanciones sociales y
económicas muy severas, que nos sería muy difícil siquiera imaginar en la
sociedad relativamente liberal de hoy.
El Daishonin sospechaba que, en todo esto, estaba la mano de
Ryokan. En efecto, al desheredar a Munenaka, el padre pensaba que, seguramente,
crearía rivalidad entre ambos hijos y que, así, podría tentar al menor, más
débil, a cambiar sus creencias por los territorios de su padre. A esta altura,
Ryokan ya había abandonado toda esperanza de atacar a Nichiren Daishonin; sin
embargo, le resultaba bastante sencillo presionar a sus seguidores. Hay pruebas
de que Ryokan persuadió a Yasumitsu de que tomara medidas contra su hijo.
"Carta a los hermanos" menciona tres modos en que los
creyentes deben tomar los obstáculos, desde el punto de vista del Budismo:
1) la fe firme nos da la oportunidad de expiar el karma negativo
del pasado.
2) las deidades budistas están sometiendo a prueba la fe.
3) la función del Demonio del Sexto Cielo se ha apoderado de los
padres o de los demás para obstruir la práctica.
El Daishonin alienta a los hermanos cuando dice que Munenaka fue
desheredado a causa de su firme fe en el Budismo verdadero y que, al superar
dicho obstáculo, ambos podrán transformar su karma y lograr una felicidad
indestructible. Concluye que, de no ser por los obstáculos, no habría modo de
saber que esta religión tiene una inmensa fuerza.
El padre de Munenaka lo perdonó, pero volvió a desheredarlo en
1277. Sin embargo, los hermanos continuaron con su práctica, tal como los había
orientado el Daishonin y, en 1278, tras veintidós años de mantener la fe,
convirtieron a su padre al Budismo verdadero.
HILO CONDUCTOR DE TODA LA CARTA
* Supremacía del Sutra del Loto. Nichiren Daishonin lo
plantea porque en ese momento la
enseñanza está a prueba y se está poniendo en duda su poder de hacerlos
felices.
* Vínculo eterno con la enseñanza. Les dice que este vínculo con
la enseñanza suprema no es desde este momento sino desde el pasado remoto pues
nuestra vida ha pasado por innumerables ciclos de nacer y morir en los cuales
hemos estado con la Ley y decidimos seguirla.
* Cuando se rompe el vínculo o se abandona la enseñanza. Si
deciden dejar de practicar en este momento estarán decidiendo que sus vidas
caigan en el incesante sufrimiento por no tener ya el único medio que les permite ser felices.
* Causa que nos lleva a romper con el vínculo con la enseñanza.
La oscuridad innata de la vida es la causa original de todas las acciones que
surgen en nuestra vida para alejarnos de la Ley (Calumnias) y de los fenómenos
externos o funciones que nos separan o quieren separarnos de la suprema enseñanza.
* Beneficio que surge por mantener y fortalecer el vínculo con la
enseñanza. Disminuir la Retribución Kármica: cambiar nuestro karma de sufrir
terriblemente en el futuro por confrontar sufrimientos relativamente menores en
esta existencia.
* Importancia de Mantener la fe. Debemos resistir y ver por
nosotros mismos la valiosa prueba real del Estado de Buda, quienes creen en esta enseñanza están como en el
invierno que nunca falla en convertirse
en primavera.
* Los obstáculos. Surgen como una función de la oscuridad
fundamental innata de la vida para mantenernos en la ignorancia sobre nuestra
naturaleza de Buda.
* Unión Familiar. La fortaleza y la unión en la fe les permitirá
luchar con mayor fuerza y contundencia contra los terribles obstáculos que
surgen y así construir la prosperidad
eterna de la familia.
* Ser maestro de su mente.
Nichiren Daishonin escribió esta carta para que los hermanos
Ikegami no abandonara su fe. Pero ¿por qué los hermanos de más de veinte años
de práctica tenían que enfrentar un obstáculo así de duro, cuando uno esperaría
que ellos deberían haber estado disfrutando de los beneficios de una fe
profunda?
