Daisaku Ikeda: ¿A qué llamamos el "mal del poder"? Es una cuestión fundamental, de importantísimas consecuencias para el siglo XXI. Durante el siglo XX, el "mal del poder" adquirió importantes proporciones. El fascismo y el estalinismo son entre otros sus ejemplos.
¿EL "MAL DEL PODER"?
Daisaku Ikeda: ¿A qué llamamos el "mal del poder"? Es una cuestión fundamental, de importantísimas consecuencias para el siglo XXI. Durante el siglo XX, el "mal del poder" adquirió importantes proporciones. El fascismo y el estalinismo son entre otros sus ejemplos.
Endo: Aunque,
en lo ideológico, representan posiciones opuestas, ya que uno era de derecha, y
el otro, de izquierda, el fascismo y el estalinismo se asemejan en que ambos
producen sociedades opresivas, temibles y totalitarias.
Daisaku Ikeda: En un sistema totalitario, todas las personas son
simples "medios" para que los poderosos se sirvan de ellos. Los seres
humanos no son más que instrumentos, herramientas, números. Son "entidades
nulas".
Esto queda claro cuando
examinamos el Holocausto perpetrado por los nazis y su conducta hacia las
personas física o mentalmente discapacitadas, que para el régimen eran una
expresión "fallida" de la especie humana. Hay episodios tan crueles,
al respecto, que su sola mención resulta intolerable.
Bajo el imperio de dichos sistemas, los
seres humanos se clasifican en "útiles" o "desechables",
según criterios arbitrarios determinados por los que ejercen el poder. Y,
luego, se los explota o extermina a discreción.
Suda: En la invasión japonesa a los países
asiáticos, también hubo una "cosificación" del ser humano, que sólo
puede calificarse de insana.
Endo: Si bien la naturaleza demoníaca del poder
estuvo presente en todas las épocas, en el siglo XX adquirió dimensiones
colosales y un grado muy complejo de organización.
Daisaku Ikeda: Con frecuencia, los
hombres intentaron justificar este grado de inhumanidad con argumentos
ideológicos.
Otro factor típico en el siglo XX ha sido el
avance de la ciencia y la tecnología, que expandió inmensamente las
consecuencias de la tragedia. La bomba atómica y las cámaras de gas son un
símbolo de la tendencia a la que me refiero. Esta tecnología puso en manos del
hombre el poder de brutalizar y exterminar seres humanos en inmensa escala.
Básicamente, la ciencia
muestra tendencia a cuantificarlo todo: la "tecnología desalmada"
termina cosificando a los seres humanos. Las armas nucleares simbolizan, por su
parte, la naturaleza demoníaca del poder. Son
como la encarnación de lo que el Budismo llama el "Rey demonio".
"Demonio", en este contexto, significa "el que suprime la
vida"; es el opuesto del Buda, que quiere decir "el que restaura o
revitaliza la vida".
Saito: En 1957, Josei Toda, por entonces presidente de la Soka
Gakkai, formuló su histórica "Declaración
para la abolición de la bomba atómica y de hidrógeno". Allí manifestó:
"Todo aquel que se valga de armas
atómicas es una presencia demoníaca, una función satánica que amenaza el
mismísimo derecho a la subsistencia del género humano". Creo que se
basaba en su profunda comprensión de la naturaleza de la vida.
Daisaku Ikeda: El presidente Toda luchó con toda su vida contra las
funciones negativas que impregnan el universo. Su contienda fue la más intensa.
Probablemente, nadie
pueda apreciar en profundidad la angustia que experimentó y la tensión que
sintió todos esos años.
Las tremendas presiones
que se abatieron contra su vida habrían bastado para sumir a cualquier otro en
la enfermedad, el suicidio o la muerte, cuando no a causar un profundo
trastorno psicológico.
Cabe definir a las armas atómicas como la
corporificación de la oscuridad fundamental. Pero también podría decirse que
encarnan el odio y la desconfianza hacia el ser humano. El filósofo Max
Picard (1888-1965) sostenía que la bomba atómica era símbolo de un "mundo
en desintegración". El escribió:
“La mismísima fuerza que mantiene unidos a
los átomos que integran el mundo hoy se emplea para hacer explotar dicho mundo.
No es, de ningún modo, accidental que la bomba atómica haya sido inventada en una
época que vive y muere desintegrándolo todo”.
