MUJERES. RECORRAMOS LA SENDA DE LA FELICIDAD Y DE LA VICTORIA.
¡Qué gran deleite hay en
mi corazón, por todas las mujeres de la SGI, que luchan por el kosen-rufu,
valientes y victoriosas, resplandecientes como el Sol!
Cuando le preguntaron a
Helen Keller (1880-1968) qué le había producido mayor deleite en la vida, ella
respondió: “Superar las dificultades”.[2] Tal era el espíritu de esa gran mujer
quien, pese a ser sorda y ciega, enfrentó cuanto desafío se presentó ante ella
y dedicó su vida al activismo social y a contribuir con causas humanitarias.
…En una oportunidad
declaró: “La paciencia y la perseverancia siempre triunfan al final”.[3]
No existe nada más noble
y sublime que el rostro sonriente de una mujer en el que resplandece la
decisión de no dejarse abatir jamás por ninguna clase de adversidad.
El Sutra del loto enseña
el principio de la iluminación de las mujeres.
En él se proclama
rotundamente la dignidad de la vida de las mujeres, y se abre la puerta hacia
la felicidad y la victoria que había permanecido cerrada para ellas en los
sutras anteriores al Sutra del loto.
En una carta enviada a
la monja laica Ueno [madre de Nanjo Tokimitsu], Nichiren Daishonin escribe:
“Pero en el caso del Sutra del loto, cuando una mano lo sostiene, esa mano
alcanza de inmediato la Budeidad, y cuando una boca lo recita, esa boca es, en
sí, un Buda”.[4]
Aun en tiempos de dolor
y de infortunio, si continuamos entonando
Nam-miojo-renge-kyo, nuestra vida, tal como es, resplandecerá
como entidad del Sutra del loto [la Ley Mística], y podremos transformar
nuestra situación, “cambiando veneno en medicina”.
La monja laica Ueno
logró superar su profundo desconsuelo por la muerte de su esposo y de su hijo
más joven, y abrió el paso a un futuro venturoso para su familia y sus seres
queridos. Su hija, conocida como la esposa de Omosu [y también hermana mayor de
Tokimitsu], siguió a su madre en la tarea de transmitir la Ley Mística a otras
personas. En una carta dirigida a la joven, Nichiren Dhishonin sostiene: “La
flor pura del loto abre sus pétalos en un estanque fangoso”.[5]
Dice Daisaku Ikeda:
“Recuerdo en este momento a una inolvidable responsable de distrito general del
Departamento de Mujeres de Saitama, que se puso de pie con la firme
determinación de luchar por el kosen-rufu, cuando asumí como tercer presidente
de la Soka Gakkai en 1960. Pese a que estaba enfrentando numerosos problemas
personales, ella se esforzó incansablemente para ayudar a otras personas que
estaban sufriendo. Admirado por su sincera dedicación, le envié estas palabras
de aliento: “¡Póngase de pie, luche y triunfe basada en la fe! Toda su ardua labor
y esmerados esfuerzos por el kosen-rufu harán brotar beneficios inmensurables
en su vida”.
Con la fe, ella se supo
sobreponerse a numerosos y difíciles obstáculos, como la enfermedad y tres
severos contratiempos en sus negocios, y engalanó su vida con la victoria de la
verdadera felicidad y realización.
…Solía decir con
expresión risueña: “Pase lo que pase, nosotras seguiremos brillando como el
Sol, erradicaremos los tres obstáculos y cuatro demonios, y disiparemos la
oscuridad del infortunio y la negatividad”.
Las mujeres que integran la SGI, de todas
partes del mundo, están realizando esfuerzos sin igual en bien del kosen-rufu.
Cada paso que dan crea una huella indeleble de dicha y de buena fortuna, que
conduce a una ruta dorada impregnada de las cuatro virtudes de eternidad,
felicidad, verdadera identidad y pureza.
En una ocasión, el segundo
presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, dijo durante una reunión de miembros
del Departamento de Mujeres: “Aquellas que se consagran al kosen-rufu nunca
serán abandonadas por el Gohonzon. Podrán dirigir todo en la dirección que
deseen. La fe en el budismo del Daishonin se resume en la palabra ‘valentía’.
Como practicantes, debemos avanzar valerosamente hacia la victoria”.
Las mujeres de la Soka
Gakkai, están acompañadas por las fuerzas protectoras del universo, nuestras
integrantes del departamento, nobles y elegante como los lirios que son su
símbolo, se dirigen llenas de alegría a quienes las rodean y hablan con
numerosas personas sobre los principios humanísticos del budismo de Nichiren,
con el objetivo de crear una sociedad pacífica y próspera para todos.
Junto a nuestras
admirables compañeras, sigamos transitando el gran sendero de la felicidad y de
la victoria, con el corazón pleno de esperanza.
NOTAS:
[2] NASH, Joseph P.: Helen y su maestra: La historia de Helen
Keller y de Anne Sullivan Macy, Nueva York: Dell Publishing Co., Inc., 1998,
pág. 523.
[3] GEORGE, Judith St.:
Estimado doctor Bell…
Su amiga, Helen Keller,
Nueva York: Scholastic Inc., 1992, pág. 54.
[4] Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai,
2008, pág. 1144.
[5] END, pág.
1183.