En esta carta Nichiren ofrece tres razones:
* Una persona enfrenta sufrimientos como prueba del avance en su
práctica y su mayor comprensión del
Budismo. Por lo tanto, los Tres obstáculos y cuatro demonios (Sansho
Shima) aparecerán sin falta. En este sentido, los obstáculos que
confrontan las personas dedicadas a la práctica budista sirven para confirmar
que están transitando el camino para la Iluminación.
* Una fe sincera y fuerte capacita a una persona a librarse de su
mal Karma causado por las calumnias del pasado. Este es el principio de
Disminución de Retribución kármica.
* Los obstáculos surge como una función de la oscuridad
fundamental innata de la vida, personificada en el budismo como el “Demonio del
Sexto cielo” que surge para mantenernos en la ignorancia sobre nuestra
naturaleza de Buda.
* En la Primera parte Nichiren
Daishonin expone que el Sutra del loto es superior a todos los sutras, conforme
al 1er. Párrafo que dice: “El Sutra del loto es la esencia de las 80.000
enseñanzas” y nos enseñó cuáles son las
acciones ( 14 calumnias) que nos apartarían de la fe y cuán terrible es para nuestra vida apartarse
de ella, por ser Nam Miojo Rengue Kio y el Gojonzon lo único que nos permitirá
manifestar el Estado de Buda y por consiguiente tener la sabiduría, el coraje,
la misericordia y la convicción para enfrentar y superar cualquier dificultad.
En la II parte Nichiren le explica a los hermanos Ikegami, que la
oscuridad innata de sus vida, llamada el Demonio del Sexto Cielo, en ese
momento se estaba manifestando en la actitud de rechazo y oposición de su padre hacia la práctica de
ellos, por lo tanto, no debían atacar o culpar a su padre sino luchar contra el
mal que está en la vida de ellos y de esta manera vencerían. Además, que por tener una fe firme por más de
20 años los efectos de su mal karma se
estaban manifestando de manera disminuida, por lo tanto debían mantener su fe
firme hasta el final para transformar definitivamente su Karma negativo.
Ahora bien en esta tercera parte comienza con el
siguiente párrafo:
…Si Ud. propaga, los demonios surgirán sin fallar. De no
ser por ellos, no habría forma de saber que ésta es la verdadera enseñanza. Un
pasaje del Maka Shikan dice: “A medida que la práctica progresa y la
comprensión crece, los Tres Obstáculos y los Cuatro demonios emergen
compitiendo entre sí para interferir… Usted no debe dejarse influenciar ni
atemorizar por ellos. Si cae bajo su influencia, será conducido a los Senderos
del mal. Si se deja atemorizar por ellos, será impedido de practicar el Budismo
Ortodoxo”. Esta cita no sólo se aplica a Nichiren sino que también es la guía
para sus discípulos. Reverentemente, hagan suyo esta enseñanza y transmítanla
como un axioma de fe para las generaciones futuras.
En este párrafo Nichiren Daishonin nuevamente les quiere hacer
ver a los hermanos Ikegami que porque están enfrentando obstáculos por mantener
su fe y
propagar el Budismo Ortodoxo, es que pueden saber que están practicando la enseñanza correcta.
Toda verdad siempre recibe oposición, como por ejemplo, Galileo
Galilei, Newton quienes fueron apresados
cuando plantearon su pensamientos o convicciones entonces nosotros que estamos
abrazando la Ley suprema de la vida tenemos que estar preparado para enfrentar
la oposición más fuerte en esta lucha por manifestar nuestro máximo potencial:
Nuestra propia oscuridad. Como dice
Nichiren en otro escrito que sus discípulos tienen que dar las dificultades o
los malos tiempos por sentado y esta es la guía para sus discípulos y es un
axioma de fe para las generaciones futuras.