La naturaleza demoníaca del poder
funciona desintegrando y dividiendo las cosas. Escinde a los hombres del
universo; los separa de sus semejantes, divide a las naciones entre sí, corta
el vínculo entre el ser humano y la naturaleza. Por otro lado, la misericordia, es decir, la solidaridad profunda,
unifica y cohesiona. En el universo palpita y circula una inmensa
"solidaridad unificadora".
El universo es, en sí
mismo, una entidad llena de misericordia. En tal sentido, resulta ser el
escenario perfecto para la contienda entre la "Budeidad" y la
"función demoníaca", entre la "solidaridad profunda" y la
"naturaleza diabólica del poder". Es el escenario ideal para la lucha
entre el deseo de convertir la vida en un "medio" y la benevolencia
de hacer de la vida el "fin"; es el ámbito óptimo para la batalla
entre el poder que busca desintegrar al hombre en granos de arena, en una
"entidad nula", y el poder que busca ayudar al hombre a que se asuma
como una "Torre de los Tesoros".
Saito: Esto me recuerda la célebre
definición kantiana sobre el valor del hombre. Kant (1724-1804) decía que las
personas poseen un valor absoluto. "Actúa de tal forma que siempre puedas
tratar a la humanidad, ya sea en tu propia persona o en la de otro, como un fin
y jamás como un simple medio".
Endo: Kant también afirmaba: "Dos cosas
colman mi mente con asombro y admiración siempre nuevos y cada vez más grandes,
cuanto más pienso y reflexiono sobre ellas: la cúpula estrellada del firmamento,
sobre mí, y la ley moral, dentro de mí".
El universo y la ley
interna... El Budismo enseña que ambos términos son una misma entidad. Esto
tiene algo en común con las palabras de Goethe: "Nada está dentro ni
fuera". Es más, ambas expresiones reflejan la "ley de la
solidaridad", ese poder que cohesiona y unifica las manifestaciones de la
vida.
Daisaku Ikeda: Norman Cousins escribió: "No veo separación
entre el orden universal y el orden moral". Y "Podré no abrazar o
dirigir este orden universal, pero puedo vivir en relación inseparable con él,
pues de él soy parte". En cuanto conocí al doctor Cousins, sentí
intuitivamente: "Esta persona es un bodhisattva". Fue un gran
hombre...
Suda: El doctor Cousins es célebre por su intenso
trabajo para conseguir asistencia médica para las "doncellas de
Hiroshima", las jovencitas víctimas del bombardeo atómico de esa ciudad.
También consiguió ayuda médica y psicológica para un grupo de mujeres polacas
que los nazis habían utilizado como cochinillos de Indias, para realizar
espantosos experimentos.
Daisaku Ikeda: La naturaleza
diabólica del poder es horrenda y cruel. Su antítesis es amar a cada ser
humano como una entidad irreemplazable. Esto implica esforzarnos por el otro,
sufrir en nombre de los demás y tomar esta oportunidad como un motivo de
alegría.
En un discurso, el
célebre psicólogo Viktor E. Frankl (autor de La búsqueda de significado en el
hombre, Introducción a la Logoterapia), sobreviviente de los campos de
concentración nazis, daba a conocer este fragmento de una carta escrita por una
madre: Mientras mi hija se encontraba aún en el útero, los huesos de su cráneo
se fusionaron prematuramente. De resultas de ello, nació el 6 de junio de 1929,
fatalmente enferma. En ese entonces, yo tenía apenas dieciocho años. Veneraba a
mi niña como a un dios y la amaba ilimitadamente. Mi madre y yo hicimos cuanto
estuvo a nuestro alcance para ayudar a esa pobre criatura. Pero de nada servía.
No podía caminar ni hablar. Así y todo, yo era joven y, por eso, me negaba a
abandonar las esperanzas. Trabajaba noche y día, para poder comprar alimentos
de buena calidad y remedios que hicieran bien a mi amada hija. Envolvía mi
cuello con su frágil bracito y le preguntaba: "¿Quieres a mami, mi
amor?". Y ella me estrechaba y sonreía, e intentaba torpemente acariciarme
el rostro. En esos momentos, conocía la felicidad verdadera. Por difíciles que
eran las cosas, yo sentía una alegría incontenible.