Así que, aquí Nichiren está desmontando todo aquello que
pudiésemos estar pensando sobre que: Si soy budista ya no voy a tener
dificultades, Debería estar bien en todos los aspectos de mi vida, etc. Desde
que comencemos a practicar debemos dar por sentado que los obstáculos surgirán
porque es la única forma de saber que esta es la enseñanza correcta, estamos
avanzando y se están manifestando porque estamos en la capacidad de superarlos.
Ningún obstáculo es más grande y poderoso que la fe de la persona a quien se le manifiesta. Por lo tanto los
discípulos de Nichiren no debemos temerle a ningún obstáculo o demonio.
Nichiren continúa diciendo en este párrafo: A medida
que la práctica progresa y la comprensión crece, los Tres Obstáculos y los
Cuatro demonios emergen compitiendo entre sí para interferir.
¿Que son los Tres Obstáculos y Cuatro demonios?
La naturaleza humana nos exige luchar por la felicidad de los
demás así como por nuestra auto perfección. Los demonios pueden definirse como
las fuerzas o influencias negativas que coartan la benevolencia inherente en el
hombre. En general, la amplia variedad de factores que impiden
el desarrollo del carácter humano, pueden ser clasificados en dos
categorías: los que surgen en la vida interior de cada uno son los denominados
Demonios y los que surgen afuera son los llamados Obstáculos.
Los “tres obstáculos y cuatro demonios” describen una serie de
potenciales influencias negativas que pueden estorbar la práctica budista e
impedir la obtención de la Budeidad. Dicho de otra manera, no obstante, si bien
estos obstáculos impiden a algunas personas revelar su Budeidad, para otras funciona
como un impulso o estímulo. Luchando contra ellos, la gente puede hacer emerger
su potencial iluminado, obteniendo así la Budeidad.
Los obstáculos son los factores externos, naturales, sociales y
culturales y se refieren no solamente a los desastres naturales sino también a
la tradición o a las costumbres que pueden operar en forma negativa obstruyendo
nuestra práctica y nuestra lucha por la felicidad de los demás.
Nichiren dice: Los tres
Obstáculos en esta cita son: Bonno-sho, Go-sho y Josho. Bonno-sho son los
obstáculos para la práctica que surgen de la Avaricia (voracidad), Ira y
estupidez y cosas por el estilo; Go-sho son los obstáculos interpuestos por la
esposa o hijos; y Jo-sho son los impedimentos causados por el soberano o los
padres.
Los “tres obstáculos” son diversas funciones que tratan de
impedirnos la práctica del Budismo; surgen de los deseos mundanos, el karma y
la retribución, respectivamente.
El Daishonin explica: “El obstáculo de los deseos mundanos
Bonno-sho son los obstáculos a la práctica que se originan en la furia, la
codicia y la estupidez”.
Ejemplo: Algunos pueden abandonar su práctica budista debido a
que anteponen el logro de sus deseos inmediatos al Budismo, que conduce a la
iluminación fundamental. En otras palabras, están más interesados con la
ganancia a corto plazo que el desarrollo y el beneficio verdaderamente
recompensante que es posible alcanzar perseverando en la práctica budista. Con
esa actitud, incluso una dificultad relativamente menor puede ocasionar el
abandono de la práctica.
Otros pueden renunciar a su fe debido al emocionalismo –los
gustos y disgustos. Esas personas, típicamente, encuentran razones para
resentirse con otro practicante, y abandonar su fe para evitar ver a esa
persona o por rencor hacia esa persona.
Estos son ejemplos del “obstáculo de los deseos mundanos”.
Respecto al obstáculo del karma, Gos-sho: el Daishonin dice que son “los obstáculos que
presentan la esposa o los hijos” (Ibid.). El obstáculo del karma se refiere a
nuestra tendencia kármica fundamental que nos desvía del correcto camino del
Budismo. Como lo sugiere el ejemplo del Daishonin, algunos pueden abandonar su
práctica simplemente por satisfacer a los miembros de su familia o personas
amadas que pueden temer o resentirse con su práctica budista, con el tiempo que
le invierte , o con las críticas que puede invitar de la comunidad en general.
El obstáculo de la retribución Jo-sho: se refiere a las
circunstancias hostiles en las que se nace como retribución kármica por
acciones en contra de la Ley Mística en existencias pasadas; se refiere
especialmente a los obstáculos causados por figuras de autoridad. Si los que
nacen en una sociedad o comunidad que alberga enemistad hacia el Budismo
permiten que sus circunstancias anulen su práctica budista, estarán sucumbiendo
al obstáculo de la retribución. A este respecto, el Daishonin dice: El
obstáculo de la retribución son “los impedimentos provocados por el soberano o
los padres” (Ibid.)
Los Cuatro Demonios
El demonio no es un ser sobrenatural con cuernos y una cola, en
cambio es una fuerza o una naturaleza destructiva que estimula los deseos y las
ilusiones, evitando así que la naturaleza de Buda se manifieste a si misma. Es
la naturaleza negativa de la vida u Oscuridad Fundamental o esencial. Como
ejemplo tenemos el egoísmo, la avidez de fama personal y la flojera.
Estas funciones atormentan el cuerpo y la mente de un practicante
budista. La palabras sánscrita para demonio, Mara, era traducido al chino como
“ladrón de vida”, “asesino” y “destructor”. Como lo indican tales traducciones,
los demonios en el Budismo pueden ser considerados como metáforas para las
funciones destructivas de las vidas de los practicantes budistas en particular,
y de la gente en general.
Específicamente, los “cuatro demonios” se refieren a:
On-Ma, El impedimento de los deseos mundanos. Mundanos indica la
función de los deseos e impulsos más bajos de la gente para debilitar su
resolución para buscar el Budismo y, así, corromper sus vidas.
Bonno-Ma: Los “cinco componentes” son los cinco elementos físicos
y mentales que constituyen nuestra existencia –indican la estructura física y
espiritual del ser humano. Nuestro componente físico o fisiológico es llamado
“forma”, y nuestras funciones mentales incluyen los componentes de
“percepción”, “concepción”, “volición” y “conciencia”. El Budismo explica que
esos cinco componentes se unen temporalmente y dan lugar a un ser humano individual.
Podemos interpretar el impedimento de los cinco componentes como la desarmonía
entre los cinco componentes que crean sufrimiento físico y mental, sofocando la
pureza de la condición y oscureciendo la sabiduría innata.
Shi_ma. El impedimento de la muerte se refiere a cualquier cosa
que funcione para causar la muerte de un practicante budista, y de esa manera
impedir su práctica budista. Sin embargo, podemos definirlo más ampliamente
para incluir temor o aprehensión sobre la posibilidad de la propia muerte, o
desaliento y duda originada por la muerte de un practicante. Si tememos o nos
desalentamos por la muerte y, como consecuencia, nos confundimos y retrocedemos
en la fe, estamos sucumbiendo al impedimento de la muerte.
Tenshi-ma: Es el Rey Demonio quien asume varias formas o toma
posesión de otros para causar duda y que abandonemos nuestra práctica. Este es
el más difícil de vencer. El “rey demonio” es a veces llamado “demonio del
sexto cielo” porque, se dice, vive en el más elevado de los seis cielos del
mundo del deseo. En la antigua cosmología budista india, este cielo más elevado
del mundo del deseo estaba asociado con el deseo de explotar a otros por placer
propio. En este sentido, el “rey demonio” simboliza nuestra tendencia a ver a
otros seres humanos como medios para gratificar nuestros propios deseos y
ansias. Cuando la gente es deshumanizada y reducida como medios para algún fin
puede resultar en grandes sufrimientos –siendo la guerra el más horrendo de los
ejemplos.