Esto es, exactamente, lo contrario de la
naturaleza demoníaca del poder, que "convierte a las personas en un
medio".
Saito: Todo esto me permite comprender parte del profundo
significado que encierra "La Torre de los Tesoros".
Daisaku Ikeda: Para exponer la
naturaleza diabólica del poder con palabras más sencillas, podríamos dar el ejemplo de un
responsable que obliga a los demás a hacer el trabajo más duro, el más
desagradable o el que no le gusta a él, para tener una vida más cómoda. Esta
persona hace que los demás asuman la responsabilidad, pero luego se lleva todo el
reconocimiento.
Alguien escribió: “Es
inevitable que cada país deba enfrentar una cuota de problemas”.
Si eres presidente, los
problemas se abaten sobre ti. Pero si eres tirano, puedes acomodar las cosas
para que peso de los problemas recaiga sobre el resto de la gente.
La diferencia entre un
líder y un tirano está en que el primero trabaja con ahínco en bien de los
demás, y el último hace que los demás trabajen en su beneficio.
Nichiren Daishonin dice:
“la oscuridad fundamental se manifiesta como el Demonio del Sexto Cielo,
mientras que la naturaleza fundamental de la iluminación se manifiesta como
Bonten, Taishaku y las demás deidades budistas.
El Rey demonio es un
tirano. Bonten y Taishaku son líderes. La diferencia exterior entre ambos
resulta fundamental: es como la que hay entre el cielo y la tierra. Al mismo
tiempo, en lo que respecta al estado interior de la vida o ichinen, la
diferencia es muy sutil.
Saito: Uno tiene que ejercer una constante vigilancia sobre sus
intenciones y su postura. En este sentido, parece ser que la sensación de
impotencia de la que hablábamos al comienzo es una de las principales razones
por las cuales la sociedad moderna sólo ve a la gente según su
"función", es decir, como un "medio" que sirve a determinado
fin.
Endo: Del mismo modo, los niños sienten una gran angustia frente al
hecho de ser evaluados y valorados sólo por sus calificaciones escolares. Aun
en el hogar, que debería ser un ámbito de aceptación donde los niños se sientan
queridos como seres irreemplazables, los padres tienden a valorar a los hijos
en función de sus calificaciones... ¡Es un índice muy pobre y parcial! En tales
circunstancias, probablemente sea natural que los niños nunca lleguen a
adquirir profunda confianza en sí mismos, que no tengan fortaleza interior para
sentir: "Pase lo que pase, voy a enfrentar las cosas con lo mejor de
mí".
Daisaku Ikeda: Efectivamente... En lo que concierne a la vida, no
hay jerarquías ni rangos de privilegio. Cada manifestación de la vida posee un
valor infinito. Tenemos que educar a los hijos y a los adultos por igual, para
que nadie se sienta impotente. Debemos brindar alimento al corazón, y construir
una verdadera red de solidaridad humana. Esta será la clave para la
época actual. En tal sentido, "La Torre de los Tesoros" nos exhorta a
todos: "¡Eres una magnífica torre colmada de tesoros.. Tu vida contiene un
potencial enorme, una fortaleza infinita!". Y creo que esta clase de
inspiración es la que va a salvar a nuestra época.
"Tener fe en el
Sutra del Loto" significa luchar todo el tiempo contra las manifestaciones
de la naturaleza demoníaca del poder, sean cuales fueren. Cuando uno acomete
esta tarea tan difícil, motivado en su amor hacia la humanidad, su vida
comienza a brillar como una Torre de los Tesoros; enfrentamos cada día desde la
Ceremonia en el Aire, en ritmo con la eternidad; y cada momento nos deslumbra,
resplandeciente, con la más pura alegría de vivir.
NOTA
* Material de estudio
publicado en el Daibyakurenge, revista mensual de estudios de la Soka Gakkai
(1995-2000) y en el Seikyo Times, Living Buddhism, revista mensual de la
SGI-USA. Traducciones en varios idiomas han sido publicadas en los periódicos y
revistas de la SGI en diversos países del mundo.
** Fragmentos de la serie de diálogos sobre el Sutra del Loto entre
el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda y el titular del Departamento de
Estudios de la Soka Gakkai, Katsuji Saito, y los vice responsables, Takanori
Endo y Haruo Suda.