Debido a que la “oscuridad fundamental” encuentra expresión en el
deseo de controlar a otros por una egoísta gratificación, aquellos que están en
posiciones de influencia puede ser especialmente susceptible de funcionar como
el “rey demonio”.
La “oscuridad fundamental” es nuestra ignorancia o escepticismo
respecto a la Budeidad dentro de nuestras vidas así en las vidas de todas las
personas. Mientras ignore este supremo potencial universal, la gente tiende a
la desesperación en lugar de la esperanza, a la crueldad en lugar de la misericordia,
a la estupidez en lugar de la sabiduría, y a la cobardía en lugar del coraje.
La gente que está saturada de su oscuridad fundamental es esencialmente
insegura de sí misma, de modo que se inclina por insultar a otros e ignorar la
miseria de los demás y hasta deriva satisfacción de ello. De la inseguridad
proviene la arrogancia. Una gran inseguridad puede ocasionar una irreprimible
urgencia por controlar a otros. Un intenso deseo de control tipifica a quienes
actúan como el “rey demonio”.
Tanto la naturaleza de lo positivo como de lo negativo es
inherente a la vida, inclusive de una persona iluminada; y que nuestra
iluminación esencial se manifiesta en sí misma como las funciones de Boten y
taishaku, etc, y nuestra oscuridad fundamental como la función del Demonio del
Sexto Cielo. De acuerdo con esta perspectiva, podemos comprender que el Demonio
existe dentro de nosotros a la vez que en el universo.
En la medida que los hombre no intente escapar del domino del
Demonio del Sexto cielo (No reflexionan, no tratan de reaccionar en una
condición de vida elevada), el Demonio
estará feliz. La fuerza negativa de la vida y del universo se fortalece
más. Pero en el momento en que alguien
hace el esfuerzo, la fuerza negativa de su vida hará algo para derrotarlo. Hará
que los gobernantes, padres, esposas e hijos se opongan a su huída de los
dominios de este Demonio, haciéndoles beber el vino de los tres venenos:
Avaricia, Ira y estupidez. Por lo tanto, es extremadamente difícil oponerse al
Demonio o a la naturaleza negativa que existe dentro y mantener una fe en el
Gojonzon.
Es por esto que Nichiren a continuación le dice a los
Hermanos:
Actualmente ustedes, los dos hermanos son como el
ermitaño y su discípulo. Si alguno de ustedes desiste a mitad de camino, ambos
fallarán en lograr el estado de Buda. Son como las dos alas de un pájaro o los
dos ojos de un hombre.
Aquí enfatiza la unidad de los dos hermanos al practicar el
budismo Ortodoxo, porque es extremadamente difícil oponerse al demonio o
naturaleza negativa que existe dentro y mantener fe en el Gojonzon estando
solo, por eso es importante el apoyo de otro u otros practicantes, ya sean
familiares o amigos, porque así podremos darnos ánimo mutuamente, tener otra
visión de los hechos, etc, que nos permitirán revisar nuestra actitud, enfocar
correctamente nuestra lucha y no olvidarnos de
no encerrarnos en nuestros problemas sino siempre apoyar a otros.
Aquí nuestra organización La Soka Gakkai Internacional es donde
juega un papel fundamental en nuestras vidas. Es la organización donde siempre
conseguiremos quién nos apoye o nos de unas palabras de aliento o nos recuerde
cuál es nuestra misión y nos haga retomar el control de nuestras vidas. Las
reuniones de diálogo, de estudio, las visitas familiares todas son los medios
que nos permiten a todos a avanzar más rápidamente porque nos obligan a luchar
contra nuestro egoísmo recordándonos que un verdadero practicante budista,
siempre está pensando cómo lograr que cada vez más personas manifiestes su
máximo potencial, el Estado de buda.
…Y sus esposas son su apoyo. Las mujeres apoyan a otros y
de esa manera hacen que otros las apoyen. Cuando un marido es feliz, su esposo
estará realizada. Si un esposo es un ladrón, su esposa se convertirá también en
una ladrona. Esto no es asunto de esta
existencia solamente. Un hombre y su esposa están tan unidos como un cuerpo y
su sombra, las flores y los frutos, o las raíces y hojas, en cada una de las
existencias de la vida. Los insectos se comen los árboles en que viven y los
peces se beben el agua en que nadan. Si la hierba se marchita, las orquídeas se
afligen; si los árboles de pino crecen, los robles se regocijan. Hasta los
árboles y la hierba están así de íntimamente relacionados.
El Lliyoku es un pájaro de un cuerpo y dos cabezas. Ambas
bocas alimentan al mismo cuerpo y dos cabezas. Los Jiboku son peces que tienen
un solo ojo cada uno, por lo que la pareja se mantiene junta durante toda su
vida. Un esposo y una esposa deben ser como ellos.
En todo este párrafo Nichiren explica cómo debería ser un
matrimonio utilizando los ejemplos de un pájaro
y un pez legendarios. A la luz del Budismo, las relaciones entre padre e
hijo, hermano y hermana, esposo y esposa, están todas constituidas por karma o
causas hechas en existencias anteriores. Desde otro punto de vista, en vez de
culparse el uno al otro como las causas de las dificultades, los esposos deben
ayudarse y animarse mutuamente para establecer una vida matrimonial feliz. Si
los dos hermanos se unían ante la oposición de su padre y sus esposas les
apoyaban en ello, entonces no habría chance de que el padre influyera sobre
ninguno para su propio provecho. De esta manera, los cuatro pueden finamente
persuadir a su padre de convertirse al Budismo Ortodoxo.
Y sus esposas son su apoyo. Las mujeres apoyan a otros y
de esa manera hacen que otros las apoyen.
Esta frase puede ayudarnos a entender cuál es el mejor
comportamiento a tener para con nuestro maridos. Sería maravilloso, que cada
una de ustedes guiara su propia familia
con amor y sabiduría. Una pareja no debería jamás pelear por razones de fe:
cada uno debería preocuparse del otro y apoyarlo, de otra forma sería como
poner el carro delante de los bueyes.
Aquí Nichiren incentiva a las esposas de Munenaka y Munenaga a
unirse a sus maridos para luchar contra
los terribles obstáculos y maldades que surgen en el camino para construir la
prosperidad eterna de la familia, basándose siempre en la fe de el Budismo
Ortodoxo. Las esposas deberían tomar la
iniciativa de apoyar as sus esposos en la práctica.
El presidente Ikeda dice: Los hermanos Ikegami fueron apoyados
por la fe de sus esposa, en sus luchas contra los tres obstáculos y los cuatros
demonios. Varias veces el Daishonin animó a las dos mujeres con compasión y
severidad, y ellas siguieron escrupulosamente sus consejos. En particular,
Munenaga y su esposa, no tenían hijos y el Daishonin los apoyó con gran afecto.
Gracias a eso, la esposa de Munenaga mantuvo una fuerte práctica, volviéndose
un soporte importante para la fe del marido.
Marido y mujer se influencian recíprocamente; un hombre es
fuertemente influenciado por la fe de la mujer y viceversa. Durante mis años de
práctica, he conocido en Japón a muchos hombres que han abandonado su fe; casi
todos tenían esposas con una fe débil que se pasaban la mayor parte del tiempo
quejándose. Además, eran mujeres ávidas, cegatas por el deseo de ganancias
inmediatas. Recuerden siempre que en una familia la fuerza de la fe de la mujer
es extremadamente importante.
Confío en que, entre marido y mujer, exista un comportamiento
generoso y paciente. ¿Cuál resultado puede lograr una esposa que pregunte
continuamente al marido cansado: "¿Porqué no haces Gonguio?, o que llegue
a cronometrar su Daimoku y después lo critica por no haber entonado
suficientemente? Yo sinceramente estaría de parte del esposo. Por otra parte
una esposa que le diga afectuosamente a su compañero: "Se que estas
cansado. No te preocupes, esta noche entonaré para los dos; que tengas un buen
descanso, probablemente lo llevaría a reflexionar en su propio comportamiento y
a cambiarlo. Los seres humanos, cuando son oprimidos, tienden a rebelarse. El
mejor apoyo puede ser ofrecido sólo teniendo una visión más amplia de las
cosas.
Para el marido, la mujer es similar a la tierra: desbordante de
riquezas, sólida como una piedra y al mismo tiempo sutilmente sensible.
El hombre busca en ella un oasis de paz donde descansar de las
fatigas físicas y espirituales del día y recargarse de la fuerza vital que
necesitará para el mañana.
Hablando de la pareja, un gran filósofo japonés compara la mujer
a un arco tieso que proyecta el marido como una flecha en el cielo,
transmitiéndole la energía necesaria para cumplir su trabajo en la sociedad.
Este mismo filosofo afirma: "Una verdadera esposa que sigue al esposo, en
realidad lo guía". Estas palabras resumen perfectamente la organización de
la vida familiar apoyada sobre una gran
sabiduría.
Mi maestro dijo un día a una mujer: "El ardor que un hombre
aplica en su trabajo durante el día depende en gran parte de la sonrisa de su
esposa y del afecto que ella le manifiesta cuando lo despide en la
mañana". Una mujer egoísta tendrá un marido a su imagen. La unión que crea
la felicidad entre los esposos viene de un corazón afectuoso y puro. Sin este
vínculo la vida en común, consumida por el estancamiento, el orgullo y una
actitud superficial, es dolorosa para ambos. La unión se vuelve oprimente: la
cadena de oro de la felicidad se transforma en una cadena de insoportable
infelicidad. Y si la esposa piensa
seguir a su esposo de esta manera, a menudo obtiene el resultado opuesto
y lo aleja de ella.
Nichiren dice: Ustedes dos esposas no deben arrepentirse
de practicar esta enseñanza, aunque sean heridas por sus esposos debido a ello.
Él anima a las mujeres para que sean independientes en su fe al
Gojonzon. Si una mujer es verdaderamente independiente, no culpará a su marido
ni a nadie por su infelicidad. Más bien retará su propio mal karma y lo
transformará en lo mejor. Ella comprenderá que puede transformar a otros, por
elevar, primeramente su propia condición de vida. Si su marido abandona a mitad
de camino su práctica, ella orará al Gojonzon y lo animará para que practique
de nuevo.
Es indudable que a la sombra de la gran victoria que los hermanos
conquistaron en la lucha contra los obstáculos y maldades estaba la fe de las
esposas que siguieron valientemente todas las orientaciones del Buda Original
Nichiren Daishonin.
Nichiren continua: … El Sutra RoKujaramitsu afirma que
uno debe convertirse en maestro de su mente en lugar de permitir que su mente
lo domine a uno.
Cualquier problema que pueda ocurrir, considérenlo tan
transitorio como un sueño y piensen únicamente en el Sutra del Loto.
"Mente", en esta cita, es la traducción de la palabra
japonesa kokoró, la cual implica mente, alma, espíritu, psique, emoción y
sentimiento. La "mente" de uno "significa los pensamientos,
deseos y sentimientos de un mortal común, que en muchos casos ocasiona
infelicidad". "Convertirse en maestro de su mente" significa
basar los pensamientos, palabras y acciones en el Budismo o en el Estado de
Buda que está en uno.
Daisaku Ikeda dice: Cuando me reuní con el doctor Seligman,
durante su visita al Japón en 1997, le manifesté mi coincidencia con su enfoque:
“La mente es algo prodigioso. Como escribió Milton [en Paraíso perdido]: ‘La
mente es su propio espacio y, en sí misma /puede hacer del cielo un infierno, y
del infierno, un paraíso’. La calidad de nuestra existencia depende, en última
instancia, de nuestro estado de vida. El Budismo lo expone desde varios puntos
de vista, a partir de un concepto que se denomina ‘función mística de la
mente’. El Budismo plantea una psicología de la esperanza, y esperanza es mi
palabra favorita”.
El doctor Seligman asintió, inclinó hacia mí su voluminosa figura
y dijo, en tono fluido y profundo de voz: “El optimismo es esperanza. No es la
ausencia de sufrimientos, ni consiste en estar siempre feliz y pleno. En
cambio, es la convicción de que, más allá de los fracasos o de alguna
experiencia dolorosa, uno siempre puede hacer algo concreto para modificar las
cosas”.
Creo que el Budismo expone un enfoque psicológico de suprema
esperanza; es una filosofía de vida de esperanza incomparable. Un buda es
alguien que comprende y capta en forma completa las facultades asombrosas de la
mente.
Uno debe respetar la sabiduría del Buda en vez de sobrestimar la
sabiduría de uno.
"Cualquier problema que ocurra", dice el Daishonin,
"considérelo tan transitorio como un sueño y piense sólo en el Sutra del
Loto”.
En la editorial del Seykio de Septiembre se lee: No hay problema
que dure una eternidad, tampoco durante toda esta existencia. Cuando encaramos
una situación en la que simplemente no sabemos qué hacer, no malgastemos nuestra energía preocupándonos por esto o
haciendo girar nuestras ruedas mentales, tratando de resolverlo. Sentémonos
frente al Gojonzon, dependamos del Gojonzon, oremos por sentir que somos
Budas y manifestemos sus cualidades.
Veremos que cuando hacemos esto, obtendremos la sabiduría, el coraje, la
misericordia y la fuerza vital necesarias para resolver el problema.
Hablando en sentido figurado, deberíamos quitarnos la cabeza,
ponerla a un lado y comenzar a orar. Veremos
que cuando hacemos esto nuestra
sabiduría de Buda comienza a surgir. Las ideas y planes de acción que derivan
de nuestra oración al Gojonzon trabajaran a nuestro favor. Pero no podremos
obtener los mejores resultados si anteponemos preocupaciones, juicios y
angustias por encima de la fe en el Gojonzon.
Lo importante es que no nos quedemos atrapados en la preocupación
cuando se presentan los problemas, en lugar de esto, determinémonos a que pase
lo que pase oraremos primero al Gojonzon. Todo depende de nuestra determinación
en la fe.
Experiencia.
El Presidente Ikeda dice: Los seres humanos poseen una capacidad
infinita de cambio, que está en función de su estado interior. Es más, dentro
del Budismo hay un principio llamado ichinen sanzen (cada instante de la vida
abarca tres mil aspectos). Esta formulación, expuesta en el Sutra del Loto,
revela que la transformación en el estado de vida de un sujeto puede modificar
la sociedad y el ambiente circundante en que habita esa persona. ¡Cuánto más
fácil es, entonces, transformar nuestra pequeña vida individual de acuerdo con
nuestra voluntad y encauzarla en la dirección que queramos. No hay ningún
motivo para bajar los brazos.
Abandonemos las expresiones negativas y pesimistas; no pensemos
más “Es imposible”, “No servirá de nada”. Sean cuales fueren las circunstancias
en que nos veamos, digámonos a nosotros mismos: “¡Sé que, al final, lo lograré
sin falta!”, “¡Mi familia es la mejor del mundo!”, “¡Soy la persona más feliz
que haya conocido!”. Haré lo imposible posible.
Esta carta que se convirtió en la base de la construcción de una
vida familiar feliz de los Hermanos Ikegami, tiene una importancia fundamental,
pues en ella, Nichiren nos enseñó la
práctica para vencer las dificultades, la práctica para transformar el destino
y la práctica para la armonía familiar.